Revista Nueva Epoca No 2 - Universidad Autónoma del Estado de ...

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL
ESTADO DE MÉXICO
Dr. en A. P. José Martínez Vilchis
Rector
M. en Com. Alfonso Guadarrama Rico
Secretario de Docencia
Dr. Carlos Arriaga Jordán
Secretario de Investigación y Estudios
Avanzados
M. en C. Eduardo Gasca Pliego
Secretario de Rectoría
Dra. en Ed. Lucila Cárdenas Becerril
Secretaria de Difusión Cultural
M. en E. I. Román López Flores
Secretario de Extensión y Vinculación
Ing. Manuel Becerril Colín
Secretario de Administración
M. A. S. S. Felipe González Solano
Secretario de Planeación y Desarrollo
Institucional
Lic. Francisco Márquez Vázquez
Director General de Educación Continua y a
Distancia
M. en D. Jorge Olvera García
Abogado General
L. C. C. Ricardo Joya Cepeda
Director General de Comunicación
Universitaria
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DIRECTORIO DE LA FACULTAD DE
CIENCIAS DE LA CONDUCTA.
M. en P. C. Alejandra Moysén Chimal
Directora
Lic. en P. David Aarón Miranda García
Subdirector Académico
M. en E. Elizabeth Estrada Laredo
Subdirectora Administrativa
Dr. Aristeo Santos López
Coordinador de Posgrado
Dr. en C. Hans Oudhof Van Barneveld
Coordinador de Investigación
M. en I. F. Maribel Aguilar Mercado
Coordinadora de Vinculación
M. en E. S. Claudia A. Sánchez Calderón
Coordinadora de Difusión Cultural
M. en R. N. Adelaida Rojas García
Coordinadora del Centro de Investigación y
Servicios Psicológicos Integrales
M. en P. E. E. S. Juana Ma. Esteban Valdés
Coordinadora de la Unidad de Planeación y
Evaluación
M. en E. Lucila Millán Velásquez
Coordinadora de la Licenciatura en Psicología
M. en P.E.E.S. Leonor González Villanueva
Coordinadora de la Licenciatura en Educación
M. en I. F. Magdalena Del Ángel Antonio
Coordinadora de la Licenciatura en Trabajo
Social
M. en A. Martha Cecilia Villaveces López
Coordinadora de Apoyo al Estudiante
Lic. en P. Alfredo Díaz y Serna
Cronista
La Revista de Psicología, Nueva Época de la Universidad Autónoma del Estado de México es una
publicación semestral de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEM, Av. Filiberto Gómez s/n,
Col. Guadalupe, Toluca, Estado de México. C.P. 50010, teléfono (01-722) 2-72-00-76, fax (01-722) 2-72-
15-18 correo electrónico: rev_ps_ne@yahoo.com.mx

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ÍNDICE
EDITORIAL…………………………………………………………………………………………………………………………..4
1.- PRODUCCIÓN Y PRESERVACIÓN DE LA TRADICIÓN ARTESANAL DE LANA DESDE
LA PERSPECTIVA DE LOS ARTESANOS DE LA COMUNIDAD DE GUALUPITA, MÉXICO.
Sonia Yolanda Rocha Reza, et al………………………………..……………………………………………………………..……5
2.- DEBATES Y PERSPECTIVAS SOBRE LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA. Leonor González
Villanueva………………………………………………………………………………………………………………………………..…14
3.- MASCULINIDADES Y PATERNIDADES: LA PRESENCIA DEL VARÓN EN LA CRIANZA
DE LOS HIJOS. Esmeralda Rojas Flores y Erika Robles Estrada……………………………………….............30
4.- PROBLEMAS EN LA ENSEÑANZA DE LA PSICOLOGÍA Angélica Huerta Agustín y Claudia
Sánchez Calderón……………………………………………………………………………………………………………………….40
5.- VISIÓN GLOBAL DE LA CULTURA CON RESPECTO AL TRABAJO EN PERSONAS CON
DISCAPACIDAD Y ADULTOS MAYORES Claudia Gabriela González Ávila…………52
6.- LA APROPIACIÓN DEL CUERPO EN LA MUJER, UN CRITERIO DE EQUIDAD Leonor
Gpe. Delgadillo Guzmán y Aida Mercado Maya…………………………………………………………………….…….60
7.- RESEÑA DEL LIBRO TEORIA DE LA PAZ O EQUILIBRIO: UNA NUEVA TEORIA QUE
ENSEÑA LAS CAUSAS DE MIEDO Y DEL SUFRIMIENTO Y QUE NOS ENSEÑA A
COMBATIRLOS………………………………………………………………...…………………………………….………….75
COLABORADORES………………………………………………………………………………………...………………....76
CRITERIOS EDITORIALES………………………………………………………………………………….……….78

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EDITORIAL
En este nuevo numero de la Revista de Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de México,
Nueva Época, tiene el propósito de diversificar el contenido de los artículos de modo que abarque
además de temáticas psicológicas, otras de carácter educativo y de trabajo social, acorde a la estructura de
las carreras de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEM.
Los artículos que integran el presente número abarcan aspectos psicológicos del comportamiento
humano, así como temas educativos y sociales. En lo referente a investigaciones desde la psicología, se
incluyen diversos ensayos colectivos, tales como: Masculinidades y paternidades, La apropiación del
cuerpo de la mujer, un criterio de equidad, entre otros trabajos.
En lo que respecta a trabajos relacionados con la educación, Leonor González Villanueva en su artículo:
Debates y perspectivas sobre la autonomía universitaria; donde integra lo educativo con la esfera pública,
y el ámbito político y social dentro de la universidad
Así también algunos artículos se relacionan de forma indirecta con el trabajo social como la Producción y
preservación de la tradición artesanal de lana desde la perspectiva de los artesanos de la comunidad de
Gualupita, México.
Finalmente se incluye la reseña del libro Teoría de la paz o equilibrio: una nueva teoría que enseña las
causas de miedo y del sufrimiento y que nos enseña a combatirlos del Dr. José Luis Valdez Medina
Esperamos que Revista de Psicología de la UAEM, Nueva Época de nuevos bríos al trabajo que se
realizó en el número 1 de esta revista para seguir difundiendo las investigaciones realizadas en el campo
de la psicología, el trabajo social y el campo educativo.

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PRODUCCIÓN Y PRESERVACIÓN DE LA TRADICIÓN ARTESANAL DE LANA DESDE
LA PERSPECTIVA DE LOS ARTESANOS DE LA COMUNIDAD DE GUALUPITA,
MÉXICO.
Sonia Yolanda Rocha Reza 1
Adelaida Rojas García 2
Eugenia Romero Romero 3
RESUMEN:
Este trabajo forma parte de la investigación denominada Diagnóstico sobre las Actitudes hacia la
Producción Artesanal y Tipos de Liderazgo en Habitantes de la Comunidad de Gualupita, Estado de
México, retomando al sector de los artesanos específicamente.
Se trabajó con 120 sujetos identificados como artesanos en la comunidad, aplicándose un cuestionario
destinado a explorar la actitud hacia la producción artesanal de lana, así como el tipo de liderazgo
ejercido por los artesanos en la realización de sus actividades y su postura ante la posibilidad de
pertenecer a algún tipo de organización productiva, presentándose en este documento lo
correspondiente a la actitud hacia la producción y preservación de la artesanía propia de la localidad
estudiada.
Se encontró una actitud positiva hacia dicha preservación, siendo alto el interés por la misma, mas por
otro lado, se observó que los artesanos tienden a no conferir el mismo grado de importancia a la
trasmisión de conocimientos relacionados con el proceso de elaboración de prendas de lana a sus hijos.
INTRODUCCIÓN:
La investigación en la cual se inserta el presente trabajo, se inició a partir del año 2004, cuando un grupo
de artesanos de la comunidad de Gualupita, México acudió a la Universidad Autónoma del Estado de
México a solicitar apoyo a fin de evitar la extinción de la tradición artesanal que ha sido propia de su
comunidad desde tiempos ancestrales, motivo por el que un grupo de investigadores de diversas
disciplinas fueron convocados a fin de dar respuesta a las inquietudes planteadas por los artesanos,
iniciándose entonces un trabajo de investigación diagnóstica por las Facultades de Planeación Urbana,
Arquitectura y Diseño, Turismo y Ciencias de la Conducta con la intención de, posterior a ello, poder
plantear alternativas de solución acordes a la realidad de la comunidad, por lo que se diseñaron
cuestionarios conjuntos que contienen aspectos relacionados con lo que desde cada óptica disciplinaria
se relaciona con la disminución de la producción artesanal, habiendo sido estos aplicados al total de
artesanos calificados, así como a una muestra representativa de adultos de la comunidad, con lo que se
obtuvo un panorama más integral de la problemática, habiendo sido aplicado por la Facultad de Ciencias
de la Conducta además de lo anterior, un cuestionario específicamente dirigido a los adolescentes que
asisten a la Escuela Secundaria de la población multicitada.
Conviene señalar que, por lo que hace al cuestionario diseñado por las investigadoras de la Facultad
mencionada al final, fueron aplicadas Historias de Vida al grupo de artesanos que asistieron a solicitar
1 Profesoras investigadoras de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la U.A.E.M.
2 Profesoras investigadoras de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la U.A.E.M.
3 Egresada de la Licenciatura en Psicología de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la U.A.E.M. y becaria de
Investigación

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apoyo a la Universidad, mismas que dieron fundamento empírico para estructurar el cuestionario para
evaluar actitudes y liderazgo.
La comunidad de Guadalupe Yancuitlalpan o Gualupita como es mejor conocida, localidad del Estado
de México en la que se trabajó, fue fundada como tal hacia el año de 1524, tomando su identidad básica
de la religión católica como su nombre lo indica, al retomar la fé de sus habitantes hacia la Virgen de
Guadalupe y al haberse construido un templo consagrado a ella como patrona del pueblo hacia 1725, en
el que se destaca un óleo mural en la que se le ve rescatando a las ánimas del purgatorio.
El desarrollo económico orientado hacia el crecimiento de la población parte principalmente de las
relaciones de producción y comercialización habiendo sido sus actividades principales la agricultura y la
artesanía de lana, de la cual se conocen tres etapas: a) la del uso del ixtle y algodón, b) la de la lana y c) la
actual, en la que se emplea tanto lana como fibras sintéticas. Asimismo se considera que la producción
artesanal pasó del nivel de autoconsumo, en el que el artesano interviene en todo el proceso, desde la
obtención de materias primas hasta llegar al producto final que es consumido por ellos mismos o por sus
familias, pasando a la fase en la que los artesanos ya no consiguen ellos mismos la materia prima, son
dueños de sus herramientas por mínimas que sean y denominan a sus artesanías como mercancías
puesto que las intercambian dentro de la misma comunidad por otros productos o por dinero (Vallarta y
Ejea, 1985). De este modo, la infraestructura con la que cuenta la comunidad fue creada a partir de las
necesidades de los artesanos para comunicar al pueblo y así ofrecer y vender sus productos en otros
lugares (Cedano, 1990).
Desde sus inicios hasta su fundación formal en el año de 1524 se empleó el telar, tanto de cintura como
de pedal como instrumento para el tejido, iniciándose posteriormente el empleo del bastidor.
La importancia de la labor artesanal radica en gran medida en el hecho de que los derivados de los
productos agrícolas y ganaderos son transformados en múltiples y finos productos que fueron objeto de
comercio entre comunidades desde la época precolombina, como lo señala Rubín de la Borbolla (1959),
siendo ese el caso de Gualupita, resultando evidente la existencia de una organización artesanal bastante
evolucionada, aún antes de la llegada de los españoles, constituyéndose en un fuerte sector productivo y
en una clase social bien definida, en donde comúnmente intervinieron, por lo menos hasta hace poco,
exclusivamente miembros de la familia, siendo en la actualidad una actividad a la que el artesano dedica
jornadas diarias de por lo menos ocho horas, o ser una actividad complementaria (Turk, 1988).
Además de la evidente función económica de las artesanías para las comunidades que se dedican a ello,
cabe mencionar que cubren asimismo funciones sociales y por tanto culturales que no pueden dejar de
reconocerse (García, 1986) y que incluso rebasan en importancia al factor económico en cierto sentido.
Alrededor de 1950, con la llegada de capitales nacionales y extranjeros para el desarrollo industrial en
nuestra entidad, los artesanos inician una lucha de mercado contra los productores en masa del sector
textil. Los artesanos de Gualupita asumen una posición importante en el mercado, logrando importantes
beneficios económicos en la década de los 70s., incluyendo en sus productos el uso del acrilán, del
estambre y la cintilla, situándose en un lugar preponderante en el mercado de las artesanías, tanto a nivel
regional como nacional e internacional, obteniendo los productores importantes ganancias de ello.

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En la década de los 90s. se empleó en la comunidad preferentemente la lana debido a la elevación de
precio de los otros materiales, además del interés mostrado por los turistas por los materiales
tradicionales, ampliándose también la variedad de productos y diseños que se ofertaban.
La apertura comercial ha propiciado que en la actualidad los artesanos enfrenten a una gran competencia
con productos manufacturados, que además de estar confeccionados con muy diversos materiales y
diseños, se ofrecen a precios más competitivos que los productos artesanales no obstante su innegable
valor y calidad, situación que ha venido llevando a los artesanos a actividades diferentes a fin de allegar
recursos económicos para sus familias, lo que ha venido siendo visualizado por el grupo de artesanos
promotores como un inminente peligro de extinción para la actividad de su comunidad.
Dentro de la investigación realizada por la Facultad de Ciencias de la Conducta, se consideró importante
rescatar de inicio las Historias de Vida, para obtener elementos que sustenten el planteamiento de
reactivos, en la construcción del cuestionario (Santamaría y Marinas, 1992) del grupo de artesanos
focalizando lo referente a su trabajo artesanal dentro del entono familiar y de la comunidad, a fin de
contar con elementos para plantear los reactivos para el cuestionario del cual se reportan los resultados,
habiendo sido posible conocer cómo inician su contacto con dicha actividad, lo que fue vivido por ellos
como algo natural al interior de la familia en todos los casos siendo los padres y otros familiares los
encargados de trasmitirles de acuerdo a su edad, los conocimientos relacionados con el proceso
artesanal, desde la limpieza, hilado y teñido de las fibras de lana, hasta la elaboración de prendas,
inicialmente sencillas hasta llegar a aquellas que requieren de diseños complejos.
De acuerdo con ello, su vida ha transcurrido unida a la artesanía de la lana como medio para obtener
recursos económicos, pero sobre todo como una tradición en la cual han venido depositando su
creatividad sin dejar de lado los diseños originales. Ellos a su vez procuraron trasmitir a sus hijos los
conocimientos que les fueron dados por sus padres, como posibilidad laboral alterna a otras, pues al ir
dándose cuenta de que no proporciona suficientes recursos, son ellos mismos quienes alientan a los hijos
a estudiar para obtener mejores empleos, quedando casi en todos los casos inconclusa la capacitación
más avanzada hasta que los hijos –generalmente ya adultos- regresan a ellos a fin de completar lo que les
hace falta para dedicarse parcialmente o de lleno a la actividad artesanal al verse separados de sus
trabajos fuera de la comunidad por motivos que se encuentran fuera de su alcance controlar (bajas o
recortes masivos en instituciones o empresas, horarios alternados cuando eran continuos con la
consiguiente disminución salarial, e incluso retiros supuestamente voluntarios en edades muy jóvenes,
etc.).
Al mismo tiempo refirieron que les parece de suma importancia trasmitir a las nuevas generaciones, no
solo a sus familiares, todo lo relacionado con la elaboración de las artesanías de su comunidad,
visualizando que ya no sería posible hacerlo como antaño dentro del seno familiar por las diversas
ocupaciones de los padres de familia y que para garantizar desde la vertiente de los conocimientos la
supervivencia de las mismas, sería conveniente que se les permitiera a ellos, que se han dedicado a esto
toda su vida, trabajar con los jóvenes de la Secundaria local para que tuvieran los conocimientos mínimos
indispensables para que a partir de ello, quienes tuvieran el interés se acercaran para completar su

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adiestramiento, mismo que están dispuestos a proporcionar como aportación voluntaria para que no
desaparezca la tradición de la artesanía de lana en su comunidad.
De acuerdo asimismo al contacto directo que fue posible tener con el grupo de artesanos referido al
tomar sus Historias de Vida, se pudo conocer que los productos que han amenazado con mayor fuerza a
la artesanía de su comunidad desde hace pocos años, han sido los chinos y que en los últimos tiempos, a
consecuencia de la baja en las ventas, la constante ha sido el abandono de la labor artesanal para
incorporarse a las grandes fábricas de la región con salarios precarios, pero a su decir, seguros mientras
dure la contratación, pues es bien sabido que las empresas despiden a un buen número de trabajadores
cuando las condiciones de mercado amenazan sus ganancias, además de que los contratan por tiempos
limitados para evitar la creación de derechos, a pesar de lo cual un buen número de jóvenes de
Gualupita continúan empleándose de esta manera para poder subsistir.
Además de ello, algunos adultos, debido a las diversas crisis económicas nacionales, a las que se han
agregado la propia crisis artesanal, optaron por dejar a un lado la elaboración de productos para
convertirse en intermediarios de los escasos talleres que continúan activos, o para emplearse como
dependientes de tiendas, o bien cambiaron de giro, dedicándose a las labores del campo para el
autoconsumo casi exclusivamente.
Uno de los efectos, coincidieron los mismos artesanos, es la fragmentación familiar, pues al preferir
algunos salir a trabajar o estudiar fuera de la comunidad, se propicia la separación de los integrantes de la
familia, lo que tiempo antes no sucedía, pues los padres enseñaban dentro del hogar o de los talleres
propios a los hijos lo relativo al proceso productivo de sus artesanías, misma actividad que era practicada
por todos de acuerdo a la edad y capacidad de cada cual, siendo a la vez actividad familiar y actividad
para la subsistencia económica, lo que era a su decir, bien aprovechado para fomentar la comunicación
y la cercanía entre los miembros de la familia, trasmitiéndose además de los conocimientos referidos,
aspectos relacionados con valores familiares y culturales, interactuando entre ellos mucho más que en la
actualidad, pues si acaso las familias en general se dedican a elaborar prendas en temporadas del año
específicas en las que se requiere de obtener dinero extra y a los niños se les enseña a tejer, por ejemplo,
solo cintos y cuellos esporádicamente, perdiéndose la oportunidad de convivir y conocerse más
estrechamente y por tanto de fomentar la identidad y unidad familiar.
Para los que se dedican a la artesanía, esta fuente de ingreso se ve mermada por la competencia desleal
de otros artesanos de la comunidad en los días de mercado o en las ferias, pues con tal de vender,
abaratan los productos que son dados a precios irrisorios sin que los que venden puedan obtener una
ganancia real, obstaculizando así el comercio de quienes ofrecen precios más justos y realistas. La mayor
parte de los artesanos, que son aquellos que no cuentan con grandes talleres ni con un número suficiente
de trabajadores –familiares o no-, elaboran de dos a tres chalecos o suéteres por semana y algún sarape o
varias prendas pequeñas como gorras, guantes o bufandas y cuando no es época de frío pueden pasar
meses sin vender nada y si lo logran, las ganancias son prácticamente nulas.
Refirieron también los artesanos que debido a experiencias frustrantes respecto a asociaciones para
comercializar sus productos, no tienen confianza suficiente en ellas, pero sí en pequeños grupos que se
han venido formando casi de manera natural, por vecindad, amistad, o por consanguinidad.

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Cabe señalar que por parte de la Facultad de Administración, se comenzó paralelo la investigación
diagnóstica con el mismo grupo de artesanos, a introducirlos en el trabajo de grupos productivos, que
implicó cambios de actitudes para modificar su perspectiva individualista en la producción y
comercialización, hacia una perspectiva de grupo, obteniendo paulatinamente resultados favorables para
los artesanos.
Es importante mencionar que los datos aportados por el grupo de artesanos mediante sus Historias de
vida, guiaron las ideas que a su vez sirvieron como base para la elaboración del cuestionario sobre
actitudes hacia la producción artesanal y tipos de liderazgo que se diseñó y fue aplicado tanto al grueso
de artesanos de la comunidad (y que es lo reportado en este trabajo), así como a adultos y adolescentes
de Gualupita en la fase diagnóstica de la investigación.
Por otra parte, durante la fase de análisis de la problemática presentada por los artesanos, fue
considerada como importante por parte de las investigadoras de Ciencias de la Conducta el conocer
acerca de la actitud de los pobladores de Gualupita hacia la actividad artesanal, pues si bien los artesanos
que asistieron a solicitar apoyo manifestaban su preocupación por el estado actual de la producción, no
se sabía hasta el momento si existía esa misma preocupación en los demás integrantes del gremio ni en la
población en general.
La opinión no se tomó como un indicador suficiente, sino que se optó por retomar a la actitud para la
investigación psicológica, entendiéndose a esta como la predisposición o posición hacia algún objeto en
particular (Byrne,1977; Sheriff y Sheriff, 1975; Bernal, 1998; Hollander, 2001), pudiendo ser a favor o
en contra (Thurstone, 1928; Bernal, 1998), siendo asimismo una organización duradera (Kretch y
Crutchfield, 1978; Rockeach, 1969; Hewestone, 1994), teniendo como componentes el cognoscitivo, el
afectivo y el conductual (Wittaker, 2004; Rodríguez, 1983; Canto, 1994), además de que puede ser un
predictor de la conducta (Moreno, 1999; Summers, 1986), lo cual es de suma importancia para la
problemática de la comunidad, pues si bien podrían presentar una determinada opinión, solo mediante
el abordaje de las actitudes se podría conocer cuál es su dirección y cuál o cuáles de sus componentes
se presentan con mayor carga, así como qué se puede esperar de las personas con tal actitud. Es posible
definir a las actitudes estudiadas como sociales, que son aquellas dirigidas a objetos tales como valores,
grupos y sus producciones e instituciones, aplicándose el término también a las relaciones sociales y a las
más idiosincrásicas (Sheriff, 1975).
Al estar constituidas las actitudes por aquello que sentimos por determinados objetos, personas, grupos,
hechos o problemas, se trata de juicios evaluativos (Summers, 1986; Kimble, 2002), lo que nos remite a
que no puedan observarse directamente, sino que requieren de ser evaluadas por diversos medios, en el
caso que nos ocupa, fue empleado un cuestionario para explorarlas, mismo que se fundamentó en las
Historias de Vida de un grupo de artesanos de la comunidad de Gualupita.
MÉTODO:
a) Se implementó un estudio exploratorio sobre las actitudes de los artesanos de Gualupita, Estado de
México hacia la producción y preservación de la artesanía de lana.

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b) Variable: Actitud, definida como la predisposición hacia determinado objeto, siendo inherente a ella
tanto la dirección como sus componentes. Para este trabajo se propusieron como indicadores al factor
identidad, factor económico y preservación de la actividad, relacionados con la actividad artesanal en los
propios productores.
c) Sujetos: Se trabajó con 120 artesanos denominados como tales dentro de la propia comunidad,
mismos que fueron localizados en sus talleres y que accedieron a colaborar de manera voluntaria en la
investigación.
d) Instrumento: Se aplicó el cuestionario para Artesanos diseñado por las investigadoras responsables de
las Facultades de la Universidad Autónoma del Estado de México participantes en la Investigación
Diagnóstica multidisciplinaria mismo que contiene apartados relacionados a las condiciones
socioeconómicas familiares, así como a las condiciones de la vivienda y de la comunidad por lo que hace
a servicios públicos, retomando asimismo elementos sobre el proceso de diseño y producción de las
artesanías de la lana, tanto como sobre la existencia de los atractivos turísticos con los que cuenta
potencial y realmente la localidad, incluyéndose de manera importante el apartado de actitudes y
liderazgo en los artesanos, siendo específicamente este último el que aborda el presente trabajo. Por lo
que respecta a la validez de este instrumento exploratorio, se obtuvo por medio de jueceo, consultándose
a expertos de cada una de las disciplinas, siendo revisado por todas las participantes responsables.
d) Procedimiento:
La aplicación del cuestionario se llevó a cabo en la citada comunidad de Gualupita, Estado de México
directamente por los tesistas insertos en las investigaciones de las diferentes Facultades, en los talleres
familiares de los artesanos localizados en las diferentes zonas de la localidad, retomándose para este
trabajo únicamente el apartado de actitudes (en relación a la producción y preservación de la tradición
artesanal), procediéndose a elaborar la correspondiente base de datos, analizándose los mismos
mediante estadística descriptiva (Hernández, Fernández y Baptista, 2003) empleando frecuencias y
porcentajes básicamente, a partir de lo cual se llegó a las conclusiones correspondientes.
RESULTADOS Y CONCLUSIONES:
Por lo que hace a la dirección de la actitud en el indicador identidad, se encontró que es positiva y que
presenta suficiente fuerza, pues los artesanos contestaron que los pobladores de Gualupita y ellos como
parte integrante, se sienten identificados por sus artesanías en un 33%, así como que las artesanías
caracterizan a los habitantes de la comunidad por ser una actividad a la que se han dedicado todas las
familias, sea como ocupación para la subsistencia o para obtener recursos de manera secundaria en un
22%, siendo una actividad que refleja una tradición en un 25%, habiendo manifestado diversas razones
para la identificación de ellos mismos y de los pobladores de Gualupita con su artesanía el restante 20%,
no habiéndose encontrado ningún caso en el que se mencionara la inexistencia de dicha identidad. El
componente de la actitud predominante, respecto a los puntos señalados, es el afectivo.
En este mismo indicador y con igual tendencia, se ubicó lo concerniente al reconocimiento internacional
de sus artesanías, pues contestaron en un 44.6% que les gustaría que se diera reconocimiento
internacional a sus productos por tener calidad, y que si así fuera, podrían obtener mayores recursos
económicos que en la actualidad. El 19.6% consideraron que el reconocimiento internacional atraería

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más turismo, anotando el 18.5% que ese reconocimiento haría que tanto ellos como los demás habitantes
de la comunidad experimentaran orgullo por sus artesanías, agrupándose respuestas diversas, siempre en
un sentido positivo en un 17.4%. Los componentes de la actitud localizados en cuanto al
reconocimiento de la actividad artesanal, conjunta lo afectivo y lo cognitivo.
Lo señalado lleva a pensar que si bien la identidad relacionada con la actividad artesanal involucra a lo
afectivo, el componente cognoscitivo de la actitud también es determinante.
En el indicador económico se encontró que el 81.5% de los artesanos encuestados consideran a la
elaboración de artesanías como una actividad que requiere de tiempo completo y el porcentaje restante
como una actividad de tiempo parcial, lo que indica que los últimos se dedican a otro tipo de actividades
para obtener los recursos económicos además de la producción artesanal pues ésta no les proporciona lo
suficiente para la subsistencia familiar, lo que puede afectar poco a poco y de manera negativa su
disponibilidad para continuar dedicándose a ella, aún cuando se le reconoce como una actividad
importante a nivel social puesto que, como se refirió en el indicador anterior, se relaciona con la
identidad de la comunidad. En este caso, el componente actitudinal localizado es el conductual.
En ese mismo indicador económico, se obtuvo como respuesta por parte de los artesanos en un 78.3%
que el precio de sus productos no corresponde al trabajo invertido, pues los consideran como mal
pagados, habiendo contestando el porcentaje restante que solo en ocasiones pueden obtener ganancias
justas, siendo un porcentaje mínimo el que consideró que la relación costo de producción y ganancias es
equitativo.
Al igual que en el párrafo anterior, se observa que la tendencia de las respuestas pueden constituir un
punto de inicio para que la actitud de los artesanos vaya cambiando de totalmente favorable tal vez a
neutra o incluso a negativa en algunos casos, pues si bien es cierto que se encuentran ellos mismos
identificados con su actividad, al igual que muchos en la comunidad, la realidad cotidiana les hace ver
que al no ser suficientes las ganancias que obtienen de su trabajo, y tienen que dedicarse a ella de tiempo
parcial y que si continúan es solo por mantener la tradición, al no encontrar el incentivo económico
asociado al agrado o gusto por lo que se produce. Por lo que el componente actitudinal predominante,
en este apartado es el cognitivo-conductual.
Se agrega al análisis del factor económico el hecho de que los artesanos visualizan en un 46.7% que la
producción artesanal de Gualupita ha disminuido por no ser redituable, en un 16% porque se dedican a
otras actividades dejando de lado la producción, en un 7.6% porque se enfrentan a la competencia
desleal entre los mismos artesanos sobre todo en mercados y ferias, en un 6.5% porque se venden más
otros productos manufacturados que las artesanías de lana, siendo el 3.3% aquellos que consideraron
que existe discriminación hacia los artesanos en cuanto al apoyo a su producción por diversos sectores
como el gubernamental y el privado, puntualizando el 2.2% que la producción ha disminuido por falta
de difusión hacia afuera de la comunidad (aduciendo que en años anteriores, cuando se encontraba en
auge la artesanía, se hacía propaganda por lo menos a nivel estatal y nacional, desde el ámbito del
turismo), habiendo contestado el porcentaje restante que no conocen con exactitud las causas por las
que se ha venido dando dicha disminución. Evidenciando, que el componente actitudinal localizado es
el conductual.

