Karlisten eta liberalen gerra-kontaerak , Relatos de ... - Euskaltzaindia

-j Vinuesa! j Vinuesa!
De nuevo miré inútilmente. Estaban corridas las persianas
del balcón y alguien me llamaba desde adentro.
Llamé a la puerta. Me la abrió Dominika (zarauztarra, hermana
de nuestros PP. Legarza). La dije:
-Zein dago goien? Deitu egin diate. (¿ Quién está arriba? Me
han llamado).
La pobre mujer, toda asustada y llevándose las manos a la
cabeza, no se atrevía a articular palabra. Decía:
-Bego ixilik, Jainkoatik! (¡Estése usted callado, por Dios!)
-Bañan zer da, ordea? (Pero ¿qué sucede?)
-Pasa bedí! Pasa bedi! (i Pase! ¡Pase!) -fue todo lo que
acertó a decirme.
Entré, fui conducido a la habitación de donde habían salido
las voces y me encontré con el cura Santa Cruz, que era quien
me había llamado. Nos saludamos; me refirió lo que le había
sucedido en Aramayona. Por conclusión de todo decía:
-Yo no me fío de nadie.
Yo procuraba calmarle y ponerle en razón; pero él insistía
en que:
-Yo no me fío de nadie.
Como último argumento le dije:
-¿Pero tampoco se va a fiar Vd. de Iturbe?
y respondió:
-De nadie; ni de Iturbe.
Salí en la persuasión de que el pobre cura padecía alguna
obsesión, producida acaso por las grandes impresiones experimentadas
en sus tremendas aventuras. Aquel su «no me fío de
nadie», que le salía del fondo del alma, era una ofuscación.
Me refirió D. Roque Alday que andaba S. C. hablando
constantemente contra los jefes carlistas que se retiraron a Francia
el 70, (Escodada), y el 72. Uno de los aludidos era Iturbe, q.
había figurado en las dos intentonas.
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