La invasión de los hidrosimios
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Librodot <strong>La</strong> <strong>invasión</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>hidrosimios</strong> R. L. Stine<br />
Scott observó la pecera. Pero lo único que pudo ver fue a <strong>los</strong> pequeños <strong>hidrosimios</strong><br />
nadando <strong>de</strong> aquí para allá.<br />
-Tiene que estar escondido en el cráter -dijo Scott.<br />
-Quizás esté planeando otro ataque -respondió Glen.<br />
-¡Oh, oh! -dijo Scott. Se le acababa <strong>de</strong> ocurrir una i<strong>de</strong>a horrible. -¿Y si tiene hambre?<br />
¿Y si pensó que el monito era su comida? Es tan gran-<strong>de</strong> comparado con el resto... a lo mejor<br />
piensa que <strong>los</strong> <strong>de</strong>más son su comida.<br />
-¡Oh, fantástico! -exclamó Glen.<br />
-Bueno, comprobaremos si lo que tiene es hambre -sugirió Scott.<br />
Scott sacó el paquete <strong>de</strong> comida para <strong>hidrosimios</strong> <strong>de</strong>l cajón <strong>de</strong> su mesa y vertió una<br />
parte en la pecera. Era exactamente igual que la comida para peces; la única diferencia era que<br />
<strong>los</strong> copos eran más pequeños.<br />
-No sale -dijo Glen-. Quizá <strong>de</strong>berías echar un poco más.<br />
Scott echó más <strong>de</strong> medio paquete.<br />
-¡No tanto! -gritó Glen, quitándole el paquete.<br />
Scott observó la pecera. Ahora ni siquiera podía ver <strong>los</strong> <strong>hidrosimios</strong>. Había <strong>de</strong>masiada<br />
comida flotando en el agua.<br />
Entonces, algo gran<strong>de</strong>, oscuro y peludo salió <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong>l cráter.<br />
El agua <strong>de</strong> la pecera empezó a agitarse y a hacer remolinos. Y a salpicar la mesa <strong>de</strong><br />
Scott.<br />
-¡Pon la tapa! -gritó Scott mientras se apartaban <strong>los</strong> dos <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong> un salto-.<br />
¡Deprisa! ¡Está tratando <strong>de</strong> salir <strong>de</strong>l agua!<br />
Scott y Glen miraron horrorizados el brazo marrón y peludo que salía <strong>de</strong> la pecera.<br />
El agua se agitaba y salpicaba por todas partes mientras el animal llegaba hasta el bor<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> la pecera. <strong>La</strong> criatura tenía unas uñas afiladas que rechinaban al rozar el plástico.<br />
Scott y Glen retrocedieron.<br />
De repente, el agua <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> agitarse. Y el hidrosimio volvió a sumergirse en el agua.<br />
Scott se acercó a la pecera. Lentamente. Miró el interior.<br />
Toda la comida había <strong>de</strong>saparecido.<br />
Y <strong>los</strong> <strong>hidrosimios</strong> también. Todos... menos uno.<br />
El hidrosimio peludo flotaba perezosamente en el agua. Ahora era mucho más gran<strong>de</strong>...<br />
Tanto como un pececito <strong>de</strong> colores.<br />
-Es tres veces más gran<strong>de</strong> que esta mañana<br />
-dijo Scott.<br />
-Sí, claro. A lo mejor es porque se acaba <strong>de</strong> zampar diez ki<strong>los</strong> <strong>de</strong> comida -dijo Glen-.<br />
¡Junto con todos <strong>los</strong> habitantes <strong>de</strong> la pecera!<br />
-No creo que quisiera comérse<strong>los</strong>. -Scott esperaba estar en lo cierto. -Con tanta comida<br />
flotando en el agua, ¿cómo iba a distinguir <strong>los</strong> copos <strong>de</strong> <strong>los</strong> monos?<br />
-Escucha, no me importa que quisiera comérse<strong>los</strong> o no -dijo Glen-. El caso es que se <strong>los</strong><br />
ha comido. Lo que lo convierte en un asqueroso cerdosimio.<br />
-¿Un cerdosimio? -Scott se echó a reír.<br />
-Sí. -Glen también se echó a reír. -Tenemos un nadador, asqueroso y pequeño<br />
cerdosimio <strong>de</strong> mascota que a<strong>de</strong>más saluda. ¡Por sólo tres dólares y noventa y cinco centavos!<br />
-¡Más la estampilla y <strong>los</strong> gastos <strong>de</strong> envío! -le recordó Scott.<br />
-¿Qué nombre le ponemos? -preguntó Glen.<br />
-Bueno, no po<strong>de</strong>mos llamarlo cerdosimio -dijo Scott-. Suena muy mal.<br />
-¿Qué te parece Oinker? -sugirió Glen. Scott puso <strong>los</strong> ojos en blanco.<br />
- Horroroso.<br />
-¿Y Hércules?.<br />
-Es un nombre idiota.<br />
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