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En el indicador preservación de la artesanía los artesanos reconocen en un 41.7% que esta actividad
puede perderse porque la relación precio-costo no es equivalente aunque muchos de ellos continúan
dedicándose a ella porque consideran precisamente que no debe perderse la tradición de su comunidad
y que en un momento determinado, si se tiene el suficiente apoyo y organización, es posible que se
vuelva al tiempo en que sus artesanías se vendían lo suficiente como para ser rentable la actividad,
habiendo sido el 19.1% quienes piensan que el hecho de dedicarse a otros empleos de manera
complementaria puede hacer que llegue el momento en que se deje totalmente la actividad artesanal por
ellos mismos, lo que viene a reforzar lo asentado para el indicador económico. Localizando en éste
indicador el componente actitudinal cognitivo, debido al proceso de pensamiento de los artesanos sobre
la incongruencia de precio y costo, en relación con la elaboración de las artesanías.
Un 29.5% indicó que las causas de disminución de la producción se encuentran en el hecho de que ya
no se trasmite con la misma fuerza esta tradición a las nuevas generaciones, pues los padres en su
mayoría se dedican a otras actividades, siendo imposible que le den tiempo a esta actividad como
anteriormente se hacía, además de que ellos mismos trasmiten a sus hijos la idea de que al no ser una
actividad rentable, es conveniente que busquen otras alternativas de trabajo, mientras que el 5.4% de los
encuestados refirieron que la causa se encuentra en la falta de diseños de moda en las prendas que
producen y el 4.3% mencionaron diversas razones. Las cuales indican el predominio del componente
actitudinal cognitivo.
Asimismo, un 38% refirieron que es conveniente fomentar la actividad artesanal para que se conserve
como tradición de su comunidad, refiriendo el 17% que debe contarse con algún tipo de apoyo, ya sea
gubernamental o de asociaciones civiles para dar impulso a la producción, siendo el 24% quienes opinan
que para lograr una mejoría en cuanto a aumento de la producción y ventas, es necesario que puedan
producir una mayor variedad de artículos aparte de los tradicionales.
Además de lo anterior, los artesanos en un 93% consideran como factor fundamental para que no se
pierda la tradición artesanal de lana en Gualupita, que es indispensable realizar acciones para trasmitir a
las nuevas generaciones los conocimientos necesarios para su elaboración. Todo lo anterior indica que
la actitud hacia la preservación de la tradición artesanal es positiva, notándose que en ningún caso se
pensó que fuera inconveniente, y que asimismo tienen claro que se deben instrumentar actividades
encaminadas a lograr este fin, percibiendo que además de conseguir algunos apoyos, la clave se
encuentra en la trasmisión de conocimientos artesanales hacia las nuevas generaciones, como herencia
cultural.
Los anteriores resultados indican que las actitudes que presentan los artesanos ante la producción
artesanal, así como hacia su preservación son positivas, pues la consideran como una actividad tradicional
que se debe conservar puesto que caracteriza a sus habitantes, siendo además una artesanía reconocida
tanto a nivel local, como nacional e internacional, enorgulleciéndose de ello.
En la actualidad esta actividad no les resulta suficiente para obtener los satisfactores económicos que sus
familias requieren para la subsistencia, lo que coinciden en señalar como un factor de gran peso para
que dicha actividad haya venido disminuyendo a lo lago de los años, aunada a la presencia de productos

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extranjeros de baja calidad y menor costo que sus propios productos, no obstante lo cual proponen
como alternativas de solución la obtención de apoyos gubernamentales y del sector privado para apoyar a
la preservación de la misma, así como la promoción del conocimiento del proceso de elaboración de
prendas de lana hacia las nuevas generaciones de su comunidad, incluyendo nuevos diseños que se
agregarían a los tradicionales y que a su vez conserven en su esencia la significación cultural de la
simbología empleada desde los inicios de la actividad por los artesanos de esta localidad.
REFERENCIAS:
Byrne, B. (1977) Psicología Social. España: Prentice Hall.
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~ 14 ~
DEBATES Y PERSPECTIVAS SOBRE LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA: EL DEBATE
RESUMEN
El trabajo es producto del proyecto de
investigación sobre el Redimensionamiento de la
esfera de lo público. Se trata de una discusión
teórica sobre la universidad. El principio de
autonomía sirve de hilo conductor para analizar el
papel político de la universidad escindida entre el
servicio al estado, a la sociedad, al mercado
profesional y a la ciencia generada como valor en
sí misma. Se reconstruye el principio de
autonomía que inicia con una concepción
instrumentalista de la relación universidad estado,
pasa por el estudio de los procesos de
transformación universitaria que serían
ininteligibles al margen de la intervención de
variables políticas tales como la presión de los
intereses estatales, la militancia estudiantil y
académica. Se reconoce una fase de aceptación de
articulaciones específicamente políticas en la
construcción del proyecto educativo. Finalmente,
el intento de desarrollar una concepción de
universidad integral que acepte explícitamente la
articulación política con el todo social.
PALABRAS CLAVE: Universidad, autonomía,
estado, política, hegemonía.
ACTUAL
Debates y perspectivas sobre la autonomía universitaria
Leonor González Villanueva 4
ABSTRACT:
The work is product of the investigation project on
the Re-sizing of the sphere of the public. It’s a
theoretical discussion of the university. The
autonomy principle serves as wire to analyze the
political paper of the split university enters the
service the state, the society, the professional
market and the science generated like value in
itself. The autonomy principle is reconstructed that
initiates with an instrumentalist conception of the
relation university been, happens through the study
of the processes of university transformation that
would be unintelligible besides the intervention of
political variables such as the pressure of the state
interests, the student and academic militancy. A
phase of acceptance of specifically political joints in
the construction of the educative project is clear.
Finally, the attempt to develop a conception of
integral university that explicitly accepts the
political joint with the all social one.
KEY WORDS: University, autonomy, state,
policy, hegemony.
Todo estudio de la autonomía universitaria se enfrenta con un primer obstáculo difícil de superar: la
ambigüedad del objeto de análisis. Ambigüedad que plantea un conjunto de problemas, derivados de su
carácter meramente descriptivo, entre ellos: ¿Cuáles son los límites de aquello que pueda ser
considerado como “autónomo” strictu senso? ¿Qué condiciones mínimas debe reunir una relación
autónoma para que pueda ser considerada como constituida al interior de la universidad? ¿A qué otra
4 Profesor de Tiempo Completo, Universidad Autónoma del Estado de México

~ 15 ~
área diferente de relaciones sociales se opone la autonomía? ¿Cuál es el ser y razón de ser de la
autonomía en el proyecto de universidad, de estado y de sociedad? La ambigüedad del concepto no sólo
implica enfrentarnos a las dificultades de descifrar las relaciones universitarias. El problema es que bajo
el concepto de “autonomía” se han asumido funciones y relaciones diferentes cuya unidad no está dada
simplemente como un hecho, sino que supone ya una construcción teórica y un proyecto político. No es
sólo el significado, sino la pertinencia misma del objeto lo que está en cuestión. Lo que supone que la
pertinencia de la autonomía como objeto unificado del discurso universitario debe ser constituida en el
interior mismo de una teoría social que permita analizar sus diversas funciones y limitaciones.
Las dificultades por lo tanto radican en que sobre la autonomía se han formulado planteamientos no sólo
diversos, sino que su estudio se ha caracterizado por ser descriptivo y no se ha sustentado en una teoría
social que de cuenta de la concepción de estado, democracia, poder y otras categorías que permitan dar
cuenta de la relación universidad Estado. Revisaremos algunas de las concepciones que han estado
tradicionalmente ligadas a las versiones de la autonomía: aquellas en las que el quehacer de la
universidad se asume como epifenómeno del proyecto económico y de estado; como logro de lucha de
clase o elemento de cohesión universitaria,
Según la primera concepción, la universidad es un mero epifenómeno que refleja un determinado tipo
de correspondencia con el Estado; es decir, que carece de operatividad propia. El mecanismo
fundamental de construcción del proyecto universitario se da en el marco del proyecto de estado, o sea,
de las relaciones de la universidad en un primer momento como ente estatal y posteriormente como un
ente autónomo pero público, en una relación en la que la unidad subyacente como lo es el estado se
sitúa al margen de la instancia universitaria. El papel de la autonomía puede ser presentada de diferentes
maneras: como el principio que asegura el proyecto de Estado en la universidad –con lo que la
universidad vendría a ser una instancia externa pero necesaria a la reproducción-; o bien como momento
específico y necesario del concepto de estado con lo que la universidad, en particular la autonomía, sería
subsumida dentro del campo teórico del estado. Pero en ambos casos se trata de una instancia derivada y
subordinada.
En esta concepción se pueden circunscribir los planteamientos sobre las reformas jurídicas para el
reconocimiento de la autonomía, el autoritarismo e intervencionismo del estado, la existencia de una
clase política al interior de los recintos universitarios, el papel de estado evaluador, la obligación del
estado sobre el financiamiento universitario, la existencia de fuerzas externas que determinan el actuar de
la universidad.
La segunda determinación, la autonomía como resultado de lucha de clase; aparentemente
independiente, pero en realidad estrictamente complementaria a la primera. Aparentemente
independiente, ya que el logro de autonomía es planeado como un logro del ascenso de la clase media
latinoamericana, suponiendo que las fuerza sociales sustantivas –las clases- y sus antagonismos
fundamentales constituidos al nivel económico utilizan a la universidad, en particular a la autonomía para
posicionarse en la lucha política. Pero en realidad esa concepción es complementaria con la primera, ya
que si la autonomía es un instrumento eficaz para establecer reglas y posicionarse en las relaciones de
poder, en la universidad y entre la universidad y el Estado, de ello derivan dos consecuencias: o bien la
dinámica histórica bajo el Estado se reduce al mero despliegue de las contradicciones universidad estado,

~ 16 ~
con lo que la autonomía se reduciría efectivamente a un mero epifenómeno pero no podía entonces ser
instrumento de transformaciones universitarias relevantes; o bien, las transformaciones históricas
universitarias dependen de las relaciones de fuerzas entre el campo estatal y el universitario, con lo cual
la autonomía deja de ser un mero epifenómeno, pasando a formar parte de la lucha de clases, al cual sin
embargo, no se reducen.
Ejemplificando con el análisis del proyecto reformista, si la autonomía es el instrumento y la fuente
absoluta de los intereses de la clase media –estudiantes y profesores universitarios-, bastaría su posesión
por parte de las universidades para que se siguieran cambios rápidos y necesarios que disolverían la vieja
relación universidad estado. De ahí la fetichización del momento de la participación en las formas de
gobierno, la transformación de la vida académica, el sistema diferencial para la organización de las
universidades, la misión social de la universidad y su participación en el estudio y solución de los
problemas nacionales como fue planteado por académicos como Tünnermann (1997), Buchbinder
(2008), Zermeño (2008). De ahí el absurdo de concepciones según las cuales, la transformación de la
universidad en un sentido reformista habría de ser el resultado automático y necesario de la participación
política y la consecuente concentración de la totalidad del esfuerzo reformista en esta última dirección.
En esta concepción podemos circunscribir los planteamientos formulados sobre el cogobierno, el
ascenso de la clase media emergente, la garantía de la libertad de cátedra, la universidad como espacio
fundamentalmente académico con reglas propias de operación, la democratización de la Universidad.
Los fundamentos de estas dos perspectivas político-estratégicas sobre la autonomía, parecen estar basadas
en condiciones opuestas acerca de las contradicciones de las relaciones universidad estado, dándose por
sentado que de dichas situaciones habrían de derivarse consecuencias políticas necesarias. Sin embargo,
ambas perspectivas se construyen en el interior de un mismo proyecto de estado. Por ello, no es extraño
que los movimientos de izquierda y recientemente, la discusión sobre el papel de la universidad en la
sociedad del conocimiento, acentúen en la autonomía su aspecto de elemento político y hagan por
consiguiente de la consolidación del principio de autonomía el eje del proyecto universitario. No es
extraño que los reformistas universitarios vieran en la lucha por la autonomía un proyecto que ignoraba
diversas fases de la historia, que los universitarios vieran en movimientos como el de las universidades
mexicanas la autonomía respecto al “estado”. Si bien la reforma de 1918 y los movimientos por la
autonomía que le sucedieron, inauguran una nueva etapa de la vida universitaria, caracterizada por el
primado de la lógica política, los efectos de éstas serían limitados por la permanencia de la lógica jurídica
y económica, que dan cuenta del proyecto de estado. El estilo de argumentación que domina en los
congresos o reuniones universitarias y de discusión sobre la educación superior, es testimonio de ello; en
los cuales la discusión de la autonomía se plantea como tema pendiente (Puiggrós, 1992; Tünnermann,
1997: Mendoza, 2001; Didriksson, 2006; Zermeño, 2008), como si este principio no formara parte
sustantiva de la redefinición de la relación con el Estado durante las últimas siete décadas
Los diversos momentos de la lucha universitaria, que inicia con la discusión interna, seguida por la
interpelación con el estado y que finalmente busca constituirse en elemento de integración social, son
presentados como fases políticas de las cuales se esperaba derivaran consecuencias jurídicas, académicas,
económicas y sociales. Si de ello se concretaron logros sobre la llamada autodeterminación académica y
administrativa, no sucedió lo mismo con la jurídica y económica. Lo único que ha variado con respecto

~ 17 ~
al autoritarismo estatal es que ahora la situación sobre la autonomía es analizada como un conjunto de
circunstancias que facilitan o dificultan un proyecto fundamental: la participación en el poder.
Llegándose a la hiperpolitización como lo planteó Monsivais al realizar una comparación entre los
movimientos de 1968 y 1999 en la UNAM, mientras en el primero existía un rechazo de los estudiantes
al autoritarismo, en el segundo el gran sueño es la sobrevivencia a escala individual y colectiva, por lo que
en éste último movimiento “Se va a fondo porque no se vive una huelga, sino la experiencia irrepetible
de poder, la república de la huelga” (Monsivais: 1999 cit. en Mendoza 2001: 233).
Los planteamientos de la autonomía como epifenómeno y como instrumento de clase, resultan
ambiguos cuando se considera la autonomía como principio que redefine la relación con el Estado, dado
que éste es concebido como factor de cohesión de una formación social. En un primer sentido esta
concepción parece incompatible, pues si la unidad y participación en la universidad está dada por la
autonomía, la capacidad de los mecanismos para participar en las relaciones universidad estado aparece
severamente limitada. Este nuevo papel adjudicado al principio de autonomía sería, pues, incompatible
no sólo con las versiones del proyecto estatal, incluso con los propios proyectos reformistas, como
aquellos que destacan la interpelación con el Estado y la responsabilidad social de la universidad.
La confianza excesiva de los reformistas en la autonomía como guardián del proyecto universitario, se
fundaba precisamente en una confianza básica en que la autodeterminación y la participación en el
gobierno resultaba asegurada por la figura de la autonomía, por lo tanto, aseguraría los mecanismos de
interpelación con el Estado. Sin embargo, este planteamiento es plenamente compatible con la visión
estatal, ya que podría sostenerse que la instrumentalidad propia de la autonomía es la de ser un factor de
cohesión. Pero también podría afirmarse que la consolidación del proyecto universitario depende de
condiciones económicas y extraeconómicas y que la unidad de ambas es provista por la instancia estatal;
y, a la vez, que la autonomía está determinada en su posibilidad de funcionamiento por la estructura
estatal. Con esto, la concepción de autonomía como factor de cohesión universitario se encuentra cerca
de una visión de epifenómeno estatal.
Concepciones que podrían ser replanteadas a partir de dos cambios fundamentales: por un lado, dejar
de concebir a la universidad como un todo homogéneo y gobernado por una lógica uniforme, la
academia; por otro, el abandono de una concepción de la clase social que ve en los estudiantes y
académicos los únicos sujetos de la historia universitaria. Ello permitiría trasladar la discusión sobre la
autonomía de la dependencia exclusiva universidad estado y el protagonismo de estudiantes y profesores,
que resultan insostenibles en su correlato con la realidad, al problema del tipo de unidad o cohesión
existente en una institución como lo es la universidad con el estado, el mercado y la sociedad, en diversos
momentos históricos.
Planteamientos que permiten reabrir el debate contemporáneo. Si bien es menester continuar la
reflexión sobre el ejercicio y resistencia al poder de las autoridades institucionales y estatales, a la
consolidación de los procesos democráticos y consolidación de la vida académica, es pertinente
plantearlo en torno al problema de los límites de las reformas que la participación de la comunidad
podría llevar a cabo dentro del marco institucional, del estado e incluso del proyecto económico político
social. Recuperemos algunas cuestiones: El sistema universitario no ha dejado de ser un sistema
regulado, y exige de modo creciente la intervención estatal ¿En qué medida podemos seguir hablando de

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la universidad como un campo homogéneo que sólo mantiene relaciones de exterioridad con el Estado?
¿En qué medida la universidad constituye una instancia autónoma, con capacidad de incidir en el estado,
o en qué medida, por el contrario, esta capacidad de intervención está limitada por las determinaciones
estructurales del estado? Si el desarrollo contradictorio de la universidad muestra nuevas formas de
antagonismo universitario, distintas del conflicto tradicional comunidad autoridades, destacando aquellas
que se establecen con el mercado, con la sociedad, con organismos internacionales y con instituciones de
otras latitudes ¿En qué medida podemos seguir hablando de los universitarios como de los únicos
protagonistas del proceso político universitario? Por otra parte, dado que la universidad no puede ser
concebida como un terreno homogéneo a partir del cual es posible explicar las articulaciones sociales
concretas que en esta se suscitan, y dado que los grupos tampoco pueden ser considerados sujetos
simples, cuyos antagonismos abarcan al conjunto de las luchas universitarias ¿En qué términos debe ser
concebido el tipo de unidad existente en la universidad?
Finalmente, además del limitado proceso de democratización y de transformación del proyecto
académico social de la universidad, hacia qué otros objetos es necesario dirigir la atención ¿Podemos
considerar que los logros hasta ahora obtenidos dan cuenta de lo que en los foros internacionales ha sido
denominado “autonomía responsable” o “autonomía con responsabilidad social? Los “logros”
universitarios, entre ellos la autonomía, ¿han contribuido a disminuir las tendencias a la polarización de
las sociedades? ¿Se ha generado el cambio tecnológico y el proceso de modernización en beneficio de
todos los sectores de la sociedad? ¿La universidad ha respondido a las necesidades provenientes de
sectores sociales y de regiones con diverso grado y tipo de desarrollo? ¿Se han abierto opciones que
efectivamente multipliquen las oportunidades? ¿Es necesario que la sociedad civil, además del Estado y
la universidad, asuma su responsabilidad en los procesos de democratización? ¿Se han instrumentado
acciones para modificar las asignaciones presupuestarias a favor de grupos vulnerables? ¿Se han
introducido junto a los contenidos obligatorios del campo disciplinario, otros que posibiliten la
especialización y la educación permanente? ¿Se ha disminuido la dependencia tecnológica mediante
programas de investigación, desarrollo y docencia? ¿Se han implementado acciones que permitan
superar la fragmentación, superposición y aislamiento entre los sistemas educativos latinoamericanos y
del mundo? ¿Se desarrolla investigación, desarrollo tecnológico y capacitación conjuntos, partiendo de
problemas específicos comunes? Estos son los cuestionamientos que deben concentrar nuestra atención,
los cuales necesariamente, obligan a repensar el principio de autonomía y reorientar la acción política.
¿Puede considerarse a la autonomía resultado de una alianza popular?
Se parte del supuesto de considerar a la lucha por la autonomía no como un movimiento meramente
universitario, sino como un movimiento popular. La primera gran lectura que podemos realizar del
fenómeno universitario, se liga a los movimientos de protesta de las primeras décadas del siglo XX,
movimientos que se gestan al interior de las propias instituciones y en torno a las prácticas académicas,
planteándose la formulación o modificación de estatutos y consecuentemente de las formas de gobierno
universitario. Movimientos que tenderán a considerar a la autonomía como “logro universitario”,
pasando a constituir la base de los sucesivos movimientos políticos universitarios. Procesos de
transformación de los que se esperaba iniciar una etapa de participación de la comunidad universitaria en
la toma de decisiones, y que a través del progresivo proceso de autodeterminación se estaría en
condiciones de interpelar al Estado. El proceso de autodeterminación, que no de dependencia y control

~ 19 ~
absoluto por parte del Estado, constituía y constituye, por lo tanto, la fase anterior al creciente acuerdo,
entre los intereses universitarios y el aparato del estado (Tünnermann, 1997; Mendoza, 2001; Didrikson,
2006; Zermeño, 2008; Buchbinder, 2008). Sin embargo, la construcción del proyecto universitario,
estará sujeto a los procesos de transformación que se viven en el marco de la reestructuración del sistema
capitalista durante la segunda posguerra, en la que como lo plantea Laclau “… El estado pasa así a estar al
exclusivo servicio de la fracción monopólica del capital o, más bien, a fusionarse crecientemente con esta
última, en perjuicio no sólo de la clase obrera y de los sectores populares sino también de las fracciones
no monopolistas de capital” (Laclau, 1985: 30). Se crean así las bases objetivas para la constitución de
alianzas populares antimonopólica, eje de la concepción estratégica de diversos proyectos políticos y que
será criterio de explicación de los sucesivos movimientos políticos universitarios, base del estudio de la
autonomía.
En general, el logro de la autonomía universitaria abarca modelos explicativos diferentes. Aquellos que
enfatizan un momento histórico específico como lo fue la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918 o
el movimiento por la Autonomía de la Universidad Nacional de México en 1929, y aquellos otros que
intentan derivarlo se la construcción del proyecto universitario. En los estudios existentes sobre los
movimientos (Tünnermann, 1997 y Buchbinder, 2008), destacan el carácter naciente de la universidad
pública como ente autónomo ante el creciente autoritarismo institucional y estatal. En cambio, en los
estudios que son partidarios de pensar la autonomía en torno a la construcción del proyecto
universitario, podrán además especial énfasis en el carácter crecientemente político que tiene la
universidad en el proyecto social, sea por la formación de élites políticas que formarán parte de aparato
gubernamental o por el también cuestionado centralismo de la universidad como ente generador de
conocimiento, entre ellos encontramos a Pescador (1985), Mendoza (2001), Didriksson (2006),
Zermeño (2008), Centrándose gran parte de la discusión en la responsabilidad del estado sobre la
educación y la participación social de la universidad.
De las lecturas sobre el logro de la autonomía universitaria pueden sacarse diversas conclusiones: El
primero que los movimientos ponen de manifiesto la variable política en el centro mismo de la vida
universitaria. La universidad ya no es presentada como una mera institución académica, sino como una
compleja relación de fuerzas entre los miembros universitarios, resultando ininteligible si se procede a un
análisis meramente institucional. Ningún esquema simplista de la universidad como ente cerrado o
estatal puede, consecuentemente, dar cuenta de las contradicciones universitarias, reflejo de las
contradicciones sociales y económicas (Pescador, 1985; Mendoza, 2001; Aboites, 2004). El segundo
mérito es que permite introducir en el análisis político, el carácter popular y democrático de la lucha
universitaria. Si bien los intereses de estado, representan los intereses monopólicos, que se oponen –
además de la clase obrera- a diversos sectores populares y a las fracciones no monopólicas del capital, en
tal oposición, la lucha y el quehacer universitario dan cuenta de que la participación estudiantil,
magisterial, obrera y social por la universidad, más aún, de la universidad por la sociedad, rebasa la lucha
de clase en su sentido tradicional (Ribeiro, 1984; Aboites, 2004). Es decir, los estudiantes y académicos
tenderán a formar parte de sujetos populares complejos, convirtiéndose conjuntamente con otros en los
protagonistas fundamentales de las luchas anticapitalistas. De ahí que no sea de extrañar que en diversos
pliegos petitorios formulados por alumnos o académicos, se haga referencia a planteamientos
considerados por algunos estudios como más allá de lo universitario, entre ellos los referentes a ir contra
las dictaduras y el imperialismo, o a la búsqueda de sociedades más justas (Mendoza, 2001; Buchbinder,

~ 20 ~
2008; Zermeño, 2008). Sin olvidar en esta lucha, los planteamientos que denuncian el intervencionismo
de la universidad en asuntos públicos o de carácter político como ajenos a su quehacer Pulido (2003).
Formulando una defensa absurda de la búsqueda de la verdad, de la producción del conocimiento,
como si estos no fueran parte del proyecto político, de la redefinición de la relación Universidad Estado.
Es por ello que, la insistencia en el estudio de la unificación de los mecanismos institucionales y estatales
en el interior de la vida universitaria, permitiría comprender el carácter antidemocrático y antinstitucional
que las propias luchas universitarias y las respuestas institucionales, estatales y sociales han asumido en
los países latinoamericanos. Se abriría así la posibilidad para comprender cómo el autoritarismo y la
represión, expresados en formas de participación desigual, provocan una dislocación en la relación de
fuerzas que subyace a las contradicciones populares múltiples, pensando las contradicciones
universitarias como una forma de contradicción popular, lo cual no puede ser explicado a partir de la
concepción tradicional de lucha de clases.
De continuar con lecturas de carácter instrumentalista. Es decir, que una clase monopolista utiliza al
estado por lo tanto a la universidad como herramienta en su beneficio, se derivan tres consecuencias. La
primera, que el análisis de la relación entre estado y universidad es esencialmente descriptiva,
reduciéndose a mostrar la interconexión entre uno y otros; de cómo los análisis concretos de la
universidad, han tendido a subrayar las interconexiones personales existentes entre la universidad y el
mundo de la política, de los altos sectores de la política, que no necesariamente da cuenta inmediata del
mundo de las finanzas, el comercio y la industria; de la dependencia financiera de la universidad con
respecto al estado, a la gran empresa (Pescador, 1985; Torres, 2003; Buchbinder, 2008; Zermeño, 2008).
La segunda consecuencia de este enfoque es que no hay modo de determinar la relación existente entre
forma de universidad y tipo de estado. Si la universidad y el estado son mero instrumento que las clases
pueden utilizar diversamente para sus propios fines, el carácter de clase de estado, por lo tanto de la élite
universitaria, debe estar dado por el contenido de las políticas que aplica y no por su lugar estructural en
la sociedad capitalista. De ahí que el carácter de clase del personal del estado y de la universidad resulte
decisivo para determinar la naturaleza de éste, tema que ha sido poco estudiado según lo señala Pescador
(1985). Finalmente, la ausencia de un análisis estructural del estado y de la universidad, significa que no
podemos establecer los límites y la eficacia del estado y de la universidad en la prosecución de sus
propios fines. Sabemos que el estado interviene en la vida universitaria pero ¿Hasta qué punto puede
intervenir eficazmente? ¿Los límites de su intervención están dados por las condiciones estructurales de
la economía sobre la que opera? La ausencia de respuestas a cuestionamientos como estos, llevan a
suponer que el estado opera ilimitadamente siempre que el proyecto político económico capitalista se ve
en dificultades, o bien que su carácter subordinado a los intereses monopólicos le impide toda lógica
propia diferenciada del sector de intereses al que representa. Los límites por lo tanto de estas lecturas
están en: la imposibilidad de definir con precisión el sentido y los límites de la intervención estatal en el
proyecto universitario, pero también en intentar comprender bajo esquemas de explicación limitados, la
relación universidad estado, resultado a su vez de la falta de claridad incluso del lugar estructural del
estado en la sociedad capitalista.
Continuemos en este sentido la discusión ¿Es posible derivar el concepto de universidad del de estado?
¿Es posible derivar estas dos formas políticas –estado y universidad- de las relaciones capitalistas de
producción? ¿Pueden ser planteadas sólo como epifenómenos o debe ubicarse el lugar estructural
específico que el estado y la universidad ocuparían dentro de la reproducción capitalista? Precisemos, no

