NEANDERTALES - Historiaurrea
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<strong>NEANDERTALES</strong><br />
Más cerca de nosotros<br />
MALÉN AZNÁREZ<br />
EL PAIS SEMANAL - 13-04-2008<br />
Sólo hay dos especies que, miles o<br />
millones de años después de<br />
extinguirse en la Tierra, siguen<br />
provocando auténticas pasiones<br />
entre los humanos: los<br />
neandertales y los dinosaurios. Por<br />
qué los terroríficos monstruos de<br />
crestas punkeras, enormes<br />
corpachones y largas colas siguen<br />
fascinando parece claro. Eran unos<br />
bichos impresionantes y atractivos<br />
en su poderío, que dominaron la<br />
Tierra durante millones de años, y<br />
¡zas!, de repente desaparecieron.<br />
Pero ¿por qué nos siguen<br />
cautivando e intrigando los<br />
neandertales?, aquellos seres<br />
chaparros y fortachones, de<br />
enorme nariz, arcos<br />
supraorbitarios prominentes y<br />
mentón huidizo que habitaron<br />
Europa hace entre 200.000 y alrededor de 27.000 años. ¿Por qué<br />
queremos averiguar a toda costa cómo eran, si se cruzaron o no con<br />
el hombre moderno, y saber cómo y por qué se extinguieron?<br />
Quizá la fascinación por aquellos robustos seres tan parecidos a<br />
nosotros, y a la vez tan distintos, no obedece a otra cosa, como dice<br />
Antonio Rosas, paleo antropólogo del Museo Nacional de Ciencias<br />
Naturales (CSIC), que a querer saber más de nosotros mismos.<br />
?Porque son un enigma, son como nuestro espejo un poco<br />
deformado, nos reconocemos pero al mismo tiempo no somos. Y los<br />
miramos de continuo para ver si entendemos algo más de nosotros<br />
mismos?. O puede que, como mantiene el premio Príncipe de Asturias<br />
y codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, sólo sea "porque es<br />
una historia apasionante, una gran historia, y a los humanos nos<br />
gustan las historias". Para el autor del exitoso El collar del neandertal,<br />
que confiesa que nada le haría más ilusión que tener una gota de<br />
sangre neandertal que le conectase con esos poderosos europeos, el<br />
cerebro humano, esencialmente, produce y consume historias. "Y la
de los neandertales es una de las más increíbles, pone a nuestra<br />
especie junto a otra misteriosa y desaparecida: los otros. Tiene un<br />
componente de intriga y misterio, es imposible que no nos atraiga".<br />
Hasta hace muy poco, los neandertales eran considerados unos seres<br />
rotundamente arcaicos y brutales -durante muchos años se les tuvo<br />
como una subespecie de Homo sapiens-, poco avanzados en<br />
tecnología y con escasa capacidad para resistir la competencia del<br />
hombre moderno, más inteligente y rico en recursos, con el que<br />
coexistió en Europa unos 10.000 años antes de su extinción.<br />
Pero el paradigma está empezando a cambiar. Ni tan brutales de<br />
aspecto, ni tan atrasados tecnológicamente, ni tan diferentes en su<br />
inteligencia del Homo sapiens. ¿Qué está pasando? Pues que los<br />
últimos estudios genéticos y hallazgos de fósiles neandertales, entre<br />
ellos, los del yacimiento asturiano de El Sidrón, están aportando<br />
datos que empiezan a replantear el<br />
modelo tradicional. ?Son cosas<br />
increíbles las que estamos<br />
conociendo, elementos de su aspecto<br />
físico o cognitivo que nunca<br />
hubiéramos pensado saber?, dice el<br />
biólogo del equipo de El Sidrón, Carles<br />
Lalueza, que ha descubierto dos<br />
importantes genes neandertales. Uno<br />
está relacionado con la pigmentación<br />
y nos permite saber que eran<br />
rubianco-pelirrojos; el otro, con la<br />
capacidad para el habla, y nos deja<br />
deducir que podían hablar como los<br />
cromañones. ? El Sidrón está abriendo<br />
