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Louis de Wohl ADÁN EVA Y EL MONO<br />
Locke, Hume y Feuerbach no estaban en la misma clase que<br />
Platón, Aristót<strong>el</strong>es o Tomás de Aquino. Nosotros, que estamos<br />
en <strong>el</strong> valle, no siempre podemos reconocer claramente las<br />
alturas de esas cumbres d<strong>el</strong> pensamiento humano.<br />
Todas son personalidades guías d<strong>el</strong> espíritu. Pero ya la<br />
palabra «guía» (Führer) nos recuerda lo mucho que depende de<br />
adonde nos guíen... Y precisamente aquí es donde los cerebros<br />
brillantes de segunda han causado muchísimo daño.<br />
La primera pregunta que tenemos que plantearnos es:<br />
¿Vivió ese hombre de acuerdo con sus propios preceptos y qué<br />
tal le fue? Después ¿Ha evolucionado su personalidad hacia un<br />
todo armónico? Y para esto lo primero es que haya sido capaz<br />
de superar <strong>el</strong> propio Yo. En uno de sus libros («The Polical<br />
Whafs What») escribe Shaw, que <strong>el</strong> motivo por <strong>el</strong> cual no podía<br />
creer en una inmortalidad personal, era que la idea de que<br />
«Shaw contemplara a Shaw eternamente» le resultaba<br />
espantosamente aburrida. Tiene razón, eso sería sin duda<br />
aburridísimo. Lo que no comprende es que en su concepto d<strong>el</strong><br />
más allá es Shaw <strong>el</strong> centro de todas las cosas... y no Dios.<br />
El gran egocéntrico no pudo siquiera desprenderse de su<br />
Yo en su imagen d<strong>el</strong> más allá, continuó viéndose como <strong>el</strong><br />
centro de todas las cosas y de todos los acontecimientos. Pero<br />
suponiendo que sólo hubiese querido ser irónico (y en <strong>el</strong> caso<br />
de Shaw es difícil saberlo con seguridad, ni siquiera <strong>el</strong> propio<br />
Shaw), entonces su frase sería una prueba flagrante de<br />
irresponsabilidad total, como sucede con frecuencia entre los<br />
brillantes segundones, precisamente porque no han sido capaces<br />
de superar <strong>el</strong> propio Yo. En contraposición con muchos de<br />
<strong>el</strong>los, los cerebros de primera clase fueron siempre creyentes.<br />
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