~ 21 ~
se trata de determinar el contenido de clase de ciertas políticas estatales, sino de detectar en la forma
estado, un modo específico de dominación de clase. ¿Cómo resolver la cuestión de que el derecho, el
estado y la educación son formas clásicas de la dominación capitalista por lo que tendrían que
desaparecer con éste?
Para auxiliarnos en esta discusión, recuperemos el análisis que sobre el Estado realiza Laclau: “Si se
considera que la necesidad del estado deriva de la competencia existente entre capitales individuales, su
función sería la de asegurar la reproducción del capital en su conjunto, proveer la infraestructura
necesaria para la acumulación capitalista, garantizar las relaciones legales generales en la sociedad, la
regulación del conflicto entre capital y trabajo y salvaguardar la existencia y expansión del capital nacional
en el mercado mundial, en resumen, constituirse como medio de regulación del sistema, teniendo su
origen en la forma legal y monetaria. Por otra parte, si se busca el origen en el carácter fetichizado de las
relaciones sociales propias de las sociedad mercantil, que crea la apariencia de un interés común a todos
los miembros de la sociedad en tanto poseedores de una fuente de ingreso. Esta aparente comunidad de
intereses se reflejaría en la idea de un estado neutral y autónomo. Finalmente, buscar el origen en la
relación trabajo asalariado/capital, en este sentido, el carácter de las relaciones de producción bajo el
capitalismo, excluyen la compulsión directa, exigiendo la separación de la instancia política del campo
productivo” En todas estas propuestas se observan límites que parecen insalvables, pues el estado es
concebido como una instancia coercitiva y represiva, pero no es directamente un instrumento de
dominación de clase, ya que se excluye su presencia del campo de la explotación económica. Si las
contradicciones de la sociedad capitalista se reproducen en el interior del estado, la posibilidad de éste
de actuar de modo consecuente en salvaguardia de los intereses del capital se ve severamente limitada. Se
rompe el vínculo lógico entre intereses del capital y contenido de la política estatal” (Laclau 1985: 36-40).
Bajo estos supuestos ¿La política estatal formulada para la educación superior, en particular hacia la
universidad pública mexicana, responde a los intereses del capital? ¿El ámbito universitario es sólo un
espacio para la explotación económica?
De estos planteamientos podernos inferir la importancia que asume el poner en el centro del análisis el
carácter estructural del estado en la sociedad capitalista, lo que indiscutiblemente implica replantear el
carácter estructural de la universidad, intentando reconstruir los esquemas rígidos que han intentado
resolver la cuestión del estado y de la universidad en un marco exclusivamente economicista. Por otra
parte, derivar la universidad del estado y éste a su vez de las contradicciones de la sociedad capitalista,
presupone que la sociedad constituye una forma única, planteamiento que obedece más a construcciones
racionales, pues suponen que la universidad y el estado constituyen un tejido continuo, que permite
transitar lógicamente de una a otra. En estos esquemas de derivación lógica se corre el riesgo de reducir
la cuestión a deducción funcionalista, la cual supone un conocimiento de los referentes denotados por
los conceptos como pueden ser los de dominación e ideología. Es decir, al describir las funciones del
estado con relación al capital o de la universidad respecto al estado, a través de formulaciones como la
dependencia y la represión. Pensemos en el caso del concepto de represión el cual se ejerce no sólo por
medio de la ley sino por el ejército y la policía, en el cual se puede suscitar un deslizamiento continuo
entre concepto y referente, por el que las categorías lógicas pasan a constituir la esencia de los referentes
históricos concretos y, de contrabando, concluyen por absorber las determinaciones empíricas de estos
últimos, lo cual lleva a la formulación de que el estado es una entidad eminentemente represora,

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desplazando la concepción como instancia integradora. Ejemplifiquemos: En la exposición de motivos
de la Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México firmada por Antonio Caso, se hace
énfasis en establecer una nueva relación entre Universidad y Estado cuyo propósito era evitar conflictos
entre política y academia (Torres 2003); en el movimiento estudiantil de 1968, si bien el rector Barros
Sierra fue considerado uno de los defensores de la universidad, como lo enfatizó en diversos discursos y
en su escrito de renuncia, también fue promotor de la búsqueda de la solución pacífica con el Gobierno
y el Estado, sentido en el que se expresó parte de la comunidad académica y estudiantil (Zermeño 1998).
Finalmente, en el movimiento huelguista que vivió la UNAM en 1999, el ala moderada del movimiento,
planteó la necesidad de establecer y continuar el diálogo con las autoridades estatales, ante una oposición
inflexible de los denominados “ultras” o ala radical del movimiento (Mendoza 2001). Concepciones que
según plantea Zermeño, de haber sido discutidas y acordadas por los miembros de la comunidad,
habrían evitado la previsible respuesta de un gobierno represor, o en términos de Mendoza, habrían
generado la posibilidad de formular acuerdos en torno a la vida académica.
Traigamos este planteamiento al análisis de la autonomía universitaria, la cual no sólo es una institución
que se otorga por disposición de ley, sino resultado de procesos democráticos concretos que ponen en el
centro de la discusión la autodeterminación académica, política, administrativa y la autarquía financiera,
concepción que contrarresta el absurdo de que la universidad es una entidad eminentemente académica,
en la que se desplaza la discusión política, por lo tanto, la interpelación con el estado. En esta dirección,
estamos en posibilidades de cuestionar diversos postulados reformistas y análisis que sobre la
universidad, en particular, sobre el estudio de la autonomía han sido formulados.
En planteamientos deterministas como estos, también se corre el riesgo de formular supuestos ilegítimos.
Es decir, en el caso de la universidad, lo único que lógicamente puede concluirse es que la relación con
el estado sería históricamente imposible si, de alguna forma, no se aseguraran las relaciones legales, las
condiciones de infraestructura, el financiamiento educativo, pero se plantean estas formulaciones
abstractas como una sustancia específica: el estado, haciendo de ello la esencia de las universidades
concretas. El problema es intentar reconstruir la unidad o separación entre universidad y estado, a partir
de un punto de partida absoluto, nos preguntamos si esto no es contrario a un análisis materialista,
siendo más un enfoque típico del idealismo alemán, el primado de una de las formas.
Para auxiliarnos en este proceso de reconstrucción, recuperamos las propuestas teóricas que sobre el
estado han cuestionado lo económico a un nivel homogéneo, formulando planteamientos que hacen
depender los movimientos de la “infraestructura” de mediaciones políticas que pierden, por lo tanto, su
carácter estructural. En el caso de la universidad no puede pensarse éste como un ámbito
eminentemente académico y en oposición al Estado, de ahí la importancia de introducir variables
políticas en el estudio del proyecto universitario. Si la universidad debe cumplir funciones básicas como
la generación de conocimiento, la formación de profesionistas para su incorporación al aparato
productivo y promover los procesos de democratización social; es imposible considerar al proyecto
universitario como autorregulado y autodeterminado, resultado de contradicciones fundamentalmente
académicas. Siendo claro que el poder de los diversos intereses tanto institucionales, estatales como de
instancias corporativas -poder que depende del tipo de estado-, genera cambios en las finanzas públicas
que tienen efectos en el proceso de distribución social. Las relaciones entre universidad y estado son
fuerzas políticas en el conjunto de la sociedad. De ahí que los movimientos y el quehacer universitario

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sean resultado de mediaciones políticas, planteamiento con el cual el estado pierde su carácter estructural
en relación con la universidad. En este sentido, la pregunta es ¿Qué es lo que asegura la cohesión
universitaria? ¿Qué es lo que da sentido a la autonomía?
Derivado de estos planteamientos, resulta necesario recurrir a formulaciones teóricas que den cuenta de
la especificidad de lo político en la universidad. El problema que se plantea es ¿Cómo hacer compatible
la “autonomía relativa” de la universidad respecto al estado, como principal sujeto de interpelación?
El primer obstáculo para comprender a la universidad como un espacio de lo político, se encuentra en
formulaciones de textos que subrayan la conexión extrínseca entre el estado como representante de una
clase dominante orientado hacia sus propios intereses y la universidad como parte o aparato reducido a
instrumento predispuesto a su realización, con lo cual se delinea una concepción de la unidad y
subjetividad de clase que no encuentra necesariamente relación con la realidad y no da cuenta de los
procesos históricos concretos, y de otro, se considera a la universidad, incluso al propio estado como un
aparato rígido e inflexible, sin censuras ni contradicciones, maniobrable como un “objeto” plegable como
tal también a los intereses y a la voluntad de una clase antagónica. En este sentido, se piensa en la
conexión externa que se establece entre el estado y la universidad, en el que se termina aceptando a la
universidad como uno de los aparatos, sustrayéndola de los conflictos y contradicciones de clase, lo cual
termina presentándola como abstracta y predeterminada, como no histórica.
Pensar a la universidad como ámbito de lo político
¿Puede pensarse la universidad como un ámbito autónomo respecto al Estado? La búsqueda de
respuestas podría sustentarse en planteamientos similares al formulado por Poulantzas (2001) en poder
político y clases sociales sobre la autonomía del estado respecto a lo económico. En este sentido, la
“autonomía relativa” puede actualizarse a partir de considerar y afirmar la separación política de la
Universidad. Lo que ha dado a la universidad respecto al estado una autonomía relativa en la
organización de las condiciones académico administrativas, pero que tiende a formar parte de la
reproducción de las relaciones de producción. Autonomía que tiene lugar sin embargo siempre
internamente al poder estatal, en la medida en que en la sociedad capitalista las relaciones entre las clases
son siempre antagónicas. Antagonismos que atraviesan el ser y quehacer de la universidad pública, pues
esta se constituye en el espacio en el cual el estado organiza, por un lado, la formación de los cuadros o
la élite que representará al bloque de las clases dominantes y, por el otro, organiza y divide a las clases
dominadas, en ese sentido, tanto el estado como la universidad, son una relación de fuerzas o, mejor
dicho, una condensación de dicha relación de fuerzas.
Sin embargo, se observa una contradicción. El carácter estructural del estado en la sociedad capitalista,
obliga a construir el concepto de la autonomía relativa del estado a partir de la distinción entre
determinación en última instancia o rol dominante de éste, además de comprender la particular
articulación entre lo económico, lo político y lo ideológico en el proyecto capitalista. Por lo que la
autonomía relativa de la universidad no sólo debe pensarse vinculada al estado, sino al mercado y a la
sociedad. En segundo término, debe precisarse el concepto: de lucha de clases, distinguiendo entre
estructuras y prácticas, siendo la dificultad comprender si las prácticas son un efecto de las estructuras y
por lo tanto un momento estructural o son una fuerza autónoma que no puede explicarse totalmente a

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partir de la estructura sobre la que operan. Por ejemplo, la idea de los estudiantes como sujetos
trascendentales puede ser estudiada también desde el planteamiento que enfatiza su formación como
futura élite política, rebasando el ámbito universitario.
Bajo estos supuestos, el estudio de los movimientos estudiantiles, del magisterio, de obreros, sindicatos y
grupos indígenas, pero también las discusiones teóricas sobre la educación superior, pueden permitir
comprender todo aquello que no puede ser reducido fácilmente a las estructuras, es decir, a la
universidad, al estado, a las clases. Las luchas y los foros de discusión, por lo tanto, mostrarán todo
aquello que puede ser indeterminado o inexplicado exclusivamente por la lógica estatal y universitaria.
Pues poner en el centro del estudio de la autonomía el papel de los estudiantes o de los profesores, no
permite superar la concepción del sujeto trascendente y de concebir los movimientos como procesos
empíricos circunstanciales, que históricamente tenderán a ser mermados Zermeño (1987).
Continuando con las posibilidades de lo político, es necesario discutir sobre la limitación que implica
concebir a la universidad igual que al estado a partir del determinismo estructural. A saber, si el estado
no puede ser considerado sólo como un instrumento, ni estrictamente una superestructura, lo mismo
sucede con la universidad ¿Por qué no podemos considerar a la misma universidad como un
instrumento? porque la dominación política está inscrita en la materialidad misma de los aparatos
institucionales y no puede ser una superestructura porque el elemento universitario forma parte del
proceso de reproducción de las relaciones estatales, de las relaciones económicas. Recordemos,
considerar al estado como factor de cohesión de una formación social, es incompatible con una
concepción superestructural. En la universidad por lo tanto, no sólo se reproduce la dimensión
ideológica del modo de producción capitalista, sino que es parte inherente a su reconstrucción
económico política, es por ello que los procesos de confrontación entre los sujetos, constituye el factor
determinante del proceso histórico. En este sentido, la lucha política en la universidad, tendrá a ser un
momento decisivo en el proyecto de universidad como forma de estado. Sólo comprendiendo que la
reforma del estado a la par de la modificación de la base económica, podrán generar condiciones para la
transición hacia sociedades más igualitarias.
Esquemas de reflexión que permiten pasar de la concepción de la relación de dependencia estado
universidad y de concepciones absolutistas de autonomía ligada a un elemento estructural como la lucha
estudiantil, el financiamiento, la élite administrativa, a lo político como nivel dominante. Además de
precisar que a nivel estructural la universidad carece de toda unidad, pues no se presenta como un
conjunto unificado de aparatos sino con un conjunto de feudos, grupos y facciones que son los
detentores de una multitud de micropolíticas, fracciones, que presentan diversas contradicciones y
antagonismos entre sí.
Las implicaciones de seguir considerando a la universidad a partir de la conexión extrínseca con el
estado, es reiterar su concepción instrumental. Asumir el predominio de la concepción de la existencia
de una clase política en el poder, expresada en los intereses que, a través de sus aparatos y de las
prácticas que los surcan (centralización, selectividad estructural, etc.), tenderán a asumirlos como
afirmados en la universidad en su conjunto. En este sentido, la universidad y el principio de autonomía,
tenderán a ser abandonados como posibilidad por los grupos que tienden a ocupar la totalidad del

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espacio social. Situación que será reforzada por la ambigüedad de la discusión sobre lo “público” y lo
“político”.
El reto en el estudio de la universidad está en destacar no sólo la dimensión económica, sino política e
ideológica de los grupos, contrarrestando el papel reduccionista de clase. Para ello es necesario lidiar con
otros cuestionamientos: ¿Cómo en universidades con participación democrática, órganos de gobierno y
elección de autoridades, estos instrumentos pueden ser algo distinto de formas de organización liberal?
¿Cómo discutir sobre las formas de representación democráticas que son propias de regímenes
burgueses, pero aplicables en ambientes universitarios constituidos como espacios de lo político? En el
caso de los nuevos sujetos, entre ellos los universitarios que desde finales de 1910 han jugado un papel
cada vez más central en los antagonismos no sólo universitarios, sino sociales, de los países capitalistas
tanto avanzados como en desarrollo, la tarea teórica consiste en determinar la especificidad de los
antagonismos de los que surgen las transformaciones en la forma de política que su presencia ha
generado. Situación que es incompatible con una concepción que reduce los antagonismos a la lucha de
clases tradicional.
La universidad como ámbito para pensar la totalidad social
La discusión sobre la universidad muestra la crisis en la que ha entrado la concepción liberal de
universidad y las dificultades a las que se ha enfrentado: la disolución de la concepción de dependencia
absoluta de lo “estatal”, la imposibilidad de pensarla sólo como superestructura y de carácter
homogéneamente clasista de los sujetos sociales, que trajeron como consecuencia la ausencia de una
concepción de lo “político” y lo “público”.
En este sentido es necesario recuperar una propuesta teórica que de cuenta de la totalidad social,
pensando que la formulación sobre la construcción de un proyecto universitario da cuenta de ello. Para
ello se recupera el planteamiento que Gramsci realiza sobre la totalidad social, al rechazar la idea de que
el campo de las superestructuras se articularía como efecto necesario de la base económica. Por lo que
propone la noción de “bloque histórico” como unidad orgánica de la infra y la superestructura y
resultante de las prácticas hegemónicas de las clases. En esencia se recupera la noción de hegemonía
como el principio articulador diferencial de los elementos de una formación social. Principio que es
histórico en la medida en que representa una de las articulaciones posibles y no el efecto único y
necesario del tipo de relaciones de producción dominante, y es político en tanto resulta del antagonismo
de fuerzas sociales contrapuestas. En la medida en que la unidad de una formación social es buscada en
algo específico de cada sociedad, y no en una lógica abstracta común a todos los tipos de sociedad.
Afirma la absoluta historicidad de la realidad social y política. La estructura económica no es considerada
como la misteriosa fuerza oculta que desencadenará automáticamente todos los desarrollos y situaciones.
Es vista como una esfera en la que las fuerzas naturales actúan, pero en que las fuerzas humanas cumplen
también un papel, y en que las superestructuras tienen también su efecto. En forma similar, la política y
las ideas de la superestructura no forman un solo bloque, sino que se diferencian en razón de diferentes
grados de autonomía, del mismo modo que los diversos momentos de la superestructura son
diferenciados.

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Recuperando este planteamiento, podemos pensar a la universidad como resultado de las prácticas
hegemónicas de las clases. Por lo que la construcción del proyecto universitario es concebido
históricamente como una de las articulaciones posibles, resultado del antagonismo de fuerzas sociales
contrapuestas, expresada en lucha ideológica que dan sentido al proyecto político. El estudio de la
autonomía por tanto, permite dar cuenta del proyecto universitario. No es sólo lo académico,
administrativo o económico, la fuerza oculta que desencadenará automáticamente los procesos de
transformación o reforma. Es necesario observar que la negociación sobre el presupuesto, el acceso a la
educación, la representación paritaria y otras procesos, son esferas en que actúan tanto los medios
jurídico económicos, pero en las que la política tiene un efecto determinante, la universidad por lo tanto,
no puede ser pensada en un nivel en el que entra en juego una lógica única, sino como el proceso de
construcción de un “sentido común”, expresión de una nueva correlación de fuerzas.
Bajo estos referentes, la concepción de universidad y de autonomía, resultan considerablemente
ampliados. De la universidad, al igual que del estado, porque pueden ser el factor de cohesión de una
formación social, considerando que la unidad o separación de los elementos son resultado de prácticas
hegemónicas concretas, lo que trae como consecuencia que el principio de autonomía define las
articulaciones básicas de una universidad y no sólo el campo limitado de la relación con el estado.
Planteamiento que indiscutiblemente, tiene que ser reconstruido en el marco de una concepción del
estado integral y, de considerar el campo de la política en términos más amplios, ya que si los elementos
de una formación social dependen en cuanto a su articulación de prácticas históricas concretas, otras
prácticas diversas pueden proponer y luchar por articulaciones diferentes. Siguiendo las consecuencias
que se derivan de una concepción teórica como ésta, tenemos para la universidad: En primer término, la
lucha política pasó a abarcar la totalidad del proyecto universitario. Conquistar la hegemonía no significa
tan sólo conquistar la dirección política, sino modificar el sentido común de las comunidades y lograr
una rearticulación general de la sociedad. En el proyecto de universidad, implica modificar el sentido
común de los grupos estudiantiles y docentes y lograr una rearticulación de la universidad pública y de
ésta con el estado y la sociedad. Pero, en segundo lugar, esto significa que el poder no se conquista en un
solo acto sino que es el resultado de una larga guerra de posición a través de la cual se va modificando la
relación de fuerzas en la sociedad. No hay pues un momento único de ruptura reformista sino una serie
de rupturas que señalan los diversos virajes en el cambio de dicha relación de fuerzas. La muestra de ello
en la universidad fueron los movimientos por el logro de autonomía, por el cuestionamiento a reformas
jurídicas, por las huelgas académicas, por la instauración de políticas, por el nuevo posicionamiento en el
mundo del conocimiento, entre otros.
Por otra parte, resulta necesario recuperar la historicidad de la estructura, la historicidad de los sujetos de
las prácticas hegemónicas. Generándose la necesidad de descentrar la concepción del sector estudiantil,
profesores o autoridades como sujeto trascendental, preconstituido. Los estudiantes o profesores se
constituyen como fuerza hegemónica en la medida en que dejan de ser mero agente universitario con
interese específicos y pasan a ser sujetos populares complejos, el centro de articulación de un conjunto
diferenciado de contradicciones y luchas democráticas. Lejos de ser un efecto de la estructura, esta
centralidad de los sujetos es el resultado de una lucha política. En esta dirección, el arribo de la clase
media, la constitución de los estudiantes y profesores, las luchas y negociaciones que éstos establecen
contra y con el estado, les permite adquirir su centralidad popular; la creación de frentes de lucha, de

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asociaciones estudiantiles, lo que les permite su consolidación en la lucha política (Aboites, 2004;
Zermeño, 2008).
Recuperar perspectivas como éstas para el estudio de la universidad pública, genera cambios que habían
fijado límites al pensamiento político clásico, en particular, aquellos empleados para el estudio de la
universidad. Permite pensar nuevos objetos políticos y evitar dicotomías tales como “reforma o
tradición”, “externo o interno”, “público o privado” “económico o político”, estimulando el desarrollo de
una lógica de la articulación que rompa con el reduccionismo.
Siguiendo esta línea de reflexión, el estudio de la autonomía universitaria, permite evidenciar en las
diversas fases políticas, la entrada de las “masas”, de los “nuevos sujetos” en el estado, lo que generará
una recombinación política de todo el cuerpo social, por lo tanto, una recombinación de técnicas y
políticas en todos los órganos representativos, en la administración y en la esfera de la reproducción.
Planteamiento que implica no sólo poner atención a la política, sino a los procesos de socialización, lo
que requiere no sólo la presencia de los partidos, sino también la autonomía de los sindicatos, la
conformación de redes académicas y otras formas de democracia de base y de participación.
Ello permite comprender la entrada de los estudiantes en el gobierno universitario, de la redefinición de
la participación de profesores e investigadores, en general, de la participación de la universidad en
asuntos considerados exclusivos del estado, como es la propia educación o la búsqueda de sociedades
más justas, generando necesariamente procesos de recombinación política en la universidad, tendencia
que puede adquirir dos perspectivas: poner más énfasis en la primacía en el cabildeo con el estado, o en
la reactivación de la política en la universidad.
En esta dirección resulta fundamental recuperar el planteamiento desarrollado por Laclau en Política e
Ideología en la Teoría Marxista (1980). Texto en el que trata de fundar, sobre la base de la concepción
gramsciana de la hegemonía, un enfoque teórico que intenta determinar las contradicciones de las que
surgen los sujetos no clasistas y las prácticas de clase como prácticas articulatorias.
En particular, permitiría dar cuenta de las contradicciones que surgen en torno y en el ámbito de la
universidad, de cómo los sujetos universitarios no identificados con una de las clases antagónicas se
constituyen y articulan en torno a intereses, en particular de representación y participación en la toma de
decisiones, de interpelación por servicios y presupuesto, de lucha por sociedades justas. De cómo los
nuevos sujetos juegan un papel fundamental, explicado desde el marco de una teoría de las articulaciones
hegemónicas, que trastoca la centralidad de clase respecto a las nuevas áreas de conflicto, descentrando la
idea de constituirse como un dogma inamovible, pues se reconoce la participación de nuevos sujetos –
estado, estudiantes, profesores, investigadores, organismos internacionales, entre otros-.
Propuesta que permite pensar que las nuevas contradicciones del capitalismo maduro han tendido a
rebasar aquello que resultaba pensable dentro de las sistemas teóricos, (Laclau, 1980, 2008 y
Wallerstein, 2006, 2007 y 2007a). En como la teoría social a partir de los periodos de posguerra y de las
crisis político sociales en América latina, pueden encarar la constitución de sujetos populares complejos
sobre la base de una expansión creciente del campo de las luchas democráticas. Movimientos
estudiantiles, indígenas, obreros, feministas, de liberación, entre otros, no pueden ser explicados desde la

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fórmula hegemónica, entendida como absoluto. Ha generado crisis política y una cultura antisistémica.
Sin embargo, su comprensión exige concebir una nueva forma de la política, por tanto, una teoría del
estado, del poder y de la dominación, que permita dar cuenta de la “articulación diferencial de
elementos” en que se funda la cohesión del presente sistema social y en su consiguiente crítica.
La crisis social y política contemporánea hace posible llevar más lejos los procesos de reflexión. Si los
mecanismos de dominación son más complejos de lo que tradicionalmente se había pensado, que están
anclados en procesos inconscientes y hasta en la misma estructura del lenguaje cotidiano, es necesario
recurrir a teorías del poder como la de Foucault, que tiende a afirmar la omnipresencia de poder y la
resistencia. Si el estado se ha constituido en un factor de cohesión de una formación social y la
universidad en una derivación, el camino es la crítica y la definición de estrategias que hagan posible su
transformación o extinción, por lo que es necesario comprender cuáles son los mecanismos a través de
los cuales se constituyen en entes de dominación.
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MASCULINIDADES Y PATERNIDADES: LA PRESENCIA DEL VARÓN EN LA CRIANZA
Resumen
Debido a los cambios que se han venido dando a
través de los tiempos en relación al género, el rol
masculino ha sido cuestionado debido a la
presencia de la mujer en otros ámbitos fuera del
familiar, es por ello que se realiza un análisis
acerca de las masculinidades y paternidades,
tomando en cuenta el modelo tradicional
masculino y la función del padre dentro de la
familia, resaltando su contribución y apoyo a los
hijos, concluyendo que es necesario reivindicar su
papel y fomentar un actuar más activo en este
ámbito, tanto personal como familiarmente.
Palabras clave: familia, masculinidades,
paternidades, hijos, modelo tradicional masculino
Introducción
DE LOS HIJOS.
Abstract
Esmeralda Rojas Flores
Erika Robles Estrada
Due to the changes that have been giving
throughout the ages in relation to gender, the male
role has been questioned because of the presence
of women in other areas outside the family, which
is why an analysis about the masculinities and
fatherhoods, taking into account the traditional
male model and the role of the father within the
family, highlighting their contribution and support
to children, concluding that it is necessary to assert
its role and promote a more active act in this area,
both personal and familiarly.
Key words: family, masculinities, fatherhood,
children, traditional male model
Los seres humanos desde su nacimiento han formado parte de un grupo, comenzando con los cuidados
y educación que recibe de una familia hasta la inclusión a la escuela y a la sociedad. Con relación al tema
de la familia, este es uno de los grupos de contacto primario, debido a que es un precedente a la vida
social del hombre, ahondando en el concepto de dicho término, éste ha ido cambiando a lo largo del
tiempo hasta llegar a ser lo que Rodrigo (2001) considera que es la unión de dos personas que
comparten un proyecto vital de existencia en común que se quiere duradero, en el que se generan fuertes
sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se
establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia. Dentro de esta concepción se
menciona que la familia quiere ser un proyecto “duradero”, este término implica mantener la estructura
familiar como una constante, debido a ello la familia debe pasar por diversas etapas para lograrlo, las
cuales poseen diversas funciones y se basan en los cambios por los que tendrán que atravesar, cada una
de dichas etapas tienen sus propias características y la posibilidad de enfrentarse adecuadamente o no a
ellas hasta lograr la estabilidad. Es necesario ser consciente de que las diversas interacciones generadas en
la familia a su vez forjan diversos conflictos al interior de ella, los cuales se mantienen en la intimidad de
este grupo; pero se debe tomar en cuenta que al afrontar las dificultades que ofrece cada día la

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convivencia y su superación conjunta basándose en el continuo diálogo constructivo ofrece una riqueza y
una experiencia única, firme y plena para todos los integrantes.
Familia, su función y el papel de los padres
Por otro lado es conveniente tomar en cuenta que la estructura de las familias esta determinada por
diversas circunstancias lo que propicia que pueda estar constituida de diferentes formas, pero en la
mayoría de ellas el común denominador es la presencia de la madre o del padre, de quienes depende el
desarrollo integral de los hijos que procreen, esto se conjunta en gran medida a la intervención del
diversos factores que la rodean, debido a ello se retoma que la familia es, según Estrada (1990) un
sistema vivo, que se encuentra ligado e intercomunicado con otros sistemas como el biológico,
psicológico y social. Por lo que no se debe tomar en cuenta este término de manera aislada, su
funcionamiento se da por un proceso integral donde la familia interacciona de manera dinámica con su
entorno. A causa de esta interrelación la familia esta destinada a retomar lo que le ofrece ese entorno, e
incluye: normas, estereotipos, roles, tradiciones, costumbres, entre otros, los cuales son necesarios para
el desarrollo integral de los niños. Pero hasta qué punto los padres le demuestran al niño una visión
adecuada de las tareas que implica cada uno de los sexos, ello por medio del modelamiento propuesto
por el aprendizaje social cuando la presencia del padre no es la suficiente debido a los estereotipos
marcados, aspectos que serán retomados posteriormente.
De igual manera Pick, Givaudan y Martínez (1995) refieren que la estructura y tamaño de las familias
varían y se relacionan con la cantidad y el tipo de atención y cuidado que recibe él (la) niño (a) así como
el número de adultos que interaccionan directamente con él (ella) y que son modelos de conducta. Pero
también influirán las características del (a) menor en relación con su temperamento, nivel de desarrollo,
lugar que ocupa en la familia, entre otros, los cuales también determinan de manera importante el tipo
de relación que establece con su madre y con su padre. Lo anterior no desacredita en ningún momento
la actuación de los padres en la crianza, solo se muestra como una variante que interviene en el
desarrollo integral del niño.
Continuando ahora con la función de los padres es importante recalcar lo que indican las mismas
autoras, que para algunas personas el ser madres o padres es la experiencia más importante que han
tenido en la vida y encuentran una gran satisfacción y felicidad al desempeñar estas funciones. Para otras,
es una constante preocupación y una limitación para su desarrollo como personas; otras consideran que
es un gran reto o una gran responsabilidad. Algunas piensan que es una manera de ir creciendo junto
con los (as) hijos (as), otras lo consideran una dependencia exagerada y desean que los (as) hijos (as)
crezcan rápidamente. Otras personas viven la maternidad o paternidad como un constante conflicto
entre su realización personas y su realización como madres o padres, lo cual les genera sentimientos de
culpa. Lo anterior depende de la propia historia de vida de los padres, de su personalidad, carácter, entre
otros, los cuales son las directrices de su vida, sin embargo lo importante es siempre tener en cuenta que
lo primordial es tratar de criar a los hijos de la mejor manera posible dejando de lado los conflictos que
puedan llevarlos a propiciar un ambiente inadecuado para sus hijos, y no sólo considerar de manera tota
su percepción subjetiva de la crianza, dejando de lado lo que otros padres pudieran aportar para mejorar
la crianza e incluso el papel de la teoría con respecto a esta temática.

