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Del Arte Moderno al Arte Contemporaneo - Universidad ...

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El paso del arte moderno<br />

<strong>al</strong> arte contemporáneo en el Ecuador<br />

Intervención del Ph.D. Osw<strong>al</strong>do Páez Barrera en la Facultad de Arquitectura de la <strong>Universidad</strong><br />

Tecnológica Indoamérica.<br />

Ambato, 7 de octubre de 2011.<br />

1.- Qué fue el arte moderno?<br />

Se conoce con ese nombre a la producción artística y literaria que surgió en<br />

Europa occident<strong>al</strong> cuando el capit<strong>al</strong>ismo pasaba a su fase imperi<strong>al</strong>ista.<br />

Las características de dicho movimiento fueron, en la mayoría de sus casos, de<br />

ruptura con las normas neoclásicas, románticas y eclécticas que imperaban en la<br />

segunda mitad del siglo XIX.<br />

Esas rupturas no fueron solamente form<strong>al</strong>es, sino que impugnaron los<br />

principios sobre los que se asentaba el arte promovido desde el ofici<strong>al</strong>ismo, esto<br />

es, desde el Estado y sus academias.<br />

El arte moderno, se ha dicho, fue el resultado, entre otros factores, de los<br />

cambios en la base productiva de la sociedad, la cu<strong>al</strong> había producido para<br />

entonces un sujeto histórico nuevo: el proletariado industri<strong>al</strong>, portador de una<br />

nueva visión y una nueva sensibilidad que determinó el aparecimiento de este<br />

fenómeno cultur<strong>al</strong> y artístico.<br />

Se ha señ<strong>al</strong>ado que entre las artes, la pintura fue la iniciadora de estos<br />

cambios, o quizás fue la más notoria. En efecto, se coincide en señ<strong>al</strong>ar <strong>al</strong><br />

Impresionismo como el movimiento que rompió con la manera de ver y de<br />

representar que hasta entonces parecía incuestionable.<br />

Sin embargo, en la literatura por ejemplo, también se habían operado<br />

transformaciones en la manera de narrar y, en la novela europea del siglo XIX<br />

se evidencia un cambio sustanci<strong>al</strong> que marcó la presencia de una nueva forma<br />

de representar, y por tanto la configuración de una época diferente. El<br />

Natur<strong>al</strong>ismo y el Re<strong>al</strong>ismo literarios, fueron los movimientos que dan sustento a<br />

esta última afirmación.<br />

Francia, y París, la capit<strong>al</strong> del siglo XIX, fueron el escenario princip<strong>al</strong> de<br />

esta novedad.<br />

Al encontrarse en aquel entonces el capit<strong>al</strong>ismo en una fase progresiva y<br />

expansiva, los diferentes países se vieron poco a poco afectados en lo cultur<strong>al</strong> y<br />

artístico por estos cambios, que, como digo, incluyeron a todas las artes.<br />

La noción de progreso y el afán de progresar que se tenía en las periferias, como<br />

era el caso de América Latina, abrió las puertas a las novedades del intelecto y<br />

de esa manera, dichos cambios encontraron cultores que identificaban la<br />

c<strong>al</strong>idad y la actu<strong>al</strong>idad de sus obras en tanto dichas obras entonaban con<br />

aquellas innovaciones, aunque trataran temas loc<strong>al</strong>es. Es el caso de nuestro gran<br />

escritor Juan Mont<strong>al</strong>vo, o el de nuestros paisajistas de fin<strong>al</strong>es del siglo XIX y<br />

comienzos del XX –Luis A. Martínez, Rafael Troya, Pinto, etc. – que volvieron<br />

los ojos hacia lo propio, pero con formas de la tradición europea que entonces<br />

estaban en proceso de ser superadas por el Impresionismo.<br />

Esta traslación cultur<strong>al</strong> desde los centros hegemónicos del capit<strong>al</strong>ismo<br />

europeo a América Latina tiene una connotación compleja, pues, lo que <strong>al</strong>lá era<br />

pertinente y como hemos dicho, hasta contestatario, acá tuvo un sesgo


neocoloni<strong>al</strong>ista y eurocentrista en la medida que sin mayor derecho de<br />

inventario se orientó la mirada, el pensamiento y la sensibilidad hacia Europa,<br />

descuidando nuestra relativa especificidad humana, cultur<strong>al</strong> y hasta geográfica.<br />

