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Memoria Falsa<br />
se dice lo mismo es porque el final es siempre el mismo, en el<br />
final estás vos. Así que el pasado es un verso. Palabras. Ahí tenés<br />
la historia de la tía Teresa, para ver si te la podés explicar. La tipa<br />
tenía como setenta años cuando contaba sus historias. Eran de<br />
Mercedes, un pueblo. Ya con eso te podrás imaginar que todo es<br />
imposible, ¿viste alguna vez un pueblo? La tía es la que crió a su<br />
vez a la tía de una amiga, y las historias se las contó a ella la madre,<br />
hace poco. A veces ni yo no me doy cuenta de quién es quién,<br />
pero lo que sé es que pasó hace mucho tiempo y a la vez no tanto,<br />
si pensás que la que le cuenta esto a la hija alguna vez vio con sus<br />
propios ojos a esa tía. Una rosca. La mina faltó a su casamiento.<br />
Tenía una casa enorme en Mercedes, con un patio. Se encerró en<br />
una pieza y se quedó ahí, y no la sacaba nadie. ¿Y sabés por qué?<br />
Le habían dicho que cuando un tipo se la metía por delante, le<br />
salía por atrás. Yo me imagino que se lo habrán dicho ese mismo<br />
día, andá a saber qué pensaba la mina que era eso de casarse. Lo<br />
alucinante es que el novio, colgado, la vino a buscar a caballo, y<br />
se le puso a dar vueltas por el patio con una escopeta en la mano.<br />
Dicen que anduvo vigilando con la escopeta como un año, o dos,<br />
no importa. La mina no salió -peor es que te la metan por delante<br />
y te salga por atrás-. Al final, el tipo se habrá cansado o se habrá<br />
acostumbrado a montar caballos en vez de minas, y la historia<br />
sigue muchos años después. La tía Teresa se quedó encerrada,<br />
y ya era grande cuando se casó de nuevo. Debía tener treinta y<br />
cuatro, ponéle. Se casó; como lo oís. Le habrán contado, al final,<br />
que en condiciones de presión atmosférica normales y si no hay<br />
luna llena, lo que entra por delante se queda adelante. Ahí la tenés<br />
a la tía Teresa ahora, cebándole unos mates al marido en el<br />
mismo patio de la escopeta -el marido era otro-. Lleva casada un<br />
par de días, y nunca se sacó esas enaguas que van del cuello a las<br />
rodillas. Habrá echo un par de cosas por abajo, pero a quién se le<br />
hubiera ocurrido mirar. La tenemos en el patio. Le cebó un mate,<br />
se lo retiró hasta una mesita de madera donde estaba la pava.<br />
No hablan, porque es el campo y toman mate. Le ceba otro, con<br />
espumita, amargo. Cuando se lo acerca, el tipo está muerto.<br />
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