27.05.2013 Views

Ped Int 11-1 88p - sepeap

Ped Int 11-1 88p - sepeap

Ped Int 11-1 88p - sepeap

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

42<br />

Vómitos y regurgitaciones. Reflujo gastroesofágico.<br />

Estenosis pilórica<br />

Resumen<br />

Palabras clave<br />

Abstract<br />

Key words<br />

A.J. Carbajo Ferreira<br />

Centro de Salud Reyes Magos. Alcalá de Henares, Madrid<br />

El vómito es un síntoma habitual en la práctica pediátrica. Puede ser un síntoma acompañante<br />

inespecífico, presente en múltiples enfermedades. Otras veces es el síntoma fundamental,<br />

clave en la sospecha diagnóstica, como sucede en la estenosis pilórica. En esta revisión, se<br />

muestra el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad quirúrgica, frecuente en las<br />

primeras semanas de vida. La regurgitación del lactante es un trastorno gastrointestinal<br />

funcional muy frecuente, cuyo diagnóstico es clínico y no precisa tratamiento. La enfermedad<br />

por reflujo gastroesofágico se caracteriza por la presencia de esofagitis o síntomas<br />

respiratorios, como consecuencia de episodios repetidos y prolongados de reflujo<br />

gastroesofágico, que superan la capacidad protectora de la mucosa del esófago. En este<br />

trabajo, se muestran los síntomas de esta enfermedad, las indicaciones de las diferentes<br />

técnicas diagnósticas y la evidencia disponible en cuanto a la eficacia, efectividad y<br />

seguridad de las opciones terapéuticas.<br />

Reflujo gastroesofágico; Estenosis pilórica; Vómitos; Regurgitaciones; Niño.<br />

VOMITING AND REGURGITATION. GASTROESOPHAGEAL REFLUX.<br />

PYLORIC STENOSIS<br />

Vomiting is a common symptom which takes place in the paediatric practice. Sometimes it could<br />

be a non-specific associated symptom existing in multiple diseases. Others it is the main<br />

symptom, key in the diagnostic suspicion, as it happens in the pyloric stenosis. This review<br />

shows the diagnostic and course of treatment of this surgical disease, usual in the first weeks of<br />

life. Infant regurgitation is a functional gastrointestinal disorder very common whose diagnostic is<br />

clinic and doesn’t require treatment. Gastroesophageal reflux disease is characterized by the<br />

presence of esophagitis and respiratory symptoms. It is a consequence of repetitive and<br />

prolonged gastroesophageal reflux episodes that exceed the protective capacity of the<br />

esophageal mucous membrane. The symptoms of this illness, the indications of the diagnostic<br />

approaches and the available evidence about efficacy, effectiveness and security of the<br />

