hórreos, molinos y fuentes de la tierra de viveiro. autor: josé maría ...

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
HÓRREOS, MOLINOS Y FUENTES DE LA TIERRA DE
VIVEIRO.
AUTOR: JOSÉ MARÍA LEAL BÓVEDA.
ESTE TRABAJO TIENE UNA PUBLICACIÓN QUE DEBE CITARSE: LEAL
BÓVEDA, J. Mª: “Hórreos, molinos y fuentes de la tierra de Viveiro”. Servicio de
Publicacións da Deputación de Lugo. 1999.
“...Percorrer as paisaxes da memoria,
sen nostalxia, seguindo o fío das
pegadas que dormen nos carreiros do
soño na procura da luz nova do porvir
para non perderse no baldeiro
... daquela viviremos...”.
Xoan Neira. 1996

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A Lola por su paciencia.

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
INTRODUCCIÓN.
Del análisis de nuestra corta experiencia en la enseñanza llegamos a la
conclusión de que el método tradicional no nos servía porque fomentaba la pasividad del
alumno, haciéndolo mero receptor de todo aquello que se le pudiera decir. A posteriori, su
única actividad consistiría en revertir todo lo "fotocopiado" mentalmente a un papel de
examen que, en el mejor de los casos, era conservado hasta el comienzo del próximo curso
por aquello de las posibles reclamaciones. Con un poco de suerte, lo aprendido le duraría en
la cabeza unas cuantas semanas a partir de las que el cliché elaborado el día antes del
examen comenzaría a perder color y a diluirse en el olvido.
Por todo ello, después de varios trabajos de este tipo, hemos enfocado la
realización de esta experiencia pedagógica invirtiendo el sistema. De este modo, pusimos en
marcha un método mucho más activo y dinámico en el que el verdadero protagonista sería
el alumnado, y en el que el objeto de estudio fuese el entorno inmediato, definido como la
porción de espacio que vivimos, o en la que vivimos1 .
En este contexto, la tierra de Viveiro, con sus ayuntamientos limítrofes, en la
que vivía la totalidad del alumnado, se nos antojaba paradigmática ya que posee un
riquísimo patrimonio arquitectónico, medioambiental, en definitiva, cultural. Al centrarnos
en tan próximo espacio geográfico huíamos de las grandes lecciones de macrohistoria y
geografía para volcarnos en lo inmediato, en lo vivido día a día. El paso siguiente era
trascender de lo particular a lo general, enmarcando los conocimientos adquiridos en
"nuestro medio" en otro mucho más amplio, a saber; el del País Gallego, España, Europa y
el resto del Globo. La referencia teórica a la que acudimos, aun con sus imperfecciones y
vacíos, era la LOGSE que nos posibilitaba un curriculum lo suficientemente abierto como
para adoptarlo.
En definitiva, la experiencia consistió en la catalogación, inventario,
descripción y estudio de todos los hórreos, molinos de agua y viento y fuentes de las
parroquias de las que procedían los chavales. En resumen, se estudiaron los siguientes
concejos: Muras, Ourol, Viveiro, Xove, Vicedo y Mañón. Cabe decir que aquellos lugares
en los que no había estudiantes quedaron sin trabajar, por lo que en un futuro prometemos
hacerlo.
Nuestras pretensiones, en primera instancia, eran bastante simples y no
podían ser otras que lograr el conocimiento por parte de los muchachos/as participantes en
la experiencia de su realidad, entorno inmediato, así como una comprensión y valoración
del mismo para posteriores actuaciones.
Dicho esto, comencemos ahora el desarrollo del trabajo.
1 1. MESEJO, CASIMIRO Y PÉREZ ALBERTI, AUGUSTO: “O entorno como método de aprendizaxe”.
Revista Terra, nº 3 Pontevedra, 1988. Ps. 13-22.
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José María Leal Bóveda
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PARTE PRIMERA. DEL MARCO SOCIOLÓGICO DEL
ALUMNADO Y FÍSICO Y HUMANO DEL OBJETO DE
ESTUDIO. LA METODOLOGÍA DEL TRABAJO.
1. - MARCO SOCIOLÓGICO DEL INSTITUTO Y DEL
ALUMNADO.
El Instituto Vilar Ponte se sitúa en la villa lucense de Viveiro siendo uno de
los más antiguos de la provincia. Se trata de un núcleo urbano de tipología medieval de
5.805 habitantes, capital de un concejo de 15.098 hab. Se ve rodeado de otras dos
parroquias de importancia como Covas (2.614 hab.) y Celeiro (2.130 ha.) que se
corresponden con el sector veraniego-residencial y con el puerto pesquero respectivamente.
El núcleo rector, Viveiro ejerce las funciones de centralidad geográfica con el lógico
predominio de los servicios. Los tres forman una aglomeración urbana, donde un
crecimiento especulativo contrapesa la calidad de la herencia recibida2 .
Sus bases económicas son la cercana industria de Alúmina-Aluminio de San
Cibrán, Xove, un desarrollado sector servicios y un residual primario donde la explotación
forestal predomina sobre la agricultura y la ganadería. A su lado, se halla el vecino puerto
de Celeiro con un fuerte predominio de la pesca. De todos modos, a este tema volveremos
más adelante.
La plantilla de profesores ascendía a 53 de los que 39 tenían destino
definitivo, estando los demás en expectativa de destino o en calidad de interinos, entre estos
últimos él que escribe estas páginas.
Respecto a la tipología del Centro, diremos que en el Curso 1995-96 contaba
con 25 unidades distribuidas de este modo:
- 7 primeros.
- 6 segundos.
- 7 terceros.
- 5 C.O.U.
El número de alumnos se elevaba a 819 procedentes del mismo Viveiro y
concejos adyacentes. Así tenemos que su origen era este:
2 2.- PRECEDO LEDO, ANDRÉS: "Galicia pueblo a pueblo". La Voz de Galicia. La Coruña 1993. P. 1.569
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CUADRO Nº 1. PROCEDENCIA DE LOS ALUMNOS.
AYUNTAMIENTO DE PROCEDENCIA Nº DE ALUMNOS
VIVEIRO 579
XOVE 133
VICEDO 67
OUROL 18
MAÑÓN 6
MURAS 6
XERMADE 1
OTROS 8
TOTAL 819
(FUENTE: GABINETE DE ORIENTACIÓN DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN
DE JOSÉ MARÍA LEAL BÓVEDA).
Puede observarse el claro predominio de Viveiro sobre los demás, quedando
Xove, el segundo a mucha distancia.
En principio, representaron la materia prima del trabajo los pertenecientes a
3º A y B y 1º E, F y G, cursos de los que era profesor quien esto escribe. A posteriori, la
plantilla se vio incrementada con todas aquellas aportaciones voluntarias de cuantos
alumnos quisiesen participar, de tal modo de que de unos 150 muchachos y muchachas
iniciales, pasamos a tener al final del trabajo unos 2503 .
Cabe subrayar que el trabajo era totalmente voluntario, por lo que es
meritorio el esfuerzo desarrollado por este contingente que dedicó muchas horas de ocio al
estudio de su propia cultura. En el mismo había muy pocos repetidores y un nivel intelectual
y cultural normal, en general. En conjunto, el grupo humano se mostraba muy compacto y
homogéneo aún a pesar de las insalvables individualidades de todo colectivo4 .
A mayores, el resto del equipo lo conformábamos todo cuanto profesor y
personal no docente quisiese, con lo que las labores de apoyo a quien escribe se vieron
reforzadas con 8 personas más, de diferentes especialidades5 .
3 3.- Ver relación de otros autores.
4 4.- Toda la información referida al aspecto sociológico del centro nos fue facilitada por el Gabinete de
Orientación Sicopedagógica integrado por Belén Otero García y Franscisco José Pérez Rodríguez.
5 5.- José Parapar Insua y Carlos Gancedo García (personal no docente), Mirian González Ruibal (Dibujo),
Javier Carpente (Historia), Consuelo Devesa Nogueira (Lit. Galega), Sofía Acevedo Fernández (Religión)
y el Gabinete de Orientación citado.
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2. - DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO. EL MARCO
GEOGRÁFICO: FÍSICO Y HUMANO.
El marco geográfico, soporte de la experiencia, comprende los 6 concejos ya
mencionados, que componen el sector occidental de la denominada Mariña Lucense de la
que además forman parte otros municipios de la comarca como Alfoz, Barreiros, O
Valadouro, Foz, Mondoñedo, Lourenzá, Ribadeo, A Pontenova y Trabada. Si exceptuamos
a estos últimos, la misma limita al norte con el mar Cantábrico, con un litoral modelado por
tramos. Al sur encontramos una serie de alineaciones que penetran profundamente hacia el
interior, como la Sierra de Carba, O Xistral al SE., con su continuación en los montes del
Buio. Las lindes orientales las encontramos en el vecino ayuntamiento de Cervo y el
asentamiento industrial de Alúmina-Aluminio. Hacia el W. ponen el límite las sierras de
Faladoira y Coriscada a cuyos pies se abre el valle del río Sor que forma la ría Do
Barqueiro, todo ello ya en la provincia de la Coruña.
A pesar de ser una comarca eminentemente marítima, sobre todo en su
fachada norte, podemos observar en ella una rápida y brusca transición a la montaña. Mar
y monte conforman un paisaje singular que imprime un carácter especial a la zona. Fruto de
la existencia de un relieve mixto en el que se combinan lo accidentado y montañoso, oeste,
sur y sureste, con lo llano, valle del Landro y zona costera, encontramos una toponimia
específica, alusiva a esta circunstancia. De este modo tenemos términos comenzados por
“Pena” o “Coto” que hacen clara referencia a lugares elevados o de paso como Miñotos.
Otros son “Chao”, “Veiga”, “Campo”, etc., que denotan superficies inferiores en altura o, en
casos, zonas aplanadas por la erosión, preferidas para las actividades agrícolas. En este
sentido, es enormemente significativo un “paseo” por la cuadrícula del Mapa Topográfico
Nacional relativo a la zona.
Su superficie es de 663,75 km2 lo que representa un 2,26% de la de Galicia y
un 5,93% de la de Lugo, excluyendo al concejo coruñés de Mañón.
Administrativamente pertenece a la provincia de Lugo, Obispado de
Mondoñedo, Partido judicial de Viveiro y consta de 48 parroquias, siendo Viveiro el que
más número de ellas tiene con 12, Muras, 8; Ourol, 8; Xove, 8; Vicedo, 7 y Mañón, 5. La
media de superficie por parroquia también es superior a la de Galicia, 7,78 km2, situándose
alrededor de los 11 km2. Las más extensas son las interiores: Miñotos, Ourol y Santa María
de Rúa, Xove, mientras que las más pequeñas son San Clemente de Morás, Xove y San
Pedro de Viveiro.
La superficie media por municipio es de 110,62 km2, que representa una
cifra sensiblemente superior a la gallega que es de 93,7 km2. Este hecho hace pensar a
Urbano Frá Paleo, que a su vez cita a Lisón Tolosana, en la artificial división administrativa
del espacio... (ya que) ... se trata de grandes municipios en los que los campesinos no se
sienten identificados, no se conocen unos a otros, por encontrarse a gran distancia. Por
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José María Leal Bóveda
poner un ejemplo, los vecinos de Ambosores y Miñotos, ambas parroquias de Ourol, se
encuentran a 15 km 6 . “...El paisano está lejos de sentirse miembro de una comunidad
superior que poco le favorece y de entender la complicación inherente a la burocracia7 ...”.
En relación con el número de habitantes podemos decir que oscila
considerablemente en función del municipio considerado, de su posición geográfica y del
papel económico y servicial que desempeñe. En este sentido tenemos que, lógicamente, el
más poblado es Viveiro con 15.098 habitantes, siguiéndole Xove con 3.539, O Vicedo con
2.706, Mañón con 2.242, Ourol con 1.959 y remata Muras con 1.437 hab., a una gran
distancia de los anteriores. El total asciende a 26.981 habitantes.
Una simple mirada al mapa y a estas cifras nos permite observar cómo a
medida que penetramos hacia el interior montañoso, la población disminuye a pasos
agigantados. Por contra, en la franja costera y aledaña encontramos los mayores
contingentes en función de unas mejores posibilidades económicas y de realización
personal.
Se verifica, así, el proceso iniciado a partir de la Postguerra en nuestro país e
intensificado a raíz del Plan de Estabilización de 1959, por el que el campo se despuebla en
beneficio de la ciudad que acoge este gentío, sufriendo una gran convulsión en el ámbito del
crecimiento y de la morfología urbana. Al mismo tiempo el centro rector engulle las
parroquias rururbanas, parte de Magazos y a Xunqueira, siguiendo las líneas marcadas por
las vías de comunicación tanto hacia el sur como hacia el norte en dirección a Celeiro.
Esta expansión intentaría ser controlada por la promulgación de la Ley del
Suelo de 1956 que permitía la entrada al “mercado urbano” de la iniciativa privada, hecho
que produjo una fácil y anárquica transgresión de lo que deberían haber sido unas buenas
bases sobre las que asentar el Viveiro de nuestros días. La cuestión se complica mucho más
con la instalación de Alúmina-Aluminio en los 70 y el retorno de muchos emigrantes,
hechos que traen como consecuencia la promulgación del Plan General de Ordenación
Urbana de finales de esta década8 .
Con todo, las densidades de población también habrán de ser dispares en
orden a lo señalado, así tenemos que Viveiro posee 137,50 hab/km2, Xove 39,80; Vicedo
35,55; Mañón 27,30; Ourol 13,65 y Muras 8,79. Juntos dan una media muy baja, de 43,76
habitantes por kilómetro cuadrado, hecho que nos pone de manifiesto la dicotomía existente
entre un interior montañoso, amplio y deshabitado y una franja costera menos accidentada,
6
6.- FRÁ PALEO, URBANO: “Estudio de geografía agraria de un sector de la Mariña Lucense occidental”.
Diputación de Lugo. Lugo, 1988. P. 9.
7
7.- LISÓN TOLOSANA, CARMELO. “Antropología cultural de Galicia”. Akal, Madrid, 1979. P. 47
8
8.- Sobre el desarrollo urbano de Viveiro consultar: DURÁN VILLA, FRANCISCO RAMÓN, LOIS
GONZÁLEZ, RUBÉN CAMILO, LÓPEZ ELVIRA, MARÍA JESÚS Y MONTOTO QUINTEIRO, JAVIER:
“VIVEIRO. Achegamento á realidade dun núcleo urbano galego”. Xunta de Galicia. Santiago de Compostela.
1986. O: LÓPEZ ALSINA, FERNANDO: “Introducción al fenómeno urbano medieval gallego, a través de tres
ejemplos: Mondoñedo, Vivero y Ribadeo”. Santiago de Compostela. 1976.
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más llana y más poblada, amén del inevitable abandono de las primeras tierras.
Del conjunto podemos decir, según datos de Alberto Saco Álvarez, que
Ourol está en declive, Muras y O Vicedo en regresión, Xove se muestra dinámico mientras
que Viveiro está catalogado como muy dinámico9 . Entiende el autor que el primero de los
casos representa a una población con un predominio de mayores sobre jóvenes, economía
más primaria, crecimiento vegetativo negativo desde 1960 hasta la fecha y preponderancia
de los hombres viejos (mayores de 64) sobre las mujeres superior a lo normal. El segundo
supuesto difiere poco del anterior, de modo que encontramos una alta proporción de
mayores, una baja de jóvenes, economía básicamente primaria, considerables pérdidas de
población desde la década de los 60 y un grupo de mayores de 65 años en el que
predominan los hombres. La tercera categoría tendría como características: bajas
proporciones del grupo de 65 años y más, altas de menores de 15, economía no
predominantemente primaria, pocas pérdidas desde los 60 hasta hoy y una población
anciana con mayor presencia de mujeres. Finalmente, el cuarto grupo mantiene bajas tasas
de población anciana, mayores de la joven, tasas de crecimiento medio anual positivas
desde los 60 con índices de crecimiento superiores a 100, economía donde el primario es
minoritario y una población anciana en la que las mujeres son superiores a la media.
Con todo, exceptuando los dos últimos casos, Viveiro y Xove, podemos
concluir que la población se encuentra desigualmente repartida, estancada, con tendencia al
envejecimiento, con predominio de los hombres mayores sobre las mujeres, en la que el
relevo generacional se muestra preocupante. Además, asistimos a un amplio y constante
movimiento migratorio interior, del campo hacia Viveiro, y exterior, hacia otras zonas de
Galicia, España e, incluso del extranjero.
Veamos el siguiente cuadro que puede resultar más esclarecedor:
CUADRO Nº 2: HABITANTES, SUPERFICIE Y DENSIDADES DE POBLACIÓN
POR CONCEJOS.
CONCEJO HABITANTES SUPERFICIE DENSIDAD DE
(KM2). POB. (HAB/KM2).
MAÑÓN 2.242 (M) 82,1 27,3
MURAS 1.437 (M) 163,43 8,79
OUROL 1.959 (M) 143,42 13,65
VICEDO 2.706 (M) 76,1 35,55
VIVEIRO 15.098 (M) 109,8 137,5
XOVE 3.539 (M) 88,9 39,8
TOTAL HAB. 26.981 (M)
9 9.- Ver el trabajo de SACO ÁLVAREZ, ALBERTO: “Avellentamento da poboación e emigración: unha
tipoloxía dos concellos de Galicia. 1981-1991". Pontenova. Deputación de Pontevedra. Vigo, 1994
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José María Leal Bóveda
TOTAL KM2 663,75
MEDIA
DENSIDAD
POB.
10
43,76
FUENTE: PRECEDO LEDO, ANDRÉS (DIRECCIÓN): “Galicia pueblo a pueblo”. La Voz de Galicia.
Coruña, 1993. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA LEAL BÓVEDA.
2.A. EL MARCO FÍSICO.
Como ya hemos dejado expuesto, la zona se encuadra en la Mariña
Occidental de Lugo, zona costera y montañosa del norte de la provincia de Lugo. Engloba
los concejos citados de Viveiro, Xove, O Vicedo, Ourol, Muras y el coruñés de Mañón,
límite oriental de la Coruña con Lugo.
2.a.1. Geomorfología topografía y roquedo. “...Nos encontramos con
una comarca que se individualiza perfectamente por las formas de relieve. Hay un claro
predominio de lo elevado sobre la planitud, en una definición opuesta a la de Carreras Candi
que la describe como una comarca que “participa más de lo llano que de lo montañoso”
(Carreras Candi. 1936), ya que observando el mapa ipsométrico vemos una serie de
alineaciones por encima de los 300 m, que se extiende hacia el mar, para detenerse luego y
formar una llanura costera, que en el sector oriental es de mayor anchura que en el
occidental.
La estructura general se define como una zona de transición entre la costa y
la meseta central gallega, muy afectada por la erosión. “El resultado de esta importante
disección de la penillanura es un relieve accidentado, con acusados desniveles y un
predominio de las tierras en pendiente, que da la impresión generalizada de un relieve
montañoso; aunque la altitud de las culminaciones sea más bien modesta” (Jesús García
Fernández. 1975: 81). A grandes rasgos encontramos la mencionada serie de alineaciones
con una dirección general de sur a norte, produciéndose una digitación posterior que al
encontrarse donde el mar da lugar a entrantes y salientes en el borde costero, así como entre
las estructuras se crean una serie de valles que penetran hacia el interior. Esta serie de valles
y rías tienen su origen en la actuación de la erosión diferencial y de la tectónica10 ...”.
El eje central del área en cuestión es una falla terciaria que arranca de la
denominada Terra Chá con dirección SS-NNE, y orienta el valle del río Landro y la ría de
Viveiro. A la izquierda de este eje el relieve se muestra muy accidentado y, de este modo,
en el SO, entre el río Landro y su afluente el arroyo de Bravos, se encuentra el monte
Penedo Gordo (527 m), formado por erosión diferencial de una masa de granito
calcoalcalino con biotita. En el resto del sector el dominio corresponde al denominado ojo
10 10.- FRÁ PALEO, URBANO: Op. Cit. P. 17. El autor cita a CARRERAS CANDI: “Geografía de Galicia”.
1936 y a GARCÍA FERNÁNDEZ, JESÚS: “Organización del espacio y economía rural en la España atlántica,
siglo XXI. Madrid. 1975

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de sapo y una banda N-S de rocas sedimentarias del Ordovícico Medio, cuya variedad
litológica es la causa de constantes resaltes rocosos.
En el límite con O Vicedo se parte de una superficie plana, a unos 500 m, y
desde aquí se desciende de forma brusca hacia la ría y la Punta Insua, emplazada entre esta
ría y el esteiro del río Escourido. Más al oriente nos encontramos con otra falla longitudinal,
aprovechada por el río Sor y sus afluentes para encajarse y formar la ría do Barqueiro,
frontera entre A Coruña y Lugo.
El sector oriental presenta un relieve diferente al anterior, debido al sustrato
rocoso (el domo lucense), base de granitos de dos micas, con textura no orientada de grano
grueso o medio. Esta litología provocará una superficie aplanada en el extremo SE.,
parroquia de Boimente, a una altura de 600 m. Desde aquí hacia el norte se mantiene una
altura de 500 m. en todo el límite con Xove, donde aparecen ligeras elevaciones: Ferreiro,
Pena de Leña, Maior, Penedo y Coto da Meda. Desde estos últimos comienza el descenso
rápido, camino de la Ría hasta Monte Faro, en el extremo NE. En la proximidad del valle
del Landro los arroyos se encajan en un relieve que desciende, a excepción de pequeños
resaltes, como Galdino e Penaedrade.
2.a.2. La climatología. El clima se caracteriza por la suavidad y la
pluviosidad como corresponde a un típico clima oceánico. La temperatura media anual
supera los 14 ºC, mientras que la oscilación térmica es débil, 10 ºC, como resultado de un
invierno suave, 9,2 ºC en Enero, y un también suave verano, 20 ºC en Agosto. Las
precipitaciones aumentan hacia el interior, entre los 1.350 y los 1.600 mm, esparcidas a lo
largo de todo el año de modo que no hay mes que ofrezca déficit hídrico según el índice de
Gaussen. Los más lluviosos son Noviembre y Diciembre, 193 mm, y el más seco Julio, 42
mm. Los días de lluvia al año son muchos, más de 150, después de la acción de los vientos
del SO y del NO. Tiene unas 1.900 horas de sol al año y una media de 40 días despejados
y 140 cubiertos. Por su posición septentrional se encuentra en el área de menor recepción de
radiación solar directa, con valores inferiores a 300 Cal/cm211 .
Además, fruto de la presencia del mar y de la proximidad de la montaña, los
frentes nubosos chocan contra ésta y descargan abundante pluviosidad. En este sentido, el
relieve actúa como actor fundamental en la conformación del clima debido a lo explicado
anteriormente, pero también a que modifica negativamente la temperatura a medida que
ascendemos en altura.
2.a.3. La vegetación. Según el mapa de Ceballos Fernández, presenta
las siguientes características: en las cimas de las montañas domina la landa oceánica y las
vertientes de los valles están cubiertas de pinos, negral y rodeno. Del mismo modo
encontramos densas áreas de eucalipto, eucaliptus globulus, islotes de carballos y castaños,
11 11.- MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS. DIRECCIÓN GENERAL DE PUERTOS Y COSTAS: “Plan
indicativo de usos del dominio público litoral. Madrid. 1981. Citado por FRÁ PALEO: Op. Cit. P. 26.
11

José María Leal Bóveda
abundantes en el NO de la zona y el fondo del valle está ocupado por cultivos de huerta,
principalmente hortalizas.
2.a.4. Los suelos. Estos son de tipo ranker pardo y están presentes en
la mayor parte de la zona estudiada, con excepciones: en la mitad E de la parroquia de
Boimente asoman el ranker dístrico y el seudogley, quedando las tierras pardas para las
zonas de valle y costa con un sector entre Galdo y Viveiro de vega alóctona.
2.a.5. La hidrografía. Estamos en un sector bien regado con un sin
fin de cursos de agua de corto recorrido, pues nacen en las montañas cercanas. Se trata de
arroyos o regatos con mayor o menor caudal que, en la mayoría de los casos, son tributarios
de los dos ríos más importantes: el Landro y el Sor.
En general, se puede decir que se limita al río Landro que forma la ría de
Viveiro y sus afluentes, amén de la cabecera del Eume y el Sor que, a su vez, hace lo propio
con la do Barqueiro en el límite con la provincia de la Coruña. De todos modos, la
importancia de éste en el área geográfica estudiada es bastante menor.
El Landro penetra en el concejo de Viveiro encajado en los granitos y a la
altura de Penedo Gordo ensancha el valle al recibir por la derecha al Loureiro, un poco más
adelante recoge las aguas del Bravo que, siguiendo la línea de falla, prolonga hacia el SO el
valle “redondeando” el antedicho monte. Entre Galdo y Viveiro el río hace un acusado
meandro, presenta una zona pantanosa de juncos y recibe al Fontecova antes de que el valle
se estreche. Finalmente, desemboca en la ría por un cauce recientemente regulado12 .
2.B. ASPECTOS HUMANOS.
Expuestos ya los datos relativos a los aspectos administrativos y
poblacionales cabe centrarse ahora en los puramente económicos.
Ciertamente, no es posible dar una visión de conjunto que englobe los
aspectos económicos de los 6 concejos estudiados debido a que estos son muy dispares
entre sí y, aun dentro de uno cualquiera en función de que hablemos de interior o de zona
costera. Además, el papel de centralidad servicial y administrativa de Viveiro, y en segundo
lugar de Xove, aunque a mucha distancia, hace recaer en el primer núcleo el punto de
convergencia de todos los flujos económicos y vivenciales.
Por todo ello, aunque con rasgos económicos muy dispares, deberemos
proceder a una integración total de los diversos municipios en la órbita vivairense puesto
que de ella dependen. En efecto, el mercado semanal de los jueves se celebra en la Vila de
igual modo que la feria mensual. Los servicios sanitarios, educativos, policiales, bancarios,
etc., también están concentrados en Viveiro. Lo mismo ocurre con los órganos
representativos de la administración autonómica.
12 12.- La mayor parte de la información utilizada en este apartado físico ha sido extraída de la Enciclopedia
Galega, de la obra de Urbano Frá Paleo, ya citada, y de la observación directa del terreno en las múltiples salidas
realizadas con los distintos grupos de alumnos.
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hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Considerados uno a uno los municipios, tenemos que:
A. MAÑÓN presenta un fuerte peso del sector primario con un 63%
de la población activa aunque las actividades difieren según se considere el interior del
ayuntamiento o la zona costera. Hacia dentro predomina la pequeña explotación agrícola,
casi de autoconsumo, que sirve como complemento de las débiles economías familiares. Por
otra parte, también se hacen fuertes las actividades forestales y en menor medida las
ganaderas.
El panorama cambia en la zona de costa donde el marisqueo y la pesca
adquieren rango prioritario, teniendo como marco la hermosa ría do Barqueiro. En época
estival repunta levemente la actividad turística, en íntima relación con la desembocadura
mencionada del Sor, por lo que el sector servicios aparece aunque mínimamente. La
industria casi no tiene relevancia.
B. MURAS ofrece cifras similares al caso anterior para el primario,
61% en el que predominan las actividades agropecuarias y, fundamentalmente, las forestales
de explotación del monte. Ahora bien, contrariamente a Mañón, posee una fábrica de
tuberías de incidencia nacional, Ferroplas, con fuerte proyección en los mercados
correspondientes, que emplea a unos 100 trabajadores.
C. OUROL. Al tratarse de un municipio interior, con un relieve muy
accidentado está bastante apartado de las posibilidades de desarrollo económico que, por
ejemplo, tienen otros cercanos a Viveiro. De hecho, tiene uno de los índices de
envejecimiento más altos de Galicia.
El 68% de la población activa realiza labores agropecuarias entre las que
destacan la producción de forrajes y cultivos de hortalizas en pequeñas parcelas para el
autoconsumo. Curiosamente, la densidad de la cabaña ganadera es baja en la que
predominan los animales equinos, fundamentalmente, en estado salvaje que pastan por los
montes de la sierra da Gañidoira. La industria mantiene un 8% de activos, la construcción el
6% y los servicios, caso reducido a las labores del ayuntamiento, un 18%.
D. O VICEDO. En él deberemos dividir la zona costera de la interior
ya que según consideremos una u otra la economía cambiará. Efectivamente, en la primera
encontramos un enraizada actividad pesquera y un pujante y organizado sector marisquero,
que aprovecha las fértiles lomas de la ría do Barqueiro, y una industria ligada a estas
actividades y a las salazones así como a la reparación de los barcos de pesca. En verano, se
desarrollan sobremanera las actividades serviciales relacionadas con el turismo que
aprovecha las maravillosas condiciones naturales de este concejo. Esto mismo ha provocado
que en la actualidad el sector de la construcción haya adquirido cierto auge.
Hacia el interior predomina una agricultura de autoconsumo así como una
ganadería extensiva. Las actividades forestales vuelven a ser potentes aquí, lo mismo que en
el resto de la zona considerada.
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E. VIVEIRO. Podría decirse que en la capital comarcal las
actividades van por barrios. El primitivo centro urbano desarrolla las actividades de
servicios relacionadas con la administración, sanidad, comercio y transporte entre otras. El
barrio de Covas, al otro lado del puente de la Misericordia sirve de zona residencial,
fundamentalmente del amplio contingente de turistas que Viveiro recibe en época estival.
Esto está posibilitado por la presencia de la larga y tranquila playa de Covas. En este sector
se ha producido un gran proceso especulativo desde los años 70 que ha transformado
completa y esperpénticamente el primitivo caserío. Hoy los edificios de hormigón de varias
plantas encajonan la carretera Ferrol-Viveiro, a lo largo de la que se desparrama el citado
núcleo. En invierno, actúa como “ciudad-dormitorio” de una población que trabaja en la
zona, a la vez que desahoga de población el constreñido núcleo vivairense. De igual modo,
reside una amplia “colonia” de profesores que prestan sus servicios en los centros de
enseñanza que aquí se instalan.
La pesca está ubicada en el bien pertrechado puerto de Celeiro, hacia el
norte, carretera de Asturias. Los caladeros en los que faena la población dedicada a estas
labores están situados en el Gran Sol, la plataforma continental y el Atlántico Oriental. A su
lado existe un 12% de activos dedicados al marisqueo. Íntimamente relacionada con esto se
desarrolla la industria conservera y de congelados de pescados que se exportan a Japón,
Europa, USA y Marruecos.
Con todo esto, las actividades agropecuarias no han desaparecido de su
entorno sino todo lo contrario, un 7,5%. En los alrededores, e incluso dentro del casco
histórico, encontramos pequeños campos de productos hortofrutícolas a lo que hay que
añadir la producción cárnica y un fuerte sector forestal y maderero.
La industria está representada por la construcción mecánica y los astilleros.
Curiosamente, un alto porcentaje de población residente en Viveiro tiene por ocupación el
sector secundario sin que exista en sus límites instalación alguna de importancia. El hecho
se debe a la presencia en el vecino concejo de Xove de la gran fábrica de Alúmina-Aluminio
que da ocupación a un contingente que, residiendo en los alrededores, se desplaza a diario,
en emigración pendular, de sus hogares a la industria y viceversa.
Con todo, el sector más desarrollado sin duda es el de los servicios, incluido
el comercio, ya que supone el 44,6% de los activos ocupados.
En definitiva, hacia este núcleo se dirigen, y sobre él giran, todos los flujos
del circuito económico y servicial, ejerciendo labores de auténtica centralidad geográfica13 .
F. XOVE. Presenta cifras compensadas relativas a los tres sectores de
la producción de modo que la agricultura posee un 29,4% y un 12,3% la pesca. De ellos, la
riqueza forestal es pujante al igual que en los otros concejos mientras que la pesca,
13 13.- J. CHORLEY, RICHARD Y HAGGETT, PETER: “La Geografía y los modelos socioeconómicos”. Col.
Nuevo urbanismo. Instituto de Estudios de Administración Local.
14

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
fundamentalmente de bajura y marisqueo, se concentra en los lugares de Portocelo y Morás.
El secundario ha experimentado un gran auge en los últimos años fruto de la
instalación en sus costas, y en las de Cervo, del complejo industrial de Alúmina-Aluminio.
Esta empresa que figura entre las más importantes del sector a escala mundial da ocupación
a un 27,2% de los activos del concejo. En relación con este hecho, la capital Xove ha
desarrollado un compensado sector servicios, con predominio del comercio, un 23,2%, así
como un ligero repunte de la actividad constructora.
Globalmente, como hemos visto los datos económicos son diferentes por
municipios, debiendo resaltar a Viveiro como centro de toda la comarca14 .
Relieve accidentado, sucesión continua de pequeños valles, fuertes y
constantes vientos, abundantes precipitaciones y, por lo tanto, ríos y regatos, fértiles vegas,
presencia del mar, actividades económicas basadas fundamentalmente en el predominio de
la agricultura, etc., habrán de traer como consecuencia buenas condiciones para el
establecimiento de molinos de agua (de río y seca) y viento, de hórreos para el almacenaje
de abundantes cosechas y de múltiples y hermosas fuentes, lavaderos y pozos. Todo ello
conforma un riquísimo patrimonio que había que estudiar y eso hicimos.
3. - OBJETIVOS.
“No es posible definir las finalidades de la Educación Ambiental sin tener en cuenta
las realidades económicas, sociales y ecológicas de cada sociedad y los objetivos que ésta
se haya fijado para su desarrollo15 ".
Con estas premisas hemos dividido los objetivos de la experiencia en dos
grandes grupos: generales y específicos.
3.1. OBJETIVOS GENERALES.
Ya hemos dejado sentado que nuestro marco de referencia teórico es la
LOGSE e, incluso, la propia Constitución de 1978, por lo que los objetivos generales se
encaminaron a la consecución de las siguientes actitudes, aptitudes y valores:
- Lograr que el grupo humano adquiriese un conocimiento crítico, global del
entorno en el que vivía a través del estudio de sus múltiples factores: físicos, humanos y
culturales.
- Adquirir el dominio de las técnicas de análisis necesarias que posibilitaran
lo anterior, al tiempo que desarrollaran una percepción subjetiva que recogiese aspectos
vivenciales16 .
- Hacer hincapié en la interconexión de las diferentes áreas del conocimiento
así como en la necesidad de realizar esfuerzos combinados en la resolución de conflictos.
14 14.- La información de este apartado ha sido extraída fundamentalmente de PRECEDO LEDO, ANDRÉS: OP.
Cit. Ps.1600, y de la observación directa de los trabajos de campo realizados por los alumnos y profesor.
15 15.- MOPU: “Educación Ambiental: situación española y estrategia internacional”. Monografías de la
Dirección General del Medio Ambiente. Madrid. 1989. P. 26
16 16.- IBIDEM. P. 161
15

José María Leal Bóveda
- Desarrollar una conciencia crítica que pusiese en entredicho todo lo
aprehendido por los sentidos, de forma solidaria y participativa.
- Finalmente, que en función de lo anterior, se proceda a la toma de postura
de comprensión y respeto por nuestro entorno, así como a la denuncia de su deteriorado
estado.
Hace unos cinco años, cuando comenzábamos nuestro trabajo sobre los
molinos de agua de la Tierra de Caldas de Reis, Pontevedra17 , anunciábamos que no existía
una base metodológica arraigada en nuestro país para el estudio del medio ambiente18 . Sin
embargo dejábamos constancia de una serie de trabajos que podían considerarse pioneros en
la materia, por lo que a ellos acudimos. Cabría citar, en este sentido, las obras Sánchez
Carrera, Casimiro Mesejo y Pérez Alberti, el Seminario Permanente de Educación
Ambiental de la Comunidad de Madrid, la monografías de la Dirección General del Medio
Ambiente del antiguo MOPU, hoy Ministerio de Fomento, Valenzuela Rubio, Bernáldez,
Mª Novo, Nieda, Benayas Herrero, Llopis, Usabiaga, Valle, Lara, Terradas, Rigo, entre los
españoles y Eichler y Schmieder, entre los extranjeros.
Hoy el panorama ha cambiado y es mucho más lo que se ha hecho en este
campo, pero sin desmerecer nada de ello nosotros seguiremos fieles a las líneas establecidas
en los trabajos anteriores, ya que son los que más se adaptan a nuestras pretensiones
metodológicas. En concreto, de todos, seguiremos las líneas apuntadas por Mª Carmen
Sánchez Carrera y Casimiro Mesejo y Augusto Pérez Alberti. Preferimos estos porque sus
directrices ya las hemos seguido, con buenos resultados en nuestra opinión, en otros
estudios realizados en Caldas de Reis y Viveiro respectivamente19 .
17
17.- LEAL BÓVEDA, JOSÉ MARÍA: “Guía metodológica para el estudio de los molinos de agua de la Tierra
de Caldas de Reis”. Escola Crítica. Xaneiro de 1993. Ps. 75-91; y “Guía para o estudio dos muíños de auga da
Terra de Caldas de Reis”. Deputación de Pontevedra. Pontevedra. 1995
18
18.- SÁNCHEZ CARRERA, Mª CARMEN: “A educación medioambiental en EXB e EEMM”. Xerais. Vigo.
1988
19
19.- LEAL BÓVEDA, JOSÉ MARÍA: “Os hórreos da Terra de Caldas de Reis”. Deputación de Pontevedra.
1997. Además realizamos un pequeño museo de piezas antiguas en el I.B. “Aquas Celenis” de Caldas de Reis y
este propio trabajo que estamos publicando, en el I.B. “Vilar Ponte de Viveiro”. Los dos merecieron el Premio
Especial “Alfredo García Alén”, de la Diputación de Pontevedra, de un jurado del que formaba parte el
desaparecido Profesor José Filgueira Valverde.
16

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
“...Art. 45
1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente
adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber
de conservarlo.
2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional
de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y
mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio
ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad
colectiva...”.
Constitución española de 1978
“ ...La educación debe desempeñar una función capital con miras a crear
la conciencia y la mejor comprensión de los problemas que afectan al
medio ambiente...”.
Conferencia de Tbilisi, 1977 20
Coherentes con todo lo dicho y con estos dos principios enunciados, hemos
de resumir los objetivos generales en los siguientes: fomentar una nueva percepción en el
alumno para que, partiendo de su realidad inmediata, sea capaz de hacer suyos los
conocimientos y valores éticos que le permitan una respuesta participativa y responsable en
sus constantes relaciones con el medio ambiente, tanto en el ámbito próximo y local como
nacional e internacional21 .
3.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS.
Una vez delimitados los objetivos generales, más orientados a la toma de
aptitudes, actitudes críticas y de técnicas de estudio y análisis, cabe ahora dirigirse hacia los
más específicos de esta experiencia, aunque estrechamente ligados con los anteriores de los
que emanan.
Efectivamente, el trabajo concreto que nos ocupa surgió de un trabajo
teórico-práctico de recogida de datos físicos, humanos y culturales de los municipios y
parroquias de donde eran naturales o vivían los alumnos de primer y tercer curso de BUP.
En este sentido, todo los datos genéricos de la zona antes reseñados proceden de la
aportación de los grupos de trabajo.
Realizado el estudio general del entorno, se formuló en el aula el interrogante
del porqué de la existencia de un gran número de hórreos, molinos y fuentes, lavaderos,
pozos, etc., en el mismo. De repente, recogiendo el guante lanzado por la clase, nos pusimos
a trabajar sobre las bases bibliográficas con el fin de poder establecer unos objetivos
20 20.- Citados por SÁNCHEZ CARRERA, Mª CARMEN: “Op. Cit”. P. 7
21 21.- MOPU: “Educación Ambiental...”. P. 161
17

José María Leal Bóveda
mínimos específicos que nos condujesen al conocimiento de la idiosincrasia de tales
construcciones. De esto surgieron los siguientes objetivos específicos:
A). Localización, recuento y catalogación del mayor número posible de
hórreos de los concejos en cuestión.
A1. Estudio de los hórreos: tipos de hórreos, elementos constitutivos,
funcionamiento o no, situación, uso o desuso y formas de uso, fechas de construcción, venta
o reparación, usos actuales, estado de conservación, elementos decorativos y su significado,
tipos de propiedad (comunal, privada, eclesial), materiales de construcción y procedencia de
los mismos, dimensiones, etc.
A2. Estudio de la cuestión en el territorio español.
A3. El hórreo en la Península Ibérica. Evolución, distribución
geográfica, características, funcionalidad.
A4. Estudio pormenorizado de los hórreos gallego y asturiano.
Distribución geográfica, similitudes, diferencias.
A5. Partes del hórreo y tipos de hórreos.
A6. La historia del hórreo en los clásicos y la controversia sobre sus
orígenes.
A7. Elaborar nuestras propias teorías en función de lo encontrado en
la zona de estudio.
A8. El maíz. Introducción y expansión de este cultivo en Galicia y su
relación con la forma, volumen y expansión del hórreo a partir de los siglos XVI-XVII.
A9. El siglo XIX y las desamortizaciones. Repercusiones en el
tamaño y número de hórreos.
A10. La redención de los foros. La atomización del parcelario y la
explosión del número de hórreos.
A11. Los materiales modernos. La aculturación que esto conlleva.
A12. La funcionalidad y tipología de los hórreos de la Tierra de
Viveiro. Estudio por ayuntamientos.
A13. El hórreo dentro de la unidad productiva. Las unidades
complementarias o adjetivas de la casa.
A14.- La utilidad del hórreo.
A15. El hórreo y el entorno arquitectónico y sociológico del lugar.
A16. Los distintos nombres de los hórreos en la zona.
A17. La consideración social del hórreo.
A18. Las labores del maíz. Sementado, esfollada y almacenaje en el
hórreo.
A19. Los tonos festivos que acompañan a estas tareas.
A20. Emplazamiento y ubicación del hórreo.
18

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
A21. Las partes del hórreos y sus nombres. La procedencia de los
materiales.
A22. Los elementos de sustentación.
A23. Los elementos sustentados, la cubrición y los elementos
ornamentales.
A24. Tipología y clasificación de los hórreos (por la planta, por los
materiales de construcción, por la forma de sustentación, criterios mixtos).
A25. La integración en el paisaje.
A26. Estudio por municipios.
B). Localización, recuento y catalogación del mayor número posible de
molinos de agua, viento, mar y otros, de los concejos citados.
B1. Estudio de los molinos: tipos (de río, de mar, de viento, otros),
elementos constitutivos, dependencias que conserva, funcionamiento, situación uso o
desuso, formas de uso, fechas de construcción, venta o reparación, usos actuales, etc.
B2. Régimen de propiedad. Privada, comunal o de herdeiros, eclesial.
B3. Formas de explotación y pago de la molienda.
B4. Estado de conservación. Ruinoso, bueno, restaurado, etc.
B5. Piezas que conserva. Procedencia de las mismas y formas de
funcionamiento. Molinos albeiros, molinos de maíz.
B6. Significado de los molinos en la economía local y comarcal.
B7. El Servicio Nacional del Trigo y el control de la producción de
cereales en la posguerra.
B8. El molino como núcleo de las relaciones sociales de antaño:
historias, leyendas, etc.
B9. Estudio detallado de algún molino de agua (por ejemplo el de
Esteban en Merille, concejo de Ourol o los de La Estaca de Bares).
C). Localización, recuento y catalogación del mayor número posible de
fuentes, lavaderos y pozos, etc., de la zona.
C1. Estado de conservación.
C2. Materiales de construcción.
C3. Uso o no.
C4. Formas de uso: riego, lavaderos, consumo humano, consumo de
ganado, etc.
C5. Propietario y tipo de propiedad.
C6. Fecha de construcción, reparaciones, etc.
C7. Propiedades o no del agua.
C8. Leyendas, historias, etc., de las fuentes.
C9. La importancia de estas construcciones en la vida local.
19

José María Leal Bóveda
C10. El abandono de las mismas y la traída general del agua.
C11. Arquitectura que incorporan.
Estos objetivos se fueron ampliando a medida que la información recogida se
incrementaba y siempre a propuesta de los alumnos, aunque en general se pretendía lograr
el mayor conocimiento posible de estas construcciones, tan características del entorno y que
tanta atención nos demandaban.
Los últimos fines serían proceder a elaborar una exposición en el Instituto
que se inauguraría el Día das Letras Galegas, para permanecer luego abierta al público, y la
presentación a los Premios “Premios Alfredo García Alén” convocados por el Museo de
Pontevedra. Finalmente, se debería implicar a los medios de comunicación locales con el
objeto de dar a conocer los logros de la experiencia al mayor contingente posible de
personas. En este sentido, este profesor acudiría a los periódicos, Voz de Galicia y Correo
Gallego, y a la Cadena Ser de Radio. Asimismo, daría una charla sobre el tema en el foro
cultural facilitado por el Seminario de Estudios da Terra de Viveiro.
20

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
4. - METODOLOGÍA.
“...El medio ambiente de las regiones rurales tradicionales sólo
puede ser descrito convenientemente a través de una geografía
zonal y ampliamente regional...
(...Los...) sistemas de adaptación comportan un conocimiento
básico del medio y de la variabilidad de sus elementos a medio y
corto plazo, así como una adaptación de la acción movilizadora o
productora a los imperativos del medio según el arsenal de las
técnicas adquiridas por la colectividad...”.
Pierre Georges, 1972
Dejando al margen la carencia mencionada de metodología específica y
contrastada en materia de educación ambiental en nuestro Estado, las bases creadas por las I
Jornadas de Educación Ambiental para la escuela, de la Comunidad de Madrid, Mª Carmen
Sánchez Carrera, Augusto Pérez Alberti, Casimiro Mesejo, amén de Olimpio C. Arca, Lema
Suárez, Ignacio Rodríguez y Begoña Bas para el tema de los hórreos, más ésta última,
Andrés Sampedro, Ana María Rodiño, Pedro de Llano, Xaquín Lourenzo y Xavier Lores
Rosal, para el de los molinos y, de nuevo, Begoña Bas para las fuentes y lavaderos, nos
abrieron las puertas de este difícil camino.
De este modo, deberíamos tener en cuenta en todo momento tres premisas
básicas, a saber:
A. El alumno debe ser el centro de atención del sistema metodológico.
B. Hacia él, sus capacidades intelectuales, emocionales y sociales, deben
dirigirse todas las miradas.
C. Conseguir del alumno una actividad positiva, crítica e interdisciplinar ante
el estudio de su entorno en colaboración con el resto de compañeros.
En este sentido, creemos haber cumplido satisfactoriamente, ya que la
iniciativa del trabajo surgió de la propia clase luego del estudio general del medio en que
viven. El profesor no hizo otra cosa que recoger, canalizar y dinamizar todo el proceso,
siempre atendiendo a las demandas y aspiraciones del alumnado. Con esto ya dejábamos
formulada la segunda premisa básica de la metodología, es decir, la pérdida del carácter
magistral del profesor.
Por último, la metodología no sólo debería proporcionar conocimientos y
técnicas de trabajo sino que también tendría que lograr que el grupo social adoptase posturas
críticas, subjetivas de compromiso con el medio, procurando dar a conocer públicamente la
experiencia a través de cualquier medio disponible. En este contexto dimos los primeros
pasos.
21

José María Leal Bóveda
4.1. PASOS METODOLÓGICOS.
4.1.1. Observación del medio.
Una vez fijado el tema de estudio, los objetivos y los supuestos
metodológicos básicos, comenzamos el trabajo con la localización y recuento de los
hórreos, molinos y fuentes. Para esto recurrimos a la observación directa del terreno como
premisa básica. Paralelamente iniciamos las entrevistas a los mayores de la familia, de la
parroquia o lugar con el fin de que nos aportasen todos los datos por ellos conocidos. Como
complemento, acudimos a varias obras del siglo pasado y principios del XX para obtener así
una idea global de la existencia e importancia de los hórreos, molinos y fuentes de la zona22 .
En general, estudiamos todo cuanto pudiese aportar algo al objeto de estudio:
folletos antiguos, archivos parroquiales, personales, municipales, contratos de compraventa,
redención de foros, cédulas de propiedad, recibos de depósitos bancarios, denuncias de la
guardia civil por el uso “indebido de los molinos”, tarifas del precio del grano establecidas
por el Servicio Nacional del Trigo, etc.
Esta primera observación directa se vio acompañada de la toma de
fotografías de las construcciones, piezas y entorno así como del levantamiento de bocetos a
mano alzada y planos a escala. En la toma de los primeros datos se dejó total libertad al
grupo para que anotase cualquier apreciación de carácter subjetivo que considerase
oportuna, de modo que enriqueciese con un pequeño “toque personal” el resultado final.
4.1.2. Organización de los datos.
Después de la fase previa descrita, fijamos un día a la semana, e incluso 10
minutos de cada clase cuando hiciese falta, para proceder a la organización y revisado de la
información en cuadros sinópticos, exponer los adelantos del trabajo, discutir entre todos los
grupos aspectos nuevos que había que considerar así como para reflexionar sobre la validez
o no de los métodos hasta entonces usados. Pretendíamos estructurar en un cuerpo más o
menos organizado toda la información para darle coherencia a todo lo recopilado.
Dividimos los grupos por parroquias, aun a riesgo de pecar de que unos
fuesen más numerosos que otros, pero por decisión de los chavales surgió el compromiso de
trabajar sobre la parroquia propia al considerarse más identificados con ella. Se dio el caso
de que algún grupo era muy numeroso, como Viveiro, mientras que otros no lo eran tanto.
En este sentido, todo aquel que quiso, dejó el anterior y se integró en uno nuevo, bien por
proximidad geográfica, afinidad con los compañeros o por haber nacido allí. Curioso resultó
el caso de Magazos puesto que en él trabajaron muchachos de los lugares más dispersos, se
puede decir que en este caso primó la amistad por encima de otro criterio de adscripción.
22 22.- De vital importancia resultaron ser: MADOZ, PASCUAL: “Diccionario Geográfico-Histórico de España y
sus posesiones en Ultramar, CARRERAS CANDI: “Geografía General de Galicia”. 1932, LABRADA,
LUCAS: “Descripción económica del reino de Galicia”. Edición de 1971, DONAPETRY IRIBARNEGARAY;
JUAN: “Historia de Vivero y su concejo”. Diputación Provincial de Lugo. Lugo 1991; y, en general, todos los
títulos que sobre los hórreos, molinos y fuentes se citan en este trabajo.
22

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Con todo, tenemos que reconocer que por veces el trabajo fue excesivo para
el escaso número de alumnos. En este supuesto están Mañón, Ribeiras do Sor, Lago, Xerdiz
y Merille, entre otros. Aún así, creemos que se logró una gran implicación en el estudio.
Debemos confesar que, en la mayoría de las ocasiones, los alumnos pedían cada día más
información y dedicación al profesor amén de apremiarle a que visitase su zona.
Las discusiones sobre la información recopilada eran críticas y las reuniones
participativas, en las que cada uno exponía su punto de vista. Comenzaba esto luego de una
exposición oral y gráfica de cada uno de los grupos, pretendiéndose con eso un mayor
enriquecimiento de los métodos usados. En definitiva, con lo dicho, confeccionamos un
esquema de trabajo con los siguientes puntos:
1. Elaboración de un plano de los concejos que recogiese los contornos, la
distribución parroquial, núcleos principales y capitales de parroquia, principales vías de
comunicación, ríos, monumentos, etc. En general, cuantas aportaciones quisiese realizar el
grupo.
2. Este plano se acompañaba con otro, más específico de la parroquia en
cuestión, donde figuraba primordialmente la aldea o lugar principal en el que colocábamos
un simbolito en forma de hórreo, molino y lavadero, fuente, pozo, etc. De esta forma
marcábamos la situación del elemento otorgándole un número que lo identificase en el
cuadro general.
3. Realización de un cuadro general con las características de todos los
hórreos, molinos, fuentes y lavaderos de la parroquia en función de los objetivos expuestos.
Este cuadro contenía en primer lugar el número del elemento según el otorgado en el mapa
parroquial. A continuación seguían todas las características expuestas en los objetivos
específicos. El cuadro general no era cerrado sino que podía ser ampliado con cualquier
aportación en la medida en que los alumnos lo viesen necesario.
4. Todo esto se completaba con una ficha individual de cada hórreo, molino,
fuente, etc., que recogía la fotografía o dibujo de la construcción y su entorno, todos lo datos
del cuadro anterior, leyendas, historias, etc., existentes sobre ésta, aportaciones personales
del grupo y, en resumen, la historia de la citada construcción en relación con el medio
circundante. En este sentido, entrevistamos familiares, personas mayores de la aldea o quien
pudiese añadir cualquier información complementaria.
Hasta este momento nos estuvimos refiriendo a la toma directa de datos, a la
discusión sobre la validez del método, pero lógicamente esta tarea tenía que verse
acompañada por un trabajo directo en el aula que diese estructura y cuerpo a todo lo
anterior. Así, en una primera fase se procedía al análisis del espacio con el estudio de las
fotos disponibles, propias y aéreas si se poseían, y a la cartografía de la zona, viendo los
elementos constitutivos del mapa (físicos como el relieve, ríos, etc.; y humanos como los
núcleos urbanos, vías de comunicación, aprovechamientos y cultivos, etc.).
23

José María Leal Bóveda
Con referencia a lo dicho, de especial significación resultaron ser los bocetos
y planos levantados “in situ” por los grupos, de tal suerte que lo aquí representado se hizo
menos tosco y fácil de comprender al contraponerlo con el Topográfico Nacional
correspondiente, al que en muchas ocasiones corregimos. En este apartado se levantaron
perfiles topográficos, geológicos, cliseries, bloques diagrama, etc., localizando los hórreos,
molinos y fuentes en el mapa.
La segunda parte del estudio en el aula se dedicó exclusivamente al recurso a
las fuentes bibliográficas y al trabajo de autor, con el objeto de dar soporte académico e
integrador a todos los datos conseguidos23 . Finalmente, el trabajo se completó con una visita
a los hórreos, molinos, fuentes, etc., de cada parroquia por parte de todo el grupo y el
profesor en la que este recibió toda clase de información, en la mayoría de los casos
desconocida. Este hecho, enriquecedor en gran manera, sirvió como acicate para que por
nuestra parte se incrementase el trabajo bibliográfico y de campo, a fin de armonizar y
dinamizar toda la tarea, al tiempo que paulatinamente nos veíamos cada vez más
identificados con el tema.
La toma de información remataba con un comentario personal sobre la
realidad en que se trabajara. Todos estos datos nos sirvieron para interpretar el papel jugado
por los hórreos, molinos y fuentes en la vida social y económica de la zona, transfiriéndolo
después al País Gallego y al Occidente europeo desde la antigüedad.
4.1.3. Participación y búsqueda de alternativas.
Coincidiendo con los pasos metodológicos de las I Jornadas, todos los
grupos propusieron dar la mayor publicidad posible al trabajo. A este respecto se pensó que
el lugar más adecuado para ello era el propio centro. Concluimos en la necesidad de realizar
una gran exposición en los corredores del Instituto, coincidiendo con otros aspectos
programados para o Día das Letras Galegas. Tal exposición incluiría la cartografía del
ayuntamiento y la parroquia con todo lo ya indicado, cuadros sinópticos con las
características globales de las construcciones, fotografías de las mismas, ambientación
musical con canciones recogidas en el trabajo y otras alusivas al tema (Milladoiro, Fuxan
os Ventos, Na lúa, Luar na Lubre, etc.). De igual modo, se acudió a la prensa local, radio e,
incluso, a una conferencia sobre el tema, organizada por el Seminario de Estudios da Terra
de Viveiro, por cierto, muy concurrida de público.
Después de lo expuesto creemos haber realizado una metodología activa,
perceptiva, crítica, participativa y expresiva, en la línea de lo apuntado por Sánchez Carrera
y el Seminario Permanente de Madrid.
23 23.- Ver nota anterior
4.1.4. El papel del profesor.
Si la metodología expuesta por Sánchez Carrera nos sirvió de referencia,
24

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
coherentemente también habría de ocurrir lo mismo con nuestra visión sobre el papel
desempeñado por el profesor.
En efecto, en una metodología como la presentada, nuestra función se alejó
en todo momento del tono magistral que se suele adoptar. En nuestro caso, nos dedicamos a
recoger, canalizar, dinamizar y guiar el proceso de acopio de datos, aprendiendo de todo lo
visto y expuesto por los alumnos de cada salida al campo. Si cabe, aportamos lo necesario
con referencia al conocimiento de las fuentes bibliográficas y cartográficas y al manejo de
las cámaras fotográficas, video y brújula. De igual manera, procedimos al revelado en
nuestro domicilio de toda cuanta película de fotos en blanco y negro hiciesen los chavales.
Cabe destacar en este punto, la impagable ayuda prestada por el Dr. Jose Moreno quien, a
sus cuantiosas labores de médico, unió las de fotógrafo profesional; gesto realmente
solidario para el que no tenemos expresión de agradecimiento. Incluso debemos mentar las
labores de apoyo de Carlos Nuevo Cal, y el mencionado Seminario de Estudio da Terra de
Viveiro, por cuanto nos sirvieron de guía en la toma de información del núcleo de Viveiro y
alrededores así como en el préstamo de bibliografía específica.
Volviendo a nuestro rol en el trabajo, podemos decir que en todo caso
adoptamos un papel secundario intentando que el efecto feedback entre alumno y profesor,
indispensable en todo proceso comunicativo, estuviese siempre presente, con lo que aquel
sería siempre el protagonista.
25

