Edición N°285

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critica de la argentina
Sábado 13 de diciembre de 2008
La diva cambió de
rol y estuvo como
entrevistada en su
propio programa,
que duró casi tres
horas. El conductor
fue Oscar González
Oro y llamó Sandro.
Fue una noche de autohomenaje.
Desde las 21.30
del jueves hasta 15 minutos
después de la medianoche,
Susana Giménez tuvo inusuales
casi tres horas de programa y hasta
le ganó en el rating, por apenas
4 décimas, a ShowMatch durante
la mayor parte de la competencia
mano a mano.
La estrategia para este último
programa de esta temporada fue
tener como conductor a la figura
de Radio 10, Oscar González Oro,
quien la ayudó a repasar algunos
hitos de su carrera y de sus afectos.
Enfundada en un largo vestido
blanco, torerita de paillettes
e importantes collar y anillo azules,
aceptó el juego de sentarse al
sillón y ser ella la encuestada, a
riesgo de sufrir en carne propia
interrogantes como “¿Cuándo fue
la última vez que lloraste?” que el
“Negro Oro” hizo sin sonrojarse y
que Su no quiso contestar.
Lo mejor de la noche fueron
los tapes que recorrieron la vida
de la actriz, vedette y conductora,
desde la infancia, su madre,
la etapa de modelo, su Fiat 600,
el “Shock”, la silueta espectacular
que la convirtió en sex symbol, la
relación maternal con Ana María
Campoy, los amores –Sarrabayrouse,
Cavallero, Monzón,
Darín, Roviralta, Rodríguez–,
las obras de teatro, el cine y el
comienzo de Hola, Susana por
ATC.
La frutilla del postre fue una
comunicación telefónica con
Sandro, con quien filmó Tú me
enloqueces en 1976. El cantante
confesó que, antes que a ella, a
él le habían ofrecido hacer Hola,
Sandro pero que lo rechazó por-
culturas
González Oro al frente. El locutor y conductor radial tomó las riendas del programa.
CURIOSO RECURSO PARA PELEAR RATING
Su se invitó y
le fue bárbaro
que no estaba dispuesto a salir
diariamente al aire.
Entre los que se presentaron
en el estudio de Telefe para saludarla,
pasaron al living China
Zorrilla y Osvaldo Cattone (sus
compañeros en Las mariposas
son libres), Dady Brieva y Emilio
Disi, y Graciela Borges. También
recordaron anécdotas sus
primeros entrevistadores, los
periodistas Mario Mactas y Rolando
Hanglin, y el ex modelo y
conductor Ante Garmaz, irreconocible.
Y aparecieron en cámara
Ethel Rojo, Miguel Romano,
Gino Bogani, Elsa Serrano, Celia
Sofovich, Raquel Satragno, Alfredo
Cahe, Karina K, sus hermanos
Patricio y Federico, su hija Mercedes
y hasta su pareja, Jorge
Rama, entre otros, para homenajear
los 21 años del ciclo que
el día anterior había regalado un
millón de pesos.
Susana alzó la copa, saludó
hasta el año próximo y se fue a
festejar con sus amigos. Un programa
demasiado largo pero que
entretuvo gracias a su simpatía
indiscutible. Lástima la pedantería
del conductor elegido, que a la
mañana siguiente no pudo evitar
el autobombo.
Noche caliente
La medición, minuto a minuto, entre
Susana Giménez (Telefe) y Marcelo
Tinelli (Canal 13)
Susana
21.31
21.45
22.00
22.15
22.30
22.45
23.00
23.15
23.30
23.45
00.00
00.15
00.30
00.45
01.99
01.15
01.30
01.45
ShowMatch
11,1
16,9
22,7
25,1
26,4
26,4
26,3
26,7
26,2
25,7
23,0
24,4
17,6
18,9
21,9
23,8
26,5
30,0
28,9
35,0
34,0
31,7
29,9
29,9
30,8
Crítica de la Argentina
CON 30,8 DE RATING A
Pum
Bailando por un
sueño cautivó la
atención del público,
que se definió con su
voto por la modelo.
El jurado había
elegido a Fidalgo.
Después de tres horas y
veinte minutos de programa,
con Pampita
consagrada como la gran ganadora
del año, había muchos
motivos para festejar. Por eso, a
pesar de la tensión de haber conducido
el final de ShowMatch,
Marcelo Tinelli se quedó en el
mismo piso del estudio y fue el
gran anfitrión de una espectacular
fiesta privada organizada
por Ideas del Sur. Había invitados
ultravip, decenas de modelos
de la agencia de Pancho Dotto,
la mayoría de los competidores
que este año animaron el ciclo,
y una férrea seguridad para impedir
la presencia de periodistas
y cámaras.
Crítica de la Argentina estuvo
ahí, presenciando cómo Tinelli
se subía a una tarima, ya sin el
traje y en remera y, tras agarrar
un micrófono, se puso a animar
–como si no hubiera pasado horas
al frente del programa– la
fiesta con sorteos para los empleados
de su empresa, que al
entrar habían recibido un cupón.
El premio mayor era un viaje a
Buzios, por ejemplo, y también
había cámaras digitales, celulares
y reproductores de mp3 y
de DVD portátiles. Mientras, las
camareras pasaban con bandejas
de canapés y bebidas diversas:
vino, cerveza y gaseosas. De
champán, poco o nada.
En la calle, instalados en la vereda
de Ideas del Sur, unos cincuenta
fans seguían esperando la
salida de sus ídolos. Habían visto
el programa desde una estación
de servicio ubicada en la esquina
de la productora, y en su gran
mayoría eran fervientes seguidores
de Laura Fidalgo, la gran
derrotada de la noche. Fidalgo se
había lucido en todos los estilos
de baile y ganó todos los votos
del jurado, pero fue finalmente
vencida por el voto telefónico,
que valía más. Entre las frases
habituales de estos fans, la que
más se escuchaba era “Me quedé
sin crédito” por haber votado con
mensajes de texto. Y no se quejaban.
El tono de protesta lo reservaban
exclusivamente para Tinelli
cuando generaba suspenso.
Aplaudían cada vez que aparecía
Fidalgo e insultaban a Pampita,
con una vehemencia más apropiada
para la hinchada de Boca
que para un club de fans. La vio-