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Vidas de <strong>ar</strong>tistos<br />
34<br />
<strong>Un</strong> <strong>Tal</strong> <strong>Lucas</strong> – Julio Cortáz<strong>ar</strong><br />
Cuando los niños empiezan a ingres<strong>ar</strong> en la lengua española, el principio general de<br />
las desinencias en «o» y «a» les p<strong>ar</strong>ece tan lógico que lo aplican sin vacil<strong>ar</strong> y con<br />
muchísima razón a las excepciones, y así mientras la Beba es idiota, el Toto es idioto, un<br />
águila y una gaviota forman su hog<strong>ar</strong> con un águilo y un gavioto, y casi no hay galeoto que<br />
no haya sido encadenado al remo por culpa de una galeota. A mí me p<strong>ar</strong>ece esto tan justo<br />
que sigo convencido de que actividades tales <strong>com</strong>o las de turista, <strong>ar</strong>tista, contratista,<br />
pasatista y escapista deberían form<strong>ar</strong> su desinencia con <strong>ar</strong>reglo al sexo de sus ejercitantes.<br />
Dentro de una civilización resueltamente androcrática <strong>com</strong>o la de Latinoamérica,<br />
corresponde habl<strong>ar</strong> de <strong>ar</strong>tistos en general, y de <strong>ar</strong>tistos y de <strong>ar</strong>tistas en p<strong>ar</strong>ticul<strong>ar</strong>. En cuanto<br />
a las vidas que siguen, son modestas pero ejempl<strong>ar</strong>es y me encoleriz<strong>ar</strong>é con el que sostenga<br />
lo contr<strong>ar</strong>io.<br />
Kitten on the Keys<br />
A un gato le enseñ<strong>ar</strong>on a toc<strong>ar</strong> el piano, y este animal sentado en un taburete tocaba<br />
y tocaba el repertorio existente p<strong>ar</strong>a piano, y además cinco <strong>com</strong>posiciones suyas dedicadas<br />
a diversos perros.<br />
Por lo demás, el gato era de una estupidez perfecta, y en los intervalos de los<br />
conciertos <strong>com</strong>ponía nuevas piezas con una obstinación que dejaba a todos estupefactos.<br />
Así llegó al opus ochenta y nueve, en cuyas circunstancias fue víctima de un ladrillo<br />
<strong>ar</strong>rojado por alguien con saña tenaz. Duerme hoy el último sueño en el foyer del Gran Rex,<br />
Corrientes 640.<br />
La <strong>ar</strong>monía natural o no se puede and<strong>ar</strong> violándola<br />
<strong>Un</strong> niño tenía trece dedos en cada mano, y sus tías lo pusieron en seguida al <strong>ar</strong>pa,<br />
cosa de aprovech<strong>ar</strong> las sobras y <strong>com</strong>plet<strong>ar</strong> el profesorado en la mitad del tiempo que los<br />
pobres pentadígitos.<br />
Con esto el niño llegó a toc<strong>ar</strong> de tal manera que no había p<strong>ar</strong>titura que le bast<strong>ar</strong>a.<br />
Cuando empezó a producir conciertos era tan extraordin<strong>ar</strong>ia la cantidad de música que<br />
concentraba en el tiempo y el espacio con sus veintiséis dedos que los oyentes no podían<br />
seguirlo y acababan siempre retrasados, de modo que cuando el joven <strong>ar</strong>tisto liquidaba La<br />
fuente de Aretusa (transcripción) la pobre gente estaba todavía en el Tambourin Chinois<br />
(<strong>ar</strong>reglo). Esto naturalmente creaba confusiones hórridas, pero todos reconocían que el niño<br />
to-caba-<strong>com</strong>o-un-ángel.<br />
Así pasó que los oyentes fieles, tales <strong>com</strong>o los abonados a palcos y los críticos de<br />
los di<strong>ar</strong>ios, continu<strong>ar</strong>on yendo a los conciertos del niño, tratando con toda buena voluntad