José María Leal Bóveda
5. - EVALUACIÓN, SÍNTESIS Y VALORACIÓN DE LA EXPERIENCIA.
5.1. EVALUACIÓN.
La evaluación se convierte quizás en la parte de la metodología más difícil de
realizar. Aun así, creemos haber dado algunos pasos en lo evaluativo a pesar de la carencia
de modelos adecuados. De este modo, la realizamos en un triple plano: a los alumnos, al
trabajo en sí y al profesor.
En este sentido, diremos que sobre los conocimientos adquiridos, la tarea fue
relativamente fácil porque no había más que aplicar la consecución o no de los objetivos
marcados. Pensamos que el resultado fue positivo en este aspecto, como se verá en la
segunda, tercera y cuarta parte del estudio.
Sobre los valores, aptitudes y actitudes, la cuestión se presentaba más
complicada por cuanto que todas las pruebas que se pudiesen practicar eran susceptibles de
caer en la subjetividad del profesor; a pesar de esto, y reconociéndonos desconocedores de
un método más eficaz y objetivo, optamos por el seguimiento diario y personal del alumno y
del grupo.
Para eso dividimos su trabajo por partes, de tal suerte que cada uno tenía que
entregar la suya a la clase el día correspondiente. Los resultados nos desbordaron en
ocasiones, ya que las críticas de los compañeros respecto de las actitudes hacia el tema y
calidad del mismo fueron públicas y sin prejuicios en el sentido de sí trabajaran más o
menos, o mejor o peor. Esto, acompañado del trabajo diario de los chavales y las reiteradas
salidas al campo, nos sirvió como método evaluativo. De igual modo, la clase estaba
haciendo lo propio con el profesor, a quien se le exigía constantemente más dedicación y
conocimientos.
Con todo, el grado de implicación del aula en el trabajo fue intenso tal y
como se verá en la exposición de los resultados. En este contexto cabría añadir la calidad
del trabajo tal y como fue reconocida por el Museo de Pontevedra. Así, los muchachos
recibieron el Premio Especial Alfredo García Alén de manos de un jurado del que formaba
parte el ilustre polígrafo y profesor D. José Filgueira Valverde. Pensamos que esta es una
buena carta de presentación para la evaluación de los contenidos del trabajo.
5. 2. SÍNTESIS DE LA EXPERIENCIA.
Al final del trabajo logramos catalogar 24 un total de 815 hórreos, 173
molinos de río, mar y viento y 455 fuentes, pozos, lavaderos, etc. Además, incluimos en el
trabajo todas las características de los mismos señaladas en los objetivos específicos. Por
otra parte, todo fue exhibido en el Instituto en una exposición abierta al público en general.
La entrada era libre luego de la publicidad hecha en la prensa y radio locales.
El reparto por construcciones y concejos es el que sigue:
24
24.- Para ver los resultados de esta metodología aplicada a otros trabajos ver los estudios de LEAL BÓVEDA,
JOSÉ MARÍA citados anteriormente.
26

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
CUADRO Nº 3: RESUMEN POR CONCEJOS DE HÓRREOS, MOLINOS Y
FUENTES.
CONCEJO Nº DE HÓRREOS Nº DE MOLINOS Nº DE FUENTES
MAÑÓN 25 25 11
MURAS 1 3 2
OUROL 37 9 22
VICEDO 202 24 85
VIVEIRO 198 88 245
XOVE 352 24 90
TOTALES 815 173 455
(FUENTE): ALUMNOS DEL INSTITUTO VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
A modo de resumen, puesto que luego analizaremos con más detenimiento
estos datos, puede verse la gran disparidad en las cifras según el municipio estudiado, pero
siempre con tendencia a un fuerte predominio de Viveiro sobre los demás.
27

José María Leal Bóveda
PARTE SEGUNDA. DE LOS HÓRREOS EN GENERAL
Y DE LA TIERRA DE VIVEIRO EN PARTICULAR.
1. DE LOS ORÍGENES E HISTORIA DE LOS
HÓRREOS.
Tenemos la firme convicción de que, antes de pasar a exponer los resultados
de nuestra experiencia educativa, deberemos hacer un resumen histórico sobre los orígenes
y la historia de los hórreos con el objeto de poder enmarcarla dentro de un contexto
académico perfectamente definido.
En este sentido, no pretendemos aportar nada nuevo sobre las diversas teorías
que sobre los orígenes, funciones, historia, etc., de estas construcciones existen. Para eso
deberá remitirse el lector a los autores clásicos y no tan clásicos que iremos citando a
medida que desarrollemos este apartado. Nuestra única intención, como ya queda dicho, es
buscar un marco teórico en el que introducir nuestro estudio al tiempo que aportar luz a
quien esto lea para seguir nuestros pasos.
Con estas premisas comenzaremos este apartado con los siguientes puntos.
1.1. TEORÍAS DIVERSAS SOBRE LOS ORÍGENES DE LOS
HÓRREOS.
Mucha tinta ha corrido en relación con los orígenes y evolución del hórreo.
De este modo, tenemos que a los orígenes prerromanos del mismo se apuntan varios autores
con razonamientos diferentes.
Jovellanos le otorga un origen prerromano atendiendo al hecho de que la
construcción está hecha enteramente en madera por lo que existirían antes de la llegada de
los romanos. Estos, a lo sumo, los habrían perfeccionado con sus técnicas de carpintería. A
la misma hipótesis se apunta Cabal quien cree que los astures y cántabros tendrían ya una
agricultura próspera antes de la llegada a Hispania de los romanos, debido a lo que
necesitarían graneros amplios. El Imperio, al llegar a estas tierras adoptaría para sí las
construcciones aquí encontradas dedicándose a perfeccionarlas. De esta misma opinión es el
antropólogo Julio Caro Baroja.
Por contra, otros autores se alinean con las hipótesis de haber sido los
romanos los encargados de traer los hórreos a la Península, en concreto al norte. Se basan,
fundamentalmente, en los escritores clásicos como Estrabón. Al parecer, este nos advierte
de la inexistencia de agricultura intensiva en el norte peninsular y por el contrario, nos habla
de poblaciones con una economía basada fundamentalmente en la agricultura extensiva y el
pastoreo.
Si esto es así, cómo es posible que las poblaciones norteñas necesitaran
granero para almacenar el grano, si no lo tenían. Roma habría introducido en la zona una
próspera agricultura intensiva, que haría necesaria la presencia de estas construcciones. En
28

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
esta dirección van, entre otros, Lampérez y Romea, Valentín Fernández, etc.
La respuesta al interrogante la aporta, en su sabio magisterio, Caro Baroja al
concluir que la inexistencia de una agricultura tecnificada no implicaría la propia de labores
de recolección de frutos silvestres como la bellota o la castaña, citados por Estrabón. Para su
almacenamiento y secado se necesitarían depósitos ya que son productos que se consumen a
lo largo del año. De este modo, las poblaciones norteñas contarían con graneros, de planta
circular y cabaña entretejida de vergas y varas, suspendidos sobre los pies y techumbre
cónica de paja o colmo; son los cabazos gallegos en opinión de Martínez Rodríguez. De
ellos no encontramos ningún ejemplo en la zona, pero sí existen de forma residual en la
montaña lucense.
Los romanos perfeccionarían este tosco almacén dándole mayor capacidad.
Para esto, pasaríamos de la planta circular a la rectangular en el caso gallego y a la
cuadrangular en el asturiano. Las paredes de vergas darían paso a la madera y el tejado de
paja a la teja curva romana, actualmente llamada “do país”.
“...Todos los investigadores están de acuerdo en que la evolución se hizo de
un granero primitivo de planta circular a un granero mayor y más resistente de planta
rectangular, construido de madera primero y luego de piedra...” 25 .
Dilucidado este el paso del antiguo cabazo al hórreo de madera, cabe ahora
encontrar los orígenes del primero. En este mismo sentido, fueron varios los autores que
mediaron en el asunto. De entre todos ellos destacan dos teorías fundamentalmente: una
sería la que ve en estas construcciones un origen palafítico. Según estos postulados
estaríamos delante de la prolongación de las viviendas de zonas lacustres, levantadas sobre
pies de madera con el objeto de evitar los acosos de las fieras. Yendo más allá, otros
afirman que derivarían de las casas construidas en las orillas de los ríos y lagos, erguidas en
función de la protección contra la crecida de los ríos.
A este grupo pertenecen autores como el polaco Frankowski, Íbero,
Lampérez y Romea, Torres Balbás y Caro Baroja entre otros.
Contra esta hipótesis reacciona la denominada funcional defendida por Carlé,
Cabal, López Soler y J. Lorenzo Fernández.
Muy al contrario de lo expuesto, mantienen que el hórreo obedece única y
exclusivamente a criterios funcionales. Así, la razón por la que se eleva sobre pies se debe a
su misión protectora de roedores y humedad, al tiempo que favorece el secado de las
mazorcas por aireación. La propia distribución geográfica por el norte peninsular, zona de
clima húmedo y lluvioso, corroboraría esta afirmación.
De estos investigadores, el gallego López Soler va mucho más allá en sus
afirmaciones, por otra parte, profusamente documentadas dado su amplio conocimiento del
25
25.- MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, IGNACIO: “El hórreo gallego”. Fundación Pedro Barrié de la Maza. Coruña.
1979. P. 81
29

José María Leal Bóveda
medio rural gallego, en especial el del norte del país. Soler se apunta a la tesis funcional,
pero piensa que el hórreo surge como un anexo de la casa labriega, adosado a ella.
Posteriormente, dado el fuerte incremento de las cosechas se individualizaría del bloque
casero.
Además, sostiene que son falsos los orígenes prehistóricos del hórreo
cuando, por contra, estos hay que buscarlos después de la introducción del maíz en Galicia.
De la misma forma, hace derivar el hórreo de piedra al de madera26 . De este supuesto hemos
encontrado algún ejemplo en zonas del interior, muy aisladas y abandonadas.
Sus teorías son refutadas unánimemente en la actualidad, en particular por
Martínez Rodríguez quien mantiene el origen prehistórico del hórreo, demuestra su
existencia ya en el siglo XIII en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio y piensa
que los casos de hórreos adosados a la casa, expuestos por Soler, se deben más a
particularidades del campesino que a una tónica general.
Otra teoría interesante, a nuestro modo de ver, es la del origen suevo del
hórreo defendida por los portugueses Jorge Dias, E. Veiga de Oliveira y Fernando Galhano.
Sostienen que el primitivo canasto de vergas será modificado en el siglo V por los suevos
los que le darían forma rectangular, estrecha y larga.
El nuevo granero era ya empleado por los germanos que lo utilizarían para
guardar las cosechas de cereales (centeno, mijo, etc.). Al penetrar en Galicia y zonas
portuguesas fronterizas del Duero acabarían por extender estas construcciones por el
antiguo reino “suevorum” que los autores citados identifican con el área de expansión de los
espigueiros (hórreos) portugueses.
Otro argumento aducido es el hallazgo en Oblowitz, norte de Alemania
región habitada por los suevos antes de desplazarse al sur del río Rhin, de una urna funeraria
con forma de hórreo que trasladarían a tierras galaico-portuguesas junto con otros aperos de
labranza como el arado cuadrangular, el maial o la grade.
A pesar de ser una nueva y original aportación al estudio de los orígenes del
hórreo, una gran parte de los investigadores mencionados, y en particular Martínez
Rodríguez, la consideran, cuando menos, discutible ya que los límites del antiguo Regnun
Suevorum ya estaban establecidos antes de la conquista romana tal y como se desprende de
la Geografía de Estrabón. Por esto, mantienen que no se debieron a los suevos y subrayan el
carácter prerromano de nuestros cabozos.
Dejamos para el final, deliberadamente, una teoría reciente apartada de los
libros clásicos, aunque en buena medida coincida con ellos. Es la del profesor
Gómez-Tabanera. Parafraseándolo literalmente, viene a decir lo siguiente:
“...Indudablemente los orígenes del hórreo como del cabazo galaico (...) Hay
26
26.- LÓPEZ SOLER, J.: “Los hórreos gallegos”. Sociedad Española de Arqueología, Etnografía y Prehistoria.
Memorias. Tomo X. Madrid. 1931.
30

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
que buscarlos más que en la biotecnia de las especies animales, en la infrahistoria cultural
humana y en los determinantes ambientales, climáticos, paisajístico y socioculturales que
hicieron posible su invención y persistencia. Si pensamos en la función que cumple aún en
determinadas sociedades arcaicas, se impone la idea de que su estructura, a la vez que la
situación aérea dada a tales contenedores, fue siempre dictada por factores concretos, por lo
que cabe pensar que ni el hoy clásico A. Bastian ni el más reciente etnógrafo F. Krause se
equivocaron al asociar su aparición como tipo particular de granero o silo preservado para
lugares húmedos, a utilizar en parajes y entornos, cuyo clima no permitía otro tipo de
“contenedores”, como por ejemplo, fosas mejor o peor adecuadas, excavadas en el suelo.
Por ello puede creerse que si el hórreo o granero aéreo no existió, incluso harto simplificado
en la remota Edad de Piedra, sirviendo para airear o guardar concretas viandas y frutos, su
uso puede subrayarse ya en el Postglaciar (Mesolítico) con particulares adecuaciones, que lo
hacen imaginable como una especie de cesto, canasto o contenedor que se acierta a
preservar de la humedad y de los depredadores naturales en la Europa Atlántica y central,
cuando en el ámbito mediterráneo se acostumbra a usar silos excavados en el suelo y de los
que aún quedan numerosos vestigios en todo el llamado “Creciente Fértil”, desde donde se
difunde su uso al Occidente Mediterráneo, e incluso hasta el archipiélago canario. Por todo
ello, vemos que en el hórreo/cabazo aéreo, como en el silo/hipogeo, preside, siempre,
independientemente de la proyección tecno-cultural que suponga, el instinto natural, de
que hace gala todo animal colector sea cual fuere su taxón. Indudablemente en el hombre
sus acciones se presentan siempre condicionadas por la cultura, dado que el raciocinio
humano siempre saca consecuencias de la experiencia y del aprendizaje. Consecuencias que
le hacen comprender que la humedad puede estropear o hacer perder sus viandas, tanto o
más que los depredadores, por lo que necesita crear un lugar adecuado para la conservación
de sus acopios.
La investigación especializada no permite afirmar, pero tampoco negar que
el hombre de los orígenes supiera utilizar contenedores para sus recolecciones y preseas,
preparadas o no para el consumo, con la misma seguridad que hoy sabe, pongamos por caso,
que en un momento determinado del Paleolítico Superior supo inventar las agujas de ojete, a
partir de un fragmento óseo, y que le permitirían coser sus vestimentas, confeccionarse
mocasines, etc.
(...) Una prueba evidente del período de lluvias, excepcionalmente intenso
que en contraste conoce la Europa continental por entonces (finales del segundo cuarto del
siglo IX A. C.), la suministran los asentamientos agrícolas que florecen junto a los lagos en
las regiones alpinas, a la vez que emerge en la Italia Septentrional, la llamada “Cultura de
las Terramaras”, cuyos habitantes, de hacer caso al sueco Sáflund, intentaron con sus
construcciones y realizaciones arquitectónicas sobreponerse al rigor de una excesiva
humedad. Esto nos hace pensar que los llamados “poblados palafíticos” cuyo presunto
31

José María Leal Bóveda
desvelamiento tanto preocupó a muchos y conspicuos arqueólogos centroeuropeos de la
segunda mitad del siglo pasado, no fueron más que un espejismo que a la larga propiciaría
la elaboración del “mito de las ciudades lacustres”, tras los trabajos de F. Keller y epígonos,
sino el que años después el polaco E. Frankowski, pretendiese vislumbrar vestigios de la
cultura palafítica en el N. W. De la Península Ibérica, interpretando a los hórreos y graneros
como tales... En tal equivocación ya habían caído otros, intentando explicar así viejas
leyendas de raíz celta y germánica, como la de las “ciudades asolagadas”, a las que
muchos años después dedicaría especial atención el entrañable Luis Monteagudo...” 27 .
Optamos por reproducir íntegramente los textos dada, su complejidad, al
tiempo que guíados por la intención de no mal interpretar las palabras del profesor
Tabanera.
Con todo, se hace hincapié en la importancia que tuvieron los cambios
climáticos, documentados, en los ciclos productivos desde la Antigüedad, al tiempo que se
incide en la relación existente entre la necesidad de preservar las cosechas de la humedad
fundamentalmente, más que de los ratones y otros depredadores.
Resumiendo, creemos haber dado una visión clara y especifica de las
diferentes teorías sobre los orígenes de los hórreos, por lo que pasaremos ahora a hacer un
estudio de su evolución a lo largo de los tiempos28 .
1.2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL HÓRREO.
1.2.1 El hórreo en el mundo romano.
Una vez analizadas todas las teorías sobre los ancestros del hórreo cabría
subrayar que la mayoría de ellas le otorgan un nacimiento prehistórico en función de la
protección de los granos de cereales de la humedad y de los animales roedores. De este
modo, serían los romanos los primeros en dar noticias escritas sobre este tipo de graneros;
más en concreto durante la dominación de las tierras gallegas, encontramos el término
“granaria sublimia” en relación directa con los hórreos.
Marco Terencio Varrón (s. I a. C.), gran conocedor de la Península puesto
que participó en las guerras civiles de César y Pompeyo en nuestro suelo, es el autor de la
primera noticia escrita conocida sobre la descripción del hórreo. Lo hace en su obra “De re
rústica” (de las cosas del campo). Establece varios tipos de granero o formas de conservar
el trigo y el centeno:
A. De una parte unos pueblos los conservan en un granero erguido que recibe
los vientos del norte y este fundamentalmente.
27 27.- GÓMEZ TABANERA, JOSÉ M.: “Confluencias culturales en hórreos y graneros aéreos del N. W. de la
Península Ibérica”. Actas del I Congreso Europeo del Hórreo. Santiago de Compostela. Octubre de 1985. Ps.
125-140.
28 28.- Para más información sobre el tema ver: MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, IGNACIO, obra citada, DE LLANO
CABADO, PEDRO: “Arquitectura popular en Galicia”. COAG. Coruña. 2 tomos, GARCÍA GRINDA, JOSÉ
LUIS: “Tipología del hórreo asturiano”. Enciclopedia de la Asturias Popular. La Voz de Asturias. Pola de Siero.
1994.
32

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
B. Otra forma sería la empleada en la Hispania Ulterior en la que los
encierran en silos, pozos sellados, con fondo de paja en donde no penetra el aire de forma
que el trigo y el centeno se puedan conservar durante largo tiempo.
C. Finalmente, establece que en la Hispania Citerior, otros pueblos
construyen en su propio campo unos graneros suspendidos o levantados. También hacen lo
mismo en la Apulia. Estos graneros son ventilados no sólo por las ventanas sino también por
el viento que sopla por debajo del piso. Nótese que la Hispania Citerior mentada por Varrón
coincide, a grandes rasgos, con el norte de la Península actual, al norte del río Duero, área
de expansión del hórreo en la actualidad29 .
En la literatura romana hay otros autores que se ocupan del tema de los
hórreos, tales como Vitrubio que en sus X libros sobre arquitectura, en honor a Octavio,
dedica el VI a la construcción de viviendas. En el mismo se incluye un capítulo sobre la
casa de campo y la disposición de las viviendas anexas, entre ellas el granero al que se
recomienda situar en lugar elevado y orientado al norte.
Otro autor es Columela, quizás el mejor agrónomo del mundo antiguo.
Aconseja para la buena conservación del grano, colocar el granero de la misma forma que
Vitrubio al tiempo que divide estas construcciones en tres tipos diferentes:
A. Granaria scalis adeantur, o granero erguido con escaleras.
B. Horreum cámara contectum, excavado en el suelo, protegidas las paredes
de la humedad.
C. Pensilis horrei, o hórreo suspendido sobre columnas.
Del estudio de la obra de estos autores, Martínez Rodríguez concluye que los
romanos conocían el hórreo suspendido sobre pies o pilastras y que debieron exportarlo al
Lacio desde la Hispania Citerior donde entrarían en contacto con él.
1.2.2. El hórreo medieval. Las primeras imágenes gráficas y los
primeros documentos escritos.
La imagen más antigua y, al mismo tiempo, la primera del hórreo en la
Península Ibérica la tenemos en la Cantiga CLXXXVII de las de Santa María de Alfonso X
el Sabio, en el Códice T-1.L de la Biblioteca del Escorial. De esta representación sabemos
que existe una copia en el Museo de Pontevedra desde el año 197430 . Nosotros mismos
hemos utilizado este facsímil por gentileza de la Dirección del mencionado Museo. Prueba
de ello son las fotos que acompañan a este libro.
En la escena representada podemos observar cinco monjes en actitud orante
al lado de tres hórreos suspendidos sobre pies, dos de ellos con las puertas abiertas a través
de las que se constata que están llenos de espigas de cereal de grano menudo. La semejanza
con los actuales hórreos gallegos es manifiesta ya que se encuentran levantados sobre
29 29.- VARRÓN, MARCO TERENCIO: “De re rústica”. Libro 1. Cap. 57
30 30.- MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, IGNACIO: Opus cit. P. 64
33

José María Leal Bóveda
columnas que a su vez lo están sobre basas. La cabaña es de madera con balaústres
horizontales muy juntos con lo que impedirían una adecuada aireación del grano.
La techumbre se hace con teja romana curva denominada en Galicia del
“país”, rematando uno de ellos en tres ornamentos en forma de bolas. Las puertas se abren
en arco de herradura visigótico. Dentro de ellos, las mazorcas de grano están colocadas sin
ton ni son como ya dijimos.
Si bien es cierto que las semejanzas con el hórreo gallego son innegables,
también lo es que se pueden observar diferencias entre ellos; así, en los representados no
existe separación entre los balaústres de madera que, por otra parte, se colocan
horizontalmente. De esta forma no se produciría la necesaria aireación para el secado del
cereal. También llama la atención el arco visigótico de las puertas de entrada, elemento
exótico en un hórreo actual. Al parecer, según Claudio Sánchez Albornoz, la utilización de
este tipo de arcos en edificios civiles podría deberse a una moda al uso en la época31 .
En este mismo sentido, cabe fijarse en las mazorcas que por su forma, no por
su tamaño, recuerdan a las del maíz. Dado que éste no había sido introducido aún en la
Península, hablamos de 1262, varios autores, entre los que destaca Martínez Rodríguez,
apuntan la posibilidad de que pudiese tratarse de sorgo, más menudo que el anterior.
A pesar de todas las contradicciones expuestas estamos, sin duda, delante de
la primera representación gráfica del hórreo peninsular.
En cuanto a las primeras noticias escritas parece ser que datan de 1219 en
unas escrituras de compraventa de propiedades del Monasterio de Sobrado dos Monxes por
tierras de Betanzos32 .
Ahora bien, tal y como apunta Martínez Rodríguez, los hórreos representados
en las Cantigas no son exactamente iguales a los actuales, ya que en los primeros no hay
separación entre las tablas de las paredes de la cabaña, mientras que en los segundos si
existe. Esto estaría en función del almacenaje del centeno o del mijo menudo o painzo,
cereal éste, junto con el anterior, muy cultivado en la Galicia medieval como lo demuestra
el hecho de la existencia de un gran número de tierras de labor llamadas painceiras33 . Ambos
se almacenarían en los hórreos comunales de las aldeas tal y como lo denotan las numerosas
referencias de la documentación monástica de los siglos XII al XIV.
Siguiendo esta línea argumental llegamos al siglo XVII, fecha en la que se
produce el hecho más importante en la historia de estas construcciones con la aparición del
maíz americano en nuestras tierras.
31
31.- SÁNCHEZ ALBORNOZ, CLAUDIO: “Una ciudad hispanocristiana hace un milenio”. Estampas de la
vida de León. Editorial Nova. Buenos Aires. 1947. Citado por Martínez Rodríguez.
32
32.- VAAMONDE LORES, C.: “Ferrol y Puentedeume”. Escrituras de los siglos XII, XIII y XIV referentes a
propiedades adquiridas por el Monasterio de Sobrado. La Coruña. 1909.
33
33.- ARCA CALDAS, OLIMPIO: “Hórreos del valle del Vea”. Museo de Pontevedra. XXVIII. Pontevedra.
1973. P. 261.
34

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
1.2.3. El siglo XVII y la introducción del maíz en Galicia. Las
transformaciones de los hórreos.
Dejaremos de lado en estas páginas la controversia sobre la existencia o no
de este cereal en la Península Ibérica antes del siglo XVII para centrarnos en la propia de su
llegada, aclimatación y expansión34 .
En este sentido, existen dos posturas en el ámbito de la historiografía gallega;
a saber: una, la pionera de corte impresionista, defendida por Murguía, Bouza Brey y más
en la actualidad por Otero Pedrayo, Vicens Vives, García Lombardero, García Fernández y
Bouhier que, en resumen, vienen a mantener la introducción del maíz en Galicia en el siglo
XVII dejando su vulgarización para el XVIII ligada al desarrollo del sistema foral. Admiten,
pues, la supuesta relación entre las rentas que se pagan y los cultivos que se hacen.
De igual modo, establece una temprana usurpación del término “maíz” por el
del gallego “millo miúdo”, cultivo este que va a ser prontamente sustituido por aquel.
La segunda, de corte modernista, cuenta como cabeza visible a Eiras Roel y
seguidores entre los que se encuentra José Manuel Pérez García, perfecto conocedor de la
historia de la agricultura gallega a quien vamos a seguir, en gran parte, en esta exposición.
A grandes rasgos pone en duda la relación foro-”maíz”, la rápida sustitución del millo por el
maíz y, en definitiva, apoyándose en otras fuentes documentales considera que el problema
de la implantación y vulgarización del maíz en Galicia se debe hacer atendiendo a las
propias variantes regionales de nuestra tierra.
Ciertamente, no se discute tanto cuando llega el maíz a Galicia cuanto su
aclimatación y expansión.
Veamos, grosso modo, la primera de las teorías:
El maíz (zea mays) es un cereal de origen americano del que ya teníamos
noticias por los viajes hechos a América por Cristobal Colón. Asimismo, el padre
Bartolomé de las Casas y González Fernández de Oviedo nos dan noticias de él en sus
respectivas obras sobre las “nuevas tierras”.
Su introducción en la Península aparece documentada entre 1515 y 1525 por
el puerto de Sevilla, punto de entrada y salida del comercio colonial. Esto no parece
contradecir la llegada por otros puntos, en concreto por los gallegos. Lo cierto es que Bouza
Brey documenta su presencia en el país gallego en fechas posteriores, justamente en 1604,
pero traído directamente de las Américas.
El artífice del hecho sería D. Gonzalo Méndez de Cancio, de la Casa Noble
de Casariego (Asturias), Gobernador de la provincia de la Florida, y su mujer. El primero
comenzaría a cultivar el maíz en sus tierras asturianas y gallegas (Nogueira de Berón, Lugo)
mientras que la segunda lo haría en las vecinas de Mondoñedo.
34
34.- Ver MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, IGNACIO: Opus cit. P. 18-33, autor al que estamos siguiendo en esta
exposición.
35

José María Leal Bóveda
Estos datos, contrastados por Bouza Brey, coinciden con los de Murguía,
gran estudioso del tema, quien afirma que en los documentos del siglo XVI no se
encuentran referencias al maíz, mientas que a finales de éste y comienzos del XVII son
abundantes. Lo mismo ocurre con la generalización de su cultivo. Cierto es que se tienen
noticias de que fuese Mondoñedo el germen inicial de este cultivo y de ahí se irradió
después al resto del país, pero también lo es que se trata de la única que se tiene
documentada.
Mientras tanto en Galicia, sometida a crisis periódicas de subsistencia por el
estancamiento de la producción agraria y el incremento poblacional, el pan de “millo
miúdo” o “mijo”, y de castaña y trigo, incluso de bellotas en algunas zonas, constituiría la
base de la alimentación campesina. Cualquier variación en el volumen productivo de alguno
de los productos antedichos traía como consecuencia períodos de hambrunas y muerte.
En este contexto, la aclimatación del “maíz” americano a las condiciones
climatológicas y edafológicas gallegas fue rapidísima en razón de sus exigencias de calor y
humedad. Así, fue introducido como cereal de verano debido al incremento de las
temperaturas en este tiempo, sustituyendo al “millo miúdo”del que habría de tomar el
nombre. Por otra parte, las abundantes precipitaciones de nuestra tierra y el ambiente
cargado de humedad le darían el agua necesaria a un cereal tan exigente de ella.
“...Fuese o no conocido antes, se expandió a partir del siglo XVI su
explotación y desde comienzos del siglo siguiente se generalizó de modo tan rápido que
poco después se pagaban rentas en este grano y comenzaba a consignarse en los documentos
con el nombre español de maíz. Hoy es en los labrantíos de la zona templada y de la
montaña media -que son más de las tres cuartas partes del país gallego- el cultivo más
importante...” 35 .
Rápidamente fue sustituyendo al “millo miúdo”, a pesar de ser éste un
cultivo finisecular, del que además tomaría el nombre. Pasaba a integrar el ciclo productivo
del verano sin alterar la sucesión normal de los cultivos, apoyado en el hecho de que
permitía otros como las habas, calabazas, etc., entre sus pies.
Tal fue la importancia adquirida por el nuevo cereal que algunos autores
hablan de “revolución del maíz” en el sentido de que ocasionó, junto con la patata, un fuerte
incremento de la superficie cultivada y el abandono del barbecho ahora innecesario.
La segunda teoría de la que hablábamos surge de la escuela de modernistas
dirigida por Eiras Roel que en la década que va de 1973 hasta 1982 dejas tras de sí un
montón de trabajos dedicados en exclusiva al tema del maíz. Para una exposición más
correcta de sus postulados vamos a seguir a José Manuel Pérez García.
Partiendo de fuentes documentales completamente distintas que en el caso
35
35.- VILLANUEVA, V.: “La agricultura”. Tomo I. Geografía General del Reino de Galicia, Dirigida por
Careras Candi. Ed. Martín. Barcelona SIF.
36

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
anterior: inventarios postmorten, libros de fábricas y de cofradías, etc., no cuestionan la
llegada del maíz a Galicia en el siglo XVII pero establecen una serie de puntos divergentes
con los autores anteriores. Así, tendríamos que a pesar de su existencia en estas fechas no
pasó de ser un cultivo, cuando menos, exótico que convivía con los otros en huertas y
jardines. Habría que esperar la presencia de una crisis de subsistencias en el marco
occidental para que el maíz acabase imponiéndose como cultivo prioritario. En efecto, tal
cosa ocurrió por 1600 en el ámbito asturiano y más tarde en el gallego. En este contexto,
Pérez García subraya la poca importancia que les mereció a autores tan preclaros como
Lucas Labrada o Cornide, entre otros. Por contra, Sarmiento acierta cuando dice que:
“...más útil ha sido a España la primera espiga que se ha traído de América que todo el cerro
de Potosí...”.
También se demuestra que la sustitución del término maíz por el de “millo”
no se produjo tan rápidamente como apuntan Murguía y Bouza Brey, ya que aún en el siglo
XVIII esta sustitución no era tan corriente como sucedería más tarde, siendo todavía común
el empleo de la voz “maís/z” para referirse a éste.
Finalmente, del estudio de las fuentes ya citadas, llegan estos autores a la
conclusión de que para la correcta resolución del problema introductorio del maíz en
Galicia, se deberá recurrir al estudio de las variantes geográficas y climáticas de nuestra
región. Para eso establecen tres comarcas: la Galicia atlántica, la Cantábrica y la del Interior.
De ellas le importa a este estudio la segunda.
La agricultura en el área cantábrica gallega ha sido estudiada con
detenimiento por el profesor Pegerto Saavedra. Para nuestra zona establece una clara
diferencia entre las bajas correspondientes a los valles y las de montaña, con una de
transición entre ambas.
En las primeras el sistema de cultivo mantendría desde antaño un acusado
equilibrio entre los cereales de invierno y los de primavera, con rotación bienal sin
barbecho. Contrariamente, en la montaña y la transición a la misma prevalece un método
más anticuado basado en un sistema bienal con barbecho con dominio del cereal de invierno
al que sigue un año de descanso. En esta situación el mijo sería menos abundante siendo
superado el barbecho sólo en las mejores tierras.
Ante este panorama acontece la introducción del maíz en estas tierras aunque
con cierto retraso y menor intensidad de aclimatación que en el occidente gallego.
El cereal americano entra en estas tierras por la provincia de Mondoñedo por
la zona costera hacia los años 30, pero no llega al interior y a la montaña hasta los cuarenta.
Además, a medida que penetramos por los valles el fenómeno sufre un notable retraso del
mismo modo que los porcentajes de maíz se devalúan. Pérez García muestra su sorpresa
ante el hecho ya que debemos tener en cuenta que este cereal está presente en la próxima
Asturias desde el siglo XVI.
37

José María Leal Bóveda
Incluso, aun en las mejores tierras para su cultivo, las litorales, no llega a
superar cifras del 50% del granero campesino. Ni que decir tiene que en las comarcas altas,
como es el caso de Muras, el maíz no aparece hasta el siglo XVIII, coincidiendo su
introducción con la de la patata que, por contra, se aclimata con muchísima rapidez.
Pero a pesar de su tardía introducción aquí se producen los más altos
rendimientos declarados gallegos en 1752 con 9 por 1 para el trigo y 10 por 1 para el maíz
en las mejores tierras de Mondoñedo.
Con todo, puede decirse que las transformaciones agrarias en estos pagos
fueron menos intensas que en el resto de Galicia, manteniéndose con toda su fortaleza la
tradicional disciplina de las agras así como las tareas comunitarias, mientras que, por
ejemplo en el sudoeste hasta incluso se habían privatizado para el aprovechamiento del
esquilmo. Las agras, por tanto, mantendrán, aún a pesar de la entrada del maíz, su sistema
de rotaciones tradicionales con un cierto avance de los cultivos continuos sin barbecho en
tierras más pobres ganadas al inculto.
Respecto a la cabaña ganadera y el tamaño de las explotaciones podemos
decir que tampoco experimentan un cambio brutal aunque sí sufrirán variaciones
significativas. De este modo, en la comarca de Viveiro pasaremos de una media de 30
cabezas por explotación en 1590 a 14,7 en 1752, mientras que en el valle de O Valadouro lo
hacemos de 47,6 en 1595/1629 a 16,4 en 1740/1795.
Las medias de las explotaciones también reflejarán este descenso ya que
entre la primera mitad del XVII y la segunda del XVIII, Viveiro pasa de 1,72 a 1,07 Has.,
mientras que O Valadouro lo hace de 1,81 a 1,44 Has.
“...Diferencias también acusadas en el ritmo evolutivo: la Galicia Cantábrica
vuelve a individualizarse en el despegue del seiscientos que aquí lo hace hacia 1670 en una
cronología mucho más tardía y su movimiento posterior ascendente, aunque muy
importante, se queda por debajo del anterior: sus efectivos demográficos sólo se duplican
entre 1591 y 1752; asimismo las curvas diezmales marchan con un cierto desfase y es así
que mientras entre 1645 y 1730 los índices litorales occidentales han pasado de 104 a 247,
las curvas mindonienses lo hicieron del 99 al 166. Bien es verdad que hacia mediados del
XVIII, cuando las curvas occidentales se detienen y aún reculan, las de Mondoñedo aún
continúan en claro ritmo ascendente hasta los años ochenta del siglo ilustrado. En definitiva,
esta segunda Galicia presenta un modelo de tardío despegue, de crecimiento más lento y que
no demuestra signos graves de malthusianismo...” 36 .
36 36.- Toda la información del apartado dedicado a la introducción del maíz en las tierras de Viveiro la hemos
extraído de: PÉREZ GARCÍA, J. M.: ”La agricultura gallega del Antiguo Régimen (1480-1830). La Agricultura
gallega”. Historia de Galicia. Faro de Vigo. 1991, amén de la voz “millo”. Enciclopedia Gallega; del mismo
autor. Otras obras de referencia han sido: SAAVEDRA, P.: “Economía, política y sociedad en Galicia: la
provincia de Mondoñedo. 1480-1830". Madrid 1985; “Transformaciones agrarias y crecimiento de la población
en la provincia de Mondoñedo. 1500-1830". Cuadernos de Estudios Gallegos, 102. 1987. Ps. 79-104. También
VILLARES PAZ, RAMÓN: “La propiedad de la tierra en Galicia. 1500-1936". Siglo XXI. Madrid. 1982
38

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Una vez expuestas las dos teorías, no cabe duda que coinciden en la
importancia capital que tuvo la introducción del maíz en la agricultura gallega y, por ende,
en la transformación volumétrica y constructiva de los graneros que lo conservan, de modo
que en la primera de ellas se habla de “revolución de maíz” como consecuencia más
inmediata, otras, no menos importantes, son las señaladas anteriormente que resumiendo
son:
A. Produjo una drástica alteración en el sistema productivo gallego
incrementándolo sobremanera.
B. Gracias a su presencia la población gallega se duplica entre el siglo XVI,
600.000 habitantes, y 1752, casi 1.300.000 habitantes. Además se produce un basculamiento
poblacional de las zonas montañosas, en donde la aclimatación había sido más lenta y
dificultosa, a las litorales, mucho más fértiles y que ofrecían mejores condiciones de
adaptación cerealera. Tal es el caso de Viveiro hacia donde afluyen contingentes de
personas del interior que buscan tierras más ricas y evolucionadas.
C. Redujo notablemente el papel de los cereales tradicionales y en muchas
ocasiones, salvo en lugares del interior y en tierras de peor calidad, hizo desaparecer el
barbecho.
D. Su presencia trajo consigo una importante reducción en la cabaña
ganadera, tanto en la que pastaba en prado como en la estabulada. Quizás ello se deba a la
reducción de la zona dedicada a los antedichos pastos pero, por otra parte, mejoró
ostensiblemente la calidad del ganado.
E. Acarreó un incremento de la productividad por hectárea aún en el caso de
las peores tierras en las que no eran rentables ni el centeno ni el trigo.
F. Rompe con la dieta campesina basada hasta estos momentos en los
cereales de invierno y primavera, centeno y mijo respectivamente.
G. Redujo el porcentaje de semilla destinado al sembrado que pasa del
16,7-41% al 2,5-5%, amén de provocar un fuerte aumento en la productividad37 .
CUADRO Nº 4: PROCESO EVOLUTIVO DE LA INTRODUCCIÓN Y
ASENTAMIENTO DEL “MAÍZ” (%).
AÑOS GALICIA DEPRESIÒN TRANSICIÓN GALICIA
LITORAL MERIDIANA A INTERIOR INTERIOR
1620-29 4,8 -- -- --
1630-39 32,2 5,6 -- --
1640-49 57,8 32,3 -- --
1650-59 51,5 41,2 4,8 --
1660-69 -- 53 8,1 --
37 37.- PÉREZ GARCÍA, J. M.: “Voz millo”. Enciclopedia gallega.
39

José María Leal Bóveda
1670-79 -- 25 0,1
1680-97 -- -- 9
(FUENTE: José M. Pérez García.).
CUADRO Nº 5: CEREALES CULTIVADOS EN LA GALICIA CANTÁBRICA
ANTES DE LA INTRODUCCIÓN DEL MAÍZ (%).
ZONAS AÑOS TRIGO/CENTENO MIJO AVENAS
Valadouro y Lourenzá 1597-99 47 46 6,9
Montañas de Viveiro 1587 71,6 10 18
(FUENTE: José M. Pérez García).
CUADRO Nº 6: INTRODUCCIÓN Y ASENTAMIENTO DEL MAÍZ EN LA
GALICIA CANTÁBRICA (%).
ZONAS AÑOS TRIGO/
CENTENO MIJO MAÍZ AVENAS/
CEBADA
Costa y Litoral 1629-38
1639-59
1660-70
1680-99
Valles: Valadouro y
Lourenzá
Zonas de transición a
interior
Catastro (1752)
1597-99
1600-59
1660-79
1680-89
Diezmos (1/2
XVIII)
1630-59
1660-1700
Diezmos (1/2
XVIII
Montañas de Viveiro Diezmos (1/2
XVIII)
(FUENTE: José M. Pérez García).
40
63,5
52,3
46,5
39,8
40,5
47
48,9
50,8
39,5
36,2
56
51
46,7
32,1
29,8
29,6
12
--
46
47
34,9
32,8
--
24,3
24,3
1,5
1,3
11,1
17,4
46,7
59,5
--
0,9
12,7
26,5
63,8
1,4
18,4
51,8
3,1
6,7
6,5
1,5
--
6,9
3,4
1,6
1,2
--
18,3
6,3
--
45,9 -- 39,7 14,4
A la vista de los cuadros anteriores, sin hacer un análisis pormenorizado ya
que no compete al ámbito de este estudio, podemos observar la explosiva incorporación del
maíz al ciclo productivo gallego. En este contexto, es indudable que las abundantes
cosechas del cereal en cuestión traerán consecuencias importantes en la estructura
constructiva del hórreo, antiguamente destinado al “paínzo”, o “mijo”, o “millo miúdo”.
Éste se hace más largo, estrecho, aumenta de volumen, las paredes laterales tienen aberturas
entre los balagustos con el objeto de cumplir la misión fundamental del granero: el secado

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
del maíz y su protección contra los roedores.
En este momento, la cabana sigue siendo de madera hasta que a finales del
siglo XVII la nobleza y las comunidades monacales, poseedoras de la mayor parte del suelo
cultivable de Galicia, dan paso a un material más noble: la piedra. Entonces contratarán
canteros que intentan asemejar en la piedra las mismas estructuras y formas de la madera.
Estos se limitan a plasmar en la piedra la estructura de madera de los hórreos medievales,
por veces, incluso con todos sus elementos, enriqueciendo la construcción con todos los
componentes arquitectónicos nuevos tomados de la arquitectura del momento. Es la época
del Barroco y del clímax del poderío eclesiástico y nobiliar.
A esta etapa pertenecen las primeras inscripciones en piedra en las que se
señala el año de construcción del hórreo, costumbre habitual que permite una datación
exacta de cada elemento y el estado de su evolución38 . Cabe señalar por nuestra parte, que
de esta época apenas encontramos ejemplares y los pocos conseguidos se dataron por
métodos orales, indirectos, por lo que deben tomarse con mucha precaución.
1.2.4. El siglo XVIII.
El siglo XVIII semeja un espejo del anterior tal y como apunta Arca Caldas:
“...El siglo XVIII sigue las mismas tendencias del anterior. El grave problema que venía
representando el foro, se ve aumentado por el subforo y el minifundio. El cabezalero oprime
más al trabajador agrícola, y este ve aumentadas sus contribuciones de frutos de mejor
llevador. No obstante, en esta época se extiende la propagación de los hórreos. Los
monasterios pueden construir hermosas piezas de este tipo, pues los jornaleros son baratos y
muchos los frutos que tienen que almacenar. También los cabezaleros pueden fabricar sus
hórreos donde almacenar el fruto de su rapiña y opresión...” 39 .
Ciertamente, por toda Galicia podemos encontrar ejemplos que corroboren
esta afirmación como los de la rectoral de Araños, Rianxo, con más de 36 metros; Lira
(Carnota), más de 34 m; Poio, Pontevedra, unos 33 m y gran anchura; Ozón, Muxía, más de
33 m; Valga, Pontevedra, más de 25 m; Salcedo, Pontevedra, más de 21 m; Castañeda;
Arzúa, más de 21 m; etc.
Pocos ejemplos hemos encontrado de estas fechas aunque alguno de ellos,
por ejemplo en Portocelo, ofrecen un magnífico y cuidado aspecto, luego de una buena
restauración armoniosa con el entorno.
1.2.5. El siglo XIX y las reformas liberales. Las repercusiones en
la agricultura gallega y en los hórreos.
El siglo XIX, germen y consolidación del liberalismo frente al Antiguo
Régimen señorial, va a traer numerosos cambios en estas construcciones. Efectivamente, las
38 38.- ARCA CALDAS, OLIMPIO: “Hórreos del valle del Vea”. Museo de Pontevedra. XXVIII. Pontevedra.
1973; citado por DE LLANO CABADO, PEDRO: Opus Cit. p. 227.
39 39.- ARCA CALDAS, OLIMPIO: Opus cit. P.253.
41

José María Leal Bóveda
reformas económicas, sociales, políticas y culturales del liberalismo dejan su impronta en
los hórreos. Así, en las sucesivas desamortizaciones, de Mendizábal en 1836 y la “General”
de Madoz de 1855, con la liberalización del suelo, amén de la roturación de los terrenos
abiertos traerán consigo una gran expansión del hórreo que alcanza cifras considerables en
los últimos años del siglo, apoyándose en la Ley de Redención de Foros, un incremento de
la mecanización del campo y, por lo tanto, de la productividad y en la implantación de
nuevos métodos y técnicas de cultivo.
La situación del agro gallego y de la zona en el siglo XIX y anteriores era
realmente penosa. En este sentido, una acusada penuria de recursos provocada por las crisis
agrarias y por los numerosos impuestos que los “señores” laicos y eclesiásticos cargaban
sobre las espaldas de los campesinos, mercaderes, artesanos, etc., obligaba a la gente a
emigrar hacia las Américas por los puertos de la Coruña y Vigo. Pocos efectivos de este
contingente consiguieron fortuna y volvieron, otros, los más, enviaron sus ahorros lo que
produjo un proceso de compra de propiedades y redenciones de foros posibilitado por los
dineros “indianos”. Hecho que hay que unir a las reformas expuestas anteriormente. El
retorno de la hueste indiana tiene su expresión material en un determinado tipo de
arquitectura denominada “indiana”, caracterizada por su ampulosidad, amplios jardines
con palmera identificativa, cerrados con verja metálica, uso de las balconadas con rejas que
portan motivos vegetales, amplios ventanales en los que predominan los cristales de colores
en un intento de dotar de efectos lumínicos el interior de la vivienda, etc. Estas
características son hoy fácilmente visibles en la salida del núcleo hacia Celeiro, pasado el
puente de la Misericordia en dirección a Covas y ya en el rural por Magazos, Vilares,
Merille, etc.
Con la liberalización de la tierra y la entrada de nuevos capitales y técnicas
de cultivos se necesita un granero donde albergar las cosechas que van en aumento, así,
aplicando este esquema a nuestro trabajo encontramos que se cumple a la perfección, como
más adelante se verá, de modo que una gran parte de los hórreos catalogados (lo mismo
sucede con los molinos) corresponden a este siglo con un apogeo hacia finales del mismo y
principios del XX.
1.2.6. El siglo XX: los nuevos materiales de construcción y la
aculturación constructiva del hórreo.
El siglo XX en nuestra zona sigue las mismas directrices que el XIX,
produciéndose un fuerte incremento del número de graneros en el período de entre siglos
posibilitado por las reformas liberales y la Ley de Redención de Foros de 1926. Con todo,
notamos que las características constructivas son semejantes en ambas etapas aunque cada
zona considerada se ha especializado en un tipo determinado de hórreo. Ello no excluye
áreas con confluencia tipológica.
Así, el tipo más repetido es el hórreo mixto, de piedra y madera, techumbre a
42

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
cuatro aguas y tejado de pizarra, con celeiro o sin él. A esta variedad habremos de llamarle
“mariñán” aunque Ignacio Martínez Rodríguez prefiere la de “Mondoñedo”. Le sigue
cuantitativamente en importancia el denominado “Ribadeo”, de piedra, con celeiro y
paredes con ventanucos de aireación, tejado de pizarra a cuatro aguas. De la mezcla entre
los dos surge el que nosotros denominaremos tipo “mixto”, con paredes de vigas de
piedra, duelas de madera y fachadas pequeñas, norte y sur, con saeteras tipo “Ribadeo”.
Constituye un caso aparte el hórreo de planta cuadrada, tipo “asturiano”, que fija su
asentamiento por Abrela, Escourido, o Vicedo, Río Sor, etc. Ejemplares de balaústres de
piedra vertical y de madera por completo, apenas si hallamos, acaso, en el primer supuesto,
uno maravilloso en Lago, Xove, y en el segundo otro en Mañón.
En el capítulo dedicado al estudio del hórreo por concejos veremos con más
amplitud y detenimiento lo dicho anteriormente.
En la segunda mitad del siglo, después de la Guerra Civil, el proceso de
construcción se ralentiza comenzando otro de destrucción y abandono de los cabozos, en
consonancia con el éxodo rural que experimenta nuestro país y más en concreto la zona. Por
otra parte, asistimos a un raro mestizaje de materiales constructivos de tal forma que los
nuevos que aparecen son modernos como el ladrillo, cemento, prefabricados, hormigonados,
uralitas, etc.
Ante la carestía de los materiales ancestrales, más nobles, piedra y madera, y
la falta de personal especializado, el propietario prefiere levantar el hórreo con los
antedichos, más baratos, ligeros, cuya colocación no requiere tanta competencia profesional.
Lo mismo ocurre a la hora de restaurarlo. El resultado de todo esto es una clara distorsión y
aculturación paisajística, cultural y arquitectónica en la que se pierde la imagen tradicional
del hórreo aunque el paisano vea menos mermadas sus arcas familiares.
Este proceso, desgraciadamente, lo hemos constatado en la zona desde la
década de los años 50, e incluso antes, hasta la actualidad. Verdaderamente, pocos son hoy
los hórreos restaurados o construidos siguiendo los criterios y materiales originales.
Pensamos que alguien debe poner fin a esta dinámica tal y como expresaron los chavales
autores de este trabajo.
Con todo, para rematar esta visión histórica veamos la periodización
propuesta por Martínez Rodríguez para la evolución del hórreo:
“...La evolución del hórreo habría sido muy lenta y abarcaría todas las edades
de la historia hasta la Prehistoria, ya que el origen del hórreo (...) se remonta a los remotos
tiempos de las más antiguas poblaciones de Galicia, tribus recolectoras que habrían
aportado el granero-cesto o cabazo. Las etapas fundamentales de esta evolución habrían
sido, tal vez, las siguientes:
1. Romanización: construcción del hórreo en madera y adopción de la forma
rectangular.
43

José María Leal Bóveda
2. Difusión del cultivo del maíz: aumento de la capacidad de almacenamiento
por aumento de la dimensión longitudinal, especialización para la “cura” del maíz en las
mazorcas, con el dispositivo de las aberturas de ventilación en las paredes.
3. Petrificación: utilización de la piedra en su construcción para darle solidez
y duración.
En esta multisecular evolución del hórreo habría conservado siempre:
A). Sus características estructurales: construcción suspendida sobre postes,
aislada del suelo, independiente y exenta de toda construcción, forma rectangular, estrecha y
larga....(techo a cuatro aguas)...con arista cumbrera longitudinal.
B). Su finalidad y función: almacenaje y conservación de reservas
alimenticias, ya procedentes de la recolección, primero, ya obtenidas por el cultivo
cerealero...” 40 .
En este contexto histórico vamos a introducir nuestro estudio sobre los
hórreos de la Tierra de Viveiro.
40 40.- MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, IGNACIO: Opus cit. Ps. 83-84
44

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
2. - DE LOS HÓRREOS DE LA TIERRA DE VIVEIRO.
FUNCIONALIDAD Y TIPOLOGÍA. ESTUDIO POR
CONCEJOS.
2. 1. DEL HÓRREO DENTRO DE LA UNIDAD PRODUCTIVA. LAS
CONSTRUCCIONES COMPLEMENTARIAS O ADJETIVAS DE LA CASA.
El hombre en su afán por la supervivencia debe mantener unas relaciones
dialécticas con el medio en términos de mutua reciprocidad. Así fue desde la noche de los
tiempos y sigue siendo, aunque en menor medida, ya que el mercado impone unas nuevas
relaciones en las que aquel, el medio, se ve perjudicado, espoliado, destruido, por nuestras
apetencias consumistas.
En estas relaciones de “apoyo mutuo”, en palabras de los anarquistas
Koprotkin o Bakutnin, nosotros recibimos de la naturaleza todo lo necesario para la vida:
agua, grano, fuego, leña y piedra para el cobijo, etc. A cambio le retornamos a la tierra todo
aquello que necesita para comer, fundamentalmente nutrientes naturales fruto de nuestros
despojos. Mientras este equilibrio fue firme el hombre fue feliz, a medida que se va
rompiendo comienza a sufrir.
En este contexto, para nada apocalíptico, buscamos nuestra habitación y ésta
tiene que responder a las íntimas relaciones que tenemos con el medio en que vivimos.
Dicho de otro modo, el género homo construirá su casa en función de los materiales y de las
condiciones físicas (geológicas, climáticas, edafológicas, etc.) que le brinda la tierra. A todo
esto deberemos unir el grado de especialización técnica que todo colectivo humano tenga.
Con estos dos términos, medios y técnica, conformamos una ecuación que, como ya dijimos
anteriormente, resulta perfecta.
Ahora bien, en nuestra relación de explotación con la tierra, modo de
producción, habilitamos aquellas dependencias para nuestro propio provecho, de modo que
a la casa propiamente dicha se le unen otras adjetivas que cumplen diferentes funciones:
almacenamiento (hórreos, pajares, etc.), transformación (hornos, lagares, molinos...), de
producción artesanal (telares, fraguas...), mezclándose incluso diversos procesos
productivos como el cultivo del maíz, de la uva o la cría de ganado41 .
Todo esto conforma una unidad de producción cerrada en la que todo lo que
se produce se consume y en la que queda poco para llevar al mercado. Por ello cada
elemento accesorio, complementario, adjetivo (pajar, molino, hórreo, albariza, etc.), unido o
no a la casa, cumple un papel fundamental en el débil equilibrio que el campesino mantiene
con la tierra. Por eso mismo, su construcción debe responder a los mismos criterios de
calidad y funcionalidad que la propia casa.
El predominio de uno o de otro edificio complementario está en función de la
41 41.- DE LLANO CABADO, PEDRO: Opus cit. P. 253.
45

José María Leal Bóveda
especialización económica de la zona, de modo que si la economía gira o giró en torno al
vino, por ejemplo, tendremos la preponderancia de las bodegas, si del ganado, de las
cuadras de animales y de los pajares, si, por contra, el “rey” es el maíz nos encontraremos
con la presencia petulante de tres construcciones hermosísimas en nuestra opinión: los
hornos, particulares o comunales, los molinos de agua de río, mar o viento, y el hórreo. A su
lado, si la casa es de un noble aparecerá el palomar.
La relación de estos elementos adjetivos es de total independencia respecto
de la casa madre, aunque alguno puede ir unido a ella, distribuyéndose por el terreno, pero
configurando un todo económico y productivo con la misma con el objeto de no quebrar la
unidad productiva.
Ya que los asentamientos de la tierra de Viveiro responden a una estructura
concentrada, de aldeas polinucleares dispersas, y su economía giró, en un pasado no muy
lejano, ampliamente sobre el maíz, el molino y el horno como elementos de
transformación y el hórreo, como almacén, se convierten en las construcciones auxiliares
predominantes en la zona con claro papel hegemónico de este último. Juntos los tres
conformarán lo que nosotros llamaremos el ciclo del pan. Al horno ya le haremos un estudio
por lo que el que sigue pertenece al hórreo y al molino.
2.2. DEL HÓRREO DE LA TIERRA DE VIVEIRO.
CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONALIDAD.
Es, posiblemente, la construcción adjetiva de mayor importancia de la casa
campesina, fruto de albergar la materia prima que forma el producto más sagrado: el pan.
Efectivamente, uno recuerda cuando de niño su madre se enfadaba seriamente por tener que
recoger del suelo los pedazos de pan que, descuidadamente, iban a parar allí. Ella los
recogía y después de darles un beso volvía a ponerlos en la mesa, previo sermón de que así
no se trataba el pan de comer.
Estas añoranzas de un hombre actual pueden remontarse a aquellas fechas
remotas de la humanidad cuando el hombre pasa de depredador a agricultor y aprende a
moler el grano con el molino de mano. La harina daría paso al pan que se convertiría en la
base alimenticia de la sociedad. Por eso, desde siempre tuvo un aire sacro lo mismo que el
granero que almacena el cereal con el que se hace.
En este sentido, “...desde o punto de vista arquitectónico, o hórreo é, sen
dúbida, a dependencia máis importante da casa labrega, a de maior interese espacial e
constructivo (a veces mostra maior perfección cá propia casa) e na que se manifesta o
sentido plástico e a fantasía dos nosos campesiños. Constitúe, en consecuencia, unha das
máis significativas aportacións arquitectónicas á hora de conformar a paisaxe galega, así
como un elemento peculiar da nosa xeografía...” 42 .
42 42.- DE LLANO CABADO, PEDRO: Opus cit. P. 269.
46

