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De acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), la falta de competitividad
está directamente relacionada con el Gasto de Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE) que
realizan los países. En la lista de los países más competitivos que publica la Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el lugar 36, con una proporción del
GIDE/PIB de 0.38% la cual es menor en comparación con 2006 que fue de 0.43%; por su parte, países
que muestran un ingreso per cápita mayor muestran una GIDE/PIB también mayor (cuadro 1). De esta
manera, la inversión y el personal dedicado a actividades científicas y tecnológicas son de vital
importancia para el desarrollo de un país.
Cuadro 1. GIDE como proporción del PIB y PIB per cápita
PAÍS GIDE/PIB
PIB PER
CÁPITA
(DÓLARES)
POSICIÓN
COMPETITIVA
Estados Unidos 2.77 47,186 1
Alemania 2.64 35,432 12
Canadá 1.84 38,975 9
España 1.35 31,455 23
México 0.38 14,501 36
Nota: El PIB per cápita esta en dólares corrientes.
Fuentes: OECD, Main Science and Technology Indicators (2010) y en OECD, Factbook 2010: Economic,
Environmental and Social Statistics disponible en www.oedc.org
El gasto federal en ciencia y tecnología comprende las tres actividades científicas y tecnológicas: a)
investigación y desarrollo experimental; b) educación y enseñanza científica y técnica (formación de
recursos humanos en el nivel de posgrado), y c) servicios científicos y tecnológicos. En México, de 2003
a 2009, el gasto federal en ciencia y tecnología aumentó 10.13% en términos reales, el cual es muy bajo
en comparación con el obtenido en 1995 a 2001 que fue de más de 50%. Asimismo, en los últimos seis
años este gasto se mantuvo, como porcentaje del PIB, en promedio en 0.36% presentando una
importante disminución en comparación con el año 2000 que fue de 0.42%, de acuerdo con cifras
reportadas por el CONACyT (2010). