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- La acción, interpretación y signo de la individualidad y de la singularidad del orador, se
traduce en la pronunciación y el gesto (efectos de voz, mirada…)
- La memoria o memorización del discurso, que permite la improvisación (el dominio del
discurso por el orador).
- La elocución, redacción del discurso que hace de él un texto literario, hace referencia a la
elección y la disposición de las palabras en la frase, a los efectos del ritmo, al nivel del
lenguaje, a las figuras de estilo.
El discurso demostrativo:
El género demostrativo es una de las tres grandes clases de elocuencia (con el género
deliberativo y el género judicial). Se define por el asunto del discurso: el bien o el mal. Se
convierte en censura o elogio, siendo representado el auditorio por los espectadores. El
discurso demostrativo no dicta una elección, pero orienta las elecciones futuras y puede ser
empleado con fines pedagógicos. La amplificación es a menudo empleada en este tipo de
discursos.
*La transición: conclusión parcial al fin de cada parte del discurso, anuncia la tesis siguiente,
permitiendo establecer una relación lógica entre las partes.
Bossuet (Jacques-Bénigne, 1627-1704): eclesiástico y gran predicador, predica con
escándalo en la villa y en la Corte. Pronuncia numerosos sermones y las oraciones fúnebres
de altos y poderosos personajes. Cuidadoso de persuadir, Bossuet ha pasado a la historia
como maestro en el arte de la elocuencia, a la que examina para darle más fuerza. Sus
Sermones, especie de largas conferencias, parten de una cita bíblica; siguen un primer
exordio (sujeto y espíritu del sermón), un segundo exordio (comentario de la cita, presentación
de dos o tres ideas, los “puntos” del sermón), la discusión de cada punto según un esquema
dinámico (antítesis, progresión); por fin la peroración viene a clausurar el sermón. La
improvisación era corriente, siguiendo las reacciones del auditorio y la inspiración del
predicador.
Las definiciones de las partes de la organización (o disposición o composición) del
discurso:
El exordio: primera parte del discurso, expone clara y brevemente la cuestión de la que se
va a tratar: puede abrirse sobre una presentación del orador (obertura del discurso);
La narración: expone los hechos concernientes al sujeto a tratar, desde un punto de vista
objetivo (claridad, brevedad, credibilidad);
La confirmación: (o discusión): reagrupamiento del conjunto de pruebas, es seguida
tradicionalmente por la refutación (que destruye los argumentos adversos);
La peroración: coronación del discurso, debe producir la impresión decisiva para llevarse la
convicción de los auditores. Pone fin al discurso, puede ser largo y dividirse en partes: la
intensidad con la que se insiste sobre la gravedad, la pasión para suscitar pasión o
indignación, la recapitulación en la que se resume la argumentación. Puede ser un resumen,
un misterio o una llamada a la piedad (Cicerón).
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