Revista Nueva Epoca No 2 - Universidad Autónoma del Estado de ...

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Recuperando este planteamiento, podemos pensar a la universidad como resultado de las prácticas
hegemónicas de las clases. Por lo que la construcción del proyecto universitario es concebido
históricamente como una de las articulaciones posibles, resultado del antagonismo de fuerzas sociales
contrapuestas, expresada en lucha ideológica que dan sentido al proyecto político. El estudio de la
autonomía por tanto, permite dar cuenta del proyecto universitario. No es sólo lo académico,
administrativo o económico, la fuerza oculta que desencadenará automáticamente los procesos de
transformación o reforma. Es necesario observar que la negociación sobre el presupuesto, el acceso a la
educación, la representación paritaria y otras procesos, son esferas en que actúan tanto los medios
jurídico económicos, pero en las que la política tiene un efecto determinante, la universidad por lo tanto,
no puede ser pensada en un nivel en el que entra en juego una lógica única, sino como el proceso de
construcción de un “sentido común”, expresión de una nueva correlación de fuerzas.
Bajo estos referentes, la concepción de universidad y de autonomía, resultan considerablemente
ampliados. De la universidad, al igual que del estado, porque pueden ser el factor de cohesión de una
formación social, considerando que la unidad o separación de los elementos son resultado de prácticas
hegemónicas concretas, lo que trae como consecuencia que el principio de autonomía define las
articulaciones básicas de una universidad y no sólo el campo limitado de la relación con el estado.
Planteamiento que indiscutiblemente, tiene que ser reconstruido en el marco de una concepción del
estado integral y, de considerar el campo de la política en términos más amplios, ya que si los elementos
de una formación social dependen en cuanto a su articulación de prácticas históricas concretas, otras
prácticas diversas pueden proponer y luchar por articulaciones diferentes. Siguiendo las consecuencias
que se derivan de una concepción teórica como ésta, tenemos para la universidad: En primer término, la
lucha política pasó a abarcar la totalidad del proyecto universitario. Conquistar la hegemonía no significa
tan sólo conquistar la dirección política, sino modificar el sentido común de las comunidades y lograr
una rearticulación general de la sociedad. En el proyecto de universidad, implica modificar el sentido
común de los grupos estudiantiles y docentes y lograr una rearticulación de la universidad pública y de
ésta con el estado y la sociedad. Pero, en segundo lugar, esto significa que el poder no se conquista en un
solo acto sino que es el resultado de una larga guerra de posición a través de la cual se va modificando la
relación de fuerzas en la sociedad. No hay pues un momento único de ruptura reformista sino una serie
de rupturas que señalan los diversos virajes en el cambio de dicha relación de fuerzas. La muestra de ello
en la universidad fueron los movimientos por el logro de autonomía, por el cuestionamiento a reformas
jurídicas, por las huelgas académicas, por la instauración de políticas, por el nuevo posicionamiento en el
mundo del conocimiento, entre otros.
Por otra parte, resulta necesario recuperar la historicidad de la estructura, la historicidad de los sujetos de
las prácticas hegemónicas. Generándose la necesidad de descentrar la concepción del sector estudiantil,
profesores o autoridades como sujeto trascendental, preconstituido. Los estudiantes o profesores se
constituyen como fuerza hegemónica en la medida en que dejan de ser mero agente universitario con
interese específicos y pasan a ser sujetos populares complejos, el centro de articulación de un conjunto
diferenciado de contradicciones y luchas democráticas. Lejos de ser un efecto de la estructura, esta
centralidad de los sujetos es el resultado de una lucha política. En esta dirección, el arribo de la clase
media, la constitución de los estudiantes y profesores, las luchas y negociaciones que éstos establecen
contra y con el estado, les permite adquirir su centralidad popular; la creación de frentes de lucha, de