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ANTOLOGÍA - Aula Avatares

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AVATARES<br />

CUENTOS Y POEMAS<br />

<strong>ANTOLOGÍA</strong><br />

ANA BAUCHIERO<br />

MIGUEL CABRERO<br />

MIRANDA CASTELLANOS DE LA BOTA<br />

LUIS ELORRIAGA<br />

MAIRA JIMÉNEZ<br />

CELIA LIPSKY<br />

ADRIÁN MEREL<br />

MARÍA ELENA ORTIZ<br />

MABEL SPINELLI<br />

JUAN MANUEL VIAGGIO<br />

AÑO II Nº II - 2004<br />

DIRECTORA LITERARIA MARTA MUTTI<br />

EDITORIAL DUNKEN<br />

Buenos Aires<br />

2004


<strong>Avatares</strong> cuentos y poemas<br />

Antología del taller coordinado por Marta Mutti.<br />

1 a ed Buenos Aires Dunken, 2004.<br />

128 p. 23x16 cm.<br />

ISBN 987-02-0949-1<br />

1. Literatura Argentina-Poesía. 2. Literatura Argentina-Cuentos.<br />

CDD A860<br />

Impreso por Editorial Dunken<br />

Ayacucho 357 (C1025AAG) - Capital Federal<br />

Tel/fax: 4954-7700 / 4954-7300<br />

E-mail: info@dunken.com.ar<br />

Página web: www.dunken.com.ar<br />

Hecho el depósito que prevé la ley 11. 723<br />

Impreso en la Argentina<br />

© 2004 Marta Mutti<br />

ISBN 987-02-0949-1


ÍNDICE NDICE<br />

Marta Mutti ................................................................................ 7<br />

La marca de la literatura<br />

Ana Bauchiero.......................................................................... 9<br />

El placer de las cosas sencillas<br />

Miguel Cabrero ....................................................................... 17<br />

Desde el “país que está de olvido, siempre gris”<br />

Miranda Castellanos De la Bota ........................................... 25<br />

De manera personal<br />

Luis Elorriaga ......................................................................... 33<br />

Gozo en la palabra<br />

Maira Jiménez ........................................................................ 45<br />

El trazo de una voz<br />

Celia Lipsky ............................................................................ 59<br />

Arco iris etéreo<br />

Adrián Merel ........................................................................... 69<br />

Espejos de papel


6<br />

María Elena Ortiz .................................................................... 83<br />

Un libro…un mundo<br />

Mabel Spinelli ......................................................................... 95<br />

Tiempos de tempestad<br />

Juan Viaggio......................................................................... 113<br />

En las dunas del alma


MMMMMAR AR AR AR<br />

ARTTTTTAAAAA MMMMMUTTI UTTI UTTI UTTI UTTI<br />

L<br />

LA MAR MARCA MAR DE DE LA LLITERA<br />

L ITERA ITERATURA<br />

ITERA TURA<br />

Del latín (litteratúra): arte que emplea como medio de expresión<br />

una lengua Fuente: Diccionario de la Real Academia Española, vigésima<br />

segunda edición.<br />

La marca de la literatura reside en el peso que se le otorga<br />

a la palabra y su profundidad, es poner en evidencia lo que<br />

dice el espacio de su silencio.<br />

La significación de las palabras puede ser sólo una. Castillo<br />

quiere decir castillo, no hay ningún otro medio de decirlo. Pero la<br />

simbolización de una palabra es infinita, circunstancia que genera<br />

un torrente de sentidos que no se puede detener. Entonces la<br />

palabra castillo puede simbolizar familia, Dios, Estado, sueños,<br />

escape y muchas otras cosas. No hay contradicción sino transformación,<br />

asociación e identificación. Y las palabras construyen historias<br />

que laten más allá de la anécdota cuyo fin es revelar los<br />

mundos profundos de cada momento de la vida y de la muerte del<br />

hombre. Pero la historia se escribe andando los tiempos y la literatura<br />

también y es allí donde se abren las historias que avanzan<br />

más allá de todo plan preestablecido en la ordenación de ideas y<br />

pasos que lleven a la concreción de una obra. En ese proceso de<br />

elaboración transformación y conclusión interviene “el arte de la<br />

literatura como medio de expresión de una lengua” y no hay<br />

contradicción frente a la expresión del hombre en su necesidad<br />

natural de identificación a través del acto de escribir.<br />

Es el momento en que abre la página de un génesis propio,<br />

que no reemplaza a los anteriores sino que abreva en sus<br />

aguas y enriquecido establece nexos entre épocas y vivencias.<br />

El tiempo del hoy en la literatura es quizás complejo porque<br />

enlaza el acervo rico y vasto de todo un pasado donde la humanidad<br />

ha fijado huellas que aún, marcan caminos y por otro lado no<br />

dejan bajo el manto del olvido los equívocos. Debe pues funcionar


8<br />

MARTA MUTTI<br />

como conductora y conectora dentro de los espacios y tiempos en<br />

que vivimos donde la multiplicidad del cambio se da aún antes de<br />

poder definirlo. Por eso es fundamental más que nunca ser precisos<br />

cuando exponemos nuestros pensamientos e historias por<br />

escrito. Debemos marcar los contornos con trazos definidos, adoptar<br />

posiciones que conformen textos de conciliación entre el pasado y<br />

el presente que nos toca, para mostrar la historia real o ficticia que<br />

se construye de modo verosímil, es decir adecuar los hechos,<br />

ambientes y personajes de tal forma que la voz narradora adquiera<br />

tintes tangibles, cercanos. Producir textos cuyo discurso soporte<br />

el equilibrio precario de la balanza interior del hombre y su<br />

conformación con el exterior. Palabras, imágenes, ideas, tradición,<br />

vanguardia, corrientes, postmodernismo, hipertextos, todos en un<br />

diagrama de inclusión conjugando formas y estilos. De la tradición<br />

a la diversidad del peso de la imagen en la era visual. Signo de<br />

pluralidad, diálogo, disenso y convergencia. Ello supone transitar<br />

caminos de cambios. Nada es igual al origen, nada permanece<br />

intacto, todo está sujeto al irreversible proceso de evolución. Recordemos<br />

que como bien lo expresa la definición la literatura es<br />

un arte y como tal está siempre en la búsqueda y sólo reposa<br />

cuando apoya sus alas en las páginas de cada libro que se escribe,<br />

luego de cada final, para volver a comenzar a crear nuevamente.<br />

Cumplido el ciclo se abre al génesis siguiente, como la<br />

semilla que se hace planta, flor, fruto y luego deviene semilla. Por<br />

eso no importa el estilo o la postura que cada escritor adopta,<br />

importa cómo conduce su voz por la trama y ello requiere una<br />

labor cuidada que no tiene que ver con el registro elegido para<br />

realizarla sino a quién dirige su obra. Así cada uno tendrá características<br />

y registros diferentes y finalmente el lector será el que<br />

apruebe o desapruebe según su juicio.<br />

Por último en el mundo que conocemos la literatura ha<br />

atravesado y traspasado todas las fronteras del pensamiento<br />

de la humanidad y ella es y ha sido la encargada de ponerlo<br />

en nuestras manos y bajo nuestra mirada.<br />

MMMMMARTA ARTA ARTA ARTA<br />

ARTA MMMMMUTTI UTTI UTTI UTTI UTTI POETA POETA POETA POETA POETA YYYYY NARRADORA<br />

NARRADORA<br />

NARRADORA<br />

NARRADORA<br />

NARRADORA


AAAAANNNNNAAAAA BBBBBAAAAAUC UC UC UCHIER UCHIER<br />

HIER HIEROOOOO HIER<br />

PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

EL PL PL PLACER PL CER CER DE DE LAS AS COS OS OSAS OSAS<br />

AS SEN SENCILL SEN CILL CILLAS CILL AS<br />

Existe en la literatura actual una cierta tendencia a obligar<br />

al lector a buscar en los textos la belleza escondida dentro de<br />

juegos de palabras, a cuyo significado profundo sólo acceden<br />

algunos “iniciados”. En la era de la cibernética, cuando las<br />

mentes están habituadas a buscar y descubrir, parecería ilusorio<br />

dar servida una interpretación, que, por otra parte, admitiría<br />

un solo y único sentido.<br />

No obstante, quienes guardamos recuerdos de otras épocas,<br />

no podemos dejar de evocar aquellas horas maravillosas,<br />

vividas con un libro entre las manos, cuando Tom Sawyer era<br />

nada más que un niño travieso, Platero un adorable asnillo<br />

sabio y Juvenilia una ingenua estudiantina.<br />

Quizás por eso, yo haya preferido publicar un cuento y un<br />

relato simples, un poco cándidos, donde cada palabra expresa<br />

lo que significa, y donde no hay lugar para infinitas interpretaciones<br />

virtuales.<br />

Sin falsa petulancia, sea éste mi modesto homenaje para<br />

aquella inolvidable literatura del pasado.


M<br />

LA MMED<br />

M ED EDALL ED ALL ALLA ALL<br />

Era un cafetucho de la peor estirpe. Al abrir la puerta, ésta<br />

desarrajaba un chirriante sonido, similar al aullido desesperado<br />

de un lobo hambriento.<br />

El recinto estaba impregnado de un olor acre y nauseabundo.<br />

Dos o tres borrachos en estado calamitoso se recostaban<br />

sobre un friso antiguo de flores de humedad. Sobre el<br />

mostrador, una inquietante arquitectura de botellas transpiradas<br />

por tanto esfuerzo, hacía marco al pulido níquel. La resolana<br />

hería la superficie de las mesas bordadas de suciedad.<br />

Dos o tres parroquianos discutían animados acerca del último<br />

partido de Boca...<br />

Una anciana pulcra y vacilante entró, se sentó en un rincón,<br />

junto a la única ventana del local y pidió un café. Tenía miedo.<br />

Jamás había pisado un lugar así y una vieja maestra jubilada<br />

desentonaba tanto en aquel ambiente, como una porcelana<br />

china en un bazar de feria.<br />

Cuando el mozo se acercó con el café, ella sentía ya<br />

como, de las raíces de su cabello, descendían por su frente<br />

diminutas gotas de sudor. Con una profunda inspiración, cobró<br />

fuerzas y dijo, con una voz tímida: –Quisiera hablar con el<br />

dueño del local.<br />

El hombre la miró con los ojos muy abiertos y volviéndose<br />

hacia el mostrador, donde un gordo grasiento frotaba el estaño<br />

con un trapo endurecido de mugre, gritó:<br />

–¡Che, Turco, la vieja quiere hablar con vos!<br />

El gordo se acercó, tratando de acomodar, dentro de sus<br />

raídos pantalones, los pliegues de su camisa y los rollos sobrantes<br />

de su voluminoso abdomen. Era un hombrón desagradable<br />

y mientras la miraba con curiosidad, secaba sus manos<br />

en un delantal, cuyas manchas simulaban un extraño mapa.


12<br />

ANA BAUCHIERO<br />

La anciana trató de hacerse de todo su coraje y, con aparente<br />

resolución, comenzó a explicar el motivo de su visita: –Le<br />

ruego que me perdone si lo molesto, pero hace pocos días, en<br />

la estación Belgrano, un joven pasó corriendo a mi lado y me<br />

arrancó la cartera.<br />

El rostro del gordo se tornó pétreo: –¿Y yo qué tengo que<br />

ver con eso?<br />

–Sucede que al ver mi desesperación, el agente de guardia<br />

y el encargado de la boletería me dijeron que tal vez aquí...<br />

–Aquí que... ¡Me parece que Usted está inventando todo<br />

eso para arruinarme! –gritó el patrón, cada vez más furioso.<br />

–Por favor, no se enoje... Yo sólo quería encontrar a un<br />

cierto señor, “el Rata”, para pedirle que, si sabe algo de mi<br />

cartera... No es que yo quiera hacerle ningún daño y ni siquiera<br />

me interesan el dinero o los documentos, pero adentro tenía<br />

una medalla de oro que para mí, valía mucho.<br />

El hombrón sonrió con malicia: –¡Aja! de oro y Usted cree<br />

que yo tengo su medalla.<br />

Cada vez más turbada la mujer continuó: –No. No me<br />

malentienda. Yo soy maestra jubilada y, el día de mi despedida,<br />

mis alumnos y ex-alumnos, hicieron una colecta y me regalaron<br />

una hermosa medalla de oro. Era casi lo único que me<br />

quedaba de treinta años de trabajo. La llevaba siempre conmigo,<br />

y como vivo sola, era como si los tuviera a ellos junto a mí,<br />

acompañándome. Es por eso que me animé a venir aquí a<br />

buscar al señor Rata, para ofrecerle comprar mi medalla.<br />

El gordo enfurecido comenzó a gritar: –Mire, señora, aquí<br />

no hay ningún Rata y mucho menos ladrón. ¡Somos todos<br />

gente honrada!<br />

A esta altura, todos los miraban y hasta los borrachos habían<br />

salido de su sueño de alcohol.<br />

La maestra no sabía cómo continuar, pero tampoco quería<br />

darse por vencida: –Vea, yo no intento hacerle ningún daño. Le


AVATARES II 13<br />

juro que al salir de aquí con mi medalla, no volveré a acordarme<br />

ni de Usted, ni del Rata, ni de este café.<br />

Enrojecido y jadeante, el gordo volvió a gritar: –¡Cómo quiere<br />

que le diga que aquí no hay ningún Rata, ni ninguna cosa<br />

robada! –y volviéndose hacia el mozo, imperioso, dijo:<br />

–¡Che, Negro, sacame esta vieja afuera, antes que le dé<br />

una patada!<br />

Asustada, la anciana se puso de pie, y arrojando cinco<br />

pesos sobre la mesa, enfiló hacia la puerta. Entonces, sucedió<br />

el milagro. El mozo, que había sido llamado por alguien<br />

desde el mostrador, se acercó con algo en su mano: –Dice el<br />

Ra..., el señor Roberto, que él, por casualidad, encontró los<br />

otros días, tirada en la calle, esta medalla que tal vez sea la<br />

que busca la vieja.<br />

El gordo volvió la cabeza incrédulo pero, desde detrás<br />

del estaño, alguien le hizo una seña. Fastidiado, tomó la<br />

medalla, se la entregó a la anciana y con su tono más amenazador<br />

le dijo: –¡Tiene suerte! Pero si quiere un buen consejo,<br />

ahora mismo, váyase y olvídese para siempre de mi<br />

boliche.<br />

Sin decir palabra, la mujer tomó su tesoro y, muy emocionada,<br />

quiso marcharse, pero recordó que había prometido una<br />

recompensa, así que giró sobre sus talones e insistió, abriendo<br />

su cartera: –... Y ¿cuánto debo por esto?<br />

Desde detrás de las botellas alguien gritó: –Nada y cortala,<br />

antes de que me arrepienta.<br />

Sin volver atrás su cabeza, ella abrió la puerta y salió a la<br />

calle. El aire fresco la reanimó; respiró aliviada, oprimiendo con<br />

fruición la medalla en su mano derecha. ¡Por fin estaban juntas<br />

otra vez! Atrás habían quedado el cafetucho, el gordo, el Rata,<br />

los borrachos y las flores de humedad.<br />

El sol dibujaba extrañas filigranas en la vereda y el canto<br />

aletargado de algún pájaro, en alguna jaula de algún balcón,<br />

ponía música a su alegría.


14<br />

ANA BAUCHIERO<br />

El gordo increpó duramente al Rata: –Si otra vez me hacés<br />

una parecida, no pisás más mi boliche. ¿Qué querés, que me<br />

lo cierre la cana? ¿Desde cuando las viejas jubiladas te tocan<br />

el corazón? Y yo que creía que a vos te interesaba nada más<br />

que la guita. ¡Con lo que debía costar esa medalla...!<br />

El Rata soltó una estruendosa carcajada: –Ma que corazón,<br />

ni corazón. El “moishe” casi me mata cuando le llevé la<br />

medalla. Una porquería. ¡Lata dorada! No la quiso ni por diez<br />

mangos.<br />

El patrón y el mozo no salían de su asombro. –Pobre vieja.<br />

¿Así que, alguien le había “metido la mula” a los pobres pibes?<br />

¡Qué porquería! ¡Cuando yo digo que éste es un país de chorros!<br />

DE SONIDOS SONIDOS Y COL OL OLORES OL ORES<br />

Él era ciego. Había nacido ciego, pero su desgracia no<br />

había afectado su alma. Tal vez por no haber visto nunca la<br />

luz, su yo interior le había permitido construir su propia realidad<br />

en el mundo de las sombras.<br />

Un día oyó la voz dulce y alegre de Cristina y, desde entonces,<br />

quiso saber más de ese otro universo que él ignoraba.<br />

–¿De qué color son tus ojos?<br />

–Azules, como el cielo sereno y como el mar.<br />

–Pero yo no sé como son ni el mar, ni el cielo. ¿Cómo es<br />

el color azul? ¿Cómo son todos los colores?<br />

La pregunta la perturbó, pero el verdadero amor tiene siempre<br />

todas las respuestas. Buscó en su mochila el porta-casete<br />

y los auriculares y se los colocó. Luego, con una melodía le<br />

dijo: –Esto, Queen, es el amarillo: brillante, estridente, un poco<br />

agresivo. Así son el sol, las hojas de los árboles en el otoño y<br />

la arena de las playas.<br />

–Es alegre el amarillo –dijo él con una sonrisa.


AVATARES II 15<br />

Cristina eligió entonces entre sus casetes un viejo registro<br />

de Duke Ellington: –Esto, el jazz, es el rojo: colorido, chispeante,<br />

esplendoroso; como la sangre, como los atardeceres después<br />

de la lluvia, como el terciopelo de los telones en los<br />

teatros y las capas de los reyes.<br />

–Y ahora, Beethoven, el blanco, la suma de todos los sonidos<br />

y de todos los colores: así son las nubes, la nieve, la luna y<br />

el vestido de las novias.<br />

La muchacha esperó un momento y luego interrumpió la<br />

música.<br />

–¿Qué pasa? –preguntó el joven inquieto.<br />

–Nada. Esto, el silencio, la ausencia de sonido, como la<br />

falta de color, hacen el negro. Así, son los ornamentos de los<br />

muertos y la noche.<br />

–Pero aún no sé cómo es el azul de tus ojos.<br />

Cristina pensó un momento y conectó un romántico preludio.<br />

–Chopin es el azul: así son el cielo, el mar y la nostalgia.<br />

–El azul es hermoso y tus ojos también.<br />

AAAAANA NA NA NA<br />

NA BBBBBAUCHIERO<br />

AUCHIERO<br />

AUCHIERO<br />

AUCHIERO<br />

AUCHIERO


MMMMMIGUEL IGUEL IGUEL IGUEL IGUEL CCCCCABRER ABRER ABRER ABREROOOOO ABRER<br />

DDDDDESDE ESDE ESDE ESDE ESDE,,,,, “““““EL EL EL EL<br />

PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

…” …” …” …”<br />

EL PPPPPAÍS AÍS AÍS AÍS AÍS QUE QUE QUE QUE QUE ES ES ESTTTTTÁÁÁÁÁ ES ES DE DE DE DE DE OL OL OLVIDO OL OLVIDO<br />

VIDO VIDO VIDO,,,,, SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE GRIS GRIS GRIS GRIS GRIS…”<br />

Es difícil prologar a Miguel Cabrero, porque le gusta disfrutar<br />

del anonimato que supo conseguir. Además, descree de<br />

sus méritos literarios y sostiene que sus escritos carecen de<br />

rango como para ser publicados. Es así que, nuevamente, acudo<br />

a la anécdota.<br />

Un día, hablando con él, me dijo: “Si tuviera que definirme<br />

más o menos, te diría que soy nacido en los 60, infancia feliz;<br />

en los 70 adolescencia extraña, de allí que no creo la historia<br />

oficial de esa época o por lo menos tengo mi postura –lo que<br />

me trae algunos inconvenientes– En los 80, desarrollo vocacional<br />

y una utopía (la mía), cosas que terminarían muy mal porque<br />

empiezo los 90 tras las rejas (injustamente, claro), pero en<br />

este país, ya sabés como son las cosas. De allí a este momento,<br />

los ciclos se marcaron más fuerte, pues tuve dinero pero no<br />

descanso, pobreza pero con amigos. He estado casi un año en<br />

estado de gracia pero también mis buenas temporadas en el<br />

exceso y el caos. Conocí el ensueño al que llaman amor y me<br />

desperté tarareando el réquiem de los desvalidos. O sea, todo<br />

como cualquier hijo de vecino, es decir una ensalada. A veces<br />

hasta creo que soy una hoja de laurel. De ahí mi “pesimismo<br />

con esperanza muy leve” sobre el mundo, los tiempos, la vida y<br />

las gentes que nos tocan padecer. Se puede decir que hoy sólo<br />

busco el Equilibrio”. Agrego por mi parte para terminar, que<br />

Miguel Cabrero no tiene el “oficio” del escritor, le cuesta mucho<br />

escribir sus cosas, es decir, aún se encuentra en la dudosa<br />

“búsqueda de una filosofía de la escritura”.<br />

AAAAADOLFO DOLFO DOLFO DOLFO DOLFO VVVVVELÁZQUEZ<br />

ELÁZQUEZ<br />

ELÁZQUEZ<br />

ELÁZQUEZ<br />

ELÁZQUEZ


CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />

M<br />

Á<br />

ENTRE NTRE LA MMUER<br />

M UER UERTE UER TE Y EL EL ÁÁNGEL<br />

Á GEL<br />

–¿Qué pasa muerte? ¿Por qué lloras la vida? ¿Te emocionas?<br />

–Sólo de vez en cuando, a mí también me afectan estos<br />

tiempos... vieja y sentimental –dicen– por ahí que, me estoy poniendo.<br />

¿Y tú que cuentas? Hace rato que no te presentabas...<br />

Otros marchan junto a ellos y ni siquiera hacen lugar<br />

para dejarlos pasar, siguen como si nada, la niebla difusa<br />

los circunda.<br />

–Es verdad, desde la última guerra creo, me dieron un descanso<br />

luego de aquello.<br />

–¿Qué te trae por aquí?<br />

–Vine por el muchacho...<br />

–El muchacho, un caso interesante… suerte que, contigo al<br />

menos se puede hablar.<br />

–Gracias, a tí te sienta bien el cabello rojo...<br />

–Zalamero... bueno, basta que ya viene.<br />

–Acércate, no temas, la señora y yo somos amigos, te queremos<br />

ayudar...<br />

Lo usual, trae esa mirada perdida.<br />

–No sé que me pasó... –nos dice con la expresión conocida.<br />

–Nosotros ahora tampoco pero...<br />

(…)<br />

–Estaba cansado, muy cansado... ahora me siento mejor...<br />

–Lo sé hijo, bien que lo sé, pero ahora debes ir con la dama,<br />

tendrás que hablar de todo con ella y escucharla, es vieja y<br />

carga con la sabiduría de muchos... En otro tiempo, más adelante<br />

nos volveremos a ver y seguramente querrás contarme.


