MACBETH [Traduccion] - telah

2
Disidentes y ascendentes, hombres de papel heridos en tinta.
Corazón de ideas. Huesos de palo y músculos de trapo, pasión sin
carne. Verdadera mentira, de luz y de sombra enmascarada.
BRUJA 1. Venimos aquí, a este lugar que no es el cielo ni es el infierno,
para encontrarnos con Macbeth, y traerlo otra vez al mundo, que
no es el mundo, y a esta vida que no es la vida.
BRUJA 2. Para que no descanse, condenado a morir y vivir eternamente.
Corazón de tigre en piel de cómico, trágico, de la ambición
esclavo.
BRUJA 3. Para que no se olviden los condenados a vivir en tiranía.
BRUJA 1. Oh, Macbeth, precipitado rey! Esta nación hirviente yace
aplacada bajo la luz oscura de la luna. Tanto crimen secreto ha
congelado tus venas y los hombres parecen no tener memoria.
BRUJA 2. Entre brumas deambula la conciencia. Como planetas que vagan
errantes, vuelan ahora las almas en desconcierto, en desorden
fatal y mezcolanza.
BRUJA 3. Deliran humeantes los campos siderales. Qué plagas y prodigios,
qué anarquías, qué cóleras, qué temblores de mar y de tierra te
darán sepultura, Macbeth, rey de una noche.
BRUJA 1. Qué fenómenos terribles y cambios. Qué horrores trastornan la
faz de los estados. Qué ambición desmedida nos gobierna.
BRUJA 2. Macbeth, apenas la lengua y el corazón pueden nombrarte, con ese
sabor a sangre fresca que tiñe las palabras.
BRUJA 3. Hermanas, ya que lo feo es hermoso y lo hermoso es feo,
revoloteemos entre la niebla y el aire inmundo.
BRUJA 1. Hermanas fatídicas, entrelacemos nuestras manos!
BRUJA 2. Mensajeras de la tierra y el mar, giremos, giremos!
TODAS Que venga Macbeth al escenario de este mundo. Que vuelva a
nacer, no de mujer, y vivir en ésta que no es la vida! Tres
vueltas por ti, tres vueltas por mí, tres más para que sean
nueve!
BRUJA 1. Silencio! Acabó el conjuro. Escuchen Alguien llega!
BRUJA 2. Quién es este hombre cubierto de sangre?
BRUJA 3. A juzgar por sus trazas es un soldado. Noticias trae de la
rebelión contra el rey. ENTRA UN SOLDADO HERIDO.
SOLDADO La batalla estaba indecisa. El implacable MacDonwald, rebelde
por naturaleza, recibía refuerzos y la fortuna sonriendo,
parecía rendirse como una prostituta a su causa maldita. El
valiente Macbeth, con su acero en alto, humeante de ejecuciones
sangrientas, se abrió paso. Acorazado para la prueba retó al
miserable a un combate acero contra acero. Brazo contra brazo.
Victoria! Macbeth le abrió desde el ombligo hasta las quijadas
y alzó su cabeza por sobre las murallas. Pero entonces, desde
donde brotaba la esperanza se desbordó el desaliento, tan pronto
como la justicia y el valor habían espantado a los soldados
irlandeses. Desde donde el sol sale y se anuncian tempestades,
desde donde se hunden los navíos en tronadas espantosas, el Rey
de Noruega, aliado del Señor de Cawdor, con armas limpias y
tropas frescas renovó el ataque. Nuestros capitanes, Macbeth y
Banquo, con el miedo que puede sentir un águila ante un gorrión