~ 32 ~
Ahora, con relación al papel de cada integrante de la familia (sea cual fuere su constitución) todos poseen
cierto conocimiento de las actividades que deberán realizar, cada uno de ellos lo asume y de la manera
en que lo haga dependerá la funcionalidad de la familia, las características individuales que posean darán
cuenta de su capacidad para enfrentar cada una de las etapas por las que la familia tendrá que pasar,
como lo menciona Ackerman (1998), la configuración de la familia determina las formas de conducta
que se requerirán por los roles del esposo, esposa, padre, madre e hijo, adquiriendo así un significado
específico sólo dentro de una estructura familiar determinada. Es por ello que se denota la importancia
de los cuidados que forman parte de la crianza y de que esta se dé adecuadamente para lograr un
desarrollo integral de todos los integrantes.
De lo anterior cabe distinguir la importancia de las características de los padres para llevar a cabo una
crianza apropiada y de los factores que deben intervenir para lograrla, se retoma lo mencionado por
Lozowick (2000) que más allá de las crisis naturales debidas a las enfermedades, al crecimiento, a los
ajustes sociales y a las necesidades creativas, así como a otras demandas internas o esenciales que brotan
espontáneamente en los hijos en el transcurso de su desarrollo, el entorno de su crianza debería estar
libre de tensiones provocadas por la dominación y la manipulación de los adultos, conscientes o
inconscientes, esta puede ser llevada a cabo de manera equivocada a causa de la aceptación total de roles
y la ausencia del padre dentro de la crianza.
En contraposición a lo anterior nos encontramos en la actualidad con una mayor inserción de la mujer
en ámbito laboral, y la inclusión de los hijos a alguna institución se da más tempranamente, pero
teóricamente la edad escolar llegaría hasta el comienzo de la edad de la educación general básica si se
tiene en cuenta que es allí donde se inicia la edad escolar, esto del alguna manera va contrario a lo que
comúnmente se tenia entendido como crianza, donde la mujer era la encargada casi en su totalidad de
llevarla a cabo. Aunque el papel de los padres en esta etapa es vital, Ríos González (1984) indica que la
salida del hogar supone para el niño un mundo formado por adultos. Por ello el enriquecimiento de su
personalidad no termina en cuanto haya adquirido la identificación con la figura paterna. Sobre la
plataforma de lo adquirido por el deseo de ser como el padre, va a construirse un nuevo tipo de
identificación secundaria. El niño empieza a descubrir la presencia de otros adultos distintos al padre: el
maestro o la maestra, los adultos que frecuentan el ambiente familiar, los parientes cercanos, otras figuras
que llegan a través de mil medios de comunicación, incluso entre sus mismos compañeros establece una
jerarquía no todos son iguales porque los más capaces, más simpáticos, más habilidosos. Hay una
pirámide de personalidades, aunque en la cima está aún el padre.
Luego de dar un panorama general de la familia, se retoma que debido a los grandes cambios sociales,
culturales, económicos y tecnológicos, el principal papel que poseía la familia ha cambiado, pues ha
pasado de la mera función socioeconómica que desempeñaba como prioridad (satisfacción en sus
integrantes de las necesidades físicas) a la de satisfacer las necesidades emocionales de sus miembros.
Tomando en consideración que los seres humanos poseen un abanico de necesidades que no sólo
incluyen las materiales, lo que ha sido demostrado algunas teorías de la personalidad, entre ellas la
humanista.
Crianza

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Se considera a la crianza como la manera en como las madres y los padres se relacionan con cada uno
(a) de sus hijos (as) en diferentes aspectos. Es decir, se refiere a la manera en que demuestran afecto, la
forma de establecer límites, el estilo de comunicación que predomina, el tipo de disciplina, la manera en
que se transmiten ideas y valores y el tipo de actividades que comparten con sus hijos e hijas. El asumir
dichas funciones esta condicionado a diversos aspectos, entre los cuales se encuentran: la manera de
crianza personal, personalidad, nivel educativo y social, entre otros, por lo que en relación a ese estilo de
crianza, se formarán individuos capaces de enfrentar las problemáticas, independientes, responsables,
con una escala propia de valores, etc. (Pick, Givaudan y Martínez, 1995).
Como se ha visto, existe una gran cantidad de aspectos que forman parte de la crianza, tanto los que
tienen que ver con las características de los padres para otorgarla y aquellos que hacen referencia a la
manera en que actúan los padres con respecto a sus hijos, es decir, la crianza propiamente dicha. Por lo
que la importancia de la crianza dada por los padres radica en lo que menciona Lozowick (2000) que un
niño criado de manera sana no será codicioso ni inseguro e intentará llegar lejos y salir del nido parental
tan pronto como le sea posible. El objetivo de la crianza será entonces una formación integral de los
individuos, aunque siempre tomando en cuenta las diferencias que puedan existir entre ellas y
socialmente.
Dicha crianza se basará en las necesidades del niño y esas necesidades dependerán de la edad que tenga,
pues ser padres no es un simple fenómeno biológico, sino que encierra y abarca todo un mundo de
emociones sutiles. Sin embargo, no viven igual esta realidad el hombre y la mujer. Si la mujer tiene
“evidencia inmediata de lo que es ser madre”, el varón no percibe en su biología esta realidad.
El convertirse en padre/madre exige un cambio bastante fuerte en la realización de metas individuales y
de pareja, hasta tal punto de que los mecanismos de adaptación, comunicación, relación y contacto
necesitan una continua acomodación en función de las obligaciones de paternidad y maternidad que van
a aparecer. Por lo tanto en esta etapa aparecerán nuevas funciones que obligan a adecuar la dinámica ya
establecida por la pareja y la dinámica de los deseos y aspiraciones personales, a las necesidades,
exigencias, crianza y cuidados del hijo. Igualmente aparecen en los miembros de la pareja nuevas
necesidades: las específicas del hecho de ser padre (necesidades parentales) y madre (necesidades
maternales), con todo el riesgo que encierra el afrontar responsabilidades sobre las que no se tiene
experiencia vivida y para los que valen escasamente otras realidades del pasado.
En cuanto a las diversas tareas de crianza que existen Lerner (1993) indica que son aquellas que definen
una administración de la vida cotidiana dentro de un hogar, los cuales determinan el manejo del espacio,
la comunicación, las reglas, las pertenencias, los permisos, los castigos, entre otros. Así mismo Pick,
Givaudan y Martínez (1995) sugieren que para la crianza es mejor encontrar un punto medio en relación
a aspectos de disciplina, límites y responsabilidad, donde no se pasen por alto las características y
necesidades del (a) niño (a) y donde predomine un clima emocional positivo: de afecto, confianza,
comunicación y diversión.
Masculinidad y masculinidades
Visualizando las necesidades de los hijos dentro de la crianza que los padres ejercen sobre ellos, también
es importante brindarles el modelamiento y los roles sexuales, lo que prepara el cambio para la
maduración y la relación sexual, además de la ejercitación para integrarse en roles sociales y aceptar

~ 34 ~
responsabilidad social, esta incluye a asunción roles, en este caso se retomará la definición de
masculinidad que da el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ, 2004) que señala que es el conjunto de
atributos, valores, comportamientos y conductas que son características del ser hombre en una sociedad
determinada. Es importante tomar en cuenta en esta definición que las normas que cada sociedad asigna
a lo masculino varían de acuerdo al contexto social en el que nos ubiquemos, se hablará entonces de
masculinidades. Por esta causa, también la mujer puede variar en la actualidad su papel, pues aunque ha
adquirido mayor libertad para ejercer su sexualidad, una profesión, el poder adquisitivo, no ha dejado de
lado su función materna y dentro del hogar, por tanto superficialmente se podría hablar de una equidad.
Uno de los términos usados en la actualidad y que hace referencia a la existencia de limitaciones y
actitudes evocadas a los hombres distintas en las diferentes generaciones, culturas, contextos, países,
regiones, entre otros, es el de masculinidades.
Modelo tradicional masculino
De lo antecedente se desprende el modelo tradicional masculino, que según el IMJ (2004) es un modelo
de conducta, que determina las normas (lo permitido y lo prohibido) respecto a cómo deben
comportarse, pensar y sentir los hombres en una sociedad específica, en este caso la mexicana. Se refiere
al conjunto de características que conforman el deber ser de los hombres en nuestra sociedad y es
aprendido desde temprana edad por medio de las prácticas y comportamientos de los padres. Dando
cuenta de una diferencia marcada entre cada uno de los sexos, a los niños se les da una mayor libertad,
siguiendo un modelo o patrón de conducta que les enseña a actuar de manera decidida y segura, a
competir, a proteger, a ser rudos, exitosos, a aceptar retos, a ser fuertes emocionalmente y dominar a los
demás a través del ejercicio del poder. En la adolescencia, se les permite que ejerzan su sexualidad sin
tantas restricciones y se les va fomentando la creencia de que ellos deberán ser el sostén económico o
proveedor de la familia, excluyendo o negando la participación de la pareja en la vida conjunta. De ahí
que en la sociedad el papel del hombre se manifieste por medio de esas características, fomentando y
creando a un “hombre” en toda la extensión de la palabra, quien se cree invulnerable, insensible, libre,
quien posee el poder económico dentro de la familia, entre otros muchos.
El IMJ (2004) también da cuenta de que modelo tradicional que aprendemos para vivir la masculinidad
se apoya en cuatro elementos esenciales que lo conforman:
1. Restricción emocional: consiste en no hablar acerca de los propios sentimientos, especialmente con
otros hombres. Sin embargo, las necesidades emocionales de los hombres existen aunque su expresión
está prohibida, limitada o reducida a estereotipos. Es común ver que algunos hombres le rehuyan a la
intimidad, se niegan a hablar de sus afectos y se niegan a pedir ayuda.
2. Obsesión por los logros y el éxito: la socialización masculina, es decir, la forma en que los hombres
aprenden a relacionarse con otras personas, se apoya en el mito del "ganador". Esto implica estar en un
permanente estado de alerta y competencia, ejerciendo un autocontrol represivo que regula la
exteriorización del dolor, la tristeza, el placer, el temor, etc., es decir, de aquellos sentimientos
generalmente asociados con la debilidad.
3. Ser fuerte como un roble: lo que hace a un hombre es que sea confiable durante una crisis, que
parezca un objeto inanimado, una roca, un árbol, algo completamente estable que jamás demuestre sus
sentimientos.

~ 35 ~
4. Ser atrevido: tener siempre un aura de atrevimiento, agresión, toma de riesgos y vivir al borde del
precipicio.
Estos cuatro elementos básicos se traducen en un estilo de relación con el mundo caracterizado por un
comportamiento afectivo limitado, por una conducta sexual restringida, por actitudes basadas en
modelos de control, poder y competencia, así como en una dificultad para el cuidado de la salud.
Paternidad y paternidades
Tomando como referencia lo anterior la manera en que se ejerce el modelo tradicional masculino,
comienza desde el nacimiento, pues se distingue como cualidad biológica el sexo del individuo, pero la
cultura da las pautas de comportamiento que deberá seguir según ese sexo, es a lo que se le denomina
género o rol, en este caso el masculino. Debido a ello la función del padre estará determinada por dichos
roles que son aprendidos desde la infancia cuando el niño al nacer establece sus relaciones de afecto,
necesidades de satisfacción, protección y apoyo en mayor medida con la madre. Al principio tales
necesidades son fundamentalmente alimenticias, pero también de contacto, de ternura y de cercanía.
Respecto a ello Fuller (2000) denota que a la literatura se le ha olvidado que para los hombres y las
mujeres una de las principales funciones del padre es dar afecto y comprensión a los hijos.
En torno a ello Ramírez (1996) retoma una investigación en las áreas rurales y en las urbanas de clase
media y baja, la familia tiene esas características. El padre es temido frecuentemente, ausente tanto como
presencia real, como en su carácter de compañía emocional. Esta imagen de padre ausente se suscita no
sólo por el abandono definitivo de éste sino también por su continua distancia, considerando que por
razones de trabajo los papás alternan poco con los hijos, ya que se van más temprano, porque llegan
tarde o porque viajan continuamente, dejando a sus mujeres toda el área educativa y formativa de los
hijos; en tales condiciones, la falta de afecto no puede ser mayor, siendo por lo tanto la mujer la que
alterna con ellos a cada momento, ella los regaña, los aconseja, los estimula, los reprende o los mima ella
sabe de sus alimentos, de su ropa, de su aprovechamiento escolar, en fin es una situación qué de una
degeneración neurótica, se convierte en una actitud posesiva.
Es por esta razón que en México como en otros países latinos, la presencia del padre o el rol paterno se
torna distante y muy diferenciado del materno, donde de alguna manera “brilla por su ausencia”, tanto
física como emocionalmente, lo que genera otra ausencia dentro del hijo, al no poseer una imagen seria y
concreta de lo que representa la figura masculina. Como ya es bien sabido, ello no surge de un momento
a otro ni por azares del destino, se va edificando a través de los años en una familia con una crianza
determinada y dada por la madre en la mayoría de las ocasiones, pues a ella desde tiempos remotos se le
ha dado la tarea y el rol de madre quien atenderá las demandas de los hijos, poseerá un instinto maternal
que la hará amar y desvivirse por ellos, sin tomar en cuenta muchas veces sus propias necesidades. Con
una actitud de sumisión. Es por ello que se han llevado a cabo una serie de acciones a favor de una
actuación más activa de la mujer dentro de la sociedad y por consiguiente en el ámbito laboral, familiar,
económico y de salud.
Con esta visión cierta parte de la población ha cambiado su actuar y percepción en relación a la
pertenencia y permanencia de roles, tanto individualmente como familiarmente. Uno de los principales

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logros de este cambio de perspectiva, ha sido la participación de los hombres dentro de ámbitos donde
había sido delimitada su presencia debido a los estereotipos sociales, es decir, al papel que tiene que
ganarse y reivindicar cada día de su vida, incluyendo todas las áreas antes mencionadas, obteniendo de
ello consecuencias que se centran en el freno de convivencias más sanas, justas y equitativas. De llevarse a
cabo un cambio más radical y generalizado en la población se obtendría mayor justicia y equidad, pero
qué se necesitaría para lograrlo, una inclusión mayor del hombre en la crianza, debido a que como
Harris (1998) mencionan que existen investigaciones que señalan que los padres se involucran más en la
crianza de los hijos que de las hijas. El hijo único es el que tiene mayor ventaja. Un mayor número de
hijos parece diluir la atención que cada uno recibe. Sin embargo, en su mayoría los hijos reciben más
atención del padre que las hijas de la familia. Aunque las hijas no son tratadas de igual manera por los
padres, reciben más atención de la que recibirían si no tuvieran hermanos. La presencia de hijos
aumenta actividad paterna, y este mayor involucramiento beneficia a las hijas, que a su vez reciben más
atención (aunque desigual) de sus padres. Resaltando las consecuencias que ello trae al desarrollo de la
personalidad y roles de las hijas, se podría inferir que esto solamente fomenta el rol pasivo y sumiso de la
mujer, debido a que no es una relación equitativa y se aprende a recibir un trato desigual por la
condición de ser mujer.
Partiendo de los puntos anteriores, se resalta que la función del padre puede ser ejercida de diversas
maneras, causas y contextos, lo mismo que sucede con el termino de masculinidad, es que, más que
hablar de “paternidad” como un tipo de relación, universal y predeterminado de los hombres con sus
hijos(as), habría que hablar de “paternidades”, en plural, porque hay formas bastante diversas de
ejercerla.
Es conveniente rescatar que respecto a ello Olavarría (2000) señala que ser padre le da derechos al
varón, quien ocupa el lugar de autoridad en la casa debido a que es el proveedor y responsable del
conjunto familiar. El padre es la figura de autoridad ante los hijos, esto será variable en función a la
etapa que este viviendo la familia. Durante la infancia es la última fuente de mando e intervienen para la
educación y para corregir a los hijos cuando transgreden las reglas. Posteriormente cuando hay hijos
adolescentes la autoridad paterna se funda en la capacidad de guiar a los hijos, que su influencia balancee
la del grupo de pares en el caso de los varones, y el atractivo de los pretendientes en el caso de las hijas.
Siguiendo con esta temática, es importante destacar que debido a que para los varones la paternidad se
constituye en la principal (y a veces única) objetivación de su participación en el campo de la
reproducción. La cual implica una posición y función que incluye lo biológico, pero claramente lo rebasa
y que va cambiando históricamente, teniendo también notables variaciones de una cultura a otra, así
como entre las distintas clases sociales y etnias de un mismo país (paternidades). Tiene, asimismo,
especificidades de acuerdo con nuestra particular historia de vida y significados distintos a lo largo del
ciclo de relación de un mismo hombre con sus hijos e hijas (De Keijzer, 1998).
A pesar de que se ha tratado el tema de la masculinidad y paternidad en torno a estereotipos muy
marcados que llegan a generar injusticia e inequidad es importante recalcar que ello no implica que los
hombres estén equivocados en el papel que han venido desempeñando a lo largo del tiempo, pues del
alguna manera esa paternidad hace que busquen sentido a su vida y a su trabajo, esto a su vez coadyuvará
a su maduración y realización personal.
Partiendo de las implicaciones de las paternidades, es conveniente indagar de manera objetiva pero
también subjetiva la forma en que es llevada a cabo esta tarea, ello como consecuencia de la búsqueda de

~ 37 ~
una visión general de este tema. Considerando que esa parte subjetiva que puedan aportar los padres
pueda colaborar en la realización de proyectos comunes, donde el trabajo con la pareja y la familia en su
conjunto este sustentado en bases que los mismos varones crean convenientes y no se tome como un
total desajuste en la formación de roles. Respecto a ello, es conveniente según Yablonsky (1993) que al
hacer un seguimiento no sólo se realice de los varios tipos de relación padre-hijo, sino también de la
forma en que esta relación evoluciona desde la infancia hasta la etapa adulta, pasando por la
adolescencia.
El papel de la sociedad en la vida del ser humano es crucial para organizar su mundo, sin ella no
existirían reglas que seguir ni instituciones que vigilarán su cumplimiento, además de otros muchos
beneficios, pero en oposición a ello tenemos su presencia negativa cuando esas reglas se convierten en
estereotipos que hay que seguir al pie de la letra, la capacidad de los individuos para ser diferente y para
respetar esas diferencias queda limitada a lo que es aceptado culturalmente, en muchas ocasiones pasan
desapercibidas nuevas formas de actuar que de ser llevadas a cabo podrían mejorar el desarrollo
personas, en cuanto a esto Figueroa (1998) plantea que no se toman en cuenta varios elementos de la
paternidad, debido a que no se consideran aunados a ella, y al no saber cuales son, no se produce la
sensación de pesar ni de melancolía por su ausencia paternidad aprendida, muchas veces de manera
inconsciente e involuntaria se ha ido desligando de ese tipo de cuestiones.
Una nueva visión de las paternidades
Tomando en cuenta que el rol de padre esta centrado en satisfacer necesidades físicas de los integrantes
de la familia, descuidando el aspecto emocional, psicológico, cognitivo, entre otros, obteniendo como
resultado una comunicación unidireccional, por lo tanto se debe buscar una interacción distinta, es decir,
bidireccional donde ambas partes puedan demostrar su amor entre ellos lo que es la mayor significación
para determinar el clima emocional de la familia. Con referencia a esa demostración, la comunicación
según Satir (1991) es el factor determinante de las relaciones que establecerá con los demás, y lo que
suceda con cada una de ellas en el mundo. La manera de cómo sobrevivir, la forma de cómo se
desarrolla en la intimidad, la productividad, coherencia, todo depende de las habilidades para la
comunicación, las cuales abarcan la diversidad de formas de cómo la gente transmite información qué da
y qué recibe, como la utiliza y como le da significado, todo ello dependerá de la calidad de comunicación
que exista dentro de la familia, de ahí la importancia de fomentarla en la relación padre e hijos (sin
importar su sexo).
Según Figueroa (1998) para lograr una paternidad distinta, esta debe contemplar una mayor disposición a
la crítica y al cambio de estereotipos y roles genéricos, así como una participación en la salud de los hijos
y las hijas. Debe implicar una negociación con la pareja, así como el establecimiento de límites flexibles,
tolerantes y negociados en el hogar. En muchos casos se habla de resistencias a los cambios, ocasiones en
que se le teme a lo nuevo y no se esta dispuesto a modificar aquello que es cotidiano y por tanto ya esta
dominado, pero cuando se intenta lograr un mundo y una familia mejor cualquier cambio por mínimo
que sea será bien recibido por la sociedad, pero principalmente por los hijos, quienes no están
conscientes de las causas de tener un padre ausente (física y emocionalmente); este cambio deberá lograr
la creación de una nueva masculinidad que establezca relaciones solidarias basadas en la equidad,
solidaridad, respeto, justicia, cercanía y en muchas otras más.

~ 38 ~
En relación a ello, el IMJ (2004) indica que una nueva visión de la masculinidad lograría que los
hombres tengan la capacidad de reconocer que todos los miembros de la familia tienen los mismos
derechos y obligaciones; se aligerarían las cargas del trabajo doméstico al distribuirse por igual entre
mujeres y hombres; y aprenderían a valorar este tipo de trabajo; se fomentaría el diálogo y el respeto
como una forma de vivir en armonía y mantener a la familia unida. Los hombres que son padres asumen
que no es suficiente con tener y mantener a los hijos e hijas, sino que comparten necesidades, problemas
y logros y aprenden a crecer y desarrollarse junto con ellos y ellas. Así, los hombres reconocerían y
ejercerían su derecho a la paternidad cuidando a sus hijos e hijas, cambiándoles los pañales,
alimentándoles, llevándoles a la escuela, etc. Es entonces cuando se habla de paternidad responsable; es
una propuesta donde se busca que exista una equidad tanto al interior de la familia, como al exterior de
ella
Conclusiones
La razón por la que se requiere el cambio de perspectiva y una mayor equidad en cuanto a los roles de
genero, es para lograr satisfacer las necesidades básicas de los hijos, lo que incluye una gran variedad de
recursos necesarios para la supervivencia, como un lugar seguro donde vivir, comida, nutrición
adecuadas, ropa y acceso a seguro médico. Las necesidades básicas también incluyen a las emocionales.
Se deberá fomentar la protección de los hijos por parte de ambos padres con el deber de resguardar la
integridad física, psicológica, espiritual, étnica y cultural de sus hijos contra las amenazas del ambiente
natural así como de otras personas, grupos e instituciones. De igual manera debe orientar, dirigir y
promover todos los aspectos del desarrollo del niño o del adolescente, incluyendo los aspectos
cognoscitivos, sociales, físicos, emocionales, morales, sexuales, espirituales, culturales y educativos. Por
último ambos padres fungirán como apoyo, defendiendo y apoyando a sus hijos y al actuar como
coordinadores y vínculos con los expertos, los individuos, los grupos y las instituciones que les ayuden en
la crianza.
Como ya se ha visto la influencia del hogar, es decir de la familia, es fundamental en el desarrollo social
de los hijos, pues dentro de ella los niños realizan sus primeras experiencias socializadoras, ya que su
influencia se siente durante mayor tiempo que cualquier otro factor, esto debido a que los padres de
familia controlan las fuentes más significativas de premio o castigo, utilizan su influencia para crear
actitudes y valores correctos en sus hijos. Más aun la fuente primaria y confiable acerca del mundo. La
información que transmiten en forma deliberada e involuntaria contribuye considerablemente a moldar
las actitudes de los hijos. El desarrollo de los papeles sexuales es de gran importancia para la
socialización del hombre, el hecho del niño no es sólo es un hecho biológico, también un hecho social y
por ende la presencia del varón lograría vivificar lo que hasta ahora había sido idealizado, la
masculinidad. El padre entonces coadyuvaría junto con la madre en la definición de los límites que son
las reglas que definen a sus miembros, y que dividen sus funciones, derechos y obligaciones para un buen
funcionamiento de la familia. Lo precedente es la razón con mayor valor para tomar en cuenta no sólo la
crianza de la madre sino también la de la figura paterna, pues si en verdad se requiere un cambio, este no
se va a dar si ambas parte no contribuyen a generar relaciones equitativas dentro de la familia.
Por lo tanto, la ayuda que se le pueda brindar a los varones en su papel de padres es de vital importancia,
esta debería ser brindada por las instituciones sociales y públicas debido a lo que menciona Hernández
(2000) que ser padres es una tarea, una responsabilidad y una misión para la que nadie nace preparado y
alude también a que desde los primeros años de los hijos los padres los van preparando para que su

~ 39 ~
mente y cuerpo vayan madurando, relacionándolos con el mundo que los rodea, guiándolos,
enseñándolos a vivir. Todo en pro de su bienestar, pensando en que ellos son el futuro y que en gran
parte de los padres dependerá su desarrollo integral. Forjando un futuro con mayor igualdad y equidad,
pues si se cambian en alguna medida las actitudes respecto a los roles, ambos roles serán beneficiados y
vivirán en una mejor sociedad y aunque ello pareciera la búsqueda de un cambio total en la asunción de
roles, lo cual se presenta como imposible o muy difícil de realizar, no es lo que se pretende transmitir,
más bien luchar por lograr que en la familia el hombre se adentre cada vez más en la vida familiar, lo que
traerá efectos positivos tanto a la visión que se tienen de los estereotipos sociales, esto a causa de que un
pequeño cambio por parte de los padres puede llevar a otro de mayor magnitud en los niños y niñas a
los que críen.
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Satir, V. (2002). Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar. Colombia: Pax México
Yablonsky (1993). Padre e hijo: México: Manual Moderno.

~ 40 ~
PROBLEMAS EN LA ENSEÑANZA DE LA PSICOLOGÍA
Angélica Huerta Agustín
Claudia Sánchez Calderón
Aquellas personas que no están dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los
hombres que apuestan a cambios trascendentales.
Mahatma Gandhi
RESUMEN
Los aspectos que obstaculizan la enseñanza de la
psicología van más allá de las modificaciones
curriculares, abarcan aspectos sociales, políticos e
históricos; lo cual, recae directamente en los
encargados de transmitir el conocimiento y la
manera en que lo realizan; así como a los que
afectan directamente que son los alumnos;
concluyendo de esta manera que en la medida en
que se conozca, interprete y hagan suyas las nuevas
propuestas curriculares de competencia y
flexibilidad, así como el nuevo rol docente y dicente,
se mejorara la formación del psicólogo.
Palabras clave: enseñanza, aspectos sociales,
políticos e históricos, competencias, flexibilidad.
ABSTRACT
The aspects that hinder the teaching of psychology
go beyond the curriculum changes, aspects social,
political and historical; which, lies squarely in charge
of transferring knowledge and the way they
performed, as well as those who which are directly
affecting students; thus concluding that insofar as is
known, interpret and make new proposals endorsed
the curriculum of competition and flexibility, as well
as the new function teaching and student, improved
training of psychologist.
Key words: teaching aspects social, political and
historical competition and flexibility
Recientemente, en México y en todo el mundo, se viven cambios vertiginosos en el sistema político,
social y económico, así como en el desarrollo de la ciencia y tecnología; lo cual se ve reflejado en nuevas
demandas a los profesionales egresados de la educación superior, dicha situación implica la realización
de cambios en las políticas educativas, con el fin de que se impulse el desarrollo e implantación de
modelos educativos innovadores que puedan asegurar mayor vinculación entre la formación de
profesionales, las necesidades y demandas del contexto social; generando conocimiento o bien
adecuándolo a una situación determinada, es decir propiciar una formación integral, pertinente y de
calidad del alumnado.
Ahora bien, retomando que la sociedad es cambiante y en consecuencia las condiciones sociales también
lo son, se requiere que las instituciones encargadas de la educación formal se ajusten a dichas
modificaciones y a las necesidades específicas demandadas por ella.

