Cuento: El caso de un bachiller Autor: Antón Chéjov - Confiar
Cuento: El caso de un bachiller Autor: Antón Chéjov - Confiar
Cuento: El caso de un bachiller Autor: Antón Chéjov - Confiar
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
mí, no hacía <strong>caso</strong> y por eso estoy ahora sufriendo! ¡Pero aguarda!... ¡Espérate..., que vas<br />
a llevarte <strong>un</strong>os buenos azotes! ¡Aguarda...!<br />
Y la madre, agitando en <strong>un</strong> gesto <strong>de</strong> amenaza el puño mojado, se dirigió a la habitación<br />
<strong>de</strong>l huésped. Dicho huésped, Evtijii Kuzmich Kuporosov, sentado, j<strong>un</strong>to a la mesa,<br />
estaba ocupado en la lectura <strong>de</strong> <strong>un</strong> estudio científico sobre el baile. Evtijii Kuzmich era<br />
<strong>un</strong> hombre inteligente e ilustrado, hablaba con voz nasal, usaba para lavarse <strong>un</strong> jabón<br />
que hacía estornudar a toda la casa, comía carne los días <strong>de</strong> vigilia, y andaba a la busca<br />
<strong>de</strong> <strong>un</strong>a novia instruida, por lo que se consi<strong>de</strong>raba el <strong>de</strong> mayor talento <strong>de</strong> todos los<br />
huéspe<strong>de</strong>s. Cantaba con voz <strong>de</strong> tenor.<br />
—¡Padrecito! -se dirigió hacia él la madre llorando—. ¡Muestre usted su noble carácter<br />
y péguele <strong>un</strong>os azotes a mí!... ¡Hágame esta merced!,.. ¡Le han suspendido en los<br />
exámenes para <strong>de</strong>sdicha mía! ¡Créamelo! ¡Créame usted!<br />
¡ Le han suspendido y yo no puedo castigarle por mi gran <strong>de</strong>bilidad y mi poca salud!<br />
¡Demuestre usted la nobleza y la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su carácter, Evtijii Kuzmich! ¡Haga ¡ te<br />
favor a <strong>un</strong>a mujer enferma!<br />
Kuporosov se puso grave y <strong>de</strong>jó escapar <strong>un</strong> prof<strong>un</strong>do resoplido por las ventanas <strong>de</strong> la<br />
nariz. Después meditó <strong>un</strong> momento, golpeó la mesa con los <strong>de</strong>dos, volvió a resoplar y se<br />
dirigió en busca <strong>de</strong> Vania.<br />
— ¡De manera, joven reprobable —empezó diciendo—, que recibe usted enseñanza...,<br />
se le da instrucción..., se le facilitan los medios <strong>de</strong> avanzar en la vida y usted...! ¿Por qué<br />
motivo...?<br />
Durante largo rato continuó hablando, pron<strong>un</strong>ciando todo <strong>un</strong> discurso en el que no<br />
olvidó hacer referencia a la ciencia, a la ignorancia y a la sabiduría.<br />
—Así, pues, joven... —cuando terminó su perorata se quitó el cinturón <strong>de</strong> cuero y agarró<br />
a Vania por <strong>un</strong> brazo—, como con usted no hay otro procedimiento... —siguió diciendo.<br />
Vania, inclinándose sumisamente, metió la cabeza entre sus rodillas. Sus salientes orejas<br />
<strong>de</strong> color rosado se agitaron sobre los pantalones nuevos a rayitas marrón. No <strong>de</strong>jó<br />
escapar ni <strong>un</strong> solo grito. Aquella noche, en el consejo <strong>de</strong> familia, quedó <strong>de</strong>cidido que<br />
empezara a estudiar la carrera <strong>de</strong> comercio.<br />
3