Un lugar donde todos conocen el nombre de Dios LA - KCM Europe

Ninguno de ellos había dirigido un negocio antes. No
obstante, cuando se conocieron en el 2004, descubrieron que
tenían muchas cosas en común —incluyendo el sueño de un día
ser los propietarios de su propia cafetería—. Por tanto, inaugurar
The Filling Station [La cafetería de llenura] era la culminación de
sus esfuerzos.
Claro que abrir una cafetería en el pequeño pueblo de
Edinburg en Virginia, había sido un paso de fe. La primera
vez que entraron al pintoresco edificio victoriano fue amor
a primera vista. Viendo a través de la ventana, observaron
personas montando a caballo. Por lo que Shannon más tarde
preguntó: «¿Estás seguro que debemos abrir un negocio en un
lugar donde las personas aún andan a caballo por la calle?».
Escuchando al Señor
Desde la perspectiva empresarial, la decisión no parecía
sabia. Después de todo, para ser exitoso, cualquier negocio
debe iniciar en un mercado preparado y debe suplir una
necesidad. Al parecer, las personas de Edinburg tenían sus
propias cafeteras, y no necesitaban una cafetería en ese lugar.
Aunque estaban con la expectativa de que muchos llegaran,
sólo una mujer les llevó un pastel para darles la bienvenida
al pueblo. Edinburg es rica en historia, pues la casa que
se encuentra a la par de The Filling Station aún tiene un
cañón de la guerra civil como logo en el muro. Acababan de
mudarse a la ciudad, por consiguiente estaban inseguros de
cómo encontrar su lugar en la economía local.
Sin embargo, la sabiduría humana en realidad no aportó
nada para la concepción o la inauguración de la cafetería The
Filling Station en noviembre de 2007. Aunque la idea surgió
en el corazón de ambas parejas, obtuvieron la confirmación
del Señor durante una convención de los Ministerios
Kenneth Copeland en Washington, D.C.
Tres años antes, Debbie y Shannon se conocieron en un
retiro cristiano. Mientras entablaban su amistad, se percataron
de que sus esposos tenían mucho en común. Ambos, Eric y
Jake, eran músicos natos que escribían y cantaban sus propias
canciones, también soñaban con tener su propia cafetería, y lo
más importante: ambos amaban al Señor.
Eric y Jake se reunían los fines de semana para tocar
música y aportar nuevas canciones. En el 2004, se
presentaron en una fiesta de jóvenes en vísperas del Año
Nuevo, y los siguientes tres años ministraron en la cafetería
de su iglesia, tocando música cristiana contemporánea y
música de alabanza y adoración.
Durante ese tiempo, su sueño de contar con su propia
cafetería nunca desfalleció. No sólo querían un lugar donde
ellos pudieran cantar, sino también donde pudieran ofrecer
un micrófono abierto; donde los consumidores pudieran
cantar, dar testimonios y compartir lo que hubiera en sus
corazones. Ellos soñaban con un lugar donde cualquier
sediento de Dios fuera saciado.
«Todos vivíamos en Woodbridge, Virginia cuando nos
conocimos —nos explica Jake—. Cuando Eric y Debbie
se mudaron a 128 kilómetros, en Edinburg, supimos
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que ahí era donde el Señor quería que abriéramos The
Filling Station. Conservamos nuestros empleos, pero
eso significaba que cada fin de semana Shannon y yo
viajábamos 256 kilómetros, ida y vuelta, de Edinburg a
casa. Como nos quedábamos en casa de Eric y Debbie cada
fin de semana, con el tiempo nos unimos a la iglesia donde
ahora Eric y yo cantamos en el grupo de alabanza».
«En el 2001, empecé a leer la revista La voz de victoria
del creyente y a ver los programas televisivos —nos relata
Debbie—. Al transcurrir el tiempo, Eric y yo comenzamos a
asistir a las Campañas de victoria cuando llegaron a nuestra
área. Nunca olvidaré cuando salí de una de las reuniones
donde Kenneth Copeland había predicado. Me quedé sin
habla, nunca había escuchado algo como eso».
«En el 2006, Shannon asistió conmigo a las reuniones
durante el día en la Campaña de victoria en Washington,
D.C. La palabra de fe era algo nuevo para ella y cuando
regresó a casa le dijo a Jake: “¡Tienes que oír esto!”. Shannon
y yo asistíamos a las sesiones durante el día; y Jake y Eric,
nos acompañaban después del trabajo. Nos convertimos en
socios de los Ministerios Kenneth Copeland durante ese
tiempo, y este ministerio empezó a ejercer gran influencia
sobre nosotros. Cuando nos determinamos a vivir en fe y en
victoria, una de las cosas más importantes que aprendimos
fue la importancia de permanecer firmes».
En noviembre del siguiente año, mientras asistían a la
Campaña de victoria en Woodbridge, los cuatro recibieron
la confirmación de que debían abrir The Filling Station.
«Nuestro plan era abrir el 13 de noviembre, la semana
que regresaríamos de la Campaña de victoria —nos expresa
Eric—. Ya habíamos planificado comprar los suministros
que necesitábamos, mientras estábamos en la campaña. Sin
embargo, sentimos que necesitábamos un estímulo espiritual
antes de dar el primer paso».
Recibimos ese estímulo al final de una sesión del hermano
Copeland, cuando oró específicamente por los dueños de
negocios. «Recibimos la oración como una confirmación de
que el paso que íbamos a tomar era el correcto —nos declara
Shannon—. Sentimos que eso era lo que necesitábamos
antes de abrir las puertas de la cafetería».
La Mayberry de la actualidad
Sin dinero para poder darse a conocer, no les quedaba más
que depender de los clientes que llegaran para que le contaran
a otras personas acerca de su negocio: The Filling Station.
Con el pasar del tiempo, la noticia de la nueva cafetería
empezó a divulgarse a través de Edinburg, un pequeño
pueblo pintoresco que trae al recuerdo la ciudad ficticia de la
televisión, Mayberry. Con una población de menos de 1,000
habitantes, Edinburg tiene dos bancos, tres estaciones de
gasolina, dos restaurantes y ahora The Filling Station.
Aunque no había mucho comercio, lo recompensaba la
vista espectacular al Valle Shenandoah. Éste se extiende
desde Virginia hasta las fronteras del Oeste de Virginia, el
Valle Shenandoah está rodeado al Este por las majestuosas