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Daniel Sánchez Poitevin - La Peste

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e<br />

El abate lo miró fijamente.<br />

-Siento haberle ayudado a que se hiciera luz en su mente, y haberle dicho todo<br />

eso-dijo.<br />

-¿Por qué? –preguntó Dantés.<br />

-Porque he hecho nacer en su corazón un sentimiento que no había:<br />

la venganza.<br />

Es primaria la afrenta, la reacción es<br />

una ley. A modo de dialéctica aquella<br />

afrenta fertiliza con caos y frenesí<br />

preparando el suelo para el goce, secundario<br />

tal vez, de la venganza<br />

Alexandre Dumas<br />

Uno de los sentimientos más nobles y añejos<br />

del ser humano, una respuesta dolorosa<br />

a aquello que duele, un ansia de retribución,<br />

un mandato bíblico…una satisfacción. Tal<br />

vez no exista algo que funcione mejor como<br />

la veNgaNza<br />

del vagabundo<br />

Por Humberto López Portillo Guedea<br />

un acicate para la creatividad; aquel que se<br />

quiere vengar, no descansa hasta encontrar la<br />

manera. También hay otro tipo de venganzas;<br />

aquella que no es contra nadie y a la vez va<br />

contra todos y contra todo, aquella que es<br />

más difícil, aquella donde el enemigo es más<br />

enigmático y extremadamente cercano. Este<br />

tipo de venganza siempre se paga con la vida,<br />

siempre es una vida por otra. Como el vagabundo<br />

a quien se mira con lástima, mientras<br />

mendiga unos centavos en la calle, pero que<br />

agradece al atareado oficinista el peso donado<br />

con una sonrisa sardónica y conmiserativa,<br />

que revela realmente por quién se debe de<br />

sentir lástima o compasión.<br />

El deber no desaparece, pero sí se<br />

convierte en una cosa totalmente<br />

distinta. El único deber es vivir.<br />

El ejemplo del vagabundo, no es uno cualquiera<br />

y no hablo de cualquier vagabundo que por<br />

sus desventuras haya terminado quebrado y<br />

en la calle, no, eso tal vez merezca compasión.<br />

Hablo del vagabundo voluntario, aquel que se<br />

da cuenta que la vida va en sentido contrario a<br />

la humanidad, que se resta, que no es uno más,<br />

de los que creen en perder todo para buscar<br />

lo absoluto. Aquel vagabundo que busca una<br />

venganza creadora, dirigida a un estilo de vida.<br />

Muchos ejemplos los podemos encontrar<br />

en la literatura norteamericana; en los años<br />

30, dicho país se encontraba severamente<br />

12 13<br />

deprimido, debido a esto, gran parte de su<br />

población había perdido hasta un 40% de<br />

su poder adquisitivo, el desempleo alcanzaba<br />

niveles nunca antes vistos, lo que presentaba<br />

un panorama desolador y en efecto, depresivo.<br />

Pero no para todos, a algunos otros la depresión<br />

les había llegado antes de la caída<br />

de la bolsa, la contracción económica era la<br />

menor de sus preocupaciones.<br />

Durante ésta década hay una persona, una<br />

vida que cambiaría muchas otras. Me refiero<br />

a Henry Miller, quien por aquellos tiempos<br />

comenzaba a planear su venganza.<br />

<strong>La</strong> obra no es sencilla de llevar a cabo, las ideas<br />

estuvieron dando vueltas en su cabeza durante<br />

las tediosas e interminables horas que pasaba<br />

trabajando en una compañía de telégrafos.<br />

Muchos años perdidos en la inercia de la actividad,<br />

como diría Cioran: “El trabajo permanente<br />

e ininterrumpido adormece, trivializa y

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