treatment options are shown within this study.<br />

Gastroesophageal reflux; Pyloric stenosis; Vomiting; Regurgitation; Child.<br />

INTRODUCCIÓN El reflujo gastroesofágico (RGE) es el<br />

Las regurgitaciones y los vómitos<br />

son síntomas muy frecuentes en los niños.<br />

Pueden ser la manifestación de un<br />

reflujo gastroesofágico. Los vómitos<br />

son también el síntoma de otras muchas<br />

enfermedades digestivas y extradigestivas.<br />

Una de esas enfermedades<br />

digestivas, donde el vómito es<br />

el síntoma fundamental, es la estenosis<br />

pilórica.<br />

<strong>Ped</strong>iatr <strong>Int</strong>egral 2007;XI(1):42-52.<br />

paso retrógrado involuntario del contenido<br />

gástrico hacia el esófago a través del<br />

esfínter esofágico inferior (EEI). Cuando<br />

el material refluido llega hasta la orofaringe<br />

o la boca de forma súbita y sin esfuerzo,<br />

hablamos de regurgitación. El vómito<br />

es la expulsión brusca y forzada del<br />

contenido gástrico por la boca, a causa<br />

de movimientos coordinados del intestino<br />

delgado, estómago, esófago y diafragma,<br />

generalmente precedida de náu-<br />

seas y acompañada de síntomas vegetativos.<br />

El RGE es fisiológico y sucede tanto en<br />

niños como adultos; se relaciona con relajaciones<br />

transitorias del EEI sin relación con<br />

la deglución. Este proceso fisiológico se<br />

transforma en patológico cuando la frecuencia<br />

y duración de los episodios de reflujo<br />

son elevadas y, como consecuencia<br />

de ello, se producen otros síntomas diferentes<br />

de los vómitos y regurgitaciones: daño<br />

esofágico por el material refluido, sín-


tomas respiratorios o pérdida de peso.<br />

En este caso hablamos de enfermedad por<br />

reflujo gastroesofágico (ERGE).<br />

VÓMITOS<br />

La expulsión forzada del contenido<br />

gástrico por la boca está producida por<br />

un mecanismo reflejo donde intervienen<br />

los siguientes elementos:<br />

• Centro del vómito. Está localizado en<br />

la sustancia reticular del bulbo.<br />

• Vías aferentes. Recogen estímulos procedentes<br />

de:<br />

– Vísceras abdominales, faringe y vasos<br />

coronarios. Los impulsos viajan por los<br />

sistemas simpático y parasimpático.<br />

Los neurotransmisores de estas vías<br />

son la dopamina y la serotonina.<br />

– Zona quimiorreceptora del suelo del<br />

cuarto ventrículo. Esta zona se activa<br />

con estímulos químicos, tóxicos, opiáceos<br />

endógenos o fármacos antineoplásicos.<br />

Emplea también como neurotransmisores<br />

la dopamina y la serotonina.<br />

– Sistema vestibular. Utiliza la acetilcolina<br />

y la histamina como neurotransmisores.<br />

– Córtex cerebral.<br />

• Vías eferentes. Son los nervios frénico,<br />

espinal y fibras viscerales eferentes<br />

del nervio vago.<br />

Los vómitos son un motivo de consulta<br />

muy frecuente, tanto en la consulta del pediatra<br />

de Atención Primaria, como en los<br />

servicios de urgencia hospitalarios y extrahospitalarios.<br />

Se puede decir que casi todas<br />

las enfermedades pediátricas pueden<br />

tener vómitos en algún momento de su evolución.<br />

En la tabla I, se recoge una muestra<br />

de procesos que habitualmente se manifiestan<br />

con vómitos. Las causas más frecuentes<br />

de vómitos en la infancia son la gastroenteritis<br />

y otras infecciones agudas.<br />

En la valoración inicial de un niño que<br />

vomita, el primer objetivo es determinar la<br />

repercusión del síntoma en el paciente,<br />

valorando la hidratación, el estado general<br />

y el estado hemodinámico, para detectar<br />

aquellas situaciones que precisan<br />

un tratamiento inmediato dirigido a la prevención<br />

y tratamiento del shock y de las<br />

alteraciones hidroelectrolíticas. El siguiente<br />

objetivo es el diagnóstico etiológico, que<br />

nos permita la instauración del tratamiento<br />

adecuado. Aunque existen diversos tra-<br />

tamientos antieméticos, lo prioritario en la<br />

terapéutica del niño que vomita es el tratamiento<br />

de la enfermedad causal.<br />

Diagnóstico<br />

Ante la multitud de posibles causas,<br />

la valoración clínica inicial (anamnesis y<br />

exploración física) es fundamental para<br />

centrar el diagnóstico etiológico. En<br />

la mayoría de las ocasiones, es suficiente<br />

para llegar al diagnóstico final. En otras,<br />

se precisa la realización de pruebas complementarias.<br />

• Anamnesis. Debe ser detallada, considerando:<br />

la edad y el tiempo de evo-<br />

Recién nacido/lactante Preescolar/escolar<br />

Trastornos – Errores dietéticos – Alimentación mal reglada<br />

gastrointestinales – Gastroenteritis aguda – Gastroenteritis aguda<br />

– Reflujo gastroesofágico – Reflujo gastroesofágico<br />

– Malformaciones digestivas – Enfermedad ácido-péptica<br />

– Enterocolitis necrotizante – Apendicitis<br />

– <strong>Int</strong>olerancia a proteínas – Hernia incarcerada<br />

de la leche de vaca – Patología biliar<br />

– Estenosis pilórica – Pancreatitis<br />

– Tapón o íleo meconial – Enfermedad inflamatoria<br />

– Invaginación intestinal<br />

– Hernia incarcerada<br />

intestinal<br />

Infecciones no – Infección urinaria – Infección ORL<br />

gastrointestinales – Sepsis – Infección urinaria<br />

– Meningitis – Neumonía<br />

– Tos ferina<br />

– Neumonía<br />

– Infección ORL<br />

– Meningitis<br />

Trastornos – Hemorragia intracraneal – Migraña<br />

neurológicos – Hidrocefalia – Cinetosis<br />

– Traumatismos – Tumor del sistema nervioso<br />

craneoencefálicos central<br />

– Traumatismo craneoencefálico<br />

– Encefalopatía hipertensiva<br />

Nefropatía – Insuficiencia renal – Glomerulopatías<br />

– Acidosis tubular – Uremia<br />

– Hipertensión arterial<br />

Patología endocrina – Hiperplasia suprarrenal – Insuficiencia suprarrenal<br />

y metabólica congénita – Diabetes mellitus<br />

– Hipercalcemia<br />

– Aminoacidopatías<br />

– Galactosemia<br />

– Fructosemia<br />

– Acidemias orgánicas<br />

– Síndrome de Reye<br />

Otros – Sobredosificación o – Vómitos cíclicos<br />

efectos secundarios – Bulimia-anorexia nerviosa<br />

de fármacos: hierro, – Vómitos psicógenos<br />

antibióticos, etc. – <strong>Int</strong>oxicaciones<br />

– Embarazo<br />

– Sobredosificación o efectos<br />

secundarios de fármacos<br />

TABLA I.<br />

Clasificación<br />

etiológica de los<br />

vómitos según la<br />

edad<br />

lución, la frecuencia del vómito, su distribución<br />

horaria y la relación con las<br />

tomas, el contenido del vómito (alimentario,<br />

mucoso, bilioso, fecaloideo<br />

o hemático) y la naturaleza del mismo<br />

(proyectivo, a chorro o babeante, sin<br />

fuerza). Para descartar intolerancias,<br />

alergias y algunas metabolopatías, debemos<br />

preguntar si el inicio de los vómitos<br />

coincide con la introducción de<br />

algún alimento o si se repiten cada<br />