Este det<strong>al</strong>le no haría sino acentuarse con los años, de t<strong>al</strong> modo que el arte<br />

moderno y sus utopías liberatorias, fueron convirtiéndose en lenguaje de<br />

aquellos sectores que terminarían consolidando el capit<strong>al</strong>ismo en el país. 1<br />

2.- ¿Cuándo llegó el <strong>Arte</strong> <strong>Moderno</strong> <strong>al</strong> Ecuador y cuáles fueron sus<br />

formas?<br />

Con el triunfo de la Revolución Liber<strong>al</strong>, el 5 de junio de 1895, se inició en<br />

nuestro país el siglo XX.<br />

Esta revolución tuvo en el aspecto ideológico en especi<strong>al</strong>, un rol mucho<br />

más impactante que en el aspecto económico y soci<strong>al</strong>. Su laicismo y<br />

anticleric<strong>al</strong>ismo crearon condiciones ment<strong>al</strong>es para que la asimilación periférica<br />

de la cultura occident<strong>al</strong> moderna de matriz europea, tuviera matices en extremo<br />

importantes para el desarrollo de nuestra subjetividad latinoamericana.<br />

A partir de este cambio <strong>al</strong>gunos artistas ecuatorianos fueron a estudiar en<br />

Europa y hasta se vincularon a sus vanguardias artísticas. Se sabe también que<br />

<strong>al</strong>gunos artistas y educadores europeos llegaron por acá. Es decir, a comienzos<br />

del nuestro siglo XX en los círculos intelectu<strong>al</strong>es del Ecuador existía el<br />

conocimiento de lo que pasaba en las capit<strong>al</strong>es del mundo, pero v<strong>al</strong>e la pena<br />

res<strong>al</strong>tar que los cambios ideológicos que trajo la Revolución Liber<strong>al</strong>,<br />

determinaron que dicha información novedosa y emergente, fuera tamizada y<br />

que su resultado no fuera una traslación o copia de lo que se hacía en Europa.<br />

Esta particularidad es importante en la comprensión de nuestro arte moderno.<br />

Como ejemplo citemos tres hechos de cultura que demostrarían que<br />

nuestro arte moderno en el siglo XX tuvo especificidades notorias: el pasillo<br />

ecuatoriano, digamos, fue la aclimatación de una forma music<strong>al</strong> en la que,<br />

además de proponer cierta sensibilidad que cantaba relaciones afectivas más<br />

urbanas y de hacerlo con formas poéticas modernistas, puso en su tristeza y<br />

nost<strong>al</strong>gias tardo románticas el toque indígena andino que penetró y cu<strong>al</strong>ificó<br />

dicho género, el cu<strong>al</strong>, por encima de las regiones de nuestro país, nos ha<br />

unificado desde abajo: Julio Jaramillo, Carlota Jaramillo, los Hermanos Miño<br />

Naranjo, y muchos más, son por ello parte de nuestro patrimonio cultur<strong>al</strong><br />

moderno intangible común.<br />

La pintura indigenista fue la segunda forma que adquirió la<br />

representación de la mirada moderna en nuestro país. Sus formas pictóricas, el<br />

trabajo de pincel y el tema mismo de esta corriente, son modernos y en la mejor<br />

tradición de la modernidad, es decir cuando en su faceta anticapit<strong>al</strong>ista la<br />

manera de pintar expresionista, negaba esos relamidos burgueses que <strong>al</strong>udían <strong>al</strong><br />

orden y las buenas maneras. Acá, además de ese recurso expresivo, los<br />

indigenistas colocaron en sus lienzos a personajes que por su etnicidad y su<br />

condición de explotados, fueron hasta ese momento invisibles en los cenáculos<br />

1 Recomiendo leer Todo lo sólido de disuelve en el aire, del escritor norteamericano Marsh<strong>al</strong>l<br />

Berman. Y para comprender el fenómeno en el arte ecuatoriano del siglo XX, recomiendo leer a<br />

Agustín Cueva, especi<strong>al</strong>mente El proceso de dominación política en el Ecuador.