20<br />

–Es hora, por aquí muchacho ven, toma mi mano tenemos<br />

que hacer algunas cosas juntos.<br />

Los otros siguen por el camino pasando por encima de<br />

ellos sin inmutarse. La niebla ya se ha cerrado<br />

–Adiós, Ángel.<br />

–Adiós, linda.<br />

POESÍA OESÍA OESÍA<br />

MIGUEL CABRERO<br />

SI<br />

Si empezaste la caída<br />

y el calor está en las venas<br />

y el maldito perro no para de ladrar.<br />

Si volvió con su primer novio<br />

a la seguridad de su título<br />

y tal vez se va a casar<br />

Noches de carmín, se las llevó<br />

anhelos cojos, sin luz.<br />

Si un buen recuerdo, lo tenés que pensar.<br />

Si el trago se te calienta<br />

al igual que las neuronas<br />

Y la sangre fluye rápido,<br />

muy rápido, pero mal.<br />

Melodías al revés, amor amarillo<br />

Si comes flores negras de tallo verde<br />

y ese barco que se va sin cantante.


AVATARES II 21<br />

Si te gira un poco todo<br />

Botella y sombra de ayeres<br />

ojos rojos, ídolo de barro.<br />

Todos nos equivocamos y<br />

Si la foto ríe un hombre y una mujer<br />

navegantes que zozobran también.<br />

Si te ocurre todo esto<br />

y tal vez un algo más<br />

hacé lo que puedas o nada<br />

Yo no te puedo empujar.<br />

DE ENTENDEDERAS<br />

ENTENDEDERAS<br />

Si elijo estar solo antes que contigo<br />

Y acudo al silencio antes que a los ruidos<br />

Entiende el mensaje y seamos amigos<br />

Si elijo ser lago y no brioso río<br />

Prefiero el estanque y no el torbellino<br />

Entiende el mensaje y seamos amigos<br />

Si elijo horizonte antes que infinito<br />

Y las soledades antes que el delirio<br />

Entiende el mensaje y seamos amigos<br />

Si elijo ladera y no precipicio<br />

Camino de inca a bajada de ripio<br />

Entiende el mensaje y seamos amigos<br />

Si hablo vaguedades y no soy preciso<br />

Cartas de saludo y no de despido<br />

Entiende el mensaje y seamos amigos


22<br />

MIGUEL CABRERO<br />

Si me mato solo y no pido auxilio<br />

No llamo doctores ni nada preciso<br />

Entiende el mensaje y seamos amigos<br />

B<br />

BLUES UES DEL DEL DEL BBET<br />

BET<br />

ET ETO ET<br />

Beto es el hombre, de los anteojos negros<br />

con ellos mira la vida pasar<br />

pase que pase, que pase el que sigue<br />

y esta noche que vino sin final.<br />

Todas las calles parecen del Beto<br />

cuando con gafas oscuras sale a andar<br />

fuma de día, pasa la noche<br />

y este mundo que no da para más.<br />

Con la poesía llenando sus pulmones<br />

que es la única forma de arrancar<br />

sale Betito, buscando redimirse<br />

y se convierte también en uno más.<br />

Pero es la sangre que carga levedades<br />

(las que por suerte, del resto nos aislarán)<br />

y andamos Beto, buscando redimirnos<br />

disimulando que somos uno más.<br />

Y que te dicen: “cuidate loco, cuidate”<br />

y se van apurados a cambiar el celular<br />

o están ansiosos, esperando que les digan<br />

que les digan a quién deben votar.<br />

Mejor sigamos, Beto, con el recreo<br />

que algún día de estos se dará<br />

que aparezca, la pócima en forma de niña<br />

y que nos cure esta extraña soledad...


AVATARES II 23<br />

VALE ALE TODO ODO<br />

Fuego en la fosa<br />

y el golpe arriba<br />

en lo profundo del dolor<br />

placer del aire, brillo<br />

en la sangre y vale todo.<br />

Mugre en el medio<br />

y el golpe adentro<br />

en lo profundo del dolor<br />

matas neuronas con los recuerdos<br />

te quitas años, también memoria.<br />

Y aunque parece<br />

que es la culpable<br />

también es la solución<br />

todos los males que vienen de afuera<br />

ella los quema de adentro<br />

ella los quema...<br />

Bolsa basura<br />

vamos a fondo<br />

a lo profundo del dolor<br />

disfraz de a ratos, seguís<br />

andando por el envión.<br />

Pena en papeles<br />

y un rato sales<br />

de lo profundo del dolor<br />

después volvemos, que así<br />

es el juego del vale todo.<br />

Y aunque parece<br />

que es la culpable<br />

también es la solución<br />

todos los males que vienen de afuera<br />

ella los quema de adentro<br />

ella los quema.


24<br />

MIGUEL CABRERO<br />

(<br />

SAN AN ANGRE AN GRE ( (BOLER ( OLER OLERO) OLER<br />

Perdóname sangre por la porquería<br />

de gris y de alcohol con que te saturo<br />

por no molestarte ¡qué no! yo daría<br />

pero aquí me ves, ciego, sordo y mudo.<br />

Veo que circulas mi fiel compañera<br />

a los “trompezones”, como yo en la vida<br />

hasta que te estanques cualquier día de estos<br />

y yo<br />

cambie de barriada con algarabía.<br />

Hermoso y alado, vacilo y avanzo<br />

(con esta apariencia engaño a los otros)<br />

me doy un recreo de hombre liberado<br />

y eludo el “obligue” de cuidar tu garbo.<br />

Enclenque mi cuerpo, va como dudando<br />

mi alma “sudaca” sufre por inercia<br />

río desganado, “Riachuelo” pareces,<br />

circulas sin pausa, pero más pausado.<br />

Ya empieza a cansarte todo mi maltrato<br />

de stress y de excesos, de cansancio y caos<br />

mi pulso agorero, casi que no ayuda<br />

a que fluyas mansa, caudal nivelado.<br />

Quédate tranquila, si un día me fallas<br />

detienes tu marcha y también la mía<br />

sabré comprenderte, sabré agradecerte<br />

no eres responsable, la culpa fue mía.<br />

MMMMMIGUEL IGUEL IGUEL IGUEL IGUEL CCCCCABRERO ABRERO ABRERO ABRERO ABRERO


MMMMMIRAND IRAND IRAND IRANDAAAAA IRAND CCCCCAS AS AS ASTELL ASTELL<br />

TELL TELLAN TELLAN<br />

AN ANOS ANOS<br />

OS OS OS DE DE DE DE DE LLLLLAAAAA BBBBBOOOOOTTTTTAAAAA<br />

PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

DDDDDEEEEE MANERA MANERA MANERA MANERA MANERA PPPPPERSON ERSON ERSON ERSONAL<br />

ERSONAL<br />

AL AL AL<br />

Todo un año jugando a las escondidas para que, por fin,<br />

me encuentres aquí.<br />

Todo un año dirigiendo hacia ti, este impulso de escribir.<br />

Todo un año esperando me descubras en estas líneas,<br />

único modo de que tengan un valor.<br />

Todo un año fabulando un conocernos y crear entre nosotros<br />

un estado de intimidad que nos vincule. Que me permita<br />

ser parte de tí y a su vez puedas ser parte de esto.<br />

Todo un año arrullando este deseo de que sea personal el<br />

esfuerzo de cruzar el abismo entre el intelecto y tu corazón.<br />

Todo un año enmarcando realidades con sentimientos, tratando<br />

difundir la emoción por todo tu cuerpo.<br />

Te he imaginado y percibido durante todo un año para<br />

que puedas revelarte en mi pensamiento, exclusivo lugar de<br />

nuestro encuentro que ha querido el azar, quede escrito en<br />

este libro.<br />

LLLLLILIAN ILIAN ILIAN ILIAN ILIAN GGGGGÓMEZ ÓMEZ ÓMEZ ÓMEZ<br />

ÓMEZ


CUENT UENT UENTOS UENT OS<br />

, ,<br />

CON ON PERMISO<br />

PERMISO,<br />

PERMISO<br />

PERMISO,<br />

POR POR FAVOR OR<br />

La música lo acercó a la reja.<br />

Cruzó el parque caminando, la gramilla silenció sus pasos y<br />

los perros no ladraron.<br />

Preguntó al portero si lo dejaba pasar. Éste lo miro fijamente<br />

y le dijo que no, que mejor se fuera.<br />

Le pidió entonces que, por lo menos, lo dejara espiar y otro<br />

no, por respuesta.<br />

Se sentó en el umbral a esperar tratando de despertar su<br />

lástima. Sólo consiguió enojarlo y lo empujó hasta el medio del<br />

parque, después los perros hicieron el resto.<br />

Amanecía y la helada cubría los techos de los autos. Un<br />

grupo de cinco fue el primero en salir y el ordenanza hizo un<br />

gesto de llamado a los choferes ateridos.<br />

Ya dentro de los coches seguían riendo y bebían de botellas<br />

traídas de la fiesta. El alcohol de sus alientos habría hoyos<br />

en la niebla.<br />

Arrancaron. Salieron partiendo el hielo del pasto, y algo<br />

más.


28<br />

MIRANDA CASTELLANOS DE LA BOTA<br />

P<br />

FLORILEGIUM<br />

ORILEGIUM<br />

ORILEGIUM PPRIMUN<br />

P RIMUN<br />

Preludio floreciente,<br />

principio de mi vuelo.<br />

Como en un sortilegio la música lo fue llevando fuera del<br />

mundo.<br />

Aunque él no quisiera escaparse de la tierra, bajo sus pies<br />

se diluía el terreno del amor bien temperado al que había logrado<br />

llegar junto con Amanda.<br />

La música sin Amanda, la música con Isabel. Pentagrama<br />

en el aire de tiempos breves y largos silencios.<br />

Isabel una sinfónica en fuga, Amanda música de cámara.<br />

Arpegios y diapasón. Alquimia evasiva de melodías<br />

disonantes.<br />

Desorbitó su naturaleza en un eclipse de armonías.<br />

Y ahí va, a la deriva, entre líneas paralelas sobre pautas<br />

vacías en un universo insonoro.<br />

F<br />

SIN IN IN FFIL<br />

F IL ILTR ILTR<br />

TR TRO TR<br />

Creíste que dormía y saliste al balcón. Fumabas lentamente.<br />

Vi como tus labios tomaban el aire y sentí celos de él.<br />

El papel se quemaba con una llama que parecía de otro<br />

fuego y las cenizas caían como gotas de plomo sobre tu pie<br />

desnudo.<br />

Pensé en mi ropa que cayó sola sobre el piso cuando llegaste.<br />

Pensé en mí, cayendo en tus brazos sin menos peso<br />

que las cenizas de tu cigarro.<br />

Ya no tenías qué pitar y tus ojos me buscaron por sobre tus<br />

hombros, creíste que dormía.


AVATARES II 29<br />

Apoyaste tu espalda sobre el marco frío del ventanal y te<br />

abrazaste con pena, tu mirada se perdió en la luz de un cigarrillo<br />

que se apagada en otro mirador.<br />

Me di vuelta en la cama, creíste que dormía y yo no quise<br />

despertar.<br />

LA BURBUJ BURBUJA BURBUJ EN EN LA CAJ AJ AJ AJA AJ<br />

Algo estaba pasando, de eso ninguno tenía dudas.<br />

Aunque faltaba una semana para desocupar la casa y mudarse,<br />

todo seguía en su lugar.<br />

En su lugar el rayo de luz que se filtraba por la persiana y le<br />

daba en los ojos. En su lugar las pantuflas al levantarse la<br />

primera en las mañanas. En su lugar la bata sobre el puf.<br />

El banquito de carpintero que su hijo hizo en el industrial, la<br />

esperaba como siempre, en su rincón de la cocina, entre la<br />

mesada y la ventana que daba al patio.<br />

Allí tomaba el primer mate del día mirando detrás del vidrio<br />

las plantas en las macetas y los granitos blancos de las baldosas,<br />

que debían ser baldeadas, pero más tarde, cuando el sol<br />

le ayudara a secarlas.<br />

Hasta las cajas vacías que Braulio y Jesús se ocuparon de<br />

conseguir seguían apiladas en el pasillo.<br />

Catorce cajas grandes que Herminia corría para limpiar y<br />

luego las volvía a colocar en donde habían sido dejadas por<br />

ellos.<br />

A pesar de eso, ninguno de los dos tenía el coraje de<br />

hablarle sobre la mudanza.<br />

Jesús no quería herir a su madre y Braulio nunca supo<br />

hablar con su mujer mas que para pedirle lo que necesitaba.<br />

Una tarde Jesús llegó más temprano del estudio donde<br />

hacía de asistente y tomó tres cajas de la pila, besó a Herminia


30<br />

MIRANDA CASTELLANOS DE LA BOTA<br />

en la frente y le pidió le alcanzara unos mates mientras enfilaba<br />

para su cuarto, cajas en mano.<br />

Ella preparó una bandeja con el termo y unas tostadas con<br />

manteca y miel. Camino al dormitorio de su hijo se percató que<br />

faltaban otras dos cajas.<br />

–Te dejo la bandeja acá, yo tengo que seguir tejiendo.<br />

–Pero cómo, ¿me vas a dejar solo con todo este bolonqui?<br />

Cebame unos mates por lo menos.<br />

–No estás solo, yo estoy en la cocina, tejiendo.<br />

Salió del cuarto haciendo el camino de memoria, sin mirar<br />

nada, ni siquiera la llegada de Braulio.<br />

No la detuvo, tampoco intentó saludarla. Se metió al dormitorio<br />

en silencio, cerró la puerta con un suspiro. Se quitó los<br />

zapatos y tiró sobre la cama las llaves, el portafolio y el saco.<br />

Una música y ruidos en la pieza de su hijo lo llevaron hacia<br />

allí. Lo vio descolgando diplomas y se saludaron con un movimiento<br />

de cabezas. Se cebó un mate y le alcanzó otro a Jesús.<br />

–Y tu madre cómo está, ¿te dijo algo?<br />

–No, y no quiso ayudarme.<br />

–Y bué, tendré que arreglármelas. No entiendo por qué se<br />

pone así.<br />

A ver si se piensa que yo estoy contento con todo esto.<br />

Después de todo si no quería vender me lo hubiera dicho.<br />

Jesús se dio vuelta para contestarle algo y devolverle el<br />

mate, pero quedó con la mano extendida y la palabra en la<br />

boca, su padre ya se había ido.<br />

Braulio cruzó el pasillo, tomó dos cajas en cada mano y se<br />

encerró en la habitación.<br />

A Herminia la luz de la ventana en la cocina ya no le alcanzaba<br />

para seguir tejiendo. Buscó la hora en el reloj de la pared,<br />

las siete. Extendió el tejido y vio que le faltaba poco. Era una


AVATARES II 31<br />

especie de mantel blanco de hilo. Lo guardó prolijamente en<br />

una bolsa de tela y fue al comedor a bajar la persiana del<br />

ventanal a la calle.<br />

Recién entonces se dio cuenta que su marido había llegado.<br />

Su piloto colgaba del perchero del hall de entrada. Bajó la<br />

cortina.<br />

Antes, ése era su lugar de tejido. La mejor luz para el<br />

transcurrir de sus días. El punto de encuentro con sus vecinos.<br />

Una tapa de cristal que sellaba su vida.<br />

La abría por las mañanas para airear la casa y algunas<br />

veces por las tardes mientras tejía, cuando el sol, o algún<br />

sueño, le calentaba las mejillas.<br />

Una vez al mes limpiaba la reja desde adentro. Desde que<br />

pusieron el letrero de venta ya no quiso estar ahí. La franja<br />

negra y blanca de “vendida” que cruzaba el cartel, parecía<br />

dedicarle una risa de payaso.<br />

Nunca habló tanto Braulio con ella como el día en que le<br />

dijo “hay que vender la casa”.<br />

Herminia recordaba frases como, “debemos achicarnos”,<br />

“Jesús pronto se irá”, “necesitamos tener una renta”, “cada vez<br />

tengo menos trabajo”, pero no tenía noción de en qué momento<br />

ella estuvo de acuerdo.<br />

A no ser que fuera cuando él le preguntó si entendía lo que<br />

le estaba diciendo y contestó que sí.<br />

Salvo por eso, no podía acertar en qué momento del camino<br />

entre comprender y acceder se le extravió el pensamiento y<br />

la opinión. Aunque sabía que de esas cosas no tenía mucho<br />

por recordar.<br />

Su esposo siempre tomó las riendas de la economía familiar<br />

y tuvo épocas de grandes logros.<br />

Había sabido darles confort y seguridad a cambio de no ser<br />

molestado con temas domésticos como, la educación de su<br />

hijo o el amor de su mujer.


32<br />

MIRANDA CASTELLANOS DE LA BOTA<br />

A pesar de todo lo amaba. A pesar de él y a su pesar lo<br />

seguía amando.<br />

Y amaba su casa, que era su mundo. Un universo de rincones<br />

y momentos que ella no podía acomodar en ninguna caja.<br />

El día de la mudanza Braulio, Jesús y cuatro empleados del<br />

flete se encargaron de todo. Iban y venían como hormigas por<br />

el pasillo lateral a la casa. Cuando ya no quedaba nada más<br />

por cargar salieron en fila Braulio, Jesús y por último Herminia<br />

con una caja pequeña y su bolsa de tela, a la que le había<br />

bordado su nombre, pero sin “H”.<br />

Ellos partieron con el camión de la mudanza y Erminia<br />

atrás, con un remís. Ellos llegaron, Erminia no.<br />

MMMMMIRANDA IRANDA IRANDA IRANDA IRANDA CCCCCASTELLANOS<br />

ASTELLANOS<br />

ASTELLANOS<br />

ASTELLANOS ASTELLANOS DE DE DE DE DE LA LA LA LA LA BBBBBOTA OTA OTA OTA OTA


LLLLLUIS UIS UIS UIS<br />

UIS EEEEELLLLLORRIA ORRIA ORRIA ORRIAGGGGGAAAAA ORRIA<br />

GGGGGOZO OZO OZO OZO<br />

PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

OZO EN EN EN EN EN LLLLLAAAAA PPPPPAL AL AL ALABRA ALABRA<br />

ABRA ABRA ABRA<br />

El conocimiento es el<br />

alimento del alma (Platón)<br />

¡Conocer! Es a lo que me conmina la lectura cuando no deja<br />

de sorprenderme, cuando descubro aquello que me hace feliz,<br />

que fortalece mi espíritu y me proporciona alegría y placer. La<br />

lectura es vida, es amor; si no como explicamos esto:<br />

“(Escenarios de colores)... me abre los ojos un amanecer<br />

rozado”<br />

“(Jazmines frescos)... la blanca hoja tiembla para regocijo<br />

de su corazón...”<br />

“(Las palabras)... intrusas insolentes, invasoras/ del latido<br />

esencial de las emociones”<br />

“(Ave nocturna)... desnuda se posa en la noche...”<br />

“(Nuestro rato de piedad)... mutilando el silencio a besos...”<br />

Cuando leo; re-creo con pasión este o aquel texto de ese u<br />

otro autor que me atraviesa, que termina anidando dentro mío.<br />

Cuando escribo intento crear aquello que subyace desde siempre,<br />

a veces sin poder expresarlo, otras, escondido<br />

recónditamente y que aflora de repente como un alud. Y luego,<br />

como un artesano moldeo la materia y, comienzan a surgir las<br />

palabras que descubren y rearman un mundo nuevo, distinto,<br />

que irrumpe para confundirse con el lector que interpreta, incorpora<br />

y finalmente cerrando el círculo: re - crea. Cada lector,<br />

cada lectura, cada escritor, cada texto dan significado al maravilloso<br />

universo de la literatura. Pretendo, humildemente, participar<br />

de ese juego de creación - re - creación porque predispone<br />

a un continuo trabajo, enriquece el intelecto y me gratifica<br />

como persona.


CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />

LA EMPLEAD<br />

EMPLEADA<br />

EMPLEAD<br />

La escalera estaba oscura. No le agradaba subir por allí.<br />

Cuando llegó al primer piso le preguntaron:<br />

–¿Cómo estas? ¿Se puede saber adonde vas?<br />

–A la Gerencia –contestó y agregó apresurada como sin<br />

aire:<br />

–Me llamaron.<br />

–No se te ocurrirá hablar, bueno, vos sabés.<br />

–¡Por favor, no me molestes! –La respuesta tajante sonó<br />

seca como un golpe mortal.<br />

Terminó el trayecto hasta el segundo piso corriendo. Cuando<br />

ingresó al sector estaba agitada. Todos posaron la vista en<br />

ella por el modo en que había llegado.<br />

Se acercó a la asistente y se hizo anunciar. Mientras esperaba<br />

recordó como en los últimos meses había poco a poco<br />

entrado en esa red de maledicencia que, en toda organización<br />

existe pero aquí además, sucedían ilícitos de una envergadura<br />

tal que le producían escalofríos.<br />

Concretamente su trabajo consistía en mantener informada<br />

a la Gerencia acerca de todo tipo de situaciones. Las cosas<br />

debían ser claras, ella era una empleada ejemplar y sus reportes;<br />

exactos, minuciosos. Todo esto –desde luego– por el bien<br />

de la empresa y de ello no existían dudas, pero muchos a sus<br />

espaldas la llamaban soplona.<br />

Ya no podía más con muchas cosas y había conversado<br />

acerca de ello con Rodolfo, adscrito a la Gerencia, a quien en<br />

confianza había develado lo que ocurría. Y ahora sin vuelta<br />

atrás temía por su vida.


36<br />

LUIS ELORRIAGA<br />

Se abrió el despacho e hicieron pasar a un proveedor.<br />

Ella cayó como en un sueño y recorrió aquellos momentos<br />

pasados con Rodolfo, su calidez, sus caricias, su pasión y<br />

tuvo que apagar el torbellino que de golpe corría por su piel.<br />

Justo se volvió a abrir el despacho y llamaron al Jefe de<br />

Seguridad que también aguardaba ser atendido. Otra vez se<br />

perdió en otros momentos. Vio claramente como fue enamorándose<br />

sin darse cuenta, confiando y divulgando detalles<br />

de su labor que la exponían y la llevaban inexorablemente<br />

hacia el ojo de la tormenta, al centro mismo de la<br />

atención. Seguramente esto provocaría inquietud y haría pensar<br />

a muchos.<br />

Ahora estaba allí, a punto de informar todo aquello que la<br />

atormentaba y de lo cual no quería ser cómplice. Nuevamente<br />

la puerta del despacho se abrió y a continuación la asistente le<br />

indicó que podía pasar. Se encontró con el Gerente, Rodolfo y<br />

su Jefe. La miraron en silencio, la invitaron a sentarse y le<br />

ofrecieron café que también compartieron.<br />

La sirena de la ambulancia llamó la atención de los que aún<br />

permanecían en la empresa. Al entrar los camilleros con el<br />

médico, se constató la muerte por caída de la escalera con<br />

golpes en la nuca y la columna vertebral rota al rodar por<br />

aquella.<br />

Los integrantes del servicio de la limpieza discutían si no<br />

era demasiado la cera con que se mantenía la escalera.<br />

Más tarde, el Gerente, Rodolfo y el Jefe de Operaciones<br />

comentaban apesadumbrados la pérdida de una colaboradora<br />

ejemplar, aconsejando a quien los escuchara que debían<br />

asistir al velatorio para rendir un último y merecido<br />

homenaje. Todos se referían a ella como una empleada<br />

ejemplar.<br />

Lo curioso es que nadie la llamó por su nombre.


MMMMMINI INI INI INI<br />

INI CUENT CUENT CUENTOOOOO CUENT CUENT<br />

AVATARES II 37<br />

FRÍO RÍO<br />

Las hojas comenzaron a caer<br />

–Quizá hiberne hasta la próxima primavera –dijo el amor y<br />

se perdió en tus labios, fue entonces cuando sentí frío.<br />

OPINIÓN PINIÓN<br />

INF NF NFORME NF ORME SOBRE SOBRE EL EL AMOR<br />

AMOR<br />

El amor es aquella materia sobre la que todos hablamos sin<br />

conocerla.<br />

El amor ¿tal vez una cuarta dimensión?<br />

Sí, el amor, de eso se trata del amor por el amor…<br />

Fuimos educados en el amor a Dios, a la familia, al prójimo,<br />

al trabajo… ¿Quién podría opinar de otro modo?<br />

La educación que recibimos inculcaba el amor a la familia,<br />

al estudio, al trabajo, al prójimo. ¿Quién? Vuelvo a preguntar;<br />

podría disentir, negar. Sin embargo, esa educación ha sido<br />

informativa, una más de las tantas recibidas.<br />

Las personas confundimos querer con amar.<br />

Querer es posesión; el otro debe ser tal cual yo quiero que<br />

sea, como a mi me gusta, como yo lo deseo.<br />

Amar es aceptar al otro como es, con sus más y sus menos,<br />

con lo que suma y también con lo que resta.<br />

Es difícil amar, porque significa entrega, aceptación. ¿Entonces,<br />

aquella educación de cual hablábamos nos dejaba en<br />

la puerta de entrada, sin hacernos conocer la casa, la mansión,<br />

el palacio del amor?


38<br />

LUIS ELORRIAGA<br />

El género humano deambula entre amar y querer. Cuánto<br />

más de uno u otro, depende de cada individuo. Así llegamos a<br />

no diferenciarlos. A reconocer que son la misma cosa y no vale<br />

la pena hacer diferencias de ninguna naturaleza. ¿Para qué?<br />

Si el otro poco importa. Primero yo, luego el prójimo. La conclusión<br />

la tenemos a la vista: desconocimiento del amor como<br />

virtud de aceptación y apasionamiento en la entrega. Por lo<br />

cual, luego se sufre y padece las consecuencias de esta carencia.<br />

Cuando miramos la cara de nuestros congéneres, por ejemplo,<br />

en la calle, en el colectivo o en cualquier otro lugar público<br />

y también en lugares privados. ¿Qué pasa? ¿Qué nos pasa?<br />

Buenas preguntas pero con respuesta ausente, porque se mezclan<br />

los valores con las cosas. Lo intangible con lo tangible.<br />

Sería interesante manejar perspectivas hoy aletargadas o dejadas<br />

fuera, como que cada cosa en su nivel, en el lugar que le<br />

corresponde por orden justo y natural.<br />

¿Y si volvemos hacia atrás? ¿Y si jugamos a ser niños? ¿Y<br />

si volvemos a ser frescos, espontáneos, sin dobleces?<br />

Sin duda como niños amaremos sin confusión posible.<br />

Amaremos naturalmente.<br />

Amaremos amar al amor por amor.<br />

BORB ORB ORBOTÓN<br />

ORB ÓN ÓN<br />

Nace desde aquí dentro. ¿Entiendes, no? Desde aquí: debajo<br />

del pecho, sobre el estómago. Es una sensación crispada de rabia,<br />

bronca y odio. ¿A quién? A todo lo que nos rodea. Me enseñaron,<br />

de chiquito nomás, “tu derecho termina donde comienza el de los<br />

demás”, pero ya de grande, veo como se ha subvertido este principio<br />

de convivencia. Entonces aflora la impotencia, la duda sobre<br />

como actuar. La revulsión crece y crece generando angustia.<br />

Y no siempre termina en una falsa paz o indiferencia sino que<br />

afloran borbotones de violencia que afectan a quiénes nada tienen


AVATARES II 39<br />

que ver. Pero salen, se manifiestan y seguramente dañan. El alma<br />

individual y todo el cuerpo social está enfermo porque la intolerancia<br />

ruge y ataca a sus víctimas con saña e impudicia.<br />

CIT IT IT ITA IT<br />

“Todos los de aquí buscamos el paraíso perdido sin pensar<br />

demasiado que nunca existió”.<br />

POE OE OESÍA OE SÍA<br />

B<br />

LA BBRUMA<br />

B RUMA<br />

Fue como mirar a lo lejos, así de lejos,<br />

tan lejos, que todo era bruma.<br />

A poco de andar, sediento, con los ojos abiertos en las tinieblas,<br />

como avizorando la luz que marcara el designio.<br />

Fue duro, muy duro encontrar el sendero.<br />

Pero el sendero estaba, existía.<br />

Fue como dar en una puerta enorme, imponente,<br />

pero no había puerta.<br />

Eran colores y luces despidiendo fulgor,<br />

pero no había colores ni luces.<br />

Palpitaba en el ambiente una continua alegría y felicidad,<br />

pero no había alegría ni felicidad.<br />

Sólo había paz, serenidad, recogimiento,<br />

en esa luz brillante pero tenue al mismo tiempo,<br />

ofreciendo claridad humildemente.<br />

El sendero se abría ante los ojos del viajero,<br />

como invitándolo a adentrarse en si mismo.


40<br />

LUIS ELORRIAGA<br />

Fue cuando de pronto surgió la duda.<br />

Nunca falta la duda ante lo nuevo e inesperado.<br />

Pero no era inesperado, la duda tampoco.<br />

SUEÑO UEÑO<br />

Había un sueño<br />

vacilante y macilento.<br />

Un sueño duro<br />

que despojaba de la inercia oscura<br />

a la noche juguetona<br />

de amores desacompasados.<br />

El sueño se transformaba<br />

y transcurría con lentitud pasmosa<br />

anegando los pliegues del amor,<br />

con el dolor acomodado<br />

en el alma desprolija,<br />

negando la gratuidad de la vida.<br />

Había un sueño<br />

vacilante y macilento.<br />

Quizás la realidad de la vigilia<br />

sea más cruel, tenebrosa e incoherente.<br />

Tal vez, no. ¿Quién lo sabe?<br />

¿A quién corresponde no averiguarlo?<br />

JUEGO UEGO<br />

Juego al amor,<br />

al calor intenso de los sentidos,<br />

a la figurada zona del placer.


AVATARES II 41<br />

Juego con ánimo falaz<br />

sabiendo del corte habido<br />

en los límites de la vida.<br />

Juego con la luz del día<br />

y en la oscura noche.<br />

Juego y gano la vida<br />

que se esfuma.<br />

NOMBRAR OMBRAR OMBRAR<br />

Nombro a mis padres,<br />

a mi origen personal y único.<br />

Nombro a las personas cercanas<br />

que vibraron junto a mi alma.<br />

Nombro la imagen del altar<br />

que mitiga el dolor de mi inhallable meollo.<br />

Nombro las cosas<br />

que me hacen crecer y decrecer.<br />

Nombro a las páginas del conocimiento<br />

en que abreva mi ignorancia.<br />

Nombro el camino de arena, sol y sombras<br />

que conduce a la meta concebida.<br />

REP EP EPASO EP ASO<br />

El verso será mi afán<br />

como la fantasía<br />

de ver la noche y el día<br />

juntos, de la mano, van.


42<br />

LUIS ELORRIAGA<br />

Versos míos que vuelan<br />

buscando esa alegría,<br />

cual sabiduría<br />

duerme si no la llaman.<br />

Y surge el recuerdo triste<br />

de aquellas noches serenas<br />

cuando, tú, me entretuviste<br />

con el resplandor de ideas<br />

que, murmuraban mis penas:<br />

¡Cuánto, corazón, esperas!<br />

OLVIDO VIDO<br />

Olvidar,<br />

olvidar que sueño<br />

los colores, las dudas,<br />

olvidar el odio,<br />

el placer morboso.<br />

Olvidar el rocío otoñal,<br />

la luna llena<br />

y el amor,<br />

ese destello, esa gracia.<br />

No, nunca podré olvidar<br />

el fuego de la vida.<br />

ADVIER VIER VIERTO VIER MI MI TEMOR TEMOR<br />

TEMOR<br />

Advierto mi temor<br />

y siento un escozor en el cuerpo.<br />

Quizás no quiera darme cuenta


AVATARES II 43<br />

de la lucha que significa vivir.<br />

Más allá de historias,<br />

versos y palabras<br />

palpita el mundo<br />

que me acoge<br />

en sus mandíbulas feroces<br />

como a todo hombre o mujer<br />

que lo habita.<br />

IDEOGRAMAS<br />

DEOGRAMAS<br />

Energía vital<br />

Sol matinal<br />

Un parque y niños que juegan<br />

Una pareja amorosamente unida<br />

(vida vida vida) vida<br />

Sinsabor<br />

Miedo<br />

Incertidumbre interior<br />

(desesperanza<br />

desesperanza<br />

desesperanza)<br />

desesperanza<br />

Animosidad<br />

Rudeza verbal<br />

Hilarante disquisición<br />

Desplante…burla…<br />

(resentimiento)<br />

EEEEELORRIAGA<br />

LORRIAGA<br />

LORRIAGA<br />

LORRIAGA LORRIAGA LLLLLUIS UIS UIS UIS<br />

UIS


44<br />

LUIS ELORRIAGA<br />

EEEEELORRIAGA<br />

LORRIAGA<br />

LORRIAGA<br />

LORRIAGA LORRIAGA LLLLLUIS UIS UIS UIS UIS


MMMMMAIRA AIRA AIRA AIRA<br />

AIRA JJJJJIMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ<br />

TTTTTRAZO RAZO RAZO RAZO<br />

RAZO DE DE DE DE DE UN UN UNAAAAA UN UN VVVVVOZ OZ OZ OZ OZ<br />

PRÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

La vida es un cuento largo con personajes de muecas misteriosas.<br />

Y allí en ese todo impreciso, impredecible, inmenso un personaje<br />

enloquecido expresa su grito mudo sobre frases y palabras.<br />

Palabras claras, oscuras.<br />

Todo momento de poesía volcado mística y hasta<br />

mágicamente sobre el corazón del mundo.<br />

Y tímido; nuestro personaje intenta ir desplazando sus huellas<br />

impregnadas en cada espacio del silencio, en cada página<br />

quizá.<br />

Y desde el fondo de su canto el sueño milagroso, el nuevo<br />

nacimiento.<br />

Allí, y aquí también, el encuentro con espejismos diferentes:<br />

universos alados; huecos vacíos...<br />

Y allí y aquí, el personaje revela toda una vida de muecas<br />

misteriosas.


CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />

TÁCIT CIT CITO CIT Y TIBIO<br />

TIBIO<br />

Allí, donde la luz de tus ojos intenta crear a (aún en contra<br />

de ti misma) la sombra de un nuevo nacimiento.<br />

Los fantasmas lloran, lamentándose a tu alrededor, queriéndote<br />

resucitar. Pero te niegas impaciente y deseas gritar<br />

desde adentro, expulsando las piedras de antaño que antes<br />

fueron voces silenciosas. Entonces, comienzas a escupir y te<br />

mareas. Los fantasmas negros se apartan y se disipan en pequeños<br />

puntos luminosos.<br />

Ahora te levantas, llegas hasta aquella cima del misterio y<br />

dices desde tus adentros: déjate caer, déjate caer...<br />

Hacia el umbral de la más alta inocencia o tal vez tan sólo<br />

de la locura ves un pájaro de plumaje grisáceo que, con suaves<br />

vuelos parece evocar con su graznido al corazón del mundo.<br />

Y en ese preciso instante llora desde el cielo las gotas finas<br />

que una tormenta ocasionó, como en un suspiro de libertad.<br />

Es entonces cuando reaccionas, te recuperas y cierras la<br />

ventana dejando el acto del suicidio sin sujeto.<br />

Por detrás el sol entibia tu espalda.<br />

ABANDON ANDON ANDONO<br />

ANDON<br />

...Y ya nadie más me mirará con ese sentimiento de clamor.<br />

No pueden tener hijos –dijo el obstetra y de golpe la palabra<br />

fin cayó sobre nosotros como si se tratara de una película,<br />

pero no., nada tenía que hacer el celuloide entre nosotros. Sólo


48<br />

MAIRA JIMÉNEZ<br />

se trataba de nuestra película. Una sensación de abandono, de<br />

dejar caminar los días nos ganó.<br />

De aquello había pasado mucho tiempo pero esa mañana<br />

lo volví a recordar.<br />

Caminaba seguido por los pasos de mi sombra, cuando me<br />

detuve un instante sobre una plaza cercada de risas infantiles.<br />

Llamó mi atención la mirada distraída y llorosa de un pequeño...<br />

Estaba sentado sobre un banco medio erosionado. El niño<br />

me observaba y yo a él, inexplicablemente cambié el rumbo y<br />

me acerqué. Sus ojos parecían decir lo que no podían gritar.<br />

No podía quedarme allí, tenía que ir a mi trabajo.<br />

El niño, cubierto con frazadas delgadas y viejas, temblaba<br />

apenas, de a ratos... Un brote de gotas tibias me sorprendió y<br />

también la sensación de besarlo. Sentí como si mi alma comenzara<br />

a encenderme por dentro.<br />

Me uní a su silencio. Nos miramos fijamente. Luego un<br />

golpe de viento nos hizo tambalear y empezamos a reír sin<br />

saber el por qué.<br />

Me senté a su lado. El niño me miró sorprendido, mientras<br />

corría sus frazadas. Intentó irse, pero no le di tiempo.<br />

–Está bien, no hace falta que te vayas –dije.<br />

–¿Cuántos años tenés? –pregunte enseguida.<br />

–Nueve señor –respondió seriamente el pequeño.<br />

–Es una hermosa mañana, pero bastante fría ¿no? A lo<br />

mejor tenés ganas de comer un chocolate –dije, como para<br />

animar al niño.<br />

–Sí –contestó tímidamente.<br />

–Entonces esperá que ya vuelvo.<br />

–No, no señor, digo que sí, que hace frío –respondió el niño<br />

sorprendido.<br />

–Pero, ¿no querés un chocolate?<br />

–No, señor, gracias. ¿Pero por qué quiere hablar con migo?<br />

–Por... es que... ¿hace cuánto estás acá sentado? –pregunté.