un universo muy llamativo. Es la<br />
mejor colección de neandertales de la<br />
Península y ahora, sin duda, el<br />
yacimiento activo más relevante del<br />
mundo. Podemos decirlo sin ningún<br />
rubor?, asegura Rosas, responsable<br />
de la paleo antropología del yacimiento y profesor investigador del<br />
CSIC.<br />
Tanto Arsuaga como Rosas, que durante 23 años formó parte del<br />
equipo de Atapuerca, se remontan al ancestro común de neandertales<br />
y el hombre moderno, el Homo ergaster africano, que salió de África<br />
hace unos dos millones de años, para explicar cómo su diferente<br />
evolución dio lugar en Europa al neandertal, la especie genuinamente<br />
europea, y en África, al Homo sapiens, que llegaría a Europa, por<br />
Asia, hace unos 40.000 años. Dos especies diferentes con un<br />
antepasado homínido compartido.<br />
"¿Cuándo se data el origen de los neandertales?", se pregunta<br />
Arsuaga, actual director del Centro de Evolución y Comportamiento
Humanos (UCM-ISCIII). "No hay contestación, porque fue una<br />
evolución gradual. Podemos decir que los primeros neandertales<br />
tenían medio millón de años. La gente de la sima de los Huesos de<br />
Atapuerca es una población europea de hace medio millón de años,<br />
contemporánea de una población africana, y ambas proceden de la<br />
misma especie biológica, pero empiezan a diferenciarse localmente.<br />
En Europa hay un avance, un esbozo de algo que con el tiempo<br />
terminarían siendo los neandertales, pero que todavía son<br />
antepasados de neandertales, el Homo heildelbergensis. Pero si<br />
vamos más hacia atrás, a los 800.000 años, o todavía más atrás, con<br />
el reciente hallazgo de la nueva mandíbula de 1,3 millones de<br />
antigüedad, nos encontramos con el Homo antecessor de Atapuerca,<br />
que no tiene rasgos neandertales. Tanto la paleontología como la<br />
genética indican que la separación de las dos líneas se produjo en<br />
algún momento entre 500.000 y 1.000.000 de años".<br />
¿Qué entendemos hoy por<br />
neandertales? Si<br />
hablamos de los que<br />
antes se llamaban<br />
neandertales clásicos -<br />
conocidos toda la vida<br />
como neandertales-, su<br />
origen está entre los<br />
250.000-200.000 años<br />
atrás; ésa sería una fecha<br />
frontera. "A partir de ese<br />
momento son<br />
neandertales en el sentido anatómico, y los anteriores, los de<br />
Atapuerca, son sus antepasados directos", afirma Rosas, quien añade<br />
que los fósiles de El Sidrón (nueve individuos de distintas edades<br />
identificados, un maxilar prácticamente completo con todos sus<br />
dientes, además de otros miles de huesos, restos líticos<br />
transformados en útiles y herramientas) ponen en la palestra la<br />
guinda que faltaba: el final de los neandertales claramente<br />
constituidos. "Y no hay que olvidar que es la primera vez que se ha<br />
podido sacar un gen completo de un fósil de neandertal".<br />
Las aportaciones genéticas de El Sidrón, tanto del ADN mitocondrial<br />
(sólo de herencia materna) como del nuclear (de ambos<br />
progenitores) de neandertales, que vivieron en la cornisa cantábrica<br />
hace 43.000 años, están siendo esenciales para hablar de un nuevo<br />
paradigma. No sólo se han sumado al macroproyecto del Genoma<br />
Neandertal que lidera el experto mundial Svante Pääbo, sino que son<br />
objeto de diferentes estudios genéticos en colaboración con el<br />
instituto alemán Max Planck. "Hasta ahora, para entendernos, la<br />
explicación en la teoría de la evolución era entre el chimpancé y<br />
nosotros, ya que compartimos un antepasado y es la especie viva
más próxima. Era nuestro modelo de referencia. Pero la cantidad de<br />
información llamativa de los neandertales que estamos sacando nos<br />