de la estética moderna. Su presencia subversiva, no solamente que les sacó de<br />

las sombras, sino que les predispuso a reivindicar sus derechos y sus visiones<br />

del mundo.<br />

Y una tercera forma, también definitoria de nuestra modernidad, vino<br />

dada por la gran literatura de los años treintas, en la cu<strong>al</strong> nuevas maneras de<br />

narrar se hicieron presentes como la voz de nuevos sujetos históricos que desde<br />

el fondo de los siglos hablaron por primera vez.<br />

Quiero decir con los ejemplos anteriores, que en nuestro país la cultura y<br />

el arte modernos surgieron entonces con una profunda identificación con lo<br />

popular y auténtico, lo cu<strong>al</strong>, como pasaremos a an<strong>al</strong>izar en seguida, encontró la<br />

oposición de las fuerzas conservadoras de todo lado.<br />

3.- La modernidad frustrada<br />

Sabido es que el cuencano José Ignacio Ordóñez, arzobispo de Quito, viajó a<br />

Roma en la penúltima década del siglo XIX para pedir <strong>al</strong> Papa la censura del<br />

libro de Juan Mont<strong>al</strong>vo, Los siete tratados. Es decir, que las fuerzas<br />

oscurantistas desde cuando esta otra manera de asumir la modernidad<br />

comenzaba a insinuarse en el país, tomaron cartas en el asunto para tratar de<br />

frenarla como cosa del demonio.<br />

Esta oposición, en especi<strong>al</strong> a la manera que dicha modernidad adoptó<br />

aquí en las artes plásticas, la literatura, la música, la poesía, no dio su brazo a<br />

torcer y atacó siempre las nuevas manifestaciones. Lo grave para su cruzada<br />

reaccionaria fue que después de la Revolución Alfarista y machetera, no<br />

tuvieron artistas ni intelectu<strong>al</strong>es que estuvieran a la <strong>al</strong>tura de nuestros<br />

innovadores modernos.<br />

El asunto se les tornó doblemente aciago cuando otra revolución, esta vez<br />

La Gloriosa del 28 de mayo de 1944, dio como resultado a la Casa de la Cultura<br />

Ecuatoriana, una institución que contribuyó a consolidar la especificidad de<br />

nuestra cultura moderna así como a su difusión.<br />

Sin embargo, la suerte de nuestra modernidad estaba echada.<br />

La derrota del fascismo en la II Guerra Mundi<strong>al</strong> nos colocó en condición<br />

de botín de los vencedores y, las aspiraciones de consolidación nacion<strong>al</strong> de<br />

nuestro país se vieron rotas: fuimos a parar en el bolsillo del imperi<strong>al</strong>ismo<br />

norteamericano que, desde entonces y, bien podríamos decir que hasta hoy,<br />

mete las narices en nuestros asuntos, incluidos los cultur<strong>al</strong>es y educativos. Esto<br />

imposibilitó desarrollar elementos de una cultura nacion<strong>al</strong> moderna, científica<br />

y crítica, de t<strong>al</strong> modo que dichos elementos fueron relegados a resistencias<br />

c<strong>al</strong>ificadas de manifestaciones antropológicas o folklóricas, de hechos<br />

premodernos o de oposiciones negativas y contrarias <strong>al</strong> “desarrollo”.<br />

Ustedes, que son estudiantes de arquitectura, saben que en los años<br />

treintas y cuarentas del siglo anterior el crecimiento portentoso de los EE. UU.<br />

de Norteamérica había generado una producción artística genuina y origin<strong>al</strong>: el<br />

Expresionismo Abstracto. Este acontecimiento fue fort<strong>al</strong>ecido con la emigración<br />

de artistas europeos de vanguardia que, perseguidos por los nazis, rec<strong>al</strong>aron en<br />