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Su distribución, forma, tipología, etc., habrá de estar en estrecha relación con
las condiciones físicas del entorno (topografía, relieve, clima, etc.), siendo el clima una de
las variantes más importantes a tener en cuenta. Si recordamos, como ya quedó indicado, el
clima de Viveiro es generoso en precipitaciones por lo que el grado de humedad es también
grande a pesar de la existencia de vientos racheados húmedos del sur, secos del norte. Esto
trae como consecuencia la elevación de la cabaña para provocar la aireación del maíz y
otros granos.
De igual modo, la naturaleza geológica de los materiales zonales se convierte
en una variable importantísima al hablar de los hórreos al igual que la presencia o no de
bosques con buena madera de carballo o castaño. Si el área tiene canteras de buen granito, el
hórreo, habrá de llevar piedras bien hechas; si por contra aquel escasea o no existe,
tendremos que hacerlo de esquisto u otros materiales con una gran pérdida de calidad o
importar la piedra de canteras más alejadas. En este caso, se necesita la ayuda de los vecinos
para ir a buscarlas y la mano de maestros para escuadrarla allí mismo.
Así, la mano del hombre es de vital importancia también ya que la ausencia
de buenos especialistas da como resultado la pobreza en la hechura de la construcción. Al
contrario, la mano de un cantero especializado y la ayuda vecinal en la procura de la piedra
crean hermosos hórreos. La presencia de la madera es igual de importante que la de la
anterior ya que un carballo o castaño son sinónimo de buena obra de carpintería. El
tratamiento de la madera requiere de igual modo una cierta especialización funcional; así,
un buen carpintero realizará una mejor obra. Piedra y madera son dos materiales abundantes
en la zona por lo que su adquisición resulta muy fácil para los vecinos como veremos más
adelante.
2.3. DE LA UTILIDAD DEL HÓRREO.
Como ya quedó claro en el apartado dedicado a la historia y evolución del
hórreo, su función primordial es el secado y curación del maíz. Ciertamente, éste cuando
viene de la tierra porta un alto grado de humedad por lo que hay que secar las mazorcas so
pena de que el grano fermente y se pierda. Para esto necesitamos un granero bien aireado en
el que las corrientes de aire se lleven la humedad ambiente. Este efecto se consigue
mediante unas aberturas hechas en las paredes de la cabaña. Por ellas pasarán las corrientes
de aire secando las espigas. En este sentido, no importa de dónde venga el viento, incluso
los húmedos del sur, lo que realmente importa es que exista una buena aireación. Tan mala
es una condensación muy grande de calor, con la consiguiente formación de humedad
dentro del hórreo, como buena es la travesía de aire frío del sur acompañado de lluvias y
mal tiempo. Los mejores vientos, los más apreciados por los vecinos, son las ventoleras
secas, frías del norte.
Aireado y ventilado el grano, cabe ahora protegerlo de la acción de los
roedores, ratones, topos, etc. Este efecto se consigue erguiéndolo sobre pilares (pies, cepas,
47

José María Leal Bóveda
muros, celeiros, etc.) con el objeto de separarlo del suelo. Asimismo, entre los elementos
sustentadores y la cabaña propiamente dicha, se colocan unas piezas redondas,
troncocónicas o planas llamadas rateiras, tornarratos, etc., hechas de fina piedra con el
objeto de que los ratones no puedan clavar las uñas para ayudarse a subir.
Aireación, secado y protección del maíz se convierten en las funciones
fundamentales del hórreo.
Ahora bien, cabe preguntarse si el hórreo existiría antes de la introducción de
este cereal en el siglo XVII y si cumpliría las mismas funciones. La respuesta creemos
haberla dado en capítulos precedentes. Evidentemente, habría cabozos antes de estas fechas
ya que el labriego debía hacer lo mismo con los otros cereales que constituirán la base de su
alimentación: el centeno y el “millo miúdo” o “paínzo”. Cereales que también necesitan de
un proceso de secado y cuidado de los roedores.
Las funciones del hórreo no son monoespecíficas, de tal modo que en él se
curan, al mismo tiempo, otros productos como las castañas, cebollas, ajos, habas, patatas,
productos de la matanza del cerdo (jamones, lacones, chorizos, “cacheiras”, etc.), quesos,
guisantes, etc. En definitiva, se almacena todo aquel fruto que, secándolo, sea susceptible de
poder tener un aprovechamiento alimenticio posterior.
Pero los usos no acaban aquí, así podemos observar como en las partes bajas,
entre pies o muros, se dedican espacios cerrados con tablas, red metálica, ladrillo, piedra,
etc., para usos de gallinero, piara de los cerdos, conejos, ovejas, secadero de leña, tendedero
de ropa, lugar para guardar el carro, los aparejos de labranza, trastos viejos, etc. Otras veces,
se colocan en la parte superior, entre la cabaña y el tejado, cajas de madera a modo de jaulas
de palomas con lo que el hórreo pasa a cumplir tareas de pequeño palomar.
En definitiva, si la función fundamental del cabozo es la de secado y
conservación del maíz, podemos decir que también cumple otras múltiples como las citadas
en el párrafo anterior. En efecto, no encontraremos edificio que realice tantas tareas
empleando un mínimo espacio en el complejo casero, de ahí su importancia en nuestra
historia local.
En esta dirección apuntada se encamina Xosé Lema Suárez quien en relación
con el hecho sociológico del hórreo tiene documentados casos en la Costa da Morte en los
que los futuros matrimonios no contraían nupcias hasta que no tuvieran hórreo en el que
almacenar las cosechas. Por eso, algunas veces el joven debía emigrar a las Américas y no
volvía hasta que hubiese conseguido el dinero necesario para la construcción del granero43 .
En este mismo sentido, por estos pagos es común medir la importancia
económica de una casa en función de la posesión, o no, de cabozo y, cuando existe, del
número de claros o cuerpo de la cabaña que dista entre dos columnas. Un claro representa
43
43.- LEMA SUÁREZ, JOSÉ M.: “Os hórreos do extremo occidental de Galicia”. Revista Gallaecia. Ed. do
Castro. A Coruña. 1980. Ps. 197-292.
48

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
un hórreo pequeño, dos uno normal, y a partir de tres comenzamos a hablar de graneros
grandes. No hay casa que se precie de ser buena o grande si no tiene hórreo; por eso
antiguamente el casorio se articulaba, en muchos casos, en función de la posesión de un
buen granero por parte de uno de los futuros desposados.
En este mismo orden de cosas, es curiosa la anécdota que nos contaron: un
padre deseoso de casar a una hija, pero sin tener grano en el cabozo, llenó éste de paja
dándole un aspecto al exterior de opulencia. El resultado fue que algún joven debió de
dejarse llevar más por la vista que por el sentimiento acabando la cuestión en matrimonio.
En tono jocoso, desconocemos si la relación fue amistosa o no aunque debemos creer que sí.
Como resultado de este apartado, nada mejor que dejar constancia de la
visión sacral, en nuestra opinión pecando de amor a la tierra, que el propio Castelao tenía
del hórreo: “...Unha hucha sacra, un relicario que garda o pan, o corpo de noso Señor...” 44 .
2.4. DEL HÓRREO Y EL ENTORNO ARQUITECTÓNICO Y
SOCIOLÓGICO DEL LUGAR.
El hórreo es, sin duda, un elemento de primer orden en el conjunto de la casa
labriega llegando a tener más importancia que la estancia principal. Este hecho se refleja en
su arquitectura que, en la mayoría de los casos, es más hermosa que la de la propia casa ya
que alberga la cosecha de la que se va a vivir todo el año. De este modo, las formas y los
materiales siguen las directrices del medio en el que se asienta, respondiendo a los modos de
vida del lugar en el que se levanta.
En un primer momento sus formas no obedecen a un plan arquitectónico
preconcebido ya que se hace con las propias manos del campesino o de los expertos,
carpinteros y canteros, y no responderán a un afán por agradar la vista de los que por allí
pasen sino que tendrán un criterio puramente funcional. Así, nacerá, igual que cualquier otra
edificación popular, como fruto de las experiencias de los brazos que lo izan sobre el suelo,
del hombre como dominador del medio45 .
Lema Suárez lo expresa con las siguientes palabras “...Deste xeito, o medio
rural galego condicionou ós seus habitantes de tódolos tempos como pra colaboraren coas
súas aportacións na consecución da tipoloxía especial deste característico edificio noso. Pra
move-la imaxinación do home, interaccionáronse múltiples condicionantes: o clima xeral ou
microclima en particular, unha economía pechada, de autoconsumo (o hórreo é a despensa,
a caixa de caudais dunha familia) a estrutura da propiedade (sobor de todo minifundista,
anque tamén se ouserva a incidencia de certos latifundios dispoñibles), a organización
familiar, a socioloxía.
Unha vez conseguida a tipoloxía entrará a formar parte do espacio habitable
44
44.- CASTELAO, A. R.: “As cruces de pedra na Galiza”. Ed. Nós. Bos Aires. 1949. P. 94.
45
45.- GALLEGO JORRETO, MANUEL: “O medio rural e a súa arquitectura”. Colectivo Galicia Rural na
Encrucillada. Galaxia. Vigo. 1975.
49

José María Leal Bóveda
en compañía dos outros elementos integrantes do medio campesiño, pra desenvolve-la súa
función práctica que lle dera vida. Vai estar destinado a ocupar un lugar importante dentro
do “rueiro” en vecindade coa casa (que ocupa o lugar prioritario), coas cortes, cortellos,
cabanotes ou alpendres, eira, corral, etc. E co conxunto de todos eles, pasará a integrarse na
paisaxe única e irrepetible do “lugar” ou da comarca, onde tan só ten sentido...” 46 .
Podemos añadir algo más en este sentido. En toda la zona se puede observar
una auténtica cultura en el hecho constructivo de los hórreos, y en general de toda la
denominada arquitectura popular, existiendo verdaderos monumentos arquitectónicos que
engrandecen la casa de la que forman parte. Analizando la edad de estas piezas hemos
comprobado que la mayoría de ellas correspondían a siglos pasados, fundamentalmente el
XIX, cuando el mundo rural tenía un fuerte componente económico y social en Galicia y el
hórreo era sinónimo de poderío y distinción.
Hoy en día asistimos a un proceso degenerativo que camina a grandes pasos,
que corta las raíces con este pasado, no tan lejano, y disfraza nuestras construcciones con
elementos nuevos, distorsionadores de esa herencia cultural. Nos estamos refiriendo a la
introducción de materiales artificiales, modernos, como la uralita, ladrillo, cemento, bloques
de hormigón, prefabricados, etc., que si bien no alteran la función principal del hórreo, sí lo
hacen con sus aspectos arquitectónicos y la integración en el medio.
Aun así, entendemos la arquitectura popular o vernácula como una corriente
paralela a la arquitectura culta o artística, y llegaremos a un momento en que la primera de
ellas prácticamente se paraliza, entrando en un período de retroceso y paulatina
desaparición. La segunda mitad de este siglo ha sido testigo de dos fenómenos que inciden
en la desaparición de este patrimonio etnográfico: el éxodo de la población rural a las
grandes ciudades y la renovación de la construcción. Entre los planteamientos
conservadores a ultranza y la descontrolada renovación ajena al medio y a la tradición,
existe aún una provincia gallega que mantiene unos razonables niveles de equilibrio, por la
calidad de su patrimonio popular construido o por la cantidad y estado de conservación en
que se encuentra: Lugo47 .
De este modo, constatamos, como ya se apuntó más arriba, un cambio en las
actitudes del campesino en relación con el cabozoo de tal manera que hoy lo construye con
esos materiales citados o, incluso, cuando restaura la construcción lo hace empleándolos en
lugar de los más nobles y ancestrales como son la piedra y la madera. Este proceso
comienza en la mitad de la presente centuria y se extiende hasta el presente adquiriendo
rango de norma.
El porqué de este hecho responde, en palabras de los mismos propietarios, a
la baratura de los nuevos materiales que no sobrecargan demasiado los débiles presupuestos
46 46.- LEMA SUÁREZ, J. M.: Opus cit. P. 199.
47 47.- LA VOZ DE GALICIA, 13 de Febrero de 1993. Serie VI, Número 99.
50

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
familiares. Por contra, la adopción de la piedra y de la madera resulta más cara por lo que
ambos se van viendo sustituidos en beneficio de los más baratos. Estamos, pues, ante un
proceso continuo, prolongado desde hace unos 50 años que le va restando su sentido al
antiguo hórreo dándole otro completamente carente de historia y sentido cultural.
Con todo, no faltan aquellos propietarios que, conocedores del valor histórico
de los graneros, los restauran o levantan con materiales ancestrales, otorgándoles el
verdadero valor histórico que tienen. Mas a pesar de todas estas vicisitudes tenemos el firme
convencimiento de que no se ha de perder su verdadero significado.
Cabría señalar una anécdota respecto al estado de los hórreos. Allá por el año
1984 discurrieron por Galicia las últimas derivaciones de un frente de bajas presiones que
fue denominado popularmente como el ciclón “Hortensia”. Vino acompañado de fuertes
fríos, lluvias y vientos que azotaron nuestra tierra durante unos días. Pues bien, pasado el
Hortensia dejó tras de sí un panorama de cosas caídas como árboles, casas viejas, alpendres,
etc., en definitiva, todo aquello que sin tener una consistencia buena se erguía del suelo.
Entre estas edificaciones estaban muchos hórreos que debido a su vejez y al hecho de estar
mal conservados acabaron con sus cabañas de madera o piedra en tierra.
Muchos de estos graneros no fueron restaurados en la actualidad; en la
mayoría de los casos por la carestía de las obras en cuestión, al tener que ser hechas de
piedra y madera. Otro motivo era que el hórreo pertenecía a una estancia inutilizada por sus
propietarios para quienes ya no tenía sentido mantener en pie algo abandonado y sin uso que
solamente acarreaba gastos. En otras situaciones, cuando hubo reparaciones, se hicieron con
los materiales modernos de los que estamos hablando. Así, asistimos a un espectáculo nada
comprometido con la tierra en el que podemos encontrar construcciones tiradas en el suelo
que tan sólo conservan las partes sustentadoras y otras totalmente distorsionadoras de lo que
podemos llamar arquitectura popular o vernácula.
2.5. DE LOS DISTINTOS NOMBRES DE LOS HÓRREOS EN LA
COMARCA.
Habíamos estudiado otras comarcas anteriormente en las que la
nomenclatura de los graneros no era nada uniforme de manera que podíamos encontrar
diferentes acepciones según el concejo estudiado, parroquia o lugar e, incluso, dentro de una
misma área geográfica encontrar varios nombres.
Efectivamente, el término más extendido por toda Galicia es el de hórreo,
palabra que Lema Suárez no considera propiamente gallega creyendo ver en ella orígenes
castellanos48 . Aun así, y admitiendo la procedencia foránea, cabe señalar que hizo fortuna
si atendemos a su amplia distribución en la mayor parte de los concejos galaicos.
Como ejemplo de lo dicho anteriormente, remitimos al lector a un trabajo
48 48.- LEMA SUÁREZ, J. M.: Opus cit. P. 201.
51

José María Leal Bóveda
nuestro citado anteriormente sobre la zona de Caldas de Reis donde obtuvimos hasta 6
acepciones distintas, a saber: hórreo, cabazo, cabaceiro, graneira, cabana, etc. En este
sentido, dice Begoña Bas: “...As denominacións que recibe o hórreo son moitas e variadas,
como ocorre con algúns outros elementos da arquitectura popular. A nomenclatura varía
non só en relación cos distintos tipos de hórreos senón tamén coas zonas; así, pode haber
construccións moi semellantes en zonas distintas que reciben nomes diferentes e, á inversa,
noutras non características ben diferenciadas e repartidas por distintas zonas, que son
denominadas cos mesmos termos. (...). Cómpre sinala-la variedade de denominacións, e que
a de hórreo é a que se espalla por un área considerabel sendo a mais coñecida en toda
Galicia...” 49 .
Sin embargo, y aun a pesar de las muchas variantes zonales, la misma
autora señala para la zona norte de Lugo, la nuestra, el término cabozo (ver figuras
correspondientes).
En este contexto, después de un estudio minucioso basado en la entrevista
personal con los mayores de toda la zona barrida podemos corroborar la afirmación anterior,
en el sentido de que el término cabozo se impone monolíticamente sobre ningún otro.
Vendría a designar a un granero de planta rectangular, erguido del suelo
sobre muros transversales de piedra escuadrada o de cachotería, cepas y celeiros,
raramente columnas o pies; con cabaña de madera, piedra, o ambos materiales juntos; tejado
a cuatro aguas y cubierta de pizarra, louza en la zona, y alero.
Evidentemente ello no va en detrimento de que haya otras denominaciones
en pequeñas áreas no estudiadas en este catálogo que, por su misma condición, tiene que ser
incompleto.
2.6. DE LA CONSIDERACIÓN SOCIAL DEL HÓRREO.
Ayer más que hoy, el hórreo tuvo una misión primordial dentro de lo que era
la unidad productiva o casa gallega. Ahora bien, su papel no se reducía a los aspectos
económicos sino que traspasaba este ámbito para llegar a tener connotaciones sociológicas.
Así, es bien sabido que toda aquella familia que se preciara tenía que tenerlo y además ser
grande. Un hórreo pequeño de madera o toscamente construido dejaba ver que la condición
económica del propietario no debía de ser buena; por contra, uno de piedra y madera bien
trabajadas por la mano de un cantero y un carpintero, con varios claros, nos hablaba de un
propietario pudiente, acomodado o, en muchos casos, de persona egregia: un noble o un
clérigo50 .
En la zona de Viveiro, dada la preponderancia del hórreo mixto de madera y
49
49.- BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “As construccións populares: un tema de etnografía en Galicia”. Edicións do
Castro. P. 87; y “Os nomes dos hórreos e dos seus elementos”. Revista VERBA, 7. 1980. Ps. 183-202.
50
50.- Para comprobar esta afirmación ver el trabajo de LEAL BÓVEDA, JOSÉ MARÍA, sobre los hórreos de
Caldas de Reis, citado anteriormente.
52

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
piedra, los síntomas de bienestar económico deberemos buscarlos más en la longitud del
granero y en el acabado que en el empleo o no de la piedra. Las inscripciones de las fechas
de construcción en las columnas así como el uso de motivos ornamentales bien rematados,
nos ponen de manifiesto de igual modo la bonanza económica del dueño.
En estos casos el hórreo forma parte de una hacienda saneada acompañando
a una casa de grandes proporciones. Es fácil observar sobre el terreno estos supuestos sobre
todo en aquellos casos en que los propietarios eran indianos retornados de las Américas.
Una vez vueltos, con los dineros amasados en Ultramar se procedía a la construcción de una
voluminosa vivienda que era acompañada de un hórreo de similares proporciones. Así,
graneros de 10 metros los encontramos en Morás, Lago, a Rigueira e Iglesia en Xove;
Bravos en Ourol; Congostras en o Vicedo, Magazos, Aldea, Augadoce o Fabás en Viveiro,
casi todos ellos situados en zonas de asentamientos indianos.
Los cabozos de 8 y 9 metros son también significativos, aunque en estos
casos el presupuesto indiano no se ajusta tan perfectamente a los moldes expuestos
anteriormente.
En este sentido, el más largo lo hemos encontrado en la parroquia de Morás,
concejo de Xove, con 10 metros, aunque también tenemos hermosos ejemplares de la
misma longitud en otros lugares según consta en la relación precedente. Todos ellos son de
propiedad individual y del tipo mariñán, mixto de madera y piedra, erguidos sobre muros de
piedra o mampostería, con techumbre a cuatro aguas y cubierta de pizarra51 .
Los casos de propiedad compartida aparecieron en mucho menor número, en
concreto no más de 5. Se trata, por lo general, de dos o tres hermanos que habiendo recibido
el cabozo de herencia paterna lo dividen en partes o lo comparten sin más. Si es así, las
labores de mantenimiento corren a cargo de los interesados, distribuyéndose el espacio
interior de forma equitativa en función del volumen de cosecha conseguido. Por el
contrario, si se prefieren las particiones, el granero es partido en dos por una pared,
resultando una parte para cada hijo/a, según testamento. En estas situaciones es frecuente
que el cabozo tenga dos puertas, una en cada lado y por cada heredad. Ejemplos los hay en
Xerdíz, Ourol, Vicedo núcleo, Chavín y Covas en Viveiro, etc.
Como decíamos, el prestigio social del propietario de la zona viene dado por
la longitud, medida en claros, del hórreo así como en la perfección del trabajo acabado, es
decir, buena obra de cantería, albañilería y carpintería. En estos casos, el artesano podía ser
contratado por los propietarios pudientes, de tal forma que, cuando ocurría, al estilo de los
maestros en las catedrales románicas y góticas, los “hacedores” de la obra dejaban impresa
en la piedra su firma, en forma de fecha de construcción o con cualquier otro símbolo que
denotara una determinada autoría. Era también una forma de asegurarse el cobro del trabajo
51 51.- Sobre la tipología de los hórreos del área estudiada hablaremos más adelante.
53

José María Leal Bóveda
avalado por la presencia de la “firma”. Otras veces se trataba, por parte de los propietarios,
de dejar constancia de algún hecho fundamental. Un ejemplo maravilloso de lo dicho lo
tenemos en la Parroquia de Portocelo en Xove (ver fotografía).
En resumen, el hórreo grande y de buenos materiales representaba
abundancia o por lo menos ausencia de penuria por lo que su propietario/a era un buen palo
al que arrimarse a la hora de procurarse matrimonio.
Hoy en día se está produciendo un hecho curioso en nuestra tierra de Viveiro
respecto de la posesión de los cabozos. Así, cuando se hace una casa nueva o se compra una
vieja para restaurar, caso este muy abundante por la zona de Chavín, Viveiro, se tiende a
construir un buen granero o a restaurar uno antiguo aunque no se utilice como almacén de
grano. Por el contrario, se le da un uso exclusivamente decorativo, de ornato, en definitiva,
de prestigio. Corroboramos varios casos de los descritos en Xerdíz y Merille, Ourol; Vicedo
núcleo; Galdo, San Pedro, 2 en Viveiro núcleo, Chavín; Cruceiro, Lago, Xove; etc.
El colmo del transformismo cultural está en aquellas situaciones en las que
los cabozos de esta zona, y de Galicia en general, son comprados por gente foránea y
transplantados pieza a pieza a otros lugares en los que pasan a cumplir misiones meramente
decorativas. Es fácil ver hórreos de tipología gallega en tierras madrileñas, en la isla de
Ibiza e incluso encontrar espléndidos ejemplares en Nueva York.
Sin embargo, en la playa de Abrela también observamos el caso contrario,
con un bien hecho, y mejor conservado, hórreo asturiano de planta cuadrada, paredes de
madera, tejado a cuatro aguas, techumbre de teja romana o del “país” y medidas
volumétricas si las comparamos con el zonal.
Dado que es un edificio muy fácil de montar y desmontar, ya que se pueden
numerar las piezas para encajarlas luego como un rompecabezas, y su transporte es cosa
sencilla, el proceso de traslado a otros lugares se convierte en tarea rutinaria52 . Este hecho,
unido a las penurias económicas y al abandono de las tareas del campo impuestas por las
leyes del mercado, hace que el campesino venda los graneros para aumentar las rentas
familiares, de forma que hoy estamos viendo, desgraciadamente, un proceso de
esquilmación del patrimonio por parte de personas adineradas, en ocasiones de otros pagos
ajenos a los gallegos. Tanto en la zona de Viveiro como en otras estudiadas por nosotros,
como Caldas de Reis, hemos documentado casos de ventas de hórreos en cantidades
cercanas a las 300.000 pesetas. Resulta significativo, en este sentido, el caso de Chavín,
donde existen numerosas casas abandonadas con hórreo incluido, que son presa del mercado
inmobiliario como segunda vivienda. Los propietarios ante el deterioro de unas haciendas
52 52. Existen dos casos notorios de lo dicho en la autopista de Coruña-Vigo, uno de ellos a la altura de Órdenes
en donde se levanta un hórreo de balaústres de piedra horizontal, tipo propio de la “Costa da Morte”, y otro de
ellos en el Tramo Rande-Vigo. Ambos tienen enumeradas las piezas y suponen un claro dislate de la verdadera
misión del cabozo que es la de servir de almacén-secadero del grano.
54

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
en las que no piensan volver a residir, prefieren vender sus cabozos antes de verlos
destruidos o en el suelo.
También es posible encontrar hórreos en uso, cuyos dueños actuales o bien
los han comprado instalándolos en su hacienda o los han cambiado de lugar trasladándolos a
otros mejor situados, así tenemos como por ejemplo a Vicedo núcleo, a Xunqueira, Viveiro
en Morás, Xove núcleo, y el caso más significativo con 5 ejemplares de Portocelo, en Xove.
En resumen, haciendo una valoración global del hórreo tendremos que decir
que su papel traspasa lo meramente derivado del almacenamiento del grano. Es mucho más
que eso y viene a significar un edifico de un indudable valor artístico tal y como lo pusieron
de manifiesto autores clásicos de este tema como Carlos Flores, Walter Carlé o el propio
Frankoswy.
De este valor artístico “...se deducirá a súa procedencia de urnas ou outros
elementos funerarios remotos. Aínda hai pouco souben de certo visitante estrañado de que
“cada familia galega tivese o panteón ó lado da casa”. O seu aspecto exterior, coroado por
cruces, provoca nos extranxeiros opinións moi diversas. Tamén é famoso o caso de aquel
que pensaba que os labregos eran moi relixiosos, pois “tiñan a súa capela particular onde a
casa”. E tampouco falta quen asegurara, nunha aula universitaria española, que a vivenda
típica galega eran estes edificios53 .
Otros investigadores extranjeros como el alemán Walter Carlé, insisten en la
imbricación del hórreo con la belleza del paisaje gallego conformando un todo armonioso y
dice lo que sigue: “...los moradores de las provincias del N. O., pasan por ser hombres de
poca inteligencia. Esto es algo calumnioso. Lo cierto es que el gallego es activo e
inteligente, de carácter práctico y de inventiva. No se debe olvidar que dos de los mejores
políticos de los tiempos modernos proceden de Galicia: Franco y Calvo Sotelo. En este
extremo de Iberia la sangre árabe penetró poco; por contra, hay una mayor proporción de
sangre de origen germano y celta. Puede, por tanto, comprenderse en un pueblo poseedor de
estos elementos raciales, la invención del hórreo de carácter tan práctico como de la bella
apariencia...” 54 .
Tal afirmación, laudatoria del hórreo gallego, tiene un fuerte componente
racista y debe ser entendida dentro del ambiente de euforia y triunfalismo de la España
Nacional vencedora de la Guerra Civil y de la Alemania nazi del período 1940-42, época en
que fue hecha por Carlé pero, sin duda, recoge, con las precauciones que merece, el sentido
multifuncional del hórreo que debe ir más allá de servir exclusivamente de granero.
53 53.- LEMA SUÁREZ, J. M.: Opus cit. P. 204.
54 54.- CARLÉ, WALTER: “Hórreos en el N. O. de la Península Ibérica”. Estudios Geográficos. Nº 31. C. S. I.
C. Madrid. 1948. P. 293. Citado en galego por Lema Suárez, obra citada P. 205.
55

José María Leal Bóveda
2.7. DE LAS LABORES DEL MAÍZ: SIEMBRA, RECOGIDA,
ESFOLLADA Y ALMACENAJE EN EL HÓRREO.
Las labores de siembra, recogida, esfoliada y almacenaje del maíz en el
hórreo suelen presentar una gran similitud en toda Galicia aunque según la zona que
consideremos nos encontraremos con variantes que, en lo fundamental, no difieren
sobremanera. Lógicamente, en función del ámbito geográfico considerado, las formas de
trabajo experimentarán pequeñas variaciones, así, en el sur de Galicia, debido a la sequedad
estival, es necesario regar el cereal, mientras que en el norte, en concreto en la Mariña
lucense, estos cuidados no se precisan debido a sus elevadas condiciones de humedad.
La altura también hará variar el sistema ya que a medida que ascendemos el
cultivo se hace más difícil y requiere mayor atención que en las zonas irrigadas de valle.
Teniendo en cuenta estas pequeñas variantes zonales el sistema de trabajo es
el que sigue.
El proceso del maíz, indicado en el título de este apartado, es una labor que
se prolonga desde finales de abril, principios de mayo hasta bien entrado octubre o
noviembre, convirtiéndose, ciertamente, en una tarea ardua y minuciosa que requiere en
muchas ocasiones, el esfuerzo del común.
Allá por el mes de abril, hacia finales, se prepara la tierra, normalmente bien
nitrogenada puesto que ha soportado durante el invierno el cultivo del nabo, pasándole la
fresa para limpiar los restos de hierbas y pajas, y a continuación se procede al abonado con
estiércol de cuadra. Se dice por estos pagos que el mejor es el de vaca, aunque se puede
emplear todo aquel procedente de animales caseros como conejos, gallinas, etc. También, en
algunos lugares se le aplica una porción de cal viva con el objeto de matar las malas
hierbas55 y los organismos perjudiciales para la tierra. En esta comarca, fruto de los cultivos
mencionados anteriormente que fijan mucho nitrógeno al suelo, no es imprescindible esta
tarea.
Antiguamente para estos trabajos se usaban las vacas y los bueyes unidos por
un yugo que arrastraba un arado romano56 . Hoy en día estas tareas agrícolas se vuelven
mucho más fáciles al contar el campesino con la ayuda de maquinaria moderna como
tractores, sembradoras, etc., hecho que pone de manifiesto la progresiva mecanización del
agro gallego y la incorporación del mismo a la economía de mercado desde mediados de
este siglo. Hechas las primeras labores de choque, hay que nivelar el terreno y destripar los
terrones para lo que se procederá a aplicar la grade.
Resta, pues, hacer la labor más importante: sembrar el maíz. Esto se puede
hacer de varias formas; antiguamente se hacía a vuelo “a chou”, a “pillota”, actualmente se
55 55.- En la zona se depuran las hierbas denominadas xunza, a herba da fame y la grama
56 56.- En el concejo de Xove hemos visto preciosos ejemplares de arado romano de madera, desgraciadamente
arrinconados en un alpendre, en muy mal estado de conservación.
56

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
hace o bien a mano o con una sementadora o especie de carrito pequeño con un depósito
donde se colocan los granos, provisto de una rueda que, a medida que avanzamos con él, va
vertiendo los granos de maíz por el surco. Si lo hacemos a mano, abriremos un agujero en la
tierra con un palo y sembraremos tres granos de maíz o cuatro, por si alguno fallase o no
germinara. A continuación tapamos el agujero empujando la tierra con el pie.
Por la zona de o Vicedo es común el dicho de que “o 25 de abril nin nacido
nin no saco”.
Los granos se distribuyen en filas longitudinales o surcos, a una distancia de
unos 25 centímetros uno de otro y entre 60 y 90 cms entre surco y surco. Se pueden sembrar
solos, pero lo más frecuente es que vayan acompañados con habas que aprovecharán la
vara del maíz para trepar. También se intercalan otros cultivos como calabazas, calabacines,
etc.
Es aconsejable para el buen crecimiento del maíz darle tres cavadas: la
primera de ellas se le dará entre mayo y junio, pasándole una sachadeira que arañe el suelo,
la segunda a unos 15 días de la primera con la arrendadeira para sacarle las malas hierbas y
acumular la tierra en el pie y, finalmente, la tercera será en el mes de julio cuando se le
sacan las últimas hierbas.
Normalmente no se riega dada la abundancia de precipitaciones en la
primavera.
El cereal sembrado tiene dos misiones: servir de grano a los animales o de
forraje. Ahora bien, una vez plantado, no deben olvidarse las labores de limpieza de malas
hierbas para lo que se procede a eliminarlas mediante un proceso de sachado o con el
empleo de herbicidas selectivos. Antiguamente, este sistema no se emplearía por la
inexistencia de estos productos.
No todo el mundo siembra la misma clase de maíz de modo que desde hace
unos años, aun a pesar del descenso tan acusado del cultivo de este cereal, venimos
asistiendo a la introducción de una clase foránea llamada francesa en determinados
ambientes. Así, hay quien planta el del país, de espiga blanca con granos moteados negros,
con una sola en cada pie, de 3 ó 4 metros de alto que hace una harina muy buena con un alto
valor nutritivo para los animales. Otros hacen lo propio con el foráneo que, como queda
dicho anteriormente, se denomina francés ya que proviene del país vecino. Éste ofrece dos
espigas por planta, con una mazorca de color amarillo intenso dando una harina con mucha
cascarilla, de menor valor nutricional que el nuestro57 .
En el mes de agosto se cortan los pendones, loucas, candeas, gulas o guías,
parte más sobresaliente de la planta, que se dan como comida a los animales. Estos restos
representan un alimento de un alto poder nutritivo para los animales: cerdos, vacas, etc. En
57 57.- Se utilizan diferentes marcas como Eva, 50-55, 350, Furio, etc.
57

José María Leal Bóveda
la actualidad, debido a la escasa producción y a la reducción de la cabaña ganadera no se
utilizan.
Llegado octubre, hacia mediados o como mucho a principios de noviembre,
hay que recoger la cosecha y se puede hacer de dos formas: si se coge la paja, se corta con
una hoz por el pie, si no se coge ésta, solamente se quita la mazorca o espiga a mano.
Antiguamente en las labores de recogida era corriente, y sigue siendo aunque hoy más
raramente, que los vecinos se ayuden entre sí; si, por contra, esto no fuese de esta forma, el
maíz será recolectado por los miembros de la familia.
Recolectado el millo se puede proceder de dos formas; o esfollarlo en la
finca, o hacerlo en casa. En el primero de los casos se procede a la esfollada o limpieza de
la espiga sancándole el envoltorio, poma, y los pelos o barbas. Acabado el proceso se
transportará todo el cereal a la hacienda donde lo almacenaremos en el cabozo. Por otra
parte, los pies libres de espigas, en lugares llamados palla, se atan con varas flexibles de
salgueiro y se juntan en montones de forma troncocónica, similares a las cabañas de los
indios. Estos quedan en la tierra aunque se les quita la parte más verde para provecho de los
animales, mientras que la más dura, que debe ser machacada, sirve de cama de los mismos.
Luego será aprovechada como estiércol. Aquellos montones que se dejan en el campo sin
provecho pueden ser quemados y pasan a abonar la tierra con las cenizas resultantes de la
combustión ricas en potasa
El otro supuesto es que la esfollada se haga en casa por lo que deberemos
cortar el pie de la planta, amontonarlos todos y llevárnoslos en un carro o tractor a la
hacienda. Aquí se vuelve a amontonar todo y comienza el trabajo en el pajar. También hay
quien prefiere llevarse únicamente la espiga dejando el pie en la finca.
Los trabajos de esfollar conllevaban tiempos atrás la presencia de los vecinos
y representaban una pequeña fiesta comunal en la que, después de tareas de limpieza, se
comía, bebía, cantaba, bailaba, etc., hasta entrada la noche, al son de un pandeiro, gaita, o
cualquier instrumento improvisado. Desgraciadamente, estas fiestas se dejaron de celebrar
desde hace unos 10 ó 15 años cuando el campo deja de ser trabajado por los jóvenes que ven
en la industria, el mar u otros empleos mejor salida profesional que la tierra. Hoy,
ciertamente, poca gente cultiva el maíz si no es para uso de los pocos animales que quedan
en la casería, por ello esta tarea es realizada comúnmente por los miembros de la casa.
En este sentido, hemos recogido en otros lugares estudiados, Santa Xusta de
Moraña y Romay, Pontevedra, el hecho de que antiguamente cuando se esfollaba, los mozos
buscaban con ansiedad la denominada espiga raíña, la más grande y de color rojo con otras
espigas a su alrededor. Aquel rapaz que la encontrase “reinaba” hasta que se encontrara otra
espiga mayor y así sucesivamente hasta acabar con el montón de ellas que se estaban
debullando o esfollando. En otros puntos de Galicia, la suerte de encontrar la raíña daba el
privilegio de poder besar a la moza que se quisiera, por lo que los muchachos traían
58

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
escondidos hermosos ejemplares de mazorcas, así debido a este acto pícaro, se podían
encontrar varias raíñas con lo que el follón estaba servido.
En este contexto, Lisón Tolosana dice lo siguiente: “...na casa xúntanse
veciños de tódalas edades e sexos; mentres esfollámo-lo millo bromeamos, contamos
contos, cantamos (hai cantos de escuncha) cócense castañas e bébense copas de caña. A
xente nova tírase espigas, mocean, apagan a luz o loitan e andan a tombos na palla...” 58 .
Lema Suárez documenta también que: “...pola bisbarra de Soneira, había
veces que acababan en regueifas (cantares satíricos de ritmo monótono, entre dous ou máis
cantadores que improvisan sobor da marcha)...” 59 .
Antonio Fraguas remata diciendo que: “...la esfollada es la reunión de gente,
sobre todo joven, para deshojar las espigas del maíz. En la fiesta se celebraba mucho el
descubrir por un mozo una espiga de grano rojo que se llama un rey, que autorizaba a dar un
beso a las mozas que estaban en la fiesta laboral. Por las resistencias de las muchachas se
hacía más larga y divertida la escena: como también había un poco de picaresca, por si no
aparecía naturalmente el rey, se llevaba en el bolsillo un par de ellas para poder dar los
correspondientes besos y abrazos a las muchachas. Al terminar el trabajo se hacía un baile
de panderetas o se improvisaba con una cesta...” 60 .
Los dueños de la tierra, además, convidaban a toda la gente que ayudaba, a
sardinas, castañas, queso, chulas de calacú, etc. Estos ritos hay que enmarcarlos en el viejo
sistema de pago con ayudas, que consiste en ir a trabajar para un vecino que lo precise sin
cobrar nada. El vecino ayudado dará de comer, cenar, etc., quien recibe la ayuda queda
obligado a ayudar al que le ayudó. Este tipo de pago forma parte de un sistema tradicional
del campo gallego que nosotros llamaremos de apoyo mutuo en el que, para trabajar las
fincas, se necesita mucha mano de obra ya que no había apenas mecanización y los dueños
de las mismas no podían soportar tanta carga por ellos mismos ni pagar jornales.
Otras labores que requerían el apoyo comunal eran las matanzas del cerdo, la
recogida de las patatas, en otros lugares la vendimia, etc. En la actualidad todas estas tareas
de tipo comunal van desapareciendo y es muy frecuente que la esfollada se haga a mano
cuando el campesino tiene tiempo libre, valiéndose de un gancho forrado con cuero, clavado
en un palo o caña o con el carozo de una mazorca limpia.
Libres de hojas y de barbas, las espigas se echan en cestos de mimbre, laurel,
salgueiro, etc., y se colocan en el hórreo comenzando por el final. Allí se van amontonando
unas encimas de otras y se avanza hacia delante, claro por claro. Para que no caigan las
mazorcas se disponen en filas asentadas con una tabla de separación cada tres o cuatro filas.
58
58.- LISÓN TOLOSANA, CARMELO: “Antropología cultural de Galicia”. Siglo XXI Editores. 3ª Edición.
Madrid. 1977. P. 138.
59
59.- LEMA SUÁRES, J. M.: Opus cit. P. 206.
60
60.- FRAGUAS Y FRAGUAS, ANTONIO: “La Galicia insólita”. Tradiciones gallegas. 5ª edición. Ediciones
do Castro. Sada. 1993. P. 102.
59

José María Leal Bóveda
También, las primeras se colocan de cabeza hacia fuera para que se sujeten unas a otras.
Ahora bien, no todas son depositadas en el cabozo, de modo que aquellas
menos buenas o en peores condiciones, son utilizadas en primer lugar para dar de comer a
los animales, quedando en cestas o colocadas en el hórreo cerca de la puerta. Todo esto
requiere un proceso de selección en la misma esfollada.
Puede ocurrir que no se posea hórreo, en este caso las mazorcas se unen en
riestras por la barba como si fueran cebollas y se cuelgan de un sitio elevado y soleado, por
ejemplo de la balconada de la casa. Hemos visto estos casos en la zona de o Vicedo e,
Incluso, por tierras de Vilalba.
Por otra parte, no sólo se llena el cabozo de maíz, sino que pueden colgarse
ristras de ajos o cebollas, o cualquier otro producto que necesite de secado para su
conservación y posterior uso (manzanas, castañas, fruta en general, matanza, quesos, habas,
etc.). Repleto el granero no se cierra la puerta o puertas inmediatamente, ya que,
contrariamente, permanecen abiertas durante un cierto tiempo con el objeto de aprovechar al
máximo posible las rachas de buen tiempo del Veraniño de San Martiño. De igual forma se
hace esto debido a que algunas espigas aun pueden estar verdes, y necesitan un proceso de
secado más intenso ante el peligro de germinación.
A lo largo de todo el año, según lo exijan las necesidades de la hacienda, se
va empleando el maíz por lo que el granero va perdiendo volumen paulatinamente.
Deshojada la espiga, frotando una contra otra o con el gancho antedicho, el grano se muele
para hacer harina que puede dedicarse a pan de maíz (en realidad esta práctica está en
desuso o se mantiene residualmente como podemos observar aún en los mercados del los
jueves en Viveiro) o a comida para los animales. El carozo resultante no se tira ya que
representa un material combustible de primera magnitud. Famoso es el rito de asar las
sardinas con lume de carozo.
Las hojas tenían antaño, más que hogaño, una función fundamental derivada
de su uso como colchón barato para aquellos que no podían adquirir uno de lana.
Rematado el ciclo expuesto, llegada la hora de volver a plantar, si quedaba
alguna espiga en el granero se escogía la de mayor calidad con la que sembraríamos.
Con todas las pequeñas variantes zonales que puedan existir, pensamos que
este es el trabajo que se hace con el cereal en la zona61 .
Sobre la cosecha del maíz diremos que existen varias costumbres en cuanto
al agradecimiento al santoral se refiere por los bienes conseguidos. De este modo, se solía
61 61.- Para hacer este apartado facilitamos una encuesta a los chavales en la que se les pedía que interrogasen a
las personas mayores sobre todos los aspectos aquí tratados. El resultado fue muy coincidente, con pequeñas
variaciones, en toda el área geográfica. Debemos mostrar por ello nuestro agradecimiento especial a los vecinos
de Xove, a los señores José Martínez Restragas, Jesús Ribera Sanjurjo, Abelardo Fernández López, Dolores y
Pilar Sierra Pichel vecinos de Galdo y a los alumnos Ana Rey Díaz, Trinidad Santos Fernández, Cristina
Fernández Sierra, Dolo Alonso Álvarez, Belén Rego López, quienes colaboraron aún después de terminar todo
el trabajo en la recopilación de esta información.
60

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
recoger por parte de la parroquia correspondiente una cesta de millo por casa, o algún que
otro producto de la tierra como huevos, etc., para sufragar determinadas misas como la de
Corpus, el Auto de Ánimas, etc62 .
Otra, menos ritual y mucho más jocosa, que se repite con mucha frecuencia
es aquella en la que se cuenta que cuando un matrimonio reñía por cualquiera cosa el
hombre acababa durmiendo en el hórreo debido al enojo de la señora, pagando de este modo
las posibles malhechuras que le ocasionara. En tono festivo, diremos que se trata de una no
aconsejable práctica ya que las ventilaciones del cabozo, en más de una ocasión pudieron
provocar un buen catarro o gripe con lo que los problemas maritales, en vez de amañarse se
complicaban. Además, la forma irregular y voluminosa de las espigas suponemos que daría
mal dormir. Con todo, no deja de tener su tinte anecdótico.
2.8. DEL EMPLAZAMIENTO Y UBICACIÓN DEL HÓRREO.
“...O home lígase directamente á casa do mesmo xeito que a casa se une á
terra, sendo así a vivenda... (e os seus elementos auxiliares)... un vencello que liga ó home
coa xeografía dun xeito íntimo. Esta unión faise polos dous elementos que a casa ten en si: o
posto pola man do home e o proporcionado pola xeografía.
É de abondo sabido o moito que a terra inflúe na vivenda, xa que é o chan o
que ha da-los materiais pra facela e ten que ser condicionada a certas características
climáticas e topográficas; máis convén non esquencer que, en derradeiras, é o home o que
organiza estes materiais e esta organización faina dun xeito personal, atendendo,
inconscientemente, ós mandatos da raza e da historia, elementos que non se deben
esquencer pra non plantexa-los problemas con falta de datos...” 63 .
Esta afirmación de Xaquín Lorenzo, desposeída de connotaciones tan
peligrosas como la de raza, pero llena de un gran amor por la tierra, viene a abrir la puerta
de este apartado.
Efectivamente, Mercadal, maestro de la arquitectura racionalista española,
insistía en la fuerte dependencia de la casa con el suelo en que se asentaba de tal modo que
la llegaba a considerar como un producto de la vegetación natural, en la que influían el
clima, los materiales locales y la estructura social de la comunidad. La variación de
cualquiera de estos tres factores alteraba la ecuación rompiendo el sistema, al tiempo que
provocaba una alteración peligrosa en el medio físico.
En este sentido, más allá de lo arquitectónico, la casa y las construcciones
adjetivas están estrechamente vinculadas al proceso económico de la producción rural,
adquiriendo además valores simbólicos y personalidad propia. En ella conviven el hombre,
sus animales y los productos agrícolas, dentro de un orden lógico de distribución funcional
62 62.-En este sentido, creemos que pueden resultar interesantes las recopiladas por LEAL BÓVEDA, JOSÉ Mª:
“Os hórreos da Terra de Caldas de Reis”. 1998, en el concello pontevedrés de la Estrada.
63 63.- LORENZO, XAQUÍN: “A casa”. Biblioteca básica da cultura galega. Ed. Galaxia. Vigo. 1982. P. 7.
61

José María Leal Bóveda
y protección mutua. Han surgido para ellos dos tipos de construcciones: la casa bloque,
como único edificio que lo alberga todo, y la casa compuesta, formada por agregación a un
cuerpo central de elementos específicos adosados para los distintos destinos64 .
Este surgimiento no es caprichoso como apuntábamos anteriormente sino
que obedece a una serie de condicionamientos que el labriego debe ir venciendo
paulatinamente o, por lo menos, aminorando sus efectos. De este modo, es fácil observar
cómo en Galicia el paisano elige el emplazamiento y la orientación de la casa en orden a la
consecución de unas condiciones mínimas, básicas, necesarias para el normal
desenvolvimiento de su actividad agrícola. Así debe procurarse agua, elemento básico de la
vida, resguardo de los vientos, potentes en la zona, buena solaina y la proximidad a los
campos de labor con el objeto de que las labores de vigilancia sean más eficaces.
Aceptada, pues, la enorme influencia que tiene en todo lo descrito el medio
físico circundante y la herencia cultural, incluida la propia técnica constructiva, haremos
hincapié en el primero de los factores constatando que el hombre adquiere una gran
experiencia en cómo hacer frente a las condiciones climatológicas de su entorno con una
serie de remedios que se basan en: “... a localización dos edificios coa utilización das
características topográficas e inclusive forestais da zona, como elementos protectores frente
aos ventos dominantes. Encontraremos boa proba disto nas comarcas do norte galego, a área
máis fría e húmeda do país, onde as edificacións aparecen pegadas á terra, como buscando
gardarse dos axentes atmosféricos. Nelas observaremos ademáis cómo a fachada situada
cara ao vento, na que se mantén unha das vertentes do tellado, se construe cega ou coa
menor cantidade de ocos posible...” 65 . También se consiguen otros efectos como: “... a
orientación das casas, en función do mellor solamento da vivenda, co aproveitamento ao
máximo, a través da apertura da porta e a maior parte dos ocos de ventilación e iluminación
cara a mediodía...” 66 .
Con todo lo expuesto sobre la situación y orientación de la casa debemos
centrarnos ahora en la de su construcción auxiliar más importante: el hórreo, del que dicen
los expertos, y en esto los hay mucho y más versados que nosotros, debe situarse en lugar
elevado y orientado contrariamente a la casa. Esto es así en razón de las diferentes funciones
que cada construcción desempeña. Por una parte, el cabozo cumple la misión de secado del
cereal, por la otra, la casa tiene que servir de morada de sus habitantes por lo que debe
disponer de buenas condiciones de habitabilidad.
Efectivamente, la orientación de la casa-vivienda en la zona cumple,
básicamente, con los modelos establecidos con lo que los lados cortos, o pinches, se
64
64.- SORALUCE BLOND, J. R.: “Lugo, reserva de arquitectura”. La voz de Galicia. 13 de Febrero de 1993.
65
65.- DE LLANO CABADO, PEDRO: Opus cit. P. 38.
66
66.- Ibidem, p. 38 y BAS, BEGOÑA: “As construccións populares: un tema de etnografía de Galicia”. Coruña.
1983. P. 56.
62

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
orientan hacia el norte y sur debido a que son las partes de la casa que cuentan con menos
número de ventanas, en ocasiones ninguna, salvo la ventilación del desván, y deben recibir
de frente los vientos llenos de humedad y frío del sur y secos del norte.
Contrariamente, la fachada principal, con la puerta, se encara al naciente, u
oriente, por donde sale el sol con el objeto de recibirlo en primer término. La posterior lo
hace hacia poniente, u occidente por donde se mete. Así, se aprovecha al máximo el
recorrido de aquel en aras a conseguir una buena insolación. En estas fachadas se abre el
mayor número de ventanas.
El hórreo, por oposición, debe ubicarse dentro de la propiedad formada por
casa, alpendre, pajar, etc., en lugar elevado y aireado de tal suerte que los lados largos de la
cabaña, incluida la puerta, den horizontalmente al sur y norte, recibiendo frontalmente los
vientos que soplan en dirección norte-sur o viceversa. El aireado y secado del cereal se ven
favorecidos en gran medida en esta posición. De lo dicho se desprende el carácter de
habitabilidad de la casa y de inhabitabilidad del cabozo.
Amén de la orientación y ubicación el hórreo es una parte más del conjunto
casero en el que se integra totalmente. En este sentido, dado el minifundio imperante en el
régimen de propiedad gallego, no siempre es posible situarlo en la posición idónea por esto
podemos verlo adaptándose a las curvas de los estrechos rueiros, formando parte de los
muros de entrada a la hacienda con los que hace puerta aprovechando un lado de la
empalizada (en este caso los pés o muros que apoyan en él son más cortos que los otros que
serán más largos). En ciertos lugares de la zona, incluso en Asturias y en la frontera con la
misma, por ejemplo en Taramundi, también los podemos encontrar unidos a la casa por un
lado corto. En este caso, existe una puerta por la que accedemos directamente sin necesidad
de salir al exterior.
Cuando no tengamos terreno suficiente en la hacienda o las condiciones
orográficas lo impidan (demasiada pendiente, pongamos por caso), los campesinos han de
buscar fórmulas de emplazamiento originales. Una de ellas es la de construir todos los
hórreos del lugar en un terreno comunal en el que se desparramen uno a uno los graneros67 .
La distribución de los mismos suele ser de forma anárquica, aprovechando al máximo esta
superficie. También puede ser un terreno privado o perteneciente a la iglesia.
Situaciones como la descrita no hemos encontrado alguna aunque si otras en
que, debido a la excesiva partición de la propiedad del área en cuestión, se podían apiñar
varios de distintos propietarios aunque cada uno en hacienda distinta.
67 67.- Galicia tiene maravillosos ejemplos en Redondela y Combarro; Pontevedra, Betanzos y Bornalla; la
Coruña, o en a Laxa; Ourense. Personalmente, hemos estudiado dos casos próximos, uno en Cerdedo;
Pontevedra y otro en San Xulián de Laíño, la Coruña. En este último, en un terreno, a lo que parece comunal, se
esparcen unos 15 hórreos sobre una eira. El primero de ellos se asienta en la llamada Eira do Cura y consta de
un número elevado de graneros que se concentran alrededor de la iglesia parroquial. El complejo está
cuidadosamente restaurado con fondos procedentes de la Unión Europea y es una forma que, a nuestro entender,
se convierte en un magnífico ejemplo de respeto arquitectónico, medioambiental y cultural.
63

José María Leal Bóveda
Otro caso de ubicación fuera de lo normal lo constituye aquel en que el
hórreo se sitúa justo encima del portalón de entrada a la hacienda. En esta variante forma el
dintel superior de la puerta. De estos supuestos han aparecido varios aunque curiosamente
esta ubicación se da con mucha frecuencia hacia la comarca comprendida entre Mondoñedo
y Ribadeo.
Después de todo lo expuesto y de un estudio pormenorizado podemos darnos
cuenta de que la máxima apuntada relativa a la orientación, no se cumple siempre. Con
todo, se adapta a las condiciones del primitivo urbanismo rural levantándose sobre los
lugares más altos, oteros, cotos, etc.
Cuando el terreno está en pendiente, los pies de la cabaña tienen que
adaptarse a las condiciones orográficas de forma que unas serán más largas que otras en
función de la dirección de la pendiente. Si el lugar es plano hay que erguir el cabozo por lo
que se hace una mesa de piedra o soleira sobre el suelo sobre la que se enhiestan los pies,
cepas, muros, esteos, etc. Además, si la aireación recibida no es suficiente se pueden
agrandar las separaciones de los balaústres dando mayor separación entre tabla y tabla o
entre piedra y piedra.
2.9. DE LAS PARTES DEL HÓRREO Y DEL PROCESO
CONSTRUCTIVO.
A). LA PROCEDENCIA DE LOS MATERIALES.
Estamos en una zona en la que las condiciones geológicas y biogeográficas
son inmensamente favorables para la consecución de los materiales necesarios para la
construcción de los hórreos. En este sentido, podemos decir que toda Galicia reúne estas
características.
Los dos fundamentales que llevaban antiguamente, y llevan aún hoy en día,
son la buena piedra de granito o de esquisto y pizarra y la madera noble de roble, castaño o
nogal (pueden hacerse con otros tipos, pero estos son los fundamentales). El granito con sus
variedades esquistosas y la pizarra es abundante y se puede conseguir en las muchas
canteras existentes en la zona, ayer comunales, hoy excesivamente privatizadas. Además, lo
tenemos de diferente grano, color y dureza.
Por otra parte, es fácil hacerse con excelentes maderas de carballo o castaño
ya que todavía hoy, aunque en perpetua regresión debido al ascenso imparable del eucalipto
y del pino, podemos encontrar hermosos ejemplos de bosques autóctonos. Así pues, los
materiales básicos para la construcción de los hórreos los podemos encontrar aquí en
abundancia sin tener que recurrir a salvar grandes distancia y a portar elevados pesos.
Cuando la piedra existía cerca de la casa, la traía del monte en carro el
campesino que, si no disponía de medios económicos, debía levantar el cabozo con sus
propios medios al no poder pagar jornales a canteros y carpinteros. En este caso, él mismo
trabajaba la piedra y la madera por lo que el resultado final no era tan perfecto como el de
64

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
los más potentados. Si la calidad de la piedra próxima no era buena, había que ir a buscarla
donde fuera.
El transporte de la misma se hacía desde las canteras próximas a la casa en
carros de bueyes, contando el paisano en ocasiones con la ayuda de los vecinos a los que se
le pagaba con una buena comida o cena que solían rematar en fiesta. El tallado de la piedra
y el erguido del hórreo podía contar también con esta ayuda comunal o bien con el trabajo
de un cantero experto. Su izado se hacía o a mano entre varios o con un guindaste
rudimentario, de tres palos unidos por una cuerda, al que se le añadía otra soga con una
roldana. Este aparato hacía las veces de una grúa moderna.
Con la provisión de la madera ocurría lo mismo aunque en este caso el
proceso era más sencillo debido a que la consecución, transporte y trabajado eran más
fáciles de realizar. Aún así, existía mucha diferencia en el hecho de que las piezas fuesen
elaboradas por un carpintero o por el labriego.
Independientemente de las ayudas comunitarias, quien pudiese pagar los
servicios de un cantero así lo hacía de modo que eran estos artesanos los que se encargaban
de pulir la piedra que, en muchos casos servía para construir la propia casa y el cabozo. Los
balagustes de la cabaña eran hechos por los carpinteros en un aserradero quienes se
encargaban además de ponerlos y cangarlos. Finalmente, los albañiles le colocaban la
pizarra del tejado y lo pedraban bien.
Si alguien no tenía medios para contratar especialistas, acabaría teniendo una
construcción, si se quiere, menos hermosa y peor acabada, pero que sociológicamente venía
a representar lo mismo que en el caso de las más rematadas. En efecto, el poseedor de las
menos lustrosas podía sentirse, y de hecho así era, tan orgulloso de su hórreo como en el
caso de los más ricos.
B). LOS ELEMENTOS DE SUSTENTACIÓN.
Si dividimos el cabozo por partes podremos decir que, básicamente, tendrá
dos; las que sustentan y las sustentadas, o dicho de otro modo, las mesas o bases, y los pies,
muretes, celeiros, etc., y la cabaña propiamente dicha.
De los primeros vamos a hablar ahora.
La comarca estudiada mantiene dos formas esenciales de sustentación, los
denominados pés que consisten en unos muretes de piedra colocados transversalmente al
cuerpo de la cabaña y el celeiro o compartimento inferior que va cerrado con paredes,
abiertas únicamente con una puerta o por pequeños ventanucos de ventilación.
Martínez Rodríguez llama cepas a lo que aquí denominamos pés. En general,
son unos muretes de piedra, normalmente perpiaño bien escuadrado o de mampostería seca,
que se colocan transversalmente al piso superior del hórreo o cabana. En aquellos
ejemplares pequeños, con un solo claro o a lo sumo dos, se sitúan debajo de los penales o
lados cortos aunque lo más frecuente es que sean tres, para un cabozo de dos o más claros,
65

