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Descargar PDF - Centro Cultural José Pío Aza

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S E M B L A N Z A<br />

22<br />

Entonces yo creo que ese aspecto social<br />

fue el que en mí fue evolucionando a más,<br />

de tal forma que en los últimos tiempos yo<br />

estuve muy ligado a los movimientos<br />

sociales sindicales que organizaba la<br />

federación de campesinos. Hasta el punto<br />

que participé en mítines hablando. Fui el<br />

primer cura que salió en un mitin a hablar,<br />

con bastante escándalo para unos y para<br />

otros sorpresa y para mí también con<br />

dificultad, porque no era fácil asumir el<br />

hecho que en un medio piadoso desde el<br />

punto de vista religioso, como es la Convención, el que un cura saliera en un mitin<br />

a hablar de derechos humanos, de los derechos de la gente. Y eso me fue<br />

aprisionando, aprisionando en el buen sentido de la palabra.<br />

Y recuerdo que me tocó participar en una movilización social a Cuzco, que quizá<br />

fue el punto más álgido del tiempo que yo estuve allí. En una movilización en pro<br />

de la hoja de coca que duró once días. Fue una movilización de diez mil<br />

campesinos tomando Cuzco. Once días en que los campesinos fueron los dueños<br />

de Cuzco y en el que el gobierno jugó como siempre un papel a desestabilizar la<br />

movilización. Durante esos once días yo también estuve en la comisión que<br />

dialogaba con las autoridades y vi de cerca la manipulación que las autoridades<br />

hicieron de todo el movimiento y como poco a poco fueron estirando el proceso<br />

para que la gente se desgastara porque los recursos económicos sobre<br />

alimentación de esas miles de personas, pues se quedaban sin alimentos y<br />

entonces, pues claro, al final la gente sin alimentos, abandonadas las chacras,<br />

llega un momento en que no pueden aguantar más. Y efectivamente, a pesar de la<br />

huelga de hambre que se hizo de casi cien campesinos metidos en San Pedro,<br />

una de las iglesias y a pesar de las presiones, llegó un momento en que se vió que<br />

no se daba más de sí y hubo un componéndum con las autoridades y se salió del<br />

paso como se pudo. Pero esa movilización a mí personalmente me enseñó<br />

mucho: a confiar muy poco en las autoridades políticas en caso de movilizaciones<br />

sociales y a confiar mucho en el campesinado, en la capacidad del pueblo para<br />

luchar por sus derechos.<br />

Cuando me fui, en los gobiernos de Fujimori, que ya no estuve yo aquí, el<br />

movimiento campesino perdió mucha dinámica, que parece ser que lo buscó el<br />

gobierno directamente: el destruir la movilización social. Cuando terminó Fujimori,<br />

parece que adquirió más fuerza y ahora desconozco el nivel que puede tener.<br />

Ahora, de lo que estoy convencido es de una cosa: que la Convención, vista la<br />

historia del último siglo, pues es que el movimiento popular, fundamentalmente<br />

ligado al sindicalismo en la convención, es el termómetro para medir el progreso<br />

de la provincia. Si el termómetro ese, mide alto, la provincia va bien. Si ese<br />

termómetro está bajo, la provincia no marcha. Entonces creo que es un elemento

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