América del norte en donde impulsaron una de las vertientes del arte moderno,<br />

el abstraccionismo en gener<strong>al</strong>, que se desarrolló como forma correspondiente a<br />

la abstracción de la vida que habían traído las formas productivas industri<strong>al</strong>es<br />

en aquel país. Fue el tiempo de la consolidación del movimiento moderno en la<br />

arquitectura y, desgraciadamente, el de la tendencia a identificar dichas formas


artísticas y arquitectónicas con los v<strong>al</strong>ores del modo de vida de la llamada<br />

democracia occident<strong>al</strong>.<br />

La arquitectura moderna en Ecuador asomó entonces como un innegable<br />

símbolo de progreso y desarrollo, pero, poco a poco, dicho avance fue<br />

mostrando su adjetivo: se trataba, simbólicamente desde luego, del progreso,<br />

desarrollo y avance del capit<strong>al</strong>ismo dependiente o neocoloni<strong>al</strong>. Esta<br />

arquitectura, que comenzó a llegar por acá en los años treintas con el Art Déco,<br />

(vuestra catedr<strong>al</strong>, construida después del terremoto, tiene una marcada<br />

influencia de esta corriente europea de entreguerras), comenzó a modificar<br />

nuestras ciudades. Es indudable que en términos de comodidad, sanidad,<br />

sencillez form<strong>al</strong>, estabilidad y, en fin, en muchos otros aspectos, la arquitectura<br />

moderna trajo ventajas en relación a la que aquí se hacía entonces. Pero<br />

también es cierto que la misma, así como sus lineamientos urbanos, destrozaron<br />

el patrimonio tangible de nuestras ciudades, convirtiendo a muchas de ellas en<br />

conglomerados anónimos y genéricos que niegan el sentido mismo de lo que es<br />

la ciudad.<br />

Ustedes deben saber por ejemplo que aquí, en Ambato, el tristemente<br />

recordado terremoto no causó tanta destrucción de su arquitectura vernácula<br />

como lo hizo el Arq. Sixto Duran B<strong>al</strong>lén, quien <strong>al</strong> decretar con su Plan<br />

Regulador las famosas “líneas de fábrica”, promovió un urbanismo <strong>al</strong> servicio<br />

del automóvil.<br />

Claro está que ni esas formas abstractas ni la intención de sus creadores,<br />

buscaron emp<strong>al</strong>mar con esos intereses que, de artístico no tenían nada. Fueron<br />

más bien los ideólogos cultur<strong>al</strong>es del capit<strong>al</strong>ismo quienes descubrieron la<br />

potenci<strong>al</strong>idad de los lenguajes abstractos para sus campañas de despolitización<br />

de las artes latinoamericanas y sus llamados en favor del arte por el arte,<br />

desligado de la vida y sus contingencias.<br />

Las oligarquías bananeras, cacaoteras, pesqueras, no esperaron mejor<br />

noticia: adoptaron dichas formas como representativas suyas y del progreso que<br />

lideraba su país emblema. Su actitud influyó mucho, para m<strong>al</strong>, pues se produjo<br />

en medios cultur<strong>al</strong>es y universitarios en donde la discusión de la estética<br />

moderna es incipiente, poco an<strong>al</strong>ítica y colonizada.<br />

Por su parte, el imperi<strong>al</strong>ismo a través del Museo de <strong>Arte</strong> <strong>Moderno</strong> de NY,<br />

de la CIA y de sus embajadas, se empeñaron en difundir dichas corrientes como<br />

sinónimo de lo moderno, en contra de las ricas manifestaciones plásticas que<br />

hasta bien entrado el siglo XX se habían desarrollado en México, el Caribe, en<br />

los países andinos, Brasil, Argentina… y, como hemos visto, en Ecuador<br />

también. En este punto, los arquitectos debemos recordar el llamado Estilo<br />

Neocoloni<strong>al</strong> que fue apocado por las corrientes modernistas. No es que dicho<br />

estrilo sea una <strong>al</strong>ternativa a la arquitectura moderna, pero en todo caso fue una<br />

manifestación que buscó apoyarse en una tradición distinta. Como ejemplo de<br />

dicho estilo nos quedan entre otros pocos edificios, la sede de la Casa de la<br />

Cultura, en Quito, y la misma casa de su mentor, Benjamín Carrión.<br />

La imposición de la que hablo no fue fácil ni tot<strong>al</strong>.<br />

La tradición artística crítica de nuestra modernidad es fuerte y, si bien<br />

surgieron expresionistas abstractos, copiones y reproductores de formas<br />

exóticas, el asunto no se definió tot<strong>al</strong>mente a favor de estos últimos. Hoy que el<br />

tiempo ha pasado, constatamos cuáles son las obras de esos tiempos que han<br />

sobrevivido y se mantienen como referentes de nuestro patrimonio artístico.<br />