José María Leal Bóveda
colocándose en estos casos uno en medio del cuerpo, que sujetan el piso superior. Si el
hórreo fuese todavía más largo encontraríamos otro en el límite entre dos claros sucesivos,
entendiendo por estos aquellas porciones en que se divide la cabaña con una tira de madera
vertical al resto de balaústres horizontales.
Su forma es prismática, rectangular, y su dimensión es igual a la del ancho
del cuerpo superior. Tienen poco espesor aunque suele variar en proporción directamente
proporcional al peso que ha de soportar y a la altura de la construcción. Normalmente, el
interior de los mismos se rellenaba, como hemos dicho, con mampostería unida con barro
que a veces permanecía a cara vista o se encalaba. Hoy en día se hace esto con cemento. En
otras ocasiones los muretes se construyen con perpiaño escuadrado lo que representa un
grado más en el nivel de perfeccionamiento.
La altura es variable y está en función de las condiciones orográficas. Si el
terreno es llano suele ir sustentada sobre una mesa que se rellena de piedra hasta formar un
todo compacto. De ésta se eleva con idéntica altura en cada murete que no suele sobrepasar
el metro. También pueden ir directamente sobre el suelo al que previamente se le han
realizado unas zapatas u oquedades de sujección.
Puede ocurrir que el suelo no sea llano sino que esté en pendiente. En estos
casos no se construye el zócalo antedicho buscando la horizontalidad. Contrariamente se
recurre a un método más ingenioso, efectivo y menos trabajoso que consiste en que los pés
del cabozo se acomodan a la pendiente del terreno siendo unos más largos que otros.
Normalmente, son más altos los que se corresponden con la parte más baja de modo que,
visto el hórreo desde esta perspectiva parece más elevado.
El espacio inferior entre los muretes puede ir abierto o cerrado. En el primero
de los casos habrá de utilizarse para secar ropa, atar al perro, guardar leña u otros aperos. De
igual forma, se puede cerrar con verja metálica y servir de gallinero, conejera, etc. Si se
cierra lo haremos con muros de piedra unida con barro o a cara vista, aunque también
podemos enfoscarla. En la actualidad se suele hacer con ladrillo o bloque, materiales más
modernos y fáciles de manejar. Normalmente, las paredes de lo que ahora pasa a constituir
un celeiro no alcanzan a cerrar todo el espacio inferior por lo que dejan unas aberturas entre
el final de los muros y el piso superior.
Este tipo de basamento también es propio de los hórreos denominados tipo
mahía que podemos encontrar, con variantes rocosas, en la provincia de la Coruña,
Pontevedra e, incluso, en la de Ourense, ahora bien en la mariña luguesa adquirirán su
máximo esplendor.
El porqué de este tipo de sustentación fue interpretado por diferentes autores,
también, de distinta forma, así para Pracchi se empleaba en las zonas costeras del norte en
función de que la violencia de los vientos necesitaba de soportes sólidos y robustos.
Martínez Rodríguez descarta esta hipótesis argumentando que el factor climatológico no
66

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
implica la presencia de este tipo de muretes tal y como se demuestra en el interior de las
provincias citadas y aún, incluso, en el país vecino, Portugal. Por contra, introduce la
variante geológica aduciendo que los muretes de cachotería se encuentran en aquellas áreas
de roca esquistosa, fisurada, que por su propia constitución no permiten un labrado tan
perfecto como el que requieren los postes, a saber; el norte de la provincia de la Coruña y de
Lugo. En este sentido, las mahías pontevedresas o del sur de Coruña son distintas ya que el
granito suele ser aquí duro y uniforme por lo que se levantan con perpiaño perfectamente
escuadrado y pulido.
En nuestra modesta opinión, para el caso de la Mariña Vivairense, ambas
hipótesis no son contradictorias sino más bien complementarias ya que en ella se unen
vientos de fuerte intensidad y un granito más fisurado y esquistoso que en el sur de Coruña
y provincia de Pontevedra. Estas dos condiciones podrían explicar la causa del uso del
murete en nuestra zona de estudio en la que dará lugar a la aparición de lo que
denominaremos hórreo tipo mariñán por ser esta comarca, desde Ortigueira, Coruña, hasta
Cadavedo, Asturias, pasando hacia el interior por Pol, Meira y este del río Eo, en la que
adquiere su consolidación plena. Otros autores adoptan la denominación de tipo
Mondoñedo.
La otra forma de sustentación es la denominada celeiro (del latín cellarium =
granero). Consiste en un cerramiento del espacio inferior del cabozo mediante cuatro
paredes abiertas únicamente con una puerta de entrada. Este cercado se suele hacer de
mampostería enfoscada o sillares aunque también de ladrillo o bloque en los ejemplares más
modernos. En el primer caso acompañan al hórreo mariñán teniendo la misma planta y
dimensiones que la cabaña, mientras que en el segundo suelen prolongarse hacia la puerta
del granero dejando una plataforma a la que se accede mediante una escalera fija. Deberá
tenerse precaución en dejar una separación lo suficientemente grande entre esta plataforma
y el hórreo para que los roedores no puedan saltar al interior del mismo.
Constituye el sostén de un tipo de hórreo denominado Ribadeo, más pesado
que el mariñán y de mayores dimensiones por lo que es lógico que su constitución sea más
poderosa que la de los muretes. Existen ejemplares que constan de tres pisos con uno
intermedio entre el celeiro propiamente dicho y el cuerpo del hórreo. El primero se usa
como bodega, el segundo para guardar toda suerte de cereales y la cámara para el maíz
estrictamente. De este tipo podemos encontrar varios entre la zona de Barreiros y Foz.
La puerta se suele colocar en un lado corto, generalmente el que mira al
norte, aunque por veces también lo hemos encontrado en uno de los largos, y se convierte en
un segundo almacén de multitud de cosas: aperos de labranza, leñera, bodega, despensa de
patatas, frutos, gallinero, conejera, caseta del perro, etc.
Este hórreo se expande fundamentalmente por zonas costeras del Cantábrico,
desde O Vicedo, límite occidental, hasta el valle del Navia en Asturias, por tierras de
67

José María Leal Bóveda
Villaodrid o Villapedre. Sin embargo alcanza su climax entre Foz y Ribadeo del que toma
su nombre. Penetra también en Vegadeo aunque no hace lo propio con los valles interiores
ni con la Meseta lucense tal y como veíamos en el caso del mariñán.
La riqueza arquitectónica referida al cabozo que encierra la zona de Viveiro
se pone de manifiesto en los distintos tipos de graneros que existen, así como en las
correspondientes formas de soporte que llevan. Como norma general tenemos las dos
estudiadas anteriormente, pero eso no excluye otras variantes aunque sean zonales. En este
sentido, el celeiro podemos verlo también en el denominado hórreo mariñán en el que
cumplirá las mismas funciones que en el ribadeo. Numerosos casos hemos visto de ello aún
con la puerta en un lado largo mirando al sur.
Mención aparte merecen los que denominaremos tipo asturiano. Es este un
granero de planta cuadrada aunque de mucho menos volumen que el típico de Asturias pero
del que toma su forma e, incluso, su sustentación. Esta consiste en cuatro pilares
troncopiramidales, más gruesos en el suelo que en la zona de contacto con la cámara. Se
sitúan uno en cada ángulo del hórreo y logran un soporte perfecto. Están construidos con
mampostería tosca unida con barro y enfoscada al exterior con argamasa. Se corresponden
con los pegollus del hórreo astur.
Todavía observaremos ejemplos de esta tipología de cabozo en la que la
elevación se realiza mediante celeiro de paredes de pizarra compactadas con arcilla, masa,
etc. Estos supuestos suelen constar de escalera fija de piedra en un lado corto que,
generalmente, se corresponde con el de la puerta.
En el caso de los hórreos modernos de ladrillo, prefabricado, bloque, etc., la
sustentación se hace por muretes o por celeiro del mismo material al tiempo que a aquellos
antiguos que se restauran “modernamente” se les conservan los pilares primitivos.
Para finalizar este apartado, diremos que, con pequeñas variantes, estas son
las formas más comunes de elevación de los hórreos en la zona estudiada en la que
resumiendo tenemos: hórreo mariñán con muretes y celeiro, hórreo ribadeo con celeiro,
hórreo asturiano con pilares o con celeiro y hórreo moderno con muretes o celeiro de
ladrillo, hormigón, prefabricado, etc.
La unión de pies y cámara no se hace inmediatamente sino mediante unas
piezas intercaladas, generalmente estrechas y planas, de granito o de pizarra, dispuestas
transversalmente, denominadas tornarratos o rateiras que tienen por misión la de impedir
que los roedores alcancen la cabaña del granero. De esta función se deriva, como claramente
podrá observarse, el nombre que reciben.
Si el hórreo es de muretes, estos llevarán una en cada soporte con forma
rectangular que sobresaldrá unos 20 ó 30 centímetros del ancho de la cámara. Estará
perfectamente pulida con el objeto de que los ratones no puedan clavar sus uñas y ascender
por la pared. Pueden llevarse de pizarra que será más delgada y tosca que en el caso anterior
68

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
pero que cumplirá la misma función. En los hórreos asturianos es frecuente que cada pie
lleve una protección de este tipo.
Existen ejemplares que sobre los muretes colocan una enorme piedra plana
sobre la que se instala el granero que sirve como enorme rateira. Pero estos son los menos
de los casos.
En el caso de los hórreos tipo ribadeo consisten en un voladizo continuo de
pizarra a modo de tornarratos a la vez que sobre él se depositarán calabazas, calabacines,
etc., a madurar.
Si considerásemos otras zonas de Galicia, en función del tipo de soporte,
veríamos cómo varía la forma del tornarratos pudiendo adoptar varias: troncocónicas,
cilíndricas, convexas, mixtas, cuadradas, rectangulares, etc68 .
La unión entre la sustentación y las rateiras se realiza mediante barro, arcilla,
mortero de cal con arena, etc. Hoy se hace con argamasa de arena y cemento. Antiguamente
los canteros tenían otro método ingenioso que consistía en la colocación en la cabeza del pie
o muro de una capa fina de arena que, en contacto con el tornarratos, tendía a llenar los
huecos no cubiertos por la mencionada unión. El empalme del pie con la base se realizaba
del mismo modo, y dado que este método no siempre funcionaba, se podían añadir puntos
de soldadura metálica o incluso piezas clavadas de este material.
En relación con la protección contra los roedores, los graneros no llevan
solamente estas piezas. Cabe la posibilidad de que pese a su tacto, perfectamente liso,
aquellos puedan subir por algún que otro lugar (árboles, ramas, la escalera dejada puesta
descuidadamente, etc.). En estos casos, los propietarios le hacen un pequeño agujero en la
puerta de entrada por la que pueda pasar el gato. Ciertamente, éste disputa con los ratones,
pero con los más pequeños, habiéndome reconocido un propietario que los de mayor tamaño
le plantan cara al felino por lo que éste opta por dejarlos en paz.
En otro estudio de este tipo realizado por tierras de Caldas de Reis, curioso le
resultó a quien esto escribe el hecho de que una propietaria, cierto día que la visitamos para
que nos informara de su hórreo, al abrir la puerta y oler lo que había dentro se percató
inmediatamente de la presencia de los ratones en el interior de la cámara aún sin verlos. La
sorpresa fue mayúscula cuando la señora comenzó a batir en el maíz con un palo, al tiempo
que salían al son de los golpes dos fornidos roedores. Sorpresa aparte, no se puede pedir
mayor integración con la tierra y los olores que despide.
B). LOS ELEMENTOS SUSTENTADOS.
Hecho el entramado sustentante cabe ahora hacer lo propio con el sustentado,
cámara o cabaña propiamente dichas que habrán de ser distintas en función de si hablamos
de hórreo mariñán, ribadeo o asturiano.
68 68.- Ver otros trabajos citados del autor sobre Caldas de Reis.
69

José María Leal Bóveda
Comencemos por el primero de ellos.
Es un cabozo de planta rectangular alargada (el más largo de los aquí
catalogados mide 10 metros de largo por 2,50 de ancho) cuyos penales son la continuación
de los muretes exteriores, sin pinches y por lo tanto con cubierta a cuatro aguas. Veamos
cómo se construye.
Las rateiras han de llevar distintos encajes hechos en la pieza para proceder
a la colocación de las trabes, sollos, o travesaños, amén del piso. Éstas apoyan sobre los
tornarratos, encajando perfectamente en sentido longitudinal desde las primeras hasta las
últimas. Suelen ser de madera y más raramente de piedra. Una vez tiradas podremos
comenzar con la colocación de las maderas o piedras del piso, que deben ir colocadas en
posición perpendicular a las rateiras.
Sobre las esquinas y en medio de las trabes se sitúan unas vigas erguidas de
piedra, llamadas colunas que vienen a representar las verdaderas vigas del hórreo. El
número de estas piezas varía en orden a lo largo del granero y a la cantidad de claros, por lo
que se puede decir que para uno de dos ha de llevar seis colunas; dos en las esquinas del
frente, dos en medio y las dos restantes en la parte posterior. De esta forma queda
perfectamente armada la cámara del granero.
Las colunas llevan encima, unidas longitudinalmente a las tres de cada lado
del hórreo, dos piezas de piedra largas y paralelas; son las soleiras o cornisas con un
pequeño desbaste ya que sobre ellas ha de encajar en el medio la tixeira o arco.
Conseguimos así el esqueleto para proceder al cierre del hórreo por arriba o a la colocación
del tejado.
Engarzadas las trabes, colunas y soleiras, cerramos las paredes de la cabaña
con piezas verticales de madera, separadas por una pequeña abertura por la que penetra el
aire. En nuestro caso el material más frecuente es la madera aunque encontramos un
maravillo ejemplo de tiras de piedra en la parroquia de Lago, concello de Xove, propiedad
de Dolores Rodríguez Otero. Estas piezas se llaman popularmente balaústres o balaústros y
enganchan verticalmente sobre las trabes y soleiras. Horizontalmente lo hacen en las
colunas que han de portar unas pequeñas hendiduras por las que se meten. A esta operación
se denomina cangar los balaústres. En medio de ellos, por fuera, uniéndolas a todas se
clava la cinta. De este modo quedan los balaústros perfectamente sujetos vertical y
horizontalmente y el cuerpo de la cámara dividido en dos.
Estas mismas formas constructivas son empleadas para el hórreo asturiano
aunque con alguna diferencia, sobre todo en las trabes que son siempre de madera y en las
colunas que son de mampostería de cachote o de pizarra, enfoscada mayoritariamente al
exterior. Debemos tener presente que la gran diferencia de este tipo con respecto al mariñán
está en la planta que aquí es cuadrangular.
Las paredes del tipo ribadeo son completamente distintas a las de los dos
70

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
anteriores ya que se hacen por entero de piedra o de mampostería de pizarra, frecuentemente
encalada al exterior. La ventilación se produce por unas aberturas rectangulares, a modo de
saeteras, denominadas bufarros o furados que cubren los cuatro lados de la cámara. Se
disponen longitudinalmente en tres filas horizontales sin que los de arriba se correspondan
con los inmediatamente inferiores. Esto le da un aspecto característico al cabozo en forma
de tablero de ajedrez.
Existe otro tipo de granero que llamaremos tipo mixto que consiste
básicamente en una base sustentadora de muretes fundamentalmente. Las paredes largas de
la cabana son de balaústros de madera colocados verticalmente, mientras que las cortas se
hacen con saeteras del tipo ribadeo, que se colocan, generalmente, dos en la parte superior,
una sola en el medio y otras dos en la inferior dando el aspecto ajedrezado propio del
ribadeo. De la mixtura de estas dos formas de fabricar los tabiques laterales hemos
adoptado la denominación de tipo mixto. Su área de distribución se condensa hacia el este
de la zona, en la confluencia de los concejos de Viveiro y Vicedo, donde adquieren su
mayor representación. Precisamente, aquí encontramos los ejemplos más numerosos del tipo
ribadeo.
La cabaña de los hórreos modernos es mucho más fácil de levantar ya que se
hace con piezas hechas a medida, bien de ladrillo colocado transversalmente con los
agujeros hacia fuera, de bloque de hormigón o de material prefabricado. Todo ello se une
con argamasa en una operación que apenas si plantea problemas por lo que puede ser
abordada por el mismo propietario.
C). LA CUBRICIÓN.
El hórreo lleva generalmente dos o tres tixeiras sobre las que se coloca
longitudinalmente una viga de madera que las une, llamada cume o cuberta. Se sitúan
aproximadamente a 40 ó 50 centímetros de los lados cortos del cabozo y justo en medio.
Desde aquí parten otras dos pequeñas vigas, también de madera, hacia los vértices
superiores de la cámara. Este entramado hace que nuestros graneros no lleven pinches, o
frontones triangulares en el frente, de tal suerte que la cubierta se realiza a cuatro aguas, al
contrario que en la mayor parte de Galicia, en orden a una mayor resistencia al aire y a una
mejor evacuación de las aguas.
Del cume que atraviesa las tixeiras parten varias filas de tablas de madera,
perpendiculares hacia los aleros, denominadas cangos que se pueden cruzar o no con otras
transversales. Normalmente esto no ocurre, pero puede pasar. Con esto se conforma un
entramado consistente en una red de filas de madera sobre la que se coloca la cubrición o
tejado, mediante losas de pizarra y más recientemente, capas de cemento o chapas de uralita.
La cubierta se hace a cuatro aguas, dos mayores sobre los lados largos y dos menores sobre
los cortos, clavando o atando con alambre las losas de pizarra con puntas a los cangos. En el
exterior, la unión de las mismas se hace sobre la arista mayor con teja romana, cementada
71

José María Leal Bóveda
con el objeto de que no penetre el agua por las 5 resultantes.
El tejado debe llevar una determinada pendiente con el fin de que la
escorrentía de las aguas se realice hacia fuera de las paredes. El grado de inclinación varía
según la zona considerada y su pluviosidad pero no debe pasar, en opinión de los más viejos
de la zona, de un cuatro por ciento. Además no debe sobresalir del cuerpo de la cámara,
conformando un alero que expulse las aguas fuera de la misma para que el maíz y los
balaústres no se pudran.
Salvo en el norte de Lugo y Coruña, donde la techumbre es a cuatro aguas y
cubierta de pizarra, en el resto de Galicia se hace a dos con teja romana o del “país. De estas
particularidades proviene la esbeltez que para nuestro cabozo proclama Martínez Rodríguez.
Hecho el hórreo deberemos ponerle la puerta cuyo número y ubicación
estarán en orden a la orientación del mismo y según los claros que lleve. Como norma
general se sitúan en uno de los lados cortos, casi siempre en el que mira hacia el norte
aunque, excepcionalmente, es posible que porte una en cada penal. Hemos visto casos en los
que situado el cabozo muy cerca de la casa, se tiende una especie de pasarela desde el piso
alto de ésta hasta el granero, con lo que se consigue que la entrada no suponga tocar el
exterior. Raramente lo hace en un lado largo.
Los accesos al cabozo son exteriores y pueden hacerse de dos formas:
mediante una escalera consistente en unos peldaños de piedra fija que quedan alejados de la
puerta a una altura que facilite el paso al hombre y dificulte el de los roedores; o con una
escalera de madera móvil que se coloca cada vez que tenemos que coger maíz. Se debe tener
mucho cuidado en retirarla cuando acabamos la tarea ya que si se nos olvida los ratones
pueden subir por ella y conseguir el cereal de la cámara. De los primeros hemos localizado
menos número que de los segundos que se convierten en predominantes. Aún así, pudimos
observar que en caso de llevar escala fija de piedra el tipo de hórreo era casi siempre de tipo
ribadeo. Hacia Barreiros, Foz y Ribadeo es norma que existan peldaños fijos que terminan
en una plataforma superior, alejada de la entrada por lo expuesto anteriormente que sirve
como protección de aguas a la puerta de entrada al celeiro. Éste llevará también unos
pequeños ventanucos de aireación.
Dado que antiguamente las posibilidades técnicas para levantar las piedras
eran muy limitadas, este proceso de erguido se hacía a mano con la ayuda de los vecinos, o
bien mediante los llamados guindastes o grúas artesanales, compuestos por tres palos, una
roldana y una cuerda. Con este aparato se conseguía reducir el esfuerzo y facilitar la tarea de
los hombres. De igual modo, es palpable a simple vista cómo las labores de cantería o
albañilería eran ejercidas, cuando no se podían pagar jornales, por los mismos labriegos a
los que el aislamiento del mundo rural convertía en verdaderos especialistas de todo tipo de
tareas.
Con todo, lo más normal era que los canteros puliesen las piedras, los
72

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
carpinteros tornasen y cangasen la madera y los albañiles cubriesen con pizarra el techo y
diesen el último y definitivo pedrado.
Lo que aquí se puede leer hace referencia al hecho tradicional de levantar el
cabozo, y debiendo tener en cuenta el lector que hoy esto se hace con materiales
prefabricados, menos pesados, para lo que el hombre cuenta con técnicas mecánicas que
disminuyen sobremanera los esfuerzos ancestrales69 .
D). LOS ELEMENTOS ORNAMENTALES.
Del mismo modo que protegíamos el hórreo de la humedad y de los roedores,
también tendremos que hacerlo de los malos espíritus, males de ojo, meigallos, etc. En
definitiva, tenemos que salvarlo de todo cuanto pueda arruinar la cosecha de la que
habremos de comer todo el año. Pero también, hemos de agradecer al cielo la bonanza de la
cosecha y el que nos haya permitido tener el cabozo lleno de cereal, cuestión ésta que da
prestigio a una casa, amén de comida. Para esto están las cruces y otros elementos
ornamentales.
Efectivamente, la mayoría de los graneros encontrados portan piezas que
rematan el edificio. Pueden ser cruces de piedra o los denominados pelouros o lampeóns
que consisten en unos terminales puntiagudos de piedra o cantos rodados que coronan el
edificio. Mucho se ha hablado de su significación por lo que nosotros vamos a recoger
aquello más importante para aplicarlo a nuestro espacio de estudio.
Nuestros antepasados, practicantes de una economía casi de subsistencia,
basada en la ganadería y en una agricultura rudimentaria, tuvieron que dominar la naturaleza
con objeto de obtener buenas cosechas. Para que la tierra les fuera fecunda y no hubiese
plagas que acabaran con ellas, no dudaron en pedirles ayuda a los espíritus. Espíritus estos
relacionados con las fuerzas naturales, síntoma de una religiosidad muy primitiva, como el
agua, el fuego, los árboles, las serpientes, la luna, las fuentes, y otros muchos más.
Se fue, así, gestando un determinado tipo de conciencia mítica gallega,
preñada de magia, brujería, etc., que habría de perdurar desde los tiempos más remotos
hasta la llegada de Roma y la posterior del Cristianismo, filosofía que remata este tipo de
cultos.
El triunfo del Cristianismo en un decadente Imperio Romano de occidente es
patente desde los primeros siglos de la era cristiana, de suerte que poco a poco va
imponiendo sus rituales, sustituyendo aquellos de nuestros ancestros. De esta forma, las
ermitas, las capillas, los cruceiros, se van situando en las cimas de los montes, junto a las
fuentes, en el cruce de los caminos, etc., clavando el símbolo de la cruz como expresión de
69 69.- Con las pequeñas diferencias en el nombre de las piezas del hórreo y en el proceso constructivo, creemos
haber dado una perspectiva de cómo se hace éste. El método seguido para elaborar esta información consistió en
una encuesta pasada a los alumnos de las diferentes parroquias y concejos, en las que se interrogaba a los
mayores sobre el nombre de las piezas y las formas de suspender el cabozo.
73

José María Leal Bóveda
una nueva religiosidad (aunque la cruz no es privativa de esta religión sino que es muy
anterior a ella). Los ritos ancestrales con los que se dominaba o se ponía en contacto con la
naturaleza se van viendo sustituidos por las prerrogativas a los santos, las novenas, las
misas, las súplicas a Dios y las promesas a la Virgen70 .
A pesar de esto, los cultos antiguos pervivieron y aún podemos ver por aquí
cómo las mujeres a la hora de sembrar el maíz hacen una cruz en el suelo para que el grano
no se pierda y germine abundantemente.
Si la cruz invade la religiosidad ancestral, del mismo modo queda
incorporada a la conciencia mítica del campesino gallego, no solo en el suelo sino en el
símbolo más importante de la hacienda: el granero.
La cruz tiene virtudes profilácticas, consagratorias ya que lo pone bajo la
protección divina y muestra el respeto que sentimos por el pan, por eso se coloca sobre la
urna que nos alimenta. El propio Castelao debió de sentir lo mismo cuando en su obra As
cruces de pedra na Galiza, dice: “el pan nuestro de cada día dánoslo hoy” 71 .
“...La cruz contrarresta el poder de la bruja, que puede hacer que se pudra el
maíz o que se caiga el hórreo. Protege de los aires de difunto, de mujer preñada o
menstruante; si la mujer menstruante toca el maíz, éste se pudre, pica el vino, seca las
plantas y estropea la carne y los chorizos. Defiende del mal de ojo que proviene de personas
que tienen “fuerza en la mirada” -también llamada “fascinación”- y que les hacen daño,
muchas veces sin pretenderlo, a las personas, las cosechas y los ganados.
Libra al hórreo de las “Fadas”, seres fantásticos entre espirituales y humanos,
que pueden castigar a las gentes y echar maldiciones...” 72 .
La cruz en el hórreo se asemeja a la de la iglesia ya que aquel es como un
relicario que guarda nuestro pan, por eso debe llevar las mismas significaciones que ella: la
cruz y los elementos ornamentales que sean. En efecto, en muchos casos encontramos
adornos en graneros que reproducían lo mismo que tenían las iglesias o capillas más
próximas. En este contexto, se puede decir que: “...la cruz en el hórreo no es un símbolo
puramente decorativo, aunque hoy tiende a perder el significado sagrado y profiláctico. Su
importancia reside en la protección que ejerce sobre el elemento más importante de la
economía familiar, el pan: la cruz lo protege y hace que la cosecha esté en buen estado...” 73 .
Interrogados los paisanos, de aquí y de otros lugares de Galicia, sobre la
significación de la cruz sobre los penales de sus hórreos, muy pocos respondían en los
términos en que nos expresábamos en párrafos anteriores. Por el contrario, la mayoría de
70
70.- BANDE RODRÍGUEZ, ENRIQUE Y TAÍN CARRIL, CARLOS: “El mundo simbólico del hórreo”.
Actas del Primer Congreso Europeo del Hórreo. Santiago de Compostela. Octubre de 1985. P. 58.
71
71.- CASTELAO, A. R.: “As cruces de pedra na Galiza”. Ed. Galaxia. Vigo. P. 94.
72
72.- BANDE RODRÍGUEZ, ENRIQUE: Opus cit. P. 59.
73
73.- BAS, BEGOÑA: “As construccións populares. Un tema de etnografía en Galicia”. Ed. do Castro. Coruña.
1983.
74

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
ellos confesaban que la cruz remataba el granero por puro fetichismo o por mimetismo con
los hórreos de los vecinos ya que estos también la llevaban. Aún así, reconocían que sus
ancestros la habían colocado como elemento protector de malos espíritus.
Ciñéndonos a la zona en cuestión diremos que cuando el granero lleva
lampeóns o pelouros se ponen como adorno y como sujección con argamasa de las hileras
de pizarra que lleva el cabozo. Esto es así porque aunque las losas van sujetas con puntas o
con alambre a los cangos interiores, el viento suele batir fuertemente en ellas
levantándolas, por lo que necesitan de este peso externo.
Los lampeóns tienen igualmente su propia simbología y no falta quien los
relacionó con símbolos fálicos en pirámide74 . En este sentido, Lema Suárez recoge que: “...ó
xenial rianxeiro (por Castelao) non lle convencera tal opinión, xa que pra el os remates do
barroco galego eran “estilizacións” do alciprés; os lampións moi ben poideran ser elementos
simbólicos, reminiscencias dunha evocación a calquera deidade primitiva “xa desaparecida
do noso ceo” pro que pasou do paganismo ó cristianismo coas arelas de fartura e
fecundidade...” 75 .
En una zona del concejo pontevedrés de la Estrada, en el valle del río Vea,
Olimpio Arca reseña que toda la simbología que portan los cabozos son muestras de gratitud
por la consecución de buenas cosechas, así que que cuando el maíz se sube a la cámara en
tinas, los encargados de hacerlo hacen la señal de la cruz antes de almacenar la primera
cesta de la cosecha76 .
De todo lo dicho, lo cierto es que existen hermosísimos ejemplares de cruces
y lampeóns (pueden ser de muchas formas: troncopiramidales, rematados en punta, en
bolas, adornados con trabajo en piedra, representando capillas y templetes pequeños, de
guijarros grandes puntiagudos, etc.), que parecen más adornados conforme avanzamos en el
tiempo. Lema Suárez77 les presupone unos orígenes relativamente modernos ya que en la
zona estudiada por él, la Costa de la Muerte, los hórreos más viejos no portaban ningún
elemento decorativo, mientras que sí lo hacían los más recientes. Además apunta una fecha
de “salida” de este proceso decorativo que sería lo que viene a denominar “el barroco
galego”. Incluso señala que el investigador británico Guy Gimson encontró cierta semejanza
de algunas cruces de los cabozos galegos con las antiguas celtas del suroeste de Irlanda78 .
En nuestra área los pelouros o lampeóns se limitan casi exclusivamente a
unas piedras de forma ovalada, terminadas en punta, más o menos acusada. Son materiales
muy fáciles de conseguir ya que existen en gran cantidad en las numerosas pequeñas playas
74
74.- KING GEORGIANA, G.: “The way of Saint James. N. York & London”. 1920. P. 225. Tomo III.
75
75.- LEMA SUÁREZ, J. M.: Opus cit. P. 217.
76
76.- ARCA CALDAS, OLIMPIO: Opus cit. P. 261.
77
77.- LEMA SUÁREZ, J. M.: Opus cit. Ps. 217-219.
78
78.- GUINSON, GUY: “Los graneros del norte de España”. Museo de Pontevedra. XXVIII. Pontevedra. 1974.
P. 238.
75

José María Leal Bóveda
del litoral cantábrico.
En resumen, podemos decir que estas piezas reúnen para sí la condición de
elementos ornamentales a lo que debemos unir una acusada funcionalidad mítico-religiosa.
Todo ello se complementa con las tareas de sujección de las losas de pizarra contra el fuerte
viento que sopla en la zona.
Existen otros tipos de adornos en las colunas ya que pueden llevar grabada
cualquier inscripción a petición de los propios dueños, quienes encargarían a los canteros la
obra. Por otro lado, podemos ver en los tejados gallos de metal, veletas de viento, etc.
2.10. DE LA TIPOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN DE LOS HÓRREOS.
No es tarea fácil realizar una clasificación tipológica de los hórreos debido a
su gran variedad de formas y al número de materiales y elementos de construcción. Con
todo, recogiendo la hecha por Martínez Rodríguez, seguida por Pedro de Llano (ver obras
ya citadas en este trabajo) y otros autores, nos atrevemos a proponer una clasificación que
atienda a cuatro aspectos básicos: a) la forma de la planta, b) los materiales de construcción,
c) las formas de sustentación, d) las vertientes del tejado. Ello siempre haciendo relación a
la zona estudiada.
1).- POR LA PLANTA.
1.A. RECTANGULAR..
Casi todos los cabozos encontrados en la Tierra de Viveiro pertenecen a esta
tipología. Los elementos de diferenciación, en este sentido, son la longitud y la anchura, los
materiales de construcción, que darán un tipo distinto de hórreo, y las formas de
sustentación. Las medidas variarán según la zona considerada de forma que podemos ver
ejemplares de 10 metros, los más largos, por Morás, Bravos, Congostras, e, incluso
Magazos; de 9 metros en A Rigueira, Faro, Augadoce, Iglesia, Lago, etc., hasta los de 2 y 3
metros, los más cortos, en la zona de Escourido, Cruceiro, Vilares, Corredoira, Xove, O
Goio, Sumoas, Vilachá, Mosende, A Barrela, Mogor, Borxa, Vicedo, Vedille de Arriba,
Gulpigueiras, Poceiras, Castelo, Vilasuso, etc.
Veamos a continuación los siguientes cuadros relativos a la mayor y menor
longitud de los graneros.
76

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
CUADRO Nº 7: LOS HÓRREOS MÁS LARGOS DE LA ZONA (EN METROS).
Nº MEDIDAS SUPERF/M2 SITUACIÓN TIPO FECHA
1 10,00.2,50.4,00 25 MORÁS. XOVE MARIÑÁN 1800
2 10,00.2,00.6,00 20 BRAVOS. OUROL MARIÑÁN ?
3 10,00.2,00.3,00 20 CONGOSTRAS. VICEDO RIBADEO 1800
4 10,00.1,80.4,50 18 MAGAZOS. VIVEIRO MARIÑÁN S. XVII
5 10,00.1,50.4,00 15 BRAVOS. OUROL MARIÑÁN ?
6 9,74.4,48.2,64 43,63 RIGUEIRA. XOVE MARIÑÁN 1807
7 9,70.2,40.3,60 23,28 ALDEA. FARO. VIVEIRO MARIÑÁN 1800
8 9,00.2,30.3,50 20,7 AUGADOCE. VIVEIRO MARIÑÁN 1795
9 9,00.2,00.4,50 18 IGLESIA. XOVE MARIÑÁN 1700
10 9,00.1,60.4,20 14,4 LAGO. XOVE MARIÑÁN ?
11 APROX. 9 M ----- FABÁS. CHAVÍN MARIÑÁN
CON
CELEIRO
1921
12 8,95.2,38.4,05 21,30 SAN CRISTOBO. XOVE MARIÑÁN ?
13 8,87.2,00.4,35 17,74 SAN PEDRO. VIVEIRO MARIÑÁN 1870
14 8,80.3,10.5,00 27,28 SUEGOS. VICEDO RIBADEO 1875
15 8.80.2,15.4,00 18,92 MORÁS. XOVE MARIÑÁN 1800
16 8,60.2,40.4,00 20,64 MORÁS. XOVE MARIÑÁN 1700
17 8,60.2,25.4,50 19,35 AMIEIRO. VICEDO MARIÑÁN 1906
18 8,50.1,80.5,00 15,3 IGLESIA. XOVE MARIÑÁN ?
19 8,50.1,60.4,30 13.6 LAGO. XOVE MARIÑÁN ?
20 8,46.1,85.3,24 10,49 XILLOY. VICEDO MIXTO 1796
21 8,35.2,65.3,40 22,12 PIÑEIRO. VICEDO RIBADEO 1780
22 8,35.1,35........ 11,27 LAMA. MAÑÓN.
CORUÑA
MARIÑÁN 1935
23 8,25.2,20.3,50 18,15 SAN CRISTOBO. XOVE MARIÑÁN 1885
24 8,20.2,40.4,30 19,68 LAGO. XOVE MARIÑÁN
DE PIEDRA
1858
25 8,06.2,30.4,35 18,53 MAGAZOS. VIVEIRO MARIÑÁN S. XVIII
26 8,00.2,50.7,00 20 XOVE NÚCLEO MARIÑÁN 1750
27 8,00.1,80.5,00 14,4 XOVE, NÚCLEO MARIÑÁN 1914
28 CUATRO
PILARES
29 CUATRO
PILARES
---- FREDERÍA. SAN
ROMÁN. VICEDO
---- VILELA. SAN ROMÁN.
VICEDO
77
RIBADEO 1795
MARIÑÁN ?

José María Leal Bóveda
(FUENTE: ALUMNOS DEL INSTITUTO VILAR PONTE. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA LEAL
BÓVEDA).
De los datos ofrecidos en el cuadro anterior se pueden observar las
dimensiones de los hórreos más largos y, en algunos casos, más anchos del área trabajada.
En este sentido, destacan los números 1, 2, 3, 4 y 5 pertenecientes a los concejos de Ourol,
Vicedo, Viveiro y Xove, con unos 10 metros, construidos entre los siglos XVIII y XIX,
época del mayor desarrollo constructivo en función de las desamortizaciones liberales.
También son relevantes los de 9 metros, y de entre ellos, uno situado en A Rigueira, que
consta de 43,63 m2 de superficie amén de otro caso con 23,28 m2 en Aldea, Faro.
De los de mayor longitud, casi todos responden al tipo mariñán, incluidos
alguno con celeiro, observándose tan sólo uno de tipo ribadeo.
Ello posiblemente nos ponga en el camino de encontrarnos en una tierra
donde el cultivo del maíz adquirió grandes proporciones, hecho que demostraría que a
mayor cosecha se correspondería una mayor longitud de granero.
Respecto de la propiedad de las construcciones diremos que nos hallamos
ante un hecho significativo ya que pertenecen a personas privadas, posiblemente
acomodadas en su día, con tierras en abundancia, lo que posibilitaría mayor producción
agraria y en consecuencia hórreos con volúmenes considerables.
Curiosamente, ocurre todo lo contrario que en una gran parte de Galicia,
donde la Iglesia se convierte en propietaria de la mayor parte de la tierra, sobre la que
asentará a sus vasallos, rentistas o foreiros, que habrán de pagarle toda clase de tributos.
Este hecho posibilitó la existencia de los hórreos más grandes de nuestra tierra gallega, tal
es el caso del de Carnota, Araño, Vilaboa, Poio, Lira, etc.
Quizás, la explicación venga dada porque Viveiro y su alfoz fue desde los
siglos XIV y XV señorío laico en el que la iglesia apenas sí tuvo poderío, contrariamente a
lo que ocurriría con la villa episcopal de Mondoñedo.
En este sentido, hemos encontrado pocos cabozos de propiedad comunal, es
decir, hechos por el conjunto de los vecinos ante la imposibilidad de acometer en solitario la
construcción de un granero. A lo sumo, tenemos varios ejemplos en que la pertenencia de
un granero es compartida por dos personas, siempre hermanos, herederos a partes iguales
del mismo. También es posible que uno de ellos venda su parte con lo que la propiedad
familiar deriva hacia otras familias. Suponemos que la excesiva atomización de la propiedad
de la tierra y un acusado proceso de redención foral, posibilitado por los dineros “indianos”,
las mejoras en los rendimientos de la tierra y los procesos desamortizadores decimonónicos,
nos den la respuesta a estos interrogantes que nosotros mismos nos hemos impuesto.
De todos modos, este es un tema sobre el que volveremos más adelante.
Contentémonos ahora con lo hasta aquí expuesto.
Observemos, a continuación el cuadro de los hórreos más pequeños para
78

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
ponerlo en relación con el anterior.
CUADRO Nº 8: LOS HÓRREOS MÁS PEQUEÑOS DE LA ZONA (EN METROS).
Nº MEDIDAS SUPERF/M2 SITUACIÓN TIPO FECHA
1 2,00.1,25.2,50 2,5 ESCOURIDO. VIVEIRO MARIÑÁN ?
2 2,00.1,50.3,00 3 CRUCEIRO. XOVE MARIÑÁN 1800
3 2,00.2,30.4,00 4,6 VILARES. OUROL MARIÑÁN AP. S. XIX
4 2,10.1,80.1,00 3,78 CORREDOIRA. OUROL MARIÑÁN 1923
5 2,15.1,20.3,20 2,58 XOVE NÚCLEO MARIÑÁN AP. 1920
6 2,20.1,80.4,80 3,96 O GOIO. OUROL MARIÑÁN AP. S. XIX
7 2,25.1,30.3,30 2,92 SUMOAS. XOVE MARIÑÁN 1920
8 2,27.1,60.3,40 3,63 VILACHÁ. XOVE MARIÑÁN S. XIX
9 2,30.1,40.3,40 3,22 MOSENDE. XOVE MARIÑÁN 1894
10 2,30.1,50.5,20 3,45 A BARRELA. OUROL MARIÑÁN AP. S. XIX
11 2,30.1,69.4,50 3,88 VILARES. OUROL MARIÑÁN 1905
12 2,33.1,33.3,30 3,09 MOGOR. MAÑÓN MARIÑÁN 1954
13 2,50.1,50.4,00 3,75 ESCOURIDO. VIVEIRO MARIÑÁN AP. 1870
14 2,50.1,60.4,10 4 BORXA. LAGO. XOVE MARIÑÁN AP. 1940
15 2,50.1,70.3,40 4,25 VICEDO VELLO MODERNO 1975
16 2,50.2,50.4,00 6,25 ESCOURIDO. VIVEIRO ASTURIANO ?
17 2,60.1,18.1,98 4,68 VEDILLE DE ARRIBA.
MURAS
MARIÑÁN 1850
18 2,61.2,50.3,82 6,52 GULPIGUEIRAS. XOVE MODERNO 1980
19 2,79.1,60.3,00 4,46 POCEIRAS. XOVE MARIÑÁN 1895
20 2,80.1,68.3,50 4,7 POCEIRAS. XOVE MARIÑÁN S. XIX
21 2,80.2,60.3,80 10,08 CASTELO. FARO.
VIVEIRO
MARIÑÁN 1825
22 2,85.5,00.5,64 14,25 VILASUSO. VICEDO RIBADEO 1750
23 3,00.3,00.5,50 9 MOSENDE. XOVE MIXTO CON
CELEIRO
(FUENTE: ALUMNOS DEL INSTITUTO VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ
MARÍA LEAL BÓVEDA).
A diferencia del caso anterior, las dimensiones de estos cabozos se reducen
considerablemente, pudiéndose encontrar ejemplos tan minúsculos de 2 hasta 3 metros de
largo en Escourido, o Cruceiro, Vilares, Corredoira, Xove, o Goio, Sumoas, Vilachás.
79
1900

José María Leal Bóveda
Mosende, a Barrela, Mogor, Borxa, Vicedo Vello, Vedille de Arriba, Gulpigueiras,
Poceiras, Castelo, Vilasuso. Etc.
La propiedad individual de los campesinos, evidentemente, tiene relación
con el tamaño del granero de modo que a menor tenencia de superficie cultivable y número
de explotaciones, menores serán las dimensiones del hórreo por cuanto que deben albergar
menor cosecha. También influirá el factor geográfico ya que a medida que avancemos hacia
el interior montañoso el cultivo del maíz se hace más dificultoso, hecho que favorece la
reducción de la cámara del hórreo o, incluso, su desaparición. Aunque esto no parece
cumplirse para los concejos de Xove, Vicedo o Viveiro, sí lo hace con el de Ourol, repetido
con asiduidad en el cuadro precedente.
El acusado minifundismo gallego, fruto de la sucesiva partición de la
hacienda familiar, trae consigo la proliferación de los hórreos puesto que a cada propiedad
privada le corresponde un almacén donde guardar el cereal, centeno, paínzo, trigo y, más
recientemente, maíz.
El proceso histórico de esta endémica fragmentación, como ya quedó dicho
en páginas anteriores, se remonta al siglo XIX con las Desamortizaciones de Mendizabal y
Madoz, la venta de las propiedades de la iglesia y del común de los concejos, y el acceso a
la compra de la parcela trabajada durante siglos por el labriego, parcela que, si ya era
pequeña de por sí, aún reducirá su tamaño con las posteriores y repetidas particiones hechas
entre los hijos.
Respecto de la anchura de los graneros, tenemos que decir que varía en
función de la longitud, habiendo casos significativos con anchos reducidos de poco más de
un metro hasta los de 4 ó 5 metros de algún hórreo tipo ribadeo, pero fundamentalmente de
los de planta cuadrada, tipo asturiano. Este último caso es casi privativo de la zona de
Escourido, Abrela, e, incluso, San Román do Val.
La altura también oscila según consideremos una u otra tipología de cabozo o
la morfología del terreno, es decir si está situado en pendiente o no. Podemos ver casos de 2
metros entre pies y cabaña y otros de más de 5 y 6 metros entre pies o celeiro y cámara. Por
otra parte, si el cabozo está en pendiente, la parte correspondiente a la zona más elevada
será más baja y viceversa. Con todo, si hiciésemos una media de la altura de todo lo
catalogado obtendríamos cifras entre 3,5 y 4,5 metros.
1.B. CUADRADA.
Es la perteneciente a los cabozos denominados asturianos. Las dimensiones
varían aunque no mucho, pasando de los que tienen 2,50.2,50.4,00 metros hasta los de
3,50.3,50.4,00 e, incluso 5,50 metros de altura. Otros no mantienen una planta estrictamente
cuadrada aunque sí muy parecida tipológicamente. Podemos observarlos por Escourido,
Abrela y San Román do Val, límite oriental de expansión. Quizá existan algunos ejemplos
más, pero aisladamente como ocurre con el de Mourenza, Galdo, hermosísimo hórreo
80

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
elevado sobre pies de mampostería, casi sobre la misma carretera, haciendo una especie de
túnel, con unas dimensiones de 6,80.4,00.5,60 metros.
El porqué de la existencia de esta tipología se nos presentó siempre como un
misterio, por lo que decidimos acudir a la entrevista con los propietarios con el fin de
averiguarlo. Ciertamente, ninguno nos supo concretar nada ya que la mayoría de ellos son
del siglo pasado, épocas a las que los propietarios actuales no pueden, como es lógico
remontarse. A lo sumo, nos respondían que creían que la causa de su existencia se basaba
en el mimetismo con el del vecino, es decir a partir de uno primigenio, los otros se irían
integrando en el paisaje sin desentonar. La cuestión estaría en averiguar cómo llegó el
primero de ellos.
Otras personas consultadas nos apuntaron la posibilidad de que la
proximidad de la frontera asturiana hubiese traído esta especie por derivación.
Particularmente, esta hipótesis no nos parece muy acertada ya que el límite occidental del
hórreo cuadrado astur se sitúa en el valle del Eo, hacia la zona de Hórrea, Meira, donde
convive, como más adelante se demostrará, con el gallego tipo mondoñedo, de Martínez
Rodríguez. Por contra, hacia el occidente asturiano, Tapia, Villapedre, etc., penetra el
hórreo gallego del tipo ribadeo o mondoñedo, hasta la zona de Navia, Otur, donde, de
nuevo, convive con el cuadrado asturiano. Como podemos observar, estaríamos ante un
proceso de “colonización” cultural contrario al apuntado como hipótesis. Con todo, no
debemos descartarla como línea de investigación.
2).- POR LOS MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN.
Haciendo un listado cronológico deberemos comenzar del siguiente modo:
2. A. DE MADERA.
El número de los de este tipo se reduce a 1, perteneciente al concejo coruñés
de Mañón. No es un hórreo habitual en la zona, tanto es así que no lo encontraremos dentro
de los ayuntamientos estudiados de la provincia de Lugo. A lo sumo, al sur de Muras, a los
pies de la sierra de la Gañidoira, en plena llanura villalvesa existen preciosos ejemplares del
denominado tipo villalba, que consisten en una cabaña completamente de madera, levantada
sobre una mesa de piedra o mampostería, con un pequeño vestíbulo de entrada, doble
balaustrada, una a cada lado de la entrada y techumbre de pizarra a dos aguas. Son
graneros de poco volumen, posiblemente relacionados con una menor cantidad de maíz
cosechada.
La utilización de la madera, que lleva consigo la adopción de la planta
rectangular, parece ser el paso siguiente en la evolución del cabozo de varas de planta
circular o rectangular. Algunos autores sitúan este salto en la romanización con la
introducción de las técnicas de carpintería que el Imperio Romano nos trajo allá por los
comienzos de la Era Cristiana.
El hórreo de vergas o varas vendría a representar la tipología más antigua de
81

José María Leal Bóveda
las que existen en el País gallego79 .
Se hacía con materiales fáciles de conseguir y trabajar; piedra o madera para
los pies, piedra para las rateiras, madera de carballo para las vigas de sustentación de la
mesa y de ésta misma, estacas de eucalipto o carballo para las 16 vigas que sirven de sostén
de las vergas, varas de salgueiro o vimbieiro, etc., o ripias de castaño para el entretejido
del cuerpo, de nuevo madera para la estructura cónica del techo y paja de centeno, maíz,
trigo, etc., como protección superior. Su distribución se reduce en la actualidad a la montaña
lucense, a las tierras de Lalín y Caldas de Reis en la provincia de Pontevedra.
Los motivos del cambio del redondo al rectangular de madera parecen
obedecer a la necesidad de tener un granero mayor, más consistente, de menor complicación
constructiva, capaz de albergar las cosechas de grano necesarias para los ejércitos de Roma.
La materia prima sería muy abundante con lo que el empleo de la misma se facilitaría
sobremanera. En él los pies siguen siendo de piedra o consisten en un celeiro o una mesa
maciza.
La cabaña se hace enteramente de madera, colocándose los balaústres
verticalmente, al contrario de lo que sucedía en los representados en las Cantigas de Santa
María de Alfonso X el Sabio, dejando un pequeño hueco entre cada uno. Por estos agujeros
pasará el aire que seca el cereal. Esta disposición se adoptará para el territorio gallego
posteriormente, por el siglo XVII, cuando la madera pase a ser sustituida por la piedra en el
caso de los hórreos de los poderosos.
2.B. DE PIEDRA.
Siguiendo las teorías clásicas, es posible que el hórreo de piedra sea el tercer
grado de evolución. El paso hacia él se daría allá por los siglos XVII y XVIII, cuando el
reforzamiento de las rentas forales y diezmales hicieron que los privilegiados lo fueran
todavía más. El fruto de su rapiña, en palabras de Olimpio Arca, hacía más grandes los
hórreos, pero también más consistentes, al poder aquellos pagar canteiros que escuadraran
bien la piedra, a imagen de los balaústres de madera.
En estas fechas es lógico pensar que la propiedad de estas maravillas
arquitectónicas pertenecieran exclusivamente al estamento superior de la pirámide social:
clero y nobleza80 . No es así hoy en día, cuando el poder adquisitivo de los propietarios llega
para hacer estos auténticos monumentos de piedra.
De este material hemos localizado unos 40, que representan el 4,9 % de los
catalogados, mayoritariamente en el concejo de o Vicedo, fundamentalmente del tipo
79 79.- Existe un completísimo e interesante trabajo realizado sobre este tipo de graneros por el Equipo de
Normalización Lingüística del Colegio Público de San Clemente, Caldas de Reis; Pontevedra, titulado “Os
cabaceiros”, en el verano de 1993. Es aconsejable su consulta ya que incorpora, además de un catálogo de los
existentes en la zona, entrevistas a los propietarios sobre las formas de construcción, uso, conservación, fotos,
dibujos explicativos, etc.
80 80.- Ver capítulo dedicado a la historia y evolución del hórreo.
82

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
ribadeo, aunque destaca uno del Ayuntamiento de Xove, de tipología mariñán, hecho con
balaústres de piedra en sustitución de los de madera. Hemos de aclarar que si bien en los
ribadeo la piedra no se coloca verticalmente, ni siquiera alcanza la perfección del caso
anterior, si constituye la materia prima fundamental, pudiendo ir a cara vista o encalada con
argamasa, arcilla, etc.
Sobre el empleo de este material en los hórreos existen dos teorías, a saber;
la denominada climatológica, defendida por Lema Suárez y la geológica por Martínez
Rodríguez. Nosotros nos atrevemos a introducir una tercera variante basada en las dos
anteriores pero en la que prima un fuerte componente económico. Veámoslas.
Lema Suárez mantiene que en su zona de estudio, la Costa da Morte en el
extremo noroccidental de la Coruña, proliferan los hórreos de piedra en función de unas
condiciones climatológicas desfavorables: fuertes vientos, lluvias abundantes todo el año y
una acusada humedad. Estos factores del clima dañarían grandemente la madera por lo que
el campesino prefiere hacer el granero de piedra, aunque tenga que recorrer muchos
kilómetros en la procura de ella o incluso hacerlos con cachotería tosca sin importar el
acabado.
Apoya su tesis en el hecho de que en determinados lugares desprovistos de
piedra existen, al contrario, numerosos ejemplos de graneros de este material (Castríz,
Salgueiras en el Xallas, Santa Comba, Mazaricos, etc.). Los labriegos viajarían lejos en
busca de ella para hacer un hórreo, posiblemente no muy estético, pero que resistiese el paso
de las inclemencias del tiempo.
Contrariamente, Martínez Rodríguez sostiene que la dicotomía madera
versus piedra se rompe en favor de la segunda en aquellos lugares en que tiene buenas
propiedades para la construcción. Nosotros mantendremos, como hemos dicho
anteriormente, una tercera vía en orden a las condiciones geológicas, climatológicas y
económicas de la tierra de Viveiro.
El número de hórreos de piedra, sin ser abundante, ya que no supera los 40,
sí es significativo. Este hecho se puede explicar por lo siguiente: la zona tiene unas
condiciones húmedas a lo largo de todo el año que mudan a una cierta mejoría de
temperaturas e insolación en el verano. Igualmente, la zona costera soporta vientos violentos
durante gran parte del invierno que disminuyen en intensidad a medida que penetramos
hacia el interior, por la protección ejercida por los numerosos pequeños cordones serranos.
De este modo, teniendo en cuenta estas subidas termométricas estivales, creemos que las
condiciones climatológicas no se pueden tomar como referente exclusivo a la hora de elegir
la piedra.
Por otra parte, si atendiésemos a la virulencia de los vientos, tendríamos que
en las zonas próximas al mar se tendería a construir fundamentalmente con piedra en aras de
una mayor estabilidad. Esto no es así, cuando al contrario podemos observar que desde
83

José María Leal Bóveda
Xove hasta Mañón, pasando por Viveiro y o Vicedo, la franja costera sostiene una tipología
de hórreo basada fundamentalmente en el mariñán, de materiales mixtos con techumbre
apuntalada con lampeóns de protección.
Muy al contrario, existen numerosas canteras por toda el área considerada
poseedoras de material pétreo abundante y de calidad, que, sin embargo, no es usado en
demasía tal y como cabría pensar que así fuera. Creemos pues que el verdadero motivo de
este débil empleo se debe más a criterios económicos que geológicos o climáticos aunque
no podemos olvidar la importancia de estos últimos. Efectivamente, la piedra necesita de
uno o varios canteros para poder picarla, escuadrarla, levantarla, encajarla, etc. Estos
cobrarían jornales que no podrían ser pagados por economías cercanas a la autosubsistencia,
pero sí por aquellas más pudientes, nobles o clérigos.
De ahí, y dada la abundante materia prima mixta, piedra y madera, el
campesino opta por hacer su hórreo él mismo aunque no alcance la perfección de la que
poseen los más poderosos. Hacemos hincapié, pues, en la carestía y el prolongado tiempo de
trabajo de la piedra como condicionante de la poca difusión de este hórreo.
Otro dato que pone de manifiesto el criterio económico es que en la
actualidad, cuando las economías no son tan ajustadas como en el pasado, a la hora de
reparar los materiales deteriorados, se prefieren los más modernos como el ladrillo, uralita,
cementos, prefabricados, etc., materia prima más barata, fácil de transportar y trabajar, de
larga duración, que requiere menos atenciones y cuidados.
Incluso, como podemos observar, la economía juega y jugó a lo largo del
tiempo un papel predominante81 .
Como hemos dicho, no podemos dejar de lado el papel jugado por las
condiciones climatológicas ya que hemos comprobado directamente que no son
desdeñables. Así, a la presencia de los lampeóns ya citados, en relación directa con la
intensidad de los vientos, debemos unir un hecho ya pasado. En efecto, por la zona se
recuerda el ciclón “Hortensia” que asoló las tierras gallegas por los años 70 dando como
resultado el que muchos cabozos acabaran derribados en el suelo en el que todavía siguen
muchos de ellos.
Para terminar este apartado diremos que las dimensiones de los existentes
son de las más considerables puesto que oscilan entre los 8 y los 10 metros de largo. Sin
embargo, a ellos deberemos unir las propias del celeiro o piso inferior. Con todo, componen
un volumen considerable, mayor, incluso, que en el caso de los de tipo mariñán más
81 81.- En este sentido, en un estudio realizado por nosotros en la provincia de Pontevedra, una propietaria de
Castro, Concejo de Campo Lameiro, nos confesó que estos materiales citados resultan más manejables y de
mejor instalación y mantenimiento que la piedra y la madera conjuntamente. La piedra sola, como ella decía, es
otro cantar, es demasiado cara. Debemos tener en cuenta que las canteras antiguamente eran de explotación
comunal, con lo que el campesino podía hacer uso de ellas cuando y cómo quisiera pero en la actualidad están
excesivamente privatizadas, y convierten a la piedra en un producto caro, casi de lujo en la construcción.
84