vez que se da un alimento concreto.<br />

Asimismo, se deben investigar posibles<br />

transgresiones o errores dietéticos<br />

y la ingesta o inhalación de tóxicos.<br />

Los vómitos pueden ser el sínto- 43


44<br />

ma fundamental de la patología, pero<br />

otras veces sólo son un síntoma acompañante.<br />

Por ello, debemos averiguar<br />

si existen síntomas asociados, que<br />

pueden ser claves para llegar al diagnóstico:<br />

fiebre, diarrea, estreñimiento,<br />

pérdida de peso, dolor abdominal, cefalea,<br />

amenorrea, síntomas respiratorios<br />

o urinarios. Es importante la valoración<br />

sociofamiliar y de los posibles<br />

factores ambientales generadores de<br />

estrés, que nos pueden orientar hacia<br />

un origen psicógeno de los vómitos.<br />

• Antecedentes familiares. Se recogerán<br />

en la historia los antecedentes<br />

familiares de enfermedades genéticas<br />

y metabólicas, que se manifiesten<br />

con vómitos, y la existencia actual<br />

en la familia de procesos infecciosos<br />

o intoxicaciones.<br />

• Antecedentes personales. El antecedente<br />

de polihidramnios y el retraso<br />

en la eliminación del meconio nos<br />

pueden orientar hacia malformaciones<br />

digestivas en el neonato. Se debe<br />

investigar si es un niño previamente<br />

sano o si padece alguna patología: los<br />

vómitos pueden ser un síntoma de descompensación;<br />

o quizá reciba algún<br />

tratamiento que sea el responsable de<br />

los mismos.<br />

• Exploración física. Será completa y<br />

dirigida a los dos objetivos de toda la<br />

evaluación clínica: determinar la repercusión<br />

de los vómitos en el paciente<br />

(toma de constantes vitales, estado<br />

hemodinámico, hidratación y nutrición)<br />

y buscar la causa (exploración exhaustiva<br />

de todos los órganos y sistemas).<br />

• Pruebas complementarias. Se deben<br />

indicar en aquellos casos en que<br />

no se llegue al diagnóstico con la<br />

anamnesis y exploración y siempre<br />

orientadas por los datos obtenidos en<br />

la evaluación clínica inicial. Se considerará<br />

la realización de hemograma,<br />

reactantes de fase aguda, cultivos,<br />

glucemia, función hepatorrenal,<br />

iones, osmolaridad, gasometría, ácido<br />

láctico y aminoácidos en sangre y<br />

orina, amilasa y ferritina. La radiología<br />

simple de abdomen es útil para descartar<br />

malformaciones congénitas y<br />

obstrucción intestinal. Otras técnicas<br />

a emplear según la sospecha clí-<br />

nica son la ecografía abdominal, la tomografía<br />

computada, la resonancia<br />

magnética o la endoscopia digestiva.<br />

En la valoración del niño que vomita,<br />

se debe establecer si la situación clínica<br />

permite el manejo en Atención Primaria<br />

o si es necesaria la derivación al hospital.<br />

Los criterios de derivación urgente al hospital<br />

son:<br />

– Deshidratación moderada-severa.<br />

– Afectación del estado general.<br />

– <strong>Int</strong>olerancia oral mantenida.<br />

– Presencia significativa de sangre, bilis<br />

o heces en el vómito.<br />

– Necesidad de pruebas complementarias<br />

para el diagnóstico, no accesibles<br />

desde Atención Primaria.<br />

– Necesidad de tratamiento por vía intravenosa.<br />

– Sospecha o diagnóstico de patologías<br />

que precisan tratamiento quirúrgico urgente.<br />

Tratamiento<br />

La terapéutica de los vómitos debe<br />

dirigirse al tratamiento de la enfermedad<br />

causal. Los fármacos antieméticos sólo<br />

se deben emplear en casos seleccionados<br />

cuando no es posible o no es eficaz<br />

el tratamiento etiológico.<br />

La gran mayoría de los niños que acuden<br />

con vómitos están bien hidratados,<br />

tienen buen estado general y pueden ser<br />

tratados en Atención Primaria.<br />

Se ofrecerán pequeñas cantidades de<br />

líquidos: 5-10 mL cada 10 minutos para<br />

probar la tolerancia. Se irán aumentando<br />

la frecuencia y la cantidad progresivamente.<br />

Los líquidos a emplear pueden ser soluciones<br />

de rehidratación oral tipo ESPGHAN<br />

o, si no hay diarrea ni deshidratación, también<br />

líquidos azucarados, como agua azucarada<br />

o zumos. Esta fase inicial puede<br />

durar entre 3 y 8 horas. Después, si el paciente<br />

sigue tolerando, se le administrará<br />

una dieta blanda, sin forzar. Si la evolución<br />

es favorable, a las 24-48 horas, se pasará<br />

a una dieta normal para la edad del niño,<br />

salvo que sea necesario excluir algún nutriente<br />

para tratar la enfermedad causal.<br />

Los fármacos antieméticos generalmente<br />

son innecesarios y no se aconsejan<br />

habitualmente en procesos agudos.<br />

Están contraindicados cuando hay obstrucción<br />

intestinal, hemorragia digestiva,<br />

perforación intestinal, apendicitis aguda<br />

o estenosis pilórica. El tratamiento farmacológico<br />

suele reservarse para intoxicaciones<br />

graves con vómitos, trastornos de<br />

la motilidad intestinal, cinetosis y vómitos<br />

postanestésicos o secundarios a quimioterapia<br />

antineoplásica. Los fármacos más<br />

empleados son los bloqueantes de neurotransmisores:<br />

• Antagonistas de la dopamina.<br />

– Metoclopramida, a dosis de 0,1<br />

mg/kg/dosis (máximo: 0,4 mg/kg/día).<br />

Produce con frecuencia un síndrome<br />

extrapiramidal, sobre todo en niños<br />

pequeños, que limita su uso. Sus<br />

indicaciones son: alteraciones de la<br />

motilidad intestinal, intoxicaciones graves<br />

y RGE.<br />

– Domperidona, a dosis de 0,3 mg/kg/dosis<br />

(3-4 dosis/día). Tiene menos efectos<br />

extrapiramidales. Sus indicaciones<br />

son: alteraciones de la motilidad<br />

intestinal y RGE.<br />

– Clorpromacina, a dosis de 0,5-1<br />

mg/kg/dosis, cada 8 horas. Puede tener<br />

efectos secundarios extrapiramidales<br />

y anticolinérgicos. Sus indicaciones<br />

son: intoxicaciones graves, vómitos<br />

cíclicos y vómitos en pacientes<br />

oncológicos.<br />

• Antagonistas de la serotonina.<br />

– Ondansetron, a dosis de 5 mg/m 2 /dosis.<br />

Su indicación fundamental son los<br />

vómitos secundarios a quimioterapia y<br />

radioterapia. Se ha estudiado también<br />

este fármaco en la gastroenteritis aguda.<br />

Parece eficaz para disminuir los vómitos<br />

y permitir la rehidratación oral; sin<br />

embargo, su beneficio para reducir los<br />

ingresos hospitalarios no ha sido constante<br />

en los estudios publicados. Los<br />

datos disponibles no son suficientes para<br />

aconsejar el uso habitual de este fármaco<br />

en la gastroenteritis aguda.<br />

• Antihistamínicos.<br />

– Dimenhidrato e hidroxicina pueden<br />

ser útiles en los vómitos por cinetosis<br />

y vértigos laberínticos.<br />

ESTENOSIS PILÓRICA<br />

La estenosis pilórica es una causa<br />

frecuente de vómitos persistentes en las<br />

primeras semanas de vida y uno de los<br />

problemas quirúrgicos más comunes a<br />

esa edad.