No obstante la resistencia cultur<strong>al</strong>, se debe reconocer que las formas<br />

contrarias a los deseos de afirmar nuestras especificidades han incidido en la


tradición reciente de nuestras manifestaciones visu<strong>al</strong>es y en nuestros<br />

imaginarios. Pero también es innegable que esa extraordinaria capacidad de<br />

sobrevivencia cultur<strong>al</strong> en el mestizaje que tienen los pueblos andinos, cholos,<br />

montuvios, afrodescendientes y en gener<strong>al</strong> latinoamericanos, en este proceso<br />

también asimilaron las influencias negativas con provecho. O como lo dicen en<br />

sus canciones: Si del cielo caen limones, pues hacemos limonadas.<br />

Quizás esta du<strong>al</strong>idad persistente de corrientes gener<strong>al</strong>es en las artes (las<br />

imperi<strong>al</strong>istas y las soci<strong>al</strong> críticas latinoamericanas) se debió a que en la segunda<br />

post guerra o guerra fría, mientras las superpotencias se peleaban, en las zonas<br />

periféricas del mundo la cosa cultur<strong>al</strong> y artística no pudo ser del todo<br />

controlada 2 . Lamentablemente y como veremos más adelante, esto ha<br />

cambiado.<br />

La incidencia de un arte y una arquitectura claramente politizados como<br />

los que se promovieron desde los círculos dominantes de los EE UU después de<br />

la II guerra mundi<strong>al</strong>, dañó en nuestro país el desarrollo de un arte diferente del<br />

etnocentrista ofici<strong>al</strong> y, en <strong>al</strong>gunos casos, remachó en la sensibilidad soci<strong>al</strong> la<br />

dependencia y la idea de que es mejor lo que viene del norte a lo que hacemos<br />

en el sur, idea que evidentemente afecta la invención de nuestro ser y de nuestra<br />

modernidad.<br />

4.- La crisis de la modernidad y el significado del arte<br />

contemporáneo<br />

Con la disolución del imperio soviético terminó la guerra fría pero también la<br />

justificación del imperi<strong>al</strong>ismo norteamericano para erigirse en el guardián de la<br />

libertad y la democracia frente <strong>al</strong> comunismo.<br />

En el centro de la inesperada victoria “de occidente” sobre los soviéticos,<br />

estuvo una actriz de quien no se esperaba que llegara a tener un rol tan<br />

importante: la informática, la cu<strong>al</strong> ha revolucionado la manera de obtener,<br />

guardar y usar el conocimiento en todas las áreas del acontecer soci<strong>al</strong>. Este<br />

hecho ha modificado las formas de producir, de hacer la guerra y de<br />

representar, es decir, nos ha cambiado de época, aunque no de sistema.<br />

De este modo, la profunda revolución que se ha gestado desde hace<br />

treinta años ha cambiado lo que se llama el sistema mundo, lo cu<strong>al</strong>, en el<br />

terreno de las representaciones simbólicas como son las artísticas,<br />

arquitectónicas y las cultur<strong>al</strong>es, ha traído un fenómeno igu<strong>al</strong>mente nuevo, <strong>al</strong><br />

cu<strong>al</strong> y a f<strong>al</strong>ta de otro nombre mejor, se le ha llamado “arte contemporáneo”.<br />

Pero vayamos por partes.<br />

El cambio en las formas de producir gracias a la informática, significó en<br />

muchos sectores productivos el aparecimiento de un nuevo sujeto histórico,<br />

cuya función se ha soci<strong>al</strong>izado y complicado muchísimo más que aquella que<br />

aportó el viejo proletariado industri<strong>al</strong> para el aparecimiento del arte moderno.<br />

Este nuevo sujeto productivo, según uno de los más sagaces an<strong>al</strong>istas de la<br />

postmodernidad –Antonio Negri– ha desbordado la fábrica y se extiende<br />

prácticamente entre toda la sociedad mundi<strong>al</strong>izada.<br />

Como es lógico esperar, las viejas formas modernas de representación,<br />

entre otras, las formas artísticas, ya no son adecuadas para que este nuevo<br />

sujeto, o nueva subjetividad, puedan expresar su presencia insólita en el mundo.<br />

