Los amiguetes del pequeño Nicolás - frances-seritium - home
Los amiguetes del pequeño Nicolás - frances-seritium - home
Los amiguetes del pequeño Nicolás - frances-seritium - home
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
pasa bien; uno se divierte levantando la cabeza y<br />
abriendo la boca para tragar las gotas de agua, se<br />
anda por los charcos y se dan grandes patadas para<br />
salpicar a los compañeros, se divierte uno pasando<br />
por debajo de los canalones, y hace mucho frío<br />
cuando el agua entra por el cuello de la camisa,<br />
porque, claro, no vale la pena pasar por debajo de<br />
los canalones con el impermeable abotonado hasta<br />
el cuello. Lo fastidioso es que, en el recreo, no<br />
nos dejan bajar al patio para que no nos mojemos.<br />
En clase, la luz estaba encendida, y resultaba muy<br />
gracioso, y una cosa que me encanta es mirar en<br />
las ventanas las gotas de agua que hacen carreras<br />
para llegar abajo. Parecen ríos. Y después tocó la<br />
campana, y la maestra nos dijo: «Bueno, es el<br />
recreo. Podéis hablar entre vosotros, pero portaos<br />
bien.»<br />
Entonces todos empezamos a hablar a la<br />
vez, y hacíamos mucho ruido; había que gritara<br />
fuerte para hacerse oír, y la maestra lanzó un<br />
suspiro, se levantó y salió al pasillo, dejando la<br />
puerta abierta, y se puso a hablar con las otras<br />
maestras, que no son tan estupendas como la<br />
nuestra, y por eso tratamos de no hacerla rabiar<br />
demasiado.<br />
—Vamos —dijo Eudes—. ¿Jugamos a balón<br />
tiro?<br />
—¿Estás loco? —dijo Rufo—. Se va a armar<br />
un follón con la maestra, y, además, seguramente<br />
romperemos algún cristal.<br />
—Bueno —dijo Joaquín—, ¡pues abrimos las<br />
ventanas!<br />
Era una idea terriblemente buena, y<br />
fuimos todos a abrir las ventanas, salvo Agnan,<br />
que repasaba su lección de historia, leyéndola en<br />
voz alta, con las manos en los oídos. ¡Está loco<br />
este Agnan! Y, después, abrimos las ventanas; era<br />
fenómeno, porque el viento soplaba hacia la clase<br />
46