11.05.2013 Views

Pulsa aquí para descargar la Revista Digital miNatura102 - hosting ...

Pulsa aquí para descargar la Revista Digital miNatura102 - hosting ...

Pulsa aquí para descargar la Revista Digital miNatura102 - hosting ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mayo- junio, 2010# 102 <strong>Revista</strong> <strong>Digital</strong> miNatura<br />

complejidad de <strong>la</strong> interconexión hizo<br />

necesario reclutar generación tras<br />

generación de programadores. El<br />

poder de <strong>la</strong> Corporación se volvió<br />

infinito y pronto fue inescindible el<br />

límite de lo real y lo ilusorio.<br />

Lógicamente, se abolió toda<br />

distinción entre el azar y <strong>la</strong><br />

causalidad. En lo sucesivo, lo<br />

abominable y lo prodigioso se<br />

atribuyó a <strong>la</strong> sigilosa voluntad de <strong>la</strong><br />

Corporación.<br />

La Secta de los Filósofos a duras<br />

penas pudo resistir en el exilio. Poco<br />

a poco, los que no murieron<br />

enloquecidos en <strong>la</strong>s mazmorras de <strong>la</strong><br />

Corporación prefirieron desertar.<br />

Sólo un puñado se mantuvo fiel a <strong>la</strong><br />

restaurada Orden del Símbolo. El<br />

restaurador de esa doctrina se<br />

l<strong>la</strong>maba Ts'ui Pên. Predicaba el<br />

regreso a <strong>la</strong> vertiginosa<br />

contradicción del libre albedrío.<br />

Años llevó pre<strong>para</strong>r a quien habría<br />

de infiltrar <strong>la</strong> red y destruir a <strong>la</strong><br />

Corporación Orwell.<br />

Ochocientos Dos se apartó el<br />

flequillo de los ojos y acarició con<br />

p<strong>la</strong>cer su terminal lumínica.<br />

Introdujo <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve y comenzó a<br />

trabajar. Aunque no lo supiera, era<br />

hija de Ts'ui Pên.<br />

Pablo Martínez Burkett (Argentina)<br />

Morgan, el pirata<br />

No porque un chatero<br />

inescrupuloso intentara manosearme<br />

desde el ordenador, me había<br />

dedicado a esto. Lo hice por un<br />

impulso venido no sé de dónde.<br />

Como desconfiara de los métodos<br />

científicos y quizás también de mí<br />

mismo, designé <strong>para</strong> que<br />

seleccionara <strong>la</strong>s víctimas a quien fue<br />

mi mejor amiga y prisionera. Yo<br />

14<br />

guardaba en un frasco de boca ancha<br />

una arañita venenosa que atrapé en<br />

el altillo, un día aburrido de mi<br />

infancia, y <strong>la</strong> abastecí durante años<br />

de moscas y mosquitos que cazaba<br />

en los basurales con una red. Por <strong>la</strong>s<br />

tardes <strong>la</strong> llevaba a mi cuarto de<br />

trabajo y <strong>la</strong> hacía trepar <strong>la</strong>s paredes<br />

que yo había borroneado con<br />

nombres de sitios web que pretendía<br />

arrasar. La araña avanzaba a ritmo<br />

vivo y en el nombre en que se<br />

detenía (por cuestiones suyas que no<br />

me molesté en averiguar), yo trazaba<br />

una cruz que me iba a servir de<br />

ayuda-memoria. Resultó ser un<br />

insecto de mucho tacto y toda<br />

entidad por él marcada fue incluida<br />

en mi índice. Conmovido por su<br />

diligencia, <strong>la</strong> liberé de su celda<br />

transparente. Puse el ordenador en<br />

marcha, violé códigos de acceso y<br />

destruí documentos secretos de<br />

instituciones que por prudencia<br />

omito nombrar. La desgracia fue<br />

que, así como los suprimía, volvían a<br />

reproducirse casi inmediatamente.<br />

Comprendí que no bastaba tomarles<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, que mi trabajo sería<br />

penoso como el de Sísifo Agentes<br />

de sitios alineados y una pandil<strong>la</strong> de<br />

los que se venden al mejor postor, se<br />

<strong>la</strong>nzaron por <strong>la</strong> red en mi<br />

persecución. Yo busqué asilo en los<br />

numerosos blogs de los que creen<br />

tener algo que decir y entorpecí de<br />

ese modo <strong>la</strong> redada. Cuando<br />

disminuyó el peligro, abordé el<br />

problema de los pulpos financieros y<br />

liquidé a dedo <strong>la</strong> deuda de los países<br />

bajos y de mediana estatura. Pero el<br />

enemigo se recuperó y volvió a<br />

poner <strong>la</strong>s cosas en su sitio. Me siento<br />

bloqueado, temo que alguna metida<br />

de pata haya denunciado mi<br />

<strong>para</strong>dero. Percibo en <strong>la</strong> transparencia

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!