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CCBA - SERIE HISTORICA - 05 - 07.pdf - Biblioteca Enrique Bolaños

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JERÓNIMO PÉREZ 471<br />

Los avisos de los partidarios hicieron moverse a Ordóñez,<br />

y la detonación del cañón precipitar la marcha, de suerte que<br />

los liberales entraron a la plaza poco después de la retirada del<br />

Capitán Blanco.<br />

Ya entonces no era posible la ocupación de la plaza<br />

defendida por 300 hombres, que si no tenían la disciplina del<br />

soldado, tenían el entusiasmo de su causa, pues los jefes<br />

principales se afanaban en persuadirles que Sacasa y los suyos<br />

trataban de uncirlos de nuevo a una tiranía peor que la de<br />

España.<br />

Sacasa tenía 600 hombres, según el dicho general; algunos<br />

hacen subir el número a 800. Sus tropas, no experimentadas en<br />

los combates, tenían el orden y la regularidad que les infundía<br />

la disciplina que con el mayor rigor había observar el jefe, y que<br />

hacía notar gran contraste con las de Ordóñez, que ejecutaba<br />

toda clase de desórdenes.<br />

La retirada del Capitán Blanco, herido, no dejó de<br />

amedrentar a las tropas managuas, incipientes en la guerra, y<br />

notando esto el Coronel Sacasa, quiso entusiasmarlas con el<br />

ejemplo. Arengó a los soldados manifestándoles que el valor<br />

aterrorizaba tanto al enemigo, que no podía dirigir sus tiros con<br />

acierto, y en prueba, les dijo, vedme aquí; envuelto en su capa<br />

salió el primero a la plazuela, y permaneció sereno sobre la<br />

plataforma del portón de la casa de los Leones recibiendo un<br />

fuego nutrido, a cuya vista se envalentonaron las tropas e<br />

hicieron una carga a la mencionada trinchera, que dio por<br />

resultado no sólo el ánimo del soldado, sino el que otras<br />

guerrillas destinadas al intento tomasen posiciones en las casas<br />

que cubren la manzana que está al Occidente de la Plazuela y al<br />

norte de la Plaza Principal, pues Ordóñez, al ver el fuerte ataque<br />

a la trinchera de San José contrajo allí su atención, y desde<br />

luego no podía asistir a la referida manzana.<br />

Dos o tres tiros dieron en la capa del Coronel, por lo cual le<br />

reprendieron sus amigos que hubiese expuesto la vida como un<br />

soldado. Hechos semejantes se los criticaron muchas veces, y se<br />

critican a los generales que los ejecutan, sin reflexionar que hay<br />

lances en la guerra que no bastan las arengas y las órdenes,<br />

sino que es preciso el ejemplo. Alejandro, César, Napoleón y<br />

otros consumados capitanes, a pesar de la pericia y coraje de<br />

sus ejércitos, tuvieron repetidas veces que poner pecho al frente<br />

del enemigo para alcanzar una victoria.<br />

No siendo posible asaltar el atrincheramiento, Sacasa se<br />

limitaba a llamar la atención por ese lado, mientras que sus<br />

tropas avanzaban por entre las casas de la cuadra o manzana<br />

referida; y en efecto, después de muchos días y de fuertes

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