AVATARES II 49<br />

–Desde, no sé... es linda esta plaza, todos los chicos se<br />

divierten y están las palomas, a veces compartimos la comida.<br />

–¿Te escapaste de algún lugar? –pregunté sin querer preguntar.<br />

–No, vivo en la plaza, me gusta, es diferente –respondió<br />

mientras observaba el entorno, una voz chiquita.<br />

–¿Estás seguro de que no querés comer nada? Insistí necesitaba<br />

que me dijera que sí.<br />

El niño me tomó de las manos. Con un suspiro miró hacia<br />

la basura que apilada en una punta de la plaza aguardaba ser<br />

recogida y dijo:<br />

– Hace frío. –Y apretó mis manos buscando calor. Me quedé<br />

sin aliento, con el cuerpo erguido, sin palabras, sin nada<br />

para decir...<br />

Pensé que debía ir a mi trabajo y como disparado por el<br />

impulso de un resorte me levanté y me fui dejando atrás al niño.<br />

Atravesé calles y calles sin mirar semáforos. Las voces de<br />

la gente me aturdían. Y por un momento completo y largo odie<br />

a Buenos Aires.<br />

El día pasó muy lentamente. Salí del trabajo y busqué la<br />

plaza, podía no pasar por allí, pero quería volver. Algunas personas<br />

se hallaban cerca del banco murmurando. Me acerqué, el<br />

niño parecía dormir. Cierta frescura mezclada con angustia se<br />

reflejaba en la expresión de su cara. Observé sus frazadas. No se<br />

movían, hice la gente a un lado y me senté junto a él. Las mantas,<br />

casi harapos se extendían tristemente. Desconcertado las tomé y<br />

me abrigué con ellas, mordiéndome los labios, el remordimiento<br />

rasguñó mi garganta. No me perdonaría jamás haber ido ese día<br />

al trabajo. No me importaron las miradas de la gente.<br />

Después... cerré los ojos. Algo tibio me tocó, se había dormido<br />

y yo creí… Suspiré, ahora yo lo tomé de las manos y<br />

mientras empezamos a caminar juntos le dije que en casa


50<br />

MAIRA JIMÉNEZ<br />

había una habitación desocupada y una caja con chocolates, a<br />

mi mujer y a mí nos encantaban los chocolates.<br />

Ya no había sol, me saqué el saco y se lo puse. Le llegaba<br />

hasta los pies, nos pusimos a reír y dejamos las frazadas junto<br />

a la basura antes de cruzar la calle.<br />

INTEMPERIE<br />

NTEMPERIE<br />

El hombre terminó de redactar una historia fantástica y vagaba<br />

por una de las galerías, donde la salida tardaba en llegar y se<br />

diluía en paredes blancas y asientos largos sin respaldo. Luego,<br />

se dirigió hacia una escalera que daba lugar a otra sala, también<br />

del mismo aspecto. Rápidamente subió para buscar algo, alguien.<br />

Y entró en aquella habitación de puerta oscura y amarronada.<br />

El hombre tomó una silla se sentó y cruzó las piernas para<br />

poder empezar a leer su historia a ese alguien que le abrió la<br />

puerta pero no entendía nada...<br />

Entonces, tosió un cachito como para entonar su voz y<br />

comenzar.<br />

Cuando finalizó de contarla largó una lágrima gorda y se<br />

dirigió nuevamente a otra habitación, un cuartucho blanco con<br />

una ventana pequeña ubicada lateralmente al lado de la cama<br />

que causaba pavor...<br />

El hombre se detuvo ante la ventana de vidrios veteados,<br />

más que traslúcidos eran opacos y comenzó a desplazar su<br />

dedo índice sobre el reflejo de su rostro, mirándolo detenidamente,<br />

luego inclinó su cabeza hacia los pies, hacia sus manos<br />

y hacia su disfraz blanco...<br />

De repente golpearon la puerta de su habitación y el hombre<br />

por primera vez escuchó una voz conocida que lo llamaba suavemente.<br />

Tras esto con un asombro que lo hizo temblar de<br />

alegría y emoción, arregló apresuradamente su pelo corto, ondu-


AVATARES II 51<br />

lado de color gris oscuro, peinándoselo desordenadamente para<br />

ambos costados de la cabeza. Tomó su cuento de fantasías. Él<br />

esperaba un recibimiento quizás un abrazo. La puerta se abrió.<br />

La misma enfermera que siempre lo atendía fue la que lo<br />

saludó como todos los días para darle luego su medicina.<br />

Después y otra vez se cerró la puerta. El hombre se sentó<br />

sobre la cama, de sábanas blancas y limpias, derramando lágrimas,<br />

abrazándose sobre él mismo, inclinándose de atrás<br />

para delante. Buscaba consuelo, seguramente<br />

Cerrando los ojos trató de recordar su historia fantástica, y<br />

una especie de mueca de felicidad invadió su rostro pálido.<br />

–¡Despierta!, le dijo una pequeña princesa con cara de hada.<br />

–¡Mírame a los ojos!, le dijo un enano barbudo con cara de<br />

viejo gruñón, que lo sorprendió detrás de espalda.<br />

El hombre no entendía de qué manera los personajes habían<br />

logrado escaparse de su historia.<br />

Miró a la princesita, luego miró al enano de barba rojiza.<br />

Les sonrió como un niño tímido, con el dedo pulgar entre sus<br />

dientes gastados.<br />

¡Mírame a los ojos, cobarde!, le dijo el enano con furia.<br />

–¡Despierta, despierta, mi amado!, insistía la princesa con<br />

tierno tono de voz, moviendo su precioso vestido de plumas<br />

naranjas y hojas secas.<br />

El hombre empezaba a temblar...<br />

–¡Tengo mucho frío, mucho frío! –dijo tristemente el hombre<br />

y echó aliento en sus manos.<br />

–¡Despierta!... –Insistía la princesa, otra vez, con desesperanza.<br />

–¡Mírame, mírame!, le dijo el enano, ahora con voz más<br />

suave y hasta con dulzura.<br />

–Tengo frío y nadie vino por mí. Ustedes no son, en realidad<br />

son parte mía, o sea, nada... –Al decir esto, el hombre<br />

agachó amargamente su mirada y lloró.


52<br />

MAIRA JIMÉNEZ<br />

–Te quiero, dijo la princesa y sacó de su traje una varita<br />

mágica, dio dos soplidos sobre ésta y todo ese cuarto se<br />

hizo un paraíso de pinos verdes repleto de mariposas multicolores.<br />

–¡Sonríe, sonríe, cobarde! –Dijo el gnomo con sus brazos<br />

cortos en alto.<br />

–Nos diste la vida, sí, la vida Después comenzaron a danzar<br />

los tres juntos de la mano, con saltos y piruetas divertidas.<br />

De pronto, la princesa comenzó a correr hacia un camino finito<br />

que se perdía en una montaña del paraíso. El enano pareció<br />

sorprenderse y se deshizo al instante.<br />

El hombre vio que el paisaje se desvanecía; sus ojos perdían<br />

poco a poco nitidez, los colores se iban. Todo empezaba<br />

a oscurecer y su cuerpo parecía descongelarse, gruesas gotas<br />

de transpiración recorrían su cara enrojecida...<br />

–Tiene un poco de fiebre, no es nada, yo lo cuidaré y<br />

cualquier cosa llámeme por el timbre.<br />

El hombre, saliendo de su delirio, vio a la enfermera; tomó<br />

su mano y la miró fijo frunciendo sus cejas.<br />

–No hace falta, estaré bien, sé que estaré bien, si duermo<br />

junto a mi cuento.<br />

–Sí, sí, aquí está, se habrá caído de la cama seguramente.<br />

–Mejor démelo ya, necesito dormir...<br />

La enfermera se fue suspirando...<br />

Entonces, el hombre sonriente se acomodó sobre la cama,<br />

colocó su cuento debajo de la almohada y se relajó en un gran<br />

suspiro.<br />

–¡Despierta!:... necesitas vivir, ya nadie interrumpirá tus sueños,<br />

dijo la pequeña princesa, ahora con una aureola en su<br />

cabeza de ángel rubio y el hombre sonrió feliz.


RRRRREL EL EL EL<br />

ELAAAAATTTTTOS OS OS OS OS FFFFFANT ANT ANT ANTÁS ANTÁS<br />

ÁS ÁSTIC ÁSTIC<br />

TIC TICOS TICOS<br />

OS OS OS<br />

AVATARES II 53<br />

EL CORAZÓN ORAZÓN DE DE LA TORMENT ORMENT ORMENTA<br />

ORMENT<br />

De soles pequeños, amanecía sobre los ojos de la princesa<br />

vampiro.<br />

En silencio, cerradas sus manos hecha una furia caminaba<br />

atravesando estatuas de polvo, recuerdos de polvo.<br />

Truenos y relámpagos iluminaban el interior del castillo antiguo.<br />

Justo a tiempo la princesa enlutada había podido presenciar<br />

la orquesta de la madre naturaleza. A través de los vidrios<br />

del transparente ventanal, inquietante el paisaje del misterio se<br />

veía simpático, aterrador, lechoso, puro...<br />

La princesa parecía liberarse. La cadena de sus brazos<br />

gemía como el corazón de la tormenta.<br />

El pensamiento de la triste vampiro estaba poblado por<br />

sirenas, dioses a los que veía como reales.<br />

Sólo seres de fantasía habitaban dentro del cuadro de sus<br />

ojos turbios.<br />

Un entorno de ángeles negros provocaba una morbosa escena<br />

de zumbidos intolerables.<br />

Después, sus ojos dormidos soñando pesadillas de reconocimiento<br />

sobre tumbas y después del después la solitaria princesa<br />

soñando la aparición de un nuevo amanecer.<br />

DETRÁS ETRÁS ETRÁS DE DE LAS AS NOC OC OCHES OC HES HES, HES,<br />

JUNT JUNT JUNTO JUNT AL AL DIABL DIABLO DIABL<br />

No sé rezar... No veo santos misericordiosos... Tampoco<br />

escucho a Elim. y Astarot, los encarnados del diablo. Sólo sé<br />

que detrás de las noches presiento el misterio de nuevas sombras,<br />

de almas gritando en susurros la súplica de revivir... Es<br />

,


54<br />

inútil, les digo a las pobres ánimas sedientas de alguna palabra<br />

consoladora. Aquí hay amaneceres cargados de un Sol intolerable<br />

que oculta los prodigiosos disfraces de los vampiros, haciéndolos<br />

esconderse bajo la tierra húmeda y negra. El Sol es<br />

una real mentira, no sabe nada del frío, no sabe nada de los<br />

rostros pálidos... Sólo conoce los rostros atónitos de siempre.<br />

Él quiere destruir el misterio con su sonrisa de fuego maligna.<br />

Pero hay lobos que aúllan por las noches, alejando a los vivientes<br />

en sueños nocturnos y clamando el despertar de los vampiros<br />

escondidos bajo sus nichos, ya olvidados. Y salen a combatir<br />

la vida, a vengarse con colmillos de muerte de los que<br />

desprecian las noches pálidas y ebrias. Ellos están, ellos pueden<br />

devorarte en cualquier momento... Sin escuchar tus súplicas<br />

te beberán hasta verte exangüe y cuando hayan cumplido<br />

su plan se lo agradecerán al rey Isten o al increíble<br />

Satán.<br />

Que los vampiros saben pactar con sangre. Que el diablo<br />

sabe ser eternamente muerte, eterna. Pero ¿Quién es el diablo?<br />

Yo, detrás de las noches junto al diablo, volcando frases<br />

desde su conciencia perversamente hermosa...<br />

POESÍA OESÍA OESÍA<br />

MAIRA JIMÉNEZ<br />

LOS OS VIAJ VIAJANTES<br />

VIAJ ANTES<br />

Avísame cuando el amor despierte<br />

en el interior de un eco hechizado.<br />

Sacúdeme, cuando el silencio sea<br />

demasiado fuerte.<br />

Ábreme los ojos<br />

el cuerpo


AVATARES II 55<br />

mi sonrisa quebrada,<br />

cuando todo momento de misterio<br />

parezca un instante muerto.<br />

Búscame detrás de los muros<br />

de la soledad.<br />

Clama despacio,<br />

cuando la sed vibre<br />

y el dolor de los enigmas<br />

nos anuncie el encuentro<br />

de un nuevo alucinar:<br />

espacio de luz invisible<br />

para los seres amantes.<br />

H<br />

PEQUEÑA EQUEÑA HHIS<br />

H IS ISTORIA IS ORIA<br />

Detrás de las flores silvestres<br />

todo puede suceder...<br />

Detrás de la noche<br />

la claridad más perversa,<br />

el roce más tedioso,<br />

el beso de la locura,<br />

de la muerte,<br />

de la agresión...<br />

Sí, detrás de las flores silvestres<br />

algo sucedió,<br />

no sé,<br />

algo pútrido,<br />

de color sucio.<br />

Detrás de las flores silvestres,<br />

el secreto de una noche turbia


56<br />

MAIRA JIMÉNEZ<br />

OLVIDOS VIDOS EN EN PIEDRA<br />

PIEDRA<br />

En la pared,<br />

sobre la opacidad<br />

de un muro mudo...<br />

Grietas de silencio,<br />

voces prisioneras,<br />

historias primitivas.<br />

Arte rupestre<br />

sobre los muros<br />

de la soledad.<br />

Signos de nostalgia,<br />

señales del recuerdo<br />

encadenando mensajes,<br />

enardeciendo conciencias<br />

para decir: la vieja vida murió<br />

sobre la frialdad del hoy.<br />

Almas y lamentos<br />

desde el otro lado se levantan...<br />

para decir, nada más,<br />

para gritar<br />

la catástrofe de un paisaje en ruinas.<br />

PER ER ERCUSIÓN<br />

ER CUSIÓN DE DE CUERPOS<br />

CUERPOS<br />

Los dedos tiemblan<br />

al rozar la flor de la fiebre,<br />

quizás la de la fiebre del amor.<br />

El miedo empapado en la boca,<br />

en los deseos...<br />

¿Quién sabe qué es lo que ocurre?


AVATARES II 57<br />

...El miedo al dolor<br />

de los dedos rozando<br />

la flor de la fiebre del amor;<br />

esa es la causa inquietante del temor,<br />

la aparición del grave temblor<br />

de un tambor en pena.<br />

ANHEL NHEL NHELO NHEL<br />

La guerra<br />

con su cuchillo<br />

de lágrima<br />

se desborda<br />

sobre un torrente de inocentes.<br />

Aullidos.<br />

Lamentos anonadados.<br />

Latidos desesperados.<br />

Gemidos de espanto.<br />

Cuadro que aprecia<br />

el verdugo del mundo.<br />

Seres,<br />

cómo pájaros migradores<br />

intentan salvarse<br />

de los disparos<br />

de los cazadores.<br />

...La guerra no se cansa.<br />

Y la venganza<br />

de las almas resucitadas<br />

está por estallar,<br />

está por acercarse.


58<br />

MAIRA JIMÉNEZ<br />

MENTE ENTE MET METAFÍSIC<br />

MET METAFÍSIC<br />

AFÍSIC AFÍSICA AFÍSIC<br />

Ya no hay palabras<br />

en este mundo<br />

que alcancen<br />

para el origen de las cosas,<br />

de los hechos,<br />

de todo lo que en el fondo<br />

del misterio se esconde<br />

secretamente.<br />

Y mientras tanto,<br />

tratamos de dibujarnos<br />

paisajes prodigiosos<br />

en nuestras conciencias<br />

plenamente dormidas...<br />

Es que nadie sabe nada<br />

ni el final ni el principio de las cosas.<br />

PANDEMÓNIUM<br />

ANDEMÓNIUM<br />

De<br />

un<br />

círculo<br />

heterogéneo,<br />

se disipa en el vacío<br />

dejando otro vacío más hondo más enloquecido.<br />

¿Dónde<br />

estarán los hombres?<br />

... Naufragando,<br />

sobre<br />

las<br />

cenizas<br />

de<br />

sus luces desaparecidas.<br />

MMMMMAIRA AIRA AIRA AIRA<br />

AIRA JJJJJIMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ


CCCCCELIA ELIA ELIA ELIA<br />

ELIA LLLLLIPSKY IPSKY IPSKY IPSKY IPSKY<br />

PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

AAAAARRRRRCCCCCOOOOO IRIS IRIS IRIS IRIS IRIS ETÉREO ETÉREO ETÉREO ETÉREO ETÉREO<br />

Escribir; un proyecto celosamente acariciado, guardado, pendiente.<br />

Un proyecto que ha comenzado a tomar forma, cuerpo.<br />

Una explosión de los sentidos. La fantasía, las emociones y los<br />

sentimientos gestándose desde las palabras.<br />

Escribir; soltar la voz interna, abrir etéreos silencios, hendir<br />

las aguas agitadas de la vida.<br />

Descubrir espacios mágicos, presentir, crear y descubrir.<br />

Un salto hacia la luz. Una vía de acceso al infinito mundo<br />

sin medida de la imaginación. Una abstracción de la realidad<br />

que nos conduce hacia el otro lado del espejo, se me ocurre<br />

que sólo lo puedo definir como:<br />

Una<br />

Incursión<br />

fantástica.


CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />

EL POR PORTAZO<br />

POR AZO AZO<br />

La cena está lista y yo aguardo como todos los días. Después<br />

del portazo, que ya no me sobresalta.<br />

Cuatro o cinco pasos arrastrados, el tintineo de las llaves<br />

arrojadas sobre la mesa pequeña del living. El portafolio<br />

cayendo pesado y seco sobre un sillón. Después el saludo<br />

menos que escaso. Unos minutos y la puerta del refrigerador<br />

dejando escapar muy suave los ronroneos del equipo de<br />

frío.<br />

Un silencio breve, un plato que se apoya sobre el mármol y<br />

luego el control remoto del televisor desde el silencio apoderándose<br />

del ambiente. Y mis ojos que se abrazan al dolor del amor<br />

roto. Y mis pasos hacia la puerta y el envión de mi mano<br />

soltando el picaporte y el golpe grave después. Y la luminosidad<br />

del sol sobre mi cara y el bullicio de los pájaros y la gente y<br />

el mundo rodeándome detrás del portazo.<br />

MINI INI CUENT CUENTO CUENT<br />

Cuando el alba asomó, había llegado a destino. Brillaron<br />

los primeros penachos del sol y el hombre pudo ver reflejado<br />

su rostro cansado en el agua mansa del lago. Entonces sació<br />

su sed en paz y murió.


62<br />

REL EL ELATOS EL OS OS<br />

CELIA LIPSKI<br />

CONFESIÓN<br />

ONFESIÓN<br />

Repentinamente te has ido. Después de una lucha intensa<br />

y larga te alejaste por un camino nunca antes recorrido. El<br />

dolor me atraviesa como un metal incandescente donde junto a<br />

la herida abierta la realidad me sacude honda y paradojal como<br />

un sueño profundo y casi infinito. Como tu sueño.<br />

Y ahora y ya ¿Cómo conformarse con la ausencia? ¿Cómo<br />

entenderla? ¿Cómo aceptarla?<br />

Cómo desacostumbrar los ojos a la mirada cálida que dice<br />

sin hablar.<br />

Cómo desacostumbrar los oídos a las palabras sabias, al<br />

consejo justo y a los oportunos silencios.<br />

Cómo desacostumbrar los brazos a los otros brazos y abrazos,<br />

al amor.<br />

Cómo desacostumbrar las manos a las caricias, a las palmadas<br />

en la espalda, al apretón que nos sobrepone, que nos<br />

devuelve la fuerza y la fantasía.<br />

Cómo desacostumbrarnos a la compañía<br />

¿Cómo dejar de fantasear tu presencia?<br />

No estás. Pero en la ausencia estás presente aunque algunas<br />

líneas sobre papeles deshabitados y las flores que te llevo<br />

digan que has muerto, Mamá.<br />

CER ER ERCAN ER AN ANOS ANOS<br />

OS E INT INTAN INT AN ANGIBLES<br />

AN GIBLES<br />

Se presentaron en la noche que estaba oscura y lluviosa.<br />

Francamente estaba cansada y lo que menos deseaba era<br />

verlos. Pero nada pude hacer. Comenzaron a presentarse, cada<br />

uno con sus mundos, dudas, certezas.


AVATARES II 63<br />

Cercanos e intangibles. Y yo, con la pretensión terca de<br />

ignorarlos me puse a contar corderitos. Ellos se empecinaron y<br />

no dejaron de desfilar, uno tras otro. Las horas pasaron y la<br />

claridad húmeda del alba despuntó. Recién entonces comenzaron<br />

a replegarse y debo confesar que sentí nostalgia cuando<br />

cerré los ojos para dormir un par de horas y ellos: los recuerdos<br />

finalmente me dejaron.<br />

D<br />

EN EL EL HORIZONTE HORIZONTE DE DE DDANTE<br />

D ANTE<br />

Frente a un paisaje descomunal, poblado de miradas impávidas,<br />

apasionadas, observando ríos de roja lava escurriéndose<br />

por las calles. Paralizado frente a lo sobrenatural no pude menos<br />

que sentirme insignificante.<br />

Lleno de desconcierto frente a las fuerzas del misterio,<br />

con aterradora curiosidad caí preso de la inmovilidad, mezcla<br />

de pánico y éxtasis. Inmerso en el dantesco espectáculo que<br />

se desplegaba por las calles y se expandía hacia el horizonte.<br />

Me sentí predeterminado por los arcanos de un tablero de<br />

ajedrez. Un desafío que no resolvería con explicaciones lógicas.<br />

Así que recurrí a mis instintos primarios y convoqué a la<br />

magia. Cerré fuerte los ojos y apreté los puños hasta lastimarme<br />

con mis propias uñas, convoqué la alquimia de Odín y de<br />

Morgana. Abrí mis ojos me vi. blanco y me sentí liviano, estaba<br />

montado sobre un Pegaso azul y comenzaba a elevarme<br />

por los aires –fue gracioso– mis conjuros habían resultado.<br />

Ahora era una nada más que una pluma montada sobre un<br />

caballo alado.


