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No somos irrompibles (12 cuentos de chicos enamorados) Elsa ...

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Entretanto, el indiecito enamorado andaba <strong>de</strong> aquí para allá a través <strong>de</strong>l bosque,<br />

recordando a su amada.<br />

-¡Tala! ¡Tala! –gemía mirando el cielo-. ¿Dón<strong>de</strong> estás, hija <strong>de</strong> la luna? Pero el<br />

cielo no le hacía caso y la luna seguía muda y lejana cada noche, aunque cada noche<br />

contemplaba el dolor <strong>de</strong>l caciquito.<br />

Hasta que se compa<strong>de</strong>ció <strong>de</strong> él y <strong>de</strong>cidió hablarle.<br />

-Aguará... –le susurró-. Talita eligió morir antes que casarse con un indio <strong>de</strong> su<br />

misma tribu, al que no quería.<br />

El corazón <strong>de</strong> Aguará se congeló.<br />

-Entonces... ¿Está muerta?<br />

-<strong>No</strong>. Para salvarla, mi amigo el viento la transformó en una flor.<br />

¿En qué flor, luna, en qué flor se transformó?<br />

-¡Ay! El viento es ciego... <strong>No</strong> pudo ver en qué flor eligió transformarse tu<br />

amada... Aguará se estremeció. Pero recordó entonces el amor que su amiga sentía por<br />

los pájaros y flores y sólo tuvo un pedido: ya que ella era ahora una flor... ¡convertirse<br />

en pájaro!<br />

-Quiero ser un pájaro <strong>de</strong> rapidísimo vuelo, luna, capaz <strong>de</strong> quedar como<br />

suspendido, como <strong>de</strong> pie en un lugar <strong>de</strong>l aire, capaz <strong>de</strong> avanzar y <strong>de</strong> retroce<strong>de</strong>r con el<br />

puro movimiento <strong>de</strong> mis alas y <strong>de</strong> lanzarme en picada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muchos metros <strong>de</strong><br />

altura...... –Concedido. Pero... ¿todo eso para qué? –le preguntó la luna.<br />

106<br />

-¿Es que no entien<strong>de</strong>s? <strong>No</strong> sé cuál, en qué flor encontrar a Talita –gimió Aguará-<br />

Y siendo así como te pido podré mirar y besar velozmente las corolas <strong>de</strong> cuantas flores<br />

<strong>de</strong>scubra durante mi vuelo, sin per<strong>de</strong>r tiempo... En una <strong>de</strong> ellas se escon<strong>de</strong> mi amor...<br />

Y entonces la luna, piadosa luna, lo convirtió en un pajarito diminuto, <strong>de</strong><br />

bellísimo plumaje.<br />

De colores brillantes, <strong>de</strong> alas puntiagudas y pico largo, libando sin cesar las<br />

corolas <strong>de</strong> todas las flores en busca <strong>de</strong> la suya, así anda <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces el picaflor por<br />

montes, selvas, parques y jardines. <strong>No</strong>s recuerda que pue<strong>de</strong> existir una almita<br />

enamorada, escondida quién sabe dón<strong>de</strong>, y que sólo hay que tener, como él, el <strong>de</strong>seo y<br />

la esperanza <strong>de</strong> encontrarla.<br />

107<br />

Un amor volador<br />

-Si hubiera que esperar en el aeropuerto <strong>de</strong> Orly o en el <strong>de</strong> Zurich, podríamos<br />

entretenernos mirando los escaparates... –me dijo la señora española que yo acababa <strong>de</strong><br />

conocer frente al <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> equipaje –pero en este sitio nos aburriremos como<br />

hongos.<br />

Algo <strong>de</strong> razón, sí, puesto que el aeropuerto <strong>de</strong> Atenas no tiene punto <strong>de</strong><br />

comparación con los que ella mencionaba. Sin embargo, lo que a mí me molestaba <strong>de</strong><br />

esa <strong>de</strong>mora en la salida <strong>de</strong>l vuelo 606 era el calor que <strong>de</strong>bía soportar, porque para<br />

entretenerme contaba con las publicaciones <strong>de</strong>l Congreso <strong>de</strong> Literatura infantil que se<br />

había celebrado en Atenas y que llevaba en el maletín <strong>de</strong> mano, más dos o tres revistas y<br />

una novela, adquiridas poco antes <strong>de</strong> mi partida <strong>de</strong>l Hotel Damon.<br />

De todos modos, la breve estadía en un aeropuerto internacional siempre me<br />

resulta interesante: me brinda la posibilidad <strong>de</strong> observar gente tan distinta... En fin,<br />

quiero <strong>de</strong>cir que, salvo por el calor abrumante <strong>de</strong> aquel mediodía griego, ese atraso <strong>de</strong>

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