LECTURA TEOLOGAL DE LA VIDA EN PRISIÓN

2) ¿Qué metas me propongo en la acción pastoral con los presos?
- Autosatisfacción personal, sentirme a gusto conmigo mismo,
- Cumplir fielmente el programa señalado,
- Buscar el mejor bien para los detenidos,
- Hacer en la cárcel con los presos lo que hago en la parroquia, conformarme con
lo mínimo de visitar, decir misa,…
- No me propongo ninguna, pues no se puede hacer mucho, ni se va a lograr
nada de ellos.
- Es un trabajo pastoral más que me han encargado y lo cumplo
3) ¿Qué dificultades encuentro en la misión evangelizadora en la cárcel?
- Las propias de la estructura de la cárcel, no hay colaboración de los directivos,
funcionarios,...
- Los presos no son receptivos, muy deteriorados, pasan de los valores y de la fe,
pasan de la Pastoral Penitenciaria ...
- No siento estímulos compensatorios, es tiempo perdido, no se logra nada, no te
valoran el trabajo que haces,...
- Demasiada presión psicológica, me influye el ambiente de tensión y violencia de
la cárcel, aparece el estrés, tristeza y nerviosismo,...
4) ¿Qué estrategias poner en funcionamiento para superar los efectos negativos?
- Personales
- Organizativas
- Recursos humanos, eclesiales, institucionales para mejor realizar la misión.
2,4. Motivaciones desde la fe
Estas motivaciones nos la el apóstol Pablo en su carta primera a los Corintios (leída el V
domingo del T.O.):
El hecho de predicar no es para mi motivo de soberbia. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el
Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero si lo hago a pesar mío es que
me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio,
anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación de esta Buena Noticia. Me he hecho
débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todo, para ganar, sea como sea, a
algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. 42
El apóstol Pablo, con experiencia profunda en anunciar el evangelio a los “paganos”,
incrédulos, ignorantes y acérrimos de otras religiones, nos da unas pautas de cómo
nosotros hemos de ser evangelizadores en el medio carcelario y ante las personas
privadas de libertad. También como Pablo, nosotros muchas veces, comprobamos que la
tarea y la misión evangélica son desalentadoras y difíciles, por que no ves los resultados, y
nos vemos tentados a arrojar la toalla más de una vez. Pero no hemos de olvidar nunca
que el anuncio del Reino es obra del Espíritu de Jesús. Por eso, nosotros comprendemos
que lo importante es sembrar la semilla del amor, de la fe, de la esperanza y de la
libertad, y dejar que el Espíritu de Jesús se encargue de madurar en cada persona lo
sembrado en ella. Los resultados, a veces, son sorprendentes; cuando menos lo esperas,
42 1ª Cor 9,16-19.22-23
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