La estenosis pilórica (EP) se caracteriza<br />

por la hipertrofia de las fibras musculares,<br />

sobre todo circulares, del píloro,<br />

que produce una estrechez del canal<br />

pilórico e impide o limita el paso del alimento.<br />

Por ello, se denomina también estenosis<br />

hipertrófica del píloro.<br />

No se conoce la causa de la EP, pero<br />

parecen implicados factores hereditarios<br />

y ambientales. Afecta al 3-6 por mil<br />

de recién nacidos vivos. Es más común<br />

en personas de raza caucásica y en las<br />

que pertenecen a los grupos sanguíneos<br />

B y 0. Existe una predisposición del sexo<br />

masculino, con una relación niño/niña<br />

de 4/1. Es mucho más frecuente en hijos<br />

y hermanos de los pacientes que en la población<br />

general. Cuando la enfermedad<br />

afecta a una niña, los hijos y hermanos de<br />

la misma tendrán EP con más frecuencia<br />

que si el afectado fuera varón. Se ha<br />

descrito su asociación con otras enfermedades<br />

congénitas, como malrotación<br />

intestinal, enfermedad de Hirschprung,<br />

malformaciones renales y deleción en el<br />

brazo largo del cromosoma <strong>11</strong>. En cuanto<br />

a los factores ambientales, el estrés prenatal<br />

y el postnatal podrían producir una<br />

hipersecreción de gastrina, que ocasionaría<br />

una obstrucción pilórica progresiva.<br />

Se ha relacionado el uso de eritromicina<br />

o prostaglandinas en el neonato con el desarrollo<br />

de la enfermedad. Otros posibles<br />

mecanismos patogénicos son la alteración<br />

en la innervación y la reducción de<br />

fibras nerviosas que contienen encefalina<br />

y péptido intestinal vasoactivo en la musculatura<br />

lisa del píloro.<br />

Como consecuencia de la hipertrofia<br />

del músculo liso, todo el píloro está engrosado,<br />

adoptando la forma de una oliva<br />

de unos 2 cm de diámetro y unos 3 cm<br />

de longitud; el canal pilórico se alarga, se<br />

estrecha y obstruye la luz. Con frecuencia<br />

hay un edema de la mucosa que aumenta<br />

la estenosis.<br />

Cuadro clínico<br />

El síntoma cardinal de la estenosis<br />

pilórica es el vómito. Los demás síntomas<br />

son secundarios al mismo y forman<br />

parte del síndrome emetizante.<br />

En la presentación clínica típica, los<br />

vómitos se inician a la edad de 3-4 semanas<br />

de vida. Son proyectivos, “a cho-<br />

rro”, eliminando todo el contenido gástrico.<br />

Son de contenido alimentario y nunca<br />

bilioso. A veces tienen moco y, cuando<br />

los vómitos son muy intensos, pueden tener<br />

restos hemáticos a causa de pequeñas<br />

hemorragias gástricas o esofagitis.<br />

Como consecuencia de los vómitos persistentes,<br />

el niño está continuamente hambriento<br />

y se puede producir deshidratación,<br />

malnutrición, oliguria y estreñimiento.<br />

Las pérdidas de cloro y ácido condicionan<br />

la aparición de una alcalosis metabólica<br />

hipoclorémica. Un 5% de los pacientes<br />

tienen ictericia por bilirrubina no<br />

conjugada, que se atribuye a un déficit de<br />

glucuronil transferasa, y que desaparece<br />

después del tratamiento.<br />

En la inspección, pueden observarse<br />

ondas peristálticas en el tercio superior<br />

del abdomen, que se desplazan de izquierda<br />

a derecha y que corresponden a<br />

contracciones gástricas vigorosas, que<br />

intentan vencer la obstrucción.<br />

En la palpación, se puede detectar la<br />

oliva pilórica, que se encuentra por encima<br />

y a la derecha del ombligo, por fuera<br />

del recto anterior y a unos dos cm por debajo<br />

del reborde hepático. Comprobar<br />

la existencia de la oliva pilórica con frecuencia<br />

no es posible porque la palpación<br />

abdominal no es fácil en un niño irritable,<br />

con hambre, que está continuamente<br />

llorando.<br />

Diagnóstico<br />

La técnica de imagen de elección<br />

para el diagnóstico de la estenosis pilórica<br />

es la ecografía.<br />

La tríada formada por vómitos, ondas<br />

peristálticas visibles y oliva palpable es<br />

patognomónica de EP.<br />

Cuando la clínica es sospechosa y no<br />

se palpa la oliva pilórica, la prueba diagnóstica<br />

de elección es la ecografía. Tiene<br />

una sensibilidad del 95% y una especificidad<br />

del 100%. Se observan unas imágenes<br />

ecográficas típicas en donuts. Los<br />

criterios ecográficos de EP son: grosor de<br />

la pared del píloro mayor de 4 mm, diámetro<br />

de la oliva mayor de 13 mm y una<br />

longitud de ésta mayor de 16 mm.<br />

Habitualmente, con la ecografía finaliza<br />

el proceso diagnóstico; pero si se quiere<br />

descartar la asociación de una hernia<br />

hiatal (síndrome frenopilórico de Roviral-<br />

ta) o persisten dudas diagnósticas, está<br />

indicado un tránsito baritado esófago-gastro-duodenal.<br />

Los signos radiológicos<br />

de EP son el estrechamiento pilórico (signo<br />

de la cuerda) y la impronta distal del<br />

píloro hipertrofiado en el bulbo duodenal<br />

(signo del hongo o del paraguas).<br />

Tratamiento<br />

Ningún niño con estenosis pilórica<br />

debe ser intervenido quirúrgicamente<br />

hasta que se hayan corregido las alteraciones<br />

hidroelectrolíticas y del equilibrio<br />

ácido-base.<br />

El tratamiento es quirúrgico, pero la<br />

cirugía de la EP nunca es una emergencia.<br />

Antes de que el niño entre en el quirófano,<br />

es necesario corregir la deshidratación,<br />

la alcalosis metabólica, la hipocloremia<br />

y la hipopotasemia, para prevenir<br />

complicaciones postoperatorias. Se<br />

colocará una sonda nasogástrica abierta<br />

y se administrarán líquidos y electrólitos<br />

por vía intravenosa.<br />

La técnica quirúrgica de elección es<br />

la piloromiotomía extramucosa de Fredet-<br />

Weber-Ramsted. Puede ser realizada por<br />

laparotomía o por laparoscopia. Consiste<br />

en seccionar longitudinalmente la capa<br />

serosa de la oliva pilórica y después se<br />

va profundizando y separando el músculo<br />

con una pinza hasta que la mucosa se<br />

hernie entre los labios de la incisión, solucionándose<br />

así la obstrucción. Es necesario<br />

que el cirujano investigue exhaustivamente<br />

la posibilidad de perforación<br />

de la mucosa pues, en el caso de pasar<br />

inadvertida, las consecuencias serían<br />

graves.<br />

Generalmente, puede iniciarse la alimentación<br />

oral a las 12-24 horas de la cirugía.<br />

Un porcentaje elevado de niños tienen<br />

vómitos postoperatorios, como consecuencia<br />

de la gran atonía y dilatación<br />

gástricas secundarias a la obstrucción<br />

previa o como consecuencia del edema<br />

de píloro por la manipulación quirúrgica.<br />

Si los vómitos persisten durante más de 7<br />

días, se debe descartar una piloromiotomía<br />

incompleta, que puede precisar una<br />

reintervención quirúrgica.<br />

La mortalidad operatoria es del 0,3%,<br />

casi siempre debida a una inadecuada<br />