~ 41 ~
Inmersa en tal situación, la Universidad Autónoma del Estado de México [UAEM] como entidad
educativa debe enfrentar ese reto diariamente dentro de sus facultades y unidades académicas; en las que
recae principalmente dicha responsabilidad. Es por ello que en su legislación, se específica que su objeto
es “generar, estudiar, preservar, transmitir y extender el conocimiento universal y estar al servicio de la
sociedad, a fin de contribuir a nuevas y mejores formas de existencia y convivencia humana, para
promover una conciencia universal, humanista, libre, democrática y humanista” (UAEM, 2006, p. 3) ; lo
anterior, contando con una comunidad universitaria integrada por alumnos, personal académico y
personal administrativo, que aporten y desarrollen sus capacidades intelectuales, operativas y manuales,
para el cumplimiento del objeto y fines de la universidad (UAEM, 2006, p. 9).
Dichos objetivos se encuentran vinculados entre sí y para su logro es indispensable el buen ejercicio de la
función docente. Siendo congruentes con los fines de la UAEM (2006, p. 2), los cuales son “impartir
educación media superior y superior; llevar a cabo la investigación humanística, científica y tecnológica;
difundir y extender los avances del humanismo, la ciencia, la tecnología, el arte y otras manifestaciones
de la cultura”, prioritariamente en el Estado de México, que le permitan contribuir al bienestar de la
sociedad.
Es bajo este marco que la Facultad de Ciencias de la Conducta [FaCiCo] con un currículum 2000, inició
un proceso de transición al cambio curricular, realizando actualizaciones al dicho currículo por medio de
un adendum, surgiendo así el currículum 2003, mejor conocido como F1; éste último esta basado en un
modelo curricular flexible basado en competencias.
No obstante, pese a todo el esfuerzo realizado para poseer un currículo que responda a las exigencias
modernas de la sociedad, se manifiestan diversas dificultades. Puesto que, uno de los problemas más
usuales, y sin embargo poco estudiado en la formación del profesional en psicología, radica en la
identificación, establecimiento y evaluación de aquellas habilidades y competencias pertinentes en la
formación de los estudiantes, así como de la planeación y el diseño de métodos docentes requeridos para
ello (Santoyo, 2005, p. 15).
Añadiendo, que las personas encargadas de llevar a cabo la enseñanza carecen de herramientas
necesarias para ejecutar dicha actividad, su perfil docente corresponde a los currícula anteriores, y en
consecuencia su manera de enseñar se encuentra en la misma situación.
En general, existe un uso abrumador de experiencias didácticas centradas en métodos de transmisión de
información (por ejemplo, exposición, demostración, medios audiovisuales, etc.) y, en el “mejor de los
casos”, de exposiciones de los estudiantes y de seguimiento de rutinas en las situaciones “prácticas”, en
los cuales el papel que los alumnos juegan es de meros receptores de información, o el de seguidores de
“”recetas de cocina” sin el contexto (conceptual y social) suficiente, ni el cuestionamiento necesario para
la formulación de problemas que deba hacérseles reflexionar para planear su eventual solución (Santoyo,
2005, p.16).
Así mismo, los métodos de evaluación del aprendizaje, se centran en las pruebas escritas, siendo que este
término dentro del sistema basado en competencias según Castañeda (1998) referida por FaCiCo (2000,

~ 42 ~
p. 123) se refiere a diseñar el objeto a evaluar a partir de la observación, medición, capaz de identificar y
representar de manera estructurada la base de conocimientos y las habilidades que hipotéticamente
subyacen a la ejecución y las características propias de las tareas y de los reactivos que hipotéticamente
deben interactuar con esos conocimientos y habilidades, por lo tanto existen desconocimiento de los
diversas instrumentos para realizarla.
Es por ello, que el presente ensayo se propone identificar los aspectos que pueden ser obstáculos para la
enseñanza de la psicología, bajo el modelo curricular flexible basado en competencias. En este sentido,
se pretende contribuir a detectar las dificultades en la enseñanza de la psicología; lo cual supone partir de
las dificultades anteriores, contrastarlas con las presentes, para formar una concepción más completa de
ellas.
LA ENSEÑANZA HISTÓRICA DE LA PSICOLOGÍA
En necesario comenzar, realizando la siguiente cuestión, ¿cómo se ha enseñado la psicología bajo
modelos curriculares anteriores?; ya que la enseñanza es un aspecto complejo dentro la educación; pues,
implica varios aspectos intrínsecos y extrínsecos del agente que transmite el conocimiento. Tal y como lo
menciona Jacques Delors (1997) citado por Varela y otros (2004, p.1) “es un arte, cuya calidad está
íntimamente relacionada con la calidad del profesorado, a quienes por lo tanto, se debe exigir
competencia, profesionalismo y dedicación, teniendo como propósito que el individuo descubra y
enriquezca su potencial creativo”.
Lo anterior, a lo largo del tiempo se ha manifestado dentro de la psicología a nivel nacional y estatal.
Dentro de la disciplina constantemente se realizan modificaciones y esfuerzos para enfrentar y solucionar
los diversos obstáculos.
Pues, si se considera desde sus inicios en México, la psicología se remonta a la época donde existía una
caracterización de ésta por lo mágico y el ejercicio de la medicina (FaCiCo, 2000, p. 7); posteriormente,
la influenciada por la religión cristiana y la cultura española. Es hasta este momento donde el
conocimiento lo poseía una sola persona, es decir las demás fungían como receptoras.
Es durante el siglo XVII se vislumbraba una psicología que intentaba concebir el universo con bases más
objetivas; pasando por 1980, cuando esta disciplina es separada y colocada en la pirámide de las ciencias,
entre la sociología y la historia; llegando a la posibilidad de una psicología científica, dedicada a estudiar
por medio de la observación y de la experiencia las reacciones de organismos complejos ante las
diferentes condiciones del medio que nos rodea (FaCiCo, 2000, pp. 7-8). En se entonces el modelo que
mejor respondía a tales exigencias es el denominado conductual, ya que se dan los medios para llegar al
comportamiento esperado y verificar su obtención, pero el docente sigue poseyendo el conocimiento.
Como se muestra, cada vez esta disciplina atraía más y más la atención, ya que proponía explorar un
dominio que revelaba ser amplio y complejo; en efecto, se trataba de tomar como objeto de estudio tanto
al animal como al hombre, se consideraba de éste tanto en sus características generales como en las
diferencias que distingue a los individuos, de estudiar al enfermo y al hombre normal, al niño y al adulto
y al hombre aislado y también incluido en los múltiples grupos sociales de los que forma parte.

~ 43 ~
De lo anterior, proviene una dificultad inicial, pues como los temas eran tan variados y diversos, esto
desencadeno la diversificación de los métodos, y actualmente es legítimo distinguir diversos dominios
como la psicología experimental, animal, diferencial, patológica, genética y social.
Ya que, conforme avanzaban los años, se encontraban problemas al modelo conductual, puesto que no
tiene manera de garantizar que el comportamiento externo corresponda con el mental. Surgiendo así la
idea de que en los tiempos actuales, se opta porque el estudiante no solo sea receptor, sino que busque
cada vez más y sea capaz de generar su propio conocimiento, como lo plantea el constructivismo, al
concebir a la enseñanza como la organización de métodos de apoyo que permitan a los alumnos
construir su propio saber, siendo una actividad crítica y al docente como un profesional autónomo que
investiga reflexionando sobre su práctica; para el constructivismo aprender es arriesgarse a errar (ir de un
lado a otro), muchos de los errores cometidos en situaciones didácticas deben considerarse como
momentos creativos (wikipedia.org, 2007).
Es importante mencionar que la diferencia entre este último modelo y los anteriores, radica en la forma
en la que se percibe al error como un indicador y analizador de los procesos intelectuales
En relación a lo precedente, se menciona que los cambios devienen, de las diferentes concepciones que
ha tenido la psicología conforme transcurrió el tiempo; simultáneamente a ello, la enseñanza de la
psicología también cambiaba pues los modelos de enseñanza que se empleaban tenían que responder a
las exigencias de cada época. De esta manera, se entiende por modelo de enseñanza a una actividad
generalizada para todos los días, que esta articulada y se fundamentan en teorizaciones que permiten a
los profesores, ejercer su profesión (wikipedia.org, 2007).
Es así como al inicio se empleaba el Modelo de transmisión ó perspectiva tradicional, que concibe la
enseñanza como una actividad artesanal y al profesor/a como un artesano, donde su función es explicar
claramente y exponer de manera progresiva; si aparecen errores es culpa del alumno por no adoptar la
actitud esperada; además el alumno es visto como una página en blanco, un vaso vacío o una alcancía
que hay que llenar. En general se ve al alumno como un individuo pasivo (wikipedia.org, 2007).
Posteriormente con el auge del conductismo y las ciencias exactas se optó por un nuevo modelo que
fuera lo más objetivo posible; no obstante, en la actualidad la razón y los procesos cognitivos son
fundamentales para poder construir conocimiento, adaptándose y respondiendo a las demandas sociales
recientes, en cuanto a la formación se refiere.
Cabe mencionar, que lo común en todos los modelos de enseñanza, es que enfatizan en el rol del
alumno, sin embargo de una u otra manera el docente sigue siendo el poseedor de los saberes tanto
teóricos como prácticos. Es así como la Universidad de Sonora (2001, p. 1) enuncia que recientemente
se sigue utilizando el modelo tradicional con una combinación de aplicación de los conocimientos
teóricos, siendo la postura docente- alumno = transmisor-receptor.
Como respuestas a ese contexto, la FaCiCo ha ido modificando sus programas y planes de estudio, ya
que cuando inicio en la década de los sesenta asumió como suyo el plan de estudios de la Universidad
Autónoma de México [UNAM] (FaCiCo, 2000, pp. 9-11), el cuál tenía una estructura rígida y de

~ 44 ~
seriación de materias, con una formación general, es decir, se imita sin considerar las características de la
población mexiquense.
Al incrementar la sociedad estudiantil y las necesidades de la misma disciplina en 1977 se da el primer
cambio, pues se orienta la formación de profesionales de la psicología al desarrollo de la investigación
psicológica y la solución de problemas inherentes a las áreas de aplicación clínica, educativa, social e
industrial, en los rubros de prevención, diagnóstico e intervención (FaCiCo, 2000, pp. 9-10). Ya se
adecua a la población estudiantil del Estado de México.
Un segundo cambio se da cuando actualizan el plan de estudios en 1980, por medio de algunos ajustes
que pretenden dar énfasis durante los últimos tres semestres de la carrera a un entrenamiento práctico en
las diferentes áreas del plan de estudios, buscando una formación innovadora y productiva, donde las
asignaturas generan experiencias educativas que facilitan la definición de problemas de investigación, las
construcciones teóricas de modelos y desarrollo metodológico entrelazados con la formación práctica
para promover el desarrollo de habilidades (FaCiCo, 2000, p.10). Solo cambia la manera de enseñar,
implementan algunos aspectos del conductismo, sin modificar el rol del docente ni del alumno, es decir,
se implementan técnicas.
Entonces en 1992 se diseñó y se puso en marcha el nuevo plan de estudios de la licenciatura en
psicología, con duración de cinco años; se incrementaron las opciones de posgrado, se crearon nuevas
modalidades para titularse, así como las salas de computo, (FaCiCo, 2000, p.11). Solo se incrementan lo
estudios de posgrado e infraestructura, y aquí surge un cuestión ¿a mayor número de titulados mayor
eficacia de los egresados y de su formación?
Fue hasta el 2002, que se comenzaron los trabajos de reestructuración del currículum 2000, emergiendo
así el currículo 2003, siendo una de las razones principales la rigidez del currículo, que ya no estaba
siendo funcional, además que se requería de la inter, multi e intradisciplinariedad, así como la
competitividad ante el mundo globalizador actual (FaCiCo 2003, p. 1). Es esa una de las razones por las
que surge el modelo curricular innovador, que es el denominado flexible basado en competencias.
Sin olvidar resaltar que muchas de las problemáticas para que se diera ese cambio fueron las marcadas
por la Universidad de Sonora [UniSon], en aspectos trascendentales (UniSon 2001, pp. 1-2):
1. Se enfatizan los repertorios teóricos y de información, pues aun cuando se programan en lo
formal horas de práctica en diversas materias del currículo, éstas cumplen en lo real sólo
funciones nominativas, o en el mejor de los casos funciones complementarias o de
"demostración" de la teoría.
2. Libertad de cátedra mal entendida.
3. Excesiva teorización, asimilación pasiva de información.
4. Desarrollo de prácticas deficientes y rutinarias, cuando llegan a efectuarse.
5. Programación distinta de un mismo curso en dos o más grupos diferentes, como resultado de la
contratación de dos o más maestros para impartir la misma asignatura.
6. Proliferación y coexistencia de múltiples concepciones del currículo, tantas como maestros hay
en la planta docente, lo que se traduce en la presencia de una serie infinita de microcurrículos.
7. Semestres con cargas académicas y de trabajo excesivas.

~ 45 ~
8. Alumnos completamente desorientados en relación con su preparación y a su ubicación en el
desarrollo del currículo, por no existir un plan de estudios y una tradición académica claramente
establecida.
Ahora bien, dentro del ámbito local, se encontró (FaCiCo 2000, pp.16-22):
1. Las dificultades para incorporarse al empleo son las siguientes: competencia profesional,
deficiencias en formación, crisis económica, requisito del título.
2. Nuevas demandas sociales que requieren de su ejercicio profesional son: psicología del deporte,
psicología jurídica, psicología criminal o penal, atención, prevención y orientación en cuestiones
familiares (violencia intrafamiliar), asesoría en aspectos publicitarios y de seguridad social.
3. Falta de práctica y por ende de desarrollo de habilidades específicas, deficiente formación en
técnicas de atención, falta de estrategias de aprendizaje, deficiente formación en psicometría
(específicamente en innovación de tests psicológicos), deficiente formación en cuanto al
desarrollo y manejo de programas.
4. Carencia de información actualizada y bibliografía más reciente.
Es decir, se pretenden dar soluciones modificando los currícula, facilitando la obtención del título,
aumentando las horas prácticas y disminuyendo las teóricas, ofertando asignaturas nuevas que son
demandadas por la sociedad actual; sin embargo, un aspecto que no se ha abarcado es el de la formación
y la manera de enseñar y las personas encargadas de dicha actividad, es algo que no se ha considerado, y
es fundamental, puesto que todo lo primeramente mencionado no se puede realizar exitosamente sin la
participación fundamental de los docentes.
Aunado a lo anterior, existen las presiones políticas, es decir donde esta inmiscuido el gobierno; ya que
la exigencia de productividad y desarrollo económico es lo que prevalece, lo cual lleva a la modifican las
políticas educativas ante una sociedad cada vez más demandante.
La modificación a los currícula pretende dar respuesta a las demandas socio-políticas y económicas
modernas emergentes. Esto se marca en los objetivos que tienen las instituciones encargadas de satisfacer
las demandas sociales.
Comenzando por la UAEM, que es la encargada de formar profesionales que estén al servicio de la
sociedad a fin de satisfacer sus necesidades. Lo anterior, lo realiza impartiendo educación superior;
haciendo referencia a ella, dentro del Plan Rector de Desarrollo Institucional 2005-2009, se menciona
que es fundamental impulsar las transformaciones que el desarrollo del país exige, se propone formar
hombres y mujeres que, a partir de la comprensión de los problemas, sean capaces de formular
soluciones que contribuyan al progreso del país y fortalezcan la soberanía nacional, además de estar
preparados para desenvolverse en un entorno cambiante, ser aptos para participar en todos los aspectos
de la vida y poseer una formación sólida en los códigos éticos de su profesión (UAEM, 2005).
En correspondencia, el gobierno federal mexicano pretende que las instituciones de educación superior
funcionen con mayor equidad en la formación de ciudadanos, profesionales creativos y científicos comprometidos
con su país y de competencia internacional. También buscará que la IES consoliden grupos
de investigación capaces de generar conocimientos de vanguardia que sean útiles para generar desarrollo

~ 46 ~
económico con justicia y equidad (Plan Nacional de Desarrollo 2006-2012). El propósito es convertir a la
educación superior en un verdadero motor para alcanzar mejores niveles de vida, con capacidad para
transmitir, generar y aplicar conocimientos y lograr una inserción ventajosa en la emergente economía
del conocimiento.
Así mismo, dentro del Plan de Desarrollo del Estado de México 2005-2011, en el marco del modelo
educativo con participación social, se establece convenir con instituciones de educación superior,
estatales y nacionales, programas de formación y actualización de los docentes en el uso de tecnologías
de información y comunicación; calidad en la educación y la docencia, impulsar una educación integral a
través del desarrollo de las competencias y habilidades intelectuales, sustentada en valores, contar con
planes y programas de estudio que aseguren la relevancia y la pertinencia del aprendizaje, la vigencia del
conocimiento y la congruencia con el modelo pedagógico,, fomentar el desarrollo profesional de los
docentes; cobertura educativa, abarcando el diseño de una oferta educativa en función de las necesidades
de la entidad y de las nuevas exigencias del cambio tecnológico y la economía global, fortalecer las áreas
de investigación básica, humanística, educativa y de desarrollo tecnológico en las instituciones orientadas
al quehacer científico y a la educación superior, para que contribuyan a la solución de los problemas
regionales y desarrollen actividades que impulsen la actividad social, productiva y económica de la
entidad.
En este marco, el Plan de Desarrollo de la Facultad de Ciencias de la Conducta 2006-2010 acorde con el
Plan Rector de Desarrollo Institucional 2005-2009, pretende lograr los objetivos de ofrecer formación de
calidad en la licenciatura y posgrados en ciencias de la conducta; fortalecer la investigación a través de los
cuerpos académicos para contribuir a resolver problemas en distintos sectores de la sociedad y el
conocimiento; difundir la cultura en todas sus manifestaciones; incrementar la vinculación y extensión de
los servicios en materia de psicología, trabajo social y educación; ser un organismo académico con una
administración transparente, eficiente y acorde con su misión y visión (FaCiCo, 2006, pp. 12 y 13).
Esto es, el gobierno federal y estatal coinciden en realizar acciones en el fortalecimiento y adecuación de
los programas de estudio bajo un modelo pedagógico que responda a las demandas actuales, ampliar la
cobertura de la educación superior y realizar convenios con otras instituciones, así como con el sector
productivo; sumando, la capacitación de los docentes, para cubrir el perfil y mejorar su desempeño
académico.
En lo que respecta a la UAEM y a la FaCiCo, concuerdan en elevar la calidad de los programas y planes
de estudio, impulsar la investigación y la cultura, por medio de los vínculos con la sociedad.
En general, las cuatro instituciones enfatizan en modificar los programas y planes de estudio bajo un
modelo de competencias, tener personal capacitado (docentes), realizar convenios con la sociedad y
sector productivo (público y privado) en lo que atañe a la investigación y la práctica de conocimientos
adquiridos, cabe destacar que en relación a la investigación el gobierno estatal enfatiza en la creación de
nuevos campos de conocimiento y la oferta educativa de acuerdo con las demandas sociales y
económicas del estado. Esto es otro motivo más por el cual implantar dentro de la educación superior, el
modelo flexible basado en competencias.

~ 47 ~
MODELO FLEXIBLE BASADO EN COMPETENCIAS
Este modelo se basa en la teoría cognitiva, es por lo cual que se menciona que la psicología cognitiva es
definida como el estudio de los procesos mediante los cuales se transforma, red, elabora, recupera y
utiliza la información del mundo que el sujeto obtiene en su interpretación (Neiser; citado en
Galagovsky, 2004, p. 231).
El eje principal de la educación por competencias es el desempeño entendido como "la expresión
concreta de los recursos que pone en juego el individuo cuando lleva a cabo una actividad, y que pone el
énfasis en el uso o manejo que el sujeto debe hacer de lo que sabe, no del conocimiento aislado, en
condiciones en las que el desempeño sea relevante" (Malpica, 1996; citado en Huerta, Pérez y
Castellanos 2001, p. 2). Desde esta perspectiva, lo importante no es la posesión de determinados
conocimientos, sino el uso que se haga de ellos; un rasgo esencial de las competencias es la relación entre
teoría y práctica.
De este modo, un currículum por competencias profesionales integradas que articula conocimientos
globales, conocimientos profesionales y experiencias laborales, se propone reconocer las necesidades y
problemas de la realidad. Tales necesidades y problemas se definen mediante el diagnóstico de las
experiencias de la realidad social, de la práctica de las profesiones, del desarrollo de la disciplina y del
mercado laboral. Esta combinación de elementos permiten identificar las necesidades hacia las cuales se
orientará la formación profesional, de donde se desprenderá también la identificación de las
competencias profesionales integrales o genéricas, indispensables para el establecimiento del perfil de
egreso del futuro profesional.
Las competencias se pueden desglosar en unidades de competencia, definidas dentro de la integración
de saberes teóricos y prácticos que describen acciones específicas a alcanzar, las cuales deben ser
identificables en su ejecución. Las unidades de competencia tienen un significado global y se les puede
percibir en los resultados o productos esperados, lo que hace que su estructuración sea similar a lo que
comúnmente se conoce como objetivos; sin embargo, no hacen referencia solamente a las acciones y a
las condiciones de ejecución, sino que su diseño también incluye criterios y evidencias de conocimiento y
de desempeño. La agrupación de diferentes unidades de competencia en grupos con clara configuración
curricular da cuerpo a las mismas competencias profesionales.
Una vez establecidos los niveles de competencia, las unidades de aprendizaje (asignaturas) se articulan en
relación con la problemática identificada a través de las competencias genéricas o específicas y a partir de
las unidades de competencia en las que se desagregan.
En relación a lo anterior, dentro de la FaCiCo se considera que el Currículo 2003 es flexible, puesto que
da al estudiante la posibilidad de elegir entre distintas formas de estructuración curricular, para construir
un perfil profesional individual; hacer su carrera en el tiempo que le convenga, dando a los contenidos la
secuencia pertinente y; acreditar cursos tomados en otros espacios universitarios u otras organizaciones
regionales e internacionales, de manera presencial o virtual; tiene objetivos curriculares como aplicar los
conocimientos de las teorías, metodologías y fenómenos psicológicos que permitan comprender y
explicar el comportamiento humano; pero sobre todo para responder a las exigencias laborales, y
disminuir el tiempo de termino de la profesión.

~ 48 ~
Se basa en competencias, ya que se espera que durante y al finalizar la licenciatura los estudiantes
adquieran y desarrollen determinas competencias, concibiendo a esta como concibiendo como un
complejo estructurado de atributos requeridos para el desempeño inteligente en situaciones específicas,
lo que permite incorporar aspectos éticos y valores como elementos en el desempeño competente, la
necesidad del pensamiento crítico y analítico, de práctica reflexiva, la importancia del contexto y el hecho
de que puede haber más de un camino para practicar competentemente (FaCiCo, 2000); estando
conformado por la competencia conceptual, metodológica, técnica, contextual, integrativa, adaptativa y la
ética (CENEVAL, 2003, pp. 34-36).
Es decir, los planes y programas de estudio, que se digan estar basados en competencias deben de
contener las mencionadas anteriormente dentro de la formación de los profesionales, en este caso en
Psicología.
Dentro de las adecuaciones, la FaCiCo (2000, p. 35) plantea fomentar el autoaprendizaje, la creatividad e
innovación en los estudiantes; instrumentar programas de apoyo para los alumnos que por diversas
circunstancias tengan bajo rendimiento e iniciar con un trabajo que permita instrumentar un programa
para el apoyo a alumnos destacados. Por lo que la incorporación de sistemas tutoriales y elementos de
mayor atención personalizada a los alumnos exigirá llevar a cabo importantes modificaciones en la
proporción de profesores de tiempo completo por alumno, cuya función sea únicamente apoyarlos por
medio de asesoría, orientación y tutores.
Para fortalecer la calidad de la formación que la Facultad ofrece a sus estudiantes, analizar y ajustar los
criterios y políticas de revisión, elaboración y modificación de planes y programas de estudio, así como
los correspondientes programas de desarrollo y actualización del personal docente, de manera que en
todos se incluyan los elementos necesarios para asegurar que los alumnos adquieran los hábitos,
habilidades, actitudes y valores suficientes para su plena realización como profesionales.
Sin embargo, aunque se posea un plan de estudios flexible basado en competencias, planes y programas
acordes a las demandas actuales y un modelo de enseñanza adecuado a éste; otros aspectos que se
deberían y se tienen que cuidar es el perfil del docente, del dicente; así como las técnicas de enseñanza
que se emplean; al igual que la congruencia entre la enseñanza y su evaluación.
Cabe destacar que existe una diferencia entre método y técnica; la primera supone el camino que se debe
seguir para alcanzar un fin; mientras que la segunda consiste en todas aquellas herramientas que se
emplean para alcanzar esa meta. Es decir, el método abarca a la técnica, pero una técnica no aborda un
método.
En relación a lo anterior, se encuentra la manera en que los profesores imparten las clases, pues sus
técnicas en diversas ocasiones no son acordes a los temas vistos en clase; ya que de manera intencional o
no intencional no siguen un método para impartir sus clases; y si lo siguen aplican de manera errónea las
técnicas, ya que emplean la misma en repetidas ocasiones.

~ 49 ~
Ahora bien, el perfil del docente debe de ser conforme al enfoque constructivista, un apersona que posea
conocimientos profundos sobre la materia que enseña, desarrolle el trato humano entre sus alumnos,
domine diversas estrategias que faciliten el aprendizaje, motive a investigar más allá de lo visto en clase,
tener manejo pedagógico y didáctico, poseer diversas habilidades de enseñanza (asertivo, creativo,
divergente, emplee los diversos tipos de comunicación, conducción y manejo de grupo, equilibrio
personal), tener conocimiento personal y práctico sobre la enseñanza, actitudes y valores positivos que
fomenten el aprendizaje, etc.(Díaz y Hernández, 1999, p. 232).
Sin embargo, los docentes de la FaCiCo no cuentan con este perfil, lo cual no quiere decir
necesariamente que ellos están mal, más bien requieren de una actualización y capacitación en la manera
de impartir sus clases; ya que, como lo menciona la FaCiCo (2000, pp. 9-10) muchos de los alumnos que
concluyeron la licenciatura durante el desarrollo del plan de estudios de 4 años (el original de 1976 y su
actualización en 1980), en el que se logró un considerable incremento en la formación de profesionales;
gran cantidad de egresados de este plan conforman el actual claustro docente.
A lo anterior se agrega, que el perfil del estudiante tampoco corresponde al ideal pues muy pocos
responden a las características que debiera tener un “dicente” como lo enuncian Díaz y Hernández
(1999, p. 233), debe contar con autonomía moral e intelectual, conocer los objetivos que pretende
alcanzar, reflexión sobre sí mismo, interés por el estudio, tener hábitos de estudio y trabajo, buscador
activo, aplicar el conocimiento, a apropiarse de saberes culturales, capacidad de asumir normas,
cuestiona y es responsable de su aprendizaje, juicio de pertinencia, propositito, establece relaciones entre
lo que sabe y lo que aprende, realiza operaciones superiores del pensamiento, es creativo y realiza su
autoevaluación.
El no cubrir el perfil, es el resultado del sistema educativo que llevaron en años anteriores no
correspondía al que en la actualidad están cursando, es decir la educación a la cual estaban
acostumbrados de pronto da un giro radical y esto implica que tanto ellos como los docentes se
encuentren en un proceso de adaptación y a su vez de resistencia al cambio; pues todo cambio genera
inseguridad e incertidumbre a lo que posiblemente pasará.
CONCLUSIONES
En general, existe un mal entendimiento acerca del currículo por parte de los docentes.
Durante la enseñanza de los contenidos, aun cuando se programan en lo formal horas de práctica en
diversas materias del currículo, éstas cumplen en lo real sólo funciones normativas, o en el mejor de los
casos funciones complementarias o de "demostración" de la teoría.
Se favorece una concepción individual y fragmentaria de la educación, fundamentada en términos de la
libertad de cátedra y el derecho a expresar las ideas, ya que aunque se establezcan criterios definitorios
precisos en el currículo en relación con los objetivos finales e intermedios de la enseñanza, no precisan
cuáles son las situaciones en que deben ser evaluados esos objetivos, cuáles las actividades didácticas que
se emplearían, y, finalmente, cuáles las estrategias de evaluación utilizables, que normen claramente las
funciones educativas por desarrollar.
Repetición de información en los cursos optativos, seminario y taller correspondiente.

~ 50 ~
Los alumnos no están preparados para asumir dicho modelo, pues existe una incongruencia entre los
modelos de enseñanza en que se basa la formación previa al a educación.
La planta de docentes que impartirán las clases tienen que cambiar su estilo de enseñanza y eso provoca
resistencias, ya que el perfil que ellos tienen es diferente al perfil que se requiere el modelo flexible
basado en competencias.
La situación económica actual da lugar a los cambios estructurales dentro de los currícula de las
instituciones de nivel superior; están encaminados a la producción, competitividad y al desarrollo
económico. Dichos cambios conllevan efectos positivos y negativos a los encargados en impartir y recibir
la educación.
Las presiones políticas, sociales y económicas por las que el país y en especial el estado de México
atraviesa; con el fin de crear gente competitiva, productiva y que brinde un mayor desarrollo económico
y político.
El hecho de que el Currículo 2003 cumpla con los criterios de flexibilidad y de competencias en lo
normativo, no significa que los alumnos que egresen tendrán una formación pertinente y eficaz capaz de
enfrentar cualquier situación que se les presente.
Para poder poseer y aplicar los currícula flexibles basados en competencias, se requiere de cambios
estructurales, pero sobretodo modificaciones en las prácticas educativas, así como la participación
conjunta de alumnos y docentes.
Si se unificara el entendimiento del currículo 2003 de psicología, así como los conceptos que este
involucra, las personas implicadas tomarían medidas correctivas para mejorar su funcionamiento, sin
olvidar los factores internos de cada persona (resistencias), y con ello se mejoraría la enseñanza de los
conocimientos en psicología
Lo anterior, será posible en la medida en que conozcan, interpreten y hagan suyas las nuevas propuestas
curriculares enmarcadas en el modelo de las competencias profesionales integrales, el cual tiene su
origen en la teoría cognitiva, la cual supone que las personas poseen capacidades y habilidades únicas de
la especie humana, es decir, los procesos cognitivos como la percepción, memoria, raciocinio; más que
una carencia de conocimiento acerca del currículo 2003, existe una mal interpretación de este tanto en
docentes como en alumnos.
REFERENCIAS
CENEVAL (2003). Guía del examen general para el egreso de la licenciatura en psicología. Tercera
edición: CENEVAL.
Díaz B. y Hernández, R. (1999). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México:
McGrawHill.

