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mayo- junio, 2010# 102 <strong>Revista</strong> <strong>Digital</strong> miNatura<br />
Detrás de <strong>la</strong> barra, un joven <strong>la</strong><br />
aguardaba con una copa en <strong>la</strong> mano.<br />
El sabor excesivamente dulce del<br />
refresco enmascaró el narcótico.<br />
Sobre <strong>la</strong> mesil<strong>la</strong> de noche vio los<br />
preservativos y el busca que no<br />
cesaba de pitar. Frente a el<strong>la</strong>, y tras<br />
un gran ventanal, decenas de rostros<br />
aguardaban <strong>la</strong> consumación de un<br />
hecho histórico: el día en el que Kent<br />
estrenaría los servicios del primer<br />
ejemp<strong>la</strong>r de Barbie prostituta.<br />
Carmen Rosa Signes U. (España)<br />
Tipo duro<br />
Ahora escúchame, y escúchame<br />
bien:<br />
La semana pasada, un ricacho de<br />
c<strong>la</strong>n me contrató <strong>para</strong> transportarle<br />
una carga cualquiera. Cuando<br />
regresé, sus dos guardaespaldas me<br />
esperaban con <strong>la</strong>s semi-máseres<br />
listas, y sin mi dinero...<br />
Al día siguiente (viendo el poco<br />
material intacto que quedó <strong>para</strong> los<br />
bots de reanimación de tejidos),<br />
ciego de ira, el gemelo del estúpido<br />
del día anterior ponía precio a mi<br />
cabeza en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> de una clínica de<br />
reconstrucción corporal, al recordarle<br />
que aún esperaba mi paga…<br />
Al otro, <strong>la</strong>s viudas histéricas de<br />
ambos contrataban un destacamento<br />
de swats clónicos, <strong>para</strong> que esos<br />
perros rabiosos nos visitaran de<br />
sorpresa a mí, y a los míos...<br />
Ayer, finalmente <strong>la</strong> nueva IA Líder<br />
del c<strong>la</strong>n accedió a hacer <strong>la</strong>s paces<br />
conmigo.<br />
Dicen que pagarme fue su primera<br />
decisión, una vez contó con<br />
suficientes privilegios.<br />
11<br />
Como ves, siempre consigo lo<br />
que... Bueno, ya te haces una idea.<br />
Así que mejor volvamos, tú y yo, a<br />
nuestro pequeño asunto.<br />
Esto que ves <strong>aquí</strong> en mi mano,<br />
¿qué es…?<br />
Deja. Yo lo diré por ti.<br />
Es apenas <strong>la</strong> primera cucharada de<br />
TU papil<strong>la</strong>.<br />
Y ya llevamos una hora en esto.<br />
Pero te juro que no me levantaré<br />
hasta que ese p<strong>la</strong>to esté vacío por<br />
completo.<br />
Así que abre <strong>la</strong> boca, que no tengo<br />
todo el día.<br />
Que <strong>la</strong> abras, te digo.<br />
P… por favor… Snif…<br />
Leonardo Ga<strong>la</strong> Echemendia (Cuba)<br />
Vincent<br />
Vincent dormía profundamente en<br />
aquel<strong>la</strong> mañana, todavía ligeramente<br />
fría de su bien merecido único día de<br />
descanso después de tres semanas<br />
trabajando. Fue despertado por un<br />
insistente ruido que atronaba en sus<br />
pobres oídos.<br />
Consiguió por fin despertarse lo<br />
bastante <strong>para</strong> discernir que l<strong>la</strong>maban<br />
a <strong>la</strong> puerta y medio tambaleándose se<br />
dirigió al video portero. Encontró <strong>la</strong>s<br />
facciones de un chico muy joven con<br />
expresión cansada y unos ojos tan<br />
vivos que parecían no pertenecer a <strong>la</strong><br />
misma persona.<br />
— Umhhhh… ¿Que desea? —<br />
Atinó a decir todavía un poco<br />
adormi<strong>la</strong>do.<br />
— Entrega <strong>para</strong><br />
vincent.b24567zuf.eu. ¿Es usted?<br />
— Sí, en efecto.