64<br />

POESÍA OESÍA<br />

¿Qué es una poesía?<br />

CELIA LIPSKI<br />

¿Acaso alcanzan las líneas de una poesía para expresar el<br />

amor?<br />

Sólo en representación de algo infinito existe lo finito, lo<br />

real, lo tangible.<br />

Es en ese algo donde la poesía vuelca la ilusión. En sus<br />

líneas a veces escritas con simpleza absurda, surgen las voces<br />

secretas del alma, las experiencias y los deseos ocultos. Surge de<br />

lo profundo del ser, es le sentimiento puro dibujado en la palabra.<br />

Es esa llama intensa que se enciende dispuesta a perdurar.<br />

¿Acaso el amor alcanza para definir la poesía?<br />

YA<br />

El invierno ya se aleja<br />

con su típica tristeza.<br />

Ya viene la primavera<br />

otra época comienza.<br />

El verdor cubre la extensa<br />

inmensidad de la tierra<br />

el arco iris extiende<br />

variaciones y colores.<br />

Ya el grisáceo es despojado<br />

de su trono en el cielo<br />

y el azul celeste claro<br />

inaugura un reino.


AVATARES II 65<br />

Ya la tibieza del sol<br />

empuja al lánguido olvido<br />

alienta a empezar de nuevo<br />

e impulsa a vivir mejor.<br />

SINT INT INT INTONÍA INTONÍA<br />

ONÍA PARA ARA DOS<br />

DOS<br />

Dos almas se descubren<br />

en dulce amor platónico<br />

se queman sin querer<br />

en la pasión escondida.<br />

Dos almas frente al mundo<br />

se aíslan, se rechazan<br />

y como rocas,<br />

pierden su color.<br />

Dos almas en la noche<br />

florecen en delirios,<br />

y apenas hallan calma<br />

en el amanecer.<br />

Dos almas que reaccionan<br />

sabiéndose engañadas,<br />

resignan enfrentarse,<br />

y se niegan el perdón.<br />

DE INFINIT INFINITOS<br />

INFINIT OS E INFINITIV INFINITIVOS<br />

INFINITIV OS<br />

Pensar, soñar, reír, amar<br />

la vida que brota insaciable<br />

Llorar, sufrir, lograr, llegar<br />

el abismo oscuro de cada desafío


66<br />

CELIA LIPSKI<br />

Buscar, luchar, salir, volver<br />

encontrar el rumbo soñado<br />

Dar, recibir, aprender, sembrar<br />

Modos infinitivos para crear<br />

Tiempos del infinito para vivir<br />

ROMAN OMAN OMANCE<br />

OMAN CE<br />

Casi con la mañana<br />

orlado de fantasía<br />

surge tibio, tibio,<br />

un romance.<br />

Dos almas tejen<br />

ilusiones y sueños<br />

día a día las alimentan<br />

y desborda la pasión.<br />

El amor brota<br />

como el agua del manantial<br />

Palabras dulces, arrullos<br />

invaden los corazones.<br />

Crecen con fuerza,<br />

la ternura las acrecienta.<br />

Entonces la noche se rinde<br />

y es caricia y es romance.


Luz<br />

más luz<br />

nívea<br />

pura<br />

propia<br />

(el (el (el (el (el alma) alma) alma) alma) alma)<br />

vuelo<br />

infinito<br />

en alas<br />

sueños<br />

azules<br />

(la (la (la (la (la ilusión) ilusión) ilusión) ilusión) ilusión)<br />

desprendida<br />

oculta<br />

callada, grandiosa<br />

(humildad)<br />

AVATARES II 67<br />

IDEOGRAMAS<br />

DEOGRAMAS<br />

DEOGRAMAS<br />

tornado incomprensible<br />

sólo respeta<br />

su trono y el poder<br />

sólo…sí…<br />

para sí… por sí….<br />

((((( soberbia)<br />

soberbia)<br />

soberbia)<br />

soberbia)<br />

soberbia)<br />

CCCCCELIA ELIA ELIA ELIA<br />

ELIA LLLLLIPSKY IPSKY IPSKY IPSKY<br />

IPSKY


AAAAADRIÁN DRIÁN DRIÁN DRIÁN DRIÁN MMMMMEREL EREL EREL EREL EREL<br />

PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

EEEEESPEJOS SPEJOS SPEJOS SPEJOS SPEJOS DE DE DE DE DE PPPPPAPEL APEL APEL APEL APEL<br />

Cuando la vida se convierte en reflejo de una ciudad avara<br />

que sólo ofrece cielos de cemento y océanos calcinados de<br />

asfalto, aún puedo abrazarme a la piel de una pluma para que<br />

mis soles caprichosos y mis laberintos imaginarios sangren un<br />

papel inundándolo de letras. Una tras otra huirán de mis dedos<br />

para volverse ajenas, ausentes a mis explicaciones, cada vez<br />

que otro espejo las absorba y las refleje a su entender y antojo.<br />

Y ellas regalarán imágenes y sensaciones que yo ni había<br />

soñado, recreando el mundo en el abanico de pupilas que se<br />

alteren en su brisa.<br />

Cada poema, cada cuento, cada idea, esconde celosamente<br />

una parte de mí, fragmentos de mi orgullo y mis miserias,<br />

enigmas para mis ojos sordos y mis sueños mendigos de caricias.<br />

Para ustedes esconderán los colores que mejor combinen<br />

con sus realidades y sus fantasías.<br />

También bailan en estas páginas, el esfuerzo cotidiano de<br />

Horacio, la dedicación incondicional de Betty, la amistad de mi<br />

hermana Marcela, la hermandad de mi amigo Ariel, el pacto de<br />

amor cotidiano que alimentamos con Romina, los capítulos cálidos<br />

de mi novela condimentados por Rubén, Alfredo, Gerardo,<br />

Paola, Nestor y Juan Carlos.<br />

Y por supuesto, la música mas dulce brillando en los casi<br />

dos años de Nicolás y los jóvenes 84 de mi abuela Eva.


CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />

G<br />

TRES RES GGOLPES<br />

GOLPES<br />

OLPES<br />

Un haz de luz se cuela por una hendija entre mis párpados<br />

asestando violentamente el amanecer sobre mi rostro. Cuando<br />

reacciono al aire pesado y somnoliento, descubro las cenizas<br />

del escenario; la mesa abrazada por el mantel de seda roja, el<br />

candelabro sosteniendo pequeños cadáveres de cera, la botella<br />

de Malbec irguiéndose orgullosa aunque vacía. Me levanto<br />

con una dificultad casi rutinaria que alberga un dolor insobornable<br />

ante mis años. Otra vez falló. Nuevamente falló.<br />

Junto los restos de pollo que yacen sobre un plato, extirpo<br />

el mantel desnudando toda la vulgaridad de la mesa. ¿Qué<br />

está pasando? Antes no fallaba nunca. ¿Será la mano burlona<br />

de los años? Acordarme de los años que pesan me llena de<br />

nostalgia por el pasado, cuando ella solía reírse de mis ocurrencias<br />

y yo forzaba mi imaginación para ser estudiadamente<br />

espontáneo. Ella daba tres golpes en la puerta como señal<br />

inequívoca, yo abría mi alma al destino, deslizando mis sueños<br />

por el camino aterciopelado de su vestido azul, de su piel resplandeciente<br />

de fulgores. La música danzaba a nuestro ritmo<br />

de pájaros ansiosos y cuerpos impacientes. El mantel era más<br />

rojo, las velas ardían como pensamientos, el Malbec era una<br />

excusa cómplice, compartida. Y la madrugada era una intrusa<br />

que solía divertirnos hasta desfallecer dormidos.<br />

Ya la geografía de la habitación ha vuelto a su paisaje<br />

habitual, iluminada por un sol añejo como mi memoria.<br />

Camino torpemente hacia el aparador de roble que se apoya<br />

en una de las paredes amarillentas carcomida por la humedad.<br />

Aprieto entre mis manos temblorosas el vestido de terciopelo<br />

azul y una pulsera dorada, últimas pertenencias que me<br />

fueron entregadas una noche tristemente oscura.


72<br />

ADRIÁN MEREL<br />

Tan oscura y tan noche como cada madrugada que embriagado<br />

con Malbec sueño que tres golpes desperezan la puerta.<br />

M<br />

OCHO HO MMINUT<br />

M INUT INUTOS INUTOS<br />

OS<br />

Recién ahora que estoy pisando el ocaso de mi vida vengo<br />

a aprender que la historia se vuelve historia sólo si es contada.<br />

Esta que les quiero relatar pasó de boca en boca, de alma en<br />

alma, de tiempo en tiempo y sospecho que después de tanto<br />

viaje es lógico que se haya vuelto hazaña. Según dicen los que<br />

la contaron antes que yo, fui parte de esa hazaña. Pero lo que<br />

recuerdo nítidamente aún es la figura de un hombre, igual a<br />

todos los hombres, que me enseñó que a la espalda de la<br />

alegría siempre baila el dolor.<br />

Por empezar puedo decirles que nunca vi. tanta gente en mi<br />

vida, un mar humano, un desierto inextinguible de cabezas que<br />

gritaban, reían, soñaban con que esos once muchachos de amarillo<br />

les dieran una alegría acorde al tamaño de aquel inconmensurable<br />

estadio. Si hasta lo habían construido para la ocasión; el<br />

más grande del mundo según se dijo por mucho tiempo.<br />

Yo era un botija desobediente, eso me había valido muchos<br />

reproches en la vida y muchos aplausos en la cancha. También<br />

me había servido para lucir la casaca celeste que llevaba en el<br />

pecho en aquella Copa del Mundo. El negro Obdulio, nuestro<br />

capitán, nos había dicho en el vestuario que no miráramos para<br />

arriba, que al salir no levantáramos la cabeza. Obviamente bastó<br />

que me aconsejara eso para que yo hiciera lo contrario. ¡Que<br />

sabía el Negro! pensaba sin pensar cuando desde el túnel ancho<br />

y oscuro el camino se hizo claridad, luz repentina acompañada<br />

de una silbatina que abrazaba violentamente el ambiente.<br />

Apenas pisé el perfecto césped verde alcé la cabeza y<br />

comprendí que el “negro” tenía razón. Hombres, mujeres, ancianos,<br />

niños, una marea amenazante que sólo deseaba soltar


AVATARES II 73<br />

la fiesta estrangulada en sus gargantas. Por más esfuerzo que<br />

hubiera hecho no podría haber visto el cielo.<br />

Jamás lo intenté, estaba demasiado concentrado en controlar<br />

el temblor súbito de mis piernas. En eso andaba cuando sentí<br />

una explosión de voces, un estruendo de luces en el aire seguido<br />

por un penetrante olor a pólvora, y detrás de eso, once muchachos<br />

de amarillo, de rostro tenso, desafiante, como de quien<br />

va a jugarse la vida en una batalla. Había en ese equipo de<br />

Brasil un aire de superioridad justificada, ellos habían llegado a<br />

esa final arrollando a todos sus rivales, con goleadas contundentes,<br />

como cumpliendo un mandato divino, que iba a sellarse con<br />

una última goleada ante nosotros, un puñado de uruguayos con<br />

mas garra y orgullo que destreza. Recuerdo que a los brasileros<br />

les bastaba el empate para cumplir pero eso no estaba en los<br />

planes de nadie. Nosotros éramos los invitados necesarios a la<br />

fiesta, la firma que faltaba para sellar el trámite. Entonces recordé<br />

lo que había pasado minutos antes en el vestuario, uno de<br />

los dirigentes más importantes del fútbol uruguayo, queriendo<br />

darnos el ánimo habitual, nos dijo que con que perdiéramos 4 a<br />

0 estaba bien. El Negro Obdulio lo miró con fiereza.<br />

El sonido del silbato aniquiló mis pensamientos, la gente<br />

daba alaridos, se movía nerviosa al igual que su equipo y nuestro<br />

arquero no pasaba mayores sobresaltos. Obdulio le daba<br />

indicaciones a los zagueros para que tomaran bien las marcas<br />

y a Schiafino y Ghigia para que molestaran arriba. Si bien<br />

Brasil dominaba el juego no llegaba con peligro a nuestra valla.<br />

A medida que iba pasando el tiempo yo acrecentaba mi confianza;<br />

salvo algunas llegadas bien resueltas por nuestra defensa,<br />

estábamos controlando el juego y eso se notaba en el<br />

público que había canjeado gritos por ansiedad. El primer tiempo<br />

terminó sin goles y en el vestuario Obdulio nos reunió a<br />

todos y dijo que era nuestro momento. Todos lo miramos un<br />

tanto incrédulos, ya nos parecía heroico estar logrando un empate<br />

y no haber recibido goles. Pero el Negro tenía la convicción<br />

de los que sienten que construyen su destino.


74<br />

ADRIÁN MEREL<br />

Al salir a jugar el segundo período ya me había ambientado<br />

a la pesadez del aire, al calor del ambiente, al himno de las<br />

tribunas. Los brasileros se movían, daban piques cortos, estaban<br />

esperando la indicación arbitral para salir a poner en alto<br />

su honor y cumplir con el objetivo para el que habían sido<br />

designados, para el que se había construido ese increíble estadio<br />

y por el cual se estaba jugando esa copa del Mundo. Cuando<br />

sonó el silbato del juez alemán, ellos se abalanzaron como<br />

una tromba incontrolable, llena de juego, de lujo, de vida. Nosotros<br />

olvidamos rápidamente lo aprendido en la primera mitad<br />

y no logramos contener los ataques que morían milagrosamente<br />

en manos de Roque, nuestros guardavallas. La insistencia<br />

tiene su premio y finalmente un moreno, alto y flaco estampó<br />

un derechazo que batió nuestra resistencia y venció la espera<br />

que por dos décadas se había instalado en esa tierra dulce y<br />

nostálgica. La euforia arrebató el ambiente como una niebla<br />

espesa colándose en cada grito, cada lágrima, cada historia.<br />

Yo recordé mi casa en Maroñas, no por melancolía, sino porque<br />

me hubiera gustado refugiarme allí, lejos de ese griterío<br />

infinito, de esa celebración que me tenía por víctima. Algunos<br />

de mis compañeros maldecían, otros se resignaban con la mansedumbre<br />

de quién acepta una verdad irrefutable.<br />

Busqué a Obdulio con la mirada, como recriminándole su<br />

infundada fe, su indomable amor propio. Lo encontré abrazado<br />

a la pelota, como tratando de seducirla, de convencerla de<br />

algo. Los jugadores brasileños lo miraban incrédulos, el Negro<br />

Obdulio exigía un traductor que mediara con el árbitro alemán<br />

para explicarle no se qué asunto. Pasaban los minutos y el<br />

Negro seguía acunando el balón; a esa altura los jugadores y el<br />

público lo insultaban a gritos, se habían olvidado del festejo por<br />

ese intruso que estaba empañando todo. Ocho minutos bastaron<br />

para acallar a la multitud, para dejarla inerme, desarmada.<br />

Entonces, cuando Obdulio apoyó el balón en tierra después de<br />

observar minuciosamente a los cuatro costados del estadio, ya<br />

nadie recordaba un motivo para festejar. Los once de Brasil


AVATARES II 75<br />

estaban nerviosos igual que otros tantos millones furiosos por<br />

el visitante que sin presentarse raptó a la novia en medio del<br />

baile nupcial.<br />

¡Tienen miedo! ¡Ahora vamos a ganar! ordenó el gran capitán.<br />

Esta vez todos le creímos y el resto ustedes ya lo conocen. Pepe<br />

Schiafino empató de media distancia y Ghigia a ocho minutos del<br />

final nos puso en ventaja. Uruguay ganó el partido, la copa del<br />

mundo y el reconocimiento de todo un continente. Obdulio se<br />

ganó el respeto y la admiración incondicional de todos sus compañeros<br />

incluido este botija, malcriado en los potreros del Parque<br />

Rodeau. Nos enseñó que un hombre es sabio cuando se sabe<br />

igual al resto de los hombres y entendimos el por qué de la fiereza<br />

permanente en su mirada. Hoy se sigue contando esta historia,<br />

quizás porque Uruguay nunca volvió a vivir una epopeya semejante,<br />

quizás porque la caprichosa justicia quiso conservar la memoria<br />

a salvo de la erosión del tiempo.<br />

Por la noche, luego de recibir las entusiastas felicitaciones<br />

y promesas de un futuro mejor de los dirigentes de la Asociación<br />

Uruguaya fuimos con Obdulio y Pepe Schiafino a marear<br />

nuestra alegría en el fondo de un vaso.<br />

La desolación popular cubría los rostros con su manto transparente<br />

y pesado, contradictoria con la felicidad que nos habitaba.<br />

Las calles oscuras retornaban a la rutina de sus miserias,<br />

a sus infranqueables grises, y el aire cortaba la garganta de<br />

esos hombres y mujeres despojados de un sueño.<br />

Nos metimos los tres en un bar pequeño, tratando ya de<br />

ocultarnos de aquel drama. Al entrar todos nos reconocieron,<br />

incluidos algunos jugadores brasileños que, abatidos, invitaron<br />

a Obdulio a beber con ellos. Alzaron las copas ¡A la salud de<br />

Obdulio Varela, el hombre que nos ganó la copa del mundo! El<br />

negro levantó su brazo tímidamente, no entendía como podían<br />

estar brindando en honor a su verdugo. Luego, todos los presentes<br />

le regalaron un cerrado aplauso. La amargura volvió a<br />

derramarse en cada trago. Obdulio, cabizbajo, nos miró y sen-


76<br />

tenció: “De haberlo sabido hubiera preferido perder el partido”.<br />

En el fondo de sus ojos la fiereza había dejado un hueco.<br />

Unas lágrimas rodaron por mis mejillas y en su caudal ahogaron<br />

mi soberbia despidiendo al exilio de mi alma al muchacho<br />

que jamás volvería a ser.<br />

PPPPPRRRRROS OS OS OSAAAAA OS PPPPPOÉTIC OÉTIC OÉTIC OÉTICAAAAA OÉTIC<br />

RIN IN INCÓN IN ÓN<br />

Guardemos un rincón para la sorpresa, cuando parece<br />

concluir la fiesta.<br />

Un beso inesperado en un cajón, una palabra muda que<br />

brilla sobre un gesto, un pequeño milagro burlando los relojes,<br />

una caricia torpe de parto prematuro, una promesa eterna sobre<br />

la agilidad de las crueles agujas del tiempo, tan sólo como<br />

prólogo de la próxima fiesta de estallidos de manos que besan<br />

como labios, que tocan como cuerpos, que aman como almas,<br />

que sienten como sueños, que habitan el infinito. Camino que<br />

va desde la puerta que me despide de tu memoria hasta el reencuentro<br />

que me protege de tu olvido.<br />

PPPPPOESÍA OESÍA OESÍA OESÍA OESÍA<br />

ADRIÁN MEREL<br />

RADIOGRAFÍA<br />

ADIOGRAFÍA<br />

El rutinario sol canjea exilios con la luna<br />

y en mi paz alquilada me despierta la vida<br />

diosa y dueña del tiempo, generosa y suicida,<br />

regalándome voces y envejeciendo sueños


AVATARES II 77<br />

Discuto en el espejo con ese que no entiende<br />

que al filo de mi espalda rasguñan mis flaquezas<br />

le adeudo a mis entrañas un gesto de entereza<br />

para temblar mis miedos con fértil valentía<br />

Respiro sentimientos que atascan mi garganta<br />

mastico pensamientos silvestres, inmaduros<br />

voy creciendo a la sombra de un brillo un tanto oscuro<br />

que por mis realidades desoye moralejas<br />

El dolor es memoria que brota cicatrices<br />

Mal curadas por golpes de mis caprichos ciegos<br />

quizá un día entienda que la vida es un juego<br />

tan profundo y fugaz que parece algo serio<br />

Soy hijo de caminos que no he andado<br />

soy padre de destinos malheridos<br />

soy hombre y niño a bordo de tus manos<br />

que me cubren a salvo del olvido.<br />

V<br />

VEN EN ENCEDORA<br />

EN CEDORA VVEN<br />

V EN ENCID EN CID CIDA CID<br />

Desmayan los ateos de fantasía<br />

una epidemia de colores baña los hospitales<br />

y la ciudad ya no mendiga cielos.<br />

Dicen que dijo un niño<br />

que te vio derrotada<br />

con tu rutina pesando en los huesos.<br />

Seguiste bailoteando<br />

tu carnaval de pena<br />

que esparce otoños y seca la sangre.<br />

Te diste algún banquete<br />

humeante de locura<br />

masticando sueños con tus amantes


78<br />

ADRIÁN MEREL<br />

Pero dicen que dicen<br />

que el niño fue millones<br />

de ojos que te vieron derrotada.<br />

El niño que lo dijo<br />

me canta por el pecho<br />

cuando me vuelvo amor o soy memoria.<br />

*Nada en este mundo tiene que ver con la muerte, excepto<br />

la vida.<br />

N<br />

DÍAS ÍAS Y NNOC<br />

N OC OCHES OCHES<br />

HES<br />

para Romina<br />

Hay días que la vida me sorprende<br />

besándome la boca con tus labios<br />

asesinándome preceptos sabios<br />

que el amor no razona, no comprende.<br />

Hay noches que destilan madrugadas<br />

y el sueño es vagabundo por tu abrazo<br />

tu calor cose en mí un bello retazo<br />

y la ausencia es una patria olvidada.<br />

Y hay tiempos en que estoy muy preocupado<br />

peleando en callejones inventados<br />

que fluyen desde el espejo invertido<br />

de mis miedos robándome el olvido.<br />

Pero aún cuando oscurece el calendario<br />

y el brillo suele ser virtud ajena<br />

sé que al final me espera tu mirada<br />

para que este latir valga la pena.


