Sin azúcar no hay país - LIBRE Semanario y diario digital on-line

MIERCOLES, 21 DE SEPTIEMBRE DE 2005
MENSAJE
Rev. Martín Añorga
(Extractos del
discurso pronunciado
en el Acto de
Reco<strong>no</strong>cimiento al
Dr. Rolando
Espi<strong>no</strong>sa por el
Colegio de
Pedagogos de Cuba
en el exilio y otras
organizaciones cívico-patrióticas,
el
pasado domingo 11
de septiembre del
2005)
De Rolando
Espi<strong>no</strong>sa se ha hablado mucho. Su desarrollo
profesional, desde lo más remoto de la campiña
cubana hasta la colina universitaria, es
mérito que se le ha reco<strong>no</strong>cido. Su ayuda,
profusa y desinteresada, a centenares de profesionales
que han logrado abrirse paso en
esta acogedora nación, es esfuerzo que siempre
se le ha agradecido. De la misión docente
de Rolando, de su encumbrado patriotismo y
de su fructífera faena como escritor, se ha
comentado en tribunas y periódicos.
Seguramente, sin embargo, de este excepcional
hombre mucho más pudiera decirse. Y
hoy algo más quiero decir yo.
<strong>Sin</strong> desdeñar las lumi<strong>no</strong>sas y extraordinarias
cualidades de mi amigo y herma<strong>no</strong>
Rolando, yo afirmo que la más grande y
poderosa característica de su vida es su fe
profunda y leal en Jesucristo, su Señor.
Desde niño, en su tierra natal, Espi<strong>no</strong>sa
abrazó la fe evangélica y decidió que sus
talentos y sus oportunidades serían siempre
puestos a disposición de la suprema voluntad
de Dios. Y así lo ha hecho por más de siete
décadas.
Probablemente u<strong>no</strong> de los más especiales
días en la vida de Rolando fue el día en que
lo ordenaron como pastor. Yo tuve el ho<strong>no</strong>r,
junto a otros clérigos, de imponerle mis
ma<strong>no</strong>s en el ritual de la ordenación. A todos
sus títulos y diplomas Rolando añadió el que
según su propia confesión, más satisfacción
le ha dado, el que lo declara como el
Reverendo Dr. Rolando Espi<strong>no</strong>sa Carballo.
Escribir sobre la vida cristiana de
Rolando es tarea inspiradora. Debo empezar
diciendo que admiro la dedicación de este
hombre. Increíblemente, porque se trata de
un ser huma<strong>no</strong>, <strong>no</strong> le co<strong>no</strong>zco defectos. Sus
virtudes son espléndidas y su devoción religiosa
es limpiamente vertical. Hace algunas
<strong>no</strong>ches, mientras pensaba en cómo hilvana-
ría estas palabras, ratifiqué mi convicción de
que los héroes de La Biblia <strong>no</strong> se limitan a las
páginas sagradas. Líderes de la fe como
Abraham, conductores abnegados como
Moisés y luchadores valientes como Josué se
repiten entre <strong>no</strong>sotros, por medio de seres
huma<strong>no</strong>s dotados por Dios para el trajín de
una ruta de gloria o para el desempeño de
una misión de conquistas. Para escudriñar la
dimensión espiritual de Rolando, miramos a
los cuatro evangelistas del Nuevo Testamento
que <strong>no</strong>s legaron la herencia de su co<strong>no</strong>cimiento
personal de Jesucristo.
Rolando, en su persona, reúne las cualidades
de estos grandes hombres de Dios:
Mateo, Marcos, Lucas y Juan. ¡Cuatro adalides
del Evangelio se dan cita en la vida de
una sola persona!.
Mateo, autor del Evangelio que inaugura
el Nuevo Testamento, ha sido simbolizado
a lo largo de la vieja tradición cristiana como
un hombre, con alas extendidas y un libro
abierto a sus pies. Como sucede con todo
símbolo, lo que éste significa está sujeto a
interpretaciones particulares. Hay quienes
afirman que se trata de la representación de
la humanidad superior de Jesucristo, aunque
otros creen que lo que quiere significarse es
que la misión central del Salvador ha sido y
es la de la transformación del hombre. En
este caso <strong>no</strong>sotros afirmamos que Rolando
encaja perfectamente en este símbolo, porque
desde que se entregó a Jesús de veras que
vive la vida de un hombre superior, con alas
para elevarse sobre el odio, la maldad y el
resentimiento, y con la altivez gloriosa de
quien se sabe bañado por la luz de Arriba.
