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<strong>Lucas</strong>, sus hospitales (I)<br />
22<br />
<strong>Un</strong> <strong>Tal</strong> <strong>Lucas</strong> – Julio Cortáz<strong>ar</strong><br />
Como la clínica donde se ha internado <strong>Lucas</strong> es un clínica de cinco estrellas, losenfer-mos-tienen-siempre-razón,<br />
y decirles que no cuando piden cosas absurdas es un<br />
problema serio p<strong>ar</strong>a las enfermeras, todas ellas a cual más ricucha y casi siempre diciendo<br />
que sí por las razones que preceden.<br />
Desde luego no es posible acceder al pedido del gordo de la habitación 12, que en<br />
plena cirrosis hepática reclama cada tres horas una botella de ginebra, pero en cambio con<br />
qué placer, con qué gusto las chicas dicen que sí, que cómo no, que cl<strong>ar</strong>o, cuando <strong>Lucas</strong><br />
que ha salido al pasillo mientras le ventilan la habitación y ha descubierto un ramo de<br />
m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>itas en la sala de espera, pide casi tímidamente que le permitan llev<strong>ar</strong> una m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>ita<br />
a su cu<strong>ar</strong>to p<strong>ar</strong>a alegr<strong>ar</strong> el ambiente.<br />
Después de acost<strong>ar</strong> la flor en la mesa de luz, <strong>Lucas</strong> toca el timbre y solicita un vaso<br />
de agua p<strong>ar</strong>a d<strong>ar</strong>le a la m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>ita una postura más adecuada. Apenas le traen el vaso.y le<br />
instalan la flor, <strong>Lucas</strong> hace not<strong>ar</strong> que la mesa de luz está ab<strong>ar</strong>rotada de frascos, revistas,<br />
cig<strong>ar</strong>rillos y t<strong>ar</strong>jetas postales, de manera que tal vez se podría poner una mesita a los pies de<br />
la cama, ubicación que le permitiría goz<strong>ar</strong> de la presencia de la m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>ita sin tener que<br />
disloc<strong>ar</strong>se el pescuezo p<strong>ar</strong>a distinguirla entre los diferentes objetos que proliferan en la<br />
mesa de luz.<br />
La enfermera trae en seguida lo solicitado y pone el vaso con la m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>ita en el<br />
ángulo visual más favorable, cosa que <strong>Lucas</strong> le agradece haciéndole not<strong>ar</strong> de paso que<br />
<strong>com</strong>o muchos amigos vienen a visit<strong>ar</strong>lo y las sillas son un tanto escasas, nada mejor que<br />
aprovech<strong>ar</strong> la presencia de la mesita p<strong>ar</strong>a agreg<strong>ar</strong> dos o tres sillones confortables y cre<strong>ar</strong> un<br />
ambiente más apto p<strong>ar</strong>a la conversación.<br />
Tan pronto las enfermeras ap<strong>ar</strong>ecen con los sillones, <strong>Lucas</strong> les dice que se siente<br />
sumamente obligado hacia sus amigos que tanto lo a<strong>com</strong>pañan en el mal trago, razón por la<br />
cual la mesa se prest<strong>ar</strong>ía perfectamente, previa colocación de un mantelito, p<strong>ar</strong>a soport<strong>ar</strong><br />
dos o tres botellas de whisky y media docena de vasos, de ser posible esos que tienen el<br />
cristal facetado, sin habl<strong>ar</strong> de un termo con hielo y botellas de soda.<br />
Las chicas se desp<strong>ar</strong>raman en busca de estos implementos y los disponen<br />
<strong>ar</strong>tísticamente sobre la mesa, ocasión en la que <strong>Lucas</strong> se permite señal<strong>ar</strong> que la presencia de<br />
vasos y botellas desvirtúa considerablemente la eficacia estética de la m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>ita, bastante<br />
perdida en el conjunto, aunque la solución es muy simple porque lo que falta de verdad en<br />
esa pieza es un <strong>ar</strong>m<strong>ar</strong>io p<strong>ar</strong>a gu<strong>ar</strong>d<strong>ar</strong> la ropa y los zapatos, toscamente amontonados en un<br />
plac<strong>ar</strong>d del pasillo, por lo cual bast<strong>ar</strong>á coloc<strong>ar</strong> el vaso con la m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>ita en lo alto del<br />
<strong>ar</strong>m<strong>ar</strong>io p<strong>ar</strong>a que la flor domine el ambiente y le dé ese encanto un poco secreto que es la<br />
clave de toda buena convalecencia.<br />
Sobrepasadas por los acontecimientos, pero fieles a las normas de la clínica, las<br />
chicas ac<strong>ar</strong>rean trabajosamente un vasto <strong>ar</strong>m<strong>ar</strong>io sobre el cual termina por pos<strong>ar</strong>se la<br />
m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>ita <strong>com</strong>o un ojo ligeramente estupefacto pero lleno de benevolencia. Las enfermeras<br />
se trepan al <strong>ar</strong>m<strong>ar</strong>io p<strong>ar</strong>a agreg<strong>ar</strong> un poco de agua fresca en el vaso, y entonces <strong>Lucas</strong> cierra<br />
los ojos y dice que ahora todo está perfecto y que va a trat<strong>ar</strong> de dormir un rato. Tan pronto<br />
le cierran la puerta se levanta, saca la m<strong>ar</strong>g<strong>ar</strong>ita del vaso y la tira por la ventana, porque no