~ 51 ~
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Galagovsky, L. (2004). Del aprendizaje significativo al aprendizaje sustentable: el modelo teórico [versión
electrónica]. Enseñanza de las Ciencias. Revista de Investigación y Experiencias Didácticas, 2 (22), 229-
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Huerta, J., Pérez, I. y Castellanos, A. (2000). Desarrollo curricular por competencias profesionales
integrales [versión electrónica]. Revista de Educación, 13, 2.
Santoyo, C. (2005). Alternativas docentes: Análisis y Evaluación de habilidades metodológicas,
conceptuales y profesionales en la formación del Psicólogo. Volumen II. México: UNAM- Facultad de
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desarrollo. Consultado el 27 de febrero de 2008,http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/...
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Varela, Micu, González y Ponce de León (2004). Análisis semántico del concepto de enseñanza de
profesores de medicina [versión electrónica]. Revista de la Educación Superior, 116, 1.
Gobierno Federal Mexicano (2006).Plan Nacional de Desarrollo 2006-2012. Consultado el 25 de
noviembre de 2007, de http://pnd.calderon.presidencia.gob.mx/index.php?page=transformacioneducativa.
Gobierno del Estado de México (2005).Plan de Desarrollo del Estado de México 2005 – 2011.
Consultado el 25 de noviembre de 2007, de
www.edomex.gob.mx/desarrollosocial/doc/pdf/plandesarrollo

~ 52 ~
VISIÓN GLOBAL DE LA CULTURA CON RESPECTO AL TRABAJO EN PERSONAS CON
RESUMEN: Las personas con discapacidad y
adultos mayores representan un grupo vulnerable
en nuestra sociedad, ya que por ciertas limitaciones
físicas y / o mentales que llegan a presentar, en
algunos casos se les ha connotado como personas
que están limitadas en su totalidad, cuándo la
realidad es que tienen otras capacidades y
habilidades que perfectamente se pueden
desarrollar y potencializar, de modo tal que
pueden desempeñarse en un ambiente laboral. El
presente artículo analiza la visión global de la
cultura con respecto al trabajo en personas con
discapacidad y adultos mayores, para que los
profesionales de la psicología tengan un campo
más de actuación con el fin de lograr que las
empresas consideren a estos grupos de personas
dentro de sus procesos de selección y contratación,
de tal manera que se reivindiquen con respecto al
estereotipo que se tiene sobre ellos.
Palabras clave: personas con discapacidad, adultos
mayores, cultura, trabajo y diversidad.
DISCAPACIDAD Y ADULTOS MAYORES
Claudia Gabriela González Ávila
ABSTRACT: The greater people with
discapacidad and adults represent a vulnerable
group in our society, since by certain physical
and/or mental limitations that get to
present/display, in some cases she has been
connotado to them like people who are limited in
their totality, when the reality is that they so have
other capacities and abilities that can be developed
and perfectly be potencializar, of way that they can
evolve in a labor atmosphere. The present article
analyzes the global vision of the culture with
respect to the work in people with discapacidad
and greater adults, so that the professionals of
psychology have a field more of performance with
the purpose of obtaining that the companies
consider to these groups of people within their
processes of selection and hiring, in such a way that
they are vindicated with respect to the stereotype
that is had on them.
Key words: greater people with discapacidad,
adults, culture, work and diversity.
Las personas con discapacidad son etiquetadas, estigmatizadas, marcadas de por vida por el solo hecho
de ser diferentes y colocadas en una posición de inferioridad. Esto ha generado actitudes de rechazo,
lastima, angustia e incomodidad, también conductas de sobreprotección familiar, lo que conduce a
tratarlos como personas incapaces de valerse por sí mismas, potenciarse y desarrollarse (Casado
1995:25).
Sin embargo, actualmente, se han dado cambios importantes en la percepción y actitud hacia la
diversidad, incluyendo a las personas con discapacidad. Algunos indicadores de ello, dice, lo representan
los intentos académicos por conocer mejor la problemática y el surgimiento de organismos no
gubernamentales que han unido esfuerzos y experiencias frente a la situación de las personas con
discapacidad (Casado 1995:30).

~ 53 ~
Por otra parte en relación con las personas de la tercera edad, Craig (2001:54) afirma que anteriormente
en algunas sociedades a los ancianos se les admiraba y se les recompensaba con una elevada condición
que correspondía a su edad. Así mismo, menciona que el paso del tiempo termina por cambiarlo todo;
en las antiguas civilizaciones, los ancianos eran las personas más respetadas y veneradas. Sin embargo
dice, hoy, el vertiginoso ritmo de la vida se empeña en condenarlos a la soledad, a la marginación y al
desamparo…
Por lo que al respecto (Moragas 1998:21) puntualiza que:
“los viejos se configuran como una categoría independiente del resto de la sociedad,
separados como un grupo con características propias; resulta obvio que los ancianos
compartan características comunes, pero lo curioso es que esa diferenciación supone mayor
separación del resto de la sociedad. La vejez separa mas del resto de los conciudadanos que
otros atributos cronológicos o sociales, suscita reacciones negativas y no resulta solo una
variable descriptiva de lo personal del sujeto, como la apariencia física, el estado de salud,
sexo, etc.”
¿Qué es la Discapacidad?
La Organización Mundial de la Salud, establece la definición de discapacidad: Toda restricción o
ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del
margen que se considera normal para un ser humano. Además hace mención de un término que
denomina “minusvalía”, término que tiene que ver con aspectos culturales en relación con la
discapacidad, es decir, como una situación desventajosa para un individuo determinado, a consecuencia
de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol que es normal en
su caso. La minusvalía está, por consiguiente, en función de la relación entre las personas con
discapacidad y su ambiente. Ocurre cuando dichas personas se enfrentan a barreras culturales, físicas o
sociales que les impiden el acceso a los diversos sistemas de la sociedad que están a disposición de los
demás ciudadanos. La minusvalía es, por tanto, la pérdida o la limitación de las oportunidades de
participar en la vida de la comunidad en igualdad con los demás (Naciones Unidas 1995:17).
Asimismo se hace alusión a la discapacidad como una categoría social y política en cuanto implica
prácticas de las regulaciones y las luchas por la posibilidad de elección, la potenciación y los derechos.
Esta visión es una forma de entender la discapacidad muy diferente y conlleva un conjunto alternativo de
supuestos, prioridades y explicaciones, como bien demuestra Hahn (citado por Barton 1998:24) cuando
afirma que:
“La discapacidad surge del fracaso de un entorno social estructurado a la hora de ajustarse a las
necesidades y las aspiraciones de los ciudadanos con carencias, más que de la incapacidad de los
individuos con discapacidad para adaptarse a las exigencias de la sociedad”.
Ser persona con discapacidad supone experimentar la discriminación, la vulnerabilidad y los asaltos
abusivos a la propia identidad y estima. Por tanto, la discapacidad es una forma de opresión que implica
limitaciones sociales. Esta perspectiva cuestiona las percepciones tanto profesionales como públicas de la
discapacidad. Supone mucho más que simples cambios en las cuestiones de la accesibilidad y los
recursos. Es una visión autocrítica del compromiso sociológico con el tema de la discapacidad (Barton
1998:25).

~ 54 ~
Prejuicios a cerca de la discapacidad
Nuestra forma de relacionarnos con las personas con discapacidad está influida, por ejemplo, por
nuestras experiencias pasadas en este tipo de relaciones y por la forma en que definimos la
“discapacidad”. Nuestras definiciones son fundamentales porque pueden formar parte de supuestos y
prácticas discriminadoras de la discapacidad, e incluso legitimarlos. Las personas con discapacidad han
sido receptoras de una variedad de respuestas ofensivas por parte de las otras personas. Entre ellas el
horror, el miedo, la ansiedad, la hostilidad, la desconfianza, la lástima, la protección exagerada y el
paternalismo (Barton 1998:24).
Una de las influencias dominantes que ha conformado tanto las definiciones profesionales como las de
sentido común ha sido el modelo médico. Esta visión como indica Hahn (citado por Barton, 1998:24)
“impone una presunción de inferioridad biológica o fisiológica a las personas con discapacidad”.
Destaca la pérdida o las discapacidades personales, con lo que contribuye al modelo de dependencia de
la discapacidad. Etiquetas como “inválido”, “tullido”, “tarado”, “impedido” o “retrasado” significan, todas
ellas, tanto una pérdida funcional como una carencia de valor. Con este tipo de denominaciones se ha
acostumbrado a legitimar las visiones individuales médicas y negativas de la discapacidad, en detrimento
de otros planteamientos, en particular de los propios de las personas con discapacidad (Barton 1998:24).
Además, con frecuencia, las actitudes y los hábitos llevan a la exclusión de las personas con discapacidad
de la vida social y cultural. La gente tiende a evitar el contacto y la relación personal con ellas. A muchas
de estas les causa problemas psicológicos y sociales, la presión de los prejuicios y de la discriminación de
que son objeto y el alto grado en que se las excluye de la relación social normal. De ahí que la imagen de
las personas con discapacidad depende de actitudes sociales basadas en factores diferentes, que pueden
constituir la mayor barrera a la participación y a la igualdad. Solemos ver a la discapacidad por el bastón
blanco, las muletas, las ayudas auditivas y las sillas de ruedas, pero no a la persona; por lo que es
necesario centrarse sobre la capacidad y no en sus limitaciones (Naciones Unidas 1995:23).
¿Qué significa ser adulto mayor?
De acuerdo con Zinberg, 1989 (Citado por Balcazar, Hernández y Mercado 2003:126), es una etapa que
comienza a los 60 años aproximadamente y se caracteriza por un declive gradual del funcionamiento de
todos los sistemas corporales. Por lo general se debe al envejecimiento natural y gradual de las células del
cuerpo. Sin embargo, a diferencia de lo que muchos creen, la mayoría de las personas de la tercera edad
conservan un grado importante de sus capacidades cognitivas y psíquicas.
Es así como John Rouse, 1987 (Citado por Asili 2005:148), introduce el término envejecimiento exitoso
mencionando que para llegar a esta etapa exitosamente se deben tener en cuenta los aspectos que
siguen:
a. Poseer una funcionalidad adecuada en el área física con ejercicio constante, en el área mental con
actividades que ejerciten la memoria, como la lectura, la escritura, etc.
b. Contar con un buen estado nutricional.
c. Tener metas y proyectos de vida que les permitan seguir siendo activos en su comunidad.
d. Evitar la inactividad, sustituyendo actividades que ya no se puedan realizar por otras.
De tal manera que el trabajo constituye un aspecto fundamental, para que las personas de la tercera edad
tengan un envejecimiento exitoso.

~ 55 ~
Ahora bien con respecto a aspectos psicológicos se encontró que, la manera que tiene el hombre de
sentir su vida, de experimentar los estímulos externos e internos se manifiesta en su estado de ánimo
(sentimiento), el cual caracteriza y matiza toda su existencia. Este sentimiento puede ser positivo o
negativo, grato o ingrato, de aproximación o de rechazo, pero nunca podrá ser neutro. La naturaleza del
sentimiento hace que el hombre se vea compelido, una y otra vez, a decidir su manera de ser y estar en
el mundo (Asili 2005:175).
La personalidad, definida como el modo de sentir (afectividad), pensar (cognición) y actuar
(comportamiento), tiene una repercusión muy importante en la capacidad de adaptación del hombre a
su entorno social (Asili 2005:176).
De tal manera que, Fahrer y su colaborador, 1990 (Citados por Asili 2005:177) sostienen que los
problemas propios de la ancianidad, son de orden psíquico y no siempre patológico. Por lo que para
comprender las características psicológicas del anciano, es necesario entender que para el bienestar
general del anciano y de las personas en general, independientemente de la edad, es necesario contar con
un proyecto, un interés orientado al porvenir. Sin embargo, sabemos que, dados los retos planteados por
la vejez, lo anterior no siempre se logra, por lo cual el anciano puede recurrir a su repertorio de hábitos
como una manera de hacer frente a su existencia. Por lo que se puede concluir que los problemas tanto
psicológicos cómo psiquiátricos del anciano se deben a la estrecha relación de diversos aspectos, tales
como:
a. Integración y madurez de su personalidad.
b. Los cambios de naturaleza endógena, o sea, los cambios que experimenta el organismo
envejecido como resultado del propio proceso involutivo.
c. Los cambios de origen exógeno, es decir, aquellos debidos a las influencias de las circunstancias
socioculturales, económicas y políticas, como la pérdida del papel social, las diversas
implicaciones de la viudez, la discriminación, el retiro de la actividad laboral, los problemas de
vivienda y aislamiento, los cambios de la estructura y dinámica familiar, la disminución del
ingreso económico, la carencia de asistencia social adecuada, la urbanización, entre otros.
Continuando con Fahrer y su colaborador, 1990 (Citado por Asili 2005:179), todos esos factores
repercuten en la estabilidad psíquica y emocional del hombre viejo.
De tal manera que, a pesar de los riesgos que conlleva el desarrollo de algún cuadro clínico a lo largo de
la vida, la vejez puede presentarse no solo sin enfermedad sino con un desarrollo moralmente positivo,
como lo enseñaron algunos pensadores (Asili 2005:180).
Prejuicios a cerca del adulto mayor
La cultura es un factor que influye para que los adultos mayores sean aislados o bien considerados como
fuente de sabiduría. En cada cultura se construye y transmite una imagen de los viejos, también se les
asigna un papel. En nuestra sociedad esta imagen es negativa: se detiene en el déficit y en la incapacidad,
limitando y empobreciendo la perspectiva de vida de este grupo etario, nos referimos a un estado
carencial, llegando a la marginación social. Por lo que se han generado una serie de prejuicios, mitos e
ideas erróneas a cerca del envejecimiento y la vejez, conformando esto parte del imaginario colectivo, de
tal manera que perjudica el buen envejecer y dificulta una adecuada inserción del Adulto Mayor a la
sociedad (Balcazar, Hernández y Mercado 2003:129)

~ 56 ~
Estos prejuicios incorporados a la mentalidad de la gente, funcionan determinando actitudes negativas
frente al proceso del envejecer acentuándose aún más con los viejos. Dichas actitudes culturales
muestran a los ancianos con evocaciones de precariedad, aislamiento, deterioro físico, psicológico y
tratados con rechazo o con un paternalismo discriminatorio (Balcazar, Hernández y Mercado 2003:129).
De esta manera los adultos mayores, participan a su vez con estos estereotipos culturales buscando
“cumplir” con lo así determinado. Estas ideas no surgen azarosamente, sino que son producto del tipo de
sociedad a la que pertenecen: una sociedad asentada sobre la productividad y el consumo y con enormes
adelantos tecnológicos, y donde la importancia de los recursos están puestos en los jóvenes y en los
adultos que pertenecen a la rueda productiva. Así mismo, las creencias y valoraciones, que forman parte
de las representaciones sociales, afirman (en los familiares de los ancianos) actitudes que van desde la
sobreprotección al maltrato. Esto refuerza el aislamiento ya que la fuerza de los vínculos es contraria al
reconocimiento de los mismos (Balcazar, Hernández y Mercado 2003:129).
Por su parte Asili (2005:142), menciona que pensábamos que al llegar a esta etapa de la vida, uno tenía
que estar en malas condiciones de salud, al grado de que en muchos lugares se usaba la palabra vejez
como sinónimo de enfermedad. En algunas instituciones de salud era utilizada la palabra senilidad como
uno de los diagnósticos que tenían los pacientes geriátricos, sin que tuviera un verdadero significado y,
por consiguiente, sin ofrecerles alternativas de solución a sus problemas de salud. Cuando algunas
instituciones internacionales comenzaron a dar importancia a la salud de estos grupos de edad, realizaron
investigaciones tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, para conocer la
situación real a cerca de sus necesidades, y fue dado a conocer que, en su mayoría se trataba de
población sana. En Latinoamérica el 90% de personas de edad avanzada eran sanas y mantenían una
independencia para llevar a cabo sus actividades de la vida diaria, requiriendo únicamente apoyo en
servicios sociales y control de salud mediante programas más accesibles.
Ahora bien, debido a que nuestra sociedad tiende a recluir y aislar a los ancianos por considerarlos
improductivos, es necesario retirar los estigmas de senilidad, inutilidad, estorbo, carga, etc., porque el
viejo está tan vivo como cualquiera y sufre por el hecho de ser rechazado. Por tal motivo, es
especialmente importante distinguir entre el envejecimiento fisiológico y la capacidad de crecimiento
intelectual y de participación social. Incluso personas enfermas o débiles pueden continuar aprendiendo
y actuando socialmente. Si la meta es envejecer bien, es importante considerar la salud como la definió la
Organización Mundial de la Salud (OMS): un estado de bienestar físico, psíquico y social, y no solo la
ausencia de enfermedad. Ahora bien, más específicamente la OMS, define la salud en el adulto mayor
como la capacidad para entenderse así mismo y desenvolverse en el seno de la familia y la sociedad, la
cual le permite desempeñar sus actividades de la vida diaria por sí solo (Balcazar, Hernández y Mercado
2003:158).
Las personas con discapacidad y adultos mayores como parte de la diversidad en el trabajo
Hoy día, la fuerza de trabajo de las organizaciones tiene orígenes muy diversos. Por ello, resulta vital la
administración de la diversidad y el aseguramiento de la igualdad en las oportunidades de empleo para
todos los empleados, sobre todo si se consideran todas las leyes y regulaciones que existen. Las personas

~ 57 ~
se diferencian en muchas dimensiones. El concepto de diversidad reconoce las diferencias entre los
individuos. Además, como se sugiere en muchos estudios, la diversidad tiene consecuencias tanto
positivas como negativas. En el lado positivo, proporciona a las organizaciones oportunidades de integrar
un conjunto más amplio y diverso de personas, ideas y experiencias. En el lado negativo, inicialmente
puede generar crecientes tensiones y conflictos en el lugar de trabajo. Por lo tanto, las organizaciones
deben ser proactivas tanto para atender los problemas originados en la diversidad de los empleados,
como para apoyar a individuos con diferentes antecedentes y herencias (Mathis y Jackson 2003:35).
Por su parte, Landy y Conte (2005:435), afirman que la diversidad tiene costos y beneficios. Aún cuando
en un principio habrá cierta tensión y efectividad disminuida en los grupos demográfica y culturalmente
heterogéneos, ésta se incrementará si los grupos permanecen intactos. Por el contrario, la heterogeneidad
del grupo aumenta los esfuerzos de creatividad de los grupos de trabajo mediante la ampliación de la
variedad de enfoques tomados para la solución de problemas.
Es así como el manejo de la diversidad incluye todo el paquete de herramientas de los psicólogos
organizacionales: reclutamiento, selección, capacitación, motivación y liderazgo. El enfoque mas efectivo
probablemente diferirá para cada organización y cada situación. Sin embargo, las organizaciones exitosas
son mas propensas a exhibir la diversidad en todos los niveles, promover la diversidad de manera formal
e informal a través de la organización y descubrir y eliminar los prejuicios y prácticas discriminatorias
(Landy y Conte 2005:436).
Siguiendo con Landy y Conte (2005:436-437), mencionan que hay dos modelos efectivos para lograr la
diversidad, el de asimilación y el de protección. El modelo de asimilación incluye el reclutamiento, la
selección, la capacitación y la motivación de los empleados para que compartan los mismos valores y
cultura. Mientras que el modelo de protección identifica a los grupos en desventaja subrepresentados y
proporciona protección especial para ellos. Un modelo alternativo para lograr la diversidad es el modelo
del valor, en el que cada elemento diverso de la organización es valorado por lo que brinda a la
organización. En general, la diversidad se favorecerá si el ambiente de trabajo es abierto, incluyente y
justo.
Así mismo Dessler (2001:39), menciona que administrar la diversidad significa aumentar al máximo las
posibles ventajas de la diversidad, para reducir al mínimo las posibles barreras (como los prejuicios y las
inclinaciones) que podrían socavar el funcionamiento de una fuerza de trabajo diversa. Esto significa
recurrir a distintos programas con el propósito de demostrar que la empresa acepta y valora las
diferencias individuales, para ayudar con ello a la empresa a captar y conservar a “las personas de mejor
calidad y más talento”. La capacitación para la diversidad es otra actividad concreta que pretende
sensibilizar a todos los empleados ante la necesidad de valorar las diferencias, aumentar la autoestima y,
en general, crear un contexto más hospitalario, que funcione mejor, para los trabajadores diversos de la
empresa.
Ahora bien, por lo que respecta a las personas con discapacidad, en la actualidad se niega empleo a
muchas de ellas o solo se les da trabajo servil y mal remunerado. Las personas con discapacidad suelen
ser las primeras a quienes se despide en épocas de desempleo y estrechez económica y las últimas a las
que se contrata. Ello es así, a pesar de que se ha demostrado que con una adecuada labor de valoración,
capacitación y empleo, la mayor parte de las personas con discapacidad puede realizar una amplia gama

~ 58 ~
de tareas conforme a las normas laborales existentes. En algunos países industrializados que sienten los
efectos de la recesión económica, la tasa de desempleo es, entre las personas con discapacidad que
buscan trabajo, el doble de la que se da entre las que no tienen discapacidad. En muchos países se han
establecido diversos programas y se han tomado medidas a fin de crear puestos de trabajo para personas
con discapacidad. Una aplicación más amplia del principio ergonómico permite la adaptación, a costo
relativamente reducido, del lugar de trabajo, las herramientas, la maquinaria y el equipamiento, lo que
ayudaría a aumentar las oportunidades de empleo para las personas con discapacidad (Naciones Unidas
1995:40-41).
Por tanto, es importante que las empresas definan con mayor precisión cuales son las tareas esenciales
para desarrollar cada trabajo y qué conocimientos, habilidades y aptitudes se necesitan para realizarlo;
que apliquen programas de trabajo mas flexibles, modifiquen las instalaciones e incorporen equipo
especial; así como revisar los requisitos de salud y exámenes médicos relacionados con el empleo, con lo
cual se tratará de evitar la discriminación contra individuos con discapacidad (Mathis y Jackson 2003:37).
Asimismo, con respecto a los adultos mayores, la jubilación actúa como barrera demarcatoria dejando
afuera de este círculo a todos aquellos que cumpliendo 60 o 65 años engrosan las filas de los llamados
“pasivos”, obligándolos a replegarse sobre sí mismos, a un reposo forzoso y así de alguna manera
marginados de la sociedad. Sin embargo, de acuerdo con la mayor parte de las investigaciones realizadas
sobre el tema del trabajo en el adulto mayor, sugieren que existe una correlación positiva y elevada entre
la satisfacción con el trabajo y la edad, es decir, que la satisfacción en el trabajo tiende a aumentar con la
edad del trabajador (Wright y Hamilton, 1978; Citados por Rice 1997:631). Con frecuencia, los
trabajadores ancianos son más productivos que los más jóvenes y son más precisos, aunque trabajen con
más lentitud (Czaja y sharif, 1998; Citados por Rice 1997:687). Los trabajadores ancianos tienden a ser
más dependientes, cuidadosos, responsables y ahorradores de tiempo y materiales que los trabajadores
más jóvenes, y es más probable que se acepten sus sugerencias (Forteza y Prieto, 1994; Citados por Rice
1997:687).
Por su parte Dessler (2001:40), afirma que en términos de productividad es práctico conservar a los
trabajadores mayores, ya que los cambios relacionados con la edad, en cuanto a la capacidad física, el
desempeño cognoscitivo y la personalidad tienen pocas repercusiones para la producción de los
trabajadores, excepción hecha de las tareas que imponen más exigencias físicas. Así mismo, los logros
creativos e intelectuales no disminuyen con la edad y el ausentismo disminuye conforme aumenta la
edad. Los trabajadores mayores también suelen ser más leales a la compañía que los jóvenes, tienden a
estar más satisfechos con su trabajo y sus supervisores, y pueden ser capacitados o recapacitados igual
que todo el mundo.
DISCUSIÓN
De acuerdo con el presente artículo surge un aspecto importante a cerca del tema de la visión global de
la cultura con respecto al trabajo en personas con discapacidad y adultos mayores; ya que con esta
situación que se vive con respecto a estos grupos de personas, se crea la necesidad de que los
profesionales de la psicología actúen específicamente en las empresas para que éstas consideren dentro
de sus procesos de selección y contratación a estas personas, incluyéndolas como parte activa de su
equipo de trabajo, de tal manera que se genere una reivindicación de ideas con respecto a la serie de

~ 59 ~
prejuicios que se tiene sobre ellos y lograr que se centren en las capacidades que poseen para que
puedan efectuar un trabajo; con lo cual también se lograría una mejor calidad de vida para ellos porque
serían vistos como parte de la diversidad a la que todos pertenecemos. Mientras que para las empresas se
genera la oportunidad de integrar un conjunto más amplio y diverso de personas, ideas y experiencias
dentro de su campo de trabajo, con lo cual se tiene el beneficio de que la heterogeneidad del grupo
aumenta los esfuerzos de creatividad mediante la ampliación de la variedad de enfoques tomados para la
solución de problemas.
Concluyendo así que, ésta revisión teórica de la visión global que se tiene a cerca de las personas con
discapacidad y de la tercera edad, nos brinda una gama de oportunidades de actuación a los
profesionales de la psicología, con el fin de tener una sociedad más equilibrada y justa.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Balcazar Patricia, Hernández Gabriela y Mercado Aida. (2003). Antología: Procesos Psicológicos del
Desarrollo II. México.
Barton Len. (1998). Discapacidad y Sociedad. Madrid: Morata.
Casado Demetrio. (1995). Ante la Discapacidad. Buenos Aires: Lumen.
Craig Grace. (2001). Desarrollo Psicológico. México: Prentice Hall.
Dessler Gary. (2001). Administración de Personal. México: Pearson.
Landy Frank, Conte Jeffrey. (2005). Psicología Industrial: Introducción a la Psicología Industrial y
Organizacional. México: McGraw-Hill.
Mathis Robert, Jackson John. (2003). Fundamentos de Administración de Recursos Humanos. México:
Thomson.
Moragas Ricardo. (1998). Gerontología Social: Envejecimiento y calidad de vida. Barcelona: Herder.
Organización de las Naciones Unidas. (1995). Propuestas de acción para las personas con discapacidad.
Buenos Aires: Lumen.
Rice Philip. (1997). Desarrollo Humano: estudio del ciclo vital. México: Prentice – Hall.

~ 60 ~
LA APROPIACIÓN DEL CUERPO EN LA MUJER, UN CRITERIO DE EQUIDAD
Resumen
El objetivo de este trabajo fue mostrar la relación
directa entre la apropiación del cuerpo femenino
con el concepto de equidad, una relación
elaborada a través del análisis de la igualdad desde
la visión de Oppenheim, lo que llevaría a pensar
la igualdad construida en una relación directa y
relativa con la desigualdad. Se exponen los
diferentes dispositivos sociales que han obstruido
la apropiación del cuerpo por parte de la mujer,
tales como: la sociologización natural de los sexos,
con base en tres procesos biológicos característicos
del género femenino: la menstruación, el
embarazo y la lactancia; el patriarcado, una
ideología sostenida en práctica culturales de
explotación de la mano de obra de la mujer como
ama de casa; la religión, que enmarca la actuación
de la mujer en una dicotomía moral: la virtud y el
pecado, la mujer casta y la mujer impura; y
finalmente la ciencia, entre cuyos ejemplos se
encuentra el psicoanálisis, del que destaca la
histerización como dispositivo de apropiación del
cuerpo femenino.
Palabras clave
Igualdad, equidad, género, patriarcado.
Leonor Gpe. Delgadillo Guzmán
Aida Mercado Maya
Abstract
The goal of this paper was to show the direct
relationship between the appropriation of the
feminine body and the concept of equity, a
relationship elaborated through the analysis of
equality from Oppenheim’s view which would lead
to think of equality as built in direct and relative
relationship with inequality. Different social
devices that have obstructed the women’s
appropriation of the body are exposed such as: the
natural sociologization of the sexes based on three
characteristic feminine gender biological processes:
menstruation, pregnancy and breastfeeding;
patriarchy, an ideology sustained in cultural
practices of exploitation of women’s working force
as housewives; religion, which frames women’s
acting in a moral dichotomy: virtue and sin, chaste
woman and impure woman and finally, science
where we can find, between all its examples,
psychoanalysis that highlights hysterization as a
device of the appropriation of the feminine body.
Key words
Equality, equity, gender, patriarchy.
Introducción
El objetivo de este trabajo es mostrar como la demanda de igualdad del género femenino con respecto a
la igualdad del varón se encuentra directamente relacionada con la apropiación del cuerpo 5
,
5 Género entendido como la construcción social de una persona de acuerdo a su sexo. [...] Hay dos sexos (macho y hembra) y
dos géneros (masculino y femenino). Los estudios transculturales de M. Mead mostraron que los papeles masculinos podían ser ejercidos
por mujeres, y viceversa. (Abercrombie, Hill y Turner, 1992:117).// Género: la conducta que cumple las expectativas sociales de ser varón o
mujer (Ritzer, 2002:388).