permite empezar a sustituir el modelo chimpancé por el modelo<br />
neandertal. Con una diferencia: que la distancia de separación es<br />
mucho más corta en el tiempo evolutivo", explica Rosas.<br />
¿Cuáles son estas novedades neandertales que tanto entusiasman<br />
a los científicos? Para empezar, los datos sobre su aspecto físico, y, lo<br />
que parece intrigarnos más, sobre si se cruzaron o no con el hombre<br />
moderno, siguiendo por derroteros como su ecosistema y forma de<br />
vida, tecnología, diferencias que podía haber entre los del norte y del<br />
sur. Y, finalmente, una de las cuestiones esenciales: las causas de su<br />
extinción.<br />
El pescador de genes<br />
Carles Lalueza puede decir<br />
mucho de los hallazgos<br />
genéticos. Descubridor del<br />
gen FOXP2, relacionado<br />
con la posibilidad del<br />
habla, y del MCR1, de la<br />
pigmentación, y a punto<br />
de publicar un nuevo<br />
descubrimiento del que<br />
todavía prefiere no hablar,<br />
aunque insinúa que<br />
cualquier otro gen "que<br />
esté relacionado con la inmunidad, la fisiología del metabolismo o los<br />
aspectos externos llamará la atención porque representa un cambio<br />
conceptual grande", asegura que, a la larga, "esta información no<br />
sólo representará un cambio de paradigma sobre ellos, sino sobre<br />
nuestra especie". Porque, una vez que tengamos el genoma completo<br />
del neandertal y veamos los genes que compartimos, podremos<br />
saber, aunque sea por eliminación, cuáles son los cambios exclusivos<br />
de nuestra especie. "Ahora estudiamos sus características propias,<br />
pero, en el fondo, estamos estudiando las nuestras", asegura este<br />
investigador de la Universidad de Barcelona.<br />
Así que, gracias a la genética y al ADN de los fósiles de El Sidrón,<br />
podemos saber, entre otras cosas, que el físico de los neandertales<br />
era mucho más parecido al del hombre moderno de lo que hemos<br />
pintado e ilustrado durante más de un siglo. "A mí no me importaría<br />
que se hubieran cruzado con nosotros. Soy un defensor de los<br />
neandertales y estoy en contra del paradigma, que ha cuajado incluso<br />
a nivel popular, de que era una subespecie brutal y atrasada?", dice<br />
Lalueza, que añade que con el hallazgo del gen de la pigmentación<br />
asistimos a una paradoja divertida: en el fondo, ellos, que podían ser<br />
rubios o pelirrojos y de piel clara, se parecían más físicamente al<br />
hombre actual que nuestros antepasados los cromañones. "Éstos,
hacía poco que habían salido de África y tenían una pigmentación<br />
más oscura".<br />
Con el físico hemos<br />
topado. Y si no eran tan<br />
primitivos, ¿cómo eran<br />
realmente? ¿Podrían,<br />
vestidos en vaqueros,<br />
pasar hoy desapercibidos<br />
en el metro de Nueva<br />
York, como mantiene el<br />
famoso y ya clásico<br />
modelo? Porque las<br />
últimas recreaciones que<br />
han incorporado algunos<br />
grandes museos del mundo, como las realizadas por el taller Daynés,<br />
de la artista francesa Elisabeth Daynés -que ilustran este reportaje-,<br />
suponen una auténtica revolución en la imagen neandertal<br />
tradicional. Y no son fantasías, ya que están hechas sobre moldes de<br />
fósiles neandertales y con el asesoramiento científico de conocidos<br />
expertos. "Son parecidos a nosotros y diferentes en todo el<br />
esqueleto. La pelvis es totalmente distinta, las mandíbulas, el cráneo,<br />
los dientes, los huesos largos... Morfológicamente son distintos; no<br />
son simios, pero tampoco son sapiens: son diferentes", dice Arsuaga.<br />
Lalueza tiene claro que hoy un rostro neandertal nos sorprendería<br />
mucho. "No creo que haya un equivalente en el hombre actual. Su<br />
