¡Eh Toro! número 29 Octubre, Noviembre, Diciembre ... - Burladerodos
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42<br />
DESDE LA NAYA<br />
Maneras de impartir justicia<br />
A Ramón Mileo Dolz,<br />
nuevo en esta plaza<br />
La labor de impartir justicia en el<br />
mundo de los toros, de presidir un espectáculo,<br />
es harto difícil, tanto o más<br />
que domeñar la embestida de un morlaco<br />
de imprevisibles reacciones, aunque<br />
sin jugarse el pellejo, claro está. Máxime<br />
cuando los usías se toman en serio su<br />
cometido e intentan no dejar ningún<br />
cabo suelto al azar y ser honrados con<br />
ellos mismos. No ha mucho tiempo, este<br />
mismo verano, he presenciado dos corridas<br />
en las que han tenido dos actitudes<br />
diametralmente opuestas que no quiero<br />
dejar pasar por alto.<br />
Bilbao, Corridas Generales, jueves<br />
19 de agosto y la reventa haciendo<br />
honor al mes. Dos figuras -Ponce y<br />
El Juli- y Salvador Vega, un recién<br />
llegado que reivindicó el año anterior<br />
en el mismo ruedo un lugar entre los<br />
elegidos, se enfrentaban a un encierro<br />
de Torrestrella. Triunfó Vega en el 2003<br />
en el mismo escenario y los niños de<br />
Manolo Chopera intentaron robarle la<br />
cartera. Pedro Castillo, apoderado del<br />
novel, sacó a la luz los trapos sucios y<br />
pudo solventarse el tema. Volvía pues<br />
Salvador al ruedo donde dio el primer<br />
aviso de sus intenciones. Sus dos faenas<br />
fueron macizas, firmes, sin enmendar la<br />
posición, jugándose la vida a conciencia<br />
de lo que hacía y con retazos de toreo<br />
grande. El Juli, en vías de recuperación,<br />
cortó una oreja del quinto por andar<br />
entregado, por hacer lo mínimo que<br />
se le ha de exigir a un torero. Antes, el<br />
malagueño también había obtenido un<br />
apéndice. Y llegó el sexto. En el palco,<br />
Matías González, un excelente<br />
aficionado y uno de<br />
los mejores presidentes de<br />
España. Nuevo pelotazo de<br />
Salvador que tenía a los<br />
14.781 espectadores que<br />
afora Vista Alegre entregados,<br />
estoconazo y…. una<br />
oreja que no le daba derecho<br />
a salir por la puerta<br />
grande ya que en Euskadi<br />
se necesita cortar dos en un<br />
toro. Nadie daba crédito a<br />
lo que veía y hubo división<br />
de opiniones: los unos se<br />
acordaron de la madre de<br />
don Matías; los otros, del<br />
padre. Las muchas y buenas<br />
tertulias que se forman<br />
en los hoteles bilbaínos<br />
hervían de indignación contra<br />
el señor González y se le<br />
esperaba con la metafórica<br />
escopeta cargada. Don Matías siempre<br />
da la cara y jamás rehuye las críticas.<br />
Y a la caída de la tarde se presentó en<br />
cuantos cenáculos requirieron su presencia.<br />
La pregunta de marras -¿Por<br />
qué denegó la segunda oreja?- fue la<br />
primera que se le hizo. Sin alterarse, el<br />
buen usía contestó: “Porque la estocada<br />
quedó algo contraria”. Las estocadas<br />
caen contrarias por atracarse de toro,<br />
por ejecutar la suerte suprema más allá<br />
de la pureza, no por salirse de la misma<br />
o pegar un bajonazo como tantas veces<br />
sucede. Admito la explicación aunque<br />
para nada la comparto. Así las cosas,<br />
merece igual premio el toreo de un jornalero<br />
del arado –con todo mi respeto<br />
y admiración para tan digna profesión-<br />
como el ejecutado por El Juli en aquella<br />