2 Esta tesis la desarrolló Alejandro Moreano en su libro El apoc<strong>al</strong>ipsis perpétuo.


Y lo que es más interesante: este inédito sujeto soci<strong>al</strong> habría adquirido t<strong>al</strong> nivel<br />

de potencia productiva y cognitiva soci<strong>al</strong> –o de conocimiento– que su rol en la<br />

producción vuelve innecesario el mando del capit<strong>al</strong>. En otras p<strong>al</strong>abras, la nueva<br />

sociedad en la que estaríamos inmersos, no necesitaría de intermediaciones, ni<br />

siquiera simbólicas, para ser, para inventarse, para crearse y ser radic<strong>al</strong>mente<br />

libre. Estamos hablando de la pura presencia, de una presencia que ya por el<br />

hecho de ser t<strong>al</strong>, es deconstituyente del viejo poder y constituyente del nuevo.<br />

Sin embargo de esta re<strong>al</strong>idad, el hecho de que el capit<strong>al</strong> haya logrado<br />

imponer su mando en los cambios tecnológicos le ha facilitado la capacidad de<br />

asignar el v<strong>al</strong>or de la producción que controla, lo cu<strong>al</strong> ha llevado a que también<br />

en las artes se imponga su arbitrariedad v<strong>al</strong>orativa. Con esto y nuevamente, el<br />

arte contemporáneo, por lo menos el ofici<strong>al</strong>, que no deja de ser también ahora<br />

una simbolización de lo que pasa en la economía mundo, vuelve en<br />

consecuencia a registrar los cambios soci<strong>al</strong>es anotados.<br />

Es por esto que, cuando se habla de la virtu<strong>al</strong>ización de la economía<br />

capit<strong>al</strong>ista se está <strong>al</strong>udiendo a que la vieja ley del v<strong>al</strong>or habría terminado. Es<br />

decir, que el tiempo de trabajo soci<strong>al</strong>mente necesario ya no es la clave para<br />

saber cuánto v<strong>al</strong>en las mercancías, y entre ellas, las artísticas. Hoy, gracias a la<br />

informática se puede producir más, en menor tiempo, con mayor c<strong>al</strong>idad, a<br />

menor precio y con menos mano de obra. El tiempo expropiado e incorporado<br />

en los nuevos medios de producción, ha permitido a sus dueños una mayor<br />

control y la posibilidad de dictar el v<strong>al</strong>or de sus mercancías, las cu<strong>al</strong>es v<strong>al</strong>en<br />

ahora lo que el capit<strong>al</strong> dice que v<strong>al</strong>en. Esta flotación del v<strong>al</strong>or ha llevado a lo que<br />

se llama la financiarización de la economía y, a un tiempo en donde se vive y se<br />

muere por v<strong>al</strong>ores ficcion<strong>al</strong>es.<br />

El símbolo de esta situación es el dólar, una moneda de confianza cuya<br />

resp<strong>al</strong>do princip<strong>al</strong> ya no es el oro ni la productividad de las empresas gringas,<br />

sino las once flotas que han desplegado por los mares del mundo y, las 800 ó<br />

más bases militares con las cu<strong>al</strong>es amenazan y atacan a quienes a ellos les da la<br />

gana.<br />

Esta arbitrariedad, como he dicho, <strong>al</strong>canza a las artes sistémicas cuyos<br />

v<strong>al</strong>ores también se han vuelto virtu<strong>al</strong>es y arbitrarios en correspondencia a la<br />

economía en la cu<strong>al</strong> se inscriben. Muchas obras de arte contemporáneo en los<br />

mercados capit<strong>al</strong>istas centr<strong>al</strong>es, v<strong>al</strong>en lo que se paga por ellas<br />

independientemente del v<strong>al</strong>or intrínseco que antes las v<strong>al</strong>orizaba, digamos la<br />

historia del arte, el virtuosismo del artista o la crítica seria. Estas obras flotan<br />