frente estaba inclinada hacia atrás, los arcos supraorbitarios sitúan<br />
una mirada muy profunda, tenían la cara proyectada hacia delante y<br />
la nariz era enorme, tan grande como la de un europeo que la tuviera<br />
muy grande, pero ancha como la de un africano. Realmente creo que<br />
llamaría la atención en el metro de Nueva York...". Pero Antonio<br />
Rosas, que con su equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales<br />
reconstruye, con el maxilar encontrado en El Sidrón, una cara de<br />
neandertal utilizando avanzadas técnicas de computación, mantiene<br />
que, en esencia, lo que está cambiando es que se empiezan a<br />
apreciar diferencias entre grupos neandertales del norte y del sur.<br />
"Una peculiaridad de los de El Sidrón es que eran muy robustos;<br />
dentro de su arquitectura ancha, eran más anchos todavía. Los<br />
individuos masculinos podían, en caso extremo, superar 1,70 metros<br />
de altura, y las mujeres bordeaban el 1,60. No eran pigmeos. Y<br />
murieron jóvenes. Sabemos que su longevidad máxima estaba entre<br />
los 40 y 50 años, pero éstos no llegaron...".<br />
Otro de los mitos que ha caído con la genética es el de que los<br />
neandertales no podían hablar como nosotros y se entendían con<br />
gruñidos o gestos. Podían. Y así lo ha demostrado el gen encontrado<br />
por Lalueza, que implica que neandertales y cromañones tenían la
misma estructura implicada en el<br />
gen que posibilita un lenguaje<br />
articulado. "Su lenguaje debió de<br />
ser más limitado que el nuestro,<br />
pero no porque pudieran emitir<br />
menos fonemas. La razón principal<br />
la tenemos en que nuestro<br />
lenguaje requiere, de manera<br />
constante, una memoria operativa<br />
de gran capacidad", mantiene el<br />
psicobiólogo Manuel Martín-<br />
Loeches, autor de La mente del<br />
Homo sapiens, que ha estudiado<br />
también la del neandertal y su<br />
capacidad para la memoria o el<br />
habla. Director de la sección de<br />
Neurociencia Cognitiva del Centro<br />
de Evolución y Comportamiento<br />
Humanos, Martín-Loeches dice que<br />
la memoria operativa de los<br />
neandertales, mucho más limitada<br />
que la del sapiens, fue también la<br />
causa de su escasa capacidad creativa y, curiosamente, de su<br />
valentía, ya que su menor facultad para anticipar acontecimientos<br />
futuros les hacía más osados.<br />
Arsuaga opina que el lenguaje neandertal sonaría como el nuestro si<br />
lo oyéramos a través de una puerta. "En el antiguo paradigma<br />
siempre se decía que los neandertales no podían producir los sonidos<br />
del lenguaje del Homo sapiens, pero ellos tenían el hueso hioides -<br />
situado encima de la laringe- como el nuestro y el del chimpancé es<br />
muy diferente. Si oyéramos hablar a los neandertales, sonarían igual<br />
que un hombre moderno y no como un chimpancé. Y si oyéramos<br />
hablar a un austrolopiteco, seguramente diríamos que es un<br />
chimpancé...".<br />
En lo que están de acuerdo los investigadores es en que,<br />
fundamentalmente, lo que ha cambiado es nuestra percepción de los<br />
neandertales, quizá porque ya no tenemos tanta necesidad de<br />
considerarlos tan inferiores para vernos superiores. "Hemos dejado<br />
de creernos el epicentro de la evolución humana. Dicho de otra<br />
forma, ya no se perciben como una especie inferior, sino como una<br />
igual. Distinta pero igual", opina Rosas. Y Arsuaga menciona otra<br />
novedad. "De entrada, son los europeos de verdad, ellos sí que son<br />
auténticos europeos... Y eso es un cambio de paradigma. Ha pasado<br />
un poco como con los aborígenes de Australia o Nueva Zelanda, que<br />
ahora todo el mundo presume de tener un antepasado maorí...".