corrección preoperatoria de los desequilibrios<br />

hidroelectrolíticos. El diámetro y 45


TABLA II.<br />

Trastornos<br />

gastrointestinales<br />

funcionales en el<br />

lactante y<br />

preescolar (Grupo<br />

G de trastornos<br />

funcionales, según<br />

los criterios de<br />

Roma III)<br />

46<br />

G1. Regurgitación del lactante<br />

G2. Síndrome de rumiación del<br />

lactante<br />

G3. Síndrome de vómitos cíclicos<br />

G4. Cólico infantil<br />

G5. Diarrea funcional<br />

G6. Disquecia del lactante<br />

G7. Estreñimiento funcional<br />

la longitud del píloro recuperan la normalidad<br />

entre la 6ª y la 12ª semanas postcirugía.<br />

REGURGITACIÓN DEL LACTANTE<br />

La regurgitación del lactante es un<br />

trastorno digestivo funcional del lactante<br />

sano, que se diagnostica con la anamnesis<br />

y la exploración física y no necesita<br />

tratamiento.<br />

La regurgitación del lactante es un<br />

trastorno funcional, antes denominado<br />

RGE funcional o no complicado del lactante.<br />

Está clasificado en el grupo G de<br />

trastornos gastrointestinales funcionales<br />

según los criterios de Roma III (Tabla II).<br />

En el diagnóstico de regurgitación del<br />

lactante se incluyen todos los lactantes<br />

sanos de 3 semanas a 12 meses de edad<br />

que:<br />

• Regurgitan 2 o más veces al día durante<br />

3 o más semanas.<br />

• No tienen hematemesis, aspiración,<br />

apnea, fallo del crecimiento, posturas<br />

anómalas ni dificultades para la alimentación<br />

o la deglución.<br />

Tienen al menos una regurgitación<br />

al día el 51% de los lactantes menores de<br />

3 meses, el 67% a los 4 meses y el 5% a<br />

los 10-12 meses. Aunque es un trastorno<br />

funcional, muchos padres perciben<br />

el síntoma como un problema y, como consecuencia<br />

de ello, acuden con frecuencia<br />

a la consulta del pediatra.<br />

El diagnóstico es clínico y no es necesario<br />

hacer pruebas complementarias.<br />

La actitud del pediatra de Atención<br />

Primaria debe centrarse en tranquilizar a<br />

los padres, explicándoles que se trata de<br />

un síntoma benigno, que no tiene consecuencias<br />

para el niño, que no precisa de<br />

pruebas complementarias ni de tratamiento.<br />

Se les puede hacer una guía anticipatoria<br />

de signos y síntomas sugerentes de ER-<br />

GE, para que consulten de nuevo, en el<br />

caso de que aparezcan.<br />

No hay evidencias de que el tratamiento<br />

farmacológico modifique la historia<br />

natural de la regurgitación del lactante.<br />

Debe seguir durmiendo en decúbito<br />

supino. En casos seleccionados, se pueden<br />

utilizar fórmulas lácteas anti-regurgitación,<br />

que contienen diversos espesantes.<br />

Con ellas, se disminuyen las regurgitaciones<br />

y podemos contribuir a disminuir<br />

la ansiedad de los padres y a mejorar la<br />

calidad de vida de los niños y de sus padres.<br />

Pero esta indicación es cuestionable.<br />

En el caso de que el pediatra tenga<br />

dificultades para convencer a los padres<br />

de que su hijo es sano, probablemente<br />

debe mejorar sus habilidades de comunicación,<br />

antes que prescribir un tratamiento<br />

para un trastorno funcional en un<br />

lactante sano.<br />

ENFERMEDAD POR REFLUJO<br />

GASTROESOFÁGICO (ERGE)<br />

La enfermedad por reflujo gastroesofágico<br />

está definida por la aparición<br />

en el paciente de esofagitis, patología<br />

respiratoria y/o retraso del crecimiento,<br />

como consecuencia del paso del contenido<br />

gástrico al esófago.<br />

En la patogenia de la ERGE intervienen<br />

múltiples factores. Ya se ha comentado<br />

anteriormente que el RGE es un proceso<br />

fisiológico. Para que se produzcan<br />

síntomas, debe existir un desequilibrio entre<br />

los factores favorecedores del RGE y<br />

los mecanismos antirreflujo. Este desequilibrio<br />

permite el contacto prolongado<br />

de los factores agresivos del material refluido<br />

con la mucosa esofágica y, si se supera<br />

la capacidad defensiva de la mucosa,<br />

se desarrolla una esofagitis y/o se estimulan<br />

determinados receptores nerviosos<br />

que, por vía refleja, pueden originar<br />

síntomas respiratorios (Fig. 1).<br />

Las relajaciones transitorias del EEI<br />

son el mecanismo principal que provoca<br />

reflujo, tanto en niños, como en adultos.<br />

Son relajaciones del EEI independientes<br />

de la deglución, que duran más de 10 segundos.<br />

Se producen por un mecanismo<br />

reflejo, que se activa con el estímulo<br />

de mecanorreceptores de la pared gástrica<br />

como consecuencia de la distensión<br />

del estómago por aire o alimentos. La vía<br />

eferente del reflejo parte del núcleo dorsal<br />

del vago y ocasiona la relajación del<br />

EEI. Una vez que el esfínter se ha abierto,<br />

el contenido gástrico pasa fácilmente<br />

del estómago al esófago. En las personas<br />

con ERGE, hay un aumento de la frecuencia<br />

y duración de las relajaciones<br />

transitorias del EEI.<br />

Las hipótesis patogénicas que tratan<br />

de explicar la patología respiratoria en<br />

la ERGE son dos:<br />

• Aspiración del material gástrico regurgitado,<br />

que provoca inflamación e<br />

hiperreactividad bronquial.<br />

• Reflejo vagal, desencadenado por el<br />

contacto del ácido con la mucosa esofágica,<br />

que provoca broncoconstricción<br />

y laringoespasmo.<br />

Sintomatología<br />

Las manifestaciones clínicas de la<br />

enfermedad por reflujo gastroesofágico<br />

son variadas y se clasifican en dos grandes<br />

grupos: síntomas digestivos y síntomas<br />

respiratorios.<br />

Las regurgitaciones y los vómitos, si<br />

son intensos, ocasionan pérdida de peso<br />

y retraso de crecimiento. La esofagitis péptica<br />

se manifiesta en los lactantes con irritabilidad<br />

y rechazo del alimento y en los<br />

niños mayores con pirosis, dolor retroesternal<br />

o disfagia. Si la lesión esofágica es<br />

severa, puede dar lugar a una hemorragia<br />

digestiva (hematemesis, melenas, sangre<br />

oculta en heces) y a una anemia ferropénica<br />

secundaria.<br />

Algunos niños con ERGE tienen un tortícolis<br />

o posturas distónicas del cuello, como<br />

consecuencia de las molestias del reflujo.<br />

Este trastorno se conoce con el nombre<br />

de síndrome de Sandifer.<br />

Los síntomas respiratorios descritos<br />

en esta enfermedad son: pausas de apnea<br />

obstructivas, episodios aparentemente<br />

letales, estridor laríngeo recurrente, ronquera,<br />

neumonías de repetición y asma.<br />

En los pacientes asmáticos, se debe sospechar<br />

un asma secundaria a RGE cuando<br />

tienen paroxismos de tos nocturna, los<br />

síntomas de reflujo (vómitos, regurgitaciones,<br />

esofagitis) preceden a los síntomas<br />

pulmonares, la respuesta al tratamiento<br />

antiasmático es pobre o tienen una<br />

historia familiar negativa de asma y positiva<br />

de enfermedades pépticas.


