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Plan de manejo para la conservación de las viviendas
de adobe de la Ciudad de Mendoza.
Autora: Arq. M. G. Armani
Directora: Silvia A. Cirvini
INCIHUSA - CONICET

RESUMEN PROYECTO:
El mantenimiento es la clave para la longevidad de cualquier estructura, independientemente
si se trata de una construcción arqueológica o arquitectónica. Llevar a cabo una evaluación de
las necesidades de mantenimiento que considere el personal y el presupuesto disponibles es
un paso importante en la ponderación de opciones para el tratamiento de una estructura. Con
la puesta en práctica de un ciclo de mantenimiento programado que opere en conjunción con
inspecciones y monitoreo practicados con regularidad, las necesidades de una estructura
podrán cumplirse en muchos casos.
De acuerdo a los deterioros que hemos encontrados en las viviendas de adobe analizadas, se
propone la identificación de las siguientes pautas a seguir para la conservación de estas
estructuras.
Las áreas de las viviendas con mayor grado de deterioro y peligro de pérdidas, son aquéllas
en las que la cubierta presenta serias lesiones o pérdidas totales. Esto ha causado
erosiones a nivel de basamento y cabezales de muros, lavados superficiales en la
estructura muraria, desplomes y pérdidas de elementos.
Se recomienda el control de la humedad en los distintos niveles (capilaridad, ambiente,
etc.). A su vez, muchas de las viviendas analizadas presentan humedad a nivel del
basamento del muro a causa de los malos drenajes, por falta de sobrecimiento o por su
altura inadecuada (menos a 0.60 m), o por la presencia de alero corto.
Es recomendable que las técnicas de restauración sean compatibles con el material tierra.
En las últimas décadas lamentablemente las intervenciones posteriormente efectuadas en
las viviendas de adobe se han realizado con el empleo de cemento. Esto ha producido
desprendimientos muy considerables en las estructuras, aparición de grietas y presencia
de humedad.
A su vez, la colocación de refuerzos inadecuados y la alteración estructural en general,
traen aparejados problemas que muchas veces derivan en la rotura de las paredes, que
justamente quisieron protegerse. Un caso típico es la incorporación de vigas o columnas
en hormigón armado que operan como martillos en los muros de tierra cuando hay
vibraciones y sismos.
Muchas veces las intervenciones incorrectas son la principal causa de deterioro. Se destaca
ante todo la falta de mantenimiento y vigilancia. Las viviendas analizadas presentan
problemas que no son atendidos porque se los reporta como menores o de carácter
estético únicamente. Asimismo, es común en las antiguas casonas de uso público (museos)
o en las de uso privado en áreas periféricas, no se realice un adecuado aseo.
Los muros que presentan grietas estructurales deberán ser liberados de sus revoques a fin
de realizar un diagnóstico de su estado real, consolidarlo y reforzarlo según sea el caso,
para posteriormente volver a reintegrar el nuevo aplanado de barro.

Se recomienda que para la ejecución de los nuevos revoques de barro sean de las mismas
características que el de los bloques de tierra, pero sin paja. Para aumentar su adherencia
y durabilidad en el tiempo se recomienda que tengan un agregado del 7% de cal.
Las instalaciones sanitarias que se efectúen para remodelaciones, deberán estar
expuestas del muro de adobe, para no comprometer su resistencia al realizar las
perforaciones necesarias.
En cuanto a la instalación eléctrica, se recomienda que esté empotrada en los muros, a
nivel del zócalo y ocultarse detrás de los entramados de caña, creando el mínimo de
interferencias con “tecnologías modernas”. Esto es posible porque no compromete la
resistencia de los muros y no ofrece riesgo de pérdidas de humedad que podrían
disolverlos.
Se deben tener en cuenta también otros puntos relevantes, como es el diseño erróneo del
edificio, que hace que las lesiones sean evidentes, como la utilización de aberturas
mayores que lo correcto, el mal tratamiento de las esquinas, el poco cuidado estructural
en zonas sísmicas especialmente y, en general, la falta de atención a las reglas del arte.
Lo mismo podría decirse en cuento a la elección del sitio, que a veces se hace sin
contemplar las calidades del suelo, los drenajes, el entorno natural y las edificaciones
preexistentes.
CONCLUSIONES.
El manejo de un sitio no termina con la elaboración de un plan que éste rara vez no es
actualizado. Es una tarea continua que para ser exitosa requiere que haya continuidad en la
comunicación, discusión, innovación, análisis y adaptación de los distintos elementos del plan.
Por esto, es importante que se considere la formulación de indicadores que permitan evaluar y
dar seguimiento a los proyectos y programas una vez que sea implementado el plan. Esto es
fundamental para contar con elementos que evalúen las tareas ejecutadas y para realizar las
adaptaciones y ajustes conforme sea necesario, de acuerdo a las diferentes etapas que hayan
sido completadas. El propósito principal no es medir sino tomar acciones correctivas tan
pronto como se detecta un problema importante.
Uno de los más graves problemas a los que se enfrenta la conservación de la arquitectura de
tierra en Mendoza, que no difiere en gran parte a la del país, está relacionada con la
percepción que tiene de ella tanto de sus habitantes como de las autoridades responsables de
su protección. A pesar de que en diferentes proyectos y foros regionales se ha aceptado la
importancia que reviste la protección integral de los conjuntos edificados, incluyendo desde
luego a la llamada arquitectura menor o vernácula, la realidad cotidiana nos muestra que año
tras año se pierde un importante número de viviendas tradicionales como resultado de
acciones premeditadas y reglamentos de construcción que prohíben su uso tanto para la
construcción como para la restauración y rehabilitación de las mismas.

En la investigación propuesta se ha partido de la premisa de que la salvaguarda de estos
inmuebles radica en gran medida en la generación de acciones de registro claras y oportunas,
en las que se hagan evidentes todos los rasgos que son dignos de ser conservados. Esto
permite ajustar las estrategias para su protección, así como la adecuada comprensión de los
atributos testimoniales. Además, esta valoración debe permear desde las instituciones
públicas y académicas, hasta los pobladores de los sitios de estudio. En la medida en que estos
actores reconozcan las razones por las que sus espacios son importantes y dignos de ser
conservados, podrán estar interesados en un cuidado periódico.
Aunque resulta evidente que todas las acciones de salvaguarda son trascendentes y están
relacionadas entre sí, el desarrollo de la fase de identificación y documentación resulta
fundamental porque establece el conjunto de variables y relaciones que se han de considerar
para las demás etapas. Sólo con la sistematización de los datos que componen el medio
construido es posible participar de manera adecuada a su conservación.
Asimismo, una normatividad legal vinculada con un referente adecuado, producto de un
registro extraído del propio sitio de manera objetiva y sistemática, puede resultar mucho más
concreta, eficiente y vinculable a los diversos casos, que el manejo de conceptos abstractos y
de evaluación subjetiva como la integridad, la relevancia, la autenticidad, el carácter, la
historicidad o el valor estético. Del mismo modo, la tipología es una herramienta fundamental
en esta labor debido a que puede permitir la elevación a la misma categoría de análisis e
intervención desde los pequeños espacios patrimoniales.
Debemos tener en cuenta que cada edificio presenta características propias que lo hacen único
y su condición manifiesta problemas específicos. Por esta razón es necesario conocer
detalladamente el sistema constructivo y los materiales que conforman su estructura como así
también sus lesiones y principales causas de deterioro. Por otro lado, debemos prever en
nuestra región que un estudio cuidadoso de cada vivienda es esencial para cualquier intento
de mejorar su capacidad sismorresistente.