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
grandes.
Como norma general, los más largos de Galicia, pertenecen en su mayoría al
clero, tal y como podemos observar en los casos de las rectorales de Carnota, Araño, Poio,
Lira, Vilaboa, Arzúa, Barrantes, etc82 .
2. C. DE MATERIALES MIXTOS (PIEDRA Y MADERA).
Representan más del 90 % de los catalogados. Les denominamos así porque
incorporan la piedra y la madera mezclándose en un conjunto armonioso y perfecto. En
ellos la sustentación sigue siendo enteramente de piedra o mampostería, combinándose ésta
y la madera en la cámara en la que las columnas, sollos, soleiras e, incluso, el piso son de
piedra y los balaústres, cangos, cume y la tixeira son de madera.
Su momento de máxima expansión se situaría en el siglo XIX con las
reformas económicas, sociales y políticas que los liberales introdujeron en una España
dominada por las estructuras del Antiguo Régimen.
Sus dimensiones varían enormemente, yendo de los 2 metros el más corto a
los 10 metros el más largo. Entre estas dos medidas se sitúan los más repetidos que oscilan
alrededor de los 6 metros de media, con dos o tres claros83 .
Sin duda es el hórreo más representativo de la Tierra de Viveiro en la que
destaca el concello de Xove con 320 ejemplares de los 815 catalogados, le siguen Viveiro
con 194, o Vicedo con 165 y a una gran distancia Ourol con 37, Mañón con 20 y Muras con
1. Creemos que los motivos de esta predominancia están explicados en líneas anteriores.
2. D. DE MATERIALES MODERNOS.
Desgraciadamente, aunque no son los más numerosos, tienden a multiplicar
su número. Los materiales de los que estamos hablando son los ladrillos, cemento, bloques
de hormigón, uralitas, prefabricados, etc. Conforman hórreos enteros, completamente
nuevos o, incluso, sustituyen en los mixtos a la madera que se deteriora. De este modo,
podemos encontrar graneros que, conservando la primitiva sustentación y el entramado de la
cabaña de piedra, mudan la madera noble por este tipo de productos modernos.
Su montaje es muy sencillo si lo comparamos con los más ancestrales debido
al fácil manejo de la materia prima así como a su ligereza y maniobrabilidad.
Estamos ante un proceso que se remonta a mediados de nuestro siglo, a partir
del que podemos encontrar hórreos restaurados de nuevo u otros levantados de nueva planta,
con resultados divergentes: los primeros conservan su encanto y estética, mientras que los
otros son verdaderos esperpentos que el paisaje rechaza
4).- POR LA FORMA DE SUSTENTACIÓN.
Otra clasificación posible es aquella que atiende a las formas en que se
sustenta el cabozo. De este modo, podemos encontrar varios tipo, aquellos que lo hacen
82
82.- Por el sur de Galicia este es un hecho común. Ver para ello nuestro estudio sobre Caldas de Reis.
83
83.- Ver cuadro sinópticos.
85

José María Leal Bóveda
directamente sobre pies o muretes transversales a lo largo de la cámara, los que lo hacen
sobre el celeiro, además de los que se sustentan sobre mesa maciza.
Los más abundantes son los pertenecientes al primer grupo, que se esparcen
por toda la zona en cuestión. El celeiro se puede observar mucho menos, sobre todo en los
del tipo ribadeo, aunque también los hallamos en el tipo mariñán pero más raramente.
Finalmente, la mesa maciza representa una excepción.
Con todo, creemos haber dado una amplia visión de la posible clasificación
de los tipos de hórreos, a pesar de que se pueden hacer muchas más atendiendo a infinidad
de criterios. En este sentido, hemos seguido la hecha por Martínez Rodríguez, recogida por
Pedro de Llano a posteriori, por considerarla la más completa ya que conjuga los elementos
físicos del terreno con la intervención sobre ellos de la mano del hombre. Por otro lado, el
profesor Lema Suárez nos puso la guinda con sus extraordinarios trabajos sobre el hábitat
rural del noroeste de Galicia84 . Con este último vamos a rematar esta parte del trabajo:
“...Series de ladrillos dispostos horizontalmente constitúen o paramento de duelas imitando
á disposición dos antigos hórreos de madeira (tamén horizontal)... Tal vez por falla de
tempo, xente pra traballar e pola carestía dos xornais, cada día son más os hórreos de
ladrillo que se arredan das formas tradicionais pra quedárense tan só en catro paredes que
afean poderosamente a paisaxe galega. Antes as novas esixencias e dificultades. O labrego
que encarga un graneiro ó albañil ( o arquitecto popular dos novos tempos), só lle esixe que
o edificio responda ás finalidades prácticas e concretas prás que se vai facer: pra iso
abondan catro paredes ben salpicadas de buratos de ventilación. Canto máis cedo se remate
o traballo, mellor, nada de perde-lo tempo no coidado armonioso e estético de exterior nin
na superflua ornamentación...” 85 .
2.11. LA INTEGRACIÓN EN EL PAISAJE.
Como construcción verdaderamente autóctona, resultado de la secular
experiencia colectiva de los habitantes de una determinada zona, el hórreo alcanza una
completa integración en el paisaje de su comarca, hasta acabar por confundirse con la
misma tierra.
“...A senlleira beleza das arquitecturas populares radica precisamente neste
logro: ser outro dos elementos conformadores da paisaxe íntima e irrepetible dunha zona. Se
arredamos ese elemento do ambiente onde foi creado, pra ser integrado noutro, perde todo
o seu sentido e será rexeitado polo novo entorno que o acobilla...” 86 .
2.12. ESTUDIO POR CONCEJOS DE LOS HÓRREOS DE LA
TIERRA DE VIVEIRO.
Intentamos dar en esta parte una visión general que resuma las características
84 84.- Ver obras citadas de estos autores.
85 85.- LEMA SUÁREZ: Obra citada.
86 86.- LEMA SUÁREZ, J. M.: “Opus Cit. Ps. 233-234.
86

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
básicas de los hórreos de la tierra de Viveiro. Éstas han de referirse a conocer el estado de la
construcción (malo, regular, ruinoso, bueno o muy bueno), uso y forma de uso (sí o no,
maíz, patatas, frutos, leña, gallinero, conejera, porqueriza, secadero de ropa, trastero, etc.),
propiedad (privada o individual, comunal o colectiva, del clero, partida por herencia entre
varios hermanos, desconocida, etc.), fecha de construcción (siglos XVII, XVIII, XIX y XX,
dividiendo éste en dos mitades), y los materiales de construcción que nos darán el tipo de
hórreo en cuestión (piedra o ribadeo, madera o villalba, mixto o mariñán, de albañilería o
modernos, restaurados, cambiados de lugar, etc.). Pensamos que con estas variables
sacaremos un amplio conocimiento de los graneros y su idiosincrasia.
Para ello, deberemos hacer algunas puntualizaciones metodológicas en la
toma de datos a pesar de que ya están lo suficientemente desarrolladas en la primera parte
del libro.
Con todo, sepamos que el estado de la construcción era tomado de la
observación directa de los alumnos, que decidían, en función del aspecto del hórreo, en qué
situación se encontraba. La información sobre el uso y la forma de uso se extraía de la
consulta con el dueño, quien debía responder si lo empleaba o no y cómo lo hacía. En
cuanto a la propiedad, también se procedía a una entrevista personal con el/los
propietario/os que, en algunas ocasiones mostraba algún documento acreditativo de su
posesión (testamentos fundamentalmente).
Mayor complicación tuvo el apartado de la fecha de construcción ya que en
un número elevado de casos no había pruebas directas (esculpidas en las paredes del
cabozo, documentos acreditativos, etc.) que nos aclarasen el dato. Por todo esto, tuvimos
que recurrir a la datación oral indirecta en la que el labriego recordaba que, por ejemplo, sus
bisabuelos, abuelos, padres, etc., ya hablaban del granero. Luego, otorgándole
arbitrariamente una media de 30 años por generación, lográbamos una aproximación, más o
menos exacta, del período en que se había construido.
De este modo, advertimos que el lector debe tomar los datos aquí ofrecidos
con mucha cautela, sobre todo en aquellos casos que hacen relación a siglos ancestrales: el
XVII y el XVIII. A medida que avancemos hacia el XIX y el XX la datación se aproxima
más a la realidad. En este sentido, los edificios que menos complicación nos dieron fueron
los llamados de albañilería o modernos, no sólo por su modernidad que hace refrescar más
la memoria del propietario, sino porque suelen incorporar por alguna parte de la fachada
corta principal la fecha exacta con día, mes y año.
Sobre la propiedad tenemos que puntualizar muchas cosas. La pertenencia a
una determinada persona se investigaba por entrevista personal de la que se tomaba el
nombre o nombres en cuestión. De esta manera, pudimos saber si tenía un propietario, dos o
tres, sí era comunal, si pertenecía o perteneció a “casa grande” o noble, al clero, etc. En el
caso de tener dudas se resolvía la cuestión considerando la propiedad como desconocida,
87

José María Leal Bóveda
aunque realmente supiésemos que se trataba de un dueño individual. En este aspecto pocos
casos hay hecho que avala la labor realizada por los chavales.
Aclaradas estas cuestiones de una manera breve, pasaremos a exponer el
resumen de las características antedichas, no sin antes exponer las parroquias y lugares de
los concejos estudiados con el número exacto de lo catalogado. Para ello deberemos
recordar que estos últimos no fueron analizados en su totalidad sino parcialmente, en orden
a la existencia o no de alumnos en la zona considerada.
CUADRO Nº 9: Nº DE HÓRREOS POR CONCEJOS Y PARROQUIAS.
CONCEJO PARROQUIA Nº DE HÓRREOS TOTAL %
MAÑÓN SAN FÍZ, MOGOR, LAMA 25 25 3,06
MURAS VEDILLE 1 1 0,12
OUROL BRAVOS 31
XERDÍZ, MERILLE 6 37 4,5
O VICEDO NEGRADAS 30
NÚCLEO 114
RÍO BARBA 6
SAN ROMÁN 52 202 24,78
VIVEIRO CELEIRO 9
COVAS, ESCOURIDO 33
FARO, ARÉA 13
GALDO 19
LANDROVE 4
MAGAZOS 37
SAN PEDRO 13
XUNQUEIRA 7
VALCARRÍA 11
VIEIRO 4
VIVEIRO NÚCLEO 16 198 24,29
XOVE CRUCEIRO 35
XOVE-LAGO 28
MORÁS 33
MOSENDE, FOLGUEIRO 16
PORTOCELO 73
88

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
SUMOAS 46
A RIGUEIRA 99
XOVE NÚCLEO 22 352 43,19
TOTAL 815 815 100
(FUENTE: ALUMNOS DE DEL IB. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL).
Como puede observarse el Ayuntamiento de Mañón tiene estudiadas las
parroquias de San Fíz, Mogor y Lama, con un total de 25 (3,06 %) entre las tres.
Muras es un concejo poco estudiado en función de la residencia de un solo
alumno que catalogó 1 ejemplar en Vedille (0,12 %).
Ourol engloba Bravos, Xerdíz y Merille, que hacen 37 graneros, un 4,5 %.
En o Vicedo tenemos a Negradas, Vicedo núcleo, Río Barba y San Román
con 202, un 24,78 % del total que lo sitúan en segundo lugar por volumen catalogado.
En Viveiro la cosa se complica considerablemente ya que vemos las
siguientes parroquias: Celeiro, Covas y Escourido, Faro y Area, Galdo, Landrove, Magazos,
San Pedro, Xunqueira, Valcarría, Vieiro y Viveiro núcleo. Entre todas suman 198 cabozos,
un 24 %, ocupando el tercer lugar.
Xove sigue la misma tendencia que Viveiro aunque con menos parroquias
que, sin embargo, dan un número más elevado de hórreos, en concreto 352, un 43,19 % del
total que hacen que alcance el primer puesto en número de graneros estudiados.
Hagamos ahora un estudio, concejo por concejo, referido a siete aspectos en
concreto, a saber: estado de los hórreos, uso o no, formas de uso, propiedad de los hórreos,
fecha de construcción, materiales de construcción y tipos de hórreos.
89

José María Leal Bóveda
CUADRO Nº 10: ESTADO DE LOS HÓRREOS POR CONCEJOS.
CONCEJO MALO REGULAR RUINOSO BUENO TOTALES
MAÑÓN 3 4 1 17 25
MURAS -- -- -- 1 1
OUROL 4 2 -- 31 37
VICEDO 26 23 12 140 202
VIVEIRO 25 19 10 144 198
XOVE 18 26 7 301 352
TOTAL 76 74 30 634 815
% 9,3 9,07 3,6 77,79 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL IB. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Estado y uso de los hórreos son dos aspectos que marchan íntimamente
ligados al constatarse que un buen estado se corresponde generalmente con un uso
continuado de la construcción.
En este sentido, después de una mirada rápida al cuadro, podemos observar
que predominan los que están en buenas condiciones: 634 en total que suponen un 77,79 %
de los catalogados. Muchos de ellos están en activo y otros no se emplean, permaneciendo
como meros objetos decorativos o como símbolos de un pasado cerealero abundante.
Xove marcha a la cabeza en este particular al igual que ocurrirá con el
número total de graneros, en concreto con 301; le seguirían Viveiro y o Vicedo con menos
de la mitad cada uno, 144 y 140 en el primero y segundo caso. Ourol, Mañón y Muras
quedan a mucha distancia. Sin embargo, Xove tiene menos casos en mal o regular estado
que los otros dos concejos importantes, Viveiro y o Vicedo, que lo superan en este aspecto
claramente. Quiere ello decir que en Xove todavía se sigue cultivando el maíz aunque no
tenga usos domésticos sino más bien un destino de pienso para los animales.
En mal y regular estado apenas sí tenemos ejemplares al compararlos con la
totalidad catalogada, en concreto serían 150, considerados ambos casos conjuntamente; un
18,10 % del total. Lo mismo podemos afirmar del estado ruinoso que viene a reproducir las
mismas pautas anteriores, teniendo 30 cabozos, un 3,6 %. Curiosamente, muchos de los
graneros que están en este apartado se siguen utilizando con total intensidad, quizás por la
imposibilidad de repararlos por parte de los propietarios ante la carestía de los materiales.
En una economía cerrada, casi de subsistencia, destinar un excedente
económico a restaurar el granero puede suponer un gran desgaste monetario que en muchos
casos no puede ser asumido por el labriego. Este hecho nos lleva a otra conclusión, cual es
la pérdida del carácter sacro de la cabaña que, si antiguamente albergaba el pan de todo el
90

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
año, hoy ya no lo hace.
Aun así y pese a la pérdida de este sentimiento sacral, el hórreo sigue
teniendo una gran trascendencia sentimental en la gente del agro vivairense, tal y como se
demuestra del buen estado general de nuestros graneros.
La ruina de estas construcciones se debe fundamentalmente al abandono del
campo por parte del campesino, que acude a la villa en busca de mejores oportunidades. En
este éxodo se abandona todo, hacienda, tierras, hórreos, etc., que paulatinamente se van
desmoronando con el paso del tiempo.
Llama la atención en la parroquia de Chavín, concejo de Viveiro, la gran
cantidad de casas antiguas con cabozo incluido que se están restaurando por gente de la
capital para ser empleadas como segunda residencia.
CUADRO Nº 11: USO DE LOS HÓRREOS POR CONCEJOS.
CONCEJO SI NO TOTALES
MAÑÓN 17 8 25
MURAS 1 -- 1
OUROL 8 29 37
VICEDO 110 92 202
VIVEIRO 132 66 198
XOVE 234 118 352
TOTALES 502 313 815
% 61,59 38,40 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL IB. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
A.- LOS USOS.
Respecto al uso de lo cabozos tenemos que se emplean 502, un 61,59 % del
total, quedando los 313 restantes, un 38,40 % sin actividad. Verdaderamente, la distancia
entre el primer y el segundo caso tiende a recortarse debido al escasísimo peso que en las
sociedades desarrolladas tiene el sector primario. En este orden de cosas, juega un papel de
importancia la excesiva dependencia actual de la zona de la actividad industrial, basada en
Alúmina- Aluminio, del turismo e, incluso, de la pesca. Todo ello reduce al campo a una
mera presencia testimonial, que poco o nada, aporta ya de complemento a la economía
familiar.
Muchos de los propietarios nos confesaron que mantenían el hórreo, con la
actividad que fuera, por criterios sentimentales, para que no se derrumbara. Incluso, una
gran mayoría de ellos es restaurada con ladrillo y cemento con tal de que sigan en pie.
91

José María Leal Bóveda
Municipio a municipio, tenemos que en Mañón predominan los que están en
uso contra los que no están, en una proporción clara de 17 a 8.
Muras no plantea problemas al tener catalogado solo 1 ejemplar que se usa.
Ourol marca las pautas propias de un concejo con claros síntomas de
despoblamiento, reflejados en el desuso de 29 cabozos contra 8 que se usan. Ello nos indica
que los antiguos propietarios que tenían toda su economía basada en la explotación de
subsistencia del campo, abandonan su actividad y se desplazan a la ciudad en busca de
mejores perspectivas. Una salida al campo por estas tierras nos mostrará un gran número
de casas cerradas cuyos propietarios residen actualmente en Viveiro.
O Vicedo está en una situación casi de empate, con 110 empleados por 92
que no lo están. Las actividades económicas terciarias y de la pesca han desplazado aquí
también al cultivo del maíz que sólo tiene usos animales, con una clara tendencia regresiva.
Viveiro todavía mantiene una marcada preponderancia de los que están en
activo, 132, por 66 que no lo están. En este municipio estos usos se mantienen en las
parroquias del interior donde aún existe un cierto volumen de ganadería o de animales
domésticos. A medida que nos acercamos a la costa el desuso se hace una constante. En este
sentido, el papel de centralidad económica y administrativa del núcleo hace que el maíz
adquiera una importancia testimonial o que, incluso, desaparezca.
Xove representa la excepción, además de forma curiosa ya que en su suelo se
instala la industria que mueve la economía de toda la zona considerada. Aquí se usan 234
contra 118. De ello podemos deducir que existen usos ganaderos residuales que engordan
las economías familiares basadas en el sueldo industrial. Por otro lado, existe una ganadería
extensiva de cierta importancia que aprovecha los ricos pastos de una tierra generosa en este
sentido.
B). LAS FORMAS DE USO.
Hemos de poner de manifiesto que no todos los graneros se emplean en la
actualidad como silos de cereal, aunque sí en su mayor parte. Así de los 502 en uso, 335 lo
hacen como almacén de maíz prioritariamente, un 66,73 %. Otros empleos secundarios,
aunque no menos importantes, están relacionados con los frutos de las escasas producciones
del huerto familiar que sirve de complemento a la economía casera. De este modo, se
guardan cebollas, ajos, frutas de todo tipo, habas, castañas, pescados y carnes para curar
como: salados, jamones, lacones, tocino, etc.
Podemos observar también otros empleos en la parte exterior del cabozo ya
que normalmente en la parte inferior, entre la separación de los muretes, se colocan varias
cuerdas longitudinalmente que sirven como tendedero de ropa en días de lluvia. Este mismo
espacio se utiliza como almacén de todo tipo de cosas: trastos viejos, madera, arados, etc.
Todavía, en la parte superior, entre el alero y el tejado podemos clavar varias
jaulas de madera que habrán de servir de palomar.
92

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
En definitiva, como hemos visto, del cabozo podemos hacer un montón de
usos, a cada cual distinto, pero empleando el mismo edificio, con lo que podemos decir de
él que no existe superficie igual de reducida que albergue tamaño número de cosas. Aún con
todo, aunque en progresiva regresión, mantiene su uso tradicional derivado del almacenaje y
secado del cereal por excelencia, el maíz, si bien es cierto que a medida que éste va cayendo
en desuso puede destinarse a otros menesteres.
CUADRO Nº 12: PROPIEDAD DELOS HÓRREOS POR CONCEJOS.
CONCEJO PRIVADA COMUNAL CLERO DESCONOCI
DA
TOTALES
MAÑÓN 25 -- -- -- 25
MURAS 1 -- -- -- 1
OUROL 37 -- -- -- 37
VICEDO 197 -- -- 5 202
VIVEIRO 171 1 -- 26 198
XOVE 343 1 1 7 352
TOTALES 774 2 1 38 815
% 94,96 0,24 0,26 4,66 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL IB. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
La propiedad y la evolución de la construcción de los hórreos son aspectos
que deberemos estudiar al mismo tiempo, ya que son características que no podemos
separar.
El régimen de tenencia es altamente significativo y está íntimamente ligado
con el excesivo grado de atomización del parcelario. Efectivamente, las sucesivas
particiones testamentarias entre los diferentes hijos dan un aspecto poliatomizado de la
tierra en la que las formas largas y estrechas perduran de forma finisecular, con tendencia a
la acentuación del proceso.
Normalmente, en Galicia la propiedad se transmite por heredad a los hijos,
por lo que el hórreo puede tener uno o varios propietarios, ya que al contrario que la tierra,
no se puede subdividir en longueros. Si se trata tan solo de un dueño, la cuestión se presenta
sencilla, se hace uso de él sin más. Si son varios, es normal que el granero tenga dos puertas,
una para cada uno de ellos, y el espacio interior y el cuidado de la cabaña se distribuyen
proporcionalmente entre los herederos. Es posible que en estos casos el cabozo lleve una
pared interior a modo de separación de propiedades. De estos supuestos hemos encontrado
varios por toda la zona, en Ourol, Chavín, Covas y Escourido, Portocelo, etc.
También se puede comprar el granero, y en este caso se trasplanta todo el
93

José María Leal Bóveda
entramado a la nueva ubicación, pieza a pieza para lo que en muchas ocasiones se pone un
número pintado en cada una de ellas. Igualmente, se han localizado un buen número de
estos ejemplares en o Vicedo, Chavín, donde aún existen muchos tirados por el ciclón
Hortensia, a Xunqueira, Morás, Portocelo, Xove, etc.
En relación con este apartado, pudimos comprobar que los hórreos gallegos
muestran la excesiva compartimentación de la tierra puesto que algunos tienen varias
puertas que se corresponden, por lo general, con una acusada subdivisión de la propiedad.
Además, cada propietario tiene acceso por la suya propia87 .
Ojeando el cuadro sinóptico relativo al tipo de propiedad de los hórreos,
podemos observar cómo se cumple el esquema anterior en el sentido de que la privada se
sitúa muy por encima de los otros posibles tipos, con 774 cabozos privados de los 815, un
94,96 % del total. Aquellos casos en que la desconocíamos, fueron catalogados aparte, pero
de un estudio riguroso se puede afirmar que, aún incógnita la posesión, es de tipo privado.
Suponen 38 hórreos, un 4,66 % que hemos preferido catalogar aparte.
El estamento eclesiástico apenas si está representado, muy al contrario de lo
que ocurre en el resto del territorio gallego, con 2 graneros, un 0,24 %. De ellos hablaremos
al analizar las fechas de construcción de estos hórreos.
Para el área geográfica considerada, únicamente hemos encontrado dos
hórreos de propiedad comunal, uno en Viveiro y otro en Xove. En Galicia por lo común, se
escoge para su ubicación un lugar llano si lo hay, del común, en el que se levantan los
graneros. Esto ocurre cuando los campesinos no tienen medios económicos para construirlo,
o el terreno tiene demasiada pendiente o es muy escaso. En estas circunstancias, entran en
juego las finiseculares relaciones de solidaridad que caracterizan el agro gallego en la
búsqueda de un lugar comunitario en el que cada uno coloque su cabozo o el de la
totalidad de los vecinos.
En el primero de los casos, la posesión legal de la cabaña la marcan los pies
que, en tierras comunales, son considerados como señal de propiedad del terreno en el que
se yergue el granero. Si desaparece pero permanecen aquellos siguen teniendo valor legal.
Si no se conservan ha de deshacerse el hórreo aunque persistan otros materiales,
pierdiéndose la propiedad de la parcela automáticamente88 .
Ahora bien, como hemos advertido al inicio de este apartado, deberemos
estudiar a continuación la evolución cronológica constructiva con el fin de poder enmarcar
la propiedad en el proceso histórico que le dará sentido.
87 87.- BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “Introducción al estudio del hórreo en Galicia”. Boletín de la Sociedade Galega
de Historia Natural. Ano 1. Nº 1. P. 14. No solamente esta autora nos pone en el camino de la teoría general,
sino que un trabajo de campo como el realizado por los alumnos del Instituto vilar Ponte, confirma para el caso
de la zona que nos ocupa la tesis en cuestión.
88 88.- FERNÁNDEZ, LORENZO. 1962. Recogido por BEGOÑA BAS LÓPEZ en la antedicha obra.
94

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
CUADRO Nº 13: FECHA DE CONSTRUCCIÓN DE LOS HÓRREOS POR
CONCEJOS.
CONCEJO DESCONOCIDA S. XVII S. XVIII S. XIX S. XX TOTALES
MAÑÓN 3 -- 1 1 20 25
MURAS -- -- -- 1 -- 1
OUROL 19 -- 1 12 5 37
VICEDO 31 5 18 81 67 202
VIVEIRO 39 2 32 91 34 198
XOVE 44 1 17 138 152 352
TOTAL 136 8 69 324 278 815
% 16,68 0,98 8,46 39,75 34,11 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL IB. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Con todas las peculiaridades referidas en el capítulo introductorio, notamos
que las fechas de construcción de los graneros coinciden con las líneas históricas de su
evolución ya apuntadas anteriormente.
En efecto, de los siglos XVII y XVIII apenas sí tenemos ejemplares ya que
entre ambos períodos suman 77 casos, un 9,44 % del total. Esta escasez se manifiesta no
sólo por la dificultad de la consecución de pruebas para la datación, por el deterioro lógico,
sino también porque son épocas en las que el dominio señorial fundamentalmente, y en
menor medida clerical, sobre los campesinos, impide a estos obtener excedente de cosechas
aún cuando estas fuesen abundantes. Para eso deberemos tener en cuenta que una parte
considerable de ellas debían llenar los cabozos de los poderosos, mediante todo un sortilegio
de censos, impuestos, trabucos, etc., de raigambre medieval. En este sentido, podemos ver
las maravillas arquitectónicas que son los hórreos más largos de Galicia, algunos de ellos
pertenecientes a casas rectorales: Araño, Rianxo, con más de 36 metros de largo, Lira,
Carnota, más de 34 metros, Poio, Pontevedra, más de 34 metros, el más ancho sin duda del
país, Ozón, Muxía, más de 33 metros, Valga, Pontevedra, más de 25 metros, Valga, casa
Deán, más de 24 metros, Salcedo, Pontevedra, más de 21 metros o Castañeda, Arzúa, más
de 21 metros de largo.
Todos ellos han sido catalogados por los autores clásicos del tema como las
obras más perfectamente acabadas del Barroco Gallego.
Pensamos que debemos advertir que del siglo XVII han sido clasificadas 8
construcciones, 5 en o Vicedo, 2 en Viveiro y 1 en Xove y que en función de todo lo
expuesto, nosotros mismos nos inclinamos a poner en una razonada duda esos datos por lo
que lo más aconsejable sería traerlos un poco más hacia siglos posteriores, ya que según lo
95

José María Leal Bóveda
dicho el XVII y XVIII serían de fuerte presión señorial, ante la que el campesino poco o
nada podía guardar. Ello da como resultado el que sean los pudientes los únicos capaces de
construir un cabozo que albergue las cosechas, propias o ajenas.
En efecto, Viveiro habría sido fundado a finales del siglo XII o principios del
XIII a causa de las repoblaciones reales, “...como una manifestación local de un fenómeno
de mayor envergadura, cual fue la repoblación urbana del litoral cantábrico. Su nacimiento
lo patrocina una monarquía interesante en la consecución de los siguientes objetivos:
remodelar la estructura del poder señorial en la zona para aliviar los conflictos y las graves
tensiones que allí existían en el momento en que Galicia era el verdadero centro político del
Reino de León; desarrollar y fortalecer unos núcleos urbanos dedicados preferentemente a la
actividad comercial; crear una clase burguesa, hasta entonces inexistente, en aquellos
lugares que habría de servirle de nueva plataforma sobre la que fortalecer su propio poder; y
finalmente, favorecer y organizar el aprovechamiento económico de los recursos del mar,
una vez que esta actividad se había hecho rentable en el litoral cantábrico...” 89 . Ya desde esta
época la villa y su alfoz entrarán bajo la órbita de la Mitra de Mondoñedo, hecho que traería
como consecuencia constantes enfrentamientos entre los obispos y el vecindario y entre
aquellos y el poder real. Ahora bien, este dominio clerical se vio acompañado por otro no
menos poderoso y asfixiante, que lo desbancará, perteneciente a distintas casas señoriales
como los Fernán Pérez de Andrade, Gómez Pérez das Mariñas, Alonso Pérez de Viveiro y
Juan de Viveiro. De todos los representantes de estos linajes destacaría Pedro Pardo de Cela,
el “alcalde do conceller e a su Terra e jurdiçon”.
En este sentido, López Alsina90 , al analizar las relaciones entre la ciudad y el
rey o el señor, establece dos etapas nítidamente diferenciadas. La primera de ellas, que
comprendería los años de su fundación hasta mediados del siglo XIV, aproximadamente,
cuando Viveiro pasa a ser de señorío laico, y la segunda que iría desde aquí hasta finales de
la Edad Media.
En la primera, la fórmula de control señorial, que curiosamente haría el
Obispo de Mondoñedo a pesar de ser ciudad de realengo, se limitaría a la elección del juez
del término así como a enviar un representante que le sustituyera en sus funciones.
Fiscalmente, Viveiro satisfaría al Obispo la mitad del derecho de portazgo y la tercera parte
del pedido anual, mientras que las otras partes se destinarían a las arcas reales.
Las cosas habrían de tornar de signo en la segunda fase que comienza a
mediados del XIV, después de las grandes crisis económicas y demográficas por las que
atraviesa el occidente europeo. Aquí, Viveiro es concedido a Fernán Pérez de Andrade
quien se dedica a reorientar hacia los miembros de la nobleza aquel flujo tributario que
89 89.- LÓPEZ ALSINA, FERNANDO: “ Introducción al fenómeno urbano medieval gallego, a través de tres
ejemplos: Mondoñedo, Vivero y Ribadeo”. Universidad de Santiago. Lugo. 1977. P. 130.
90 90.- Obra citada. P. 124.
96

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
antes iba a manos de la Mitra Mindoniense. Además, toma bajo su poder, por delegación
real, los derechos administrativos, legislativos, judiciales, fiscales y militares, con la
introducción de la figura del Corregidor. Con él, el monarca sitúa por encima del señor a su
propio delegado quien controlará el funcionamiento del gobierno local. Vemos, pues, cómo
el poder eclesiástico se ve desplazado para hacerse fuerte en la villa y alfoz de Mondoñedo.
Situación ésta que iba a perdurar hasta tiempos decimonónicos y que tendrían las
repercusiones referidas sobre el número, forma y volumen de los cabozos, así como su
régimen de propiedad.
Quizás el predominio de la nobleza sobre el poder eclesiástico pueda explicar
el porqué de la casi inexistencia de cabozos pertenecientes a este último estamento.
En el contexto de la liberalización novecentista, de los sucesivos procesos
desamortizadores, Mendizábal y Madoz, y de la posterior Ley de Redención de Foros de
primeros años del siglo XX, 1926 en concreto (aunque en muchos casos ya fuera hecha por
acuerdos particulares entre foreiros y foristas), se produce la explosión constructiva de los
hórreos, de hecho que el siglo XIX cuenta en la zona con 324, 39,75 % y el XX con 278, un
34,11 % del total, con un mayor predominio de la primera mitad 193, sobre los de la
segunda que cuenta con 85. El campesino, libre de la opresión foral y de los diezmos puede
incrementar la cosecha para lo que necesita un granero propio. Si no puede hacerlo por sí
mismo, acudirá a la ayuda de los vecinos con los que hará uno comunal.
En definitiva, las reformas liberales producirían un lento e incompleto, pero
constante proceso de trasvase de una agricultura con claros rasgos feudales, autoconsumo y
pago de prestaciones y rentas, a otra de corte capitalista que se orienta a la consecución de
excedentes para destinarlos al mercado.
A todo este proceso habrá que añadir a comienzos del siglo XX la
repatriación del capital indiano, bien por causas del desastre colonial de Cuba, bien por las
remesas que los emigrantes envían a sus familias. Estos caudales se invertirán en la compra
de tierras antes hipotecadas a los señores por años y años de foro.
Este incremento en la cifra de cabañas es constante desde los primeros años
del siglo XX, prolongándose hasta la actualidad, aunque desde los años 60-70 asistimos a un
parón considerable en el proceso constructivo, no así en el restaurador. En el medio existe
un lapsus provocado por la Guerra Civil, en el que el ritmo disminuye no sólo por la propia
inseguridad que provoca la contienda sino también porque faltan brazos que los puedan
levantar. Este proceso hay que enmarcarlo dentro de otro más extenso que dura desde los
albores del siglo XIX hasta la IIª República. En este espacio de tiempo se produce una
fiebre redencionista, de intensidad variable, que va convirtiendo al labriego foreiro en
campesino propietario. De este modo se daba un paso fundamental para la racionalización
97

José María Leal Bóveda
de la producción agraria y la penetración del capitalismo en el campo91 En este sentido, puede comprobarse cómo después de muchos siglos de
organización compartida de la propiedad territorial (foral o comunal), acontece un intenso
proceso de privatización de la misma que, añadido a las mejoras técnicas, generan un fuerte
incremento del excedente agrario. Mejoras consistentes en la renovación de los sistemas de
cultivo, introducción de la maquinaria, fertilizantes químicos, cierre del espacio dedicado a
leguminosas y patatas, etc. En definitiva, todo esto produce una reducción de la superficie
cultivada, pero, por el contrario, un incremento de la producción en función de las mejoras
expuestas y de la inyección de capitales en la agricultura gallega en términos de maquinaria
y abonos químicos92 . Por otra parte, el movimiento reivindicativo agrarista habría de poner
su grano de arena en este proceso con su constante lucha por la redención foral, todo lo
contrario que el sindicalismo agrario católico que en la provincia de Mondoñedo agrupaba a
campesinos que derivaron hacia dos actividades precisas; la adquisición de bienes
industriales (fertilizantes y aperos agrícolas) y la ordenación de la producción ganadera a
través de ventas directas o con iniciativas como las de mataderos frigoríficos. En este
contexto hay que enmarcar, no sólo el incremento del número de hórreos sino también su
volumen.
La contienda bélica cercenará este desarrollo sindicalista con una feroz
represión en la que muchos de ellos serán fusilados o “paseados”, hecho que se vio
acompañado de una fuerte rerruralización que conducen al campo gallego a niveles
parecidos, incluso inferiores, a los de preguerra. El aislamiento internacional que sufre
España hace que nuestro país, y por ende Galicia donde la economía giraba básicamente
entorno al campo, se vuelva sobre sí mismo y tenga que autoabastecerse de productos
básicos como los cereales, el vino o el aceite. En este contexto se crea el Servicio Nacional
del Trigo, concebido como principal instrumento de la política de autoabastecimiento y de
apoyo a la pequeña propiedad minifundista. Se pretendía con ello la aplicación de una
política de precios que consiguiera el mencionado autoabastecimiento nacional de artículos
alimenticios, orientándola hacia la protección de productos tradicionales como los reseñados
anteriormente93 .
Acabada la Guerra, de los años 40 a los 60, en pleno período autárquico de
aislamiento internacional, curiosamente no se dejan de construir cabozos debido a que la
dieta de los españoles, sobre todo en zonas agrícolas, pasa a depender mayoritariamente del
trigo y otros cereales, entre ellos el maíz, con sus expresiones características, el pan y la
bola. Cereales cuya producción se controla por el organismo mencionado en líneas
91
91.- VILLARES PAZ, RAMÓN: “A historia”. Galaxia. Vigo. 1988. Ps. 170-171.
92
92.- Ibidem. P. 172.
93
93.- LAMO DE ESPINOSA, JAIME, Y OTROS: “Anales de moral social y económica. La crisis de la
agricultura tradicional en España. La nueva empresa agraria”. Volumen XXXIV. Centro de Estudios Sociales
del Valle de los Caidos. Madrid. 1974. P. 82.
98

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
superiores.
Esta actitud de interiorismo productivo en lo agrícola, hará que las cosechas
deban tener lugar donde guardarse lo que nos llevará a un uso intensivo de los graneros ya
existentes y a la construcción de otros nuevos, hecho que explica lo que en principio podría
considerarse como una contradicción; es decir, que en plena posguerra se incrementase el
número de cabozos.
Este desarrollo constructivo no ocurre exclusivamente en esta zona sino que
más bien es norma general para toda Galicia94 .
A partir de los años 60 van descendiendo las nuevas construcciones de
cabozos de forma que únicamente se construyen unos 85, circunstancia que viene explicada
por lo siguiente: “...a finais da década dos anos cincuenta, ó abeiro do punxante
desenvolvemento que ten lugar na economía mundial, comézase en Galicia unha segunda
etapa anovadora que aportou, en sí mesma, máis mudanzas ca toda a historia contemporánea
xunta. Estamos, por tanto, nunha actualidade de recente alborexar.
As transformacións agrarias son, se cadra, as máis definitorias, ó desaparecer
de vez a agricultura tradicional do “policultivo de subsistencia”. A actividade agraria
galega, desde 1960, acometeu un rápido proceso de anovamento do seu aparato productivo,
de mercantilización da súa producción e de especialización no sector gandeiro. Proceso que
está ben exemplificado no crecemento espectacular do parque de maquinaria agrícola, na
enorme cantidade de “inputs” industriais que mercan as explotación labregas e na
producción masiva de carne de abasto e leite. Aínda que as labranzas galegas sigan sendo
ben pequenas, a súa integración no mercado é un feito palmario. Non é pertinente, pois,
seguir a defini-la agricultura galega como “minifundista” e de subsistencia...” 95 .
Con la total integración de España en el marco de Unión Europea huelga
decir que la vida de los hórreos como almacén de maíz exclusivamente ha pasado a mejor
vida.
CUADRO Nº 14: MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN DE LOS HÓRREOS POR
CONCEJOS.
CONCEJO MADERA PIEDRA MIXTO MODERNO TOTAL
MAÑÓN 1 4 20 -- 25
MURAS -- -- 1 -- 1
OUROL -- -- 37 -- 37
VICEDO -- 25 165 12 202
VIVEIRO -- 2 194 2 198
94 94.- Ver otros estudios del autor.
95 95.- VILLARES PAZ, RAMÓN: Ibidem. P. 190.
99

José María Leal Bóveda
XOVE -- 9 320 23 352
TOTAL 1 40 737 37 815
% 0,12 4,90 90,42 4,53 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL IB. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Estrechamente vinculados al año de construcción y al tipo de propiedad están
los materiales con que están hechas las cabañas. En efecto, en los más viejos, de los siglos
XVII y XVIII, aunque sean mixtos, predomina la madera debido a la carestía del trabajo de
la piedra. A medida que avanzamos hacia el XIX y el XX, este último material cobra
fortuna y viene siendo empleado con asiduidad en mistura con la madera. Juntos conforman
los hórreos mixtos, predominantes abrumadoramente en la zona. Puede aparecer sola la
piedra en los volumétricos del tipo ribadeo, bien a vara vista, enfoscada o con cachotería.
El proceso evolutivo no remata con la adopción de estos materiales nobles,
sino que aparecen aquellos distorsionadores de la cultura popular gallega. De este modo,
cuando hay que reparar un hórreo por podredumbre o derribo, se acude a la sustitución de la
madera y la piedra por cemento, ladrillo o, incluso, por prefabricados. Esto no acaba aquí,
ya que hoy son pocos los cabozos que se levantan, de nueva planta sin acudir a este tipo de
materia prima, en un proceso expuesto anteriormente.
Considerados uno a uno los municipios, vemos que en Mañón predominan
los del tipo mixto sobre los de piedra o madera, en una relación de 20, 4 y 1
respectivamente.
En Muras la cosa es sencilla ya que solamente contamos con uno, de
naturaleza mixta.
Ourol, presenta una cifra de hórreos mixtos apabullante ya que el 100 % son
de materiales mixtos, o sea 37.
O Vicedo, sigue las líneas apuntadas con 165 mixtos, 25 de piedra y 12 de
materiales modernos.
Viveiro muestra cifras más esclarecedoras todavía con 194 mixtos, 2 de
piedra y otros 2 modernos.
Xove sobrepasa la cifra con 320 mixtos, 23 modernos y 9 de piedra. De todos
modos, en este concejo se está produciendo, quizás más que en ningún otro, un proceso
imparable de sustitución de materiales nobles por modernos.
Globalmente considerados los municipios, tenemos que predominan los
hórreos mixtos, 737 del total, un 90,42 %, a continuación vemos los de piedra, 40
ejemplares, un 4,9 %, luego los de albañilería o modernos con 37, un 4,53 %; finalmente los
de madera a mucha distancia con 1 granero, un 0,12 %.
100

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
De esto podemos deducir que, aunque aún hoy perdura la tradición de los
cabozos mixtos de piedra y madera, estos se van viendo amenazados, en un proceso
imparable que camina a pasos lentos, pero constantes, por los modernos de albañilería o
prefabricados. Pensamos que alguien debería ponerle coto ya que hay legislación específica
para llevar a cabo buenas restauraciones; el asunto está en aplicarla96 .
CUADRO Nº 15: TIPOS DE HÓRREOS POR CONCEJOS.
CONCEJO MARIÑÁN RIBADEO MIXTO ASTUR MODERNO PIEDRA TOTAL
MAÑÓN 24 1 -- -- -- -- 25
MURAS 1 -- -- -- -- -- 1
OUROL 37 -- -- -- -- -- 37
VICEDO 151 25 8 8 10 -- 202
VIVEIRO 184 1 4 6 2 1 198
XOVE 319 5 -- 6 20 2 352
TOTAL 716 32 12 20 32 3 815
% 87,85 3,92 1,47 2,45 3,92 0,36 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL IB. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Los distintos materiales han de dar diferentes tipos de cabozos. Así el
mariñán que se convierte en el más representativo de la zona, por eso le hemos otorgado ese
nombre, se construye con piedra y madera; la primera para las bases y las columnas de
sustentación de la cabana y la segunda para los balaústres, o duelas de madera que forman
las paredes superiores del granero. Supone este hórreo un número de 716, un 87,85 % del
total. Se da con predominancia en todos los municipios sin que resalte más en uno que en
otro. Quizás en Ourol y Xove no conviven casi con otro tipo.
Otro modelo dentro del hórreo mixto es el denominado asturiano, compuesto
de los mismos materiales, igualmente distribuidos por el granero con la salvedad de que su
planta es cuadrada. Su área de dispersión se reduce a Escourido, Abrela, Xilloy y San
96 96.- El 13 de marzo de 1973, el B.O.E. publicaba un decreto que venía a ser la primera medida que desde la
administración se tomaba, encaminada a proteger los hórreos. En 1980, el Ministerio de Cultura, a través de la
Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Museos, convocó una serie de ayudas con el mismo objetivo del
Decreto anterior. En 1985, cinco años más tarde, la Asociación de los Amigos de los Pazos ponía en entredicho
que los 25 millones de pesetas concedidos para tal fin aún no fueran satisfechos entre las 250 peticiones hechas.
En el final de 1984 el D.O.G. la consellería de Educación y Cultura, mediante su Dirección General del
Patrimonio Artístico, abrió un plazo para solicitar ayudas para restauraciones de hórreos, cruceiros, petos de
ánimas, fuentes comunales, alpendres de ferias, ermitas, bodegas y otras obras menores de la arquitectura
gallega. Realmente todas esas medidas emprendidas son bastante poco. Alguna, incluso, frustrante, y que no
pasó de ser más que letra impresa. Pero algo se está moviendo. Información extraída de MANUEL CAAMAÑO
SUÁREZ: “O hórreo galego na encrucillada”. Actas del Primer Congreso Europeo del Hórreo. Santiago de
Compostela. Octubre de 1995. P. 67-75.
101

José María Leal Bóveda
Román del Valle, y puede aparecer alguno más aislado, como por ejemplo en Galdo. No
dejan de representar una nota exótica dentro del paisaje descrito, pero con mucha solera
otorgada por los años de establecimiento aquí. Su cifra se eleva a 20, un 2,45 % del total.
Hemos encontrado otro tipo que llamaremos “mixto”, que es un híbrido entre
el mariñán y el tipo ribadeo, que consiste en que manteniendo los mismos materiales
combinados, madera y piedra, deja esta última para los lados cortos de la cabaña, en la que
conforma 4 ventanucos de ventilación, simulando los del ribadeo. Los lados largos, son
construidos con balaústres de madera, del mismo modo que en el mariñán. Suman 12, un
1,47 % del total, y se reparten por o Vicedo, fundamentalmente y Viveiro.
El tipo ribadeo ya ha sido explicado y lleva la piedra como material
constructivo, casi en exclusiva. Es un hórreo ciertamente hermoso y majestuoso del que
tenemos unos 32, un 3,92 del total, casi todos ellos en o Vicedo, siguiéndole a distancia
Xove y Viveiro. Sobre o Vicedo podemos decir que presenta una riquísima tipología de
cabozos ya que reúne el mariñán, a dos y cuatro aguas, el ribadeo, el asturiano, el mixto, y
aun los más modernos, desentonadores de esta mezcolanza tan sumamente atractiva.
Los de piedra, se reducen a variantes del tipo ribadeo, con la excepción de
uno mariñán del concejo de Xove que porta balaústres de este material, colocados
verticalmente, y que, en nuestra opinión, representa una verdadera joya que hay que
preservar. Con todo, suman 3, un 0,36 % del total.
Finalmente nos encontramos con los de albañilería o modernos, hechos con
los materiales citados abundantemente en este trabajo. Son 32 en total, un 3,92 %, repartidos
por Xove, que se lleva la palma en este sentido, o Vicedo y muy lejanamente Viveiro. Aún
así, y aunque no se construyan de nueva planta, predomina la tendencia a restaurar con estos
materiales, provocando un proceso de aculturación que bien merecía ser detenido.
2.13. El HÓRREO ASTURIANO. FUNCIONES, TIPOLOGÍA Y
DIFUSIÓN.
Parece ser que las noticias más antiguas de este tipo de hórreo, tal y como
hoy lo conocemos, datan del siglo XIII dando cuenta de graneros de madera o tablizo
cubiertos con paja o teja en municipios de la zona central de Asturias como Gijón, Grado o
Teverga. Hasta este momento es posible que existiera otro modelo consistente en una
cámara entretejida de varas con cubierta de paja que irá siendo sustituido paulatinamente
por la planta cuadrada y más tarde rectangular, con cubrición a cuatro aguas, que adapta su
forma a la planta del hórreo.
De este modo llegamos al prototipo que todos conocemos de planta
cuadrangular, levantado sobre pies de piedra o de madera, llamados pegollus, con corredor
en los cuatros lados, de paredes de madera que no permiten pasar el aire, y techumbre de
teja árabe, paja, losas de pizarra o colmo, a cuatro aguas. Este material estará en función de
la materia prima que predomine en la zona.
102

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
La altura de los pegollus puede variar desde los 0,50 m hasta los 2 metros, en
orden al aprovechamiento del espacio inferior, a la pendiente del terreno donde se ubica, a
que se quiera conseguir una mejor aireación, a que se pretenda evitar la fuerza violenta de
los vientos, etc.
A partir de los pegollus se construye todo el entramado de madera, o cuerpo
del hórreo mediante un perfecto y cronológico ensamblaje de piezas con el objeto de que las
presiones se vayan distribuyendo correctamente. Con ello lograremos un edificio muy
sólido perfectamente asentado.
Las paredes deben ser totalmente herméticas, circunstancia en la que radica
la gran diferencia con el hórreo gallego, en el que las duelas de madera llevan una pequeña
separación con el fin de airear el cereal. Esto hace que la funcionalidad del asturiano sea
distinta que la del nuestro, es decir mientras que en el segundo, el secado del grano se hace
dentro de la cámara, en el primero, las mazorcas de maíz se cuelgan de la balconada del
corredor o de gabitos, o ganchos, colocados en las paredes. Una vez seca la espiga pasa al
interior de la cámara donde se conserva el resto del año.
Además, dentro también se almacenan todos los productos de la cosecha que
habrán de surtir a la hacienda. De este modo, encontraremos manzanas, peras, habas,
calabazas, quesos, carnes ahumadas o en salazón, etc. Incluso, puede servir de habitación o
vivienda cuando la presión demográfica familiar lo exija.
A partir del siglo XVII se van a producir, lo mismo que en Galicia, una serie
de cambios estructurales en el sistema de producción con la introducción de nuevos
cultivos, más rentables, como el maíz o la patata, amén de que se procede a la rotación de
los mismos, al uso de nuevas técnicas de laboreo, nuevos aperos, etc. Todo ello traerá
consigo un fuerte incremento de las cosechas que habrán de almacenarse en un granero más
voluminoso que el que describimos.
Aparece, de este modo, la otra tipología asturiana, la panera, que, en
definitiva, no es más que otro hórreo pero de planta rectangular, más voluminoso, con más
de cuatro pegollus, pueden ser 6, 12 o lo que la ocasión requiera, con cubierta a cuatro
aguas, más cortas las de los lados menores, penales, más largas las de los mayores, costales.
Estas dos tipologías las podemos encontrar por todo el territorio asturiano sin
ninguna dificultad. Sin embargo, hacia la zona occidental y suroccidental aparecen
mezclados en complejos hermosísimos con el hórreo gallego de la tipología ribadeo o
mariñán. Algunos autores gallegos, como Pedro de Llano estiman que esta área de
confluencia es la misma para las lenguas asturiana y gallega.
Así, el hórreo asturiano, mezclado con el gallego, lo podemos ver por toda
el área oriental de Galicia en contacto con Asturias y León, desde Piedrafita hasta Navia de
Suarna, desde Baralla a Meira, punto que supone el límite máximo de esta construcción. En
el pueblo lugués de Hórrea, y por todo el valle del Eo, desde Vegadeo, pasando por a
103

José María Leal Bóveda
Pontenova hasta llegar a Meira, hemos encontrado conjuntos armoniosos en donde se
conjuga la tipología gallega, mariñán o mondoñedo según se prefiera, con la asturiana.
Se trata ésta de una zona de relieve muy quebrado en la que la primera de las
construcciones aprovecha los lugares más altos y de menor superficie, en orden a su menor
tamaño, mientras que la segunda lo hace en los lugares más llanos, amplios, también en
función de su mayor volumen.
Hacia la costa vuelve la conjunción material y cultural, quizás en mayor
medida que en el interior al ser una zona mejor comunicada. De todos modos, tenemos que
matizar que por estos pagos el hórreo asturiano apenas penetra en territorio gallego, cuando,
al contrario, el nuestro se introduce hasta tierras de Cadavedo, más allá de Luarca.
Hórreos, lenguas, usos, costumbres y otras manifestaciones, conforman un todo material y
cultural riquísimo, sinónimo de convivencia ancestral, hoy reivindicado por banderas, a
nuestro entender, excesivamente ideologizadas y politizadas, que, en buena medida, tratan
de acaparar estos modos de vida. Ciertamente, creemos que todo este complejo de cultura
viva, lo es y lo ha sido de por sí, sin necesidad de que nadie se lo intente apropiar.
104

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
“...O muíño, calquera que sexa a súa fasquía, ten un
posto sobranceiro no vivir agrario. É interés de todos
o teren boa fariña, e proveito dos parceiros ou dos
donos, igrexas, mosteiros, pazos, o cobro dos dereitos
das maquías: o excedente agrario dará base material
ás grandes arquitecturas...”.
Xosé Filgueira Valverde. 1991.
105

José María Leal Bóveda
PARTE TERCERA. DE LA HISTORIA DE LOS
MOLINOS DE AGUA Y VIENTO DE LA TIERRA DE
VIVEIRO.
1.- EL MOLINO EN LA HISTORIA.
En el apartado precedente habíamos almacenado y secado el maíz para
utilizarlo durante todo el año, en orden a nuestras necesidades caseras: pan, bolas y
empanadas de millo, pienso para los animales, etc.
Pero de nada nos serviría ese grano si no tuviéramos un artilugio para poder
triturarlo y convertirlo en harina. Este aparato es el molino que, en principio, puede ser de
cuatro clases, a cada cual más evolucionada, si atendemos a la fuerza motriz que los
acciona. Tendríamos, pues, el más antiguo movido con la mano, los molinos de agua de
río, los de maré que funcionan con el flujo reflujo de las mareas y, finalmente los de viento.
La clasificación puede hacerse mucho más compleja si incluimos los más modernos de
electricidad.
A partir del primero de ellos, el de mano, el hombre ha ido desarrollando
técnicas que posibilitaron una mayor cantidad de grano molido con un menor esfuerzo, y a
fe que lo ha conseguido. Veamos, entonces, esta evolución histórica en la que la tradición
griega afirma que la creadora de tal ingenio fue Demeter, madre de los cereales, mientras
que, por otra parte, Homero se hace eco de su presencia hacia el 800 antes de Cristo.
1.1. EL NEOLÍTICO, EL MUNDO CASTREÑO Y ROMANO Y EL
MOLINO DE MANO.
Para remontarnos a la antigüedad en el estudio de estas piezas, deberemos
acudir a la Arqueología como herramienta de trabajo, y ésta nos dice por los numerosos
restos encontrados, que las primeras “máquinas” manuales las hallamos en el Neolítico y
consistían en dos piedras, una mayor que la otra, con forma barquiforme sobre la que se
depositaría el grano. Sobre ella se movería otra, de forma cilíndrica, con un efecto de vaivén
que conseguiría triturar el cereal que fuese. Estos son los primitivos molinos de mano.
Otra variedad, ampliamente desarrollada y conocida en la Galicia castrexa,
prerromana, es aquella consistente en dos piedras, primero planas y luego cónicas, una más
grande como núcleo llamada pé que consta de un pequeño agujero sobre el que giraría otra
superior o moa. La rotación se realizaba aplicando un movimiento circular a la moa con un
palo clavado en ella.
Algunos autores toman este sistema como un claro signo de romanización,
aunque para otros, Begoña Bas entre ellos, esta cuestión todavía no está lo suficientemente
clara como para asegurarlo tajantemente. Lo cierto es que desde lo antiguo han llegado
hasta la actualidad, empleándose paralelamente a los molinos de agua y de viento. En este
sentido, en Portugal han sido utilizados hasta no hace mucho tiempo, de modo que en el
106

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Algarve estuvieron en funcionamiento hasta muy tarde, tal y como recoge Galhano97 .
Más que moler la harina, la triturarían por lo que el resultado, en muchos
casos, solamente servía para los animales. Con todo, su difusión debió de ser muy amplia si
atendemos a la sencillez de su mecanismo de molienda y a la facilidad con que se podían
construir estas piezas. Esta difusión estaría motivada en el medievo porque ahora es cuando
se produce el gran esparcimiento del molino de agua por tierras señoriales y, recordemos
que los campesinos deberían pagar un censo por el uso de todos los instrumentos
pertenecientes a la reserva del dominus98 .
Las primeras noticias que hablan de la sustitución de la fuerza manual por la
hidráulica nos vienen por Antípater de Tesalónica, contemporáneo de Cicerón, quien hacia
el 85 A. C., nos habla de un molino de agua con rueda horizontal, semejante a nuestros
rodicios actuales99 En este mismo orden de cosas, hemos de decir que las ruedas hidráulicas
para elevar agua son descritas ya en el siglo III antes de Cristo por Filón de Bizancio,
mientras que los molinos de agua están claramente registrados en Roma, allá por el siglo I
antes de nuestra era. El mismo Vitrubio en el año 27 A. C., ingeniero y arquitecto romano
por excelencia, en su tratado de arquitectura, describe el mecanismo para regular la
velocidad.
El desarrollo del molino a partir de la era romana iba a ser una constante en
toda Europa, prolongándose mucho más allá en el tiempo hasta llegar claramente al
medievo. Antes aparecen mentados en el siglo V en una colección de leyes y crónicas
irlandesas, recogidas por Usher. También Gregorio de Tours los cita como algo frecuente en
su tiempo.
1.2. LA ERA CRISTIANA Y EL MEDIEVO. LOS TIEMPOS
MODERNOS Y EL MOLINO HIDRÁULICO.
Las funciones de molienda parecen no haber sido las únicas en los albores de
nuestra civilización cristiana, y así fueron empleados para serrar madera en el siglo IV. Su
número habría de decaer después del derrumbe del Imperio Romano aunque de nuevo
volvieron a resurgir con el rescate y colonización de nuevas tierras que tuvieron lugar bajo
las órdenes monásticas del siglo X. En el siglo XIV su empleo era más que frecuente para
97
97.- GALHANO, F.: “Moiños e azenhas de Portugal” Associaçao portuguesa de amigos dos moiños. Lisboa.
P. 131, Recogido por Begoña Bas. 1983.
98
98.- BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “As construccións populares: Un tema de etnografía en Galicia”. Cuadernos do
Seminario de Sargadelos. Edicións do Castro. Sada. 1983. Ps. 111-112.
99
99.- Antípater de Tesalónica cantó su elogio de los nuevos molinos en el poema que sigue: “Dejad de moler,
¡oh! vosotras mujeres que os esforzáis en el molino; dormid hasta más tarde aunque los cantos de los gallos
anuncian el alba. Pues Demeter ordenó a las ninfas que hagan el trabajo de vuestras manos, y ellas, saltando a
lo alto de la rueda, hacen girar su eje el cual, con sus rayos que dan vueltas, hace que giren las pesadas muelas
cóncavas de Nisiria. Gustamos nuevamente las alegrías de la vida primitiva, aprendiendo a regalarnos con los
productos de Demeter sin trabajar”. Recogido por LEWIS MUMFORD: “Técnica y civilización”. Alianza
Universidad. Madrid. 1987. P. 132. Versión española de Constantino Aznar de Acevedo.
107