Pero hay más cosas que empiezan a contemplarse en este nuevo<br />
modelo neandertal. Por ejemplo, algo que nunca se había cuestionado<br />
era su escasa capacidad tecnológica. Todas las herramientas y<br />
utensilios de aspecto moderno que tenían -en torno a los 40.000 años<br />
de antigüedad- se habían atribuido siempre a los cromañones, pero<br />
hallazgos como los de la cueva del Conde (Asturias) o El Sidrón<br />
permiten dudarlo. Arsuaga, que codirige los trabajos de la cueva del<br />
Conde, asegura que éste y otros yacimientos de parecidas<br />
características del País Vasco o Cantabria plantean que es una<br />
tecnología neandertal: "Tenemos unas industrias de transición que<br />
hasta ahora atribuíamos a los cromañones, que se suponía eran los<br />
creativos. Y nos preguntamos: ¿por qué de los cromañones? Todo<br />
apunta a que lo han hecho los neandertales". "En Barcelona hay un<br />
yacimiento maravilloso donde se ve que los neandertales tenían un<br />
dominio extraordinario del fuego, con talleres que utilizaban casi de<br />
forma industrial. Vamos conociendo y matizando", apunta Rosas.<br />
La coexistencia de los últimos neandertales y cromañones en Europa,<br />
durante unos 10.000 años, pone sobre el tapete otra de las<br />
cuestiones más debatidas: ¿se cruzaron ambas especies? Lalueza lo<br />
niega rotundamente y asegura que las especies divergieron hace<br />
unos 900.000 años. "Además del gen de la pigmentación- una<br />
variante que no se encuentra en los humanos modernos-, en el gen<br />
FOXP2 encontramos variantes que tenían los neandertales que eran<br />
ancestrales a todos los humanos modernos y que no han llegado<br />
hasta nosotros. Coexistieron, pero no se mezclaron".<br />
Pero Arsuaga tiene serias dudas y asegura que no le sorprendería que<br />
hubiera habido algún intercambio genético. Lo que para él, en<br />
cualquier caso, carece de importancia. "Pudo haber alguna vez cruces<br />
entre neandertales y sapiens, pero es irrelevante, es intrascendente a<br />
efectos evolutivos, porque sucede que esos híbridos no encuentran<br />
pareja o son absorbidos, y los genes raros acaban perdiéndose. Los<br />
neandertales se extinguieron y no contribuyeron nada a las<br />
poblaciones modernas, pero no me parece realista decir que es<br />
imposible que se hubieran cruzado, porque en la naturaleza no hay<br />
límites netos".<br />
Y llegamos a otra de las grandes cuestiones del universo neandertal:<br />
¿por qué se extinguieron? Pregunta que, como las cerezas de un<br />
cesto, se enreda con otras: ¿fue el Homo sapiens el causante de su<br />
extinción?; ¿acaso no pudieron competir con la mayor capacidad<br />
tecnológica de éste?; o, como también se plantea ahora, ¿fue un<br />
cambio climático lo que les arrastró a su final?<br />
El paleobotánico José Carrión, de la Universidad de Murcia,<br />
especialista en palinología, ha estudiado los registros de cambios de<br />
paisaje asociados a áreas regionales neandertales, a través del polen<br />
fósil de distintos yacimientos, entre ellos, los de los últimos<br />
neandertales de la península Ibérica (Gorahn, en Gibraltar, y<br />
Carihuela, en Granada). Carrión, que ha reconstruido la vegetación,
paisaje y fauna de la época, aporta dos conclusiones. Una: la<br />
extinción no fue de golpe, sino un largo proceso. Dos: se debió sobre<br />
todo a un proceso endogámico. Pero suma otros datos. Para<br />
empezar, los neandertales eran seres de bosque y un cambio<br />
climático vino a acelerar su extinción.<br />
Al parecer, aquellos bosquimanos fueron reduciendo su área de<br />
distribución en el continente europeo, por lo menos desde hace<br />
35.000 años hasta unos 26.000 años antes del presente. "Los últimos<br />
10.000 años fueron de declive, con una población fragmentada y<br />
cada vez menos numerosa. Cuando haces un mapa del Musteriense,<br />
las poblaciones están cada día más distantes, con más endogamia y<br />
menos intercambio génico entre las poblaciones del norte y del sur.<br />
Eso, a largo plazo, es un problema en todas las especies de<br />
mamíferos. Los genetistas lo llaman ?depresión por endogamia",<br />
explica Carrión. "Los últimos neandertales están en el sur de la<br />
península Ibérica y, cuando se extinguen, no hay evidencia alguna de<br />