como flota el dólar: sin otro resp<strong>al</strong>do que la p<strong>al</strong>abra del emisor, pero también,<br />

gracias <strong>al</strong> apoyo ideológico de la red institucion<strong>al</strong> que sirve para el montaje de<br />

estas tramoyas. Entonces, una cabeza de vaca podrida, un montón de enlatados<br />

en cuyas etiquetas se lee “mierda de artista”, un busto de sangre congelada o<br />

unos reflejos del sol que unos espejos proyectan sobre una pared, son c<strong>al</strong>ificados<br />

de obras de arte contemporáneo, en una apología del nihilismo, la ban<strong>al</strong>idad, el<br />

vació existenci<strong>al</strong> y el desprecio a las culturas humanas. Dicho con otras<br />

p<strong>al</strong>abras: una apología de “v<strong>al</strong>ores” que emp<strong>al</strong>man muy bien con el régimen<br />

glob<strong>al</strong>itario que cada vez más si inclina hacia lo tecno fascista.<br />

No obstante, el delirio financiarizado del capit<strong>al</strong> transnacion<strong>al</strong> que<br />

sustenta y controla esta burbuja artística y sus extravagancias, es un hecho que<br />

también se han liber<strong>al</strong>izado los recursos expresivos en manos de la nueva<br />

sociedad (nuevos sujetos), la cu<strong>al</strong>, con estos y con otros medios, se lanza de<br />

manera masiva a b<strong>al</strong>bucear en <strong>al</strong>gunos casos y en otros, a decir lo suyo. Así<br />

vemos por ejemplo en nuestras ciudades el inconmesurable movimiento


graffitero que garabatea las paredes con trazos, desesperados <strong>al</strong>gunos, poéticos<br />

otros, que dejan ver un trasfondo crítico, mordaz e irónico expresado desde el<br />

anonimato de este sujeto común y joven que se convulsiona a pesar de las<br />

cámaras de videovigilancia y la brocha polici<strong>al</strong> que quieren amedrentarlo y<br />

reducirlo <strong>al</strong> silencio.<br />

Cierto es que el capit<strong>al</strong> no quiere dejar su sitio y guarda aún una<br />

representación que a pesar de haberse evidenciado como innecesaria en el<br />

actu<strong>al</strong> devenir humano, le sirve para legitimar por la fuerza su poder. “No nos<br />

representan” (los políticos), ha sido y es el grito de los indignados europeos y de<br />

los estudiantes chilenos. “Que se larguen todos” (los políticos), fue el grito de los<br />

piqueteros argentinos. Estos gritos atraviesan las fronteras, de t<strong>al</strong> modo que el<br />

poder del capit<strong>al</strong> habida cuenta de que ya no le sirve el dominio físico de los<br />

cuerpos insurrectos, busca el control de las mentes mediante el control y<br />

dominio en el mundo de los símbolos, de eso que ahora llama cultura y<br />

educación, lo hace sobre todo en el mundo de la radio, la prensa, la TV y el<br />

Internet.<br />

Esbozadas así las cosas, se deduce que la lucha en el terreno de las<br />

representaciones artísticas y cultur<strong>al</strong>es hoy es más tenaz que nunca.<br />

Por una parte está la nueva sociedad apoderándose del conocimiento y de<br />

las comunicaciones en procesos de autoproducción que en oleadas desconocidas<br />

están generando nuevas formas de participación política y mediática inform<strong>al</strong> –<br />

por ejemplo en las revueltas árabes en Túnez y Egipto o en las acampadas de los<br />

indignados en España– y, por otro lado, el imperio de las multinacion<strong>al</strong>es y de<br />

la guerra, desatando una campaña brut<strong>al</strong> de mentiras para ganar las mentes,<br />

controlar sus comunicaciones, confundirlas con mensajes y teorías atrabiliarios<br />

a fin de sumirlas en las sombras, como parte activa de lo que llaman guerras de<br />

