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Oración del Huerto - Arquidiócesis de San José

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Veisme aquí, mi dulce Amor,<br />

Amor dulce, veisme aquí,<br />

¿qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />

Veis aquí mi corazón,<br />

yo le pongo en vuestra palma,<br />

mi cuerpo, mi vida y mi alma,<br />

mis entrañas y aflicción,<br />

dulce esposo y re<strong>de</strong>nción,<br />

pues por vuestra me ofrecí,<br />

¿qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />

Dadme muerte, dadme vida:<br />

dad salud o enfermedad,<br />

honra o <strong>de</strong>shonra me dad,<br />

dadme guerra o paz cumplida,<br />

flaqueza o fuerza a mi vida,<br />

que a todo digo que sí.<br />

¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />

Dadme riqueza o pobreza,<br />

dad consuelo o <strong>de</strong>sconsuelo,<br />

dadme alegría o tristeza,<br />

dadme infierno, dadme cielo,<br />

vida dulce, sol sin velo;<br />

pues <strong><strong>de</strong>l</strong> todo me rendí,<br />

¿qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />

Si queréis, dadme oración,<br />

si no, dadme sequedad,<br />

si abundancia y <strong>de</strong>voción,<br />

y si no, esterilidad.<br />

Soberana Majestad,<br />

sólo hallo paz aquí.<br />

¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />

Dadme, pues, sabiduría,<br />

o por amor ignorancia.<br />

Dadme años <strong>de</strong> abundancia<br />

o <strong>de</strong> hambre y carestía,<br />

dad tiniebla o claro día,<br />

revolvedme aquí o allí.<br />

¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />

18 19 3<br />

En el huer to <strong>de</strong> los Olivos<br />

Una invitación a la oración y a la caridad<br />

«Qué<strong>de</strong>nse aquí, mientras yo voy allí a orar».<br />

Mt 26, 36<br />

Estamos en el <strong>Huerto</strong> <strong>de</strong> los Olivos, aquí el Señor Jesús nos llama<br />

nuevamente a velar con Él, para orar al Dios <strong>de</strong> la vida y que Él en su<br />

infinita bondad, suscite a través <strong><strong>de</strong>l</strong> Espíritu la frescura, el cambio y<br />

la conversión <strong>de</strong> tantas maneras innovadoras <strong>de</strong> propiciar muerte<br />

en la época que trascurrimos.<br />

Matamos al inocente cada vez que lo olvidamos, ignoramos,<br />

anulamos y lo oprimimos. Ese inocente que está presente en cualquier<br />

ser humano que sufre y en toda criatura <strong>de</strong> Dios que<br />

subordinamos para satisfacer las ansias <strong>de</strong>sproporcionadas <strong>de</strong><br />

po<strong>de</strong>r, tener y placer.<br />

Matamos al inocente - matamos a Jesús <strong>de</strong> Nazaret - cada vez que<br />

negamos la humanidad y la existencia <strong>de</strong> todos nuestros hermanos<br />

más pequeños: al huérfano y a la viuda, al <strong>de</strong>snudo, al sediento y al<br />

hambriento, al enfermo y al prisionero, a la hermana agua y a la<br />

hermana tierra envenenadas por nuestros excesos, a la hermana<br />

flora y a la hermana fauna que compramos, ven<strong>de</strong>mos y matamos,<br />

para saciar nuestras vanida<strong>de</strong>s.<br />

Ya nos lo dice con fuerza el <strong>San</strong>to Padre Francisco:<br />

Por <strong>de</strong>sgracia, en todas las épocas <strong>de</strong> la historia existen «Hero<strong>de</strong>s» que<br />

traman planes <strong>de</strong> muerte, <strong>de</strong>struyen y <strong>de</strong>sfiguran el rostro <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre y <strong>de</strong><br />

la mujer.<br />

Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos <strong>de</strong> responsabilidad<br />

en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres<br />

<strong>de</strong> buena voluntad: seamos «custodios» <strong>de</strong> la creación, <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>signio <strong>de</strong><br />

Dios inscrito en la naturaleza, guardianes <strong><strong>de</strong>l</strong> otro, <strong><strong>de</strong>l</strong> medio ambiente; no<br />

<strong>de</strong>jemos que los signos <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción y <strong>de</strong> muerte acompañen el camino<br />

<strong>de</strong> este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que<br />

cuidar <strong>de</strong> nosotros mismos. Recor<strong>de</strong>mos que el odio, la envidia, la soberbia

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