LECTURA TEOLOGAL DE LA VIDA EN PRISIÓN
LECTURA TEOLOGAL DE LA VIDA EN PRISIÓN
LECTURA TEOLOGAL DE LA VIDA EN PRISIÓN
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
20<br />
esas semillas de libertad han fructificado y se han convertido en una auténtica<br />
experiencia de liberación integral para el que fue preso y hoy es un hombre y una<br />
mujer libre, una persona renovada e integrada.<br />
Después de todo, no pretendamos que los únicos que damos y que sembramos somos<br />
nosotros, no todo es dar de mi parte. Hemos de reconocer que recibimos de ellos mucho<br />
más de lo que nosotros les podamos dar. Estoy convencido que no solo los pobres son<br />
evangelizados, sino que son los pobres los que nos evangelizan. Pues desde ellos percibes<br />
a Dios de una manera nueva y distinta; desde ellos descubres a Cristo encarnado<br />
realmente; desde ellos tu fe se hace más fuerte y comprometida. San Pablo dice que él<br />
se veía obligado, comprometido con Cristo para hacer presente el Reino de Dios y<br />
exclamaba con un grito de exigencia: “¡hay de mi si no anuncio el evangelio!”, y cada uno<br />
de nosotros, asumiendo ese mismo compromiso de Pablo y siendo coherentes con nuestra<br />
vocación liberadora, diríamos también, "hay de mi si no me dejo evangelizar por los<br />
presos!".<br />
Finalizo con un canto a la esperanza y a la superación desde Cristo resucitado, elaborado,<br />
como oración por un preso de la cárcel de Alhaurín de la Torre: 43<br />
En la anterior Estación de este Vía crucis hemos contemplado la muerte de Jesús. Para muchos, todo ha<br />
terminado. Ya han dado muerte al que es la Vida.<br />
Nosotros, los presos, desde aquí y desde nuestra fe, creemos esto como algo imposible. Si Cristo ha muerto,<br />
si Dios ha muerto, ¿qué hacemos nosotros aquí? ¿qué esperanza tenemos? ¿Para qué tanto sufrir? ¿Para qué tanto<br />
“chabolo”, tanta “cunda”..., tanto aguantar? Si todo va a terminar como piensan muchos que terminó para Jesús, que<br />
acabe cuanto antes. No vale la pena seguir sufriendo para morir aquí dentro, para, desde aquí, ver morir poco a<br />
poco a nuestra familia fuera. No vale la pena; estoy convencido.<br />
Pero Jesús no ha muerto, amigos. Convenceos. Jesús vive. Jesús estaba muerto en nosotros y para nosotros,<br />
antes, cuando estábamos en la calle. Cuando creíamos estar libres era precisamente cuando éramos esclavos,<br />
íbamos muriendo sin darnos cuenta.<br />
Hoy todos los que estamos celebrando este Vía Crucis, creemos que Cristo vive. Y vive en nosotros, y vive<br />
en el voluntariado y vive en la gente que nos quiere aunque nos haga sufrir. Y vive en nuestra familia. Y nos<br />
acompaña siempre.<br />
¡Cristo vive! Y porque está vivo no perdemos la esperanza. Cristo vive en nosotros porque hemos<br />
renunciado al mal. Está vivo porque hemos resucitado al amor.<br />
Esta es la gran noticia que os quiero dar, compañeros: que Jesús ha resucitado. Lo único que hacer desde<br />
ahora y para siempre, en prisión o en libertad, es abrir nuestras vidas a esta presencia de Jesús. Él quiere decirnos<br />
algo, quiere decirnos que no temamos, quiere darnos ánimos, quiere darnos su paz, quiere ser nuestra luz, quiere<br />
entrar en nuestras vidas para cambiarlas.<br />
¡Ábrete a Cristo! ¡Ábrete a tu hermano! ¡Ábrete a la luz, quiere entrar en nuestras vidas para cambiarlas!<br />
Puede que vuelva a nosotros la noche, la oscuridad. Pero no pierdas la fe. No mires hacia atrás en donde<br />
solo vas a ver sombras... Mira hacia delante en donde está la luz. Allí, al fondo, a lo lejos; o aquí cerca de ti, dentro<br />
de ti, está Él, te espera Él, te llama Él.<br />
Cristo no ha muerto. Cristo vive y nosotros, tú y yo, somos testigos de la resurrección de Cristo porque nos<br />
queremos, porque somos hombres y mujeres nacidos para la liberad.<br />
43 Cf. Vía Crucis del C.P. de Alhaurín de la Torre, 1999<br />
Pedro Fernández Alejo, trinitario<br />
Madrid, 11 febrero de 2009