IV generación.<br />

En el terreno de las artes visu<strong>al</strong>es vemos <strong>al</strong> poder del capit<strong>al</strong> tratando de<br />

ban<strong>al</strong>izar la crítica y de evitar a cómo dé lugar que en esas manifestaciones de la<br />

nueva subjetividad, crezca la conciencia de que el mundo es otro y de que el<br />

poder es innecesario. Contra esto, vemos la inagotable imaginación de las<br />

multitudes de la sociedad mundi<strong>al</strong>izada impugnando de manera creciente el<br />

poder del Imperio del capit<strong>al</strong> inventando otras formas de ser, en las cu<strong>al</strong>es, las<br />

metáforas del conocimiento, o las nuevas formas de comunicación y<br />

colaboración en red juegan un papel destacado. Esta es la gran epopeya del arte<br />

y la humanidad de nuestros días y, como siempre ha sucedido, el arte que está<br />

del lado de las mayorías, contribuye a sumir el poder de las minorías en la crisis<br />

sistémica actu<strong>al</strong> que, por lo anotado, tiene también características insólitas.<br />

El arte contemporáneo manejado por “los mercados” es por ello apoyado<br />

por gigantescas campañas mediáticas y enormes inversiones en mega ferias<br />

museos monstruos que, antes que contribuir y ser un gran paso en la difusión<br />

del arte, se han convertido en dispositivos del arte de hacer dinero.<br />

Pero y para terminar, las perspectivas del arte contemporáneo también<br />

están, como las de las vanguardias del arte moderno, nuevamente ligadas a la<br />

lucha anticapit<strong>al</strong>ista. Las condiciones de producción del arte han cambiado, sus<br />

formas también lo han hecho. Más, todo parece indicar que ayer como hoy, el<br />

arte verdadero y el cambio soci<strong>al</strong> verdadero y radic<strong>al</strong>, van de la mano.<br />

En Ecuador no estamos <strong>al</strong> margen de estas confrontaciones en el terreno<br />

de lo simbólico. Todos los días constatamos que la disputa por el control de los<br />

medios es tenaz. Todos los meses constatamos el conflicto entre curadores y<br />

jurados que quieren conducir hacia <strong>al</strong> campo de lo ban<strong>al</strong> las emergentes


pulsiones del arte contemporáneo que ellos no pueden can<strong>al</strong>izar y, en<br />

contrapartida, vemos los reclamos y los esfuerzos de los artistas por dar<br />

contenidos críticos e inteligentes a sus creaciones. La Bien<strong>al</strong> de Cuenca ha sido<br />

en los últimos veinte y tantos años un espacio en el cu<strong>al</strong> se ha podido ver cómo<br />

del esfuerzo por implantar un arte moderno tardío y seco, se ha pasado <strong>al</strong><br />

esfuerzo actu<strong>al</strong> por imponer la versión glob<strong>al</strong>izadora, ban<strong>al</strong> y espectacular del<br />

arte contemporáneo.<br />

Mi libro X BIENALES, XX MOMIAS y XXX DÓLARES, an<strong>al</strong>iza este<br />

proceso en nuestro país con el pretexto de dicha Bien<strong>al</strong>, entregando elementos<br />

de contextu<strong>al</strong>ización y análisis para profundizar en los temas que hemos tratado<br />

hoy. Ésta sería la causa para que este libro haya sido censurado por el actu<strong>al</strong><br />

Ministerio de Cultura. El debate sobre esta censura se lo puede revisar en la<br />

página web Vamos a cambiar el mundo. De todos modos, el libro s<strong>al</strong>drá a<br />

la luz en las próximas semanas y quién desee un ejemplar puede anotarse ahora<br />

mismo porque la edición será reducida. 3<br />

Por tanto, artistas, intelectu<strong>al</strong>es, arquitectos y creadores del más diverso<br />

tipo: mi llamado es a profundizar en el entendimiento del giro que ha tomado la<br />

sociedad capit<strong>al</strong>ista y sus formas simbólicas y, participar con nuestras<br />

reflexiones artísticas de manera contemporánea, es decir reflexiva y crítica del<br />

tiempo en el que estamos, para contribuir creadoramente a la invención del<br />

mundo nuevo, solidario, igu<strong>al</strong>itario y libertario que requiere la humanidad.<br />

Muchas gracias por su atención.<br />

3 El libro fue publicado por la <strong>Universidad</strong> Internacion<strong>al</strong> SEK-Ecuador y está a la venta en Librimundi y<br />

la Librería Abya Y<strong>al</strong>a.

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