Los amiguetes del pequeño Nicolás - frances-seritium - home
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gramática. Y después se abrió la puerta de la<br />
clase y entró el director con dos señores, uno de<br />
los cuales llevaba una maleta.<br />
—¡De pie! —dijo la maestra.<br />
—¡Siéntense! —dijo el director—. Hijos<br />
míos, es un gran honor para nuestra escuela<br />
recibir la visita de la radio, que, por la magia<br />
de las ondas, y gracias al genio de Marconi,<br />
transmitirá vuestras palabras a miles de hogares.<br />
Estoy seguro de que seréis sensibles a tal honor y<br />
que os impregnará una sensación de<br />
responsabilidad. Además, os lo advierto,<br />
¡castigaré a los fantoches! Este señor os<br />
explicará lo que espera de vosotros.<br />
Entonces uno de los señores nos dijo que<br />
nos iban a hacer preguntas sobre lo que nos gusta<br />
hacer, sobre lo que leemos y sobre lo que<br />
aprendemos en la escuela. Y después cogió un<br />
aparato en la mano, y dijo: «Esto es un micro.<br />
Hablaréis ahí dentro, muy claramente, sin tener<br />
miedo; y esta noche, a las ocho en punto, podréis<br />
escucharos, porque todo quedará grabado.»<br />
Y después el señor se volvió al otro<br />
señor que había abierto su maleta en la mesa de la<br />
maestra, y dentro de la maleta había aparatos, y<br />
se había puesto en los oídos unos chismes para<br />
escuchar. Como los pilotos en una película que vi;<br />
pero la radio no marchaba, y como estaba lleno de<br />
niebla, no conseguían encontrar la ciudad a la que<br />
tenían que ir, y caían al agua, y era una película<br />
realmente fenomenal. Y el primer señor le dijo al<br />
que tenía las cosas en los oídos:<br />
—¿Se puede empezar, Pedrito?<br />
—Sí —dijo don Pedrito—; hazme una prueba<br />
de voz.<br />
—Un, dos, tres, cuatro, cinco. ¿Vale? —<br />
preguntó el otro señor.<br />
—Todo listo, macho —contestó don Pedrito.<br />
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