José María Leal Bóveda
las manufacturas en todos los centros industriales europeos, Bolonia, Augsburgo, Ulm, etc.,
y en el XVI en los Países Bajos los utilizaban para aprovechar la fuerza de las mareas100 .
Como hemos dicho, el molino hidráulico no se empleaba solamente para
moler grano o elevar agua, sino que complementariamente proporcionaba energía para hacer
pasta de papel con trapos (Ravensburg, 1290), hacía funcionar los martillos y las máquinas
de cortar de una herrería (Dobrilugk, 1320), serraba madera (Augsburgo, 1322), golpeaba el
cuero en las tenerías, proporcionaba energía para hilar la seda, se usaba en los batanes para
enfurtir los paños y hacía girar las pulidoras de los armeros. De igual modo, se aplicó con
mucho éxito para el bombeo de agua en las minas, en la trituración del mineral; en la
industria del hierro provocó la aparición de mayores fuelles, temperaturas, hornos y,
consiguientemente un incremento en la producción de este mineral.
Lewis Mumford, a quien seguimos en esta exposición, mantiene que la
difusión de la energía fue una ayuda para acrecentar la propia de la población de tal suerte
que en las zonas en donde se concentraban esta circunstancia y el poder financiero, crecían
urbanísticamente, mientras que otras rurales, ajenas a fusión financiera y técnica,
permanecían en un atraso absoluto. Del primer caso, tenemos los ejemplos del crecimiento
excesivo que tuvieron durante los siglos XVI y XVII Amberes, Londres, Amsterdam;
París, Roma, Lyón y Nápoles entre otras. Por otro lado, la Europa sureña, seguía en un
estado de postergación económica, con sus ojos vueltos al campo o al efímero dorado
americano en el caso español.
Ahora bien, mientras que el centro y norte de Europa diversificaba la fuerza
hidráulica, dándole también usos industriales, el sur mantenía estos ingenios para usos
domésticos, en una economía agrícola, cerrada donde todo giraba en torno a la reserva del
señor, laico o eclesiástico. Por ello, esta energía no penetra en Galicia, en concreto, hasta los
siglos XI y XII, “...momento en que a nosa xeografía comeza a cobrirse de pequenos
muíños que aproveitaban a forza ofrecida polo bon caudal de moitos dos nosos
numerosísimos ríos e regatos...” 101 .
Galicia permanecería en esta situación cuasi de monopolio señorial hasta
bien entrado el siglo XIX, cuando se produce liberalización de la tierra. A partir de estos
momentos, al igual que ocurre con la difusión de los hórreos, el labriego comienza a acceder
a la propiedad de la tierra cultivada durante generaciones, y a construir su propio molino
puesto que ya no existe la obligación de ir a moler al del señor. Si no puede costear la
construcción, acudirá otra vez a la ayuda vecinal y entre todos levantarán uno de herdeiros,
en el que cada cual tiene su parte o turno, en orden a lo aportado al beneficio común, bien
en dinero, trabajo o piezas. De la propiedad de los molinos y de sus formas y volúmenes
100 100.- En la Inglaterra de tiempos de Guillermo I el Conquistador, éste había mandado elaborar el Donesday
Book. o Registro del Gran Catastro, en el que se contabilizaban unos cinco mil molinos.
101 101.- DE LLANO CABADO, PEDRO: Obra citada. 2º tomo. P. 314.
108

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
hablaremos más adelante, pero anticipemos que los pertenecientes a los poderosos serán
más grandes, mejor construidos y con mayor número de moas.
1.3. LOS MOLINOS DE VIENTO Y SU HISTORIA.
Según señala Begoña Bas102 el origen y difusión de los molinos de viento es
un tema muy confuso aunque resume las teorías y las hipótesis sobre el tema de la siguiente
manera:
“...Os muíños coñecíanse na antiguidade clásica e foron inventados polos
gregos. Isto fundaméntase no texto de Heron de Alexandría, quen utiliza un enxeño movido
polo vento.
- A orixe está en Irán onde a mención máis antiga que se coñece dun muíño
de vento propiamente dito, utilizado para moer e para sacar agua, é en Seistán onde
Al-Mas`udi os descrebe na súa obra “As pradeiras de ouro”. Son os muíños de eixo vertical.
- Os muíños de oración budista puideron ser a orixe dos muíños persas.
- Os muíños de Francia, Holanda, etc., inventáronse por algún enxeneiro de
Europa Occidental...”.
Con todo, a pesar de que se desconocen las vías de entrada en Europa del
molino de viento, lo cierto es que en nuestro continente estuvo ampliamente difundido a
finales del siglo XII. En este sentido, el primer conocimiento escrito de uno de este tipo
procede de un privilegio de 1105 autorizando al abate de Savigny la instalación de molinos
en las diócesis francesas de Evreux, Bayeus y Coutances. En Inglaterra la primera fecha
sería 1143, en Venecia 1332 y para los Países Bajos el obispo de Utrecht en 1341 pretendía
establecer su autoridad sobre los de viento que soplaban sobre su provincia103 .
El desarrollo de esta energía alcanzó su apogeo en Europa en el siglo XVII y
ya para el XIX, Marx observó que en Holanda en 1836 había unos 12.000 molinos que
producían hasta 6.000 caballos de fuerza, con una media de fuerza de hasta 10 caballos cada
uno.
En el viejo continente había tres tipos de artefactos; en el más primitivo la
estructura entera hacía frente al viento dominante; en otro, toda la estructura se giraba para
hacerle frente, a veces montada sobre un bote para facilitar esta operación, y en el tipo más
desarrollado sólo giraba la torreta 104 .
Para el caso gallego, Begoña Bas establece que las primeras noticias escritas
sobre su existencia datan del siglo XVI en la ciudad de la Coruña, y es posible la presencia
de cuatro o cinco más.
El siglo XVII no cuenta con ninguna construcción en toda Galicia y para el
102
102.- BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “Muíños de marés e de vento en Galicia”. Fundación Pedro Barrié de la Maza.
A Coruña. 1991. P. 290.
103
103.- LEWIS MUMFORD: Obra citada. P. 134.
104
104.- Ibidem. P. 136.
109

José María Leal Bóveda
XVIII se constata un total de 7 en la misma ciudad.
En el XIX se documentan 7 nuevos, 2 en la Illa de Arousa y 5 en a Garda.
También aparecen 1 en Catoira y 2 en a Gramela, Coruña. Pero el mayor auge constructivo
se da en la segunda mitad de este siglo así como en su final con 23 datados en Catoira, zona
de Ortigueira-o Vicedo, Ribadeo, Vigo, Muros y Mañón.
El XX ve “nacer” 21 de nueva planta en Muros, Laracha, Ortigueira, Mañón,
o Vicedo, Xermade, Catoira, a Pontenova, Meis, Barro, Laxe y Cotobade105 . Las tipologías
para Galicia no son tan variadas de forma, únicamente se localizaron molinos fijos de torre,
caracterizándose por tener el tejado cónico móvil, que puede girar sus aspas en busca de los
vientos, aunque pesan las dudas sobre otro encontrado en Catoira que bien podría ser
enteramente fijo sin que gire la cubrición.
Para finalizar este apartado anotemos lo siguiente:
“...El molino servía para una larga vida, el mantenimiento era cosa nominal,
el suministro de energía era inagotable. Y muy lejos de asolar la tierra y dejar detrás
escombros y aldeas despobladas, como ocurría con la minería, los molinos ayudaban a
enriquecer la tierra y a facilitar una agricultura estable y conservadora.
Gracias a los humildes servicios del viento y del agua, llegó a existir una
gran “intelligentsia”, y las grandes obras de arte y ciencia e ingeniería pudieron crearse sin
recurrir a la esclavitud...” 106 .
Creemos haber dado una perspectiva general, muy sintética, de la historia y
evolución de los molinos tanto de agua como de viento. Quizás reste algún pequeño detalle
sobre los de marés, pero como de este tipo únicamente hemos localizado uno, en las aceñas
de Verxeles, Viveiro, dejamos para el final el estudio de este caso.
Recomendamos a quien tenga este libro en sus manos que, si está
verdaderamente interesado en el tema, lea la excelente obra de Begoña Bas, citada
profusamente en este apartado, ya que amén de hacer un exhaustivo estudio de los molinos
de viento y maré de toda Galicia, incorpora al mismo tiempo unas lúcidas y documentadas
exposiciones sobre el estado de la cuestión referida a los orígenes y evolución de estos
artefactos.
Después de lo expuesto, pasaremos a analizar lo concerniente a todo tipo de
molinos así como al análisis de algunos casos en particular como el de Esteban en Merille;
Ourol, los de o Vicedo, la Estaca la Bares o Lagüelas; Xove. Para ello nos habremos de
servir de varias guías representadas en las obras de otros tantos autores reseñados a pie de
página107 .
105 105.- BEGOÑA BAS: Obra citada. Ps. 273-274.
106 106.- LEWIS MUMFORD: Obra citada. P. 136.
107 107.- Las obras de los autores citados son por el mismo orden enunciado arriba: BAS LÓPEZ, BEGOÑA:
“Muíños de marés e de vento en Galicia”. Fundación Pedro Barrié de la Maza. A Coruña. 1991; de la misma
autora: “As construccións populares: Un tema de etnografía en Galicia. Edicións do Castro. Sada. 1983;
110

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
2. ESTUDIO DE LOS MOLINOS.
2.1. ESTRUCTURA, TAMAÑO Y DEPENDENCIAS DE LOS
MOLINOS.
La estructura, tamaño y dependencias de estos edificios están en íntima
relación con la ubicación, el régimen de propiedad y las condiciones geológicas de la zona.
Dicho de otro modo, si el molino está ubicado fuera de la aldea, en pleno monte o al lado de
un río, tendrá pequeñas dimensiones, estará hecho con cachotería tosca, será de forma
ligeramente rectangular, aunque un poco redondeada con el objeto de soportar mejor las
embestidas del agua; a lo mejor llevará una dependencia aneja por si hay que pasar la noche
moliendo, quizás no la lleve, etc.
Si el propietario es pudiente, su tamaño será mayor que en el caso anterior,
contará con más moas, estará mejor fabricado ya que se pueden pagar canteiros que
escuadren la piedra, a pesar de que ésta tenga que traerse de otros pagos, llevará más
habitaciones para habitar el encargado de la molienda, con camastro, lareira, zaguán,
alpendres para las bestias que porten los sacos de cereal. En este caso, el volumen
construido será mayor y la obra de fábrica de mejor calidad.
Si estamos en una zona con buena piedra, granito de buen grano, los edificios
serán de perpiaño escuadrado y su acabado será más perfecto; por el contrario si las
condiciones geológicas no son del todo deseables, la cachotería se impondrá aún cuando
aquellos que puedan, importen la materia prima de otros lugares.
En definitiva, estos y otros muchos más aspectos conforman las condiciones
volumétricas y constructivas así como la organización interna del espacio en los molinos.
Como norma general para Galicia y en particular para la comarca, podemos
encontrarnos con que en la mayoría de los casos la estructura constructiva es muy sencilla y
elemental al contar con paredes de cachotería tosca, de poca calidad, que, como mucho, se
pueden ver reforzadas en los ángulos esquinales con piedras gruesas toscamente trabajadas.
Ahora bien, “...dentro da grande variedade de muíños ciscados por toda a nosa xeografía,
encontramos non obstante os máis diversos tipos de estruturas construtivas, que dun xeito
elemental poderíamos agrupalas en dous grandes conxuntos: muíños de estrutura simple e
“Muíños de marés da ría de Arousa”. Brigantium; “Consideracións xerais para o estudo dos muíños en Galicia”.
Cuadernos deEstudios Galegos; “Primeras menciones sobre los molinos de mareas de Galicia (Llul);
SAMPEDRO, ANDRÉS: “Tódolos muíños da terra galega”. Asociación Galega para a Cultura e a Ecoloxía.
Vigo. 1990; LLANO CABADO, PEDRO DE: “Arquitectura popular en Galicia”. COAG. 2 tomos. Santiago de
Compostela. 1983; “O muíño de mar de a Seca”. Comisión de Defensa do Patrimonio Arquitectónico. COAG.
Santiago de compostela. 1980; LORES ROSAL, XAVIER: “Os muíños”. Edición del mismo autor. 1987;
TORRENTE BELLAS, LUIS M.: “ O muíño de Alende. Acea das maciñeiras. Muíños das Pontes”. As Pontes.
1994; RODIÑO, ANA MARÍA: “Notas sobre os muíños de auga, fariñeiros en Galicia. Sobre as súas pezas,
utilidade e costumismo. Ed. Ici Zeltia; LEAL BÓVEDA, JOSÉ MARÍA: “Guía para o estudio dos muíños da
Terra de Caldas de Reis”. Diputación de Pontevedra. Vigo. 1995; “Guía metodológica para el estudio de los
molinos de agua de la Tierra de Caldas de Reis”. Escola Crítica. A Coruña. Xaneiro de 1993, y en general las
obras de otros autores clásicos como LORENZO FERNÁNDEZ, GALHANO, DEUR, GONZÁLEZ PÉREZ,
GUILLÉN, AGUIRRE SORONDO, GIBBINGS, CASTELO BRANCO, etc.
111

José María Leal Bóveda
regular, e muíños compostos por distintos módulos agrupados...” 108 .
Dentro de los del primer grupo hablamos de unos edificios casi siempre
alejados de los núcleos de población en orden a la consecución del agua de río, aunque
también los podemos ver al lado de la casa a donde se trae. En este caso completan la
hacienda familiar, son de planta generalmente rectangular, de materiales toscos y por veces
enfoscados. La techumbre se hace con cerchas de madera sobre las que se colocan las tejas
curvas del país o, en nuestro caso losas de pizarra tan características del norte lugués.
No cuentan con más abertura que una puerta y a lo sumo un ventanuco por
donde entra la luz desde el que se controla el fluir del agua. Aquí es donde se sitúan todos
los elementos de trituración del cereal que luego describiremos, y recibe por nombre o
tremiñado. Es posible que lleven alguna estancia más como ocurre en los molinos de agua
de la Estaca de Bares que tienen un zaguán de entrada, una sala de molienda y una pequeña
habitación con lareira, como prueba de que el molinero debía de pasar más de una noche
moliendo. Debido a la lejanía del núcleo habitado era preciso disponer de estas estancias
para ahorrar tiempo de desplazamientos y dedicarlo a las labores de molido.
Debajo del tremiñado, aparece un sótano, sartén, inferno, etc., donde se
instala la maquinaria de rotación. Además por este lugar entra y sale el agua. Consta de unas
aberturas u ojos, en función del número de moas, que pueden tener varias formas: o bien
componiendo un arco, mediante una laja de piedra a modo de dintel, o puede hacerse la
salida por aproximación de hiladas. Entre el cuerpo superior y el inferior se sitúa un piso de
piedra pulida, de madera noble o de tierra pisada.
Respecto a esto entresacamos esta cita de Ramón Lorenzo: “...un, no que está
colocado o mecanismo que tritura o grao, rodeado por un empedrado totalmente liso, sin
separacións entre as aristas das pedras, por onde se vai a extender a fariña ao caer da moa.
Outro, bastante sucio, no que abundan as cagallas dos ratos, está empedrado de calquera
maneira. É o lugar máis próximo á porta. Non ten un destino especial, pero alí durmen ás
veces os muiñeiros ocasionais, cando teñen que pasar toda a noite no muíño. Para delimitar
estes lugares, algúns muíños non presentan ningún obxeto, pero outros teñen unha barreira
de pedra de cuarenta ou cincuenta centímetros de altura que sirve ao mesmo tempo de
asentadeiro. No treminado, debaixo do teito, cheo de arañeiras cubertas por un polviño
albacento, colócanse dúas trabes paralelas, ben na mesma dirección da porta, ou ben unindo
as paredes laterais.Atravesando ambas traves colócanse dous pontóns dos que se colgará a
moega do muíño...” 109 .
Otro caso muy frecuente en Galicia y en la zona, es que el molino esté
108
108.- LLANO CABADO, PEDRO DE: “Arquitectura popular en Galicia”. 2º tomo. COAG. Santiago de
Compostela. 1983. P. 315.
109
109.- LORENZO, RAMÓN: “Estudios etnográfico-lingüísticos sobre la Mahía y sus aledaños (el molino).
Cuadernos de Estudios Gallegos. T. XVIII. Santiago de Compostela. 1964. P. 202.
112

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
integrado en la casa donde se vive, como por ejemplo en Magazos en la bajada a la
Xunqueira, en el molino de Lagüela, Sumoas, etc. En esta situación la dependencia del
tremiñado se suele situar en un extremo y forma parte de todo el entramado casero.
Normalmente, suele haber un zaguán de entrada que a su izquierda tiene la cocina y a la
derecha el molino. La ubicación es indistinta, pero aunque integrado dentro del macizo de la
casa, mantiene una posición de relativa independencia y aislamiento. Con todo, los accesos
a él se hacen siempre desde el interior. A pesar de esto, también se pueden realizar desde el
exterior atravesando por veces un alpendre que tiene usos varios, incluidos los de establo
eventual en el que se guarecen las bestias mientras sus amos realizan la molienda.
El resto de las salas de la casa donde se reposa: dormitorios, salón, galería,
etc., se sitúan en el piso superior. Como es de suponer, los materiales de construcción serán
de mejor calidad que en el primero de los supuestos ya que son los mismos del edificio
familiar.
2.2. EMPLAZAMIENTO Y TIPOS DE MOLINOS.
A. EMPLAZAMIENTO.
Pueden aparecer solos, aislados, solos cerca de la casa, dentro del conjunto
casero, formando un complejo de varios, como por ejemplo en As Regas y As Veigas en la
Estaca de Bares, donde 5 en cada caso comparten un único regato. Generalmente se adaptan
al entorno que los cobija, aprovechando los desniveles del terreno, las curvas de los ríos, de
los regatos, donde se construye una presa que les dará el agua necesaria110 .
En el caso de los de viento se procurará un lugar elevado en el que la fuerza
del vendaval sea considerable, como en la zona de Bares, Xilloy, Celeiro, etc.
Para los de maré, aprovecharemos el fondo de saco de una ría en la que
almacenaremos el agua en un dique cuando sube la marea, para soltarla lentamente cuando
baja. De este caso aún se mantiene el recuerdo de lo que fueron las aceñas de Verxeles en
Viveiro.
B. TIPOS DE MOLINOS.
Pueden hacerse multitud de clasificaciones de estas construcciones según los
diferentes criterios que queramos adoptar: fuerza motriz, tipo de propiedad, ubicación,
materia prima molida, antigüedad, etc. En aras de una mayor claridad, nosotros vamos a
dividirlos en este apartado en orden a la fuerza motriz que los mueve para ir desarrollando
paulatinamente los otros aspectos reseñados.
Así, según la energía que los ponga en funcionamiento tenemos los de agua
de río, agua de mar (ambos conformarían el grupo de los denominados hidráulicos) y viento.
Todavía hoy veríamos otros tipos más de acorde con los nuevos tiempos, es decir el
eléctrico. Todos están en consonancia con las características geográficas de la zona en que
110 110.- SAMPEDRO, ANDRÉS: Obra citada. P. 11.
113

José María Leal Bóveda
se instalan por lo que podemos afirmar que, Galicia en general y la Tierra de Viveiro en
particular, son territorios privilegiados por cuanto que los ríos y regatos son abundantes, las
ensenadas y las rías no menos numerosas y profundas, y el régimen de vientos está entre los
más considerables de la Península.
Todos estos factores a los que hay que unir el relieve tan quebrado, con
sucesión continua de valle montaña y con roturas constantes de pendiente, facilitan la
aparición de estas pequeñas, pero, maravillosas construcciones. En nuestra modesta opinión,
son, sin duda, la máquina más ecológica que haya creado el hombre, amén de representar la
comunión más estrecha entre el género humano y el medio sobre el que se asienta.
Volviendo al tema de su clasificación y teniendo al agua como protagonista
mencionaremos los de río y los de maré.
Entre los primeros podremos observar los de rodicio horizontal, la mayoría
de los aquí localizados, y las aceas. Se refieren en este supuesto a los que portan el rodicio
vertical, en forma de noria árabe. De estos no ha aparecido ninguno en toda la zona
considerada aunque sí son relativamente frecuentes por otros puntos de Galicia.
Son molinos todos ellos que necesitan mucha agua para moler debido al gran
tamaño de sus moas lo que repercutirá en una mejor calidad de la harina. Como es lógico
suponer su época de mayor aprovechamiento sería desde el otoño hasta la primavera. En
verano muchos de ellos paralizan su actividad para destinar la poca agua a otros usos como
el riego fundamentalmente. En este período eran sustituidos por los de viento o por los de
maré. En otros puntos de nuestra geografía en los que existía la noria, estos pasaban a
ejercer las labores de los de rodicio horizontal ya que necesitan mucha menos cantidad de
agua para funcionar.
Aún dentro de los de rodicio horizontal, tendremos aquellos de canle, o
conducto que viene del dique construido en el río, que baja directamente el agua a las palas
del anterior. Otros, son los de cubo o presa en la zona, es decir, los que tienen un gran
recipiente que almacena el agua y la va soltando paulatinamente con el objeto de dar presión
y fuerza a las palas, o culleres, del rodicio. Estos son los más repetidos en el área estudiada.
Es frecuente, en este orden de cosas que, justo antes del cubo, lleven construido un pequeño
lavadero de ropa con lo que los usos del molino se diversifican sin afectar para nada a la
molienda.
Era frecuente que llegado el verano, ante la falta de agua para el riego, se
produjesen roces y fricciones entre los propietarios de estos aparatos y los de las tierras
aledañas que por veces llegaban a pleitos judiciales. Ello era así porque, si se dedicaba el
poco líquido al molido, no se podía regar y viceversa. Pleitos de este tipo salpican la historia
judicial de Galicia, de los que hemos documentado varios en la zona de Xove, Bares y
Galdo.
Los de maré aprovechan el fondo de saco de la ría para situarse. Aquí se
114

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
construye una presa con unas compuertas que se abren para que penetre el agua de la marea
cuando sube. Una vez ocurrido esto, se vuelven a cerrar con lo que el agua queda
acumulada. La molienda se tiene que hacer en bajamar soltando poco a poco por el rodicio
el agua necesaria. De estos, como ya hemos dicho, solamente se localizó uno en las
denominadas aceñas de Verxeles. No tenían problemas de abastecimiento del líquido motriz
como en el caso anterior, con lo que podían moler todo el año.
Finalmente, aparecen los de viento, que, como su nombre indica, aprovechan
la energía eólica para mover sus aspas de madera o tela. Este movimiento de rotación se
traslada mediante unos engranajes a un eje que lo comunica con la moa. Se sitúan en zonas
elevadas donde sople fuertemente el viento por lo que los podemos observar por todo Bares,
Xilloy, e, incluso, Celeiro, aunque aquí desgraciadamente ha desaparecido el único que
había.
De los mencionados, los primeros, los hidráulicos de río o regato, superan
abrumadoramente a los segundos y estos a los de maré por las razones explicadas.
Esta gran proliferación de molinos de agua se debe, casi exclusivamente, al
tipo de propiedad de la tierra dominante en Galicia. Como hemos venido explicando, ésta se
divide entre cada hijo a la muerte de los padres con lo que el paisaje rural gallego está
compuesto por longueros muy profundos, estrechos y con poco frente. Pues bien, a cada
propiedad de las narradas era frecuente que correspondiera un molino, sobre todo a partir de
finales del siglo XIX, con las reformas liberales y los proyectos de redención de foros que
alcanzarán su cenit en 1926 con la definitiva entrada en vigor de la ley que los abolía.
Además de lo dicho, la existencia de un molino en un determinado lugar,
siempre contando con la presencia de un río y de una determinada pendiente, implicaba la
futura ocupación del mismo por otras viviendas que allí se construían. Los nuevos
propietarios buscaban la tecnología que les procuraba la materia prima para el pan; la
harina. Esta primitiva concentración podía dar lugar luego a un pequeño núcleo habitado
como ocurre con el lugar de Lagüelas, Sumoas, municipio de Xove.
Como ya hemos dicho, pueden ser muchos los criterios de clasificación, pero
nosotros para el área geográfica en cuestión, nos limitaremos al estudio de estos tres tipos111 .
2.3. EL FUNCIONAMIENTO DEL MOLINO. LA MOLIENDA.
DESCRIPCIÓN DE LAS PARTES.
Las aguas que los abastecen de energía provienen siempre de un río o regato
en el que se hace una presa para llevarlas por una canalización hacia el molino. Al llegar a
éste se almacenan en el cubo desde el que se van soltando por el canal, chiflón o cubo hacia
la parte baja: sartén o inferno. Antes de salir, se puede regular el chorro mediante unas
111 111.- Para un mayor conocimiento del tema puede el lector ver las obras de BEGOÑA BAS, ANDRÉS
SAMPEDRO Y XAVIER LORES, en las que se hace un estudio más a fondo de las tipologías existentes en
Galicia.
115

José María Leal Bóveda
válvulas artesanales llamadas billas, billotes o pechos que lo hacen más o menos denso.
Consisten en caperuzas circulares o en forma de embudo de madera con un orificio de salida
que se acoplan al final de la canle o del cubo. Cada una llevará un agujero con un diámetro
distinto en función del chorro que queramos conseguir.
El cubo en la parte superior del molino presenta dos pequeñas compuertas, a
derecha o izquierda según hacia donde se quieran derivar las aguas, y otra consistente en un
enrejado de ramas de palo o de barras de hierro.
La primera de ellas recibe muchos nombres: comporta, gavia, aliviadoiro,
etc., y sirve para aliviar de caudal de agua al rodicio cuando el volumen de ésta es
considerable. El desahogo se produce levantando una pequeña compuerta de madera que
hace que el líquido salga hacia un lado. Con ello regulamos el volumen que entra y de paso
regamos las tierras próximas.
La segunda también posee varias denominaciones, así: firidoiro, gradella,
portón, etc. Su cometido es servir de filtro del agua del cubo de tal suerte que las ramas u
objetos que pueda traer en suspensión no pasen al rodicio, y puedan dañarlo. Ante ella, estos
cuerpos quedan retenidos y son retirados a posteriori para dejar la canle o cubo expedita.
Para controlar que el agua llegue o no al rodicio, existe también una especie
de compuerta o dispositivo de seguridad, accionado desde el interior, llamado pechadorio,
apiagadoiro o piadoira. En otros casos, consiste en un palo que sale del interior hacia la
canle donde se encuentra una compuerta de madera sujeta al mencionado palo. Si lo
bajamos, subiremos la espuerta, si lo alzamos la bajaremos, de forma que controlamos la
entrada o no de agua al rodicio.
Una vez que ésta tiene el paso expedito, penetra hacia el interior y llega al
rodicio o rueda horizontal compuesta por unas 20 cavidades huecas, cóncavas, llamadas
cuncas, pás, penas, pelas, culleres, etc. Antiguamente eran de madera, pero con el paso del
tiempo, debido a su deterioro constante, fueron sustituidas por otras más resistentes y caras
de hierro. De todos modos, aquellos que no podían pagarse estos artefactos seguían
empleando las ancestrales de madera.
Todavía no se pondrá en marcha el molino hasta que no accionemos el
tempero, apeadoiro, mecanismo de rueda o de palo que desde arriba deja libre el rodicio
para rotar sobre sí mismo. Una vez que lo liberemos con la fuerza del agua, comienzan el
giro y la molienda. A esta pieza la fraseología popular le otorgó desde siempre
connotaciones de tipo sexual en orden a que estuviese levantado o bajado112 .
El rodicio está apoyado en una vara de madera, longitudinal a todo el ojo de
salida del agua, denominada mesa, gorro, buxa, buxo. Sobre ella percute el apeadoiro,
bajándola o subiéndola y liberando o aprisionando la rueda. Por todo ello, se convierte en el
112
112.- Famosa es la cantiga que dice: “O muíño de Bartolo, eu ben lle sei o tempero, cando está alto, baixalo,
cando está baixo, erguelo”.
116

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
mecanismo de sustentación de todo el sistema mecánico.
Sobre ella, en el punto donde apoya el rodicio existen dos piezas, una
formando cuerpo con éste: el aguillón, grilo, ovo, ova, etc., de forma puntiaguda, y otra en
la mesa, de nombre rá o pía. Suelen ser de metal, hierro o bronce, aunque también hemos
encontrado algún conjunto precioso de pedernal o seixo.
Del rodicio sale una viga o eje hacia el piso superior, en su primer tramo de
madera y luego de hierro, es el barol, levate, levatón, erbol, touzo, vara, etc. Éste se
engancha arriba con los mecanismos de trituración, a través de dos huecos, mediante una
pieza metálica en forma de cruz, de nombre seborella, soborella o sobrevella. La unión es
con la piedra plana, redonda, o moa, que gira por la parte superior, sobre la de mayor
volumen o pé. La seborella penetra por un hueco longitudinal en el pé y se engarzaa en la
moa por otro llamado ollo.
De este modo, el rodicio, a través del barol le transmite a la moa el
movimiento circular que habrá de triturar el grano hasta convertirlo en harina.
En la parte superior de las dos piedras, sujeta a una viga de madera,
longitudinal a la superficie del molino, o colgada por cuerdas del techo, se coloca la moega,
muieja, o tolva con forma piramidal en donde se deposita el grano de cereal. A veces,
cuando pende muy alta del techo se accede a ella por una escalera o por algún artilugio
situado en el suelo. En su interior se vierten los sacos de grano que irán cayendo por otra
pieza de madera en forma de caño, de nombre caneto, que tiene una ligera pendiente por
donde resbalan los granos. Éste da directamente al ollo de la moa por el que penetra hacia la
zona de contacto entre las dos piedras. Después, por rozamiento entre ambas sale triturado.
El cereal desciende por el caneto por un movimiento de vibración producido
por el tintebonete, varelón o palo de madera con 6 u 8 estrías, unido al barol, que se
comunica con el conducto de salida por una cuerda que lo rodea. Otra forma sería la de
añadir al caneto un palo vertical que estuviese en contacto con la moa. El roce entre ambos
provocaría las vibraciones necesarias para que el grano, aprovechando la pendiente, se
deslizara hacia el ollo. Este palo recibe numerosas acepciones: tangano, tenxedoira,
teixadoira, tanxedoria etc. Con todo, el método más usado por estas tierras es el primero.
Una vez llena la moega y puesto en marcha el mecanismo de trituración, el
grano se va introduciendo paulatinamente entre la moa y el pé hasta quedar convertido en
harina que puede ser más fina o más gruesa. Esto está en función de varias cosas. La
primera hace referencia al grano de la piedra que forma la moa, es decir, que sea de mayor o
menor grosor, mientras que la segunda afecta a la separación entre las dos piedras de moler.
Según esto, aumentaremos o disminuiremos la distancia entre pé y moa, con el apeadoiro o
tempero que puede ser de madera, en este caso lo fijaremos con cuñas, o de metal a modo de
fuso con rosca. Si bajamos el apeadorio la moa subirá y el grano de la harina será más
grueso al aumentar la ranura de trituración. Si lo subimos, la moa bajará haciendola más
117

José María Leal Bóveda
fina al reducirse el espacio de trituración.
La harina molida va cayendo al exterior, hacia el termiñado, y puede
recogerse de dos formas. La más usual aquí, consiste en un cajón de madera con tapa
superior del que luego se distribuye con la pá de madera a los sacos. Para ello, los molinos
que muelen trigo llevan unos borteles instalados en un eje, dotados de una tela muy fina que
hacía de tamiz separando el salvado o harina más gruesa con casca, de la blanca y fina. La
harina caería por un lado y la casca por otro. La primera se destinaba a la hechura del pan y
a alimento para los más pequeños, mientras que la segunda se empleaba como comida para
los animales. Si no tuviésemos estos tamices, el cribado se haría con una peneira, a mano.
En caso de que no exista este recipiente, caerá directamente al suelo que,
previamente ha sido limpiado con una escoba para que no haya impurezas ni cuerpos
extraños. Es posible que el contorno del pé se cierre con tablas de madera para que la harina
no se distribuya por todo el suelo.
Existe otro mecanismo interesantísimo y muy poco estudiado, por lo general
denominado trampa o piadoira. Consiste en una tabla estrecha, vertical a la moega, pero
dentro de ella. A medida que va descendiendo el grano, ella lo hace también, de tal forma
que una vez que aquel se acaba, sobre la piadoira cae el pelón o palo en forma de mazo con
una cuerda, y hace que pare el molino.
Es un mecanismo de protección del anterior y, en nuestra opinión, una
muestra más del ingenio de nuestros campesinos así como del grado de imbricación de éste
con la tierra. Con ella, el labriego puede dejar la molienda en marcha y salir a hacer otros
quehaceres que, de otro modo, no podría realizar al tener que atender exclusivamente a la
molturación. Sería peligroso que el molino siguiese funcionando sin grano ya que las moas
y los pés se gastarían o desencajarían, y podría producirse, incluso, una rotura de todo el
mecanismo. De este modo, atendemos a otras tareas con la seguridad de que no ha de
ocurrir ningún desastre de este tipo.
2.4. EL TAMAÑO DE LOS MOLINOS Y EL NÚMERO DE MOAS.
El tamaño de los molinos de agua no suele ser grande como ya hemos
expuesto, aunque puede variar en orden al número de moas, a la cantidad de grano de la
zona y al régimen de propiedad que los detente. En este y en otros supuestos de propiedad
individual, estas construcciones llevarán aneja una habitación para vivienda del encargado
de la molienda con lo que su tamaño aumentará. De ello hablaremos al tratar sobre los
distintos propietarios. Según esto, los más pequeños serán los pertenecientes a gente del
común, mientras que los más voluminosos están en manos de los más pudientes, de las
casas grandes.
Lo más normal es que lleven una sola moa, pero pueden portar dos y hasta
seis por algunas zonas de Galicia. Nosotros hemos encontrado alguno de tres como máximo.
Frecuentemente llevan dos, una denominada albeira y otra, del país que es la
118

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
más común. En el primer caso moleríamos trigo, en el segundo maíz, y puede existir un
tercero que es cuando molemos centeno con la denominada del país.
La albeira es una piedra de pedernal, seixo, con grano muy fino, compacto y
de gran dureza. Debido a que no existían piezas tan grandes, de 1 ó 2 metros de diámetro, se
buscaban buenos trozos que se unían con pasta de yeso. Todo ello se ceñía mediante presión
con dos aros de hierro al rojo que al enfriarse apretaba sobremanera las piedras y la pasta.
La homogeneidad del resultado, es decir un perfecto pulido de la superficie para dar un buen
triturado, se medía con una regla de hierro por lo que, si había alguna irregularidad, se
añadía más yeso y se solucionaba la cuestión.
Estas muelas no existían en España por lo que tenían que importarse de
Francia, en concreto del valle del Marne en la Bretaña francesa, en donde eran famosas las
de la marca “Type la Ferté”, motivo por el que se encarecía el producto dando como
resultado el que no todo el mundo pudiese acceder a su compra 113 . Con todo, por las
condiciones que hemos apuntado, tenían una larga duración que oscilaba entre 30 ó 40 años.
Por lo dicho, hacían una harina más menuda, de color blanco (de ahí su
nombre de albeiras) que se usaba para el pan de trigo o para las papas de los niños.
Las del país eran mucho más toscas que las anteriores ya que estaban hechas
con granito de la zona que tiene un grano más grueso y áspero. A pesar que de se podía
reducir la separación entre moa y pé para moler, daban una harina más basta con lo cual
eran destinadas al molido del millo. La más fina se dedicaba al pan, empanada o a la bola de
maíz, mientras que la más tosca y la casca se usaban como alimento para los animales,
gallinas, vacas, etc.
Finalmente, las piedras de moler pueden ir protegidas contra el polvo u otras
cosas, por unos cajones de madera que las recubren enteramente. También pueden estar sin
ningún tipo de protección. En este caso requieren de una limpieza antes de proceder al
molido del grano.
2.5. LOS DISTINTOS NOMBRES DE LOS MOLINOS.
Al ser tan abundantes los molinos de agua en Galicia, reciben numerosos
nombres según la zona considerada. De este modo, podemos encontrar muíños de cubo,
atendiendo al volumen de agua embalsada antes de entrar al rodicio; muíños de nora o acea,
si éste es vertical, tipo noria árabe; muíño albeiro, si muele trigo, por la fuerza motriz; de
maré; de vento, por su tamaño, etc. Todo esto ocurre si son muchos en una zona
determinada por lo que su diferenciación hace mención a alguna característica que los
identifique, como las indicadas.
Por otro lado, si son semejantes en esa misma zona habrá que diferenciarlos
113 113.- TORRENTE BELLAS, LUIS M.: “O muíño de Alende. Acea das Maciñeiras. Muíños das Pontes”. As
Pontes. 1994. Ps. 34-36. Recoge el autor toda una historia relativa a los métodos de construcción, distribución,
así como otras anécdotas curiosas sobre estas piedras.
119

José María Leal Bóveda
en orden a algo relevante como, el nombre del propietario, el lugar donde están enclavados,
el nombre del río o regato del que se nutren, del tipo de propietarios, de maquía, de
roldeiros, de parceiros, etc.
Casos como los citados podemos encontrar numerosísimos en cada una de
las parroquias estudiadas, veamos: muíño de Rego, muíño da Notaría, muíño de Coretelo,
muíño de Esteban, muíño da Igrexa, muíño das Panadeiras, muíño dos Corvos, muíño da
Barcia, muíño da Ponte, muíño das Pegas, muíño da Pontiga, muíño da Pena, O Batán,
muíño do río Claro, muíño do Herdeiro, muíño de Lola, muíño de Pardiñeiras, muíño de
Limpeiro, muíño da Seara, muíño de Roldeiras, muíño da Carreira, muíño da Cruz da
Rocha, muíño do Castañal, muiño dos ritos, muíño de Laura do Porteiro, muíño da
Cotarela, muíño da Penacurva, muíño da Ponte do Carro, y un sin fín de ellos más.
Hemos escogido deliberadamente algún ejemplo de cada municipio trabajado
para que el lector adquiera una mayor comprensión de lo aquí expuesto.
2.6. EL TIPO DE PROPIEDAD DE LOS MOLINOS. LOS OFICIOS
DE MOLINERO. LOS COBROS DE LA MOLIENDA.
El régimen de propiedad de los molinos varía en orden a muchos factores,
pero a grosso modo podemos decir que los de maré y viento pertenecen casi siempre a un
solo propietario, mientras que los de agua pueden tener varias formas de pertenencia.
Si es de propietario individual lo explota directamente la familia en la
persona del padre o la madre o también por algún hijo, mientras que los padres se dedican a
otras misiones. En este supuesto los vecinos que quieran hacer uso de él pagan estos
servicios con la denominada maquía, que consiste en que por cada parte de grano molido el
molinero se queda con un porcentaje (en Galicia hay muchos lugares denominados
Maquieira, en clara alusión a una concentración de molinos y a este tipo de pago).
La maquía varía según la zona considerada, así, por ejemplo en Sumoas, si se
quería moler un ferrado, aproximadamente 20 kilos, se descontaba alrededor de 1 kilo. Por
Merille esto se medía en unos recipientes metálicos de modo que el molinero se quedaba
con una medida de uno, medio o cuarto. Por o Vicedo te solían quitar 1 kilo de un lote de
14, etc. Por otra parte existían unas medidas universales según la zona considerada, como
por ejemplo en Galdo donde eran comunes el ferrado, equivalente a 18 ó 20 kilos, el medio
ferrado y la carteira o cuarto de ferrado. Cabe señalar que, aunque no pesaran lo mismo, el
ferrado era una denominación común por toda el área estudiada.
De este tipo de propiedad es, por ejemplo, el molino de Lagüelas, en
Sumoas, Xove, o el Esteban en Merille, Ourol, de los que luego hablaremos más
profusamente114 .
114 114.- Famosos son los dichos que hablan de la mala fama de los molineros ya que tendían a excederse en la
medición de la maquía. Este hecho trajo una literatura abundante de la que entresacamos esta cantiga: “Xa non
quero ser muiñeiro nin barre-lo tremiñado, que despois no outro mundo toman conta do roubado”.
120

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
En el caso del primero, cabe suponer que la molienda era una forma más de
que entraran dineros que ayudaran a paliar las difíciles condiciones económicas familiares;
deducción hecha de la ubicación del molino ya que está dentro de la misma casa.
En el supuesto segundo, es probable que se utilizara como una forma de
protoindustria en el sentido de que allí moraba Andrés Sánchez o José Riego en épocas de
mucho trajín. Ello llevaba implícita la existencia de otra planta a modo de dependencia
casera que contendría una lareira, un camastro y, en definitiva, todo lo necesario para pasar
la noche mientras molía el molino.
La maquía fue una fuente de grandes ingresos en el siglo XIX debido a la
gran cantidad de grano que había que moler, y muchos de estos molinos propios, incluidos
aquellos en los que se colocaba a alguien encargado de la molienda, son el resultado de
redimirlos del foro que los atenazaba por entonces. A posteriori, acabada la Guerra Civil, el
Servicio Nacional del Trigo habría de imponer otro canon a los propietarios que, ante la
imposibilidad de satisfacerlo, tuvieron que cerrar sus instalaciones.
El pago de la molienda podía efectuarse igualmente con dinero, pero esto
mucho menos frecuente debido a que la economía de autosuficiencia que imperaba por la
Galicia ancestral no permitía la generación de un excedente que pudiese destinarse al
comercio y por lo tanto a la circulación de la moneda.
Otro tipo de propiedad era la comunal que, según Andrés Sampedro 115
aparecía cuando los vecinos no podían construir de por sí un molino. En este supuesto,
juntaban los esfuerzos y levantaban uno comunal que pasaba a llamarse de herdeiros,
parceiros o roldeiros.
Las aportaciones al común eran en forma de dinero, de trabajo o de piezas y
según esto cada uno tenía derecho a una parte, de parceiros, rolda, de roldeiros, etc. La
posesión de la misma se transmitía por heredad, de herdeiros, entre los herederos del primer
tomador de la propiedad de la siguiente forma: la parte, la rolda o la heredad te daba
derecho a moler unas horas durante unos días predeterminados que no se podían cambiar.
Así, pongamos por caso que habría personas que tendrían todo un día, mientras que otras
poseerían o medio o un cuarto de día. En estos dos últimos casos, se tenían que poner de
acuerdo y turnarse casa semana para moler una vez por el día y otra par la noche.
Siguiendo este mismo criterio, supongamos que dos padres, uno A con 4
hijos, y otro B con 8, repartían su heredad entre estos. A los del padre A les tocaría el doble
de tiempo de molienda que a los del B, ya que siendo la misma herencia tenía que dividirla
en más partes.
En este orden de cosas, si algún heredero deseaba vender su parte, lo podía
hacer de forma que el nuevo propietario pasaba a adquirir los derechos y las obligaciones
115 115.- Obra citada. P. 13.
121

José María Leal Bóveda
del vendedor. La compra-venta se debía realizar con papel de por medio si no se
consideraba nula.
Respecto de los pagos que se debían hacer a los herederos de las partes de los
molinos, hemos encontrado en un libro de cuentas este texto sobre uno de la parroquia de
Covas, Viveiro: “...Un diez y ocho avo del molino y de todo su fundo vagos y artefacto, en
mistión con varios porcioneros cuyo molino se halla situado en el río que baja á Escourido.
Dicha participación en el referido molino tiene de pensión mitad de siete cuartillos y un
noveno de trigo que se paga anualmente a los herederos de Luis Escourido en cuatro
pesetas...”.
Los derechos consistían en los turnos de molienda comentados, y los deberes
en una serie de trabajos de conservación y reparación del molino y su entorno que
posibilitaran su funcionamiento permanentemente.
Hay otros usos del molino que no pueden considerarse como una forma de
propiedad estrictamente, pero que en realidad venían a ser un usufructo del mismo.
Hablamos de los alquileres que, ciertamente, son pocos en la zona
Los usos del molino en verano acarreaban no pocos problemas debido a que
había poca agua para derivar a riego y a molienda. Por eso en unas zonas tenían derechos de
uso los regantes, mientras que en otras, como en Galdo, lo poseían los segundos. Para ello,
en las primeras fueron apareciendo paulatinamente los molinos de viento y de maré.
Respecto del oficio de molinero cabe decir que está en íntima relación con el
tipo de propiedad116 de forma que podemos ver que no necesita una especialización previa
como en el caso de otro artesano: carpinteros, herreros, canteros, etc. Son labores no
complicadas de hacer, que los privados son desempeñadas por el hombre o la mujer, con
predominio del primero. Además, se pueden realizar otras tareas mientras está funcionando
el molino.
En los de herdeiros, la cuestión es mucho más fácil ya que cada uno muele
para sí sin que haya nadie encargado específicamente de hacerlo.
2.7. TRABAJOS DE MANTENIMIENTO DEL MOLINO.
Todos ellos, sean de herdeiros o privados, llevan una serie de tareas de
mantenimiento que, en el primero de los casos, son obligatorias.
Consisten en reparar todo aquello que se rompe, obtura, gasta, etc. A estas
tareas deben acudir todos los propietarios sin dilación ya que de lo contrario pueden perder
su parte.
Son varios como el de limpiar de ramas, hierbas, etc., el canal de llegada del
agua, reparar éste para que no se pierda aquella, reponer madera apolillada o la propia
techumbre, pero, sin duda, las tareas más complicadas eran las de limpieza de las piedras o
116 116.- BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “Voz molino”. Enciclopedia Gallega.
122

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
su propia sustitución.
Esto ocurría cuando empachaba la moa, es decir, cuando el grano no estaba
bien seco o era nuevo y formaba una película por debajo de la moa que implicaba un mal
molido y la formación de grumos en la harina. Había, pues, que limpiarla, y se hacía de dos
formas: o levantándola un poco para situar debajo de ella ramas de xesta u otras especies, o
sacándola con el burro para desprender la pasta adherida.
Otro trabajo no menos complicado, el más odiado por todos los molineros,
consistía en picar las piedras cuando éstas molían mal, por efecto del desgaste o por estar
muy nuevas. Estas tareas solían ser minuciosas y duraban bastante tiempo, siempre en
función de los medios y de la pericia que tuviese el molinero.
Para picar las piedras (llevaba mucho más tiempo la moa puesto que era más
dura que el pé) se servían de un guindaste de madera a modo de grúa con dos ganchos de
hierro, llamado burro. Una vez liberada la moa de la soborella, se le introducían los
ganchos por los lados en donde tienen un orificio al respecto y se erguía. El picado podía
realizarse con la piedra suspendida con el burro, o posándola en un alto cuando se
necesitaba de mayor atención y detenimiento. Como es de suponer, debido a que la piedra
debía tener un perfecto pulido, esta tarea se convertía en una labor de gran precisión, por lo
que se picaba más tosco hacia el centro y más fino en los bordes. Estas maniobras tenían
que realizarse cada 15 días, aunque este plazo podía variar según el uso del molino.
La cuestión se complicaba cuando no existía grúa, y en estos casos el
levantamiento de las moas se hacía a mano, entre varias personas.
Colocada otra vez en su sitio, había que calibrarla para que no picara,
ladeara de ninguna parte, cuestión que volvía a precisar de un gran tino.
El rodicio se convertía en un tema importante puesto que de él dependía todo
el sistema, así que necesitaba de atención constante
En resumen, aunque hay muchísimos más, estos son los trabajos más
comunes. Debido a esto, muchos de ellos están en la actualidad en un estado de completo
abandono o de ruina, ya que sus propietarios al ir abandonando la aldea dejan de efectuar
estas tareas de reparación. Los pocos de herdeiros que quedan en pie, lo están por la labor
de alguna persona “enamorada” de estas construcciones como José do Rito, Josefa Vale
Infante, Eusebio Solloso Fernández o el comunal de la Insua en Riobarba, Vicedo, entre
otros.
Otros muchos han sido restaurados y habilitados para otros usos como los del
refugio de Río Sor o el del puente sobre el Landro.
2.8. ESTUDIO DE LOS MOLINOS DE LA TIERRA DE VIVEIRO
POR CONCEJOS.
En este punto deberemos observar el número de molinos por cada municipio
así como sus características, para lo que hemos de hacer hincapié en que el presente libro se
123

José María Leal Bóveda
trata de un catálogo de los mismos, y por lo tanto algo incompleto.
Efectivamente, aunque creemos haber trabajado una amplia zona con
resultados verdaderamente significativos, no descartamos que nos hayan quedado
construcciones y áreas sin estudiar hecho por el que los datos aquí presentados deben
tomarse en su justa medida.
Veamos el siguiente cuadro a modo de preámbulo:
CUADRO Nº 16: NÚMERO DE MOLINOS POR CONCEJOS Y PARROQUIAS.
CONCEJO PARROQUIA Nº DE MOLINOS TOTAL %
MAÑÓN
O BARQUEIRO, ESTACA
DE BARES
14
RIBEIRAS DO SOR 11 25 14,45
MURAS PEDREIRA, VEDILLE,
CUÍÑAS
3 3 1,73
OUROL BRAVOS 9 9 5,20
O VICEDO NEGRADAS 7
RÍOBARBA 1
O VICEDO 16 24 13,87
VIVEIRO AREA 1
CELEIRO 5
CHAVÍN 10
COVAS, ESCOURIDO 13
GALDO 21
LANDROVE 5
MAGAZOS 12
SAN PEDRO 3
VALCARRÍA 4
VIEIRO 3
VIVEIRO NÚCLEO 2
XUNQUEIRA 9 88 50,86
XOVE O CRUCEIRO 6
LAGO 3
PORTOCELO 3
A RIGUEIRA 7
XOVE NÚCLEO 5 24 13,87
124

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
TOTAL 173 173 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL IB. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN, JOSÉ MARÍA LEAL).
El municipio que cuenta con mayor número es Viveiro con 88 ejemplares, un
50,86% del total, luego de considerar todas y cada una de sus parroquias. Como puede
observarse en cuadros precedentes, 86 son de agua de río, 1 de viento y otro de maré.
Por parroquias, destaca la de Galdo con 21, sin duda haciendo referencia a
sus difíciles condiciones orográficas, fruto de un accidentado relieve que alterna zonas de
pronunciada pendiente, pequeños valles entre cordales montañosos y uno, mucho más
amplio y habitado en torno al arroyo Cristalino que desemboca en el río Landro.
Relieve accidentado y clima húmedo, abundante en precipitaciones, se
convierten en condiciones necesarias para la existencia de un buen número de estos
artefactos. A todo ello deberemos unir el uso de prácticas comunales en la construcción y
explotación de los mismos, circunstancia que debe estar en relación con la solidaridad como
método de enfrentamiento a unas condiciones complicadas para la vida.
En este sentido, los recursos naturales y las posibilidades que ofrecen son
empleados aquí sabiamente por una comunidad que se solidariza y acomoda sobremanera al
medio. Este axioma podemos aplicarlo a la práctica totalidad del terreno en cuestión.
A distancia, tendríamos a Magazos con 12, donde podemos ver un claro
predominio del molino como habitación dentro del complejo casero, como una dependencia
más. Además, curiosamente, otros muchos son utilizados en forma de dinamos generadores
de energía eléctrica.
Chavín y Covas-Escourido vendrían a continuación, quedando las restantes
parroquias lejos de sus cifras. En Chavín hemos encontrado varios en el lugar denominado o
Batán, en clara alusión a la existencia en tiempos pasados, de unos mazos hidraúlicos para
abatanar tejidos.
Además, es de resaltar en este municipio de Viveiro la presencia de 1 molino
de viento en el lugar de a Atalaia, Celeiro, que, situado en un punto elevado y expuesto,
aprovecharía los vientos como fuerza motríz para mover sus palas o aspas. Hoy,
desgraciadamente, ha desaparecido y no queda de él más que el recuerdo y el lugar de su
existencia.
Otro que llama poderosamente la atención es el de maré, ubicado en las
aceñas de Verxeles. Sobre él tenemos estos datos amablemente cedidos por Begoña Bas:
“...Na ría de Viveiro, parroquia de Santiago de Viveiro e lugar de Verxeles ou Xunqueiras,
sitúanse As aceñas de Verxeles, antiguo muíño de marés. Hoxe aparece totalmente
modificado e alterado pola súa conversión en dous chalets, obra que se levou a cabo sen
respeito ningún pola construcción existente.
A referencia máis antiga que se coñece é unha escritura pública otorgada a
125

José María Leal Bóveda
16 de marzo de 1864, sinalada co número 84, pola que D. Benito Galcerán vende a D.
Nicolás Dorado Pernas as aceñas que construira o seu abó D. Gabriel Galcerán.
Benito Galcerán Mosquera nace en 1811 e morre en 1899, foi abogado e
alcalde de Viveiro, e ocupou os cargos de xuiz de paz e fiscal (CHAO ESPINA, 1976, P.
95). Pódese supoñer pois, que foi a fins do século XVIII cando D. Gabriel Galcerán “hizo y
edificó por su cuenta unas aceñas o molinos harineros en el sitio denominado de Vergeles,
extramuros de esta villa, parroquia de Santiago de la misma”, segundo consta na escritura.
Ainda que non coñecemos a data da súa construcción con exactitude,
podemos seguir a súa historia no tocante aos propietarios e datas que en síntese é como
segue: D. Gabriel Galcerán constrúe o muíño, que o reciben en herdanza D. Rafael e Don
Benito, fillos do anterior; do primeiro correspóndelles a D. Francisco e D. Gabriel, e do
segundo a D. Benito, quen llelo merca aos anteriores en 1852. En 1864 este véndeo a D.
Nicolás Dorado Pernas, quen fai a mesma operación dez anos máis tarde con D. Ramón do
Chao López. Este vólveo a vender a D. Francisco Castiñeiras Moreiras, e a partir deste
transmítese polos herdeiros sucesivamente, até que en 1951 D. Carlos Penabad e D. José
Antonio Chao Cal adquireno para construiren candanseu chalet.
A descripción que se fai nas escrituras é a seguinte:
“Una aceña o molino harinero con sus cuatro ruedas y correspondiente casa
o edificio compuesto de paredes, techo, piso alto y bajo con su entrada principal hacia el
Este y otra de salida a la muralla de que se hará mérito, situada en la denominación de
Vergeles, extramuros de esta ciudad, numerado el edificio con el 210. No puede ni
aproximadamente calcularse la extensión del fundo del propio edificio al que por la parte
Sur e Este, es anexo el estanque o pozo donde se retiene el agua que pone en
funcionamiento el antedicho artefacto, cuya cabida tampoco puede precisarse, pero se
halla circundado de murallón y vallado por la parte Oeste, y por la del Sur, con vallado
solamente. Linda este estanque en unión de la casa donde se hallan los molinos de que
queda hecho mención y todo lo cual forma una sola finca en el coto redondo”.
O muíño ten un muro de presa moi longo e dividido en dous tramos, o
primeiro de sillares e cachotes e o segundo fundamentalmente de terra. A 13.25 m do
edificio sitúanse os espacios para as dúas únicas comportas, que miden 3.70 m e están
separados entre si por un tallamar. Estas comportas abríanse e pechábanse soas coa forza do
mar e a presión da auga embalsada. O muro ten 2.40 m de altura e 1.60 m de grosor na parte
máis ancha, que coincide co espacio adicado ás comportas. Este ten o fondo enlousado,
quedando así unha altura de 2 m.
O resto do muro é de terra e na súa construcción empregáronse esteos de
pino verde chantados no fondo, que ao ir intecalándo terróns ian formando o muro. Cada
dous anos aproximadamente ou cando o mar batía máis forte, había que o reconstruir
colocando de novo os terróns.
126

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
A presa que se forma é de moi grandes dimensións, e trátase dunha
xunqueira aproveitada tradicionalmente polos veciños 117 . A ela verte as augas o río
Xunqueira que bordea o muro do convento de Valdeflores, situado este no fondo da mesma
(...).
Tiña catro pedras, dúas albeiras e dúas negreiras, para moer trigo e millo. A
xente viña maiormente de Vieiro, localidade situada ao outro lado da ría; o muiñeiro tiña un
bote no que pasaba a aqueles que respondían á súa chamada que facía por medio dun chifro.
Algúns viñan de máis lonxe: Xove, Xuances, etc., pero maiormente no verán, cando secaban
os regatos e non podían traballar os muíños neles emprazados.
Neste, como noutros da zona, maicábase na proporción de 1 quilo por
ferrado. Con marés mortas non se enchía a presa, pero aproveitaba ao máximo as vivas,
moendo oito días seguidos e aproximadamente unhas seis horas sen interrupción.
Cos últimos muiñeiros traballábase xa algo menos+. O penúltimo muiñeiro
chamábase Sr. Pepe da Piona e o derradeiro foi Sr. Agapito, quen exerceu o oficio xa cos
actuais propietarios. O muíño deixou de funcionar definitivamente en 1955-60...” 118 .
Volviendo al tema en general, podemos decir que el gran predominio que
presenta Viveiro sobre los otros municipios puede deberse a varios factores, entre ellos el
ser el concejo más extenso y poblado, al ejercer las funciones de centralidad económica y
administrativa, hecho que traería como consecuencia el que se viniese a moler aquí desde
otros puntos foráneos donde no existiesen molinos o no pudieran moler en verano por falta
de agua. Por otro lado, en el núcleo radicarían los mecanismos de control de la producción
de granos y de los alimentos, sobre todo después de la Guerra Civil, como la delegación del
Servicio Nacional del Trigo (SNT), la Junta de Abastos o la Fiscalía de Tasas.
En este mismo orden de cosas, los molinos de la villa estarían muy cercanos
al casco histórico, en un lugar extramuros cercano a San Francisco, denominado Campo de
Verdes. Según un vecino, se puede decir que casi todas las casas tendrían un molino e
incluso, en las últimas tiradas en Donapetry existiría el último que hacia 1975 aún
funcionaba con energía eléctrica. Otro de los aquí existentes sería desmontado hacia 1995
para ser trasladado posteriormente a Galdo. También, a la par de la actual iglesia de San
Francisco, habría otro ejemplar que hoy ya no existe.
Hermelina de Soto sería propietaria de uno de ellos que dejaría de funcionar
por los años 60 aproximadamente. A él venían a moler los vecinos a los que se les cobraba
el servicio con la mahíca o maquía.
De igual suerte, por los 50-60 aún se recuerda por aquí cómo la Guardia
117
117.- Tema polo que dende o ano 1935 están continuamente en conflicto e pleitos os veciños cos propietarios
do muíño.
118
118.- BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “Muíños de marés e de vento en Galicia”. Fundación Pedro Barrié de la Maza.
Pontevedra. 1991. Ps. 102-104. Cita textual con permiso de la autora.
127

