EL LANDÓ DE SEIS CABALLOS - Víctor Ruiz Iriarte
EL LANDÓ DE SEIS CABALLOS - Víctor Ruiz Iriarte
EL LANDÓ DE SEIS CABALLOS - Víctor Ruiz Iriarte
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>EL</strong> <strong>LANDÓ</strong> <strong>DE</strong> <strong>DE</strong> <strong>SEIS</strong> <strong>CABALLOS</strong> 15<br />
iS a b e l.—Voy a leer yo la mía. (Sonríe, con misterioso aire de triunfo) Eso será<br />
bastante. Es una carta maravillosa. Escuchen. La recibí ayer… (Desdobla su<br />
carta y lee, lentamente, con cierto recreo. Margarita y Rosita han secundado su<br />
acción extrayendo rápidamente de su bolsillo o bolso respectivo un plieguecito<br />
de idéntica dimensión y color) «Venga usted mañana a mi finca de Las Colinas.<br />
Se lo ruego. Allí le prometo que vivirá usted la noche más extraordinaria de<br />
su vida…»<br />
(Margarita y Rosita, que han seguido la lectura de la carta,<br />
leyendo al mismo tiempo en la suya propia, con un movimiento de<br />
labios, se estremecen. Rosita lanza un chillido tremendo)<br />
ro S i ta.—¡Ayyy!…<br />
iS a b e l.—(Con sobresalto) ¿Qué ocurre?<br />
ro S i ta.—(Agitadísima) ¡Que mi carta es igual!<br />
ma r g a r i ta.—¡Y la mía!<br />
iS a b e l.—¿Cómo? (Consternada) No, no puede ser. Fíjense ustedes bien… (Vuelve<br />
a leer, emocionadísima) «Si usted tiene imaginación, si cree usted en la<br />
aventura de una noche, puede encontrar la felicidad; no falte. En la vida todo<br />
es un puro azar. Pero el azar que va prendido al tiempo no se repite jamás.<br />
No rechace usted el azar que se le ofrece esta noche…»<br />
(Rosita y Margarita, que están nerviosísimas, a ambos lados de<br />
Isabel, agitando sus cartas respectivas, interrumpen casi al mismo<br />
tiempo)<br />
ma r g a r i ta.—¡Al pie de la letra!<br />
ro S i ta.—¡Lo mismo!<br />
iS a b e l.—(Con infinito desconsuelo) ¡Dios mío! ¿Esto es po sible?<br />
ro S i ta.—(Con aire de triunfo) Mi carta tiene una posdata.<br />
ma r g a r i ta.—¡Y la mía!<br />
iS a b e l.—¡Y la mía! (Con dignísimo coraje) ¿Qué se han creído ustedes? (Torna a<br />
leer, con la voz temblorosa por la indignación) «Instrucciones para llegar a<br />
Las Colinas». ¿Es eso?<br />
ma r g a r i ta y ro S i ta.—¡Sí!<br />
iS a b e l.—(Leyendo, dolorosamente) «A dos kilómetros de la estación de Ávila, por<br />
la carretera, hallará usted un estrecho camino en un bosque de álamos…<br />
¡Sígalo! Rodeada de árboles, encontrará una vieja casa, que en tiempos fue<br />
palacio, con la tapia del jardín casi derruida. El jardín está seco desde hace<br />
Edición dE VÍcTOR GARcÍA RUiZ