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¡QUE BUENOS SON LOS SANTOS!

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Hay muchas maneras de dar «una limosna a los<br />

pobres».<br />

Hacernos galeotes, San Vicente.<br />

Tú, el Grande de la caridad, comprendiste que<br />

tiene que llegar el momento sublime y casi sacramental<br />

de la «Encarnación en el pobre».<br />

Sólo entonces, cuando sintamos en nuestra experiencia<br />

y en nuestra carne la auténtica pobreza y<br />

miseria, sólo entonces podremos comprender qué siente<br />

el pobre, qué necesita el pobre, cómo se pudre y<br />

revienta el pobre.<br />

Nosotros, San Vicente, que tantas veces hacemos<br />

nuestras «caridades», así, de arriba hacia abajo, es<br />

decir: casi demostrando que somos nosotros los que<br />

estamos arriba y que el pobre es el que está abajo.<br />

Nosotros, que al hacer nuestra «caridad», nos subimos<br />

todavía un poco más, mientras bajamos al pobre un<br />

poco más.<br />

Nosotros no tenemos ni idea de lo que es hacernos<br />

galeotes, San Vicente.<br />

Nosotros, San Vicente, los que hablamos satisfechos<br />

y seguros con Dios, después de que hemos<br />

dado esa calderilla de fondo de bolsillo, ese cinco por<br />

ciento de nuestros ingresos, esas ropas usadas y pasadas<br />

de moda.<br />

Todos nosotros, San Vicente, los que creemos<br />

que ya hacemos bastante por los pobres, creemos<br />

esto, porque nunca hemos tenido experiencia auténtica<br />

de lo que es ser pobre.<br />

Todos los que creemos que ya hacemos lo suficiente<br />

por los pobres, es porque nunca hemos sen-<br />

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tido en nuestra carne la miseria, la angustia, la desposesión,<br />

la necesidad, el abandono.<br />

Cristo, y después tú, San Vicente, nunca tuvisteis<br />

límites en hacer el bien a los hombres .<br />

Cristo, que se hizo Hombre y tuvo experiencia de<br />

qué es un pobre hombre.<br />

Tú, que te hiciste galeote, y tienes experiencia de<br />

lo que pasa y sufre un pobre galeote.<br />

Nosotras, que vamos a suburbios, tal vez porque<br />

ahora está de moda el ir a suburbios; y que estaría<br />

muy bien si esa moda nos durara toda la vida; pero<br />

que mucho me temo que a muchas no nos dure más<br />

de lo que nos dura esa línea de vestido y ese peinado<br />

de ahora.<br />

Hacerse galeote, San Vicente, para saber lo que se<br />

siente siendo galeote, para saber esa tremenda razón<br />

que tienen los galeotes, los miserables, los enfermos,<br />

los huérfanos, los pobres del mundo.<br />

Es algo así, San Vicente, como si la señorita se<br />

hiciera muchacha de servicio allí, en una ciudad donde<br />

nadie la conociera; algo así como si el señor aquel<br />

dejara sus cuentas corrientes y sus dividendos, y se<br />

hiciera peón de obras en aquella tierra lejana, y con<br />

aquel sueldo al mes tuviera que sacar adelante a su<br />

esposa y a sus hijos...<br />

Algo así como si a nosotros, los sacerdotes que<br />

predicamos la caridad desde el pulpito y luego la<br />

racionamos en el confesonario, tranquilizando a nuestros<br />

consultantes afortunados con: «el diez por ciento<br />

o el cinquito por ciento, con las sobritas de lo superfluo<br />

a los pobres y después la vidita eterna...»; algo<br />

así como si a nosotros también, Cristo nos regalara un<br />

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