Daniel Sánchez Poitevin - La Peste

los que
se vengan
Por: Daniel Sánchez
¿No es maravilloso el
amor?
Grandes Esperanzas de Charles Dickens va
más allá del relato que apela contra la burguesía
victoriana, tan frecuente en la obra
del novelista de Portsmouth. La historia descubre
uno de los lados más apasionados de
la naturaleza humana a través de la señora
Havisham, que habita una mansión junto con
su hija adoptiva, Estella. Pip conoce a Estella
cuando es invitado a la mansión a entretener
a la vieja –en la secuencia donde la boca de
Estella invade el bebedero que Pip usa para
besarlo–. La trama va develándose poco a
poco: la venganza de la anciana Havisham
contra los hombres del mundo, gracias al
insuperable abandono que sufre el día de
su boda. La venganza se materializa en la
retorcida historia entre Estella y Philip, los
Adán y Eva en el rencoroso paraíso de esta
demiurga. El anhelo caballeresco del protagonista
se ve nublado, aunque realizado,
por su pasión por Estella, que se le escapará
en cada momento, como la vida de Estella
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desde que fue educada por la vieja. “Sólo
te romperá el corazón. Es un hecho. Y aunque
te prevenga, aunque te garantice que
ella sólo te lastimará, horriblemente, tú la
perseguirás... ¿No es maravilloso el amor?”.
Todos coNTra Thomas
hobbs
La venganza es contra la Institución también,
contra la forma de un Estado totalitario en
una Inglaterra futurista, parecida al sueño
realizado del dictador. Difícil olvidar El conde
de Montecristo en cada historia que implique
venganza, la fórmula parece ser casi siempre
la misma: el vengador es un docto y sabe múltiples
técnicas de pelea –absurdo pensar en
un hombre dispuesto a vengarse porque lo ha
perdido todo y que su revancha sea saboteada
porque no sabe pelear o hablar francés–,
todo ello se ensalza en un encierro por años
en una cloaca en la que este pecado capital
suple a la noción de libertad. Inspirada en la
conspiración de la pólvora, atentado contra
el Parlamento inglés en el siglo XV, V de venganza
busca violentar de manera definitiva al
Estado por parte de un hombre con máscara de
Guy Fawkes, junto con su discípula, encarnada
en Natalie Portman. El objetivo de ambos
es el mismo: volar el Parlamento inglés, que
simbolizaría la caída de la Nación-Padre y la
recuperación de la libertad del pueblo. Más
allá del desenlace de la película, para muchos
emociona la existencia del hombre anónimo
que lo sabe todo, lo hace todo y recupera los
derechos de los demás.
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