que el hombre moderno estuviera allí. No coexisten. Así que la<br />
competencia de una especie con la otra no existe, no hay por qué<br />
estudiarla".<br />
Para este paleobotánico, hay otras causas que contribuyeron a la<br />
desaparición de la especie, como el cambio de paisaje. "El neandertal<br />
es un animal meridional, de bosque abierto o sabana (árboles<br />
grandes, arbolitos sueltos y hierba), no es un hombre de estepa.<br />
Siempre los han pintado en el norte de Europa, pero ellos se iban al<br />
norte cuando hacía calor; en los periodos glaciales estaban en el sur<br />
de España, el sur de Italia y la península grecobalcánica. Por su<br />
tecnología, posiblemente cazaban en grupos pequeños y al acecho,<br />
escondiéndose detrás de árboles y arbustos. Y ocurre algo<br />
inesperado: el paisaje se hace entonces muy abierto, muy estepario,<br />
con pocos arbustos, y el tipo de animales cambia. Pasa de una gran<br />
diversidad de fauna a otra menor pero muy grande: mamuts,<br />
bisontes, renos... Animales que hay que cazar de otra manera, con<br />
proyectil o lanzando piedras a distancia. Y sus herramientas de caza<br />
son más pequeñas y lanzables, no pesan. La mejor tecnología para<br />
esa caza la tiene nuestra especie, los sapiens que vienen de la estepa<br />
asiática perfectamente adaptados. Pero todavía sobrevivió miles de<br />
años...".<br />
Así que los cambios climáticos dieron al neandertal el golpe de gracia.<br />
Para Carrión, la gran pregunta no es por qué se extinguieron, sino<br />
por qué sobrevivieron tanto. Y tiene una respuesta. "Durante 30.000<br />
años, el sur de la península Ibérica era un jardín botánico, un<br />
auténtico paraíso. Vivían cerca del mar, y pescaban y comían de<br />
todo, incluso piñones... Comían focas monje, cazaban delfines,<br />
ánades, patos, codornices, perdices, cabras montesas... Tenían una<br />
dieta muy variada, la misma del hombre de hoy". Rosas, por su
parte, asegura que la extinción de los neandertales es tan natural<br />
como el origen y el nacimiento de cualquier especie. "Nos<br />
preguntamos por qué se extinguieron y es un planteamiento falso. Es<br />
interesante saber por qué, pero está envuelto en un halo de falso<br />
misterio. Cuando llevamos la misma cuestión a otras especies de<br />
mamíferos, vemos que unos se extinguen y otros no. Y ellos tienen<br />
medio millón de años de historia de evolución, que nosotros no<br />
tenemos...".<br />
Pero el codirector de Atapuerca aporta su personal teoría para<br />
explicar la extinción: la gran capacidad simbólica de los cromañones<br />
les daba ventaja. "Los neandertales no tenían bandera, y cuando<br />
llega aquí el Homo sapiens tiene bandera... Porque la bandera es la<br />
capacidad de representar a una comunidad por medio de un objeto,<br />
de reagruparse en torno a símbolos, lo que permite aumentar el<br />
tamaño del grupo sin basarse en el parentesco, un grupo que<br />
trasciende lo biológico. Así, el número de miembros de una tribu<br />
puede ser ilimitado; creo que ésa es la diferencia. Los cromañones<br />
tenían un sistema de alianzas, de solidaridad, basado en creencias,<br />
historias o mitos que les daban una unidad que sobrepasaba lo<br />
puramente biológico. Somos la única especie que forma comunidades<br />
no biológicas, unidas por lazos de tipo simbólico, lingüístico,<br />
religioso... Los neandertales se conocerían entre ellos, familias,<br />
grupos grandes, y, de pronto, eso se pone en competencia con una<br />
especie de comunidades que pueden ocupar toda la península Ibérica,<br />
con una capacidad enorme de alianza".<br />
Eso, dice divertido Arsuaga, significa que los neandertales eran<br />
mucho más realistas que los cromañones. "Qué es más inteligente,<br />
¿creer en lo inexistente o no creer" Yo no creo en los espíritus, no es<br />
nada realista ni inteligente; en eso estoy con los neandertales, que<br />
eran los realistas... Pero, a la larga, la gente que cree en mitos<br />
simbólicos tiene más fuerza de comunidad y supervivencia".<br />
Queda sólo un último misterio neandertal por aclarar: si fueron o no<br />
creadores, si hicieron arte. Hasta el momento, siempre se ha<br />
mantenido que no, y los vestigios encontrados de arte fronterizo<br />
