You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
88<br />
habría sido derribado por una antiaérea en la costa norte del centro de la isla. La<br />
operación, monitoreada por Raúl Castro desde La Habana y ejecutada por jóvenes<br />
comunistas de la naciente Seguridad del Estado cubana, pudo haber sido justificada<br />
como un acto de defensa contra una avioneta enemiga.<br />
Aunque <strong>Franqui</strong> llega a la tesis del atentado por vía deductiva, sus pasajes sobre la<br />
eliminación de Camilo Cienfuegos siguen siendo conjeturales. Lo importante es que la<br />
conjetura, en este caso, más que una presunción o sospecha, parece un atisbo. <strong>Carlos</strong><br />
<strong>Franqui</strong> no descifra, pues, el enigma de la muerte de Camilo Cienfuegos. Sólo nos<br />
agranda el misterio, con una pregunta aquí y una revelación allá. Al final, cuando<br />
terminamos de leer esta biografía, nos convencemos de que la desaparición de Camilo<br />
Cienfuegos, azarosa o deliberada, sacó de escena a un posible rival y allanó el camino<br />
para la degeneración de una epopeya democrática en un régimen totalitario. -<br />
http://www.letraslibres.com/index.php?art=7230<br />
<strong>Carlos</strong> <strong>Franqui</strong>, un hombre solo<br />
Por Orlando Jiménez-Leal<br />
<strong>Carlos</strong> <strong>Franqui</strong> era un hombre solo. Lo conocí, hace más de 50 años y lo recuerdo ya<br />
instalado en su soledad, como si fuera un hombre invisible rodeado de gente. Su poder,<br />
sin embargo, era extraordinario. Eran los primeros meses de 1959, la revolución cubana<br />
había triunfado y <strong>Carlos</strong> había bajado a La Habana desde la Sierra Maestra, en pleno<br />
entusiasmo revolucionario, para dirigir el periódico Revolución, el órgano oficial del<br />
Movimiento 26 de Julio, de donde emanaba el verdadero poder político en Cuba.<br />
En contraste con mi naturaleza optimista y fácilmente irónica, lo recuerdo como un tipo<br />
cauto y mordaz, y distante, entusiasta y, por momentos, desconfiado. Creía que la<br />
revolución consistía en la genuina alegría del pueblo, en el folclore, frente a las<br />
formalidades de las clases altas. Llegó a creer, como un día le oí decir "que la rumba era<br />
más fuerte que el comunismo". Ya en el poder, armó la fiesta. Atrajo a artistas y a<br />
poetas, rescató a escritores olvidados, fundó una casa editorial, un suplemento literario<br />
y apoyó entusiasmado todo tipo de manifestación cultural y artística. De repente, La<br />
Habana se llenó de productores de cine, de filósofos franceses, de poetas, de poetas<br />
chilenos, de agentes de la KGB, de pintores de vanguardia, y hasta de los que alguna vez<br />
lo habían sido. En sus calles lo mismo veías filmar a Carol Red que a Errol Flynn. La<br />
Habana era de veras una fiesta.