~ 61 ~
representando en términos actuales, lo que Berger y Luckmann (1978) llaman una nueva institución
social inexistente antes del siglo XX 6
.
Es conocido en el mundo académico, a nivel casi mundial o por lo menos en las sociedades occidentales,
la existencia de un movimiento social orientado hacia la obtención de un trato igualitario entre los seres
humanos, más allá de sus características particulares, como por ejemplo: edad, raza, dotes naturales,
entre otros. Del conjunto de estas características, destaca aquella que desde la dimensión biológica
arrastra toda una supuesta justificación de la desigualdad: el sexo. Dicha desigualdad de acuerdo con
Hierro (2003) representa el problema moral de nuestro tiempo, en tanto que apunta ser el que más
preocupa por la cantidad de sufrimiento que produce y que se torna en un estado de injusticia que
alcanza a la mitad de la población y cuyas repercusiones sacuden a la humanidad.
Para alcanzar el objetivo planteado, se trabajan los siguientes apartados, en primer lugar se abre una
discusión sobre la igualdad, revisando algunas de sus implicaciones, así como la definición que de ella
presentan Comte-Sponville (2003) y Oppenheim (1979); en segundo lugar se exponen algunos
antecedentes pioneros en busca de la igualdad de género, mismos que sucedieron durante el siglo XVIII
y que dan cuenta de la iniciativa de algunas mujeres por establecer la práctica del discurso sobre la
igualdad; en tercer lugar se expone el apartado de la sociologización natural de los sexos, aquí se
enuncian los distintos elementos que a partir de la naturaleza de cada sexo distinguen a las mujeres y a
los varones; en cuarto lugar se presenta un apartado cuyo contenido versa sobre la propiedad privada, en
él se discute este mecanismo social como uno de los orígenes de la desigualdad entre los géneros que
hoy por hoy es aún vigente; en quinto lugar se describe el papel de la religión y la ciencia 7
, como dos
instituciones sociales que también han sido un punto de partida para perfilar la desigualdad entre los
géneros. Del segundo al quinto apartado, se ilustra un conjunto de mecanismos sociales de control sobre
el cuerpo de la mujer. En sexto lugar se presenta el papel de la democracia y las formas de relación de
pareja, como elementos de auto-apropiación del cuerpo. Cerrando el artículo con las conclusiones más
destacadas del análisis presentado.
1. La igualdad
Desde una definición mínima de la igualdad Comte-Sponville (2003) considera que la igualdad está dada
toda vez que dos seres son iguales cuando tienen la misma magnitud o poseen la misma cantidad de
alguna cosa. Dicha noción sólo tiene sentido en la medida que suponga una magnitud de referencia, por
tanto tiene un sentido relativo. Oppenheim (1979) apunta que la conceptualización de la igualdad ha
producido toda una discusión en rededor de ella con base en dos criterios descriptivos: igualdad de
características e igualdad de trato.
El criterio de igualdad de características es concebido en términos de las similitudes básicas que se
comparten. Lo cual no logra del todo sostener la definición misma de igualdad, se si se considera que de
hecho, los hombres no son iguales en sus características, habrá hombres más inteligentes que otros, más
fuertes que otros, más capaces que otros. Situación que lleva a la necesidad de pensar en cómo podría
ser concebida la igualdad en aras de salvar esta desigualdad inicial, la biológica, como una desigualdad
intrínseca ¿acaso con una cierta medida de desigualdad, tal y como lo señala Krystol (1979) Lo que lleva
6 El origen de la institucionalización, en la mayoría de los casos, se produce por el acuerdo recíproco sobre determinadas
acciones ligadas a ciertas situaciones; se trata del establecimiento de un orden social determinado, formado por la habituación, por la
repetición de actos frente a una situación en particular, cuyos resultados sugieren la pertinencia de volver a repetirlo en situaciones
similares futuras (Berger y Luckmann, 1978).
7 La religión judeo-cristiana tradicional. Y sobre la ciencia, específicamente el papel del psicoanálisis ortodoxo.

~ 62 ~
a la paradoja de pensar la igualdad como una pretensión que se debate con la desigualdad y concebirla,
entonces, desde el sentido relativo que plantea Comte-Sponville (2003).
Por su parte el criterio de igualdad de trato, se sostiene en la pretensión legal de legar igual dignidad,
valía o mérito a los hombres a pesar de las diferencias de carácter o de inteligencia, en otras palabras,
todos los hombres tienen derecho a ser tratados de igual modo, por tanto, deberían recibir los
correspondientes derechos legales por igual. En términos ideales el planteamiento es sugerente, sin
embargo, la realidad revela que dicho planteamiento está matizado por la forma en que socialmente son
asignados, distribuidos, los beneficios, las oportunidades y las obligaciones. Beneficios materiales tales
como salarios, seguros de desempleo, servicios sociales; oportunidades, como por ejemplo ocupar ciertas
posiciones o cargos. Obligaciones como deberes legales, respetar los derechos de los demás, que una
vez transgredidos por el individuo, éste está sujeto a la sanción o sanciones establecidas.
Beneficios, oportunidades y obligaciones, a su vez, constituyen un conjunto sometido a las prácticas
culturales del grupo social al que pertenece el individuo en cuestión, como por ejemplo, las relaciones
sociales, los recursos sociales materiales y no materiales que posee, el uso que pudiese hacer de ellos,
bajo la aceptación y quizá ayuda de quienes más cerca están de dicho individuo.
Como se puede observar el problema de la igualdad no solo tiene que resolver el problema de su propia
definición y alcance, también tiene que resolver las implicaciones que tiene al estar asociada con otros
elementos sociales, que ven afectado su ejercicio.
Quizá la salida estribe en concebir la igualdad sostenida en un modelo cuya base sea la igualdad relativa,
es decir, igualdad de trato más que la igualdad de características, con un claro principio de legar mayores
derechos y menos obligaciones a quien menos tiene y más obligaciones y menos derechos a quien más
tiene en términos del acceso a los recursos materiales y no materiales, a la etapa vital autobiográfica y a
las condiciones de salud-enfermedad que se tengan en el momento considerado, partiendo de una base
de igualdad legal otorgada a todo ser humano, siguiendo el criterio de igualdad de trato en aras de un
bienestar mínimo aceptable común y personal 8
cuyo estándar de medida sea la dignidad de la vida
humana 9
.
De esta manera se tendría quizá la aplicación efectiva de igualdad en la definición misma de la igualdad,
atendiendo a la similaridad y no a una identidad que es igual a otra identidad porque son la misma cosa.
Estipulando que todos podemos ser iguales bajo la aceptación de la idea de la similaridad, por tanto se
viviría la igualdad entre similares, esto es individuos que bajo determinados criterios o aspectos reciben el
mismo trato. Quedando de cierta manera y quizá de forma inicial, resuelto, el peligro de llevar el
principio de igualdad a expresiones de injusticia, porque dar o pedir a todos lo mismo no sería
congruente con el principio de justicia, pues no todos tienen las mismas necesidades, los mismos
recursos, ni tampoco las mismas capacidades (Comte-Sponville, 2003).
Derivado de lo anterior más que hablar de igualdad se hablaría en términos de equidad, participación
igual a iguales; Aristóteles consideraba no equitativa una norma “cuando recompensa a los iguales con
8 Para ejemplificar esto, tómese como referente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 (1995: 14)
vigente, que a la letra dice en el artículo 4º. […] El varón y la mujer son iguales ante la Ley. Ésta protegerá la organización y el desarrollo de
la familia. Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos
[…]. Sirva la cita, para destacar en lo fundamental la idea de igualdad de trato. Y valga también para anticipar que, no obstante, esta
igualdad a la luz de la práctica es discutible, tómese como referente el ejercicio del voto en las elecciones populares, a l a luz de lo
establecido en el capítulo IV de los ciudadanos mexicanos previsto por los artículos 34 y 35 tuvo lugar varias décadas después, ya que fue
hasta finales de la primera mitad del S. XX que las mujeres mexicanas ejercieron este derecho político, situación que revela una
contradicción entre el discurso y la práctica que atraviesa de manera diferenciada la vida de los individuos de acuerdo a su género.
9 Dignidad entendida como aquel valor de lo que no tiene precio, ni siquiera valor cuantificable: se trata de un objeto no de d eseo
o de comercio, sino de respeto (Comte-Sponville, 2003).

~ 63 ~
participaciones desiguales o a los desiguales con participaciones iguales” (citado por Oppenheim, 1979).
Planteamiento que queda plasmado en la idea que al respecto de ello expone Amorós (2001): la
diferencia se produce sola, la igualdad hay que construirla.
En términos de igualdad del cuerpo con respecto a los géneros, se observa una disposición desigual de
relación con el propio cuerpo en el varón y en la mujer. Hierro sostiene que esta diferenciación proviene
de una argumentación social de la biología, que termina estableciendo un esquema determinado de
orden sexual dispuesto para ambos géneros.
2. Algunos antecedentes en busca de la igualdad de género
Amorós (2001) indica que es en la Ilustración, en el siglo XVIII, que se registran las raíces de un
movimiento social que cuestiona la desigualdad entre los géneros: el feminismo, con la revolución
francesa cuyo lema libertad, fraternidad e igualdad, establece una doble contradicción, que en parte ya
venía referida en Descartes con su planteamiento sobre la igualdad entre todos, esta contradicción se
observa en el choque del discurso con la práctica, con la acción social colectiva, la segunda contradicción
se advierte en la ausencia de igualdad entre diferentes, nunca un hombre podrá igualarse biológicamente
a una mujer ni viceversa.
Lo que vale rescatar de este movimiento es la búsqueda de la abolición de la desigualdad social, cuyo
resultado produce un estado de opresión para el género femenino. Fueron varias las mujeres en la
historia que clamando por una igualdad pagaron con su vida, como por ejemplo, Olimpia de Gouges en
1791 fue guillotinada; en 1792 Mary Wollstonecraft con su publicación Vindicación de los derechos de
la mujer fue tachada como una mujer conflictiva; en 1793 junto con la señora Roland, otras mujeres
fueron encarceladas en Francia con la publicación de Los derechos de la mujer y de la ciudadana. Se
trató de mujeres disidentes que revelaban la disparidad social entre los géneros, mujeres que criticaron el
orden patriarcal establecido, un orden indispuesto a ceder espacio a las mujeres (Sau, 1981).
No obstante a su minoría de grupo, sus actos tuvieron eco en otros puntos del mundo además de Francia
e Inglaterra, en Italia se publicó la Breve defensa de los derechos de la mujer escrita por la condesa
romana Rosa Califronia; poco después se publicaban los primeros periódicos femeninos en cuyas
páginas se reclamaban derechos de igualdad, en Estados Unidos se publicó la Declaración de Séneca
Falls en Nueva York, por Lucretia Mott y Elisabeth Cady Stanton como respuesta a un documento que
excluía a las mujeres: la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, en cuyo contenido se
pedía igualdad de propiedad, de salario en el trabajo, de derecho a la custodia de los hijos, derecho de
hacer contratos, de llevar a alguien a los tribunales y de ser llevada, de prestar testimonio y de votar (Sau,
1981; Ferreira, 1995).
En una historia menos antigua durante el pasado siglo dos fechas son relevantes, por un lado, se instituyó
el Día Internacional de la Mujer con motivo de las 129 obreras victimadas en una fábrica de Algodón en
Nueva York el 8 de marzo de 1908, que se manifestaron en las instalaciones de la Compañía
demandando reducción de su jornada de trabajo a 10 horas en virtud que laboraban entre 14 y 18 horas
diarias; descanso dominical, pues trabajaban todos los días; pago de su salario en el mismo monto que el
devengado por los varones, ya que el que recibían era menos del 50% que el de ellos. En devolución a
sus demandas el dueño incendio la fábrica estando las mujeres dentro rodeando las instalaciones con
hombres armados.
El mismo tono histórico tuvo la creación del Día Internacional de la No violencia contra la Mujer, a
propósito de la tortura, violación y asesinato de las hermanas Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal

~ 64 ~
durante la dictadura de Trujillo en República Dominicana, por luchar en contra del régimen político de
entonces (Ferreira, 1995).
Sin embargo a pesar de la observación crítica y de su resistencia sobre la desigualdad de los géneros
realizada por estas actrices sociales, sus planteamientos no fueron acogidos, en su lugar se fueron
construyendo otros argumentos ideológicos de corte científico que mantuvieran a la mujer en el mismo
lugar de subordinación; otros tantos argumentos ya construidos se mantuvieron, como el de lo natural
frente a lo racional, la mujer es lo natural y en tanto natural sirve para procrear y al mismo tiempo
atender la encomienda de cuidar el hogar. Debiendo por su propia naturaleza, por su impulsividad, ser
domesticada y vigilada por el varón, de esta forma a la mujer se le mantiene despojada en principio de
confianza y despojada como sujeto, en palabras de Amorós (2001) de contrato social, es decir, carente de
voz y voto para las tomas de decisión del mundo público.
3. La sociologización natural de los sexos
La desigualdad entre géneros ha podido ser explicada parcialmente por el tratamiento social de las
características biológicas de cada sexo, en primer lugar la diferencia explícita de los cuerpos, diferencia
que ha servido para el caso de la mujer su natural disposición para procrear, es ella y no el varón, quien
tiene la propiedad, la esencia como ser para dar vida, para lograr una descendencia. Este proceso de
procreación no se limita exclusivamente a dar a luz, implica también un tiempo posterior de cuidados
para que el recién nacido se adapte a su nuevo medio ambiente, un nuevo periodo en el que nuevamente
el cuerpo revela con la lactancia su facultad natural. Tanto la procreación como la lactancia son las dos
expresiones máximas naturales de las posibilidades intrínsecas de la menstruación. Se trata entonces de
tres procesos biológicos: menstruación, embarazo y lactancia, que al ser naturales estimulan casi de
manera automática la creencia generalizada de la mujer como esencia.
Un conjunto de procesos que aparentemente ilustran las diferencias entre el varón y la mujer, dejando
ver la debilidad de la segunda con respecto al primero, porque aquel no vive ninguno de estos procesos,
aún más, su constitución corporal es más fuerte y más grande que la de la mujer. Lo anterior sugiere que
existe una inferiorización natural femenina frente a lo masculino (Hierro, 2003).
Este carácter esencial del género femenino fue asociado con otros atributos naturales. Partiendo
del hecho de que la mujer es poseedora de la menstruación, la procreación y la lactancia, no resultaba
difícil asociar a esta naturaleza otras características tales como la expresión de los impulsos, en
consecuencia, la dificultad para pensar, de ahí su naturaleza impulsiva. En consecuencia se trata de un
individuo poco o nada confiable, en tanto que sus formas de conducirse pueden ser impulsivas, por lo
que es necesario domesticarla, conducirla de tal manera que sus impulsos sean dominados por medio de
otro que no sea ella o ellas mismas. Tendría que ser un otro exento de esta naturaleza, ese otro que no
puede menstruar, procrear, ni lactar y por lo tanto está ajeno a cambios bruscos en su naturaleza y en
consecuencia a un mayor control de sus impulsos. No podría ser otro más que el varón.
Este conjunto de características en la mujer, que al mismo tiempo son contrastadas con el varón,
producen los elementos propicios para estimular un estado de dependencia de ella hacia él. Una relación
de dominación entre los géneros 10
, que de manera inmanente establece un orden en arreglo a esa
jerarquía, legando al varón el poder sobre la mujer. Se trata de una relación de fuerza en la que
culturalmente está dispuesto quién es el dominador, el varón, y quién el dominado, la mujer. Porque
10 Dominación entendida como el acto de imponer la propia voluntad sobre otro individuo en el marco de toda relación social. Que
también puede aplicar sobre el sí mismo, imponer la propia voluntad sobre los propios impulsos.

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será él quien pueda legitimar su buen comportamiento, o en caso contrario, será él quien pueda castigar
su mal comportamiento. Ella en sí misma carece de la suficiente legitimidad para evaluar y juzgar su
propio comportamiento.
El establecimiento de este orden social progresivamente va sedimentando en la estructura social el papel
asignado a cada género, su rol (Berger y Luckmann, 1978). Instituyendo lo prescrito y proscrito a cada
uno, pero para el caso de la mujer será el varón quien establezca la frontera de lo tolerado frente a lo
intolerado, mientras que para el caso del varón será él mismo quien defina sus límites. La construcción
social de lo permitido en contra de lo prohibido para el caso de la mujer, habrá marcado una dicotomía
entre la virtuosa y la viciosa. La primera definida fundamentalmente por la cesión de su cuerpo para el
ejercicio de la procreación para darle descendencia legítima al varón, su prioridad por tanto será la
familia, mientras que la segunda definida fundamentalmente por la cesión de su cuerpo para el ejercicio
del placer erótico del varón. La virtuosa exalta la trascendencia del varón, mientras que la viciosa exalta
su ausencia de control sobre sí mismo, porque sucumbe ante la carne, ante el deseo por el natural
erotismo que le caracteriza.
En cualquier caso se trata de la apropiación del cuerpo femenino por el varón. Para la mujer se trata de
una disyuntiva en la que para lograr una cosa tendrá que renunciar a la otra, sin la posibilidad de
pensarse madre por decisión propia y al mismo tiempo mujer con capacidad erótica de placer para sí.
La elaboración de esta construcción social permitirá para el caso del varón, un libre acceso a los dos
tipos de mujeres, porque con una no podrá hacer lo que con la otra ya que se trata de comportamientos
femeninos socialmente contrapuestos. La madre de sus hijos no podrá comportarse como una viciosa,
pues dejaría entonces de ser virtuosa y aquella que es viciosa no podrá nunca ser virtuosa porque carece
de la calidad moral, de la virtud, para llegar a serlo. Junto a este ordenamiento social se acompañan otros
dispositivos de distinción como la ropa, entre una mujer y otra 11
.
Para lograr la compleja tarea de controlar a la mujer era necesario tenerla bajo vigilancia ¿cómo
poder hacer tan difícil tarea, cuando el varón tenía ya establecida su obligación social: mantener a su
familia, para lo cual debía salir de casa? La solución al problema al parecer quedó establecida en la
confinación de espacio, era necesario tener confinada a la mujer en un espacio conocido y controlado,
ese espacio no sería otro que el de la casa; mientras que para el varón como debía salir para proveer a la
familia podía entrar y salir de la casa para también entrar y salir del espacio fuera de casa, él a diferencia
de la mujer contó con libertad de movimiento para acceder a ambos espacios, al espacio de la casa, el
espacio de lo privado, y al espacio fuera de la casa, el espacio de lo público, lo que era explicable en
virtud de su papel como proveedor. Se trata de un manejo social del espacio para ambos géneros que fue
instituyéndose y afinándose en combinación con la creación de la propiedad privada y el patriarcado.
Esta disposición espacial por género configuró también las actividades propias de la mujer, en
otras palabras su desempeño en el marco del espacio privado. Todo sugería que al ser la depositaria de
la capacidad de reproducir la especie, era de esperarse que también fuese depositaria innata de la
capacidad para cuidar y procurar a los miembros que procreaba. En consecuencia las actividades
desempeñadas no representaban tareas que implicaran una capacidad especial, un conocimiento
aprendido, por tanto el trabajo elaborado en lo privado está ausente de valoración social: ni es
reconocido, ni es remunerado (Hierro, 2003).
destacado.
11 Para la producción y reproducción de esta construcción social de lo femenino, la participación de la religión ha tenido un papel

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Además se espera que este desempeño social se lleve a cabo con una afectividad positiva, que se realice
de manera amorosa, por lo tanto el servicio que brinda la mujer a los miembros de su familia
obligatoriamente será amoroso (Lagarde, 1997). Una expectativa que al parecer tiene su antecedente en
la supuesta capacidad exclusiva de la mujer para lactar, por ende para criar, una capacidad que revela un
proceso entre madre e hijo que se distingue porque hay un acercamiento estrecho y continuo entre
ambos.
En contraste la disposición espacial del varón, requiere que lleve a cabo una serie de actividades para las
que es necesario, en términos generales un conocimiento particular o bien especializado, por lo tanto
digno de ser valorado, estimado socialmente y en consecuencia valorado económicamente (Amorós,
2001).
En suma se tiene una sociologización natural del sexo femenino por partida cuádruple: su
naturaleza explicada por su menstruación, embarazo y lactancia; un natural confinamiento a la casa; un
natural desempeño en las tareas domésticas y por lo tanto una natural expectativa social que sea ella
quien procure a los miembros de la casa. Su cuerpo entonces está dispuesto al servicio del otro o acaso
de los otros. La mujer es un “ser del otro”, la maternidad como se pudo advertir es uno entre otros, de
los referentes fieles que respalda tal creencia social, ella es para la vida. Este confinamiento espacial para
la mujer como género, no queda del todo agotado por la cuestión de la sociologización natural del sexo,
al parecer también se encuentra en la institución de la propiedad privada, cuya dinámica representa otro
elemento de peso en la disposición de los espacios y en el acceso y acumulación de los recursos entre el
varón y la mujer.
4. La propiedad privada, un origen de la desigualdad entre géneros aún vigente
Al parecer la institucionalización de la propiedad privada es la segunda tesis que permite comprender en
mayor medida el problema de la desigualdad entre el varón y la mujer en combinación con la tesis
anterior de la sociologización natural de los sexos.
En la sociedad primitiva los medios de producción eran de propiedad común, en ella, cada
miembro de la comunidad trabajaba sobre bases igualitarias con respecto a los demás, todos los
miembros eran iguales incluidas las mujeres, no existía ninguna forma de dominación de un sexo sobre
el otro. No existía una clase dominante que se erigiera sobre la explotación de una clase dominada,
tampoco existía un aparato estatal. Con la introducción de la agricultura y la ganadería se creó la
propiedad privada y con ella dejó de existir la propiedad común, se trataba de un nuevo sistema en el
que las riquezas eran concentradas por los varones (Reed, 1993).
De acuerdo con Engels (1995) se trató de un cambio que tuvo lugar conforme se presentaron nuevas
fuerzas de orden social, a saber: el establecimiento de la división del trabajo en la familia, en la que el
papel del hombre se caracterizaba por proporcionar los alimentos y los instrumentos de trabajo
necesarios para obtener aquellos, de los que también era propietario; la domesticación de animales y la
cría de ganados, generaron una riqueza hasta ese momento desconocida, que requería de vigilancia para
mantenerla y reproducirla en mayores proporciones; conforme aumentaba la fortuna esto le daba al
hombre una posición más importante que a la mujer, pues era él quien poseía la riqueza y los medios
para producirla.
Bajo estas condiciones se produjo lo que Engels (1995) denominó la gran derrota del sexo femenino
porque fue abolido el derecho materno, que consistió en desconocer a la descendencia por línea
materna como la legítima heredera de los bienes de la tribu. Estos elementos, señaló Engels (1995),
bastaron para que el hombre decidiera que en lo futuro los descendientes por línea masculina heredaran

~ 67 ~
los bienes. Fue así como el hombre también tomó la autoridad en la casa, surgiendo la familia patriarcal,
una organización de cierto número de individuos bajo el poder paterno del jefe que la encabeza. En su
acepción original la palabra familia designa un cierto número de esclavos pertenecientes a un mismo
hombre, estando también bajo su poder la mujer, y los hijos, ostentando el derecho de vida y muerte
sobre todos ellos; este modelo de familia fue la que antecedió a la familia monogámica, en la que para
asegurar la fidelidad de la mujer, y con ello la paternidad de los hijos, aquélla era entregada sin reservas al
hombre.
Esta condición diferenciada de acceso a los recursos materiales colocó en desventaja a la mujer, quien
progresivamente tenía menos participación en la producción remunerada y por lo tanto reconocida. El
varón entonces, acaparó el trabajo productivo material remunerado y en la medida que éste se
perfeccionaba se producía y reforzaba la dependencia de la mujer hacia el varón (Kollontai, 1927, citada
por Lagarde, 1997:95).
Con el patriarcado se legitimó la explotación de la mano de obra de la mujer como ama de casa, la
disposición de los espacios sociales por género, implicó una división sexual del trabajo, en la que se
valora el trabajo en lo público y se niega el valor de trabajo a lo realizado en lo privado, el trabajo
doméstico llevado a cabo por la madresposa alude a una actividad carente de especialización, que
cualquier persona puede hacer, carece del dominio de alguna competencia específica, a lo que habrá que
sumar su carácter de obligatoriedad amorosa, sin embargo cuando esta tarea es realizada por una mujer
ajena en términos consanguíneos o afectivos, se considera como un trabajo que sí ha de ser remunerado,
pero al mismo tiempo se trata de una actividad que en términos sociales es igualmente poco reconocida
sino es que nada reconocida o bien, reconocida de forma peyorativa y por lo mismo recibe una baja
remuneración (Lagarde, 1997).
Una vez establecido el patriarcado, la mujer quedó fuera del espacio social de poder y de las tomas de
decisión, este orden social entre los géneros al que se suma la capacidad biológica de reproducción en la
mujer fueron los elementos básicos para asignarle su “propio lugar” el espacio de lo doméstico.
De acuerdo con Engels en el hogar de la sociedad primitiva, la dirección de la casa si bien estaba
confiada a las mujeres, también se trataba de un actividad públicamente reconocida, por considerarla tan
necesaria como el cuidado de proporcionar los víveres, tarea que le correspondía a los hombres. Con la
sociedad patriarcal las cosas cambiaron para la mujer, pues el trabajo doméstico perdió su carácter
público y se transformó en un servicio privado, la mujer se transformó en una criada que no tomaba
parte alguna en la producción social (Engels, 1995).
El patriarcado como espacio histórico de poder masculino (Lagarde, 1997), establece un conjunto de
normas traducidos en derechos y prohibiciones aplicados a los dos sexos, colocando al hombre en lo
público y a la mujer en lo privado, espacios sociales jerarquizados, constituyendo lo que Amorós llamó
invariante estructural, una condición social que se produce y reproduce en casi todas las sociedades; las
actividades más valoradas, las que tienen mayor prestigio, constituyen el espacio de lo público, lo que es
visto. Estas actividades las realizan los hombres, prácticamente en todas las sociedades conocidas,
quienes se desempeñan en el espacio de la competencia. Este reconocimiento no sucede en el ámbito de
lo privado, no hay posibilidad de que lo realizado en este espacio pueda ser visto por la mirada pública,
entonces, no hay manera de establecer estándares de competencia entre las mujeres amas de casa, todas
ellas son iguales, se mueven en el espacio de lo indiscernible (Amorós, 2001).
En suma, la familia patriarcal se distingue por una obediencia al jefe de ella, que no es otro que el varón.
En la sociedad patriarcal los hombres tienen ciertos derechos sobre las mujeres que las mujeres no
tienen sobre ellos ni sobre sí mismas (Lamas, 2000). El patriarcado estimula: un antagonismo genérico,

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una competencia de las mujeres por los hombres, una exaltación de la virilidad que mantienen en una
condición de opresión a la mujer (Lagarde, 1997). Con un explícito confinamiento social de su cuerpo y
un nuevo recurso para hacer dependiente a la mujer del varón.
Se puede decir, que de la sociologización natural de los sexos junto con la aparición de la propiedad
privada, que a su vez produjo el patriarcado, se configuró todo un conjunto de prácticas y creencias
sociales, que constituyeron y constituyen hasta el día de hoy para algunos grupos sociales, una cultura
patriarcal, en la que ambos géneros están jerarquizados de tal manera que la mujer está supeditada al
varón. Una cultura que lega al varón una serie de prerrogativas y beneficios que lo hacen poseedor de
mayores recursos en comparación con la mujer, y por lo tanto lo hacen más poderoso que ella. Para
ilustrar esto, el peso del poder otorgado al hombre sobre la mujer, tómense los siguientes referentes:
Luis Vives en el siglo XIV en 1528 en su obra Instrucción de la mujer cristiana, señalaba que la esposa
tiene como deber mostrar gran obediencia y acatamiento a su marido. En este mismo tono Astete un
educador jesuita en 1603 sostenía que las niñas no necesitaban aprender a escribir ni debían concurrir a
las escuelas públicas; en la literatura se registran muestras de esta desigualdad como es el caso de Lope
de Vega en 1600 para quien la mujer solo debía saber parir y criar a sus hijos, permanecer en casa,
recluida en el espacio de lo privado, supeditada al mandato varonil de su marido.
Blasckstone apunta que en Inglaterra durante el siglo XVI, el varón estaba legalmente validado para
corregir a su esposa: ‘El esposo puede dar a su esposa una corrección moderada. Como él es el que
responde por el mal comportamiento de ella, la ley piensa que es razonable confiarle poder a él para
controlarla, por medio de castigo doméstico en la misma moderación que un hombre tiene permitido
corregir a su sirviente o hijos’ (1765; citado por Dallos y McLaughlin, 1993: 7).
Ferreira (1995) apunta como en el siglo XVIII, año 1728 el inglés Daniel Defoe denunciaba la práctica
de enviar a las esposas a manicomios al menor capricho o disgusto del marido, práctica que condujo al
aumento de los mismos, por los malos tratos si las mujeres no estaban locas, terminaban estándolo. Otro
caso de denuncia reportado por esta investigadora fue el del escritor Leon Daudet en 1931, quien
señalaba que el Código Civil era un barco en el que la mujer se veía obligada a permanecer encadenada
por el contenido de artículos y prescripciones implacables.
En todo caso es una relación de dominación, guarecida en la legalidad y también respaldada por el papel
de otras importantes instituciones sociales, de las que destacan particularmente: la religión y la ciencia.
5. La religión y la ciencia
De acuerdo con Amorós (2001) las religiones judía y católica recuperan la visión de Aristóteles con
respecto a la concepción de la mujer como un varón que se ha quedado a la mitad, se trata de un varón
no logrado, una especie de aborto de varón. Ideas que incuban desde entonces a la fecha una tradición
misógina desde esas dos religiones. Desde el judaísmo la mujer sólo posibilita la reproducción legítima,
la sucesión del patrimonio, no es ella quien conquista el patrimonio, ni quien tampoco lo consolida, es
solo quien facilita un sucesor de línea para mantener el nombre del varón, de esta manera deja de ser
nombrada, solo se nombran a los varones y de ser aquella nombrada será en asociación con la catástrofe.
Siguiendo a Amorós (2001) el catolicismo como religión, heredará del judaísmo esta concepción de la
mujer, como la ignorada en las genealogías, una vez que la iglesia se instituye y se convierte en un aparato
de poder se mantienen a las mujeres subordinadas al hombre. Sobre esta contradicción se registran

