E - Plan Nacional de Lectura - Educ.ar
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–No –dijo mirándolo–. Ha <strong>de</strong> ser un retraso, nomás.<br />
Como siempre.<br />
–Yo te voy a d<strong>ar</strong> retraso –Antenor repetía las palabras, las<br />
mordía–. Yo te voy a d<strong>ar</strong> retraso. Mañana mismo le digo al<br />
Fabio que te lleve al pueblo, a casa <strong>de</strong> la Tomasina. Te voy a<br />
d<strong>ar</strong> retraso.<br />
La había espiado seguramente. Había llevado cuenta <strong>de</strong><br />
los días; quizá <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera noche, mes a mes, durante los<br />
tres años que llevó cuenta <strong>de</strong> los días.<br />
–Mañana te levantás cuando acl<strong>ar</strong>e. Acostate ahora.<br />
Una ternera boca <strong>ar</strong>riba, al día siguiente, en el campo.<br />
Paula la vio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sulky, cuando pasaba hacia el pueblo con<br />
el viejo Fabio. Olor a c<strong>ar</strong>ne quemada y una gran “A”, incan<strong>de</strong>scente,<br />
chamuscándole el flanco: Paula se reconoció en los<br />
ojos <strong>de</strong> la ternera.<br />
Al volver <strong>de</strong>l pueblo, Antenor todavía estaba ahí, entre los<br />
peones. Un torito mugía, tumbado a los pies <strong>de</strong>l hombre;<br />
nadie como el viejo p<strong>ar</strong>a volte<strong>ar</strong> un animal y <strong>de</strong>scorn<strong>ar</strong>lo o<br />
cap<strong>ar</strong>lo <strong>de</strong> un tajo. Antenor la llamó, y ella hubiera querido<br />
que no la llamase: hubiera querido seguir hasta la casa, encerr<strong>ar</strong>se<br />
allá. Pero el viejo la llamó y ella ahora estaba p<strong>ar</strong>ada<br />
junto a él.<br />
–Cebá mate–. Algo como una tijera enorme, o como una<br />
tenaza, se ajustó en el nacimiento <strong>de</strong> los cuernos <strong>de</strong>l torito.<br />
Paula frunció la c<strong>ar</strong>a. Se oyeron un crujido y un mugido l<strong>ar</strong>go,<br />
y <strong>de</strong>l hueso brotó, repentino, un chorro colorado y caliente–.<br />
Qué fruncís la jeta, vos.<br />
Ella le alcanzó el mate. Preñada, había dicho la Tomasina.<br />
Él p<strong>ar</strong>eció adivin<strong>ar</strong>lo. Paula estaba ag<strong>ar</strong>rando el mate que él<br />
le <strong>de</strong>volvía, quiso evit<strong>ar</strong> sus ojos, d<strong>ar</strong>se vuelta.<br />
–Che –dijo el viejo.<br />
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