AVATARES II 79<br />

REVEL EVEL EVELACIÓN<br />

EVEL CIÓN<br />

Mi cuerpo explota<br />

en un banquete de contradicciones<br />

en el filo de mis noches<br />

los rumbos enturbian mi ceguera.<br />

He aborrecido a mi destino<br />

de callejones tibios como el miedo<br />

y del olvido espero algún recuerdo<br />

de encorvados triunfos y dolores sabios.<br />

Las desintegraciones me iluminan<br />

leguas de tiempo incinerados en falsos rostros<br />

creo esta tarde en algo que no entiendo<br />

amanecerá mi vida desangrando vida.<br />

IDEOGRAMA<br />

DEOGRAMA<br />

Pájaro soñado,<br />

sirena sin rostro<br />

beso furtivo<br />

ajeno a explicaciones,<br />

enigma<br />

dulce<br />

que oxigena las venas (magia)


80<br />

ó<br />

ADRIÁN MEREL<br />

UUUUUNNNNN PPPPPOC OC OC OCOOOOO OC DE DE DE DE DE HHHHHUMOR UMOR UMOR UMOR UMOR


AVATARES II 81<br />

CHIS HIS HISTE HIS TE


82<br />

CUENT UENT UENTO UENT<br />

ADRIÁN MEREL<br />

DOL OL OLORES OL ORES<br />

El que es hombre de campo sabrá entenderme. A veces<br />

uno se encariña con todo lo de esta tierra, el lugar donde uno<br />

se crió, los sitios que cobijan anécdotas, los aromas.<br />

Yo era un hombre de campo, de esos que aman todas las<br />

sorpresas que nos regala esta actividad, y entre todas amaba a<br />

Dolores.<br />

Fue algo mágico nuestro primer encuentro, un cruce de miradas<br />

bastó para sellar nuestro cariño mutuo. Ustedes saben que<br />

aquí la vida es muy sacrificada y no hay tiempo que perder, tal es<br />

así que a las dos semanas estábamos viviendo juntos. Primero<br />

fue un revuelo general en la hacienda, si hasta parecía que los<br />

patos cogoteaban para espiarnos por la ventana. Dolores, ajena a<br />

ellos, muy de vez en cuando le dedicaba alguna mirada curiosa. Y<br />

hablando de miradas, los dos hallábamos largos momentos en los<br />

cuales regocijarnos con el silencio y la contemplación mutua.<br />

Pero todo lo bueno tiene quién lo envidie y pronto llegó la<br />

noticia al centro del pueblo. Algunos familiares míos se acercaron<br />

para conocer a Dolores y darme su opinión. No la aceptaron,<br />

seguramente por tantos prejuicios que amuran sus grises<br />

vidas o quizás porque Dolores no les prestó la más ínfima<br />

atención, probablemente perceptiva de sus miradas intimidantes.<br />

Lejos de asustarme seguí luchando por este bello amor<br />

hasta que el destino cruel y juguetón, interpuso una dura enfermedad<br />

que se la llevó de mi lado. Hice un velorio con todos los<br />

honores y mis parientes, ya más calmos, me consolaron diciendo<br />

que no era lógico vivir con una vaca. ¡Qué sabrán ellos!<br />

Nunca hubo entierro. Preferí huir de mis penas y empezar de<br />

nuevo, mientras saboreaba un asado con cuero del que participó<br />

todo el pueblo. ¡Es que la vida continúa!<br />

AAAAADRIÁN DRIÁN DRIÁN DRIÁN DRIÁN MMMMMEREL EREL EREL EREL EREL


MMMMMARÍA ARÍA ARÍA ARÍA<br />

ARÍA EEEEELEN LEN LEN LENAAAAA LEN OOOOORRRRRTIZ TIZ TIZ TIZ TIZ<br />

PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

UUUUUNNNNN LLLLLIBR IBR IBR IBR IBROOOOO…………… UN UN UN UN UN MUNDO MUNDO MUNDO MUNDO MUNDO<br />

Hace tiempo descubrí que un libro encierra un mundo. Y<br />

que tras cada lectura hay puertas inesperadas, espacios increíbles<br />

que se anuncian y se abren. Después sentí la necesidad<br />

de mostrar los mundos que yo conocía y comencé a escribir.<br />

Necesitaba plasmar lo que veía en este mundo de aguas<br />

embravecidas, intentar llevar mi barca a puertos seguros a puertos<br />

de paz. Contar como susurra el arroyo jugando entre los<br />

juncos. El canto de las aves que surcan el cielo y nos llena de<br />

alegría. El sol, la luna, las estrellas esperando que nuestros<br />

ojos los descubran. Los campos sembrados de trigo que se<br />

agitan en las manos del viento y mueven sus monedas de oro<br />

tibio y blando. La candidez de los niños, los adolescentes y el<br />

amor que despierta y florece.<br />

Descubrir cada día la vida y amarla.<br />

Hacer un poema de amor, contar historias, deslizarme por<br />

el cauce del tiempo sin medida de las palabras impresas en las<br />

páginas de un libro.


CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />

YO TAMBIÉN AMBIÉN FUI FUI PAR AR ARTE AR TE<br />

Aquella tarde de abril salí de mi casa, bajo una lluvia que<br />

recién se animaba.<br />

Rumbo a la plaza primero, a fin de ver las hojas rojas, amarillas<br />

y marrones del otoño. Luego, me dirigí a la estación de trenes,<br />

era día de semana así que tenía que atender mis obligaciones.<br />

Y…de pronto sin pensar que sucedería yo también fui parte.<br />

La lluvia se había hecho más y más fuerte. Escuché gritos,<br />

pero no le di importancia.<br />

Apuré el paso, quería llegar lo más pronto posible al andén<br />

para protegerme debajo del techo. Cuando escuché otra vez<br />

los gritos, miré hacia atrás y una mujer corría desesperada<br />

hacia donde yo estaba. Al mismo tiempo un muchachito pasó<br />

corriendo a mi lado y de golpe me sentí angustiada.<br />

Por fin bajo techo, estaba cerrando el paraguas y una niña<br />

se acercó.<br />

–¡A la ancianita le pasó algo! –dijo como reprochando<br />

Miré hacia otro lado y contesté:<br />

–A tanta gente le pasan cosas.<br />

Pero la curiosidad o no sé qué me hizo voltear y de reojo<br />

observé la escena. Entonces vi, como la mujer angustiada hundía<br />

sus manos en los cabellos estirándolos una y otra vez.<br />

Ahora un llanto ronco la sacudía.<br />

La gente había empezado a juntarse a su alrededor formando<br />

un círculo. En ese preciso momento llegó el tren. Se<br />

abrieron las puertas y todos nos apuramos a subir.<br />

La mujer quedó atrás, sola. Un punto pequeño a medida<br />

que el tren se alejaba.<br />

Seguía lloviendo, nadie dijo nada.


86<br />

MARÍA E. ORTIZ<br />

POR OR ES ESA ES MISMA MISMA ÉPOC ÉPOCA ÉPOC ÉPOC<br />

En la penumbra de aquella casona de la que casi no quedan<br />

rastros, todavía se huele el aroma de recetas irrepetibles<br />

que en las manos ágiles de la abuela se hacían una realidad.<br />

Guisos de mondongo, pasteles de crema y fuentes de pescado<br />

frito recién sacado del río. Además de los cuentos del lobizón<br />

que el abuelo nos contaba en las noches frías, mientras nuestros<br />

ojitos se perdían entre las flores del delantal de la abuela,<br />

en las horquillas que sujetaban su rodete y en el brillo dorado<br />

de sus grandes aros. La ascendencia española no la abandonaba<br />

nunca, ni siquiera cuando secaba sus manos en el delantal<br />

para tomar el mate que el abuelo le ofrecía.<br />

Recuerdo los ojos azules tendiendo la ropa bajo el cielo de<br />

agosto junto a la complicidad del silencio sereno del abuelo, que<br />

un día se quedó solo amparado en las sombras de la noche para<br />

dejar salir algunas lágrimas que, como cristales rodaron por su<br />

cara. Él no se resignaba. La última vez que lo vimos fue cuando<br />

arrodillado junto al rosal que la abuela había plantado recogía un<br />

pimpollo blanco, el primero de la estación. Sus manos estrujaban<br />

los pétalos perfumados desparramando un leve aroma.<br />

Las paredes de la casa aún siguen en pie, el techo yace<br />

desparramado sobre las baldosas descoloridas.<br />

En el jardín del rosal suele aparecer una luminosidad azul, en<br />

el mes de agosto y un perfume suave a rosas, la gente del lugar<br />

habla de un lobizón que llora por esa misma época del año.<br />

LA OTRA TRA<br />

Sólo fue un instante, una chispa en su mente para darse<br />

cuenta.<br />

Le había mentido. Verlo allí, junto a ellos correteando en la<br />

arena. Y la otra. Segura, dueña de la situación como ella; aho-


AVATARES II 87<br />

ra lo sabía, nunca lo había sido. Y él que bajo el disfraz de la<br />

sonrisa y la ternura le había hecho sentir que no era niña, que<br />

de golpe había crecido.<br />

Había sido en otra playa bajo la esfera rojiza cayendo derrotada<br />

a plomo en el horizonte, el momento de los dos.<br />

Las horas pasando como soplos y ella abandonando la<br />

inocencia. Hasta este instante, hasta este cruce de caminos y<br />

de destinos. No necesitó más explicaciones que las que tenía a<br />

la vista. Después de todo había madurado. Entonces fue que la<br />

joven mujer se dio vuelta y dando la espalda hacia aquel paisaje<br />

atroz comenzó a caminar, hasta que la noche la alcanzó<br />

junto con la lluvia que lavó las lágrimas de su rostro de niña. Él<br />

quedó atrás con sus hijos y la otra.<br />

Ya no llovía y el fulgor de las estrellas abrió sobre la joven<br />

la noche serena casi una promesa mágica anunciándose.<br />

LA MUER MUERTE MUER TE DEL DEL AHOG AHOGADO<br />

AHOG ADO<br />

Dos de la tarde, linda hora para algunos que interrumpían<br />

la jornada para descansar.<br />

Los chicos corrían hasta el río en sus balsas improvisadas<br />

e inofensivas que se balanceaban sobre las mansas aguas,<br />

donde nadie se inquietaba porque todos sabían nadar. Ley<br />

obligada en aquel pueblo de calles soleadas y senderos<br />

sombreados y el río abrazándolo todo.<br />

La mujer tomó el libro y se recostó, estaba empeñada en<br />

terminarlo de leer esa tarde. La muchacha había salido de la<br />

fábrica y se encaminaba hacia su casa, pero sin entenderlo<br />

cambió el rumbo y regresó bordeando el río, el calor seguramente.<br />

Pasó por el puerto y siguió disfrutando el paisaje. Recorrió<br />

el murallón que detenía las aguas bravas de las crecientes<br />

cuando el río arrasaba con todo internándose por las callecitas<br />

del pueblo hasta que el viento amainaba y las aguas volvían al


88<br />

cauce. De golpe vio un abanico de gente amontonándose como<br />

hormigas. La muchacha se aproximó.<br />

–¿Qué pasa? –preguntó un par de veces.<br />

–Un niño –alguien dijo mordiendo las palabras. Se acercó<br />

despacio, reconoció la camisita a cuadros y los pantalones<br />

cortos. Ahogó un grito.<br />

–¿Qué dijo? –preguntaron muchos.<br />

–Era su hermano –contestó uno solo.<br />

La madre en ese momento cerraba el libro que por fin<br />

había acabado: “La muerte del ahogado”<br />

REL EL ELATOS EL OS<br />

MARÍA E. ORTIZ<br />

DESINTERÉS<br />

ESINTERÉS<br />

Era una noche inconmensurable, de cielo despejado, como<br />

el alma de todos los que habitaban la casa de ventanas iluminadas.<br />

Hombres y mujeres ejercían su libre albedrío.<br />

Todos disfrutaban de esa espectacular fiesta en libertad.<br />

Desde las ventanas se observaba la ciudad iluminada, cuyas<br />

luces se reflejaban en el lechoso y oscuro río. De pronto<br />

sin nada que lo pudiese explicar, corrieron hacia las ventanas<br />

como llevados por miedos pequeños. Infinidad de luces desde<br />

el cielo y un estruendo atronador que se fue apagando lentamente<br />

los sobrecogió. Todos quedaron sin voz y extrañamente<br />

exhaustos. Esperaron la mañana para salir y entender lo que<br />

presentían. ¿Ovnis?, ¿un meteorito? ¡Quién podía explicarlo!<br />

Lo cierto es que sólo encontraron un hoyo profundo, grisáceo,<br />

arenoso y todo vestigio de pasto, o lo que fuera en estado<br />

de ausencia. Alguien señaló hacia arriba, en ese momento una<br />

paloma blanca pasó sobre ellos, en el pico llevaba algo verde.<br />

Probablemente ella hubiese podido explicar lo sucedido. Aún


AVATARES II 89<br />

hoy siguen reuniéndose en torno al hoyo algún que otro domingo,<br />

sin embargo no logran convencer a la paloma para que<br />

hable. Tampoco creo que a ella le interese comunicarse con<br />

unas aves que no vuelan.<br />

¿Q<br />

¿Q<br />

¿QUÉ UÉ HA HA SIDO SIDO SIDO DE DE ÉL ÉL? ÉL<br />

Repentinamente había decidido irse arrasando mil quimeras,<br />

con mirada opaca no vacía de amargura. Todos lo lamentaron. En<br />

el pueblo lo querían, realmente se trataba de un buen hombre.<br />

Por otra parte la gente preguntaba: –¿y Boby? ¿Qué será de él?<br />

Poco a poco los rumores se hicieron una romería. A él lo<br />

llevaron al mejor salón, al más grande. Flores no faltaron. Al<br />

igual que los amigos, todo el mundo dio el presente para acompañarlo.<br />

Hasta Boby que entró corriendo con el diario en la<br />

boca para su amo, lo dejó en el suelo y comenzó a aullar con<br />

gemidos lastimeros. Tanto que los allí presentes se pusieron a<br />

llorar. En medio de tal confusión él hombre se incorporó para<br />

ver a su fiel amigo que, finalmente no se había perdido. Ya<br />

más tranquilo se volvió a acostar en el ataúd. El encargado del<br />

velatorio, para no seguir con las confusiones selló la tapa del<br />

cajón. Y todos en largo silencio y a paso cansino –hasta Boby–<br />

que aún sujetaba el diario entre los dientes, emprendieron la<br />

marcha hacia el cementerio.<br />

VUEL UEL UEL UELTA UEL<br />

Pasado el cielo de su juventud había cambiado su manera<br />

de pensar y sentir. Volvería a sus ancestros. El barco se deslizaba<br />

por el río y en él, iba hilvanando un sueño. La niñez<br />

desde el recuerdo se levantaba en fotografías dentro de su<br />

cabeza y sintió nostalgia. Desde el barco miraba la costa de


90<br />

Colonia y la reconocía otra vez, más bella que nunca. Ya habían<br />

transcurrido treinta años desde la partida de Uruguay, de<br />

pronto otra vida aletargada parecía levantarse. Claro que ya<br />

tenía una y no le había ido mal; la suya era una familia feliz.<br />

Desembarcó y comenzó a recorrer las callecitas de adoquín<br />

y árboles frondosos. Cientos de pájaros cobijados en<br />

ellos parecían recibirlo para llevarlo hacia el pasado con la<br />

fuerza de sus trinos. Se alejó del río inmenso perdiéndose<br />

entre las casas antiguas atiborradas de glicinas y plantas de<br />

Santa Rita florecidas. Subió al ómnibus que lo llevaría a sus<br />

amigos, a la tumba de su perro, ¿estaría el árbol que allí<br />

había plantado? ¿Cómo lo recibirían? Sabía que muchos faltaban<br />

aunque para él no era así. Cuando el micro cruzó el<br />

arroyo donde tiritaban los juncos después de la escarcha las<br />

mañanas en que iban todos juntos a pescar mojarras; los vio.<br />

A todos y…a él. Cuando el ómnibus se detuvo, descendió<br />

pero no dejaba de repasar aquellos momentos hasta que llegó<br />

a la casa. Allí había nacido, allí estaban los mismos árboles,<br />

los colores y su gente que salió a recibirlo. Nunca les<br />

había escrito. Necesitaba palabras muchas palabras para alcanzarlos<br />

porque no lo habían olvidado. Con ellos comenzó a<br />

recorrer el lugar, turnándose para caminar abrazados<br />

palmeándose y riendo.<br />

Cuando llegó a la tumba de su perro, lo vio. Erguido, fuerte,<br />

protector. Entonces se abrazó al tronco añoso y bajo su sombra<br />

lloró.<br />

CAR AR ARTA AR<br />

MARÍA E. ORTIZ<br />

A MI MI PADRE ADRE<br />

Hace mucho que no hablamos papá, entonces se me ocurre<br />

que podía escribirte una carta.


AVATARES II 91<br />

Te escribo desde la niñez lejana, desde aquel corazón donde<br />

guardé el sueño de tu regreso. Y caminé por la vereda gris y<br />

traté de alejarte. También esperé sin preguntar.<br />

Sólo encontré espacios sin voces. Tu apodo era “el pájaro”,<br />

y en cada rama te oía. y mi alma niña escuchaba que no<br />

volverías.<br />

Pasó el tiempo. El verano implacable se hizo sentir. Ansiosa<br />

te esperé bajo la sombra de aquel eucalipto; ¡tantos recuerdos!<br />

Y el viento me lo dijo. Finalmente lo supe: no volverías.<br />

Presentimiento –ahora pienso.<br />

¿Por qué no he podido convencerme? ¿Por qué este duelo<br />

sin fin?<br />

Tal vez por no querer verte en ese cedro frío en cuyos<br />

gajos se cobijaron quizás miles de pájaros que como vos; volaron<br />

muy alto para caer después con las alas truncas.<br />

Papá: en cada árbol te veo, en cada nido te espero y cada<br />

mañana oigo tu voz que me dice: “ voy para viejo”<br />

La vida se te hizo corta y un duende tronchó tu voz y ya<br />

nunca regresarás y ya tu canto sonoro comienza a escucharse<br />

lejano…<br />

POESÍA OESÍA<br />

NECESID ECESID ECESID ECESIDAD<br />

ECESID AD CER CERCAN CER AN ANA AN<br />

Lejana<br />

en el patio te veo.<br />

Juventud<br />

bajo la sombra de la parra<br />

y escucho como silban<br />

el canario, el zorzal y la calandria.


92<br />

MARÍA E. ORTIZ<br />

Lejana<br />

en el viento<br />

que acaricia mi cara.<br />

Cercana<br />

en el lugar mágico del recuerdo<br />

Hoy que llevo un andar pausado<br />

aún te siento en mi realidad.<br />

Hoy no siento el peso del pasado<br />

en mi cantar.<br />

Lejana juventud, cercana necesidad.<br />

QUIER UIER UIERO UIER QUED QUEDARME<br />

QUED ARME EN EN LA AREN ARENA AREN<br />

¿Por qué me has traído al río,<br />

a la escollera junto al faro<br />

donde no rompen las olas<br />

y el dulzón viento no llega?<br />

¿Por qué me has traído al río<br />

y miras hacia otras tierras<br />

si sabes que mi gran deseo<br />

sobre la arena se queda?<br />

Soy muchacha de mi pueblo<br />

anegado de crecientes<br />

cuando el viento fuerte llega.<br />

Y quiero ver las gaviotas<br />

posarse sobre la orilla<br />

buscando aliento<br />

y acompañando al viajero<br />

que lleva el río en el vientre,<br />

a otros puertos extranjeros.<br />

Yo he decidido quedarme


AVATARES II 93<br />

saboreando el agua dulce<br />

impregnada de riquezas<br />

que alimenta a los puebleros.<br />

Muchacha de plata y luna,<br />

rumorosa de la noche.<br />

Te he traído junto al río,<br />

para no morir de pena.<br />

Es tu amor el que me inquieta<br />

Quiero esta noche, en tus brazos<br />

quedar atrapado<br />

sobre este lecho de arena.<br />

TIEMPOS IEMPOS<br />

Cruces de caminos,<br />

almas sin destino,<br />

sueños imposibles<br />

rechazando tiempos.<br />

Encontrarnos luego<br />

…un lugar… un cielo<br />

realidades hechas<br />

uniendo distancias.<br />

Gozos sin tristeza,<br />

corazón abierto<br />

palabra infinita<br />

suavidad del alma.<br />

Destronar rencores<br />

afrontar la vida<br />

llegar a la muerte<br />

liberando odios.