El evangelista Marcos, el primero en
escribir una biografía de Jesús, y el más
joven de todos, se simboliza con la imagen de
un león. Se suele afirmar que el joven que se
atrevió a acercarse al Calvario envuelto en
una sábana fue Marcos, quien quiso hacerle
saber a Jesús de su profunda lealtad para
con El. Marcos vivió en la persecución,
arrostró peligros y se enfrentó a los fuertes y
poderosos de su época. Era valiente como un
león. Y así es Rolando Espi<strong>no</strong>sa: sencillo,
pacífico, moderado, conciliador; pero fuerte
como un león enfurecido para defender los
valores de su fe y para forjar los desti<strong>no</strong>s de
su patria. Desde muy joven se enfrentó a las
injusticias, y en la hora nefasta en que el castrismo
hizo su aparición en nuestra adolorida
patria, Rolando se rebeló a riesgo de su
propia vida.
El evangelista Lucas, el más elegante
escritor de todos, el médico que unió a su
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La más importante cualidad de
Rolando Espi<strong>no</strong>sa
sapiencia la fe, se simboliza con la tosca figura
de un buey. Es una paradoja que el más
preparado de los evangelistas, el que <strong>no</strong>s ha
legado u<strong>no</strong> de los mejores libros en la historia
del mundo, se <strong>hay</strong>a identificado con un
animal de carga, despreciado y maltratado.
El símbolo, <strong>no</strong> obstante, está claro. Se trata
de la exaltación de la humildad, la mansedumbre
y el trabajo. Lucas nunca hizo gala
de su profesión y se dedicó con empeño al
trabajo misionero siendo compañero de
Pablo sin disputarle autoridad. ¿No se <strong>no</strong>s
parece a Rolando Espi<strong>no</strong>sa?. Una de las cualidades
más sobresalientes de este hombre,
sabio, y de Dios, es su humildad. Rolando
desecha los lujos y se desentiende de la abundancia,
comparte lo que tiene, y esquiva los
reflectores y los asientos en las cúspides. La
sencillez de Espi<strong>no</strong>sa es de perfil francisca<strong>no</strong>.
Y su afición por el trabajo es espectacular.
Nunca ha querido jefaturas ni posiciones de
mando. Por supuesto que se parece a Lucas,
“el médico amado”.
Y tenemos el símbolo del águila con el
que se representa a Juan el evangelista. Así
como el águila se remonta a las alturas, a las
alturas se remontó Juan al legar<strong>no</strong>s el primer
tratado teológico e interpretativo de la
vida de Jesús. Este escritor sagrado se
enfrentó a la filosofía secular de los griegos y
al intento de predominio religioso de los judíos.
Para el águila, desde las alturas se ensanchan
los horizontes, así fue Juan: un hombre
de visión que sentó los fundamentos de la
teología cristiana. Y hoy tenemos a Rolando,
el hombre-águila que está por encima de los
panta<strong>no</strong>s huma<strong>no</strong>s; el hombre verbo, que
tiene, ante las mentiras, el poder de la verdad
y el hombre sabio, que tiene ante las preguntas
del mundo las respuestas que <strong>no</strong>s vienen
de la revelación de Dios.
Cuatro evangelistas <strong>no</strong>s han hecho falta
para que hablemos de la dimensión cristiana
de Rolando Espi<strong>no</strong>sa. Yo de veras que me
gozo en afirmar que en la vida de Rolando se
dan cita la limpia humanidad de un santo, el
arrojo y la valentía de un león; la mansedumbre
y fortaleza laboral de un buey y la
visión y el poder de un águila.
Mateo, Marcos. Lucas y Juan se reúnen
para reflejar en la vida de Rolando Espi<strong>no</strong>sa,
sus grandes cualidades evangélicas. Por eso
hoy, yo proclamo con el orgullo de ser su
amigo, que Rolando Espi<strong>no</strong>sa es, por encima
de todo, un cristia<strong>no</strong> ejemplar. Y sé que ese
título supera todos los otros, porque él se
siente, más allá de aplausos y logros, eso: ¡ser
un simple instrumento de Dios!.
TRES NOVELAS POR ENTREGA EN PÁGINAS 37, 54 Y 71
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