Oración del Huerto - Arquidiócesis de San José
Oración del Huerto - Arquidiócesis de San José
Oración del Huerto - Arquidiócesis de San José
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Lector 2:<br />
Yo no he sido siempre así,<br />
ni tampoco he rezado siempre<br />
para que Tú me condujeras.<br />
Deseaba escoger y ver mi camino; pero ahora<br />
condúceme Tú, siempre más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante.<br />
Ansiaba los días <strong>de</strong> gloria y, a pesar <strong>de</strong> los temores,<br />
el orgullo dirigía mi querer.<br />
Lector 1:<br />
¡Oh!, no te acuer<strong>de</strong>s <strong>de</strong> esos años que pasaron ya.<br />
Tu po<strong>de</strong>r me ha ben<strong>de</strong>cido tan largamente<br />
que aún sabrá conducirme siempre más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante<br />
por el llano y por los pantanos,<br />
sobre la roca abrupta y el bramar <strong><strong>de</strong>l</strong> torrente,<br />
hasta que la noche haya pasado<br />
y me sonrían en la mañana<br />
esas caras <strong>de</strong> ángeles,<br />
que había amado hace tanta tiempo<br />
y que durante una época perdí.<br />
Lector 2:<br />
Condúceme Tú, siempre más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante.<br />
Oremos en silencio<br />
Luego <strong>de</strong> unos minutos <strong>de</strong> silencio sagrado <strong>de</strong>cimos todos:<br />
Que mi alma viva para alabarte,<br />
Que tus mandamientos me auxilien;<br />
Me extravié como oveja perdida:<br />
Busca a tu siervo,<br />
Que no olvida tus mandatos.<br />
12 13 9<br />
“Puedo morir. Aquí estoy.”<br />
El 30 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1996 siete monjes trapenses, <strong><strong>de</strong>l</strong> Monasterio <strong>de</strong><br />
Nuestra Señora <strong><strong>de</strong>l</strong> Atlas en Argelia, fueron asesinados por guerrilleros<br />
fundamentalistas, que no comprendieron un nuevo estilo <strong>de</strong><br />
convivencia en armonía, en la que los cristianos y los musulmanes<br />
pudiesen convivir en paz, respeto y diálogo en una misma tierra.<br />
Dos años antes, en uno <strong>de</strong> sus escritos, el prior Christian-Marie<br />
Chergé había previsto el martirio y <strong>de</strong>jaba constancia <strong>de</strong> su respeto<br />
a la fe islámica, <strong>de</strong> su amor al pueblo argelino y <strong>de</strong> su perdón a la luz<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> Evangelio.<br />
Escuchemos el relato <strong>de</strong> este hombre convencido y enamorado <strong>de</strong><br />
la locura <strong>de</strong> la cruz, pues paralelamente a los anuncios <strong>de</strong> la Pasión<br />
que hizo Jesús el Maestro, este religioso vaticinó su Pascua personal<br />
poniendo su confianza en la esperanza <strong>de</strong> la resurrección que aniquila<br />
la muerte, el llanto y el dolor <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva.<br />
DEL P. CHRISTIAN-MARIE CHERGÉ<br />
“Si un día me aconteciera -y podría ser hoy- ser víctima <strong><strong>de</strong>l</strong> terrorismo<br />
que actualmente parece querer alcanzar a todos los<br />
extranjeros que viven en Argelia, quisiera que mi comunidad,<br />
mi Iglesia, mi familia, recordaran que mi vida ha sido donada a<br />
Dios y a este país. Que aceptaran que el único Señor <strong>de</strong> todas<br />
las vidas no podría permanecer ajeno a esta muerte brutal.<br />
Que rezaran por mí: ¿cómo ser digno <strong>de</strong> semejante ofrenda?<br />
Que supieran asociar esta muerte a muchas otras, igualmente<br />
violentas, abandonadas a la indiferencia y el anonimato.<br />
Mi vida no vale más que otra. Tampoco vale menos.<br />
De todos modos, no tengo la inocencia <strong>de</strong> la infancia. He vivido<br />
lo suficiente como para saber que soy cómplice <strong><strong>de</strong>l</strong> mal que<br />
¡<strong>de</strong>sgraciadamente! parece prevalecer en el mundo y también<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> que podría golpearme a ciegas. Al llegar el momento, querría<br />
po<strong>de</strong>r tener ese instante <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z que me permita pedir<br />
perdón a Dios y a mis hermanos en la humanidad, perdonando<br />
al mismo tiempo, <strong>de</strong> todo corazón, a quien me hubiere golpeado.<br />
No podría <strong>de</strong>sear una muerte semejante. Me parece