Un lugar donde todos conocen el nombre de Dios LA - KCM Europe

Montañas Blue Ridge y al Oeste por las Montañas Appalachian.
El río Potomac crea una frontera al Norte, y el Río James al
Sur. La vida toma un ritmo más lento, menos agitado y más
pacífico. Si bien son maravillosas cualidades de la vida, no es el
ambiente más propicio para un negocio exitoso.
Permaneciendo firmes
Las semanas se convirtieron en meses, y los meses en el
primer año de productividad de The Filling Station. A pesar
de que en un par de nuevos artículos del periódico local se
promocionaba la nueva cafetería, las ventas no iban muy
bien, pues sólo unos cuantos consumidores los visitaban.
Durante la semana, Debbie abría el negocio y los fines de
semana Jake y Shannon viajaban fielmente para llegar a
Edinburg. Los cuatro enfrentaban el desánimo orando,
cantando y animándose el uno al otro.
Jake nos expresó: «Fue la tenacidad de permanecer firmes
en la fe la que nos ayudó a seguir viajando, aunque la mayoría
de esos fines de semana sólo nos entreteníamos a nosotros
mismos en The Filling Station».
Convencidos de que el Señor los había guiado a abrir
la cafetería, las dos parejas lucharon a pesar de las
circunstancias. Al empezar el segundo año en el negocio,
más vecinos empezaron a llegar con sus familias para pasar
un rato ameno por las noches. A todos les gustaba la noche
de aficionados —algunos cantaban, otros presentaban
cortas obras de teatro y otros daban sus testimonios—. La
primera vez que alguien compartió una necesidad, como
si una mano invisible los hubiera dirigido a todos, cada
persona en la audiencia se puso de pie al mismo tiempo y
se acercó a orar. Ésa era la reacción de las personas cada
vez que alguien expresaba una necesidad.
Pronto los jóvenes empezaron a asistir a The Filling
Station los viernes y los sábados por la noche; y con sus
canciones entretenían al público adulto que llegaba con
regularidad. Aunque no era necesario que la música y
el entretenimiento dieran un mensaje cristiano, sí había
lineamientos de moral y todos respetaban esa petición.
No existían dos noches iguales en The Filling Station;
sin embargo, sí había un común denominador: la presencia
del Señor llenaba aquel lugar. No mucho tiempo después,
las personas del Valle de Shenandoah empezaron a llegar
—muchos conducían de 32 a 48 kilómetros—. De pronto,
The Filling Station se convirtió en un lugar donde las personas
compartían sus afinidades y no sus divisiones. Dios también
llevó personas que no frecuentaban una iglesia.
Una Palabra de Dios
«Éste no era sólo un lugar donde nosotros cuatro
ministráramos —nos explica Eric—, tampoco era un lugar
en el que sólo los 10 más importantes del grupo pudieran
ministrar. Éste se convirtió en el punto de partida de algunos
ministerios. Mi hermana, por ejemplo, es una artista con un
don profético. Cuando ella visitaba la cafetería iba de mesa
en mesa a pedirles a las personas que dibujaran un garabato.
Luego lo transformaba en una imagen que revelaba algo de la
vida de las personas».
«Un joven dibujó un garabato que, según él, había trazado
toda su vida. Cuando mi hermana terminó, el garabato se
convirtió en el sombrero de un comisario y una insignia, a
la cual le escribió: “Hay un nuevo comisario en la ciudad”.
Ninguno de nosotros sabía que el sueño de su vida había
sido trabajar para la ley. Este simple mensaje causó que él
cambiara el rumbo de su vida, y hoy cumple ese sueño».
Al principio, la cafetería se cerraba a las 9:00 p.m. Sin
embargo, a medida que se hizo popular, las personas se
iban más tarde; a menudo después de la media noche. Y los
consumidores se ofrecían para ayudar a barrer y limpiar el
lugar antes de que lo cerraran.
Durante la mayor parte del año, The Filling Station
permanecía abierta los siete días de la semana. Sólo una vez
al año la cerraban: en noviembre, cuando Jake, Shannon, Eric
y Debbie asistían a la Campaña de victoria de los Ministerios
Kenneth Copeland de Washington D.C. en Woodbridge—.
Con el pasar del tiempo, empezaron a invitar a los nuevos
amigos que habían hecho en la cafetería. Jake, Shannon y
otros en el área de Woodbridge abrieron sus hogares para
hospedar a quienes viajaban a las reuniones.
«Antes sólo asistíamos cuatro a las campañas de victoria
—nos expresa Shannon—; no obstante, ahora no es raro que
vayamos 35 personas».
Shannon recuerda cómo varios de los que han asistido a la
campaña de Woodbridge de su grupo han recibido sanidad o
han sido bendecidos de diferentes maneras. Una de ellas es
una señorita de 19 años que sufría de un síndrome llamado:
Tourette, éste es un desorden neurológico que causa emociones
explosivas, tics físicos, parpadeo, hipo y convulsiones que
ocasionan contracciones musculares y constante dolor. A causa
de ello, los doctores le recetaron 20 cápsulas diferentes al día.
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