Diagnóstico<br />

No existe una prueba que pueda considerarse<br />

el patrón oro para el diagnóstico<br />

de la enfermedad por reflujo gastroesofágico.<br />

Las distintas pruebas complementarias<br />

sirven para valorar aspectos<br />

diferentes de la patología.<br />

La selección de la prueba complementaria<br />

más útil en el diagnóstico de<br />

un paciente concreto, con una sintomatología<br />

y un momento evolutivo determinados,<br />

se debe hacer teniendo en cuenta<br />

la información que queremos obtener:<br />

cuantificar el reflujo, detectar esofagitis,<br />

relacionar los reflujos con los síntomas respiratorios,<br />

detectar anomalías anatómicas<br />

asociadas, hacer el diagnóstico diferencial<br />

con otras patologías o evaluar la eficacia<br />

del tratamiento.<br />

La historia clínica y la exploración física<br />

suelen bastar para hacer el diagnóstico<br />

de RGE y para sospechar la presencia<br />

de complicaciones. Pero, algunas<br />

veces, los síntomas del paciente no se correlacionan<br />

con los hallazgos de las pruebas<br />

complementarias. Es importante desarrollar<br />

cuestionarios de síntomas validados<br />

para cada grupo de edad, que permitan<br />

mejorar el diagnóstico clínico y evaluar,<br />

tanto la repercusión de la enfermedad<br />

en el paciente, como la mejora de la<br />

calidad de vida con el tratamiento.<br />

pHmetría esofágica<br />

La pHmetría esofágica sirve para medir<br />

la frecuencia y duración de los reflujos<br />

ácidos. Si tenemos en cuenta que en el<br />

RGE el problema no es cualitativo (presencia/ausencia<br />

de reflujo) sino cuantitativo<br />

(magnitud de la exposición de la<br />

mucosa esofágica al reflujo), deduciremos<br />

fácilmente que la pHmetría es una buena<br />

prueba para el diagnóstico, ya que evalúa<br />

los aspectos cuantitativos del RGE.<br />

Pero tiene algunas limitaciones: no es fisiológica,<br />

no mide reflujos con pH > 4, muchas<br />

veces no se correlaciona el índice<br />

de reflujo con el grado de esofagitis, no<br />

detecta complicaciones y no valora el volumen<br />

refluido.<br />

Las principales indicaciones de la pHmetría<br />

son: el control de la eficacia del tratamiento<br />

médico o quirúrgico y el estudio<br />

de la correlación de los episodios de RGE<br />

con síntomas respiratorios. En la mayoría<br />

Barrera antirreflujo<br />

EEI<br />

Estructuras anatómicas de la<br />

unión esofagogástrica:<br />

– Anillo diafragmático hiatal<br />

– Ángulo de His<br />

– Esófago intraabdominal<br />

Factores de resistencia<br />

de la mucosa<br />

– Moco esofágico<br />

– Flujo sanguíneo<br />

– Regeneración del<br />

epitelio<br />

EEI: esfínter esofágico inferior.<br />

de las ocasiones, no es necesario hacer<br />

una pHmetría para llegar al diagnóstico de<br />

ERGE. En general, no es necesaria cuando<br />

el diagnostico ya esté establecido con<br />

otra prueba (casi siempre, endoscopia)<br />

o cuando sea evidente por la clínica.<br />

El parámetro pHmétrico más utilizado<br />

es el índice de reflujo (porcentaje de tiempo<br />

con pH menor de 4), que es anormal<br />

cuando es mayor del 6% en mayores de<br />

12 meses y mayor del 12% en menores<br />

de esa edad. Otros parámetros estudiados<br />

son, por ejemplo: el número de episodios<br />

de reflujo, número de episodios<br />

con duración superior a 5 minutos, duración<br />

del reflujo más largo, área bajo la curva<br />

y duración media del reflujo durante el<br />

sueño. Este último parámetro es útil para<br />

valorar la relación del RGE con síntomas<br />

respiratorios.<br />

Endoscopia y biopsia<br />

La endoscopia permite valorar el grado<br />

de lesión del reflujo sobre la mucosa<br />

esofágica. Sirve para diagnosticar esofa-<br />

Desequilibrio<br />

Factores favorecedores<br />

– Relajaciones transitorias del EEI<br />

– Alteración del aclaramiento<br />

esofágico y retraso en el<br />

vaciamiento gástrico<br />

– Alteración anatómica de la<br />

barrera antirreflujo<br />

– Aumento de la presión abdominal<br />

– Alimentos y medicamentos que<br />

disminuyen el tono del EEI<br />

Enfermedad por reflujo gastroesofágico<br />

Factores agresivos<br />

del material refluido<br />

– Ácido clorhídrico<br />

– Pepsina, tripsina<br />

– Ácidos biliares<br />

gitis (Figs. 2, 3 y 4) y complicaciones pépticas,<br />

como la estenosis esofágica y el esófago<br />

de Barrett, que es una metaplasia de<br />

la mucosa esofágica (el epitelio escamoso<br />

es sustituido por epitelio columnar).<br />

Siempre se debe hacer toma de biopsia<br />

para determinar el grado de lesión histológica<br />

y para descartar otras causas de<br />

esofagitis (infecciosas o alérgicas). La clasificación<br />

endoscópica e histológica de la<br />

esofagitis se muestra en la tabla III.<br />

Tránsito digestivo baritado<br />

Su única indicación es para el diagnóstico<br />

diferencial. Nos permite diagnosticar<br />

anomalías anatómicas, como la estenosis<br />

esofágica, la acalasia, la estenosis<br />

pilórica, etc. No es útil para determinar la<br />

presencia o ausencia de RGE patológico.<br />

FIGURA 1.<br />

Fisiopatología<br />

de la<br />

enfermedad por<br />

reflujo<br />

gastroesofágico<br />

Gammagrafía con Tc 99<br />

Tiene utilidad concreta en dos situaciones:<br />

estudio del vaciamiento gástrico<br />

y detección de microaspiraciones en el<br />

árbol bronquial. 47


FIGURA 2.<br />

Hernia de hiato y<br />

esofagitis grado I<br />

48<br />

FIGURA 3.<br />

Esofagitis<br />

grado II<br />

FIGURA 4.<br />

Esofagitis<br />

grado III<br />

Ecografía<br />

Detecta reflujos independientemente<br />

del pH, pero su utilidad es muy limitada<br />

porque no aporta datos cuantitativos.<br />

Manometría esofágica<br />

No tiene utilidad para el diagnóstico<br />

del reflujo. Se emplea para el estudio de<br />

la motilidad esofágica, sobre todo antes<br />

y después de la cirugía del RGE. También,<br />

es útil para el diagnóstico diferencial con<br />

anomalías motoras esofágicas: estaría indicada<br />

en pacientes con síntomas atípicos<br />

o si tienen disfagia sin estenosis.<br />

Impedancia múltiple intraluminal<br />

Detecta, tanto los reflujos ácidos, como<br />

los no ácidos y es capaz de determinar<br />

la altura del esófago a la que llega el<br />

material refluido. Puede tener utilidad pa-<br />

ra relacionar el RGE con síntomas respiratorios,<br />

como tos y apnea, y para estudiar<br />

la función del esófago antes de la cirugía.<br />

Es técnicamente difícil de realizar,<br />

por lo que su uso no está extendido en la<br />

práctica clínica.<br />

Ensayo terapéutico empírico<br />

En los adultos, se ha empleado como<br />

test diagnóstico la administración de un<br />

inhibidor de la bomba de protones, evaluando<br />

la desaparición de los síntomas y<br />

su reaparición al suspender la terapia.<br />

Aunque el test no se ha validado en la infancia,<br />

su empleo en niños mayores puede<br />

ser aceptable, siempre y cuando se<br />

emplee omeprazol durante un período corto<br />

de tiempo (4-6 semanas, en el paciente<br />

con sospecha de esofagitis). Si el paciente<br />

no responde al tratamiento empírico<br />

o si precisa un tratamiento prolongado,<br />

es imperativo hacer otras pruebas complementarias.<br />

En los pacientes que tienen asma secundaria<br />

a RGE, con frecuencia es difícil<br />

documentar con pruebas complementarias<br />

esta relación causal. Por ello, en el caso<br />

de pacientes con asma, que tienen tos<br />

de predominio nocturno, que no responden<br />

al tratamiento antiasmático, sin antecedentes<br />

familiares de enfermedad pulmonar<br />

o con antecedentes familiares de<br />

enfermedad péptica y/o con síntomas de<br />

reflujo que preceden a los síntomas respiratorios,<br />

se puede usar como test diagnóstico<br />

el ensayo terapéutico con omeprazol,<br />

2 veces al día durante 3 meses.<br />

Tratamiento<br />

Los objetivos del tratamiento son: aliviar<br />

los síntomas, mantener un crecimiento<br />

normal, prevenir y curar las lesiones<br />

mucosas esofágicas y las complicaciones<br />

respiratorias y minimizar los<br />

efectos adversos de las medidas terapéuticas.<br />

En el tratamiento de la ERGE hay diversas<br />

opciones terapéuticas. A continuación,<br />

se analizarán las evidencias disponibles<br />

en cuanto a eficacia y seguridad<br />

de las mismas.<br />

Tratamiento dietético<br />

Se ha demostrado que el espesamiento<br />

de las tomas, con cereales o con<br />

el uso de las fórmulas lácteas anti-regurgitación,<br />

disminuyen las regurgitaciones,<br />

pero no disminuyen el índice de reflujo.<br />

Los espesantes retardan el aclaramiento<br />

esofágico y el vaciamiento gástrico, por<br />

lo que pueden aumentar el daño mucoso.<br />

No se deben emplear en pacientes con<br />

esofagitis. Pueden producir tos y diarrea,<br />

como efectos secundarios. En la regurgitación<br />

del lactante sin esofagitis sólo se<br />

utilizarán en casos muy seleccionados,<br />

como se señaló en el apartado correspondiente.<br />

Pueden ser útiles en lactantes<br />

con pérdida de peso secundaria a regurgitaciones<br />

abundantes y que no tienen<br />

esofagitis. Nunca se sustituirá la lactancia<br />

materna por una fórmula anti-regurgitación<br />

con el objeto de dar tomas más espesas.<br />

Los niños mayores deben limitar la ingesta<br />

de alimentos ácidos, menta, cacao,<br />

bebidas gaseosas o con cafeína y especias.<br />

Terapia postural<br />

En varios ensayos clínicos, se ha encontrado<br />

una evidencia limitada de que<br />

las posiciones en decúbito prono o lateral<br />

izquierdo mejoran el índice de reflujo<br />

comparadas con la posición en decúbito<br />

supino. Pero esas dos posiciones están<br />

asociadas con un mayor riesgo de<br />

muerte súbita del lactante, por lo que no<br />

se recomiendan actualmente en el tratamiento<br />

de la ERGE. No se ha demostrado<br />

que la elevación de la cabecera de la cama<br />

disminuya el reflujo en los lactantes<br />

que están en decúbito supino.<br />

Tratamiento farmacológico<br />

Antiácidos<br />

Actúan neutralizando la acidez gástrica.<br />

Provocan una rápida, pero transitoria,<br />

mejoría de los síntomas. Se acepta su<br />

uso a corto plazo para aliviar síntomas<br />

leves. Pueden producir diarrea o estreñimiento.<br />

No se aconseja el tratamiento prolongado<br />

por las consecuencias de una elevada<br />

absorción de aluminio y porque hay<br />

alternativas terapéuticas más eficaces.<br />

Fármacos protectores de la superficie<br />

mucosa<br />

El sucralfato se adhiere a las lesiones<br />

pépticas y protege la superficie mucosa


del esófago. El alginato sódico forma un<br />

gel que disminuye los episodios de regurgitación<br />

y protege la mucosa esofágica.<br />

No se dispone de datos suficientes<br />

para determinar la seguridad y eficacia<br />

de estos fármacos en el tratamiento de la<br />

ERGE en niños.<br />

Antagonistas H2<br />

Disminuyen la secreción ácida gástrica<br />

bloqueando los receptores de histamina<br />

de las células parietales del estómago.<br />

En niños, el fármaco más utilizado de este<br />

grupo es la ranitidina, a dosis de 5-10<br />

mg/kg/día en 2-3 dosis. La eficacia de estos<br />

fármacos se ha demostrado en adultos<br />

con esofagitis por RGE leve o moderada.<br />

En niños, sólo hay dos pequeños ensayos<br />

clínicos controlados con cimetidina,<br />

que demuestran su eficacia en la esofagitis<br />

erosiva, pero no nos consta que haya<br />

ningún ensayo clínico con ranitidina.<br />

Inhibidores de la bomba de protones<br />

Son los inhibidores más potentes de la<br />

secreción ácida. Bloquean los canales AT-<br />

Pasa H + /K + de las células parietales. El omeprazol<br />

es el fármaco del grupo más estudiado<br />

y utilizado en niños. Se usa habitualmente<br />

a una dosis de 1 mg/kg/día en<br />

una o dos tomas. Es más eficaz que los antagonistas<br />

H2 para el tratamiento de la esofagitis<br />

severa. Probablemente, también es<br />

eficaz para tratar algunas de las manifestaciones<br />

respiratorias del RGE pero, hasta<br />

el momento actual, hay escasas evidencias<br />

en ese sentido. De hecho, en una revisión<br />

Cochrane se concluye que, en sujetos<br />

con asma y RGE, el tratamiento para<br />

el RGE no produjo una mejoría consistente<br />

en los síntomas del asma, por lo que<br />

en este momento no es posible recomendar<br />

el tratamiento médico del RGE para<br />

controlar el asma. En dicha revisión se observó<br />

que un grupo de pacientes sí mejoraba<br />

el asma con el tratamiento del reflujo,<br />

aunque no se pudo predecir qué pacientes<br />

iban a mejorar y cuáles no. Aunque las<br />

evidencias sean escasas, es una opción<br />

terapéutica válida y, por ello, se incluye en<br />

el algoritmo sobre el manejo diagnóstico y<br />

terapéutico de los niños con asma y RGE.<br />

Procinéticos<br />

La metoclopramida disminuye el índice<br />

de reflujo y los síntomas diarios (vómi-<br />

Clasificación endoscópica Clasificación histológica<br />

Grado I Leve<br />

Eritema, edema, erosiones no confluentes Hiperplasia de las células basales<br />

