12.05.2013 Views

El suburbio americano - Pasqual Maragall

El suburbio americano - Pasqual Maragall

El suburbio americano - Pasqual Maragall

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ís directamente que nuestro presente,<br />

igual que los judíos sefarditas del castella-<br />

no antiguo. Richard Sennett y Jonathan Cobb<br />

explican esta sorprendente geología urbana<br />

en un magnífico librito sobre las «heridas<br />

ocultas de la clase obrera» en Norteamérica.<br />

l Los inmigrantes posteriores, los negros del<br />

Sur, los hispanos de aún más al Sur, que<br />

afluyeron a las ciudades centrales a partir de<br />

la segunda guerra mundial, ya nunca se in-<br />

tegran globalmente, ni siquiera en la indus-<br />

tria. Hoy dominan numéricamente muchas<br />

grandes ciudades, pero su empleo típico es<br />

aún subindustrial y su barrio es el ghetto.<br />

«<strong>El</strong> barrio*, en Nueva York y Los Angeles,<br />

es para los blancos sinónimo de ghetto.<br />

En las grandes ciudades de Estados Uni-<br />

dos existe en mayor medida que en ningún<br />

otro país una industrialización como la del<br />

Londres del siglo XIX, miserable, sin sindi-<br />

cación, empleando inmigrantes ilegales (ocho<br />

millones) que saltan por la ventana y tratan<br />

de desaparecer cada vez que el Servicio de<br />

Inmigración irrumpe en lo que se llaman<br />

nfábricas de sudor» (sweatshops).<br />

No es de extrañar que el racismo intente<br />

utilizar a la dase obrera blanca como masa<br />

de maniobra. <strong>El</strong>los -su empleo, su salario<br />

- son los amenazados por los recién lle<br />

gai los. Su identidad cultural, la conciencia<br />

de, , a pesar de todo, «haber10 conseguidos,<br />

A- , tener un puesto en la sociedad, un nivel<br />

de salario, hacen relativamente difícil que<br />

los obreros blancos se confundan y solidaricen<br />

con los nuevos obreros, la base del huevo.<br />

Y la poderosa maquinaria de la ideología<br />

calvinista, según la cual «pobre» y «malo»<br />

son sinónimos, suelda herméticamente el<br />

1 conjunto.<br />

l<br />

\ Es chocante el uso y abuso del término<br />

«pobre», «pobremente», para designar deficiencias.<br />

<strong>El</strong> término antitético es «exitoso»,<br />

succesful. La dignidad del pobre, que pervi-<br />

1 vió largamente en la cultura latina para fundirse<br />

modernamente en la conciencia de cla-<br />

1<br />

1<br />

se, no es imaginable en Norteamérica. <strong>El</strong><br />

pobre lo es por su culpa, el rico por su mé-<br />

rito. No hace mucho un industrial alemán<br />

explicaba en Newsweek sus inversiones en<br />

Estados Unidos diciendo: «Hoy "capitalis-<br />

mo" es una palabra fea en Europa, pero no<br />

en América. Ustedes los <strong>americano</strong>s son me-<br />

nos resentidos frente a los ricos y más abier-<br />

tos a la libre empresa.»<br />

Pero la apasionante geología de las ciu-<br />

dades norteamericanas, en la que descubri-<br />

mos, jerarquizados, reflejos y cristales de las<br />

miserias negadas de todos los continentes,<br />

esconde otras piedras preciosas. La Hispa-<br />

noamérica de hoy en el centro, junto al Afri-<br />

ca pretérita que trajeron los esclavistas; la<br />

Europa sudoriental de ayer, atrincherada en<br />

algunos barrios centrales y en la primera co-<br />

rona periférica; y más allá, en el <strong>suburbio</strong><br />

lujoso, la Europa anglosajona, los blancos<br />

WASP (white-anglosaxon-protestant). Es en<br />

este <strong>suburbio</strong> donde se encuentran perlas<br />

como Columbia.<br />

Columbia es una ciudad nueva a medio<br />

camino entre Washington y Baltimore. Su<br />

desarrollo ha sido privado de pies a cabeza.<br />

Un capitalista compró suelo, proyectó, cons-<br />

tmyó y vendió viviendas, tiendas y algunas<br />

oficinas. La mayor parte de los habitantes<br />

trabajan en Washington. <strong>El</strong> nivel de ingresos<br />

es bien alto. <strong>El</strong> gobierno de la ciudad - que<br />

no existe como tal- es también privado: la<br />

junta de propietarios.<br />

Columbia es la moderna Atenas de ciuda-<br />

danos iguales -iguales en su riqueza y sin<br />

otro gobierno que su asociación. Se pagan<br />

contribuciones urbanas no muy altas al con-<br />

dado, que cuida del orden público, las in-<br />

fraestructura~ y las escuelas; las atenciones<br />

suplementarias de la ciudad se cubren con la<br />

cuota de la asociación de propietarios. Los<br />

no propietarios, de momento una minoría<br />

ínfima, no votan, aunque paguen indirecta-<br />

mente al menos parte de las cuotas estable-<br />

cidas sobre el valor de la propiedad a través

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!