ocasión y el de altos quilates, el clásico,<br />
el que nunca pasa de moda de un joven<br />
con futuro. Es, para que lo entiendan<br />
los gourmets, como si la mortadela<br />
costara tanto como el jamón de Jabugo.<br />
Difícil de asimilar, ¿eh?.<br />
Albacete despedía el viernes 17 de<br />
septiembre, en plena Feria, a Manuel<br />
Caballero, su buque insignia. Junto<br />
al que siendo novillero abrió todas las<br />
puertas grandes de España, al que cayó<br />
en la sima tras doctorarse y volvió a la<br />
cima por jugársela sin trampa ni cartón<br />
con los victorinos, al que acabó siendo<br />
un funcionario más de la casa Lozano,<br />
hacía el paseíllo su paisano Antón<br />
Cortés, un gitanito de estirpe que, sin<br />
renunciar al arte de los suyos, puso el<br />
coraje de los payos en San Isidro y sólo<br />
el pésimo manejo de la espada le privó<br />
de un triunfo incontestable. Caballero<br />
cruzaba la arena con la satisfacción<br />
Vicent Climent<br />
Apunte: Paco Canós<br />
del deber cumplido, rozando la recompensa<br />
de un merecido descanso junto<br />
a su familia; Cortés con el alma rota a<br />
pedazos porque el día anterior había<br />
enterrado a Carmen Vargas, su madre.<br />
La tarde no fue lucida. Los torrestrella,<br />
la misma ganadería que un mes antes<br />
en Bilbao, no propiciaron el triunfo de<br />
los toreros. Llegó el quinto, Bigote, y<br />
Caballero hizo un esfuerzo por exprimirle<br />
lo poco que llevaba dentro: le dio<br />
sitio y pausas, supo esperarle y templó<br />
en series de pocos muletazos. Al final,<br />
pinchó antes de dejar una entera. Puso<br />
todo de su parte y contó con el favor del<br />
presidente, del que siento no conocer el<br />
nombre, para salir por última vez por<br />
la puerta grande. Faltaba darle aliento<br />
a Cortés, al de los sonidos negros. El<br />
hombre tuvo la cabeza en otro sitio -<br />
cosa lógica- durante la lidia del tercero<br />
y se vino arriba, como los buenos, en el<br />
sexto, combinando naturales de excelente<br />
trazado con otros más acelerados.<br />
El presidente anónimo lo recompensó<br />
con otras dos orejas para que ambos,<br />
el que se iba y el que se quedaba con el<br />
corazón partido pudieran tener un grato<br />
recuerdo de esta corrida.<br />
Con el reglamento en la mano obró<br />
con justicia el señor González y con<br />
favoritismo el usía albaceteño pero, a<br />
veces, es necesario saber leer el ritmo<br />
del espectáculo e interpretar libremente<br />
la norma, ser condescendiente sin pasarse,<br />
abrir la mano. Nadie le hubiese<br />
recriminado nada a don Matías de haber<br />
mostrado públicamente el segundo<br />
pañuelo. En cambio, ¡la que se hubiera<br />
armado si Caballero y Cortés llegan a<br />
abandonar el coso de su tierra a pie!<br />
Lo malo, lo que ocurre<br />
muchas veces es que algunos<br />
pésimos presidentes<br />
adoptan el mismo criterio<br />
todas las tardes, sin tener<br />
en cuenta que, las reseñadas,<br />
tuvieron carácter de<br />
excepcionalidad: cicateros<br />
algunos, los menos; verdaderas<br />
Teresas de Calcuta<br />
redivivas, los más. Aquéllos<br />
creen que su tacañería<br />
los hace mejores, éstos le<br />
dan al pueblo, sin mesura,<br />
lo que el pueblo pide, olvidándose<br />
ambos de formar<br />
buenos aficionados con<br />
sus decisiones. Acaso ni<br />
ellos mismos lo sean y sólo<br />
el afán de notoriedad les<br />
haya llevado a ocupar su<br />
asiento. Pero ésa es otra<br />
historia.