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Mamíferos Marinos - Ministerio del Medio Ambiente

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236<br />

Riqueza de especies (%)<br />

100<br />

80<br />

60<br />

40<br />

20<br />

0<br />

16(6)<br />

19(7)<br />

16(7)<br />

17(6)<br />

NAC ASA AFH ATC F E L C O<br />

Distribución Hábitat<br />

Figura 1. Riqueza de especies de mamíferos marinos en los ambientes<br />

y hábitat donde se distribuyen en Chile. El valor sobre las<br />

barras indica el número de especies y entre paréntesis el número<br />

de familias. La simbología indica los ambientes: ASA (aguas con afi -<br />

nidad subantártica), AFH (aguas frías de la corriente de Humboldt,<br />

ATC (aguas templadas-cálidas), NAC (amplia presencia en todas las<br />

aguas nacionales) y los hábitat: sistemas fl uviales y lacustres (F),<br />

estuarios (E), litoral (L), costero (C) y oceánico (O).<br />

lobos marinos se remonta a 1790 y a mediados <strong>del</strong> siglo XIX<br />

ya había más de 400 barcos dedicados a esta actividad a lo<br />

largo de la costa de Chile.<br />

Una historia similar vivieron las ballenas. El primer barco<br />

ballenero en Chile fue el Amelia que, entre 1788 y 1790,<br />

retornó a puerto con 139 toneladas de aceite. Su éxito y las<br />

noticias proporcionadas por James Cook después de su paso<br />

por nuestras aguas atrajeron a ingleses y americanos. Las primeras<br />

capturas se centraron en la ballena franca austral en<br />

aguas de Chile central, pero ya hacia 1860 la disminución<br />

en la abundancia de esta y otras ballenas trasladó la actividad<br />

hacia el sur. Las balleneras locales en Chile se instalaron<br />

poco después de la independencia en 1810, llegando a<br />

operar seis estaciones balleneras costeras entre Iquique y el<br />

estrecho de Magallanes. Entre 1929 y 1983 se cazaron cerca<br />

de 30 mil ballenas en Chile.<br />

Por otra parte, las nutrias también fueron perseguidas al<br />

menos desde el siglo XVII, debido al extraordinario valor de<br />

su piel, tanto para uso local como para el mercado internacional.<br />

Se cazaron miles de ejemplares a lo largo <strong>del</strong> país<br />

hasta bien entrado el siglo XX, y ya desde el siglo XVIII esa<br />

práctica era reconocida como un hecho común.<br />

De todo este conocimiento empírico de los cazadores<br />

y de los cientos de miles de ejemplares sacrifi cados quedó<br />

poco: en la ciencia, algunas bases acerca de la diversidad<br />

de ballenas, lobos marinos, nutrias y focas, y en la literatura,<br />

algunos relatos notables de Francisco Coloane. A partir<br />

de la labor descriptiva de los primeros naturalistas, se fue<br />

cimentando el conocimiento científi co posterior acerca de<br />

los mamíferos marinos. Desde el trabajo fundador de Ignacio<br />

Molina en 1821 donde da cuenta de la existencia de ocho<br />

especies de cetáceos para Chile, la información fue aumentando<br />

gradualmente por el aporte de distintos autores, especialmente<br />

a partir de mediados <strong>del</strong> siglo XX. Entre los más<br />

destacados, se cuentan las recopilaciones y adiciones incor-<br />

1(1)<br />

2(2)<br />

Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos<br />

11(3)<br />

30(7)<br />

47(10)<br />

poradas por W. Osgood, P. Yáñez, W. Sielfeld y A. Aguayo,<br />

para alcanzar en la actualidad un total de 51 especies reconocidas<br />

en el territorio nacional.<br />

Una vez perdida su condición de fuente de riqueza, no<br />

es de extrañar que durante el siglo XX el esfuerzo científi co<br />

por conocer estos grupos en Chile fuera escaso. Su conocimiento<br />

actual proviene de estudios basados en información<br />

de registros ocasionales de animales varados, enmallados o<br />

avistados, esporádicos cruceros de investigación, evaluaciones<br />

poblacionales específi cas, censos puntuales en el tiempo<br />

y el espacio, estudios genéticos ocasionales y esfuerzos<br />

aislados. Sin duda que han existido avances importantes en<br />

el conocimiento de los mamíferos marinos en Chile en los<br />

últimos 50 años, pero el desarrollo de las investigaciones es<br />

limitado, fragmentario y en general de corto aliento. Todavía<br />

existen muchas especies —en particular tres familias completas<br />

de cetáceos como son Ziphiidae (zifi os y mesoplodontes),<br />

Kogiidae (cachalotes enanos) y Phocoenidae (marsopas)—,<br />

que prácticamente no han sido estudiadas.<br />

DIVERSIDAD TAXONÓMICA<br />

En Chile no se ha hecho una revisión <strong>del</strong> estado sistemático<br />

y taxonómico de las especies de mamíferos marinos<br />

presentes en el país y dado que la inmensa mayoría habita<br />

en amplias regiones <strong>del</strong> mundo, podemos adoptar la última<br />

actualización existente para este grupo a nivel global escrita<br />

por Rice en 1998. Desde entonces, se han registrado ocasionales<br />

cambios taxonómicos y desacuerdos entre autores<br />

sobre el reconocimiento de ciertas familias y géneros y también<br />

con algunas denominaciones específi cas. En la actualidad,<br />

en Chile —excluida la Antártica— se ha reportado la<br />

presencia de 51 especies de mamíferos marinos (véase la<br />

fi gura 1) de los órdenes Cetacea (40 especies en ocho familias)<br />

y Carnivora (11 especies en tres familias). Las familias<br />

que presentan la mayor diversidad de especies son Delpninidae<br />

(17), Ziphiidae (10), Balaenopteridae (6) y Otariidae<br />

(5 especies).<br />

La diversidad taxonómica de Chile es considerable, un<br />

36 por ciento en relación a la mundial, y comparable a la de<br />

países sudamericanos de mayor extensión territorial, como<br />

es el caso de Brasil y Argentina. Dentro de la riqueza taxonómica<br />

que se encuentra en Chile, es importante destacar dos<br />

especies endémicas (sólo habitan en nuestro país): el <strong>del</strong>fín<br />

chileno (Cephalorhynchus eutropia), en la costa central y<br />

sur, y el lobo fi no de Juan Fernández (Arctocephalus philippii),<br />

en el archipiélago con ese nombre. Además, se encuentran<br />

otras dos especies cuya distribución en el cono sur de<br />

Sudamérica abarca territorio de países vecinos en los límites<br />

con Chile: la nutria marina o chungungo (Lontra felina), con<br />

Perú y Argentina, y la nutria de río o huillín (Lontra provocax),<br />

con Argentina. Para hacerse una idea de cuán reciente<br />

es la generación de conocimiento sobre la riqueza de este<br />

grupo en Chile basta decir que tres especies de cetáceos, el<br />

mesoplodonte pigmeo y el de Travers, y el <strong>del</strong>fín común de<br />

hocico largo, recién fueron reconocidas en aguas chilenas a<br />

fi nes de la década de 1990.

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