Aumento del tamaño de las papilas<br />

Grado II Aumento de la vascularización<br />

Erosiones longitudinales confluentes<br />

no circunferenciales Moderada<br />

Infiltrado inflamatorio<br />

Grado III<br />

Erosiones longitudinales confluentes y Severa<br />

circunferenciales, que sangran con facilidad Úlceras, cambios metaplásicos<br />

Grado IV<br />

Ulceración, estenosis, esófago de Barrett<br />

tos y regurgitaciones), pero estos beneficios<br />

deben sopesarse con el riesgo de<br />

efectos adversos, como los síntomas extrapiramidales,<br />

las reacciones de distonía<br />

y la somnolencia.<br />

La domperidona tiene menos efectos<br />

secundarios que la metoclopramida, pero<br />

los resultados de eficacia de este fármaco<br />

son contradictorios. La evidencia<br />

disponible es insuficiente para recomendar<br />

el tratamiento con domperidona.<br />

El cisapride, ampliamente utilizado en<br />

la década de 1990, se dejó de emplear<br />

por el riesgo de arritmias graves.<br />

Baclofeno<br />

Es un agonista del ácido gamma-amino-butírico<br />

(GABA), usado clínicamente para<br />

el tratamiento de la espasticidad. En adultos<br />

sanos, el baclofeno reduce, tanto el RGE<br />

ácido, como el no ácido. Actúa disminuyendo<br />

las relajaciones transitorias del EEI<br />

y acelerando el vaciamiento gástrico. Aunque<br />

los resultados son esperanzadores,<br />

queda por determinar el lugar que este fármaco<br />

y otros de su familia puedan ocupar<br />

en la terapia de la ERGE. De momento, su<br />

uso se restringe al ámbito experimental.<br />

Tratamiento quirúrgico<br />

El tratamiento quirúrgico es una opción<br />

para los niños con esofagitis refractaria al<br />

tratamiento médico, estenosis esofágica,<br />

esófago de Barrett o síntomas respiratorios<br />

graves. Los pacientes con retraso mental<br />

severo, atresia esofágica intervenida o gastrostomía<br />

percutánea, necesitan con frecuencia<br />

tratamiento quirúrgico.<br />

La técnica quirúrgica más empleada<br />

es la funduplicatura de Nissen (abierta o<br />

laparoscópica), a veces asociada a piloroplastia.<br />

En muchos casos, la cirugía no es la<br />

solución definitiva de la ERGE. Entre un<br />

30 y un 70% de los pacientes vuelven a<br />

tener síntomas: porque la funduplicatura<br />

quede demasiado tensa (disfagia y acumulación<br />

de gas) o demasiado laxa (síntomas<br />

de ERGE). Se están desarrollando<br />

en los adultos nuevas técnicas por vía<br />

endoscópica.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Los asteriscos reflejan el interés del artículo a<br />

juicio del autor.<br />

1.** Armas H, Ferrer JP. Reflujo gastroesofágico.<br />

En: Protocolos diagnósticos y terapéuticos<br />

en <strong>Ped</strong>iatría. Tomo 5. Gastroenterología-Hepatología-Nutrición.Bilbao:<br />

