¡Eh Toro! número 29 Octubre, Noviembre, Diciembre ... - Burladerodos

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ALCORA
El Club taurino de Alcora
visita Extremadura y Portugal
Después de todo un año de preparativos
por fin llegó el puente que une el Día de la
Comunidad Valenciana con la festividad de
Ntra. Señora del Pilar. Teníamos cinco días
preciosos para relajarnos y disfrutar de lo
que más nos gusta a los taurinos: ver el toro
en el campo. Su crianza. Su tienta y sobre
todo compartir los quehaceres camperos
con los curtidos vaqueros, el mayoral y
con el propio ganadero, verdadero artífice
de su producto.
Así pues el Viernes ocho de Octubre
después de comer partimos de Alcora en
un magnífico autobús de La Hicid que
estrenábamos nosotros. Su chófer, Víctor
Saura, joven pero con dilatada experiencia,
hizo que el viaje fuera seguro, cómodo,
armónico y ameno. Llegamos a cenar a la
ciudad de Toledo donde pernoctamos. A la
mañana siguiente nos recogió en el Hotel
un joven guía erudito y estudioso de su
ciudad y con él compartimos el encanto
de Toledo. Sus calles, sus edificios más
relevantes, su incomparable Catedral, el
Puente de S. Martín, la iglesia de Santo
Tomé donde quedamos encantados, por su
explicación, del cuadro pintado por el Greco
de la “Muerte del Conde de Orgaz". Y, cómo
no, finalizamos nuestra visita en la fábrica
de artesonado y espadas toledanas.
A hora de comer llegamos a Cáceres y
por la tarde entramos en su casco antiguo a
través del Arco de la Estrella. Allí otro guía
nos dio todo tipo de explicaciones. La verdad
es que es monumental. No en vano es patrimonio
de la humanidad. Da la sensación de
viajar por el túnel del tiempo y retroceder a
la Edad Media. Por su puesto, no dejamos
de saborear el gustoso jamón ibérico, tomar
unos vinos e ir de compras.
A la mañana siguiente comenzaba
nuestra verdadera visita taurina. Bajo la
sombra de Jerez de los Caballeros entrábamos
en “Los Bolsicos”, finca de 760
Hectáreas donde pastan los toros de los
HEREDEROS DEL CONDE DE LA CORTE
junto a los de MARIA OLEA. Allí nos recibió
su propietario D. Luis Guillermo López Olea
junto a su inseparable mayoral D. Salvador
Magallanes, que tras las presentaciones al
grupo nos ofrecieron un magnífico aperitivo
en los salones del cortijo. Los productos
de la tierra estaban divinos. El jamón, los
chorizos, las morcillas, los diferentes tipos
de quesos, regado todo por un excelente
vino extremeño. Con el estómago lleno,
atravesando las caballerizas y el guadarnés
iniciamos nuestra expedición por la finca.
Unos en tractor, otros en todo terreno contemplábamos
los magníficos ejemplares del
Conde. Más de ochenta años de historia
de toros legendarios. Toros serios, fuertes,
hondos, de aspecto aleonado. Cornalones
de ancha arboladura ideal para “ hacer el
avión” en su embestida hacia la capa del
torero. Pero en el campo son nobles y manejables.
Excelente compenetración entre el
ganadero y su mayoral, éste cuando habla
parece un libro abierto dándonos todo tipo
de explicaciones, disfrutando con ello. Sólo
hombres así, enamorados de su trabajo,
José Luis Esteban
lo pueden desempeñar correctamente las
veinticuatro horas del día sin conocer vacaciones
ni fiestas. Pasamos por todos los
cercados, sin prisas, quedándonos con todo
tipo de detalles, pero ¡Ojo¡ el cercado de las
madres de la ganadería. En ellas reside el
verdadero secreto de esta casa. Vacas cornalonas,
veletas y astifinas que enamoran
a cualquier semental.
Su plaza de tientas es austera, no muy
grande y nos la definieron como un laboratorio
de minucioso trabajo, donde allí
no se exhibe nadie, solamente es utilizada
para conservar este mítico encaste que es
pilar de una gran parte de la cabaña brava
española.
Comimos en la misma finca un sabroso
cocido extremeño cocinado por los hermanos
Méndez de Jerez de los Caballeros.
Y en la sobremesa D. Guillermo, con las
ideas muy claras, nos obsequió con una
clase magistral de lo que debe ser el toro
de lidia, que entre otras cosas debe tener
la chispa y la movilidad suficiente para que
el que realmente sea un torero profesional
sepa aprovecharlo y lidiarlo correctamente
produciendo emoción en el tendido. Lo que
ocurre es que los toreros actuales prefieren
el toro “carretón” que no les cause problemas,
pero con ello están consiguiendo que
el aburrimiento reine en las gradas y que
cada vez la gente acuda menos a las corridas
de toros. D. Guillermo nos confesó que
le encanta el “toro de calle” tal y como se
concibe en nuestra Comunidad Valenciana,
pero su camada es corta y tiene muy claro
que él cría toros para su lidia en la plaza
y no puede desperdiciar ni un solo gen de
bravura en su laboratorio para conseguir su
toro ideal, por lo tanto es muy difícil que le
quede un toro para la calle. No obstante nos
dijo que para la próxima temporada tiene
un toro que no reúne las características
genéticas completas para la lidia y tras 15
años de rogativas de un buen amigo suyo,
taxidermista de profesión, éste se llevará