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antecedentes de resistencia, como el realizado por Guillermina de Bohemia en el siglo XIV en Inglaterra
en torno a la religión específicamente a la segunda venida de Jesús redimiendo a Eva 12
.
La religión ha explotado la desobediencia como vicio, la desobediencia como pecado y en contrapartida
ha señalado a la obediencia como virtud, logrando con ello someter el pensamiento y la voluntad de los
individuos a los preceptos que pregona, alentando el empobrecimiento de la capacidad reflexiva, el
empobrecimiento de evaluar los objetos, los actos y las situaciones y obteniendo al mismo tiempo la
sumisión (Fromm, 1990).
Surge la pregunta y ¿cómo es que lo logra? La religión independientemente del dogma que sustente, se
auto-nombra como una institución poseedora de la omnisciencia y la omnipotencia, utilizando la
violencia simbólica 13
, imponiendo sus esquemas ordenadores a los individuos, apelando a la obediencia
como expresión de quien es virtuoso, en caso contrario señalándolo como pecador. Además,
prometiendo a quien se subordina, una vida extra-terrenal exenta de sufrimientos y de faltas, plena de
satisfacción continua o en su defecto exenta del tormento de los deseos, porque se está en paz. En caso
de ser un individuo desobediente será entonces un pecador que en lugar de lograr esa vida extra-terrenal
paradisíaca, estará confinado en un lugar contrario, en el infierno, lugar en el que se sufren las bejaciones
y las torturas más grotescas concebidas por el pensamiento del hombre. Bajo esta amenaza se siembra
subjetivamente el miedo y con él la religión obtiene la motivación suficiente de su seguidor o seguidores
para ser obedecida. De tal manera que el hombre termina deseando obedecer y temiendo desobedecer.
Dentro de este universo simbólico de la religión, con la mujer se aplica el mismo mecanismo, para ser
reconocida como virtuosa, deberá ocupar su cuerpo para legar descendencia genuina al varón que la
despose, la legitimidad de los hijos procreados estará basada en comportamientos sociales que la
desaparecen o en el mejor de los casos la empequeñecen de los espacios públicos y la relegan al espacio
doméstico. Lugar en el que deberá primero servir al varón por sobre el resto de los miembros de la
familia (Hierro, 2003). Su cuerpo entonces es un cuerpo al servicio de otro y nunca deberá ser al servicio
de sí misma, porque entonces sería una pecadora.
De esta manera, la religión enmarca la actuación de la mujer en una dicotomía cuyos extremos son: la
virtud y el pecado, la mujer casta y la mujer impura, la madre y la puta.
Desde la ciencia, Ferreira (1995) alude al cómo en la época de la ilustración y de la modernidad,
hombres de ciencia reconocidos, provenientes de diferentes ámbitos refuerzan la desigualdad entre los
géneros, por ejemplo, se registra el planteamiento de Paul Broca sobre las diferencias de peso cerebral,
declarando que el femenino por ser más liviano revelaba una menor inteligencia que el cerebro del
varón. Desde la psicología social se presenta el llamado que hace Le Bon a finales del siglo XIX para
rechazar la igualdad en la educación; desde la medicina en esta misma época Sigmund Freud presenta la
incompletud inmanente de la mujer con base a su supuesta naturaleza castrada.
El psicoanálisis freudiano, psicoanálisis ortodoxo, consideraba a la mujer como hombre castrado, con un
super-ego débilmente desarrollado, como un ser humano vano e inmerecedor de confianza (Fromm,
2005). En este mismo sentido Hierro (2003) señala que las teorías freudianas más críticas actualmente
son las que siguen identificando al género femenino con lo masculino, acaso sugiriendo que lo femenino
vive en un estadio de retardo con respecto a su desarrollo erótico. Originalmente Freud (1938, citado
por Hierro, 2003) indicaba que la mujer lograba su madurez sexual por el orgasmo vaginal, mismo que
12 Amorós, C. 2001:45. Datos en extenso a propósito de lo que se menciona se encuentran en su obra.
13 Esa violencia definida por Bourdieu (2000) como violencia amortiguada, insensible, e invisible para sus propias víctimas, que se
ejerce por vías simbólicas de la comunicación y del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término del sentimiento.

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supone la penetración y la posibilidad de ser fecundada y que cuando joven vive la fase orgásmica
clitorídea, que se supera cuando accede al orgasmo vaginal 14
.
Según Sherfey, Freud pide que las mujeres desvíen su instinto natural de signo masculino hacia un
pretendido impulso femenino pasivo. Sin embargo, los descubrimientos hasta ahora alcanzados en la
embriología, revelan que la condición innata del embrión no es bisexual como pensaba Freud, sino
femenina; la diferenciación sexual que se puede producir en el embrión es hacia el sexo masculino y no
hacia el femenino. Por tanto la tesis freudiana sobre la sexualidad femenina es errónea (1973, citada por
Hierro, 2003).
Por otro lado, los hallazgos empíricos hechos por Hite (1978, citada por Hierro, 2003) sobre las zonas
erógenas femeninas, indican que el orgasmo más frecuente es el clitorídeo y que el orgasmo vaginal no se
identifica fácilmente. Un hecho que además encuentra apoyo en la fisiología, el clítoris se corresponde a
un pene no desarrollado que contiene la capacidad orgásmica del pene masculino. Lo cual hace suponer
con un mínimo sino es que nulo margen de error, que Freud interpretó la sexualidad femenina a partir
de la sexualidad masculina, “la conducta sexual femenina se explica siempre en función de la masculina”
(Hierro, 2003: 32).
En palabras de Foucault (2000: 185) uno de los grandes conjuntos estratégicos de apropiación del poder
con respecto a la mujer a partir del siglo XVIII, fue la histerización de su cuerpo, la madre con su
imagen de mujer nerviosa. Un conjunto estratégico de control social que provino de la ciencia,
particularmente del psicoanálisis:
Así, en el proceso de histerización de la mujer, el “sexo” fue definido de tres manera: como lo que es
común al varón y a la mujer; o como lo que pertenece por excelencia al varón y falta por lo tanto en la
mujer; pero también como lo que constituye por sí solo el cuerpo de la mujer, orientándolo por entero a
las funciones de reproducción y perturbándolo sin cesar en virtud de los efectos de esas mismas
funciones.
En realidad ambas instituciones 15
: iglesia y ciencia son difundidas con tal penetración en la vida cotidiana
de los individuos, que finalmente otras instituciones como la familia, la escuela y el trabajo, constituyen
espacios sociales propicios para reproducir los esquemas ordenadores de aquellas. En buena medida la
difusión de ambas se potencializa por la intervención de una tercera institución: los medios de
comunicación masiva, cuya participación llega a ser indiscutible desde el momento en que se introducen
a la dinámica de la vida cotidiana a través de la divulgación que permiten la radio, la televisión y el
internet. Quizá entonces para cerrar el comentario habría que también mencionar el papel de la
tecnología como otra institución que favorece la difusión de la que se habla.
Se trata por parte de ambas instituciones, la religión y la ciencia, de un conocimiento social conocido y
admitido por los miembros de los grupos sociales que las legitiman. En cualquier caso tanto la religión
como la ciencia logran seudo-legitimarse gracias a los recursos en los que apoyan su discurso, la primera
en la obediencia como virtud moral y la segunda en la razón como virtud del pensamiento. Recursos que
14
Habrá que tener en cuenta que una cosa es el psicoanálisis ortodoxo y otra muy diferente el psicoanálisis actual, es decir, el
psicoanálisis hoy en día no es lo que el psicoanálisis en su origen.
15
Recuérdese, institución entendida en el sentido de la fenomenología sociológica, el establecimiento de objetivaciones
practicadas por los individuos y legadas a través de ellos mismos a las nuevas generaciones, por lo tanto toda institución no es más que la
reproducción sistemática de un conjunto de objetivaciones específicas con respecto a una situación particular, que se lleva a cabo de
manera habitual y quizá hasta de forma reificada por los individuos que reproducen tales objetivaciones.

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permanecen vigentes en el marco de las estructuras sociales, cuya hegemonía dependerá del orden de las
tipificaciones sociales establecidas.
Como se puede observar, se trata de ideologías de dominación que estimulan la reproducción de
acciones sociales misóginas.
6. La democracia y las formas de relación de pareja
De acuerdo con Coser (1978) la pareja moderna supone que el marido y la esposa deben intercambiar
servicios, en los que se incluyen aquellos de orden sexual; ambos están ligados por obligaciones
recíprocas que supuestamente deberán producir mutuos beneficios. Sin embargo, tal y como ya se
discutió la desigualdad inmanente en la relación intergenérica, coloca en clara desventaja a la mujer, lo
cual de manera sintetizada se explica en parte por la exclusión total o parcial de la mujer de las
posiciones superiores del sistema ocupacional, también por la demanda cultural de que la mujer se
dedique exclusivamente a la familia, siendo educada para que invierta en ella sus recursos materiales y no
materiales, de éstos últimos destacan los de índole emocional (Coser, 1974).
Casi quince años después Giddens (2000) apuntará que la pareja moderna presenta mayores
cambios que los señalados por Coser 16
, que en su conjunto aglutinan elementos que plantean una
construcción diferente de la pareja: el matrimonio ya no es la única vía para relacionarse íntimamente, la
unión libre está cada día más generalizada; las relaciones sexuales para el género femenino pueden
ejercerse antes del matrimonio; el logro de la separación total entre sexualidad y reproducción; las
parejas se conforman sin que necesariamente esté contemplada la idea de una paternidad; el placer
sexual se concibe como una posibilidad de gozo para ambos miembros; la conformación de una pareja
ya no sólo se constituye por la relación de un hombre y una mujer, están las relaciones de pareja entre
homosexuales y lesbianas; la disolución de las parejas es algo que se presenta con mayor frecuencia ya
sea por el divorcio o bien por la separación de las parejas unidas libremente; la decadencia de la
perversión como algo patológico, es una victoria en el contexto del estado democrático liberal y
finalmente, existe una alta valoración por el surgimiento del afecto mutuo en la pareja.
La introducción de los métodos anticonceptivos junto con los avances tecnológicos reproductivos,
hicieron posible una clara diferenciación sobre el cuerpo femenino, ya fuese como medio para
reproducir descendencia o bien como medio para producirse placer. El hecho que la mujer pudiera
contar entre otras cosas, con el control suficiente para separarse del ciclo de embarazo y parto, produjo la
contracción del tamaño de la familia, y produjo también la posibilidad de experimentar el cuerpo con
autonomía sexual. Disolviendo aquella dicotomía insalvable entre la mujer casta y la mujer impura.
Amalgamando el amor romántico heredado alrededor de finales del siglo XVIII con la libertad sexual.
Es importante recordar que el amor romántico fue el producto de diversos factores, entre ellos la
creación del hogar, el cambio de relaciones entre padres e hijos, la invención de la maternidad. El amor
romántico se ligaba al matrimonio, a un vínculo de camaradería entre la pareja, que de manera voluntaria
dirigían parte de sus esfuerzos para construir un patrimonio familiar (Giddens, 2000). Sin embargo, esta
forma de amor, así como la sexualidad femenina, se ve sometido a importantes cambios a partir de la
emancipación femenina.
De lo anterior es importante apuntar que no se puede decir que todos estos cambios hayan
atravesado a los distintos grupos de las estructuras sociales de los países occidentales, sin embargo, sí se
16 La primera edición en inglés de la obra de Giddens fue publicada en 1992.

~ 72 ~
puede decir que estos cambios han alentado la producción de nuevas formas de relación de pareja 17
, en
las que la apropiación del cuerpo en la mujer cada vez toma mayor solidez, en consecuencia mayor
autonomía. Que le permite como género participar por sí y para sí, al mismo tiempo que autorepresentarse.
Condiciones que se proponen pudiesen tomarse como criterios claves para definir a la
democracia, es la acción humana de participar y al mismo tiempo de representarse.
En términos actuales se observa una disolución en el lento proceso de las mujeres como sujetos ajenos a
la polis a un proceso en el que las mujeres son sujetos que pueden acceder a una ciudadanía vivida. En
este sentido, la democracia promete deshistorizar la supuesta ausencia de la mujer en la historia del ser
humano. Entendiéndola desde su acepción moderna como el modo de organización social y política que
defiende los mismos derechos formales para todos los individuos, que se basa en la igualdad de todos los
sujetos ante la ley y en la imparcialidad de la misma con todos y cada uno (Cobo, 2002:32.)
La democracia a pesar de su crisis de credibilidad (Giddens, 2000), sugiere avanzar en el orden social,
porque participan los excluidos, comenzando así la inclusión de los marginados en la configuración de la
toma de decisiones, entre los que se encuentra el género femenino y el manejo de su propio cuerpo.
Conclusiones
Con base en lo anterior se puede concluir que:
1. La apropiación del cuerpo como institución social ha sido alentada parcialmente gracias a la
resistencia decidida de un colectivo femenino que apuntó la condición de subordinación y
opresión del género femenino con respecto al género masculino.
2. La apropiación del cuerpo como institución social se encuentra más fácilmente fincada en
aquellos sectores dentro de la estructura social que logran acceder a los últimos avances en
materia de equidad, avances que se pueden listar y resumir de la siguiente forma: educación
formal, asistencia social, información actual transmitida por los medios de comunicación,
elementos que en su conjunto estimulan una familiarización y dominio del conocimiento social y
de las prácticas de equidad entre los géneros. Que sedimenta ordenamientos subjetivos de
autonomía en la mujer y en consecuencia de empoderamiento (García, 2003).
3. Con base en lo anterior se puede predecir una disolución entre lo supuestamente virtuoso
maternal y lo supuestamente vicioso carnal y por lo tanto una integración entre la capacidad de
decisión sobre el maternaje y el placer con el propio cuerpo para sí y para el otro.
4. Mientras que para los sectores sociales con menos oportunidades, pudiese esperarse lo siguiente:
la división sexual del trabajo mantiene y alienta una división sexual del acceso a los recursos, un
mecanismo de distribución que en combinación con la sociologización natural de lo biológico de
los géneros mantiene en la opresión a la mujer como género. Sectores sociales en los que se
reproduce la exclusión de la mujer de los espacios en los que se intercambian los recursos
simbólicos y materiales de mayor valía. Sosteniendo la reproducción de la exclusión en la
capacidad natural de procreación, en la crianza de la descendencia, en la institucionalización de
la maternidad, así como también en algunos casos de la institucionalización del matrimonio,
definiendo una supuesta naturaleza emotiva en la mujer, que la hace ser altamente afectiva, y por
lo tanto irracional. En contrapartida el varón, configura un conjunto de caracteres sociales
opuestos a los de la mujer, por lo tanto se trata de una persona que está lejos de la afectividad,
estrecha.
17 Relación entendida desde lo que plantea Giddens (2000), se trata de la asociación entre dos personas emocionalmente

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porque no es un ser impulsivo, porque es un ser capaz de controlar su emotividad, ya que su
naturaleza no está sujeta a cambios intempestivo de orden hormonal o reproductivo, lo que al
parecer lo hace ser el poseedor de la racionalidad; además es de los dos miembros de la pareja el
más fuerte, el menos vulnerable, el menos frágil. Al ser racional y fuerte, se tiene frente así una
combinación de elementos que legitiman al varón como el ser humano cuyo lugar social está
fuera de la casa, en ese espacio en dónde habrá de conseguir los recursos para mantener y
reproducir las condiciones mínimas favorables para su familia, con la promesa social de poder
elevar su estatus en la medida que acceda a la posesión de más recursos sociales, tanto en
cantidad como en diversidad de los que puede llegar a poseer.
5. Por tanto es de esperarse, ante estas diferencias de desempeños y espacios sociales, que los
hombres y las mujeres no tengan los mismos derechos, porque efectivamente han sido
socializados en lógicas distintas, que los hace estructuralmente desiguales, alejando a la mujer de
cualquier posibilidad de apropiación de su cuerpo.
6. Para trascender esta condición de opresión, es necesario mover a la diferencia sexual, como ese
principio ordenador de nuestra sociedad (Amorós, 2001). Ni negar la diferencia ni renunciar a la
utopía de la igualdad (Amorós, 2001) sino integrando ambas, con base en la equidad. Acaso
pudiese decirse que se trata de domesticar a la masculinidad y emancipar la feminidad (Phillips,
1996) domesticar al autoritarismo y emancipar la desobediencia (Fromm, 1990). De tal forma
que la resultante de este movimiento sea la ganancia mutua para los dos géneros, en los que
ambos pueden ser capaces de autodeterminarse con respecto a su corporeidad.
Bibliografía
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Suárez, 36, pp. 29-44.
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RESEÑA DEL LIBRO:
TEORIA DE LA PAZ O EQUILIBRIO:
UNA NUEVA TEORIA QUE ENSEÑA LAS CAUSAS DE MIEDO Y DEL SUFRIMIENTO Y
QUE NOS ENSEÑA A COMBATIRLOS
AUTOR: DR. JOSÉ LUIS VALDEZ MEDINA, Ed. EDAMEX, 2009
A través del diálogo que se establece entre el lector y el autor, mediante la cuidadosa lectura de este
libro, se redescubre la importancia que tiene el principio de la paz o equilibrio como rector o guía central
del vivir cotidiano.
A partir de ese diálogo, se generan reflexiones que permiten observar de manera directa o indirecta,
tanto a lo otros como a nosotros mismos.
Surge también una serie de cuestionamientos personales para el lector, que detecta lo que ha sido y lo
que ha hecho en su vida para lograr aceptación o rechazo de los demás, y le han llevado a tolerar y
controlar su comportamiento a lo largo de su existencia, aunque siempre lo haya hecho con la finalidad,
a veces acertada y otras errónea, de conseguir vivir en paz o equilibrio, con estabilidad, con autoorganización
y con el menor desgaste posible.
Al final el autor propone una evaluación personal del lector, que le permita tomar una decisión acerca de
continuar viviendo como hasta ahora, o de intentar nuevas formas de comportamiento, que le conduzcan
a vivir con base en la tendencia natural de la existencia: ubicado permanentemente en un estado de paz
o equilibrio, libre de cualquier tipo de miedo.
El autor es Dr. en Psicología por la UNAM, profesor investigador de la Facultad de Ciencias de la
Conducta de la UAEM, y entre sus distinciones cabe mencionar que es miembro del Sistema Nacional
de Investigadores, nivel II y obtuvo en el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2006, otorgado por el
Gobierno del Estado de México.

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COLABORADORES
Argüello Zepeda Francisco José
Doctor en Antropología por la Universidad Laval (Canadá), Maestro en Antropología Social (enah) y
Licenciado en Economía (unam). Profesor-Investigador de la UAEM. Su línea de investigación es
Educación ambiental. E-mail: farguello2010@hotmail.com
Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán
Doctora en Ciencias Sociales por el Colegio Mexiquense, Maestra en Psicología Clínica por la
Universidad Autónoma del Estado de México. Es docente/e investigadora en la Facultad de Ciencias de
la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México. Su línea de investigación es el poder y
la violencia en los grupos de exclusión. Es líder del Cuerpo Académico de Comportamiento,
Sustentabilidad y Ciudadanía. E-mail delgadilloleonor@hotmail.com
Claudia Gabriela González Ávila
Alumna de la FACiCo de la UAEM
Leonor González Villanueva
Profesora de tiempo completo de la Universidad Autónoma del Estado de México, Candidata a Doctor
en Enseñanza Superior por el CIDHEM, Morelos; Maestra en Planeación y Evaluación de la Educación
Superior por la UAEM, integrante de los Seminarios: Análisis Político de Discurso en die-cinvestav y
Política Educativa, discurso actualizado en identidades profesionales y actores en upn Ajusco. Líneas de
investigación en Financiamiento de la Educación Superior y Autonomía Universitaria.
lgonzalezv@hotmail.com
Angélica Huerta Agustín
Alumna de Psicología de la UAEM.
Erika Robles Estrada
Profesora Investigadora de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEM. Maestra en
Intervención Familiar, Perfil PROMEP. Temas de investigación: Familia, crianza, apego, género. Km.
1.5 Carretera Toluca, Col. Guadalupe. E-mail erikarobles@yahoo.com
Sonia Yolanda Rocha Reza
Profesora-Investigadora de la FaCiCo., con estudios de Licenciatura en Psicología (UAEM), Maestría en
Psicología Clínica (UAEM) y Doctorado en Investigación Psicológica (UIA). Tiene experiencia en
investigación social, en el sector de artesanos, donde llevó a cabo un instrumento sobre actitudes hacia la
producción y comercialización artesanal a nivel regional en el Estado de México.
Eugenia Romero Romero
Es Maestra en Psicología y Licenciada en Psicología por la UAEM. Conferencista e integrante de la
Fundación NEMI.
Esmeralda Rojas Flores

Alumna de Psicología de la UAEM.
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Adelaida Rojas García
Dra. en Investigación Psicológica, Maestra en Rehabilitación Neurológica, Licenciada en Psicología y
Coordinadora de Planeación y Evaluación de la FACiCo/UAEM
Claudia Sánchez Calderón
Realizó estudios de Licenciatura y Maestría en Psicología en la UAEM, actualmente estudia el
Doctorado en Ciencias de la Educación en el ISSEM. Ha sido Coordinadora de Difusión Cultural en la
FaCiCo.
José Luis Valdez Medina
Profesor de tiempo completo de la UAEM, Facultad de Ciencias de la Conducta. Doctor en Psicología
por la UNAM. Perfil PROMEP. Miembro del SIN, Nivel II, Ha obtenido varios premios nacionales e
internacionales. Dentro de sus libros se puede mencionar Las redes semánticas y Los hombres y las
mujeres en México: Dos mundos distantes pero complementarios. Ha publicado un sinnúmero de
artículos, tales como “El auto-concepto en niños mexicanos y argentinos” [The self concept in Mexican
and Argentinean children]. Interam. J. Psychol. 39 (2), 253-258
(esp.). E-mail jlvaldezm@uaemex.mx y ochocedros@live,com,mx

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CRITERIOS EDITORIALES
La Revista de Psicología Nueva Época de la Universidad Autónoma del Estado de México es una
publicación semestral de carácter académico, editada por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la
UAEM, sobre temas de Psicología, Educación Trabajo Social y disciplinas afines.
Las colaboraciones que sean puestas a consideración para su publicación, cuyas modalidades serán
exclusivamente resultado de investigación, ensayo, estudio de caso o artículos de reseña o recensión de
carácter inédito, deberán regirse por los siguientes criterios:
1. La extensión mínima será de 15 cuartillas y máxima de 25 (65 a70 golpes, de 27 a 29 líneas
incluyendo notas a pie, cuadros, graficas y bibliografía).
2. Los apartados y/o subtítulos deberán ser perfectamente identificados; se indicara el lugar
correspondiente de cuadros y graficas.
3. Las ilustraciones diversas se incorporaran como anexos debidamente numerados y rotulados al
reverso. Se entregaran materiales impresos nítidamente.
4. El texto se entregara en disco de 3.5 pulgadas, sin formato, espaciados, sangrías o notas
automáticas,
5. Las referencias bibliográficas y la bibliografía deberán estar presentadas en formato Harvard. Las
primeras, anotando entre paréntesis, el primer apellido del autor o autores, seguido del año y la
página de referencias, por ejemplo: (Castañeda 1994:82). La segunda deberá ir al final del
articulo ordenada alfabéticamente, anotando apellido (s), nombre (s), año de publicación entre
paréntesis, titulo ( en caso de libro, en cursiva, si se trata de capítulos y/o artículos, el titulo ira
entre comillas, seguido del nombre de la publicación en cursivas), ciudad y editorial. Ejemplo:
Ong, Walter (1987), “La oralidad del lenguaje”, en Oralidad y escritura, México, FCE.
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1. enviar tres originales impresos del articulo además del archivo en disco de 3.5 pulgadas o en
CD-rom también podrán optar por el envió mediante correo electrónico.
2. incluir un resumen anexando las 5 palabras clave, esto en español e ingles, con una extensión no
mayor de 100 palabras, que describa tema y objetivo del artículo.
3. anotar en hoja a parte, los datos curriculares: nombre (s) y apellidos del autor (es), institución de
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sin que esto implique obligatoriedad de su publicación ni su devolución; se someterán a dictamen tipo
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reserva al derecho de hacer correcciones de estilo y cambios editoriales que considere necesarios para
mejorar el trabajo.

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Cada numero de la revista se integrara con los trabajos que el en momento de cierre de edición cuenten
con la aprobación del comité dictaminador. No obstante con el fin de dar una mejor composición
temática a cada numero, la revista se reserva el derecho de publicar los artículos aceptaos en un numero
posterior.
Los trabajos se reemitirán a:
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CONSEJO EDITORIAL DE LA REVISTA DE PSICOLOGÍA DE LA UAEM., NUEVA ÉPOCA
Patricia Balcázar Nava, Julieta Garay López, Norma Ivonne González-Arratia López Fuentes, Jaime
Rodolfo Gutiérrez Becerril, Rosa María Ramírez Martínez, Aristeo Santos López, Javier M. Serrano
García, José Luis Valdez Medina, Antonio Vírseda Heras, Alejandra Moysén Chimal, Leonor Gpe.
Delgadillo Guzmán, Aída Mercado Maya, Leonor González Villanueva.
DICTAMINADORES
Emma Espejel Acco (Instituto de la Familia A.C), Miriam Cervantes Nieto (Instituto de la Familia A.C),
Jacqueline Fortes Besprosvany (Instituto de la Familia A.C), José A. Vírseda Heras (UIA), María Inés
Gómez del Campo (Universidad Vasco de Quiroga, Morelia Mich.), José Luis Valdez Medina (Fa.Ci.Co.
de la UAEM), René Pedroza Flores (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Emilio Arriaga Álvarez (CIDIE-UAEM),
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Jaime R. Gutiérrez Becerril (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Manuel de Jesús Morales Euzárraga (Fa.Ci.Co. de
la UAEM), Maximiliano Valle Cruz (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Martha Patricia Bonilla Muñoz (Colegio
de México), Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Sergio Luis García
Iturriaga (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Elías García Rojas (CICSyH-UAEM), Beatriz Gómez Castillo
(Fa.Ci.Co. de la UAEM), Gloria Margarita Gurrola Peña (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Manuel Gutiérrez
Romero (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Adolfo López Suárez (CIDIE-UAEM), Aida Mercado Maya
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Barneveld (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Adelaida Rojas García (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Bertha Rosalba
Rocha Reza (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Sonia Yolanda Rocha Reza (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Agustín
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Villegas (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Norma Ivonne González Arratia López Fuentes (Fa.Ci.Co. de la
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UAEM), Enrique Navarrete Sánchez (Fa.Ci.Co. de la UAEM), Leonor González Villanueva (Fa.Ci.Co.
de la UAEM), Ignacio R. Rojas Crotte (FCP y AP-UAEM), José Luis Martínez Díaz (Normal no. 1 del
Estado de México), María del Rosario Guerra González (CEU-UAEM), Julieta Garay López (Fa.Ci.Co.
de la UAEM). Alfredo Díaz y Serna (UAEM), Alfonso Tello Iturbe (UAT), Rubén Edel Navarro
(Universidad Veracruzana), José Luis de la Cruz Rock (UAT)
Francisco José Argüello Zepeda
Director de Revista
Bertha R. Rocha Reza
Edición
Programa Editorial de la U.A.E.M.
Corrección de estilo
Angélica García Marbella
Traducción

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EN EL NUMERO ANTERIOR DE LA REVISTA DE PSICOLOGÍA DE LA UAEM., NUEVA
ÉPOCA SE PUBLICARON LOS SIGUIENTES ARTICULOS.
Ansiedad ante la muerte en pacientes hospitalizados y ambulatorios.
Aída Mercado Maya, Leonor Gpe. Delgadillo Guzmán,Itandehui González Jaimes
El autoconcepto en mujeres heterosexuales y en mujeres homosexuales.
José Arce Valdez, Fabiola Benítez Quintero,José Luis Valdez Medina,
Norma Ivonne González-Arratia López-Fuentes
Ideología y currículum.
Carolina Serrano Barquín
La apropiación del cuerpo en la mujer, desde Berger y Luckmann -un largo, largo proceso de contraste-.
Leonor Gpe. Delgadillo Guzmán
La permanencia con la pareja.
José Luis Valdez Medina,Yessica Paola Aguilar Montes de Oca, Mayra Susana
Pacheco García,Sergio González Escobar,Norma Ivonne González Arratia López Fuentes
Manifestaciones de pobreza urbana: algunos aspectos económicos y sociales
en el municipio de Tampico, Tamps.
Gabriela Mascareñas Espino
Movilidad estudiantil internacional y choque cultural en la UAEM.
Lucia Maritza Morales Maya,Aristeo Santos López
Cultura, industria y exterminación del individuo en el mundo de las mercancías: Una reseña crítica del
texto de Cruz Rivero.
Ignacio R. Rojas Crotte