Revista ADITI Nº II-17 Feb.2005 - JUAN CARLOS GARCIA
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<strong>Revista</strong> Metafísica <strong>ADITI</strong>. Año <strong>II</strong>. <strong>Nº</strong> <strong>17</strong> / Febrero 2005<br />
Milagros de Hoy<br />
Brother Bill<br />
EPISODIO DEL MUCHACHO MORIBUNDO<br />
«Un músico perfecto puede hacer música imperfecta solamente<br />
con un instrumento defectuoso. Y, del mismo modo, Dios, actuando a<br />
través de tu consciencia y la razón puede solamente crear expresio-<br />
nes imperfectas en hombres imperfectos.»<br />
—WILL L. GARVER,<br />
en “Hermano de Tercer Grado”<br />
«Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en<br />
mí, aunque esté muerto, vivirá; y todo aquel que vive y cree en mí no<br />
morirá eternamente ¿Crees esto?»<br />
ste episodio, como algunos<br />
otros, es difícil de comprender.<br />
Cuando uno se encuentra<br />
con un asunto que es difícil de<br />
asimilar y digerir, en vez de decirse a sí<br />
mismo, “oh, esto es imposible”, delibera<br />
un momento en las palabras de las Escrituras:<br />
«Porque cual es su pensamiento en<br />
su corazón, tal es él.» [Proverbios 23:7]<br />
La deliberación es buena. La contemplación<br />
es buena también. Ayuno y<br />
oración con deliberación es aún mejor,<br />
siempre y cuando se haga correctamente.<br />
Jesús se retiraba con frecuencia a las<br />
montañas para ayunar y rezar con el<br />
Padre en secreto, y fue recompensado en<br />
público. Reflexiona en esto.<br />
El muchacho de quien hablamos era<br />
joven. Si recordamos correctamente su<br />
—<strong>JUAN</strong> 11:25-26<br />
edad, era dieciocho o alrededores. Tenía<br />
la edad a su favor. La juventud es animosa.<br />
El mensaje que recibimos, sin<br />
embargo, fue que él se había rendido y<br />
que sólo la muerte podía liberarlo de sus<br />
sufrimientos.<br />
Fui convocado al lado de su cama<br />
por sus apesadumbrados y afligidos familiares.<br />
Ellos habían perdido justamente<br />
a otro muchacho. Sus alegatos hacia mí<br />
eran dolorosos. Yo pedí a todo el mundo<br />
que salieran de la habitación. Lo hicieron<br />
pero dejaron la puerta entreabierta.<br />
Yo la cerré.<br />
La naturaleza humana es tal que si<br />
su vida dependiera de que la puerta permaneciera<br />
cerrada, al moribundo muchacho<br />
se le cortaría su cordón plateado y<br />
su ser sería liberado. Afortunadamente,<br />
sin embargo, tal no era el caso como<br />
pronto averiguamos.