94<br />

MARÍA E. ORTIZ<br />

LLUVIA UVIA<br />

Llegué a su casa, confusa<br />

repiqueteaban sus pasos en mis oídos<br />

como una tragedia que yo nunca olvidaría.<br />

Llegué impregnada de olor a comida<br />

y llantos de niños.<br />

Llegué con un cansancio absurdo.<br />

No restregué mis párpados<br />

no quería ver lo mismo.<br />

No había hecho nada para que viniera<br />

temía lastimar mis miedos<br />

Yo no tenía suspiros en la boca.<br />

Quédate si quieres –dijo.<br />

Y avivó el fuego<br />

Afuera la lluvia caía sin sonido.<br />

ENTREG NTREG NTREGA NTREG<br />

Me confundo, me inhibo, me avergüenzo,<br />

pero al verte,<br />

recupero el deseo<br />

de tenerte.<br />

Lloro, me amargo, desespero,<br />

miro tus ojos<br />

y mi alma se ilumina.<br />

Te tomo, me dejas,<br />

me vuelves a tomar<br />

y así juntos,<br />

llegamos al final.<br />

MMMMMARÍA ARÍA ARÍA ARÍA<br />

ARÍA EEEEELENA LENA LENA LENA LENA OOOOORTIZ RTIZ RTIZ RTIZ RTIZ


MMMMMABEL ABEL ABEL ABEL<br />

ABEL SSSSSPINELLI PINELLI PINELLI PINELLI PINELLI<br />

PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

TTTTTIEMPOS IEMPOS IEMPOS IEMPOS IEMPOS DE DE DE DE DE TEMPES TEMPES TEMPESTTTTTAD<br />

TEMPES TEMPES AD AD AD AD<br />

Amigo mío, con el hilo mágico de la esperanza quiero acompañarte<br />

en el viaje de la vida. A través de mis palabras me<br />

atrevo a hacerme presente en el espacio vivo del tiempo.<br />

Amigo mío, quiero si me permites hacerte volar en mis<br />

vuelos. Vibrar en la magia de los sueños. Mirar para que mires.<br />

Sentir para que sientas. Recordar para que recuerdes.<br />

Dibujar el amor para amar.<br />

Contarte de amaneceres, de lunas y lluvias.<br />

Simplemente amigo mío estar a través de las líneas de<br />

un poema o de un cuento... Perdernos en el éter existencial<br />

que emerge del papel como una revelación. Encender luces<br />

apagadas, para que tú amigo mío dejes morir tus penas,<br />

para que dejes olvidado en el viento al dolor. Quiero si puedo,<br />

devolver la sonrisa a tu corazón y juntos andar estos<br />

tiempos de tempestad.<br />

Desde<br />

y<br />

las<br />

palabras<br />

por un cielo<br />

de papel


CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />

LIBRES IBRES<br />

Ayacucho…calle de ensueño. Alameda de árboles frondosos<br />

de flores azul celeste como las del jacarandá, tipas y álamos<br />

extendidos. Un lugar y un pedazo de historia. Desde lejos<br />

la calle con sus árboles parece una postal donde el cartón nos<br />

enamora.<br />

Caminan por ella tomados de las manos, una mujer alta,<br />

corpulenta y un niño. Ella viste ropas negras y lleva grandes<br />

gafas oscuras. Sin detenerse siquiera, de pronto lo zamarrea.<br />

¡Soltá esa porquería! –acalorada mira el cielo enfundado en<br />

nubes.<br />

¡No!, ¡No! –contesta el niño y enojado golpea con tanta<br />

fuerza el piso que desde su rodilla, la rótula casi se escapa<br />

fuera de la piel.<br />

En el piso yacen hojas, ramas con frutos secos que lucen<br />

como pintados. El perfume de las flores los rodea. Alguien más<br />

marcha cerca de ellos. Es también una mujer. Su mirada dulce<br />

y su figura espigada se funden con el paisaje. En el rostro<br />

profundos hoyuelos denuncian sonrisas; llaman la atención sus<br />

aros, brillantes y largos. Como un resorte se agacha y recoge<br />

una rama pequeña que se abre en otras tres cargadas de<br />

frutos rojos. Los observa detenidamente, piensa en la obra<br />

creadora de la naturaleza, la perfección indefinible. En ese momento<br />

un carro cargado de cartones y desechos pasa a trote<br />

lento. La mujer con la rama en la mano había presenciado la<br />

escena entre la madre y el niño, también escuchó que el nombre<br />

del niño es Francis. y ella ama profundamente a los niños.<br />

El niño que ahora se ha detenido, no advierte la presencia de<br />

aquella mujer. Deja algo sobre el suelo cubierto de frutos, hojas,<br />

flores y toma una rama que también se abre en tallos más<br />

pequeños repletos de frutos. Arranca una a una las hojas de


98<br />

MABEL SPINELLI<br />

los tallos, hasta dejar la preciosa carga de color al descubierto<br />

y la mira como algo de mucho valor: piedras preciosas, un<br />

tesoro. Se endereza y fijando la vista dice:<br />

–¿Y vos quién sos?<br />

– Martina –le responde y sacude suavemente el mentón de<br />

Francis con una caricia, enseguida ella abre la mano y le dice:<br />

–¡Mirá! –El niño intrigado se acerca y observa: Martina tiene<br />

allí los mismos frutos.<br />

El cielo se nubla apenas un sol transparente se filtra, las<br />

nubes chocan entre sí por el viento. La mamá de Francis se<br />

suma a la escena, sube sus lentes oscuros hasta dejarlos en la<br />

cabeza:<br />

–¡Son frutos!, ¿Qué extraños? Tan rojos, tan brillantes –<br />

balbucea y sin darse cuenta ahora ella los tiene en las manos y<br />

los hace girar. Su cara ha cambiado, la piel se ve lisa y los ojos<br />

serenos brillan.<br />

En silencio las miradas se unen. El viento sigue sacudiendo<br />

los vestidos y cabellos. Francis olfatea los frutos y los aprieta.<br />

Los ojos se abren más aún y la frente se ensancha. La boca<br />

incrédula va de un lado a otro como si quisiera despegar un<br />

chicle adherido en los dientes. Martina pregunta:<br />

–¿Te gustan mis frutos? Yo los colecciono. Si querés te los<br />

regalo…<br />

La mano extendida espera. El pequeño no responde, permanece<br />

callado unos segundos mirando hasta que dice:<br />

–¡Me gustan los míos! ¿Ves? –y los muestra– Son más<br />

grandes –agrega seguro.<br />

Se unen tres sonrisas, pensamientos y miradas. La mamá<br />

toma al niño de la mano y se alejan. Martina sigue su camino,<br />

aprieta los frutos secos…El viento se ha vuelto más intenso y<br />

cuesta caminar. Martina ve como las hojas y los frutos secos<br />

ruedan… saca las semillas del bolsillo y las deja ir…<br />

libres.


AVATARES II 99<br />

TEHUEL EHUEL EHUELCHE<br />

EHUEL HE<br />

La maestra escribe en el centro del pizarrón<br />

¡Todos los perros van al cielo!<br />

Debajo con tizas de vivos colores anota una canción corta<br />

«Las maripositas vuelan por el campo<br />

y al volar agitan sus lindas alitas»<br />

En la pared en ángulo recto con el pizarrón, la silueta de un sol<br />

de cartulina radiante y feliz hace de marco. A su alrededor varias<br />

nubes amarillas, nubes verdes, nubes rosas, nubes violetas.<br />

Se escucha el chirrido de la puerta del jardín, cuidadosamente<br />

alguien entra y cierra.<br />

–Buenos días señorita –saluda con voz grave y amable.<br />

La maestra responde moviendo la cabeza mientras sonríe<br />

suavemente.<br />

–Buenos días señor.<br />

El director mira el pizarrón, lee... observa y exclama sorprendido.<br />

–¡Nubes amarillas! verdes, no entiendo. Señorita ¿No cree<br />

que haya una equivocación?<br />

–Señor, acaso ¿Usted no ha visto nunca un atardecer antes<br />

de la lluvia?<br />

Tiempo después. Una tarde se oyó sonar la campana del<br />

patio. ¡Tan... tan... tan...!<br />

Se había levantado viento y el cielo dejó ver nubes hermosas.<br />

Nubes amarillas, nubes verdes, nubes rosas, nubes violetas<br />

que parecían ovejas de colores jugando en el cielo.<br />

Los niños detuvieron sus juegos y entraron muy calladitos<br />

al salón. Allí en un profundo silencio, todos los ojos se concentraban<br />

en el tierno gesto de la maestra.<br />

Era la hora del cuento.


100<br />

MABEL SPINELLI<br />

Ya no se sentía el olor a caramelos de frutilla. No se caía<br />

ningún lápiz.<br />

Los niños se aprestaban a escuchar «Tehuelche, un perro<br />

con historia».<br />

Tehuelche cuenta:<br />

–Yo vivía en una nube amarilla. saltando. ladrando, olfateando,<br />

corriendo, jugando. Era feliz, era libre. Una tarde me vi. encerrado<br />

dentro de una caja de cartón, de esas que guardan vinos finos.<br />

Manos crápulas y despiadadas me dejaron en las orillas de<br />

una zanja grande, muy grande, cerca de una plaza.<br />

En el silencio una voz celestial me dijo:<br />

–Pequeñín, perrito lindo, corres peligro. Puedes morir ahogado.<br />

¡Ten cuidado!<br />

Tuve miedo, comencé a gemir, lloré hasta que me puse a<br />

aullar... guau... guau...<br />

Asustado me pregunté dónde está mi mamá y la llamé con<br />

desesperación.<br />

De pronto escuché voces y otras manos me sacaron de la<br />

caja. Oí que decían: –que sitio infernal– y luego.<br />

–¡Miren! Es un cachorrito ¡Qué pequeñito y qué lindo! Mi<br />

olfato sintió un perfume de jazmines y violetas.<br />

–¿Qué hacemos? en casa no hay lugar.<br />

–En la mía tampoco.<br />

¿Y si lo cuidamos hasta mañana. Nada más que hasta<br />

mañana?<br />

La pareja de cachorros humanos me llevó a su casa. Me<br />

acariciaron y alimentaron. Primero con un gotero lleno de leche,<br />

después con una mamadera y al fin ¡carne picada!<br />

«Las maripositas vuelan por el campo<br />

Y al volar agitan sus lindas alitas»


AVATARES II 101<br />

Estoy vivo, estoy vivo... ¡Huy! Hay pastos, muchos pastos<br />

frescos esmeraldados. Yo los piso, salto, me lo como. Pim -<br />

Pim - Pim. Son gotitas de rocío.<br />

Plim - Plim - Plim, es la lluvia y juega conmigo.<br />

El viento me deja ver barriletes.<br />

Snif - Snif... se acerca el olor a violetas y me llama...<br />

–¡Tehuelche... ven aquí! Corre...<br />

Me tira un tronquito, hago gambetas, la miro.<br />

–Vamos Tehuelche ve a buscarlo. Corro, lo busco, lo muerdo<br />

y lo llevo entre mis dientes...<br />

–Cuidado, dame esa blusa – Yo corro con la prenda en la<br />

boca.<br />

–¡Tehuelche! –Mi nombre. Recuerdo haber escuchado que<br />

así llamaban a unos aborígenes valientes que fueron despojados.<br />

Ahora que lo pienso... ¿No es lo mismo que hicieron conmigo?<br />

Después...<br />

Viví en diferentes casas, algunas con terreno y otras con<br />

terraza. Correteé por fondos entre ladridos y piruetas.<br />

¿Qué veo? Una mariposa. Me llama: –¡Tehuelche!<br />

Y me hace ladrar en altos y bajos con sonidos graves y<br />

agudos. Olfateo que se acerca el olor a jazmines. Trae en las<br />

manos... maderas, serrucho, clavos y martillo.<br />

Ahora tengo una cucha en forma de chalet.<br />

–Pasto, pastito, te muerdo, te como, te piso.<br />

Me responde el pasto mojado: –Tehuelche ¡No me mojes!.<br />

Me encantan la tierra, las flores y de cada una salen mariposas<br />

amarillas, rojas, azules, violetas, anaranjadas.<br />

Todo es color y brillo para este perro fiel y guardián.<br />

“Las maripositas vuelan por el campo<br />

Y al volar agitan sus lindas alitas”


102<br />

MABEL SPINELLI<br />

Gruño... susurro.... pienso... mientras levanto atento las<br />

orejas.<br />

Otra vez la voz. –Tehuelche no pienses más... Cada mariposa<br />

viene de tu nube amarilla. ¡Ahí viven!<br />

Pasan los años...<br />

Un día se me acercó una cachorrita humana. Muy hermosa,<br />

con pelo lleno de rulitos y una risa alegre como campanillas azules.<br />

La cachorrita olía a rosas.<br />

La miré, la olfateé atento y mi cola empezó a moverse<br />

vertiginosamente.<br />

–Tehuelche... ven acá.<br />

Me acercaba y juntando mis cuatro patas, corría, corría,<br />

corría a toda velocidad.<br />

–Vamos Tihui. Trae la pelota.<br />

Aquí en mi mano. Ven... ven.<br />

Yo me dejaba hacer de todo. La amaba con fidelidad como<br />

saben amar los perros.<br />

–Vamos caballito... arre... arre- y la llevaba en mi lomo<br />

dando vueltas. Otras veces me tiraba la cola. Me pasaba la<br />

hamaca sobre mi cabeza. Si me echaba, me cubría de arena y<br />

me regaba como a una planta.<br />

No salía. No sabía lo que era el amor. Sólo tenía una rendija<br />

en la puerta para saber qué allí detrás está el mundo.<br />

El tiempo sumó más días y más noches y Tehuelche fue a<br />

vivir a su última morada.<br />

Ni una casa, ni un departamento, ni un chalet; las tres cosas.<br />

Me pusieron una vistosa cadena y entré en la vida social.<br />

Dos salidas al día, olfateo de pasto y otras cosas...<br />

Pero... sumo 119, son muchos años. Apenas corro, apenas<br />

salto. Sin embargo..., ¿Quién viene por allí?


AVATARES II 103<br />

–Hola, ¡cómo estás!, Me llamo Diana, y ¿vos?<br />

–Tehuelche, esteee… estoy muy contento de conocerte –<br />

balbuceé con timidez.<br />

Diana es una bella perrita, tiene ojos soñadores. Su pelo<br />

suave, de color marrón, brillante como el sol. Y yo me enamoré<br />

perdidamente de Diana.<br />

Nos pusimos a correr, juntos. Diana me sonríe mostrándome<br />

sus dientes como perlas encantadas. Después me mira<br />

quieta, estática, me olfateó. Me muerde una oreja y nuestras<br />

narices húmedas se acercan. Veo en los ojos de Diana, mi pelo<br />

negro y lustroso.<br />

Y... nos unimos en una melancólica armonía.<br />

Pero ¡Qué pena! Escucho una voz aguda.<br />

Diana–... Vamos.<br />

Quiero seguirla, pero estoy un poco viejo, tengo canas. No<br />

puedo correr como ella. Aunque cuando la olfateo mi rabo no<br />

se pueda detener.<br />

“Las maripositas vuelan por el campo<br />

Y al volar agitan sus lindas alitas”<br />

Una bruma me envuelve. Recuerdo que juego, corro, brinco,<br />

salto. Me tiro al suelo. Me revuelco en el pasto, ladro,<br />

gruño... En medio de la luz como una canción.<br />

“Las maripositas vuelan por el campo<br />

Y al volar agitan sus lindas alitas”<br />

La puerta está abierta. No tengo cadena.<br />

Miles de estrellas me alumbran... Diana... Diana...<br />

En el jardín de la vereda creció una flor de Lirolay y lentamente,<br />

como un misterio profundo, una mariposa amarilla se<br />

posa, sin explicación.


104<br />

POESÍA OESÍA<br />

MABEL SPINELLI<br />

M<br />

JUAN AN MMANUEL<br />

MANUEL<br />

ANUEL<br />

Pedacito de carne rosada<br />

duerme pegadito a mí<br />

ojitos y boca almendrada<br />

nunca te olvides de mí.<br />

Esa piel tan suave<br />

de armiño, déjame<br />

besarla así.<br />

Tus manitas gorditas<br />

y tiernas con deditos<br />

cual flor de alelí<br />

Como un ángel te<br />

llama la vida, eres<br />

nube que corre a la<br />

lluvia sutil.<br />

Inocencia de mundos perdidos,<br />

candidez de esperanza sin fin<br />

tu belleza es tan grande<br />

y tan santa que en un<br />

beso encuentro el candil.<br />

Pedacito de carne rosada<br />

duérmete acurrucado en mí<br />

que ya el tiempo, llenará<br />

tus rincones de juguetes<br />

y sueños sin fin.<br />

Si en la vida juegan los<br />

temores, hay un ángel que vive ya en ti<br />

junto a él serás muy dichoso<br />

no lo dudes pequeño gurí.


AVATARES II 105<br />

BESO ESO ESO TUS TUS MAN MANOS MAN OS CANS ANS ANSAD ANS AD ADAS AD AS<br />

Con tu caballo cansado<br />

pasas cartonero<br />

lento, pensativo,<br />

inconmensurable.<br />

En aquella lúcida mañana<br />

los cartones desbordaban<br />

de tu carrito pequeño,<br />

las ruedas desenfundadas<br />

se lamentaban llorando<br />

en este hoy, sin mañana.<br />

En tu rostro desencajado<br />

de tu cabeza enmarcada<br />

por largos cabellos negros<br />

se perdían tus sueños rotos.<br />

Como pájaro perdido<br />

recogiste mis cartones.<br />

Te miré con tristeza,<br />

me miraste con tu pena.<br />

¡Oh! Cartonero querido<br />

no te juzgo, no te olvido<br />

no te desprecio, te admiro<br />

no me eres indiferente<br />

en mis lágrimas dolientes.<br />

Despacito te marchabas<br />

llevándote mi corazón,<br />

desafiando las heladas<br />

el frío y el fuerte sol.<br />

Cuando ya te alejabas<br />

silenciando tu dolor,


106<br />

MABEL SPINELLI<br />

la injusticia, la mentira<br />

la barbarie y corrupción<br />

Solo te dije –¡Mi amigo!<br />

te quiero y te bendigo!<br />

En el paso vacilante<br />

de tu caballo Nerón<br />

mis sueños se van con vos<br />

en pizarrones inhóspitos<br />

de tizas sin letras ni borrador.<br />

en tu carrito sencillo<br />

y tu casa de cartón.<br />

Beso tus manos cansadas<br />

en medio de esta basura<br />

Te pido que me perdones<br />

pues no puedo hacer nada<br />

en esta mi Patria Amada<br />

que quedó sin corazón.<br />

ESP SP SPACIO SP CIO AZUL AZUL<br />

AZUL<br />

Miro el mar en su inmensidad sin límites<br />

a lo lejos está el horizonte, con su<br />

mundo de vida y de infinito.<br />

En ese punto, en ese lugar<br />

van las almas perdidas en el tiempo.<br />

Todo es brillo y paz, una línea de<br />

plata une el cielo y la tierra.<br />

Más allá... ¿Qué hay más allá?<br />

¿más agua, otro mar? o continúa<br />

la lucha del bien y del mal.