(entre 32.000-35.000 años) se han atribuido a los cromañones. "Si<br />
los cromañones llegaron hace unos 40.000 años", dice Arsuaga,<br />
"algunos neandertales tuvieron tiempo de aprender de ellos, pero<br />
ahora parece que los objetos de adorno y colgantes que tenemos de<br />
esa fecha, lo más antiguo, son de neandertales, así que nos vamos<br />
acercando a la frontera de lo simbólico".<br />
Los huesos encontrados en la cueva de El Sidrón plantean una<br />
cuestión que enlaza con la hipotética capacidad simbólica de la<br />
especie extinguida: ¿eran enterramientos? El catedrático de<br />
prehistoria de la Universidad de Oviedo, Javier Fortea, director del<br />
yacimiento, no lo cree así. "En este depósito no se había producido
ningún acondicionamiento del espacio por parte del hombre. Parece<br />
que procede del exterior, que es una zona de dolina; posiblemente<br />
esa dolina se colapsó y por alguna chimenea cayó al interior. Lo que<br />
estamos encontrando abajo nos plantea cómo llegaron aquí esos<br />
huesos, y si los neandertales enterraban o no a sus muertos hace<br />
43.000 años. Algunos de los huesos tienen marcas de cortes<br />
descarnados, y eso indica una práctica de tipo alimentario<br />
antropófaga, incluso caníbal, aunque prefiero no utilizar palabras de<br />
ritual mientras no sepamos lo que ocurrió. Fuera hubo una<br />
acumulación de individuos, y algunos de ellos, no todos, fueron<br />
desmembrados por sus congéneres de forma rápida, porque no<br />
muestran presencia de felinos carroñeros".<br />
Son señales que pueden percibirse en los huesos, aunque no resulta<br />
fácil verlas, salvo cuando quien las muestra es el paleoantropólogo<br />
Antonio Rosas, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. "Mire las<br />
rayas horizontales de esa mandíbula, se aprecian las marcas del<br />
corte, de la descarnación, el individuo fue cortado para descarnar el<br />
músculo. Ese otro hueso tiene un desconchón de lasca, de cuando se<br />
hace un corte al hueso; eso significa que los huesos largos fueron<br />
machacados para extraer la médula y comerla. Si es un canibalismo,<br />
alimenticio o ritual, continúa en discusión, pero lo que sí está claro es<br />
que El Sidrón aporta un magnífico ejemplo de canibalismo; tenemos<br />
señales de libro".<br />
En los diferentes yacimientos neandertales, comenta Arsuaga, hay<br />
muchísimos niños enterrados. "Se puede discutir si son rituales o no,<br />
pero son enterramientos. Y eso es muy humano, es un<br />
comportamiento simbólico, porque un individuo no entierra; es un<br />
grupo el que entierra. Y a nivel sentimental nos los aproxima, no los<br />
vemos ya como monstruos, sino como gente que entierra a sus niños,<br />
que los quiere, y eso es muy tierno".<br />
El yacimiento de El Sidrón no sólo aporta información novedosa, sino<br />
que, por primera vez en el mundo, está aplicando un protocolo en la<br />
extracción de fósiles para evitar las contaminaciones genéticas que,<br />
con frecuencia, se producen en las manipulaciones de los<br />
investigadores. Así que no es raro ver dentro de la cueva a una<br />
especie de astronauta cogiendo huesos con mucho cuidado. "A todos<br />
los excavadores nos han hecho el perfil genético, estamos<br />
retratados... Pero cuando afloran huesos potentes, compactos y<br />
duros, no esponjosos, como un fémur o una tibia, y creemos que<br />
pueden reunir las condiciones adecuadas para extraer material<br />
genético, se interrumpe la excavación, y todo el material que se está<br />
utilizando se desinfecta. El excavador se pone un traje de astronauta,<br />
un mono con escafandra, zapatos y guantes estériles, levanta el<br />
hueso con su tierra y lo mete en una bolsa estéril. Luego se guarda<br />
en una nevera a dos grados de temperatura hasta llegar al
congelador del campo base, que está a 30 grados bajo cero", explica<br />
Fortea. Más tarde viajarán a Oviedo, Alemania y Madrid.<br />
Primero fue Atapuerca y ahora los neandertales, hallazgos que, a<br />
decir de los expertos, están convirtiendo a España en una potencia<br />
paleontológica mundial. "El Sidrón significa a los neandertales lo que<br />
Atapuerca a la evolución general", confiesa Rosas sin poder disimular<br />
su entusiasmo. Y se aproximan nuevos descubrimientos.