José María Leal Bóveda
Civil paraba a la gente que venía al mercado y le requisaba cantidades de harina, trigo o
maíz.
El uso del agua planteaba no pocos problemas en verano cuando escaseaba,
puesto que unos vecinos la querían para el riego de los campos, mientras que otros la
destinaban a la molienda. De este modo, parece ser que se llegó a una solución de
compromiso mediante la cual los molinos se turnaban en la labor, moliendo en días
alternativos, o por la noche unos y por el día otros.
El de María Antonia Prieto solía moler en el primer turno, de noche, y era el
último batán de la zona que cesó en su actividad bastante antes de la década de los 60.
La harina se usaba para el pan, pero fundamentalmente para el ganado119 .
Otras informaciones establecían que el río de San Francisco, que nace en el
Prado de la villa, contiene, o contenía desde las Cortes hasta su desembocadura en el mar,
varios molinos. En las Cortes tendríamos uno de aparcería, en el Muíño Novo, por la parte
superior del Batán, otros dos que recibían el agua por un canal artificial de la presa madre
del río en el lugar denominado parto da Laxe. El agua salía del molino mencionado y la
utilizaban tres que había en el Batán donde, hasta principios de siglo, se abatanaban las
mantas hechas de artesanía.
En el Campo de Verdes, tenemos la existencia de otro ejemplar llamado
“Muíño de Cora”, otro en la casa de Blanco, otro más en la de Xanferra, dos en la de Soto,
uno en la del Fidalgo de Arriba, dos en la Fonte da Rouca, dos en la casa del “bataneiro”
(río de Valado), dos en casa de Atadell, por la parte baja y otro frente a la iglesia de San
Francisco, ya mencionado, denominado de “Cecilia”. En total, en el cauce de este río
existían 21 molinos en una extensión de dos kilómetros aproximadamente. Como ya hemos
apuntado en la cita anterior, esta información fue recogida por Enrique Fernández Llano, de
boca de Carlos Soto.
El mismo autor anotaba en 1993 en el Heraldo de Viveiro, los siguientes
molinos, por parroquias para el concejo de Viveiro: Galdo, 23 molinos; Valcarría, 18;
Boimente, 12; Vieiro, 4; Covas, 15; Faro, 4; Magazos, 7; Chavín, 20 y una aceña; Landrove,
5; Celeiro, 4 y uno de viento; San Francisco, 8 y una aceña; Santa María, 26; San Pedro, 10;
en total 156, dos aceñas y uno de viento. La aceña hace referencia a una rueda vertical del
tipo de las norias árabes aunque en otros lugares define una conjunción de varios molinos y
presas sobre un río.
Finalmente, para 1842 Pascual Madoz establecía que Viveiro contaba con 10
harineros y algunas fuentes de buena agua que surtían al vecindario. Desde estas fechas
119 119.- La información de los molinos del Campo de Verdes nos la facilitó amablemente una buena amiga,
vecina de la zona llamada Amadora Rodríguez Chao. También se ha utilizado la aportada por Carlos Soto,
recogida por Enrique Fernández Llano en un cuadernillo escrito a mano, depositado en la época de redactar esto
en los archivos del Seminario de Estudios da Terra de Viveiro.
128

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
hasta los años 50 de nuestro siglo, cuando se dejan de construir, se produce un gran
desarrollo constructivo que alcanza, cuando menos, los 88 catalogados en 1996. Este hecho
podría reafirmar lo expuesto anteriormente sobre el papel de Viveiro como núcleo de
centralidad económica y administrativa.
A Viveiro le seguiría en orden de importancia, pero a muchísimo distancia, el
municipio de Mañón, La Coruña, con 25 molinos, casi un 14,45% del total. De este concejo
hemos estudiado 3 de las 5 parroquias que lo componen, pero aún así creemos poder dar una
visión bastante aceptable del estado de la cuestión.
Es un ayuntamiento que incorpora una gran riqueza en cuanto a la fuerza
motriz de estos aparatos ya que al ser una zona batida fuertemente por los vientos del
océano, sobre todo en la Estaca de Bares, cuenta con varios ejemplares de este tipo, en
concreto 4. Tal es así que Endesa hace tiempo que instaló en las inmediaciones del faro un
parque eólico de producción de energía eléctrica. Entre este punto y Santa María de Bares
conviven las tecnologías más tradicionales: molinos antiguos de viento y agua, con las más
modernas para la producción de electricidad.
Los de agua en la Estaca de Bares representan, en nuestra modesta opinión,
el colmo del ingenio humano para la adecuación del género a los condicionantes del medio,
ya que tanto en Santa María como en la Estaca, se asientan 5 molinos en cada lugar,
aprovechando un minúsculo reguero de agua que se desliza pendiente abajo, y surte a todo
el complejo; primero a unos, los más elevados, y luego a otros, los más enterrados en el
valle o en el acantilado. Hoy, muy a nuestro pesar, están en un alto estado de ruina y
abandono, formando parte de un paraje bello donde los haya. Por eso aprovechamos estas
páginas para lanzar un llamamiento a los poderes públicos con el objeto de que procedan a
su restauración, previa declaración de bien de interés histórico-artístico. En otros lugares de
Galicia ya se ha hecho esto con unos resultados excelentes de cara al bien público, véanse
Allariz, Coiro; Cangas do Morrazo, Caldas de Reis, o Carballiño, etc.
Más hacia el interior el agua de los regatos y ríos se convierte en la fuerza
prima fundamental. Famoso y hermoso es el paraje de Ribeiras do Sor en el que se
encuentra un antiguo molino restaurado como refugio de excursionistas y pescadores.
Le siguen o Vicedo y Xove con 24 cada uno, un 27,74% del total entre
ambos.
En o Vicedo hemos estudiado todas las parroquias aunque con mayor
profusión las cercanas al núcleo capitalino y a la línea de costa. Por contra, Ríobarba no se
ha trabajado con tanta intensidad debido a su lejanía y dificultades de acceso para unos
alumnos que, en el mejor de los supuestos, disponían de una bicicleta como medio de
transporte.
Como en el caso anterior, incorpora dos molinos de viento por la zona de
Xilloy, lugar aireado en demasía. El resto pertenece al grupo de los de agua y se concentra
129

José María Leal Bóveda
mayoritariamente alrededor del núcleo urbano de la capital y tierras aledañas. De este
municipio recomendamos una lectura pausada de los cuadros generales en los que se citan
anécdotas de todo tipo, ciertamente interesantes, para las que no tendríamos cabida en estas
páginas.
En 1842, cuando Madoz edita su Diccionario Geográfico-Histórico de
España y sus posesiones en Ultramar, o Vicedo aparecía integrado dentro del concejo de
Ríobarba para el que establecía que poseía gran número de molinos harineros, telares, etc.
En Xove únicamente no se trabajó la parroquia de Monte por los mismos
motivos de Ríobarba, pero se puede decir que el resto del territorio fue analizado
exhaustivamente, casi con perfección milimétrica.
Es de reseñar la contradicción existente entre el elevado número de hórreos y
el menor, a gran distancia, de molinos, hecho que rompe la fluidez del circuito que debería
existir entre el almacenamiento del maíz y su transformación en harina. En este sentido, dos
hipótesis se nos ocurren como explicación, corroboradas en cierta medida. Por una parte
tendríamos que el gran volumen de grano habría que concentrarlo en los pocos molinos
existentes, con lo que la maquía se convertía en un negocio floreciente. En efecto, hemos
comprobado cómo algunos de Sumoas, a Rigueira o Camba, tenían gran actividad y a ellos
acudían vecinos de todo el municipio.
Por otro lado, es posible que se fuera a moler a otros puntos fuera del
concejo. Esta hipótesis también está en cierta medida comprobada ya que hacia Viveiro
salía mucha gente a moler, sobre todo en épocas veraniegas en las que los de agua cesaban
en su actividad, debiendo moler los de maré y de viento, clases ambas existentes en el
vecino Viveiro.
Lo mismo que en los otros casos, Madoz establece el siglo pasado para
“Jove” cuatro molinos.
Ourol fue trabajado solamente en la parroquia de Bravos, dio como resultado
9 molinos, todos ellos de agua de río. Es un municipio interior, muy accidentado, en claro y
preocupante retroceso poblacional que acarrea, que los existentes estén en un claro estado
de deterioro, debido al abandono de sus propietarios. No cuenta con muchos casos debido a
la finisecular baja densidad de población. Pascual Madoz había catalogado 8 molinos
harineros y un batán así como buenas fuentes, 150 años atrás.
Muras, montañoso, presenta 3 molinos de agua, escaso bagaje que viene
explicado porque aquí tan sólo vivía una alumna de los participantes en el trabajo de
catalogación. Con todo, esta baja densidad está en función de la propia de la población
como en el caso anterior. Aún así, cabe suponer que los pocos existentes tanto en Ourol
como en Muras, debieron de representar un papel de extraordinaria importancia por ser
pocos los mecanismos de transformación del grano en harina. Para el siglo XIX se establece
que contaba con telares y molinos harineros, sin especificar su número concreto.
130

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
CUADRO Nº 17: ESTADO DE LOS MOLINOS POR CONCEJOS.
CONCEJO BUENO REGULAR MALO RUINOSO TOTAL
MAÑÓN 7 5 5 8 25
MURAS 1 -- 2 -- 3
OUROL 4 1 4 -- 9
O VICEDO 12 3 5 4 24
VIVEIRO 27 8 42 11 88
XOVE 12 4 2 6 24
TOTAL 63 21 60 29 173
% 36,41 12,13 34,68 16,76 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL I. B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Sobre el estado de conservación de los molinos deberemos puntualizar que,
lo mismo que ocurrió con los hórreos, quedaba reducido a la observación directa del alumno
y del profesor por lo que en todo caso se trata de una apreciación subjetiva. De todos modos
no íbamos muy desencaminados cuando catalogábamos de una forma u otra estas
construcciones, ya que su aspecto denota con suma claridad la verdadera situación en que se
encuentran.
Cabe señalar también que muchos de ellos presentaban un buen aspecto por
fuera, mientras que el interior estaba completamente deteriorado o desposeído de los
mecanismos de roturación. En estos casos especificábamos la buena presencia exterior
apuntando luego la ausencia de los anteriores mecanismos. Con todo, creemos haber
ofrecido un panorama bastante acertado del estado de estas construcciones.
En general, predominan los que están en buen estado, 63, un 36,41% del
total. De ellos, la mayoría, 27, están en el municipio de Viveiro al que siguen Xove con 12,
o Vicedo con 12, Mañón con 7, Ourol con 4 y Muras con 1. En estos casos presentan tanto
un buen aspecto externo, conservando muros, tejados, etc., y también interno donde
podremos observar todavía los elementos básicos de trituración del grano, así como otros
elementos auxiliares.
Como norma general, suelen estar cerca de alguna casa habitada desde donde
se les mantiene con buena presencia e, incluso en uso, en una actitud de auténtico celo
conservador. Lógicamente, aquellos mal conservados están casi siempre alejados de núcleo
habitado, en lugares alejados de difícil o complicado acceso, circunstancias que hacen que
los propietarios se vayan olvidando de ellos.
Juntando los que están en mal o ruinoso estado suman 89, un 51,44%, cifra
que como se ve, supera a los bien conservados. Las causas que explican esto pueden estar en
131

José María Leal Bóveda
el abandono de la población de las tierras interiores y el acceso a los núcleos urbanos. Esta
emigración va dejando en muy mal estado no sólo a estas construcciones sino también a los
hórreos y demás arquitectura vernácula.
También influyó el hecho de que desde finales de los años cuarenta y
principios de los cincuenta, fueron sustituidos por otros más modernos de energía eléctrica,
que molían todo el año sin depender de las inclemencias climatológicas. Los nuevos
aparatos podían colocarse en cualquier habitación de la casa sin necesidad de desplazarse a
la orilla del río o por cualquier camino de monte.
Con todo esto, dado que los molinos suelen estar en sitios alejados de las
casas, mal comunicados, con difícil acceso, fueron cayendo en el olvido y entrando en un
imparable proceso de deterioro. Además, la restauración de estos elementos de
transformación suele ser costosa por lo que no puede ser asumida por muchas familias que,
por otra parte, no ven en ellos en la actualidad ningún provecho material que no sea el de
servir de almacén de cosas varias. Para esto bien sirven las cuatro paredes, el techo y la
puerta, sin necesidad de gastar dinero.
Resumiendo, estamos ante un imparable proceso de degradación
arquitectónica de unas construcciones que antaño, más que hogaño, fueron un elemento
fundamental de la vida económica y social de Galicia.
De igual modo que denunciamos esta situación en el apartado de los hórreos,
volvemos a hacerlo con los molinos también, aunque, si cabe, considerando que en este caso
la situación de deterioro es mucho más intensa puesto que en la actualidad apenas si tienen
usos productivos.
CUADRO Nº 18: USO DE LOS MOLINOS POR CONCEJOS.
CONCEJO SI NO TOTAL
MAÑÓN 2 23 25
MURAS -- 3 3
OUROL -- 9 9
O VICEDO 3 21 24
VIVEIRO 13 75 88
XOVE 3 21 24
TOTAL 21 152 173
% 12,13 87,86 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL I. B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Íntimamente ligado al estado de conservación de los molinos está su uso. En
efecto, si anteriormente veíamos su progresivo abandono y deterioro, ahora podemos decir
132

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
que la cuestión se agrava en proporción geométrica ya que de los 173 catalogados tan sólo
21 están en uso, un 12,13%, mientras que el resto 152, un 87,86% no funcionan.
De estos últimos tenemos que decir que muchos están en un buen estado,
conservando toda la maquinaria necesaria, pero al no haber nadie en el núcleo familiar que
les dedique un poco de tiempo van cayendo en el olvido. Aún así, afortunadamente
conservan todo el entramado mecánico.
De nuevo Viveiro se sitúa a la cabeza de los que se usan, con 13; luego
Xove, con 3; o Vicedo, con otros 3; Mañón, con 2, mientras que en Muras y Ourol no
hemos encontrado ni un solo ejemplar en funcionamiento. Las causas ya están apuntadas en
el apartado anterior, pero a ellas debemos añadirles el paulatino, pero incesante,
decaimiento del campo galego, inmerso en un tipo de economía global orientada hacia el
mercado en el que el sector primario apenas si cuenta. De esta circunstancia participan los
países desarrollados, ámbito económico en el que se mueve nuestro país y por ende Galicia.
En este contexto, el maíz ha dejado de ser la dieta fundamental de nuestro campo y en la
actualidad sólo se reserva para consumo animal, para las pocas vacas que hay, para las
gallinas, etc.
Ciertamente, aquellos que todavía funcionan son pocos y la única razón por
la que lo hacen es por el sentimiento romántico del propietario de verlos en acción.
Impresiona observar el mimo con el que son tratados por sus dueños, quienes los
consideran parte de su pasado.
Los otros, que están en desuso, alejados de la aldea, a veces cerca de ella,
sobreviven hoy con muchísimo deterioro; paredes que apenas si se tienen en pie,
techumbres y cubriciones desplomadas, interiores inundados de maleza. De ellos, algunos
conservan un uso alternativo como servir de almacén de determinadas cosas, establos,
garajes, leñeras, etc.
Hay lugares en los que se ha procedido a restaurar algunos, integrándolos
dentro de conjuntos de casas de turismo rural o de restaurantes.
Nos llamó la atención uno, en concreto, en la parroquia de Vieiro, Viveiro,
perteneciente a José Rubal García. Este señor poseía uno antiguo en su propiedad y para
restaurarlo compró la maquinaria a otro de Sargadelos que tenía un martinete, pero tuvo que
rehacerla de nuevo. En la actualidad su molino cuenta con una moa albeira en la que se
consigue una harina más fina y blanca, y otra del país o de maíz, que da harina más gruesa.
La moa del albeiro fue traída de Francia, como ya explicamos en líneas, mientras que la de
maíz se importó de la capital, Lugo. El rodicio era de hierro fundido y procedía del País
Vasco, todo un lujo para la época. Hoy tiene en mente la instalación de un alternador de
2.000 W que surta de electricidad a alguna dependencia de la casa.
Casos de este tipo podemos verlos en o Cruceiro, Xove en la persona de José
do Rito; Josefa Vale Infante en o Vicedo; Xuxo de Pitis en Covas-Escourido; Ramón y
133

José María Leal Bóveda
María en Valcarría; Raimunda en a Xunqueira; Gema Domínguez Louzao en a Rigueira;
Laudelina Insua Hernández en Xove, y otros muchos.
Respecto al caso de los comunales aún pueden verse moas moliendo por
Ríobarba, Valcarría, Galdo, Chavín, etc.
En resumen, al haber dejado de funcionar han perdido su utilidad por lo que
han caído en el olvido. Bueno sería que los poderes públicos los rescatasen recuperando un
patrimonio cultural que se cae a pedazos120 . De este modo lo entendieron en la parroquia de
Coiro, Cangas do Morrazo, donde festejan la restauración de sus molinos, en concreto en el
“muíño de Fausto”, con una romería popular amenizada con gira campestre, grupos de
gaitas, actuaciones de grupos folclóricos de los colegios de la zona, etc.
CUADRO Nº 19: PROPIEDAD DE LOS MOLINOS POR CONCEJOS.
CONCEJO PRIVADA COMUNAL CLERO DESCONOCIDA TOTAL
MAÑÓN 15 5 1 4 24
MURAS -- 3 -- -- 3
OUROL 4 5 -- -- 9
O VICEDO 18 6 -- -- 24
VIVEIRO 40 39 -- 9 88
XOVE 22 1 -- 1 24
TOTAL 99 59 1 14 173
% 57,22 34,10 0,57 8,09 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL I. B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Las diferentes formas de propiedad ya fueron estudiadas en un apartado
precedente por lo que a él deberá remitirse el lector que quiera saber más sobre el tema.
Sobre esto tenemos que puntualizar que la información para resolver este
punto del trabajo se hizo mediante entrevista personal, bien con los propietarios del molino
quienes manifestaban su condición de forma oral o mostrando algún tipo de documentación
escrita (testamentos, títulos de compra-venta, etc.), bien con personas mayores del lugar que
recordaran algo sobre la posesión de la construcción.
Hubo casos en los que no tuvimos forma de saber nada al respecto, por ello
integrábamos al molino dentro del grupo de propiedad desconocida. En este sentido,
atendiendo a la mayor o menor superficie construida y a los mejores o peores medios de
molienda, se podía deducir si sus propietarios habían sido privados o comunales. Así
creemos que muchos “desconocidos” pueden integrase sin lugar a dudas dentro de la
120 120.- Para una mayor información sobre aquellos que están en funcionamiento recomendamos una revisión
atenta de los cuadros generales en donde se especifican estas cuestiones. Desde aquí aconsejamos una visita a
cualquiera de ellos como forma de empaparse de auténtica cultura gallega.
134

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
propiedad privada.
Volviendo a lo que nos ocupa aquí, observamos cómo los privados superan
ampliamente a cualquier otro tipo con 99 ejemplares, un 57,22% del total catalogado. Esto
debe ponerse en relación con la propia estructura de la propiedad de la tierra en Galicia
basada en un minifundio endémico, fruto de las repetidas particiones paternas entre los
diferentes hijos. A ello se debe, al igual que con los hórreos, la proliferación de este tipo de
propiedad. Además, debemos pensar que la maquía era una buena fuente de ingresos en una
economía de subsistencia en lo que todo lo que se producía se consumía en el circuito
interno de la familia. Poseer un elemento de molienda significaba la entrada de mayores
flujos monetarios.
Los comunales representan un buen número de casos, en concreto 59, un
34,10% del total y vienen a demostrar que las prácticas solidarias estuvieron muy
extendidas en la Galicia ancestral, como método de supervivencia ante unas condiciones
económicas, sociales y políticas nada favorables. Clero y nobleza habrían castigado con
pesados impuestos, diezmos y foros y las mermadas haciendas labriegas que se ven en la
obligación de responder a esta agresión con lo único que tienen, la solidaridad.
Por otra parte, las duras condiciones del medio físico habrían inducido a las
comunidades rurales a las prácticas comunales. De estos casos, destacan Chavín, Ríobarba,
Máñon, Covas, Escourido o Galdo, entre otros lugares, con un amplio número de molinos
de herdeiros, roldeiros, parcerios, etc. Estos son, precisamente, los más deteriorados ya que
al abandonar sus propiedades para ir a la ciudad, los herdeiros van dejando sus labores de
mantenimiento obligatorio, de forma que al no haber quien se ocupe de ellos, dan con sus
piedras en el suelo. En este mismo orden de cosas, algunos vecinos de tierras adentro nos
confesaron que muchas de estas piedras de molinos abandonados estaban hoy formando
parte de casas o de alpendres levantados no hace mucho tiempo. Con esto el proceso de
deterioro se acentúa sobremanera.
Lo mismo podemos decir de la costumbre actual de determinados bares,
mesones, etc., que utilizan para sus mesas moas de molinos abandonados en un intento de
dar cierto aire enxebre a sus instalaciones. Con ello parece ser que no reparan en la
aculturación que están causando.
El clero también tiene su sitio en esta apartado con un ejemplar en el concejo
de Mañón, cosa muy frecuente en el resto del país gallego aunque no por estos pagos.
CUADRO Nº 20: FECHA DE CONSTRUCCIÓN DE LOS MOLINOS POR
CONCEJOS.
CONCEJO SIGLO XVIII SIGLO XIX SIGLO XX DESCONO. TOTAL
MAÑÓN 6 5 14 -- 25
135

José María Leal Bóveda
MURAS 2 -- 1 -- 3
OUROL -- 7 1 1 9
O VICEDO 2 8 2 12 24
VIVEIRO 4 25 20 37 82
XOVE 6 10 1 9 30
TOTAL 20 55 39 59 173
% 11,56 31,79 22,54 34,10 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL I. B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
De nuevo tenemos que puntualizar algunas cosas. Así, este apartado se
realizó con bastante dificultad, quizás fue el más complicado de todos los que aquí se tratan.
El método siguió siendo la entrevista personal con los propietarios o con las
personas mayores de la aldea o del lugar. En el caso de que sí existiesen documentos
escritos, recurríamos a ellos con lo que el problema estaba resuelto. Al contrario, si no
existían teníamos que apelar a la memoria del abuelo o abuela. Estos suelen hablar en
términos de: “meus abós xa falaban dese muíño ou dese hórreo”. La datación venía a
continuación sumando a la edad de la persona en cuestión una media de 30 años por
generación. Si resultaba que se mentaba a sus abuelos, obteníamos 2 generaciones.
Suponiendo que la persona mayor tuviese 70, el resultado sería 70+30+30= 130 años
aproximadamente.
Este método que parece tan simple e incluso falto de rigor científico resultó
de una gran eficacia ya que al relacionar la antigüedad de los molinos con el devenir
histórico de la propiedad de la tierra en Galicia121 , observamos que ambos términos de la
ecuación estaban en relación directamente proporcional.
Aun así, fueron muchas las construcciones que quedaron sin datar, pero por
sus características constructivas y por las referencias, a veces confusas, que de ellas nos
dieron algunos vecinos, podemos asegurar que de los 59 de este apartado, casi todos
pertenecían al período comprendido entre finales del siglo XIX y principios del XX.
Analicemos ahora esta evolución constructiva.
No encontramos ninguna referida a los siglos XVI y XVII y muy pocas al
XVIII, en total 20 ejemplares, un 11,56%. La mayoría de ellos están en Máñón; 6 y en
Xove; otros 6. La explicación parece ser sencilla. Inmersa Galicia en la vorágine económica
y social altomedieval, en la que el régimen señorial impone al campesino el uso de sus
instalaciones de transformación agraria: hornos, lagares, molinos, etc., estos no podrían
construir sus aparatos de molienda. De este modo, los pocos existentes de esta época
121
121.- Ver VILLARES PAZ, RAMÓN: “La propiedad de la tierra en Galicia. 1500-1936”. Siglo XXI. Madrid.
1982.
136

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
podrían ser el resultado de una compra posterior, en fechas de las desamortizaciones
liberales o de la Ley de redención foral de 1926, posibilitada por las remesas repatriadas de
dineros indianos o por los excedentes generados por las ventas de ganado que relanzan la
economía campesina del XIX.
Al siglo XIX pertenecen la mayoría de los catalogados, en concreto 55, un
31,79%, e, incluso, aquellos que han sido clasificados como de fecha desconocida.
La explicación vuelve a venir marcada por el contexto de la entrada y
consolidación del liberalismo en España. Procesos desamortizadores, ya estudiados
anteriormente, mejoras en las técnicas de cultivo, uso de abonos, cercamiento de parcelas,
acceso del labriego a la propiedad de la tierra, buen comportamiento del ganado que genera
excedente monetario, llegada de dineros americanos, redenciones forales, etc., caracterizan
este tiempo que hay que situar a caballo entre el siglo XIX y el XX.
Efectivamente, según Ramón Villares: “...desde o solpor do século XIX
deica a II República desenvólvese, pois, un proceso redencionista, de desigual intensidade,
que vai convertendo o campesino foreiro en propietario cultivador, producíndose así un
paso fundamental para a racionalización da producción agraria e a penetración do
capitalismo no campo.
A derrota do rendista é unha realidade: fidalgos fachendosos da súa alcurnia,
mais recentes adquiridores de rendas na desamortización, e comerciantes usureiros que
fixeran a súa “Habana” particular durante a crise agraria finisecular, acaban perdendo as
súas rendas en favor dos seus pagadores. Esta liquidación das rendas forais obedece a varios
feitos diferentes que van desde a capacidade de maniobra do campesinado a través do
agrarismo e o asociacionismo agrario, ata unha relativa prosperidade agraria producida pola
eficiente comercialización dos excedentes de gado ou polas remesas de diñeiro procedentes
de América; e tampouco se pode esquecer a viraxe que ten lugar na política económica
española de base nacionalista, no que o apoio ás forzas productivas interiores comportaba a
creación de mercados, do que é cumprida manifestación esta proletarización do
campesinado galego.
Con todo, poida que sexan as remesas americanas as que máis directamente
influencien as redencións forais e, mesmo, as importantes melloras técnicas agrarias e
modificacións industriais...” 122 .
Aunque la Ley de Redención de los Foros no se apruebe hasta 1926 con
Primo de Rivera, lo cierto es que la práctica de la redención foral había comenzado mucho
antes, a caballo entre los dos siglos. Con ello, el campesino, libre de cargas, dueño de la
parcela que había trabajado de por vida y con dinero en efectivo, puede proceder a la
construcción de un molino que le libere de la carga de tener que moler en el del señor. En
122 122.- VILLARES PAZ, RAMÓN: “A Historia”. Galaxia. Vigo, 1988. Ps. 170-171.
137

José María Leal Bóveda
esta época Galicia entera se llena de multitud de estas construcciones al igual que de
hórreos. Evidentemente, este proceso puede ser aplicado a nuestra zona en su totalidad.
Del siglo XX también tenemos un buen número de ejemplares, 39, un
22,54%, cifra que viene explicada por lo descrito anteriormente. Ahora bien, pasada la
Guerra Civil, allá por los años 40 bien entrados, cuando la situación en el país se vaya
normalizando y generalizando el uso de la energía eléctrica, los molinos tradicionales: de
agua y viento, van siendo reemplazados por los movidos por aquella fuente de energía.
Por otra parte, los años del estraperlo y del hambre en la postguerra,
significaron a la vez que lo anterior, el momento culminante de la molinería artesanal puesto
que es cuando se llevan a cabo la última gran tanda de modificaciones y adaptaciones que
habrán de colear hasta bien entrados los 60. A partir de esta fecha los molinos entran en
decadencia.
La desaparición del cereal y la aparición de la agroindustria española, a lo
que deberemos unir el éxodo rural, van haciendo desaparecer estos artilugios.
El proceso de restauración que se está llevando a cabo en la actualidad los
convierte en moradas de segunda residencia, en merenderos, bodegones o mesones,
almacenes de trastos, garajes, etc.
Con ello se evita su ruina, pero al mismo tiempo se les desposee de toda
significación histórica, paisajística y cultural, conviertiéndoles en meros objetos de
consumo. Lejos queda su sentido económico-histórico.
CUADRO Nº 21: CLASIFICACIÓN DE LOS MOLINOS SEGÚN SU FUERZA
MOTRÍZ, POR CONCEJOS.
CONCEJO RÍO/REGATO VIENTO MARÉ ELÉCTRICO TOTAL
MAÑÓN 21 4 -- -- 25
MURAS 3 -- -- -- 3
OUROL 9 -- -- -- 9
O VICEDO 21 2 -- 1 24
VIVEIRO 86 1 1 -- 88
XOVE 24 -- -- -- 24
TOTAL 164 7 1 1 173
% 94,79 4,04 0,57 0,57 100
(FUENTE: ALUMNOS DEL I. B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Una simple mirada al cuadro nos muestra la evidencia de la total y absoluta
predominancia de los de agua de río sobre los de viento o maré. Concretamente, en el
primer caso tenemos 164, casi un 95%; en el segundo 7, casi un 5% y en el último 1 solo
138

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
ejemplar que representa un 0,5 % del total catalogado.
Estas cifras tienen su explicación en las condiciones físicas del área
estudiada ya explicadas. Relieve accidentado y clima lluvioso con abundantes
precipitaciones constituyen el marco ideal para la proliferación de estos artefactos
moledores.
La ría de Viveiro se convierte también en un marco ideal para el
asentamiento de un molino de maré en su fondo de saco, al amparo del remanso de las aguas
en la ensenada de Verxeles.
Por otro lado, toda la zona, desde Ortigueira hasta Ribadeo, presenta vientos
fuertes, racheados, del océano, que son la fuente de energía básica para estas máquinas.
Tanto es así, que en la Estaca de Bares tenemos la presencia de un campo de molinos
eólicos instalados por Endesa, que vienen a sustituir, con otros fines, a los viejos de Santa
María de Bares.
De viento, hemos encontrado 7; 4 en Mañón, 2 en o Vicedo y 1 en Celeiro,
hoy desaparecido.
Convendría explicar algo sobre su funcionamiento y, puesto que son pocos,
dedicarles algo más de atención estudiando caso por caso. Para esto nos habrá de servir de
referencia de Begoña Bas citada en páginas anteriores123 amén de los datos obtenidos por los
propios alumnos en su misión investigadora.
Como consideraciones generales, podemos decir que estas construcciones
vienen a sustituir a los de agua de río en épocas de sequía. Por otra parte, dada la
irregularidad del régimen de vientos en Galicia, son difícilmente compatibles con una buena
tecnología que los aproveche, por eso suelen ser bastante rudimentarios. Amén de esto, se
construían para reemplazar en verano a los de río o regato cuando había escasez de agua.
Por todo lo dicho, su difusión no estuvo muy extendida y su perfeccionamiento no alcanzó
la obra de los que existían por Europa.
Podemos clasificarlos, dentro del grupo de los europeos, formando parte de
los molinos fijos de torre, con cuerpo cilíndrico y tejado cónico móvil que gira para orientar
las aspas o velas. Existe, todavía, otro tipo más simple consistente en un tejado fijo cuyas
aspas no se mueven buscando el viento. Estos podemos observarlos hoy y constituyen un
conjunto excelentemente restaurado por el concejo de Catoira, en la parroquia de
Trasdaveiga.
En el primero de los casos, el tejado gira sobre unas pequeñas ruedas sobre la
soleira de las paredes, y los abanos o aspas, forman un cuerpo con éste. En el segundo, los
abanos van fijos sobresaliendo de la pared. Como no se pueden orientar llevan doble
sistema de aspas como método de aprovechamiento del viento que sopla en direcciones
123
123.- BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “Muíños de marés e de vento en Galicia”. Fundación Pedro Barrié de la Maza.
Pontevedra. 1991.
139

José María Leal Bóveda
opuestas. En ambos casos estamos ante unas construcciones redondas, de piedra, con muros
bastante gruesos y techumbre cónica a una o dos aguas.
Los abanos son tablas unidas entre sí formando piezas rectangulares que van
enganchadas a una estructura de madera que forma la viga horizontal que a su vez atraviesa
la pared o el tejado y los vareiros y travesos. Al girar las aspas, la viga lo hace también y
pone en movimiento la roda vertical, provista de unos dientes que se insertan en otra más
pequeña llamada piñón. Juntas constituyen los engranes. Por el centro del piñón pasa el eixo
vertical que atraviesa la moa o capa y el pé, siendo ya estos y los demás elementos
mecánicos semejantes a los de los molinos ya descritos.
Mientras el molino está trabajando se debe verter agua en la rá, ran y en la
agulla, que vienen a ejercer las mismas funciones que el grilo, ovo, pía, rá o rán, de los de
agua citados para que por efecto del frotamiento no se caliente demasiado. Para frenar y
parar el mecanismo existe una viga que se hace bajar sobre la horizontal con el fin de
impedir que ésta siga dando vueltas.
Dadas sus características y funcionalidad, es muy posible que sus orígenes
sean recientes, siglo XIX, aunque en Europa, como ya queda dicho, se remontan al
sigloXII124 .
Volviendo a nuestra zona, en el concejo de Mañón hemos encontrado 4
ejemplares que aún se mantienen en pie, alguno a duras penas 125 , y constituyen una
maravilla arquitectónica digna de ver. En el mismo Municipio de Mañón, parroquia de
Santa María de Mogor, existieron cuatro situados en la falda del monte que se levanta junto
al núcleo de o Barqueiro. Tres de ellos desaparecieron y no quedan restos, mientras que el
cuarto está siendo restaurado (ver molino nº 1 del cuadro general). Parece ser que los tres
desaparecidos pertenecían a la tipología de molinos giratorios con torre de madera, y tenían
una sola piedra. Probablemente todos, incluido el estudiado como tipo, fueron realizados
por el carpintero D. José Domínguez Fernández, natural y vecino de o Picón (Loiba), quien
construyó este y otros de la zona y en puntos de Galicia. La fecha de construcción
aproximada está entre fines del siglo XIX y comienzos del XX126 .
En este mismo municipio tenemos un caso en Labradas, o Barqueiro, que
merece mención aparte puesto que se comenzó a restaurar en 1983 por Victoriano Álvarez,
nieto de José Domínguez Fernández, primer propietario y constructor, y hoy está en
perfecto estado de conservación. Constituye, en nuestra opinión, un ejemplo digno de seguir
124
124.- VOZ MILLO. Enciclopedia Galega, y BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “As construccións populares.... Ps.
124.125.
125
125.- Sobre sus características (situación, propiedad, fecha de construcción, acceso, estado de conservación y
piezas conservadas, nombre y observaciones), ver cuadro general de los molinos de Mañón. Todos los datos aquí
reflejados son obra de los alumnos de tercero y primero de BUP., del I. B. Vilar Ponte de Viveiro. Esta
información fue complementada con las obras de Begoña Bas López ya citadas, previa autorización verbal de la
autora.
126
126.- BAS LÓPEZ, BEGOÑA: Opus Cit. Ps. 180-183.
140

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
en esta materia de protección del patrimonio cultural.
En o Vicedo localizamos otros dos, aunque tenemos constancia de la
existencia de otros tres que han desaparecido. Los primeros son “o Muíño do Calvo” en
Vilasuso, o Coto, y “o do Toniquín”, en Espino-Foxo, del que tan sólo se conservan la
elevación sobre la que se asentaba.
Finalmente, en Celeiro,Viveiro, existiría el último de los de este tipo, en el
lugar de Atalaia, sobre el puerto de Celeiro. La última propiedad estuvo en manos de la
familia Pereiro y era un molino fijo de torre con cubierta giratoria. En 1991 todavía
mantenía en pie la torre en buen estado, pero en la actualidad no se ve de él más que el sitio
que ocupó.
Hasta aquí llega lo recopilado sobre los molinos por municipio.
2.9. EL MOLINO, NÚCLEO DE LAS RELACIONES SOCIALES DE
LA PARROQUIA.
Si tuvo importancia relevante en lo económico, no menos poseyó en lo social
puesto que se convirtió en el verdadero núcleo sobre el que giraban las relaciones de la
gente de la parroquia, fundamentalmente los jóvenes.
Necesariamente, los vecinos debían acudir al molino con asiduidad. Así,
mientras se procedía a la tarea se rellenaban los tiempos de espera con actividades de ocio:
bailes, cánticos, historias, juegos, etc. Dado que por el día el campesino y su familia se
dedicaban a las tareas de la tierra, la noche era el único tiempo libre que poseían para moler,
de modo que eran frecuentes las reuniones entre los habitantes de la parroquia. Éstas se
podían prolongar hasta el día y adquirían carácter festivo de leira y de troula, en las que los
mozos y mozas representaban un papel predominante127 .
También es sabido por todos que el molino, por su alejamiento de los núcleos
habitados, fue usado como lugar de encuentros y desarrollos amorosos, hechos que
quedarían reflejados en la lengua así como en una amplia literatura y folclore, en la mayoría
de los casos de tipo picaresco, donde, incluso, el estamento eclesiástico tenía su
rinconcito128 . También se hacen alusiones a las pequeñas sisas que el molinero hacía en el
cobro de la molienda129 .
De todo esto, quizás lo más significativo es que nuestro baile por excelencia,
la muiñeira, adopta esta alusión tan connotativa, al tiempo que se danza en sentido circular
simulando la rotación de la moa sobre el pé, o la propia rotación del rodicio130 .
De lo dicho podemos entresacar pequeñas cantigas como la más típica de
127 127.- “No muíño fan cantigas, no muíño fan concellos, no muíño fanse amores, e contan contos os vellos”.
128 128.- Véase esta copla alusiva al tema: “un cura foi ó muíño, foille mellor que non fora, que coa beira da
sotana, barreu a fariña toda”.
129 129.- “Xa non quero ser muiñeiro, nin barre-lo tremiñado, que despois no outro mundo, toman conta do
roubado”.
130 130.- “Non se precisa pandeiro, para baila-la muineíra, mentras dura a muiñada, faino-lo ritmo a albeira”.
141

José María Leal Bóveda
todas: “unha noite no muíño,
unha noite non é nada,
unha semaniña enteira,
eso sí que é foliada”.
O estas poesías:
“Muíño de peza
de son cantareiro,
morriches de fame,
sorriches de pena
meu muíño albeiro”.
O algunos refranes:
“Andando gaña o muíño que parado está perdido”.
“Non fies en maquía de muiñeiro nin creas en comida de despenseiro”.
O algunas adivinanzas:
“Anda e non ten pés,
come e non ten boca,
canta comida lle dan
toda lle parece pouca”.
“Que cousiña, cousa será
que da voltas enriba do río
e sen se mollar”. 131
2.10. EL SERVICIO NACIONAL DEL TRIGO Y EL CONTROL DE LA
PRODUCCIÓN HARINERA DE LA POSTGUERRA. SUS REPERCUSIONES EN
LA ZONA.
Podría parecer que después de finalizada nuestra Guerra Civil la situación del
campo estaría en condiciones catastróficas por efecto de la contienda. De hecho así se hizo
saber por parte de las autoridades del Nuevo Régimen que justificaban el caótico estado del
agro debido a las destrucciones de los rojos, a la falta de ganado de labor, a la escasez de
fertilizantes, a la sequía y, por qué no, a la acción de los maquis.
Lo cierto es que los males de nuestra agricultura en los años cuarenta eran
inmensamente mayores de los que tenía con la República, inmediatos a la conflagración
bélica. Las causas que se aducían por las nuevas autoridades son las que se mencionaron
antes, pero en el fondo no representaban más que la ineficacia de nuestros políticos, entre
los que no se encontraba ninguno con verdadera formación económica132 .
131 131.- Véase sobre el tema toda una recolección de literatura popular recogida en nuestra obra; LEAL
BÓVEDA, JOSÉ MARÍA: “Guía para o estudio dos muíños de auga da terra de Caldas de Reis”. Pontevedra.
1995. También la ya citada de BAS LÓPEZ, BEGOÑA: “Muíños de marés e de vento e Galicia”. Pontevedra.
1991.
132 132.- BARCIELA LÓPEZ, CARLOS: “Intervencionismo y crecimiento agrario en España. 1936-1971". La
142

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Otra de las razones argumentadas para explicar este caos agrario, estaba
basada en el aislamiento internacional que se había impuesto a España por los aliados,
vencedores del Eje en la Segunda Guerra Mundial.
Lejos de ser cierta esta afirmación, constituía una gran falacia en sí misma ya
que como apuntan los profesores Barciela, Gamir y Rojo, la Autarquía agraria fue impuesta
por los propios gerifaltes del régimen franquista, contrariamente a lo que opina el profesor
Velarde Fuertes.
Además, era lógico que las potencias aliadas no dieran facilidades al nuevo
estado franquista por todo lo que políticamente significaba y por su adhesión a las naciones
posteriormente derrotadas. Pero, incluso, España había rechazado en 1940 un crédito de 100
millones de dólares que le ofrecían los Estados Unidos para comprar en aquel país toda la
maquinaria que se necesitara. Todavía se pensaba que la ayuda alemana acabaría llegando
por lo que se despreciaba lo que del mundo occidental se nos ofrecía. Esta actitud, en
opinión del profesor Barciela, demuestra el convencimiento de las autoridades franquistas
en la instauración de un sistema agrario basado en los principios autárquicos e
intervencionistas del estado.
En efecto, así fue y “... los gobiernos de los años cuarenta optaron por
dedicar los recursos disponibles a promover el desarrollo de la industria más que a impulsar
el progreso de la agricultura o a satisfacer las necesidades de alimentos de la población...” 133 .
En este mismo sentido, M. J. González señala que: “...la importación de
bienes de equipo para la agricultura fue, durante estos años, prácticamente nula. Otro tanto
sucedió con la importación de abonos y fertilizantes. Por muchas que fueran las necesidades
de subsistencia, las autoridades nunca dejaron de apostar prioritariamente a la recuperación
y el crecimiento de la industria...” 134 .
Con estos precedentes, el Nuevo Estado apostaba por una política agraria
intervencionista, de signo autárquico, basada en los modelos de la Alemania nazi y de la
Italia fascista, así como en unos rudimentarios principios económicos. A todo ello hay que
añadir el hecho de que se creía que los precios de los productos agrarios podían fijarse por
decreto, dejando al margen las leyes del mercado.
Para lograr estos objetivos, el 25 de agosto de 1937 se crea el Servicio
Nacional del Trigo, organismo que tenía como misión llevar a cabo una reforma económica
basada en la revalorización de la producción triguera, asegurando al trigo sus precios
mínimos remuneradores, ordenando la producción y distribución del mismo y sus
nueva historia económica en España. Edición de Pablo Martín Aceña y Leandro Prados de la Escosura. Tecnos.
Madrid. 1985. Ps. 285-316. En esta obra se pone de manifiesto cómo el propio profesor Velarde Fuertes incide
en esta apreciación
133
133.- BARCIELA LÓPEZ, CARLOS: “Historia agraria de la España contemporánea. El fin de la agricultura
tradicional. 1900-1960. Crítica. Barcelona. 1986. P. 386.
134
134.- GONZÁLEZ, MANUEL JESÚS: “La economía política del franquismo. 1940-1970". Madrid. 1979. Ps.
90-92. Citado por Barciela López. P. 389.
143

José María Leal Bóveda
principales derivados, y regulando su adquisición y movilización. Estas reformas
económicas debían verse acompañadas en su día con otras de tipo social que, como
sabemos, nunca se produjeron. Aparte de todo esto, se produjo la concesión de semillas
mediante préstamo a los agricultores, la construcción de silos y almacenes, el fomento del
abonado mediante subvenciones para la construcción de estercoleros y la distribución de
ganado entre los labradores.
De este modo, el Organismo estaba obligado a adquirir todo el cereal que se
ofertara al precio de tasa y los productores debían entregar toda su producción a dicho
organismo al mismo importe. Asimismo, los industriales harineros debían comprar el trigo
al Servicio mediante precio tasado.
Ocurrió que estos eran infinitamente bajos por lo que no se hacía rentable la
venta del trigo al Servicio oficial que, además, daba el mismo valor monetario a aquellas
producciones de buen o mal cereal.
La consecuencia lógica fue que los campesinos vendieran mejor sus
productos en el mercado negro, hecho que provocó que muchas personas se enriquecieran
incluidos algunos prebostes del Régimen, o que reorientaran su producción hacia otros
productos no controlados por el Servicio triguero. Éste respondería con medidas
sancionadoras de tipo muy grave para aquellos que procedieran a actividades fraudulentas,
popularmente conocidas en la época como estraperlo. Por otra parte, reafirmaba todavía más
su intervención en 1938 con un decreto que regulaba el mercado del maíz, en 1939 el del
centeno y ese mismo año se ampliaba a todos los cereales y leguminosas y a todos los
productos de molinería; en 1940 se declaraba de interés nacional la realización de las
labores de siembra y barbechera; en el 44 se hacía obligatorio el respigueo; en el 46 la
escarda y en definitiva, toda una serie de medidas, llamadas decretos ordenadores de
campaña, que supondrán un total y absoluto control por parte del Servicio Nacional del
Trigo, sobre todos los cereales y leguminosas en todas sus fases: producción,
comercialización y consumo.
De este modo, el Gobierno reconocía que el control ejercido en algunos
precios y producciones, había provocado un abandono por parte de los agricultores, de
aquellos cultivos sujetos a regulación, para dedicarse a otros mejor remunerados.
Para la década de los cuarenta, el resultado de la política intervencionista
estatal sobre la agricultura, fue una reducción de las condiciones previas a la Guerra Civil,
la aparición del pan negro y, curiosamente, una dependencia muy acusada del exterior, en
concreto del trigo de la Argentina de Juan Domingo Perón quien, por cierto, no lo regalaba a
España sino más bien todo lo contrario. Entre 1940 y 1949 España recibió de este país
sudamericano un total de 34 Qm de trigo, un 91,4% del total importado.
Resumiendo los resultados para el período autárquico, se puede decir que de
la situación en el período republicano, que los propios dirigentes del SNT habían definido
144

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
de sobreproducción, se pasó a otra de hambre y miseria durante los años 40. El objetivo de
la autarquía resultó inalcanzable.
Las cosas habrán de cambiar en la década de los 50 y 60 con el Plan de
Estabilización del 59, las medidas liberalizadoras de la economía española, y la llegada de
Rafael Cavestany al Ministerio de Agricultura en 1951. Éste era un verdadero técnico y lo
primero que hizo fue subir el precio del trigo con lo que la producción experimentó un
notable ascenso de tal suerte que fue necesaria la construcción de enormes silos de
almacenamiento, tan característicos aún hoy por tierras castellanas.
Los últimos años sesenta se caracterizaron por un desajuste entre la
producción y la demanda de productos agrarios. Al ser muy alta la primera, los precios
tuvieron que descender por ser muy baja la segunda, con lo que el Estado español procedió
a la liquidación de excedentes, hecho que repercutió negativamente en la economía de un
país con una fuerte dependencia del sector.
En 1967 cambió su denominación por la de Servicio Nacional de Cereales y
amplió su actuación a los cereales forrajeros y, en 1971 adquirió la denominación y
competencias actuales, es decir Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA),
dependiente del Ministerio de Agricultura, cuyo fin es la intervención en la producción y
comercialización de los productos agrarios, de acuerdo con las directrices expuestas por el
FORPA. Su actuación se extiende a las campañas anuales de cereales, arroz, vino (desde
1975) y leguminosas; la fijación de los precios y la concesión de créditos para facilitar la
campaña, así como el registro de las cosechas. Su competencia se amplía a más productos,
si bien su función como organismo interventor, se centra en la ordenación de los precios. En
1981 asumió las funciones de la disuelta Comisaría General de Abastecimientos y
Transportes.
Respecto a su financiación, podemos decir que el SNT se veía favorecido
por la concesión por parte del Estado de importantes recursos financieros, la mayor parte de
los disponibles, que fueron repartidos de forma contradictoria entre los agricultores en
forma de subvenciones.
Curiosamente, se apoyaban determinadas estructuras tradicionales y con
poca visión de futuro.
A pesar de ello tuvo que buscar fuentes de financiación externa ya que las
propias no eran suficientes. Para esto se acudió a la banca privada.
Se pueden observar en este sentido, dos etapas perfectamente diferenciadas
en el proceso financiador: así de 1937 a 1951 se procede a la firma de convenios y contratos
con dicha banca privada en la que destacan el Hispanoamericano con 40.050.000 pts
aportadas en todo el período considerado; el Bilbao con 35.000.000 pts; el Español de
Crédito con 28.740.000 pts; el Vizcaya con 25.000.000 y el Urquijo con 21.205.000 pts,
entre otros.
145

José María Leal Bóveda
La segunda fase se caracteriza por la financiación mixta y abarca el período
comprendido entre 1951 y 1971. En ella participan la banca privada y el propio Banco de
España, con la particularidad de que éste irá teniendo progresivamente un mayor peso.
A pesar de ello, todavía en 1972, cuando el Servicio deja de tener crédito
directo al ser absorbido orgánica y financieramente por el FORPA, todavía mantenía
créditos con el capital privado.
En la zona de Viveiro y Xove hemos encontrado varios recibos de pagarés a
vecinos por parte del banco Hispanoamericano, previa conformidad del Banco de España,
por la entrega de ciertas cantidades de maíz. A ello volveremos.
Para rematar este apartado, dedicado fundamentalmente a la historia del SNT
en el ámbito nacional, diremos que ejerció su tutela de forma monopolista sobre todos los
cereales y leguminosas en todas sus fases como ya queda dicho, es decir, sobre la
producción, la transformación, la comercialización y el consumo135 .
Deberemos aplicar ahora este esquema al territorio que nos ocupa, labor ésta
ciertamente difícil, sobre todo para este trabajo que no tiene intenciones investigadoras de
organismos sino de expresiones materiales de una cultura agraria que se nos escapa. El
intento se torna más complicado aún, debido a la inexistencia de trabajos precedentes en
Galicia, hecho que llama poderosamente la atención en el sentido negativo, puesto que aquí
tenemos una escuela de investigadores agraristas de reconocido prestigio académico.
A pesar de ello debemos agradecer la atención y orientación prestada por el
Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Santiago, en las personas de
los profesores Justo Beramendi, Xosé Manuel Pose Antelo y Lorenzo Fernández Prieto,
quienes nos orientaron en la tarea de investigación bibliográfica. A ellos, en parte, se debe
lo que en estas líneas se ha escrito. De igual modo, también hicieron lo suyo, Augusto Pérez
Alberti y Rubén Lois del Departamento de Xeografía
Con todo, pensamos, después de lo visto y oído por tierras de Viveiro, que la
labor de control de la producción de cereal en la postguerra por parte del SNT fue lo
suficientemente importante como para merecer un pronto y profundo estudio. Véase el
nuestro como una pequeña rendija abierta de una puerta, que debe ser traspasada ya.
Además, las repercusiones económicas del SNT no fueron nada
despreciables, por lo que intuimos, ya que llegó a producir el amasamiento de importantes
cantidades de dinero en pocas manos, que se aprovecharían del denominado mercado negro
135 135.- El Servicio Nacional del Trigo es un organismo cuya obra ha sido tratada por muy pocos autores, pero
muy en especial por el profesor CARLOS BARCIELA LÓPEZ a través de las siguientes obras:
“Intervencionismo y crecimiento agrario en España. 1936-1971". En La nueva historia económica en España.
Edición de Pablo Martín Aceña y Leandro Prados de la Escosura. Tecnos. Madrid. Ps. 285-316; “Historia
agraria de la España contemporánea. El fin de la agricultura tradicional (1900-1960)”. Crítica. Barcelona. 1986;
“La financiación del Servicio Nacional del Trigo. 1937-1971". Banco de España. Servicio de Estudios. Estudios
de Historia Económica. nº 5. Madrid. 1981. De ellas hemos extraido una gran parte de la información aquí
vertida.
146

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
o del estraperlo.
Implica esto que deberemos ir con muchísimo cuidado en las afirmaciones
puesto que el tema de la Guerra Civil y sus repercusiones es todavía una herida sin restañar
en muchos casos, por lo que no queremos en estas líneas echar sal sobre esas heridas, sino
más bien todo lo contrario, es decir pretendemos exponer un hecho evidente, oculto por la
Historia, que influyó poderosamente en las vidas de nuestros abuelos. Quizás, la labor de la
Historia sea esa: escudriñar el pasado para entenderlo y construir un presente mejor en el
que no se repitan los errores de antaño. Esa es nuestra intención.
Con estas premisas reiteramos que el estudio de la labor del SNT en Viveiro
se presenta complicado ya que no poseemos apenas documentación escrita, salvo pasquines
sobre precios y normativas, algunos recibos de pago del Banco Hispanoamericano por la
venta de cereal, expedientes sancionadores de la Guardia Civil y, fundamentalmente,
muchísima información oral contrastada con diferentes vecinos que mantendremos en el
anonimato por petición de los mismos.
El Servicio Nacional del Trigo impuso a los molineros de la zona, después de
terminada la Guerra Civil, un canon determinado para continuar con la molienda. Las
pretensiones consistían en controlar la producción de harina de los agricultores de la zona
por los motivos expuestos en líneas precedentes.
El pago de dicho canon te daba derecho a una autorización para “molturar
durante la campaña, y valedera hasta el 31 de mayo de 1945, otorgada a favor de D. Manuel
Lago Núñez con molino en el municipio de Vivero. Esta autorización deberá estar en el
lugar más visible del molino”. Llevaba, además, el papel el número de autorización (en este
caso que nos ocupa el 1609), el título del Servicio Nacional del Trigo en su Jefatura
Provincial de Lugo, la firma del Jefe Provincial (en este caso la de Joaquín Belmonte) e,
incluso, la imprenta en la que se imprimía la propaganda (la Palacios, la Celta de Lugo y
otra denominada la Voz de la Verdad, también de Lugo) 136 . Se recomendaba
encarecidamente su exhibición en el sitio más visible del molino, advirtiendo que su validez
tan solo cubría al molino indicado en la referencia, y se extendía por una campaña, un año,
pasada la cual debía renovarse para la siguiente.
Las autorizaciones llevaban por detrás una serie de sellos de la Mutualidad
General de Funcionarios de Agricultura de clase 6ª, por valor de 0,10 pts cada uno, hasta un
total de 1 peseta y eran expedidas tanto a aquellos propietarios que tenían como empresa
industrial el molino como a aquellos que los arrendaban para el mismo fin.
Los precios que se debían cobrar por el molinero fueron variando desde
1941-42 fecha para las que tenemos datos aunque podía hacerlo también con la “maquila”,
136 136.- Hemos elegido uno de estos pasquines al azar pero tenemos otros muchos de los años 1941-42, 1944-45,
1949-50, 1957-58, 1959, 1960, 1962, etc., por citar algunos, pero lo cierto es que encontramos un sin fin de esta
publicidad clavada en las puertas en lugar muy visible, tal y como se ordenaba por el Organismo triguero.
147

