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UNIDAD 9<br />

© GRUPO ANAYA, S.A. Lengua y Literatura 3.° ESO. Material fotocopiable autorizado.<br />

Lectura ectura complementaria 1<br />

170<br />

Lee con atención el texto y responde a las preguntas.<br />

La mujer y el trabajo<br />

La primera incorporación en masa de la mujer al trabajo se dio durante la Primera<br />

Guerra Mundial, entre 1914 y 1918. Los primeros meses, tras el estallido<br />

de la contienda, estuvieron marcados por el paro. Muchas fábricas y talleres<br />

cerraron sus puertas, ante el abandono de los hombres de sus puestos de trabajo<br />

por su movilización para los frentes. Sin embargo, a partir de 1915, con el<br />

alargamiento de la guerra, fue necesario volver a abrir ciertas fábricas e intensificar<br />

el trabajo en aquellas en las que, por necesidades de guerra, se hacía<br />

imperioso aumentar la producción. Los gobiernos hicieron llamamientos a las<br />

mujeres para que ocuparan los lugares de trabajo abandonados por los hombres,<br />

aunque aclararon que ese trabajo era coyuntural 1 , fruto de las necesidades<br />

bélicas. El porcentaje de personal femenino que se incorporó al trabajo fue<br />

muy importante en todos los países de Europa afectados por la guerra; en las<br />

industrias de armamento, por ejemplo, se calcula que representaban una cuarta<br />

parte de su personal.<br />

Las tareas que hasta el momento eran consideradas masculinas fueron confiadas<br />

a las mujeres, y estas respondieron con éxito a este reto demostrando que<br />

podían hacerlo. Este hecho aceleró la integración de la mujer en la producción<br />

tanto agrícola como industrial —especialmente en la industria de guerra— o<br />

en los servicios. La mujer asumió responsabilidades por un corto período de<br />

tiempo; sin embargo, este hecho cambió su vida. Participaron en las numerosas<br />

acciones reivindicativas que se dieron en estos años, reclamando aumentos en<br />

los salarios y protestando por las subidas de precios de las subsistencias. Por<br />

otro lado, su incorporación al trabajo no supuso que desatendieran las tareas<br />

domésticas. En muchos casos, estas fueron parcialmente solucionadas con la<br />

creación de guarderías para los hijos de las trabajadoras en la propia fábrica. En<br />

otros casos, fueron las mujeres de más edad las que se quedaron al cuidado de<br />

los pequeños y del hogar. En su mayoría, fueron las mujeres más jóvenes las<br />

que acudieron en masa a las fábricas.<br />

Al final de la guerra, los poderes públicos volvieron a poner en marcha una campaña,<br />

pero esta vez en sentido contrario, presionando a las mujeres para que<br />

abandonaran el trabajo y regresaran al hogar para cumplir con sus tareas «naturales»,<br />

el cuidado de la familia y de la casa. Muchas dejaron el trabajo aliviadas,<br />

al liberarse de la pesada carga que suponía compaginar las largas jornadas<br />

laborales con el trabajo de la casa. Otras fueron desplazadas de su lugar de<br />

trabajo y obligadas a realizar [...] las ocupaciones más duras y rutinarias, y las<br />

peor remuneradas de la escala laboral. Sin embargo, otras lucharon por conservar<br />

su puesto de trabajo. Después de cinco años, [...] se negaron a regresar a<br />

su antiguo lugar de trabajo, generalmente el servicio doméstico o la agricultura.<br />

En Alemania, en 1918, había 200 000 sirvientas menos; en Francia, 150 000, y<br />

en Gran Bretaña, 400 000. Todas preferían la fábrica a su antigua ocupación.<br />

Eulalia de Vega, La mujer en la historia, Anaya.<br />

1 coyuntural: que depende de la coyuntura, de las circunstancias en que se está.

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