<strong>PROGRAMA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CAPACITACIÓN</strong> <strong>PARA</strong> <strong>BRIGADISTAS</strong> - PCB 148
INTRODUCCIÓN <strong>PROGRAMA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CAPACITACIÓN</strong> <strong>PARA</strong> <strong>BRIGADISTAS</strong> - PCB COMPORTAMIENTO <strong>DE</strong>L BRIGADISTA EN SITUACIONES <strong>DE</strong> EMERGENCIA Y <strong>DE</strong>SASTRES Comprender el comportamiento humano en situaciones de emergencia o desastre, cada vez cobra mayor importancia, debido a que el impacto psicológico en muchos casos es más duradero que el impacto físico. Su comprensión depende en gran medida de la forma como conceptualicemos, la conducta humana, para ello es necesario definirla como la síntesis de nuestros conocimientos, sentimientos y reacciones, que expresamos y manifestamos acorde a un modelo conductual, que cada día se enriquece con nuestras experiencias, aprendizajes, estímulos que recibimos, los que se traducirán en respuestas, individualmente expresadas por características propias de nuestro organismo. Entendida la conducta bajo este enfoque es posible, reforzar o modificar actitudes y reacciones en situaciones de desastres, máxime si estos generan consecuencias físicas, sociales y psicológicas que se manifiestan en diversos grados en las personas, las familias, las comunidades y las culturas; a las consecuencias de tipo emocional que se derivan de la desorganización social y física de una comunidad destruida por un desastre natural, Erikson (1976) les ha llamado “Segundo desastre” por que sus secuelas duran mucho y puede llegar a interferir con el desarrollo socioeconómico posterior, Federico Ahearn (1984) en una investigación realizada en el terremoto de Managua, concluye diciendo que “El abatimiento económico y social de la comunidad fue una variable del terremoto de Nicaragua en 1972. En tal sentido podemos decir como lo manifiesta la Protección Civil Española (1989) que a menudo los desastres son tratados desde el frío espectro de los números, valorándose las perdidas en millones de dólares o nuevos soles, con esto se nos quiere dar a entender la gravedad del desastre, Pero para los psicólogos y las personas que trabajan en los desastres lo más importante es el grado de sufrimiento humano de las víctimas. El comportamiento humano varía de acuerdo a cada fase del desastre y como tal debe ser estudiado. 1. FASE ANTES <strong>DE</strong>L <strong>DE</strong>SASTRE 1.1.LA PRE<strong>PARA</strong>CIÓN Juega un rol importante en la futura conducta de las personas en el momento del impacto del desastre, si se ha participado en simulacros, en cursos y conferencias de normas de protección para el hogar y el trabajo, se estará lo suficientemente sensibilizado para saber que hacer en el momento requerido y por consiguiente la finalidad principal de los simulacros desde un punto de vista psicológico según Richtsmeier y Miller (1985) es aumentar la conciencia de peligro, facilitar la desensibilización psicológica, incrementar la confianza en las capacidades de actuar y de afrontar la situación y disminuir la incidencia y la magnitud de reacciones psicológicas negativas. 1.2 LA ADVERTENCIA Mileti y Sorensen (1990) manifiestan que en la etapa de advertencia se dan una serie de pasos de tipo cognoscitivos y comportamentales que siguen aproximadamente la siguiente secuencia: • Escuchar la advertencia • Entender el contenido del mensaje • Tener fé en que la advertencia es creíble y exacta. • Personalizar la advertencia con uno mismo • Confirmar que la advertencia es verdadera y que otros están prestando atención • Responder tomándose las medidas de protección. • Los mismos autores señalan que las personas rara vez responden de manera inmediata en cuanto escuchan una advertencia a no ser que el peligro sea evidente, de la misma forma no todas las personas siguen ciegamente las indicaciones que se les imparten. 1.3 CONCLUSIONES Solamente la preparación y los simulacros garantizan que la población tome conciencia de su papel activo frente a los desastres y sepa que hacer frente a ellos salvando sus vidas y la de sus seres queridos, siempre, que se realice en forma periódica hasta formar parte de la cultura de prevención de un pueblo. 149