Las orillas, envuelven las<br />

lágrimas de la humanidad<br />

perdida en el espacio azul<br />

de la mentira, el engaño y<br />

la infidelidad.<br />

AVATARES II 107<br />

Pero cada día es un nuevo rayo de sol,<br />

que renace en un murmullo<br />

cadencioso que dice –Ven a mí–<br />

La vida se acerca y la existencia<br />

se llena de caricias, abrazos y besos<br />

extraviados entre el agua salada y la<br />

libertad.<br />

M<br />

LA MMUJER<br />

MUJER<br />

UJER<br />

Llegué a tu casa asustada y fugitiva,<br />

las calles conocen bien mis pasos,<br />

mi piel te busca entre las sombras.<br />

Mis manos olían mal,<br />

dejé atrás un mundo cotidiano,<br />

presuntuosa colgué mi delantal.<br />

Llegué con miedo y con pena<br />

me invadió el silencio.<br />

–Solo el silencio–<br />

Necesitaba que mi cuerpo se llene<br />

de caricias y de besos,<br />

que mis manos vacías del pequeño<br />

tengan vida en otra boca<br />

y otros sueños<br />

Vine a buscar lo que me falta<br />

amor


108<br />

MABEL SPINELLI<br />

llenar mi vida y...<br />

una almohada tibia.<br />

Siento tu abrazo como enigma,<br />

mis cabellos se unen al perfume de tu beso.<br />

Mis ojos se confunden con los tuyos<br />

ardientes y serenos.<br />

Entonces comprendí que<br />

entre dos seres hay algo más<br />

que una mirada.<br />

Tus ojos ardientes y serenos.<br />

Afuera no hay estrellas.<br />

Sólo silencio.<br />

ÉTER TER<br />

Cada día es bueno<br />

para cortar amarras,<br />

volar.<br />

Con tu presencia<br />

etérea<br />

el amor brilla,<br />

es un rayo de luz<br />

semilla sana que<br />

da buen fruto<br />

Quiero ser éter,<br />

quiero ser polen<br />

quiero ser la adormidera<br />

cápsula en fruto seco<br />

vaina, receptáculo carnoso<br />

jugoso…fruto maduro.<br />

Quiero ser mariposa<br />

buscar luz amada


AVATARES II 109<br />

cerrar los ojos<br />

convertir mi alma<br />

ser planta y<br />

hacer mi fotosíntesis<br />

SI PUDIERA<br />

PUDIERA<br />

Si pudiera mitigar el hambre<br />

de los pobres;<br />

mi vida vale.<br />

Si pudiera aliviar al que sufre,<br />

calmar su dolor<br />

contener una lágrima,<br />

y llevarla entre mis manos,<br />

mi vida vale.<br />

Si pudiera ayudar al pájaro herido<br />

y encontrar su nido,<br />

abrazar la noche,<br />

y convertirla en día,<br />

mi vida vale.<br />

Si pudiera ver niños felices<br />

no mendigos suplicantes con ojos<br />

tristes y manitas sucias,<br />

mi vida vale.<br />

Si pudiera ser escuchada<br />

hacer justicia, soportar al que odia,<br />

ver como el rico, no es indiferente<br />

sin que mi corazón estalle,<br />

mi vida vale.<br />

Si pudiera encontrar un alma


110<br />

MABEL SPINELLI<br />

gemela que viva el dolor del semejante.<br />

Si pudiera detener la violencia y el mal<br />

que nos rodea,<br />

mi vida vale.<br />

AMOR MOR ODIO<br />

ODIO<br />

Me miras, te miro<br />

me besas, te beso<br />

tus brazos me asfixian,<br />

desgarran el universo.<br />

Me miras, te miro<br />

desafiante, olvidada<br />

como filo de<br />

navaja afilada.<br />

PENS ENS ENSAMIENT<br />

ENSAMIENT<br />

AMIENT AMIENTOS<br />

AMIENT OS<br />

Pensamientos acallados, vacíos<br />

forman espirales y volutas,<br />

nacen sombras densas, tenebrosas,<br />

me envuelven en un manto prestado<br />

por la oscuridad.<br />

Crecen rumores de seda y raso.<br />

Soplo de vida, luz de energía.<br />

Espejo sin mancha ni esplendor.<br />

Piso los pensamientos de mi sombra.<br />

LUMINISCEN<br />

UMINISCEN<br />

UMINISCENCIA<br />

UMINISCEN CIA<br />

Esencial lucidez pasajera.<br />

Éxtasis, recuerdo<br />

Oscuridad sin nombre.


¡V<br />

¡V<br />

AVATARES II 111<br />

Trasciende el sol, disco rojo.<br />

Luminiscencia, espacio<br />

Noche cerrada.<br />

Mundo.<br />

ESCEPTICISMO<br />

SCEPTICISMO<br />

SCEPTICISMO<br />

El hombre es como soplo<br />

de ráfaga embriagada,<br />

en los días sombra pasajera<br />

donde no puede<br />

vivir con la soberbia<br />

de creerse el rey del universo.<br />

No creer, no querer, no soñar…<br />

Su alma se convierte en<br />

planta frondosa<br />

piedra tallada.<br />

…!<br />

¡VIENT IENT IENTOOOOO<br />

IENT OOOOO OOOOO…!<br />

OOOOO…!<br />

ESCÚC ESCÚC ESCÚCHAME<br />

ESCÚC HAME<br />

Se escucha un viento fuerte, no lo veo. Él es libre…<br />

Sopla donde quiere como quiere.<br />

¿De dónde vienes milagro viviente?<br />

No lo toco, no lo atrapo, no lo encierro.<br />

Ës como un fantasma poderoso,<br />

invencible, dueño del todo,<br />

menos del amor.<br />

Lo siento, escucho su silbido<br />

miles de ondas acústicas<br />

traen el lamento de la humanidad


112<br />

MABEL SPINELLI<br />

Viento ¡escúchame! si puedes<br />

atrapa mis fulgores<br />

¡Deja libre mi poesía!<br />

¡Vientooooo…!<br />

CAR AR AR ARTA AR PEQUEÑA PEQUEÑA A UN UNA UN UN HOJ HOJ HOJA HOJ PEQUEÑA<br />

PEQUEÑA<br />

Hojita… ¿Qué hacías en mi mesada fría,<br />

si tú eres tan cálida.<br />

¿Quién te trajo aquí? ¿El viento, el frío, el amor?<br />

Te tengo en mis manos. Eres perfecta.<br />

Tan pequeña, pintada con los colores de mi amigo otoño.<br />

Miro tu borde dentado, tus nervaduras, tu forma, tu belleza.<br />

Eres hermosa. Sólo te pudo crear el SER PERFECTO.<br />

IDEOGRAMA<br />

DEOGRAMA<br />

Murallas<br />

en<br />

lo etéreo<br />

en<br />

el aquí<br />

en el silencio<br />

y olvido<br />

en luz y sombras<br />

Murallas<br />

Murallas<br />

Murallas<br />

(miedos)<br />

MMMMMABEL ABEL ABEL ABEL<br />

ABEL SSSSSPINELLI PINELLI PINELLI PINELLI PINELLI


JJJJJUUUUUAN AN AN AN AN MMMMMANUEL ANUEL ANUEL ANUEL ANUEL VVVVVIA IA IA IAGGIO IAGGIO<br />

GGIO GGIO GGIO<br />

“¿Cómo decirlo?, me pregunté un día, mientras moría<br />

suave y dulcemente, en un laberíntico desierto.<br />

Así, sentado en las dunas del alma, un puño<br />

irrespetuoso, comenzó a trazar un gran espejo de tinta”.<br />

PRÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />

EEEEENNNNN LLLLLAS AS AS AS AS DUN DUN DUNAS DUN DUNAS<br />

AS AS AS DEL DEL DEL DEL DEL ALMA ALMA ALMA ALMA ALMA<br />

Prologar a Juan Viaggio es, realmente, una<br />

satisfactoria complicación. Bastaría quizás, el verso de Miguel<br />

Hernández: “un amor hacia todo me condena”.<br />

Escondido y escudado tras los papeles, se muere de miedo<br />

por el valor de creer, “todo duele, mueve y conmueve”, su<br />

corazón deshabitado y oxidado, como esa estación donde nadie<br />

espera el tren, estrangula historias de una vida llena de<br />

“amores” inoportunos, otros de fantasía y todos infructuosos.<br />

Meterme en su interior, es apagar la luz, donde su pasión<br />

de poesía, sus incontenibles formas de expresión y su infierno<br />

que mira al cielo, se debaten por el alma.<br />

Triste escapista, vive naciendo en nuevos mundos, pero<br />

esperando la noche, para volver a soñar.<br />

Hablo y el corazón me sale en el aliento.<br />

Huelo la vida y la muerte,<br />

oigo mi sombra,<br />

en el silencio de mi pena.<br />

JJJJJOAQUÍN OAQUÍN OAQUÍN OAQUÍN OAQUÍN SSSSSOLARI OLARI OLARI OLARI OLARI<br />

MMMMMIGUEL IGUEL IGUEL IGUEL IGUEL HHHHHERNÁNDEZ<br />

ERNÁNDEZ<br />

ERNÁNDEZ<br />

ERNÁNDEZ<br />

ERNÁNDEZ<br />

JJJJJUAN UAN UAN UAN UAN VV<br />

VV<br />

VIAGGIO IAGGIO IAGGIO IAGGIO<br />

IAGGIO


CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />

EL ESPIRAL<br />

ESPIRAL<br />

En su rostro no había más que primaveras sin brillo y en<br />

ellas, abrazaba siempre una estrella abollada.<br />

La frente contra la ventana y pequeñas perlas de cristal,<br />

caían en lluvia granizada, pensó entonces, que no le quedaba<br />

ya, una sola lágrima más.<br />

Había escuchado el primer ruido plateado y sabía que<br />

Luisa, por sus problemas en las piernas y su alta edad, tardaba<br />

entre tres y cuatro minutos en subir la inagotable escalera<br />

en espiral, que llevaba a la habitación, aunque según el cansancio<br />

que arrastrase del día, se demoraba uno o dos minutos<br />

más.<br />

La cortina sucia y descolorida que entre dos pliegues parecía<br />

sostenerle la cabeza, se confundía con su pelo descuidado,<br />

y se pasaba las manos por la cara, como queriendo lavar con<br />

esa misma saliva, alguna culpa pretérita.<br />

Sus mejillas hervían en la soledad de una vida llena de<br />

ausencias y lunas vacías, ¡Y cómo pesaban esas manos!, las<br />

que estrujaban el aire, tan frágiles y temblorosas.<br />

“Soy como un fantasma visto de día, se me ha podrido el<br />

corazón, y se me hizo un hueco la vida”, gritaba y aullaba con<br />

la garganta irritada, como queriendo desgarrar un mundo con<br />

su aliento.<br />

Los pasos de Luisa se oían aún lejanos, quizá no había<br />

llegado al primer descanso, de los dos que tenía el gran espiral<br />

de madera crujiente y abandonada.<br />

“Derramé la sal sobre las almas, y la sangre de quien amaba”,<br />

continuaba con el grito intacto y lloraba horrorosamente,<br />

pero de sus ojos, no caía el tibio vidrio, porque lloraba por<br />

dentro, retorciéndose en su propio infierno.


116<br />

Pensó una vez más en todo lo que la hacía sentir vacía y<br />

en aquel que le besó la boca, sus pálidos y finos labios, para<br />

ponerlo justo ahí, en el doble filo de la tentación, en el diente<br />

agudo de la conciencia.<br />

¡Ah! qué peso el de esas manos, tan frágiles y temblorosas.<br />

Luisa ya había dejado el segundo descanso, su andar se<br />

oía con claridad y, llegando al umbral del estupor, comenzó a<br />

golpetear como la hacía siempre a la hora de la cena, la cuchara<br />

contra la ennegrecida bandeja plateada.<br />

La ventana abierta de par en par, y un cuerpo desnudo,<br />

enredado en la cortina sucia y descolorida, donde perlas de<br />

cristal caían en lluvia granizada.<br />

“Los traidores a sus cenizas”, había dicho la hermana de la<br />

infame a Luisa, días después, en esa misma habitación, cuando<br />

esta le dejaba una ennegrecida bandeja con la cena.<br />

Luego se recostó en la cama, y el crujir de la madera parecía<br />

entenderse con el gran espiral, por donde Luisa continuaba<br />

de regreso a la sala, encendió un cigarrillo, tomó su libro y,<br />

mientras se dejaba llevar por la “continuidad de los parques”,<br />

fumaba con un temblequeo familiar.<br />

POESÍA OESÍA<br />

JUAN VIAGGIO<br />

INTERIOR<br />

NTERIOR<br />

NTERIOR<br />

Los sueños maltratados,<br />

la huella de una estrella,<br />

la garganta avinagrada,<br />

el canto amargo,<br />

las pupilas endebles,<br />

la razón sin razón,


AVATARES II 117<br />

el deseo impío,<br />

la sal del corazón,<br />

la pena enmadejada,<br />

el hilo de mi enredo,<br />

la oscura poesía,<br />

el día después.<br />

Las manos de la ausencia,<br />

las rodillas del temor,<br />

la compañía de nadie,<br />

la luna en un cajón,<br />

las uñas del llanto,<br />

los nudillos del “amor”,<br />

el ojo de la espina,<br />

la conciencia en borrador,<br />

los precipicios interiores,<br />

la saliva y el sudor,<br />

las fauces del tiempo,<br />

las noches sin vos.<br />

Las cercanas lejanías,<br />

los ramos marchitos,<br />

la copa hecha añicos,<br />

la fe pidiendo auxilio,<br />

el refugio en la nada,<br />

el verso que se niega,<br />

los párpados que pesan,<br />

los abismos del alma,<br />

las horas coaguladas,<br />

la sangre que no pasa,


118<br />

JUAN VIAGGIO<br />

las certezas que dudan,<br />

los huecos en la almohada,<br />

los precipicios interiores,<br />

la saliva y el sudor,<br />

las fauces del tiempo,<br />

las noches sin vos.<br />

AUSEN USEN USENCIA<br />

USENCIA<br />

CIA<br />

Tiene la noche<br />

ese aire,<br />

ese gusto a tango,<br />

mi pasado más reciente<br />

me estrangula la sangre,<br />

y calla un rato la nostalgia,<br />

y llora el silencio su llanto.<br />

¡Ah! si tus manos<br />

cerraran mis ojos,<br />

y tu boca,<br />

en metáforas,<br />

besara mis párpados.<br />

Y tiene esta noche,<br />

la tibieza oscura<br />

de mi alma,<br />

y soy una peca<br />

de la luna,<br />

un verso frágil,<br />

sin garganta.


AVATARES II 119<br />

Los jirones de mi pecho,<br />

se embriagan con el dulce dolor<br />

de las copas rotas,<br />

y me seduce un rato<br />

la muerte,<br />

y descalza la vida,<br />

me llora gota a gota,<br />

y tiene esta noche,<br />

la ausencia de todas las cosas.<br />

EL CORAZÓN ORAZÓN ORAZÓN DEB DEBAJO DEB DEBAJO<br />

AJO DE DE DE LOS OS ZAP ZAPATOS ZAP OS<br />

Sale arrastrando su suerte<br />

y tropezando con su sombra,<br />

la certidumbre en una mano,<br />

es golpeada por la otra.<br />

El aire se ha enviciado<br />

con la indecisión perfumada<br />

de vestidos sin “amor”,<br />

y el cielo, con indiferencia,<br />

ostenta su luna mentirosa.<br />

Camina lento,<br />

sin dañar el silencio,<br />

para que los recuerdos<br />

no lo escuchen,<br />

no es de noche,<br />

tampoco de día,<br />

pero se ve oscuro.<br />

Ya ha perdido el mundo,<br />

o el mundo lo perdió a él,<br />

y no creo que le importe,<br />

su corazón parece estar<br />

debajo de los zapatos,


120<br />

JUAN VIAGGIO<br />

y en cada uno de sus pasos,<br />

una mueca de ansiedad.<br />

Va yendo hacia un encuentro<br />

que no para de buscar,<br />

Y en la rutina de pensar,<br />

colecciona residuos de un futuro<br />

predecible y maltratado.<br />

TÚ<br />

Tú me dislocas, me revuelves,<br />

me dueles, me sofocas,<br />

tu me aceleras, me precipitas,<br />

me relames, me calcinas.<br />

Y eres tan breve,<br />

abstracta, ausente,<br />

nocturna y paciente,<br />

eres mi derribo, mi tiempo,<br />

mi desvelo, mi cornisa,<br />

mi abismo, mis escombros,<br />

y, mi muerte.<br />

La mentira de mi vanidad,<br />

mi decencia y mi imprudencia.<br />

Tú me disputas<br />

en los sueños errantes.<br />

Que se duermen en la sangre.<br />

me incitas, me desanimas,<br />

me retuerces, me lastimas.<br />

Te trazo en carne viva<br />

con la tinta de mis huesos,


AVATARES II 121<br />

en las rimas del insomnio,<br />

y en los versos del consuelo.<br />

Tú me besas<br />

con cuchillos de seda,<br />

me reduces a la espera,<br />

de tu boca cancerbera.<br />

Eres mi desencuentro,<br />

mi cama tumba,<br />

mi silencio de hospital,<br />

mi insoportable existencia,<br />

mi anunciada palidez,<br />

mi corrupta soledad,<br />

mi razón inmoral.<br />

Simplemente<br />

eres quien faltó,<br />

a la cita<br />

que no fui.<br />

EL CREPÚSCUL<br />

CREPÚSCULO CREPÚSCUL EN EN LA ALMOHAD<br />

ALMOHADA<br />

ALMOHAD<br />

Giró sobre el desconcierto,<br />

y la bronca trasmitida a sus manos,<br />

calcó la ira en sus rodillas<br />

pálidas de esperar.<br />

Perdió los ojos,<br />

buscando una sombra<br />

que nunca encuentra,<br />

ni siquiera<br />

en el frenesí de su cabeza,<br />

que gira explorando sus espaldas,<br />

y el desvelo es inmortal.<br />

Va y viene kilómetros de encierro,


122<br />

JUAN VIAGGIO<br />

deslizando los dedos<br />

por los cabellos firmes<br />

y blanqueados por el tiempo,<br />

la ansiedad le saborea los labios<br />

en una noche que se va montando<br />

al alba nueva.<br />

Recuerda y cuanto más, más descubre.<br />

Se frota el pecho con violencia<br />

como si toda su memoria,<br />

le hubiese mordido el corazón.<br />

EL SILEN SILENCIO<br />

SILEN CIO DE DE ESP ESPALD ESP ALD ALDAS ALD AS<br />

Sobre las mesas nubladas,<br />

se refleja un cielo debajo del cielo<br />

Duele la vida y en la piel,<br />

esparcida toda mi suerte<br />

con un dulce rencor.<br />

Me dicen las calles<br />

que ella camina sola<br />

que su silencio huele mi sombra<br />

con el marchito ramo que le di.<br />

.<br />

Cuadros oscuros,<br />

de una roja agonía<br />

intoxicada de opaco,<br />

fondos de ramos arcanos,<br />

en las botellas vacías,<br />

las venas de la noche<br />

almacenan sangre fría,<br />

y caen gotas de vidrio<br />

cortando el aire


de las bocas.<br />

AVATARES II 123<br />

Irisado de pena y verso,<br />

se me quiebran<br />

las costillas,<br />

y entre los negros huesos<br />

de olvidos que se astillan,<br />

dulce amargura de seda,<br />

de ausencias que se ovillan.<br />

Me dicen las calles,<br />

que su silencio<br />

huele mi sombra.<br />

AMANECERES<br />

MANECERES DE DE DE LAN AN ANA AN<br />

Con la alegría<br />

de dos cuerpos<br />

que viajan juntos,<br />

me llega el mundo,<br />

a lo mismo<br />

que un bolsillo.<br />

Y uno<br />

pasa por las cosas,<br />

y a través del tiempo<br />

se hace lana,<br />

en las agujas<br />

de la memoria.<br />

Ya nadie espera,<br />

los ojos<br />

se me han llenado<br />

de amaneceres,<br />

y mi boca


124<br />

A<br />

A<br />

JUAN VIAGGIO<br />

ciega y torpe<br />

se hizo sombra.<br />

Y entre sombras<br />

de paredes,<br />

clavó al olvido<br />

por el vientre.<br />

A LAS AS PUER PUERTAS<br />

PUER AS DE DE TU TU TU ALIENT ALIENTO ALIENT<br />

Aún hay un corazón,<br />

allí, donde las estrellas<br />

no pueden apagarse,<br />

donde mi luna<br />

conversa en los balcones<br />

de tu calle.<br />

Y yo pido tus manos,<br />

con ese alivio de enfurecido<br />

y penetrante licor,<br />

para mi pecho<br />

de caminos arrugados.<br />

Aún hay una mirada,<br />

ahí, justo donde el sol,<br />

no puede quemarte<br />

los párpados, y yo pido tu boca,<br />

así, con el calvario de la sed,<br />

para inspirar mis agónicos labios<br />

saciados de espinas<br />

y gotas de sal.<br />

Aún será hoy,<br />

con agridulces de ayer<br />

y profecías de cenizas.


AVATARES II 125<br />

Pero yo te pido la mañana,<br />

fresca, de corazones trémulos,<br />

porque mi poesía se desangra<br />

en un tiempo inquieto<br />

de frío y grises silencios,<br />

te pido entera la vida,<br />

para morir<br />

a las puertas de tu aliento.<br />

JJJJJUAN UAN UAN UAN<br />

UAN MMMMMANUEL ANUEL ANUEL ANUEL ANUEL VVVVVIAGGIO IAGGIO IAGGIO IAGGIO<br />

IAGGIO


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Noviembre de 2004

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