Asociación Española de <strong>Ped</strong>iatría;<br />

2002. p. 175-18.<br />

Es un protocolo sobre RGE de la Asociación Española<br />

de <strong>Ped</strong>iatría. Está escrito en lenguaje claro<br />

y conciso y es muy útil para quien desee conocer<br />

los aspectos básicos de la enfermedad.<br />

2.*** Craig WR, Hanlon-Dearman A, Sinclair<br />

C, Taback S, Moffat M. Metoclopramida,<br />

alimentos espesados y cambios de<br />

posición para el reflujo gastroesofágico<br />

en niños menores de dos años (Revisión<br />

Cochrane traducida). En: La Biblioteca<br />

Cochrane Plus. Número 3. Oxford: Update<br />

Software Ltd; 2006. Disponible en:<br />

http://www.update-software.com (Traducida<br />

de The Cochrane Library, 2006<br />

Issue 3. Chichester, UK: John Wiley &<br />

Sons, Ltd.).<br />

Revisión sistemática de la colaboración Cochrane<br />

donde se concluye: los alimentos espesados<br />

reducen los signos externos del reflujo;<br />

la elevación de la cabecera de la cuna tiene<br />

poco efecto; la metoclopramida puede ser útil<br />

para disminuir el índice de reflujo.<br />

TABLA III.<br />

Clasificaciones<br />

endoscópica e<br />

histológica de la<br />

esofagitis<br />

3.** Domingo A. Vómitos: valoración y tratamiento<br />

en el servicio de urgencias. En:<br />

Benito J, Luaces C, Mintegi S, Pou J,<br />

eds. Tratado de Urgencias en <strong>Ped</strong>iatría.<br />

1ª ed. Madrid: Ergon; 2005. p. 323-32.<br />

Es una completa revisión sobre las principales<br />

patologías que producen vómitos en los niños, 49


50<br />

su diagnóstico y tratamiento en un servicio de<br />

urgencias. Se recogen las pautas de uso de<br />

los fármacos antieméticos más empleados.<br />

4.** Gibson PG, Henry RL, Coughlan JL. Tratamiento<br />

del reflujo gastroesofágico para<br />

el asma en adultos y niños (Revisión<br />

Cochrane traducida). En: La Biblioteca<br />

Cochrane Plus. Número 3. Oxford: Update<br />

Software Ltd; 2006. Disponible en:<br />

http://www.update-software.com (Traducida<br />

de The Cochrane Library, 2006<br />

Issue 3. Chichester, UK: John Wiley &<br />

Sons, Ltd.).<br />

Revisión sistemática de la colaboración Cochrane,<br />

donde se concluye que tratar el RGE no<br />

parece mejorar el asma, aunque sí puede beneficiar<br />

a algunos pacientes.<br />

5.** Hassall E. Decisions in diagnosing and<br />

managing chronic gastroesophageal reflux<br />

disease in children. J <strong>Ped</strong>iatr 2005;<br />

146: S3-S12.<br />

A partir de la exposición de un caso clínico y<br />

de su evolución, se van detallando las diversas<br />

estrategias diagnósticas y las opciones terapéuticas<br />

para la ERGE.<br />

6.** Hyman PE, Milla PJ, Benninga MA, Davidson<br />

GP, Fleisher DF, Taminiau J. Childhood<br />

functional gastrointestinal disorders:<br />

Neonate/Toddler. Gastroenterology<br />

2006; 130: 1519-26.<br />

En este artículo, se muestran la clasificación<br />

y las características de los trastornos gastrointestinales<br />

funcionales del lactante y preescolar<br />

(entre ellos, la regurgitación del lactante),<br />

según los criterios de consenso Roma III.<br />

7.*** Kumar Y, Sarvananthan R. Reflujo gastroesofágico<br />

en niños. Clin Evid 2005; 14:<br />

349-55. (Disponible traducido al castellano<br />

en http://www.evidenciaclinica.com).<br />

En este trabajo se analiza la efectividad de las<br />

distintas medidas terapéuticas de la ERGE,<br />

Caso clínico<br />

Neonato varón de 29 días de vida con<br />

antecedentes de embarazo normal; nacido<br />

por cesárea, indicada por presentación<br />

podálica. Test de APGAR: 6/9. Reanimación<br />

neonatal con oxígeno en mascarilla.<br />

Eliminación de meconio en las primeras<br />

24 horas. Peso al nacimiento: 2,740<br />

kg. Alimentado con lactancia mixta.<br />

Desde los 10 días de vida tiene regurgitaciones<br />

después de las tomas. Los<br />

padres acudieron con el niño al pediatra,<br />

que les explicó que las regurgitaciones<br />

eran normales en los lactantes<br />

con criterios de medicina basada en la evidencia.<br />

8.** Martínez Gómez MJ. Vómitos. En: Muñoz<br />

MT, Hidalgo MI, Rubio LA, Clemente<br />

J, eds. <strong>Ped</strong>iatría extrahospitalaria. Aspectos<br />

básicos en Atención Primaria. 3ª<br />

ed. Madrid: Ergon; 2001. p. 89-93.<br />

Capítulo de un libro de <strong>Ped</strong>iatría extrahospitalaria<br />

que da las claves para el diagnóstico etiológico<br />

del niño que vomita. De gran interés, dada<br />

la frecuencia de este síntoma en Atención<br />

Primaria.<br />

9.** Omari TI, Benninga MA, Sansom L, Butler<br />

RN, Dent J, Davidson GP. Effect of<br />

baclofen on esophagogastric motility<br />

and gastroesophageal reflux in children<br />

with gastroesophageal reflux disease: a<br />

randomized controlled trial. J <strong>Ped</strong>iatr<br />

2006; 149: 468-74.<br />

Es un ensayo clínico sobre el uso de baclofeno<br />

en niños con ERGE. Aunque el uso de este<br />

fármaco todavía es experimental para esta<br />

indicación, con él se abren nuevas expectativas<br />

de tratamiento; ya que, actúa sobre el mecanismo<br />

fisiopatológico fundamental del RGE:<br />

las relajaciones transitorias del EEI.<br />

10.** Orenstein S, Peters J, Khan S, Youssef<br />

N, Hussain SZ. Enfermedad del reflujo<br />

gastroesofágico (ERGE). En: Behrman<br />

RE, Kliegman RM, Jenson HB, eds.<br />

Nelson. Tratado de <strong>Ped</strong>iatría. 17ª ed.<br />

Madrid: Elsevier España SA; 2004. p.<br />

1222-4.<br />

Capítulo de la última edición del Tratado de <strong>Ped</strong>iatría<br />

Nelson, escrito por la Dra. Orenstein que<br />

tiene una gran experiencia en la ERGE.<br />

<strong>11</strong>.*** Rudolph CD, Mazur LJ, Liptak GS, Baker<br />

RD, Boyle JT, Colletti RB, et al. Guidelines<br />

for evaluation and treatment of<br />

gastroesophageal reflux in infants and<br />

children: recommendations of the North<br />

por la inmadurez de la unión del esófago<br />

y del estómago.<br />

Hace 9 días comenzó con vómitos,<br />

que inicialmente eran esporádicos y que<br />

los padres atribuyeron a la inmadurez esófago-gástrica,<br />

como les habían explicado.<br />

Consultan porque, desde hace 5 días, el<br />

niño vomita después de todas las tomas.<br />

Los vómitos son de contenido alimentario,<br />

“a chorro”. Los padres refieren que parece<br />

que vomita más cantidad de la que<br />

toma. No tiene pérdida de apetito. No hace<br />

deposiciones desde hace 4 días.<br />

Exploración física: peso: 2,900 kg.<br />

Tª rectal: 36,9° C. Irritable, pálido. Hidratación:<br />

ojeroso, con mucosas secas<br />

American Society for <strong>Ped</strong>iatric Gastroenterology<br />

and Nutrition. J <strong>Ped</strong>iatr Gastroenterol<br />

Nutr 2001; 32 (Supl. 2): S1-S31.<br />

Este artículo de consenso contiene una serie<br />

amplia de recomendaciones de la Sociedad<br />

Norteamericana de Gastroenterología y Nutrición<br />

<strong>Ped</strong>iátrica para el manejo de las diversas<br />

situaciones clínicas que se presentan en<br />

un niño con RGE. <strong>Int</strong>egra una revisión sistemática<br />

de la literatura médica con las opiniones<br />

de expertos. Se indica el grado de evidencia<br />

científica de cada recomendación.<br />

12.* Traversaro M, Saracho P. Estenosis hipertrófica<br />

de píloro. En: Valoria JM, ed.<br />

Cirugía <strong>Ped</strong>iátrica. 1ª ed. Madrid: Díaz<br />

de Santos; 1994. p. 188-93.<br />

Capítulo de un libro de cirugía pediátrica, donde<br />

se revisan los aspectos clínicos de la estenosis<br />

pilórica, la técnica quirúrgica y las complicaciones<br />

postoperatorias.<br />

13.** Varea V. Patología del estómago. Gastritis.<br />

Estenosis hipertrófica de píloro. En:<br />

Cruz M, ed. Tratado de <strong>Ped</strong>iatría. 8ª ed.<br />

Madrid: Ergon; 2001. p. 980-6.<br />

En este capítulo se hace una revisión de la<br />

clínica, diagnóstico y tratamiento de la estenosis<br />

pilórica. Se recoge también el diagnóstico<br />

diferencial de los síndromes emetizantes.<br />

14.*** Vilar PJ, Barrio A, Marugán JM. Regurgitación<br />

y enfermedad por reflujo gastroesofágico,<br />

síndrome de vómitos cíclicos<br />

y vómitos crónicos o recurrentes<br />

de otra etiología. An Esp <strong>Ped</strong>iatr 2002;<br />

56: 151-64.<br />

Este trabajo es una de las guías prácticas que<br />

publicó en el año 2002 la Sociedad Española<br />

de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición<br />

<strong>Ped</strong>iátrica. Es de gran utilidad práctica para el<br />

manejo clínico de los niños con ERGE o con<br />

vómitos de otras etiologías.<br />

y fontanela anterior algo deprimida; no<br />

tiene signo del pliegue. Orofaringe normal.<br />

Auscultación cardiopulmonar normal.<br />

Abdomen blando, depresible, sin<br />

visceromegalias. No se observa defensa<br />

abdominal a la palpación. Genitales<br />

externos normales. No hernias.<br />

Analítica inicial: hemograma: <strong>11</strong>.200<br />

leucocitos (neutrófilos: 52%, linfocitos:<br />

38%, monocitos: 8%, eosinófilos: 1%);<br />

hemoglobina: 12,5 g/dL; hematócrito:<br />

39%; 325.000 plaquetas. Na: 137 mEq/L;<br />

K: 3,1 mEq/L; Cl: 95 mEq/L; creatinina:<br />

1,3 mg/dL. Gasometría: pH: 7,49; bicarbonato:<br />

30 mEq/L; PCO2: 53 mm Hg; exceso<br />

de base: +8 mEq/L.


MANEJO DIAGNÓSTICO-TERAPÉUTICO DEL NIÑO CON ESOFAGITIS<br />

POR REFLUJO GASTROESOFÁGICO<br />

Lactante y/o hemorragia digestiva<br />

No esofagitis<br />

pHmetría<br />

Normal Anormal<br />

Considerar otros<br />

diagnósticos<br />

Endoscopia y biopsia<br />

SIGNOS Y SÍNTOMAS DE ESOFAGITIS<br />

Esofagitis<br />

Omeprazol o ranitidina<br />

Considerar procinéticos<br />

Evitar algunos alimentos<br />

No espesar las tomas<br />

Mejoría No mejoría<br />

Precisa tratamiento continuo<br />

Considerar cirugía<br />

Niño mayor con pirosis y dolor retroesternal<br />

Omeprazol o ranitidina (2-4 semanas)<br />

Recomendaciones dietéticas<br />

No remisión de<br />

los síntomas<br />

Remisión de<br />

los síntomas<br />

Suspender la terapia<br />

Recaída precoz No recaída precoz<br />

Observar<br />

ALGORITMO 1:<br />

MANEJO<br />

DIAGNÓSTICO-<br />

TERAPÉUTICO<br />

DEL NIÑO CON<br />

ESOFAGITIS<br />

POR REFLUJO<br />

GASTROESOFÁ-<br />

GICO<br />

51


ALGORITMO 2:<br />

MANEJO<br />

DIAGNÓSTICO-<br />

TERAPÉUTICO<br />

DEL NIÑO CON<br />

ASMA Y<br />

REFLUJO<br />

GASTROESOFÁ-<br />

GICO<br />

52<br />

Recaída precoz<br />

MANEJO DIAGNÓSTICO-TERAPÉUTICO DEL NIÑO CON ASMA Y<br />

REFLUJO GASTROESOFÁGICO<br />

ASMA PERSISTENTE, CON TOS DE PREDOMINIO NOCTURNO,<br />

QUE NO RESPONDE AL TRATAMIENTO ANTIASMÁTICO<br />

*Si tampoco mejora la pirosis, se indicará una endoscopia, según el algoritmo 1.<br />

Sí<br />

¿Pirosis? ¿Regurgitación ácida?<br />

Ranitidina a dosis altas u omeprazol (3 meses)<br />

Mejoría del asma<br />

Terapia médica<br />

prolongada para el RGE<br />

Considerar cirugía<br />

Suspender tratamiento<br />

No recaída precoz Normal<br />

Observar<br />

No mejoría del asma* Anormal Normal<br />

pHmetría<br />

Revisar cumplimiento terapéutico<br />

Suspender terapia<br />

para el RGE<br />

Anormal<br />

Considerar procinéticos<br />

Considerar cirugía<br />

No<br />

pHmetría<br />

No terapia<br />

para el RGE

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!