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Un Tal Lucas.pdf - Textosenlinea.com.ar

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<strong>Un</strong> <strong>Tal</strong> <strong>Lucas</strong> – Julio Cortáz<strong>ar</strong><br />

escandaliz<strong>ar</strong>se de que la burguesía adinerada vuelva la espalda a cosas que amenazan<br />

volverse <strong>com</strong>unes y busque, con una ironía que sus intelectuales no dej<strong>ar</strong>an de hacer not<strong>ar</strong>,<br />

un terreno que proporciona en ap<strong>ar</strong>iencia la máxima cercanía con el prolet<strong>ar</strong>iado y que a la<br />

vez lo distancia mucho más que en la vulg<strong>ar</strong> superficie urbana? Inútil decir que los<br />

concesion<strong>ar</strong>ios del restaurante y la propia clientela serían los primeros en rechaz<strong>ar</strong><br />

indignados un propósito que de alguna manera podría p<strong>ar</strong>ecer irónico; después de todo,<br />

basta reunir el dinero neces<strong>ar</strong>io p<strong>ar</strong>a ascender al restaurante y hacerse servir <strong>com</strong>o cualquier<br />

cliente, y es bien sabido que muchos de los mendigos que duermen en los bancos del metro<br />

tienen inmensas fortunas, al igual que los gitanos y los dirigentes de izquierda.<br />

La administración del restaurante <strong>com</strong>p<strong>ar</strong>te, desde luego, estas rectificaciones, pero<br />

no por eso ha dejado de tom<strong>ar</strong> las medidas que tácitamente le reclama su refinada clientela,<br />

puesto que el dinero no es el único santo y seña en un lug<strong>ar</strong> basado en la decencia, los<br />

buenos modales y el uso imprescindible de desodorantes. Incluso podemos afirm<strong>ar</strong> que esa<br />

obligada selección constituye el problema esencial de los enc<strong>ar</strong>gados del restaurante, y que<br />

no fue sencillo encontr<strong>ar</strong>le una solución a la vez natural y estricta. Ya se sabe que los<br />

andenes del metro son <strong>com</strong>unes a todos, y que entre los vagones de segunda y el de primera<br />

no existe discriminación importante, al punto que los inspectores suelen descuid<strong>ar</strong> sus<br />

verificaciones y en las horas de afluencia el vagón de primera se llena sin que nadie piense<br />

en discutir si los pasajeros tienen o no derecho a llen<strong>ar</strong>lo. Por consiguiente, encauz<strong>ar</strong> a los<br />

clientes del restaurante de manera de permitirles un fácil acceso presenta dificultades que<br />

hasta ahora p<strong>ar</strong>ecen haberse superado, aunque los responsables no disimulan casi nunca la<br />

inquietud que los invade en el momento en que el tren se detiene en cada estación. El<br />

método, en líneas generales, consiste en mantener las puertas cerradas mientras el público<br />

asciende y desciende de los coches <strong>com</strong>unes, y abrirlas cuando sólo faltan algunos<br />

segundos p<strong>ar</strong>a la p<strong>ar</strong>tida; a tal efecto, el tren restaurante está provisto de un anuncio sonoro<br />

especial que indica el momento de abrir las puertas p<strong>ar</strong>a la entrada o salida de los<br />

<strong>com</strong>ensales. Esta operación debe realiz<strong>ar</strong>se sin obstrucciones de ninguna especie, razón por<br />

la cual los gu<strong>ar</strong>dias del restaurante actúan sincronizadamente con los de la estación,<br />

formando en escasos instantes una doble fila que encuadra a los clientes e impide al mismo<br />

tiempo que algún advenedizo, un turista inocente o un malvado provocador político logre<br />

inmiscuirse en el salón restaurante.<br />

Como es natural, gracias a la publicidad privada del establecimiento, los clientes<br />

están informados de que deberán esper<strong>ar</strong> al tren en un sector preciso del andén, sector que<br />

cambia cada quince días p<strong>ar</strong>a despist<strong>ar</strong> a los pasajeros ordin<strong>ar</strong>ios, y que tiene <strong>com</strong>o clave<br />

secreta uno de los c<strong>ar</strong>teles de propaganda de quesos, detergentes o aguas minerales fijados<br />

en las p<strong>ar</strong>edes del andén. Aunque el sistema resulta costoso, la administración ha preferido<br />

inform<strong>ar</strong> sobre estos cambios por medio de un boletín confidencial en vez de coloc<strong>ar</strong> una<br />

flecha u otra indicación precisa en el lug<strong>ar</strong> neces<strong>ar</strong>io, puesto que muchos jóvenes<br />

desocupados o los vagabundos que se sirven del metro <strong>com</strong>o de un hotel no t<strong>ar</strong>d<strong>ar</strong>ían en<br />

concentr<strong>ar</strong>se allí, aunque sólo fuera p<strong>ar</strong>a admir<strong>ar</strong> de cerca la brillante escenografía del<br />

coche restaurante que, sin duda, despert<strong>ar</strong>ía sus más bajos apetitos.<br />

El boletín informativo contiene otras indicaciones igualmente neces<strong>ar</strong>ias p<strong>ar</strong>a la<br />

clientela: en efecto, es preciso que ésta conozca la línea por la cual circul<strong>ar</strong>á el restaurante<br />

en las horas del almuerzo y de la cena, y que esa línea cambie cotidianamente a fin de<br />

multiplic<strong>ar</strong> las experiencias agradables de los <strong>com</strong>ensales. Existe así un calend<strong>ar</strong>io preciso,<br />

que a<strong>com</strong>paña la indicación de las especialidades del cocinero en jefe que se propondrán en<br />

cada quincena, y aunque el cambio di<strong>ar</strong>io de línea multiplica las dificultades de la

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