José María Leal Bóveda
maquía en gallego.
Estos eran; 6,50 pts por la maquila y 1,50 pts por el canon que se quedaba el
SNT; en total 8 pesetas en metálico por quintal métrico o su equivalente de 11,5 kilos de
centeno por quintal métrico137 .
Por Orden ministerial de 21-VIII-1958 138 , hecha efectiva en 1959 se
estipulaban nuevos precios máximos por quintal métrico a adquirir por los molinos
maquileros en la molturación de granos para obtener harinas, estos eran; 1 Qm de trigo
costaría 22,00 pts, de centeno 17,50 pts, cereales para piensos 16,50 y leguminosas 14,00
pts.
Se entendía que estas tasas hacían referencia a aquellas molturaciones que se
efectuaran en grano fino, obteniendo harinas completas. Para aquellos cereales y
leguminosas, cuya molienda se llevase a cabo con aparatos trituradores o por medio de
piedras, pero efectuando solamente una ligera trituración sin obtener harinas los precios
sufrirían un descuento del 20%.
Cuando el agricultor o ganadero que muela sus granos de piensos, escoja la
forma de pago en especie, los molinos maquileros podrán cobrar como máximo el 4,5% de
la cantidad molturada si se trata de obtener harinas completas.
Si se elige la molienda en aparatos triturados o por medio de piedras, pero
efectuando solamente una ligera trituración, dicho canon en especie sufrirá un descuento del
20%, quedando reducido, como máximo, al 3,60% 139 .
Los pagos del canon del cereal se hacían por parte de los molineros al Banco
de España a través de diferentes bancos privados, entre los que destacaban en la zona el
Hispanoamericano. De este último tenemos varios mandamientos de pago a la Banca
Nacional, alguno de ellos por cantidades de 432,40 pts en 1959. La orden la imponía el
Grupo Provincial de molinos maquileros del Servicio Nacional del Trigo, de Lugo y debía
ser cumplida por el industrial molinero140 .
Estos industriales deberían cumplimentar toda una estadística sobre las
características de su explotación que tenían que entregar al SNT, en la que se especificaban
varios datos, a saber:
A) Datos generales del propietario o arrendatario y el emplazamiento del
molino. B) Existencia o no de personal remunerado o no por trimestres del
año, así como el total pagado por concepto de trabajo durante el año en cuestión. También
se obligaba a esclarecer si se trataba de hombres o mujeres.
137 137.- Autorización otorgada a Carmen García de Viveiro, para la campaña 1941-42, y a Juan Galdo López,
con número 220, como propietario de un molino en Junquera, Viveiro, para 1946-47.
138 138.- BOE, nº 222 de 22-VII-1957.
139 139.- Tarifas de precios de la Orden Ministerial de 21-VIII-1958, encontradas en o Cruceiro, Xove, selladas
con un cuño del Ministerio de Agricultura, Servicio Nacional del Trigo, Jefatura Provincial de Lugo, mayo de
1959.
140 140.- Entre ellas tenemos una de Ramón Insua Basanta de O Cruceiro, Xove, de 1959.
148

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
C) Máquinas productoras de fuerza, aplicadas a generadores eléctricos
(dinamos, alternadores, máquinas de vapor, motores de explosión o combustión, etc.) o a
otras máquinas (piedras, cilindros, limpis, cernadoras, etc.), las más comunes en el área
estudiada. En el caso de Ramón Insua se contaba con una máquina hidráulica con una
potencia de 0,75 CV.
D) Consumo de energía durante el año (carbón, gasolina, petróleo, gas-oil,
aceites, grasas, energía eléctrica propia o de otras empresas, etc.).
E) Clase y cantidad en kg de grano molturado (algarrobas, almortas,
altramuces, arvejas, avena, cebada, centeno, habas, maíz, trigo, veza, yeros, otros). En el
mismo caso anterior, para 1963 se contabilizó la suma de 1.300 Kg de maíz y 800 de trigo,
dando un total de 2.100 kg
F) Capacidad máxima de producción de harina de trigo en jornada de 8
horas, que para Ramón Insua ascendió en el año anterior a la cifra de 20 kg.
Como se puede observar estos cuestionarios comprendían toda una serie de
datos encaminados a controlar todos y cada uno de los aspectos de la producción de harina,
con el objeto de fiscalizarla por parte del SNT.
Además, los industriales molineros debían llevar al día un Libro de Registro
en el que anotasen todas las operaciones de molturación que hacían, así como enviar un
parte mensual a la Delegación provincial de Lugo del SNT, en el que se especificaran las
labores de molido de aquellos cereales que no fuesen trigo.
Esta rigidez productiva estuvo vigente durante toda la Autarquía hasta los
años finales de los 50 en los que se pone en marcha el Plan de Estabilización de 1959, con
el objeto de introducir medidas liberalizadoras en nuestra economía. En este contexto de
liberalización, en mayo de 1959 se suprimen algunas de las obligaciones expuestas
anteriormente, según el Oficio nº 1.455 del SNT, de fecha 14-3-59, publicado en el Boletín
Oficial de la Provincia nº 71 de 28-3-59. En él se especificaba lo siguiente: “...Teniendo en
cuenta el acuerdo establecido entre este Grupo Provincial de Molinos Maquileros y el S. N.
T. (...), a partir del día 1º de Junio próximo, los industriales molineros de esta provincia,
quedan exentos de llevar el Libro Registro de operaciones de molturaciones y de enviar los
partes que mensualmente venían rindiendo al S. N. T., en todas aquellas molturaciones de
cereales distintos del trigo.
Asimismo pueden cobrar, a partir de la indicada fecha, los derechos de
molturación, indistintamente en especie o en metálico, aquellas molturaciones distintas del
trigo.
Es condición indispensable para disfrutar estos beneficios, el hallarse al
corriente en el pago del canon de molturación.
Por lo tanto, los molineros que molturen cereales distintos del trigo,
solamente vendrán obligados a tener en sitio bien visible del molino, la Tarifa de Precios
149

José María Leal Bóveda
sellada por el S. N. T. y la autorización de funcionamiento, que para la campaña 1959-60 y
siguientes, entregará este Grupo de Molinos. Tengan bien presente que para campañas
sucesivas no tendrá ya necesidad de molestarse en retirar la autorización de funcionamiento
pues le valdrá para todas, la que le entregaremos en el mes de Junio.
En virtud de dicho acuerdo, los industriales molineros, en su inmensa
mayoría, se encuentran liberados de la actuación de la Fiscalía de Tasas, que por
incumplimiento de estos requisitos venía levantando infinidad de actas sancionando a los
infractores en cuantías considerables, y por ello teniendo en cuenta que el incumplimiento
de estos acuerdos establecidos con el S. N. T. perjudican a la mayoría, no repararemos en
dar cuenta a la Fiscalía de Tasas, de todos aquellos que no cumplan lo previsto.
En caso de no querer desplazarse para efectuar el ingreso del canon y retirar
la autorización, bastará con que nos gire el importe del mismo y el de la autorización, y nos
encargaremos gratuitamente de realizar estas gestiones.
LUGO, Mayo de 1959...”.
En este contexto impositivo, muchos molineros no quisieron satisfacer el
mencionado canon, bien por motivos personales o, sencillamente porque su volumen de
producción se mantenía en los límites caseros y no alcanzarían cantidades suficientes para
amortizarlo. De este modo, el SNT procedió al precintado de muchos de ellos,
inmovilizando la moa con cuñas de madera o la propia puerta con algún método que
denotara posteriormente si había sido violado. Quienes esto hacían estaban sujetos a fuertes
sanciones pecuniarias como se especifica en la Orden anterior y luego veremos más
ampliamente. La intención se mostraba evidente, ya que se pretendía el control total y
absoluto de todo lo que se moliese, orientando la producción familiar al molino oficial del
Servicio triguero o a sus autorizados previo pago del canon impuesto.
Cuentan que en o Vicedo hasta la Guerra Civil, molían los de viento, más
útiles en verano cuando escaseaba el agua de río, pero tuvieron que cerrar al no querer pagar
sus propietarios el canon mencionado. Por aquí la molienda de los vecinos se concentró en
un molino eléctrico que estaría situado cerca de la actual gasolinera, hoy ya desaparecido,
propiedad de un retornado de América. Tendría como fuerza motriz la energía eléctrica y
dos moas, una albeira y otra del país. Mediante la aplicación de esta fuente de energía, las
autoridades controlaban de forma indirecta el volumen del grano molido, en orden a la
factura de electricidad consumida. También se dice que muchos de los molinos de la zona
permanecieron cerrados desde 1940 hasta 1960, aproximadamente, por los motivos ya
aducidos.
El pago al propietario del molino en cuestión, al que muchos consideraban el
“oficial”, se efectuaba en especie, la maquía, oscilando entre los dos kilos de harina por un
lote de catorce. Incluso, podía variar en función del buen o mal humor del molinero según
nos comentaron.
150

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Otras voces nos hablaron de la inexactitud de estos datos ya que en realidad
no era el indicado por el Servicio Nacional del Trigo para moler el grano de la zona, sino
que aprovecharía su connivencia política con las autoridades locales y provinciales del
Régimen anterior para monopolizar el molturado de grano. A él acudían los vecinos en la
confianza de estar cumpliendo la legalidad.
La fiscalización administrativa de todo esto la llevaban a cabo dos
organismos de la época de no muy grato recuerdo: la Junta de Abastos y la Fiscalía de
Tasas. La primera se encargaría de administrar los víveres que cubrían las cartillas de
racionamiento y para ello tenían en las aldeas a un proveedor que al mismo tiempo
distribuía a los particulares los sustentos. La segunda vigilaba los fraudes económicos o de
hacienda como, por ejemplo, el estraperlo y, en el caso que nos ocupa, aquellos supuestos
en los que se saltaba la inmovilización de los molinos.
Comentan que cuando las autoridades locales sabían de alguna inspección de
este último organismo se daba aviso al propietario del molino mencionado quien lo cerraba
para no ser sorprendido. De igual modo, ocurrió que en alguna ocasión, con motivo de una
visita inesperada, al verse sin tiempo para esconder los sacos de harina, tuvo que verterlos
por las fincas próximas141 .
Hay quien, habiendo trabajado para el Organismo triguero, nos manifestó su
extrañeza y desconfianza en la existencia de estas medidas de control de la producción e,
incluso, en las coercitivas, por ello en estas páginas lo exponemos aunque sobre ello
deberemos añadir varias cosas a continuación.
Así, la vigilancia armada la realizaba la Guardia Civil patrullando a pie toda
la zona tal y como recuerdan muchos de los vecinos. Con sucesivas y reiteradas visitas a los
molinos controlaban que los precintos que se habían colocado no hubiesen sido violados. En
este sentido, tenemos una denuncia de 1958 del Jefe Provincial del Servicio Nacional del
Trigo, contra Ramón Insua Basanta, vecino de Xuances, Xove. Venía el caso a que este
señor había desmontado una moa de su molino para proceder a una ampliación del mismo.
Como lo hubiera hecho sin el pertinente permiso oficial dejándolo con un par de piedras de
0,95 cms, se personó en su casa la Guardia Civil con la denuncia pertinente. En ella se le
comunicaba que se le procedía al precinto de la piedra inferior mediante la colocación de
unas cintas grapadas de un extremo a otro de la misma. La mencionada cinta portaba una
inscripción en un sello en el que se leía “doscientas cuarenta comandancia de la Guardia
Civil. Puesto de Jove”.
Al tiempo, se le advertía de la responsabilidad en que podía incurrir si
rompía los precintos y en caso de hacerlo, se procedería a prohibirle moler nunca más.
Después de advertido, el dueño se daba por enterado mediante la firma en la denuncia
141 141.- Hemos procurado ser objetivos en lo que escribimos, por ello nos limitamos a narrar la cuestión tal y
como nos la contaron. Dejamos en el anonimato a nuestros informantes a petición propia.
151

José María Leal Bóveda
referida142 .
Amén de esto, también hemos constatado el hecho sancionador de forma
verbal con varios vecinos que se expresaron en estos mismos términos. Con ello, creemos
haber aportado pruebas de todo lo dicho anteriormente.
Sirva lo expuesto como una pequeña contribución a la obra del Servicio
Nacional del Trigo en Galicia que, ciertamente, no puede considerarse pequeña ni en lo
económico ni en lo social.
2.11. ESTUDIO DETALLADO DE ALGUNOS MOLINOS. EL MOLINO DE
ESTEBAN EN OUROL. EL MOLINO DE LAGÜELA, SUMOAS. LOS MOLINOS
DE LA ESTACA DE BARES. EL MOLINO DA PORTA SALGUEIRO DE GALDO.
2.11.1. EL MOLINO DE ESTEBAN.
El molino llamado de Esteban está construido en una finca perteneciente a la
parroquia de Merille, municipio de Ourol.
Linda o limita al norte con fincas de los herederos de Regina Rodríguez, este
y sur con el río Grandal y al oeste con el cauce de dicho río que desemboca en el Landro.
Debe su nombre a que posiblemente la parcela en la que se ubica perteneció
en época más remota a un hombre llamado Esteban. Fue construido por Andrés Sánchez
Deus y José Rego, en una propiedad del primero. La fecha de construcción data de 1920,
aproximadamente.
La edificación es de piedra y consta de dos puertas y varias ventanas
mientras que el tejado es de pizarra. Tiene tres ojos por los que discurre el agua que mueve
los rodicios, con una altura cada uno de unos cinco metros de longitud por siete de caída del
agua.
El molino consta de planta baja en la que están instaladas las piedras de
moler el grano. En ella están instaladas dos moas, una albeira importada de Francia,
formada por cuatro partes unidas por un aro metálico y yeso. Con ella se muele el trigo. La
otra es de las denominadas del país, que se emplea para moler maíz o millo. Antiguamente
había instalada una tercera piedra que se empleaba para moler centeno. Más tarde sería
retirada para colocar en su lugar una turbina y una dinamo como generador de corriente
eléctrica para abastecer de luz al molino y a la vivienda de uno de los propietarios. En el
interior existe también un burro o grúa de madera con ganchos de metal empleada para
levantar las piedras y picarlas cuando muelen mal.
El suelo de planta baja es de piedra y el conjunto de piezas para moler está
sostenido sobre el piso de piedra mediante unas barras de hierro. Para trasladar los sacos
para moler, había que subir por unas escaleras de madera a una tarima, lugar donde las
mencionadas piedras están recubiertas con cajas de madera para proteger el entramado del
142 142. Expediente de sanción incoado a Ramón Insua Basanta, por parte del jefe Provincial del Servicio
Nacional del Trigo de la provincia de Lugo, en fecha 3-VII-1958.
152

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
polvo.
La planta primera tiene suelo de madera que representa al mismo tiempo el
techo del molino. En una esquina de la planta superior hay una lareira de piedra y un
fregadero que parece indicar que dicha planta pudiera ser habilitada para vivienda, o como
lugar de descanso nocturno en el supuesto de que la molienda se prolongase por la noche y
hubiese que controlarla.
Adosada a la edificación hay una pequeña caseta de piedra que está cubierta
de tejado de pizarra, destinada a dar cobijo a las caballerías que trasladaban los sacos de
grano.
Cuenta la tradición que al molino iba a moler gente no sólo de lugares
cercanos al molino, sino también de otros más lejanos como San Pantaléon de Cabanas,
Santiago de Bravos, etc. Quienes iban al molino llevaban el grano en grandes sacos para ser
molido. Dentro habría grandes huchas de madera de castaño utilizadas para guardar el
cereal.
La gente esperaba turno mientras duraba la molienda que realizaban Andrés
Sánchez o José Rego. En tanto esto ocurría en la planta baja, encima de una piedra hacían
fuego y se sentaban en torno a él, aprovechando el rato para comer. La familia le llevaba el
almuerzo por el día a uno de los propietarios, Andrés Sánchez Deus, en un recipiente de
porcelana con asa y tapa muy usado en aquella época llamado cantina. Aquellos a los que
sorprendía la noche en el molino volvían a sus casas utilizando como alumbrado para el
camino un farol de aceite o gas.
Por otra parte, cuando la turbina y la dinamo no funcionaban como
generadores de corriente eléctrica, se empleaban los candiles de carburo o de aceite.
Finalmente, el molinero cobraba la molienda mediante una fórmula muy
común en el área estudiada, denominada la maquía que consistía en una medida de grano en
un recipiente metálico, que podía ser de uno, medio o cuarto143 .
2.11.2. EL MOLINO DE LAGÜELAS, SUMOAS, XOVE.
Este molino está situado en Carballás, Xove y en la actualidad es propiedad
de Laudelina Insua Fernández. Fue construido aproximadamente por 1856, tiene fáciles
accesos por carretera desde el núcleo urbano de Xove. Está dentro de una casa habitada y
recibe el nombre de “muíño de Picado”. Dentro del complejo casero existe también un
horno familiar que unido al molino completa el denominado ciclo del pan, es decir, molido
de la harina y fabricación del pan. Lo construyeron los abuelos de la actual propietaria con
ayuda de los canteros que trabajaban a jornal. La piedra procedía de una cantera situada en
un monte cercano al lugar.
Está ubicado en una pequeña pendiente aprovechada para que el agua del río
143 143.- Información facilitada por María Teresa Fernández Sánchez y Estrella Sánchez Pardo.
153

José María Leal Bóveda
Maior se deslice por ella. Teniendo en cuenta la presencia del río y del propio molino, se
instalaron en la zona varias casas que se beneficiaban de los servicios de ambos.
Tiene dos moas, una albeira de trigo, y otra del país o de millo. Además, la
primera consta de un mecanismo llamado bortel, o especie de tamiz, que separaba el
salvado de la harina. Ésta servía para hacer el pan, mientras que el primero se destinaba a
uso animal. La moa del país no portaba este artilugio con lo que el cribado de la harina se
tenía que hacer a mano con una peneira. A pesar de ello, el producto salía directamente
hacia una caja de la que se cogía con una pala de madera para llenar los sacos. Sus usos se
destinaban por entero al consumo animal. También se molía centeno que tenía el destino
anterior.
El agua del río pasaba por dos canales que se llenaban de ella, luego por
efecto del peso que ejercía al caer hacia el rodicio lo ponía en movimiento. Cada uno de los
dos canales se destinaba a una de las moas. De este modo se aprovechaba mejor el agua,
sobre todo en invierno ya que la había en abundancia. Contrariamente, en verano tan solo
molían con una sin importar cual fuera debido a la escasez de la misma. Antes de llegar al
rodicio tenía que pasar primero por un lavadero situado justo encima de los dos ojos del
canal con lo que tenía doble uso dentro del molino.
La escasez del líquido elemento causaba numerosos conflictos personales y
pleitos judiciales entre los vecinos, puesto que en verano, cuando era escasa, unos
pretendían dedicarlo al riego y otros a la molienda.
A él venían gentes de parroquias y lugares próximos, como por ejemplo de a
Rigueira, Sumoas, a Vara, etc., y se cobraba por la molienda con la maquía, pago en especie
del mismo grano de forma que si querías moler unos 20 kilos el molinero se quedaba con
uno. Finalmente, en 1956, se procedió a ciertas restauraciones como la del rodicio al
comprar uno nuevo de hierro en la capital, Lugo.
Hemos de decir que este molino lo hemos visto en funcionamiento
observando que da una excelente harina y está en un perfecto estado de conservación
gracias al mimo con que lo tratan sus propietarios144 .
2.11.3. LOS MOLINOS DE AGUA DE LA ESTACA DE BARES. LOS DE
AS REGAS, LOS DE AS VEIGAS.
La Estaca de Bares cuenta con dos complejos hermosísimos, pero muy mal
conservados, con cinco molinos de agua cada uno en el lugar de As Regas y en As Veigas.
En el primer caso son de propietario individual, mientras que en el segundo cada
construcción consta de siete roldeiros. Hace unos años estos siete roldeiros se organizaban
entre ellos cada 15 días, de modo que a cada uno le tocaba moler dos días y dos noches
seguidas.
144 144.- Información facilitada por Vanessa Santos Guerreiro, Marta Vázquez Orol y Susana Rego Domínguez.
154

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Ya hemos comentando que son un auténtico ejemplo de adaptación al medio
físico sobre el que se instalan, puesto que en ambos casos aprovechan un minúsculo regato
para surtirse de fuerza motriz. Ello pone de manifiesto que cuando tengamos un complejo
de molinos será evidente la escasez de agua.
Sobre ellos cuenta la gente que, años atrás, cuando se vivía de la labranza se
aprovechaban incluso las hierbas que nacían a la orilla de los caminos y de las eiras para dar
de comer a los animales. En este contexto, el agua se destinaba fundamentalmente al
regadío dejando a los molinos sin ella.
Dado que los propietarios de fincas la cortaban en sus campos antes de que
llegase a los rodicios, los homónimos de los molinos decidieron ir a dormir a sus
instalaciones con el objeto de que no le quitaran aquella y pudiesen moler. Además, también
aprovechaban la noche para prolongar la molienda de tal suerte que cuando se terminaba
con el trigo se continuaba sin interrupción con el maíz.
Esta prolongación de la actividad nocturna explica la existencia de pequeñas
habitaciones en los molinos, en las que presumiblemente descansaría el molinero mientras
se llevaba a cabo la tarea.
Se conocen varias anécdotas o pequeñas historias que complementan esta
información, como la de una señora que queriendo hacer la guardia nocturna fue
sorprendida por una riada que se la llevó acompañada del propio molino.
Incluso, un vecino llegó a hacer una canción sobre este complejo molinero:
“Hoxe meugo a vila de Bares
vila das calles de alfombra
saludarte vimos todos
de tres leguas á ronda.
Aquí está a boa manteiga
ca fame dos galos goza
e non hai parroquia na volta
que teña mellores mozas.
Galos para as miñas farradas
e manteiga mandaches
como unha nai para os seus fillos
nunca nada me cobraches.
Aínda eu era un rapaz
polos teus corrales viña
tropezando cas rapazas
155

José María Leal Bóveda
que iban cantando para a fría.
Nas esfollas e relúas
Sempre che houbo alegría
aínda que fora xente vella
daquela tamén se ría.
Pero agora mete medo
mirar a xente tan seria
naide canta nin se ríe
nin teñen ganas de festas.
Uns van para a Condomina
sacarlle auga ós muíños
e outros van para Almeiro
rentar polo dos veciños.
Esto está tan cambiado
según din novos e vellos
que é o peor que na parroquia
son os marcos dos terreos.
Por eso cando estou solo
ou co gando no lindeiro
e vexo a vila de lonxe
hasta me da volta o peito.
Recordando aqueles tempos
e con estes comparados
é coma un pé dun muíño
que está no rego tirado.
Canto grao ten moido,
canta fame ten matado,
cantos pobres regalaban
os ollos para el en maio (tempo da fame) 145 .
145
145.- El autor de estas coplas es José María Juncal Pérez, la suele cantar Ramiro Novo Rego y fue recogida
por nuestra alumna Rocío Fernández Novo.
156

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
Volvemos a subrayar el estado de avanzado deterioro en que se encuentran
estos dos complejos, mucho más el ubicado en pleno acantilado sobre el mar a los pies de la
antigua base militar.
2.12.4. LOS MOLINOS DE GALDO, EL CASO DEL “DA PORTA
SALGUEIRO”.
En esta parroquia la mayoría de los molinos son de propiedad comunal o de
parceiros, como ya se explicó en páginas anteriores. Estos tenían unos días asignados para
moler y no podían cambiarlos gratuitamente cuando les viniese en gana. Por ello, debían
guardar escrupulosamente sus turnos o establecer acuerdos entre ellos.
Cuando funcionaba el “da porta Salgueiro”, contaba con 14 parceiros.
Algunos, como el abuelo de nuestra alumna Cristina Fernández Sierra, tenía un día
completo para moler trigo, aunque otros tan solo poseían medio o cuarto de día. Los que
estaban dentro de estos casos debían turnarse cada semana para moler una por el día y la
otra por la noche.
Los hijos de los parceiros se quedaban con una parte correspondiente al
tiempo que tenía su padre, así, una persona a la que le correspondía un día entero, si tenía
dos hijos, a cada uno de estos les tocaba medio día.
Cuando un parceiro no tenía interés en mantener su parte, podía venderla a
cualquier particular que pasaba a adquirir los derechos del anterior. La venta tenía que
hacerse con documentos escritos que la atestiguasen, de lo contrario el acto era nulo y no
tenía valor ante los demás propietarios.
Todos los molinos tenían derecho de agua por lo que si no había la suficiente
para el riego de los campos y para la molienda, la primera actividad cedía el paso a la
segunda.
Con el objeto de mantener en perfecto estado de conservación y uso la
construcción, los parceiros debían proceder a una serie de labores de mantenimiento
colectivo, como: arreglar piezas, picar las piedras, limpiar los cauces por donde pasaba el
agua, etc.
En este molino en cuestión existían tres clases de medida que eran, el ferrado
(equivalente a 18 ó 20 kilos), el medio ferrado y la carteira, o cuarto de ferrado.
Finalmente, en plena etapa de Autarquía posbélica, el Servicio Nacional del
Trigo les impuso un impuesto por la actividad molinera pero los vecinos respondieron
negándose a pagarlo haciéndose cargo cada uno de su propio grano molido146 .
De la parroquia de Galdo, nuestros informantes, citados a pie de página, han
recopilado unas hojas escritas a mano en la que especifican los nombres de los aparceros de
dos molinos. A modo de curiosidad veamoslos:
146 146.- Información facilitada por Cristina Fernández Sierra, Dolores Alonso Álvarez, y Belén Rego López.
157

José María Leal Bóveda
DOCUMENTO 1: RELACIÓN DE APARCEROS DEL MOLINO GRANDE.
FECHA: 17-X-76. GASTOS: 12.425, CORRESPONDE POR PLAZO 887,50
HEREDEROS DE PEDRO PERNAS. 100 1 887,50 PTS.
PEDRO REGO RODRÍGUEZ. 0,50 1/2 443,75 PTS.
JESÚS FERNÁNDEZ AGUIRRE. 0,50 1/2 443,75 PTS.
OSCAR RUBÉN RIVERA. 0,3750 3/8 332,50 PTS.
MANUEL PÉREZ PARDIÑAS. 0,50 1/2 443,75 PTS.
CARLOS LIZ CAO. 0,50 1/2 443,75 PTS.
FRANCISCO RIVERA. 112,5 997 PTS.
MARÍA FERNÁNDEZ LÓPEZ 0,75 3/4 665,25 PTS.
HEREDEROS DE FRANCISCO RODRÍGUEZ. 125 1 1/4 1.108,75 PTS.
MARÍA PUMARES SIXTO 100 1 887,50 PTS.
JESÚS VALE POMBAR 0,75 3/4 665,25 PTS.
SEGUNDA VILLAS (CONSTANTINA VELLAS). 0,50 1/2 443,75 PTS.
JESÚS PENA RIBEIRA. 0,50 1/2 443,75 PTS.
REMEDIOS PRIETO MONTERO. 0,50 1/2 443,75 PTS.
FLORENTINO MOREIRAS. 0,75 3/4 665,25 PTS.
PEDRO REY QUINTANA. 0,50 1/2 443,75 PTS.
ELEUTERIO CHAO GIL. 0,50 1/2 443,75 PTS.
JOSEFA CHAO GIL. 0,50 1/2 443,75 PTS.
ANA CHAO GIL. 0,50 1/2 443,75 PTS.
ENRIQUE VELOSO ABADÍN. 100 1 887,50 PTS.
JESÚS REY. 0,50 1/2 443,75 PTS.
(FUENTE: CRISTINA MARTÍNEZ SIERRA. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA LEAL BÓVEDA).
DOCUMENTO Nº 2: MOLINO DE SAN MIGUEL.
JOSÉ BOUZA. 1/2 PLAZO 12 HORAS 1.032 PTS.
JOSÉ GARCÍA. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
DOLORES RAMIL. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
PERFECTO CHAO. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
LIDIA FRAQUÍO. 3/4 0,75 18 “ 1.548 “
FELICIANO RIVEIRA. 1. 1/3 1,3750 33 “ 2.838 “
JESÚS RIVERA. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
158

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
JOSÉ MARTÍNEZ. 1. 1/3 1,3750 33 “ 2.838 “
BENIGNO MÉNDEZ. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
OSCAR RUBERL. 1. 1/8 1,1250 26 “ 2.236 “
PEDRO REGO. 1,00 1,00 24 “ 2.064 “
PEDRO REY. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
SOLEDAD RUMARES. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
RAMÓN CHAO. ½ Y 1/3 0,8333 20 “ 1,720 “
JESÚS VILLAR. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
RAMÓN RAMIL. 1. 1/3 1,3333 32 “ 2.752 “
JESÚS REY. 1.00 1,00 24 “ 2.064 “
JOSÉ BEMAVEL. 1/3 0,3333 8 “ 688 “
PEPE GÍZ. 1/2 0,50 12 “ 1.032 “
159
13,604 338.86 29.068
(FUENTE: CRISTINA MARTÍNEZ SIERRA. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA LEAL BÓVEDA).

José María Leal Bóveda
PARTE CUARTA: DE LAS FUENTES, POZOS Y
LAVADEROS DE LA TIERRA DE VIVEIRO.
INTRODUCCIÓN.
Esta tierra es pródiga en lo que podríamos denominar arquitectura del agua;
fuentes, lavaderos, pozos, etc.
Las causas están íntimamente relacionadas con unas condiciones físicas
favorables, es decir un clima con abundantes precipitaciones que hacen que la sequía no
exista en ninguna época del año y un relieve accidentado que orienta las escorrentías hacia
las zonas de valle, de menor altura. Así, la existencia de las construcciones ligadas con el
agua y su aprovechamiento adquieren especial relevancia.
En este contexto, se logró catalogar un número dispar según el elemento
arquitectónico considerado, pero de todo lo dicho llama la atención que tanto fuentes como
lavaderos y pozos responden, en sus aspectos constructivos y funcionales, a las necesidades
del hombre y a las posibilidades que el medio le ofrece para su construcción.
Se hará una fuente amansando una mina de agua con paredes de tierra,
piedra, poniendo por caño una simple berza o una corteza de árbol, por ejemplo. En otros
casos la hechura será más perfecta, de piedra tallada, con tubos y caños de metal. En el
colmo del virtuosismo, se conducirá la veta de agua desde el piedemonte al centro de la
plaza, mediante conducciones de piedra.
El lavadero de la aldea o la villa habrá de situarse en sitio accesible y tendrá
que ser lo suficientemente grande para que todos los vecinos laven. Además, llevará
techumbre para proteger a las lavadoras de las inclemencias del tiempo. Por otro lado, todo
usuario tiene el derecho de uso, pero también la obligación de mantenerlo en perfecto estado
de limpieza y funcionamiento. Lo mismo ocurrirá con las fuentes.
Además de ser una construcción arquitectónica e ingenieril de indudable
valor, el lavadero fue a lo largo de nuestra historia uno de los referentes antropológicos más
destacados tanto profesional (como oficio) como socialmente (lugar de encuentro y
reunión).
Cuando el lavadero era un bien de carácter público, las mujeres se
concentraban en e´l a unas determinadas horas del día, no sólo para desempeñar su labor,
que en la mayor parte de las veces formaba parte de las tareas domésticas y por lo tanto no
estaba remunerada, sino también para conversar y comentar las últimas novedades de la
vecindad. No toda la ropa se podía lavar públicamente, ni extenderse, , como bien avalan la
gran cantidad de refranes y dichos que vienen circulando de generación en generación. Todo
un mundo de tabúes que queda patente en la ambigüedad de dichos populares como
“poñe-la roupa a clareo”.
En el supuesto de que fuesen privados, que son los menos, su uso solía ser
160

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
particular, o bien cuando los dueños accedían, compartido. En estos casos la propiedad de la
finca cuenta ya con fuente, mina o pozo propio de agua para mantener el lavadero.
Aunque en la sociedad contemporánea es difícil seguir sustentando las
técnicas tradicionales en el lavado de la ropa, en la mayor parte de los casos los lavaderos
aún se emplean esporádicamente por la agentes del lugar, sobre todo cuando el tiempo
acompaña. 147
Lavaderos y fuentes, si son públicos, hechos por todos los vecinos, llevarán
la fecha de construcción o alguna inscripción que denote la propiedad del lugar. Si son
privados, el propietario los conservará como un auténtico tesoro, aunque no consistan más
que en pequeñas brotes o manantiales que afloran en sus fincas o montes.
En este sentido, tal y como apunta Pedro de Llano, históricamente la
existencia o no de agua ha sido fundamental a la hora de producirse asentamientos
humanos, de modo que aquellos lugares en donde la había en abundancia, eran los más
concurridos, los más deseados y apetecibles. Por ello, en una zona rica en afloramientos, el
hábitat era disperso en orden al fácil aprovechamiento de los mismos. Por contra, si su
número era escaso, el poblamiento tendía a ser concentrado en función de una mejor y
racional explotación del recurso.
El agua podía dedicarse a consumo humano o labores agrícolas para lo que
necesitábamos construcciones diferentes. Las comunales ya quedan reflejadas, por lo que
ahora deberemos fijarnos en las privadas que daban una construcción particular: el pozo.
Éste se perforaba cerca de la casa debido a las necesidades apremiantes del uso doméstico.
Se horadaba el subsuelo hasta conseguir localizar la veta de agua que por presión ascendía
hacia la superficie. En definitiva, si los lavaderos y fuentes tenían propiedad comunal, los
pozos pertenecerían mayoritariamente a una familia que lo aprovechaba en beneficio propio.
Veamos el siguiente cuadro:
CUADRO Nº 22: Nº DE FUENTES, POZOS Y LAVADEROS DE POR CONCEJOS.
CONCEJO FUENTES LAVADEROS POZOS TOTALES
MAÑÓN 3 7 1 11
MURAS 2 2
OUROL 8 12 2 22
O VICEDO 15 27 43 85
VIVEIRO 99 55 91 245
XOVE 50 15 25 90
147 .- ACHA BARAL, ROCÍO Y LEAL BÓVEDA, J. M.: “O patrimonio do Salnés”. Ficha 6. A Voz de
Galicia. 1998.
161

José María Leal Bóveda
TOTALES 175 118 162 455
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
En total hemos catalogado 175 fuentes: 3 en Mañón; 8 en Ourol; 15 en o
Vicedo; 99 en Viveiro y 50 en Xove; 118 lavaderos: 7 en Mañón; 2 en Muras; 12 en Ourol;
27 en o vicedo; 55 en Viveiro y 15 en Xove, y 162 pozos: 1 en Mañón; 2 en Ourol; 43 en o
vicedo; 91 en Viveiro y 25 en Xove.
De todo ello, vemos la predominancia de las fuentes sobre los pozos y
lavaderos aunque los segundos son también abundantes ya que, en buena lógica, todas las
casas tendían a tener uno propio del que abastecerse sin tener que acudir a la fuente pública.
Éstas son muy numerosas por todo el territorio, pero sobresalen en el concejo
de Viveiro con 99 ejemplares y ya, a mucha distancia, Xove con 50. Es llamativo el caso del
primero de estos dos núcleos urbanos, en donde se concentra una gran cantidad de ellas: 22
en concreto, muchas poseedoras de una maravillosa factura arquitectónica148 .
Los lavaderos, como construcción casi siempre comunal, también tienen su
relevancia ya que se han conseguido catalogar 118 en total. De ellos, destacan Viveiro con
55, o Vicedo con 27 y Xove con 15.
1.- CARACTERÍSTICAS CONSTRUCTIVAS DE LAS FUENTES Y
LAVADEROS.
En general, tenemos dos tipos de fuentes aunque con variantes dentro de
ellos.
Como ya hemos dicho, las más sencillas son las que denominaremos
fontiñas que consisten en un simple brote en un prado, monte, finca, etc. Sus aguas se
suelen remansar de varias formas pero todas ellas bastante primitivas o rudimentarias.
Uno de los métodos consiste en hacer una pared terminal de tierra, barro,
piedra, pizarra, etc. El Agua se recoge con un recipiente directamente o se le practica una
salida consistente en una berza, corteza de árbol, una tabla de madera, etc.
Suelen estar en lugares apartados y son muy apreciadas por los vecinos del
lugar que, aunque sean de propiedad privada, las vienen usando de por vida con el
beneplácito implícito del dueño. De este tipo hemos encontrado un buen número repartido
por toda la zona.
El segundo de los modelos lo representa el grupo de las fuentes con caño.
Éstas tienen mayor complejidad constructiva ya que el agua se remansa en un recipiente con
paredes de piedra, pizarra, etc., al que se coloca un caño, normalmente metálico, con cierre
para regular su salida al exterior. Incluso, si la mina de agua se encontrara lejos de la aldea o
148 147.- Existe en este sentido una excelente publicación del Seminario de Estudios da Terra de Viveiro
denominado “Cartafol. Fontes. Viveiro”. Agosto de 1984, publicación nº 1, en la que se recogen poemas y fotos
de 13 fuentes emblemáticas del núcleo Vivairense.
162

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
lugar, se puede traer aquí mediante una canalización, antiguamente de piedra, hoy de pvc.
La materialización en el núcleo habitado tendrá diferentes formas: cuadradas, de piedra,
triangulares, simulando un templete griego, a manera de bloque monolítico, semicircular,
etc.
Éstas si son de uso público, estarán muy bien trabajadas y conservadas
puesto que serán la fuente que dé “vida” a la aldea.
Pueden llevar uno, dos o varios caños, según sea la importancia de la mina de
agua, así como otros elementos auxiliares. Entre estos podemos ver un pío o recipiente de
piedra donde cae el agua que se deriva hacia otros usos; molino, lavaderos, riego, etc.
También se suelen colocar un par de hierros en los que se posan los recipientes mientras se
llenan.
Al lado, inmediatamente, puede situarse un lavadero que recoge las aguas no
consumidas, a donde, aún hoy, acuden con sus ropas las mujeres. Este lavadero, si es
público, suele llevar una protección contra la lluvia y las inclemencias del tiempo, en forma
de techo a dos o cuatro aguas, sobre cuatro columnas, además de paredes que dan al sur o
punto por donde azotan los temporales.
Antaño la estructura sería de madera o piedra tosca, con losas de pizarra
sujetas sobre cerchas de madera. Hoy impera el cemento y el hormigón y dan unas estancias
mejor protegidas y más cómodas. Se han catalogado numerosos ejemplos de complejos,
compuestos por fuente y lavadero públicos así como abrevadero de animales.
El lavadero en sí, consta de varias losetas de piedra pulida, por el uso
frecuente, o de pizarra muy abundante en la zona, y se cierra mediante una estructura de los
mismos materiales unida con barro. Dentro, suele constar de dos partes, una para el primer
lavado y la otra, de agua más clara, para el aclarado propiamente dicho. El agua sobrante se
destina al riego casi siempre, aunque si el lavadero es privado, suele pasar al molino para
accionar el rodicio.
Otra forma de construir un lavadero sería situando las citadas losas en una
curva del río o regato, en un lugar donde remansen las aguas. Así, irá sin cubrición, pero
cumplirá las necesidades básicas de este tipo de construcciones. En general, si son de uso
privado, lo normal es que no lleven cubierta, aunque también pueden portarla si el dueño lo
desea.
Otro elemento común que hemos localizado en las fuentes, es un abrevadero
o pila de piedra donde bebe el ganado en su paso hacia las fincas o los establos. Es curioso
poder observar cómo muchos de ellos semejan antiguos sarcófagos o cistas de piedra,
presumiblemente procedentes de enterramientos medievales. Esto mismo opinan Begoña
Bas y Pedro de Llano en obras citadas profusamente en estas líneas.
Aún pueden aparecer pequeñas repisas donde apoyar las cántaras, sellas o
cualquier tipo de recipiente que queramos llenar.
163

José María Leal Bóveda
En los núcleos urbanos como Viveiro, Xove, o Vicedo, etc., las variedades
constructivas se hacen más perfectas, combinando formas clásicas como la “Fonte do
Cadafalso”, con otras más modernas como la situada en Verxeles cerca de la estación de
Feve. En muchos casos, ya no incorporan agua pura de los montes cercanos, sino que de
ellas mana el agua de la traída general con lo que se hace menos apetecible su consumo, al
tiempo que las relega a la categoría de meros objetos decorativos de centros de plaza.
En otras ocasiones, las fuentes urbanas se han secado o perdido la mina al
realizarse obras urbanísticas en sus alrededores, dejando espléndidos testimonios
arquitectónicos en lo que antes fueron fuentes muy apreciadas por la comunidad. Se nos
viene a la memoria un caso sangrante en Viveiro, como el de la ya mencionada “Fonte do
Cadafalso”.
Las que hemos encontrado, sobre todo hacia el interior, suelen incorporar
pequeñas cubriciones a modo de defensa contra las aguas de la lluvia.
2.- CARACTERÍSTICAS DE LOS POZOS.
El pozo es una solución privada para el uso y disfrute del agua. Su
construcción es mucho más cara que la de las fuentes, pero a diferencia de ellas se sitúa en
un lugar próximo a la casa y, por veces, dentro de ella, lo que facilita las labores de
extracción y uso.
Para encontrar el sitio idóneo donde enclavarlo es necesario proceder a una
experta observación del medio por parte de algún entendido. Las manchas de humedad, un
determinado desnivel, vegetación abundante del tipo de los salgueiros, etc., nos darán el
lugar para su emplazamiento.
Éste puede estar cercano a la casa, ligeramente separado, así como dentro de
ella. De este último tipo se han localizado un buen número, situados en las plantas inferiores
de la vivienda, en la propia cocina, etc.
Luego vendrán las labores de horadación y desescombro que habrán de dar
una profundidad de 3 a 10 metros, en muchos casos. Por encima de 3 metros nos han
confesado que no es bueno usar las aguas, debido a que el manto freático no habrá sido lo
suficientemente filtrado. En este mismo sentido, tampoco es aconsejable ubicarlo cerca de
las cuadras de animales por aquello de las filtraciones de los orines y excrementos.
Horadado ya, con el objeto de que las paredes de tierra no se desmoronen, se
protegen con una capa de piedra gruesa y se cierra al exterior con una especie de caseta de
esquistos, con cubierta de pizarra y puerta de madera. Al agua se accederá mediante un cubo
atado a una cuerda que, por veces, era izado por una roldana o un torno de madera aunque
otras se hacía a mano. Con esta cubrición conseguíamos aislar el agua de los elementos
contaminantes del exterior, amén de ejercer labores de aislamiento térmico.
Por veces, en lugar de acarrear el agua en cubos desde el pozo externo al
interior de la vivienda, se conectaba aquel con ésta mediante una bomba de presión que se
164

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
accionaba a mano desde dentro.
Los remates de las casetas presentan diferentes formas, de modo que
podemos encontrarlos de forma redonda con cúpula por cubrición, cuadrados a una o dos
aguas, poligonales de 6 u 8 lados y cubierta a otros tantos, etc. Al exterior suelen recebarse
de barro o encalarse con argamasa, en la actualidad.
Al ser mayoritariamente de propiedad privada suelen ir acompañados con
otras construcciones auxiliares para el disfrute casero. Por ello, pueden llevar varias repisas
a los lados para apoyar los cubos, también un lavadero que irá descubierto, etc.
3.- LOS ELEMENTOS MÍTICOS O SIMBÓLICOS DE LAS FUENTES,
LAVADEROS Y POZOS.
El agua ha sido desde la antigüedad un elemento mágico, dador y quitador de
vida, por lo tanto por ello divinizada. Recuérdese que el filósofo griego del siglo VI a de C.,
Tales de Mileto la consideraba como el elemento esencial de los que componen la
naturaleza. En este sentido, se le han atribuido propiedades de todo tipo: curativas,
religiosas, míticas, etc.
A las fuentes acudían los enfermos de reúma, de piel, de hígado, etc., en
busca de sus atributos terapéuticos. En ellas moraban duendes y hadas protagonistas de mil
y una historias. Incluso, a determinados animales que tienen aquí su hábitat preferido, como
la salamandra y el sapo, se le han atribuido las mismas propiedades que las del agua.
Comentaba Vicente Risco, en esta línea argumental, que para librar a las
fuentes de estos animales bastaba con echar una trucha en ellas para que diera cuenta de los
mismos.
Las fuentes y lavaderos, y en general el agua, son causa de infinidad de
leyendas de tipo popular, así tenemos las que nos invitan a dar un buen trago y arrojar una
moneda al estanque para conseguir marido o mujer; otras que hacen lo propio con un baño
en varias olas seguidas para hacer fértiles a las mujeres (famosas son las nueve olas de la
Lanzada, Pontevedra), o aquellas que previa libación te facilitan el encuentro de novio,
novia, y así otras muchas.
Los ríos con sus crecidas y estiajes han sido dadores de vida y muerte, por
ello odiados y queridos al mismo tiempo.
De todo lo dicho sobre el tema, y de la intensa investigación de campo que se
realizó para acopiar todos los datos aquí expuestos se puede asegurar que existe una
abundantísima literatura popular llena de fábulas, leyendas, historias, etc., que han
contribuido a dar carácter mítico a estas construcciones del agua.
Estos mitos, de origen pagano, se manifiestan además arquitectónicamente
en una serie de símbolos: pináculos, cruces, adornos, etc., que rematan fuentes, lavaderos y
pozos. Hoy tienen una simbología cristianizante al haber sido asimilados por esta religión en
un intento de destrucción o apropiación de todo aquello definido como paganizante y por lo
165

José María Leal Bóveda
tanto contrario a la verdad de Cristo.
Para Begoña Bas todo este mundo simbólico vendría a reproducir aquellos
mitos de los que hemos hablado. Sin embargo para Pedro de Llano representan una forma
de protección frente a los elementos de la naturaleza o una señal externa de gratitud.
En orden a todo lo dicho, las construcciones estudiadas encierran no pocas
historias que pueden intuirse de sus propios nombres. Hacen alusión a múltiples cosas
como, por ejemplo, en una fuente existente a la derecha de la playa de Xilloy, el agua brota
de la roca que no tiene caño. Se dice que en ella apareció la imagen de San Esteban, patrono
de o Vicedo; a posteriori la subieron en un carro tirado por bueyes y en el lugar donde
pararon se construyó la iglesia municipal.
En, Sualavandeira; Viveiro tenemos la denominada “fonte do Santo” de la
que la leyenda cuenta que enterrada bajo las malas hierbas hay una cueva donde nació San
Ciprián.
También, en esta misma parroquia, en la Boca de Fraga existe la “fonte dos
tres gustos” de la que se dice que el agua tiene sabor distinto según el caño del que se beba.
En Viveiro núcleo es famosa la fuente “do Cadafalso”, donde, a lo que
parece, fusilaban en la Guerra Civil, también después, a los partidarios de la República.
Éstas, entre otras muchas.
Otras son conocidas por las labores que cumplían como, por ejemplo, servir
de lavadero de vísceras en época de matanza, surtir de agua a los barcos que antiguamente
salían al mar, o por sus propiedades terapéuticas, por la calidad de sus aguas, etc.
Es posible reconocerlas por el nombre que el pueblo les ha dado,
normalmente en relación con algún hecho mítico o real allí ocurrido, con la ubicación y algo
característico de ella, un árbol, con su propietario, con la advocación a algún santo o a la
Virgen, etc.
De este modo, tenemos nombres tan alusivos como “fonte da Lamaboa”, de
“Pumariño”, “fonte Maior”, “Coto da fonte”, “fonte do Cadafalso”, de “Pedro Novo”, de
“Suasbarras”, de “Po”, “do Castañal”, “lavadeiro de Jalea”, Lavadeiro de Cora”, “fonte de
San Sillao”, “fonte dos golpes”, “dos Sarxentos”, de “San Juan”, de “Cova Caída”, de “San
José”, da Virxe”, “lavadeiro do Arrieiro”, “lavadeiro de Río Claro”, “lavadeiro de Tajea”,
“lavadeiro de Hilda”, “fonte de Pénxamo”, “fonte dos Mouros”, “fonte do Cagallón”, “fonte
de Magazos ou de Santa Ana”, y un sin fin de ellas más.
Tanto fuentes como lavaderos, incluso pozos, portan inscripciones alusivas a
muchos aspectos, pero mayoritariamente referidas al año de construcción, a la propiedad
privada o vecinal, a algún organismo público o privado que haya colaborado en su
construcción o reparación; algunas de ellas están ilegibles por la pátina del tiempo, otras
portan una cruz como elemento profiláctico de las aguas con el objeto de espantar los malos
espíritus u otras cosas que puedan contaminarlas, a veces se advierte de la prohibición de
166

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
beber o de lavar. En Viveiro, en la plaza de Fontenova, la que aquí existe porta los escudos
heráldicos de Galicia y Viveiro; también la de la plaza de Ponte Labrada que lleva la
heráldica municipal, en otras ocasiones portan el nombre de la fuente, y otros motivos más.
4.- EL USO DE LAS CONSTRUCCIONES DEL AGUA.
En relación con este apartado tenemos los siguientes cuadros:
CUADRO Nº 23. USOS DE FUENTES, LAVADEROS Y POZOS EN MAÑÓN.
CONCEPTO SE USA NO SE USA TOTALES
FUENTE 1 2
LAVADERO 6 1
POZO 1
TOTAL 7 4 11
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 23: USOS DE LAVADEROS, FUENTES Y POZOS EN MURAS.
CONCEPTO SE USA NO SE USA TOTALES
FUENTES
LAVADEROS 1 1
POZOS
TOTAL 1 1 2
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 25: USOS DE FUENTES, LAVADEROS Y POZOS EN OUROL.
CONCEPTO SE USA NO SE USA TOTALES
FUENTES 3 5
LAVADEROS 8 4
POZOS 1 1
TOTAL 12 10 22
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
167

José María Leal Bóveda
CUADRO Nº 26: USOS DE FUENTES, LAVADEROS Y POZOS EN O VICEDO.
CONCEPTO SE USA NO SE USA TOTALES
FUENTES 11 4
LAVADEROS 16 11
POZOS 14 29
TOTAL 41 44 85
(FUENTE: ALUMNOS DEL I. B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 27: USO DE FUENTES, LAVADEROS Y POZOS EN VIVEIRO.
CONCEPTO SE USA NO SE USA TOTALES
FUENTES 90 9
LAVADEROS 43 12
POZOS 60 31
TOTAL 193 52 245
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 28: USOS DE FUENTES, LAVADEROS Y POZOS EN XOVE.
CONCEPTO SE USA NO SE USA TOTALES
FUENTES 46 4
LAVADEROS 10 5
POZOS 12 13
TOTAL 68 22 90
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 29: USOS TOTALES POR CONCEPTOS.
CONCEPTO SE USA NO SE USA TOTALES
FUENTES 151 24 179
LAVADEROS 84 34 118
POZOS 87 75 162
TOTAL 322 133 455
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
168

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
LEAL BÓVEDA).
Consideradas globalmente todas ellas, predominan las que se usan sobre las
que no, en una proporción de 322 contra 133.
De ellas las más empleadas son precisamente las fuentes y los lavaderos por
este orden, mientras que los pozos están en desuso en una gran cantidad. Posiblemente, el
hecho esté en relación con el éxodo progresivo de las aldeas en dirección a los núcleos
urbanos. Al quedar deshabitadas las casas también quedan las construcciones auxiliares.
Por otra parte, en aquellos sitios de interior en donde todavía moran familias,
el pozo va quedando en desuso paulatinamente ante la llegada a la aldea de la traída general
de aguas, cosa frecuente sobre todo a partir de finales de los años 80. El pozo en este caso,
queda como elemento residual al que se acude en contadas ocasiones, como por ejemplo
para extraer agua para beber, para hacer el pan, etc.
Los lavaderos también están sufriendo este proceso de abandono y deterioro
fruto de la generalización de los electrodomésticos. Aún así, las ropas más sucias, las
alfombras, etc., todavía siguen lavándose en ellos. Por cierto, no solamente cumplen este
cometido ya que sirven al mismo tiempo de lugar de conversación mientras se lava.
Donde se siguen usando, se ha observado que han experimentado un notable
proceso de reconstrucción y adecentamiento por parte de la comunidad vecinal, la que, en
ocasiones ha hecho auténticas maravillas arquitectónicas
Las fuentes siguen siendo mayoritariamente usadas debido a la excelente
calidad de las aguas, cristalinas, algunas con propiedades minerales, que existen por toda el
área considerada. Es más corriente, incluso, su uso en los núcleos urbanos que en los
rurales. En los primeros es frecuente ver a la gente acudir a ellas con garrafas, botellas, etc.,
con el fin de tener remesa suficiente en casa. En la aldea se puede observar un proceso muy
marcado de restauración por parte del vecindario que les dedica mucho cuidado.
En este sentido, en varios lugares hemos visto cómo los vecinos dejan
permanentemente su vaso allí mismo para beber.
Las más deterioradas son aquellas situadas en lugares abandonados o
semiabandonados y, preferentemente, los brotes de tipo natural, llamados por nosotros
fontiñas, a causa del abandono progresivo del campo.
5.- LA PROPIEDAD DE FUENTES, LAVADEROS Y POZOS POR
CONCEJOS.
Observemos los siguientes cuadros.
CUADRO Nº 30: TIPOS DE PROPIEDAD DE MAÑÓN.
CONCEPTO PÚBLICA PRIVADA TOTALES
FUENTES 2
169

José María Leal Bóveda
LAVADEROS 9
POZOS
TOTAL 11 11
(FUENTE. ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 31: TIPOS DE PROPIEDAD DE MURAS.
CONCEPTO PÚBLICA PRIVADA TOTALES
FUENTES
LAVADEROS 2 2
POZOS
TOTAL 2 2
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 32: TIPOS DE PROPIEDAD DE OUROL.
CONCEPTO PÚBLICA PRIVADA TOTALES
FUENTES
LAVADEROS 7 5 12
POZOS
TOTAL 7 5 12
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 33: TIPOS DE PROPIEDAD DE O VICEDO.
CONCEPTO PÚBLICA PRIVADA TOTALES
FUENTES 14 1 15
LAVADEROS 16 11 27
POZOS 43 43
TOTAL 30 55 83
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
170

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
CUADRO Nº 34: TIPOS DE PROPIEDAD DE VIVEIRO.
CONCEPTO PÚBLICA PRIVADA TOTALES
FUENTES 95 4 99
LAVADEROS 39 16 55
POZOS 91 91
TOTAL 245
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
(CUADRO Nº 35: TIPOS DE PROPIEDAD DE XOVE.
CONCEPTO PÚBLICA PRIVADA TOTALES
FUENTES 47 3 50
LAVADEROS 10 5 15
POZOS 25 25
TOTAL 90
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
CUADRO Nº 36: TIPOS DE PROPIEDAD GLOBALMENTE.
CONCEPTO PÚBLICA PRIVADA TOTALES
FUENTES 166 9 175
LAVADEROS 81 37 118
POZOS 162 162
TOTAL 247 208 455
(FUENTE: ALUMNOS DEL I.B. VILAR PONTE DE VIVEIRO. ELABORACIÓN DE JOSÉ MARÍA
LEAL BÓVEDA).
Creemos que las cifras ofrecidas en el cuadro son lo suficientemente
elocuentes ya que la propiedad de estas construcciones depende de cuál de ellas
consideremos. En efecto, si atendemos a las fuentes sobresalen las de titularidad pública
sobre la privada, 166, un 94,85%, contra 9, un 5,15%. Esta circunstancia se debe a que se
trata de un elemento vital en la vida de las aldeas y pueblos por lo que su uso fue regulado
desde antiguo por los poderes públicos y respetado por todos los vecinos. Pensemos que el
agua es “fuente de vida” y de su presencia dependía la supervivencia del común. En todo
caso, si existe alguna privada se debe al hecho de aparecer algún brote natural en fincas,
montes o propiedades privadas. Aún en este caso, como ya hemos comentado, su uso suele
171

José María Leal Bóveda
ser comunal debido al permiso implícito o explícito que suele otorgarse por parte del
propietario al resto de los vecinos.
Ciertamente, en estos supuestos su uso y disfrute así como su propiedad ha
sido causa de mil y un pleitos entre nuestros paisanos.
Las cosas siguen siendo parecidas al considerar a los lavaderos ya que los
públicos suman 81, un 68,64%, sobre 37, un 31,36%. El lavadero también es un elemento
arquitectónico complementario de gran importancia en la vida lugareña o aldeana ya que en
él se lavan las ropas que han de ponerse los campesinos o las propias de las camas,
alfombras, etc. Por todo lo dicho, suelen estar muy bien cuidados, lo mismo que las fuentes.
Para su uso y disfrute se respetan con sumo respeto una serie de normas existentes. Si son
comunales tienen un mayor volumen, suelen constar de fuente adosada, a veces abrevadero,
y están cubiertos. Hay algunos que presentan listas de turnos de lavado en sus paredes.
Al hacer mención a los pozos, observamos que la situación cambia
radicalmente puesto que absolutamente todos son de titularidad privada: los 162
contabilizados. Como ya queda expuesto se debe a la necesidad de que cada casa posea agua
propia para los usos de la misma. Es frecuente que incorporen algún elemento adicional
como lavadero o abrevadero.
Llegan hasta aquí unas páginas sobre un tema bastante olvidado: conocer
nuestro riquísimo y amplio patrimonio arquitectónico. Independientemente de la calidad de
las mismas véase en ellas un intento de poner de manifiesto su progresivo deterioro y
desaparición así como un esfuerzo por realizar un tipo de enseñanza, distinto al que se suele
practicar, comprometido con aquello que nos identifica y es propio de nuestra
idiosincrasia.
A los chavales que “patearon” toda la zona e interrogaron cual policías a
todo cuanto vecino pudiese decirles algo, y a todas aquellas personas (referidas al final por
ser un buen puñado) e instituciones que nos han ayudado (Instituto de Viveiro, APA del
Centro, Diputación de Lugo, Ayuntamiento de Viveiro, Seminario de Estudios da Terra de
Viveiro, Museo de Pontevedra) debemos agradecer que esto vea la luz.
Por nuestra parte, poca cosa hemos hecho: dirigir el proceso y redactar estas
líneas.
Ojalá que tengan sentido y sirvan para algo.
172

hórreos, molinos y fuentes de la Tierra de Viveiro
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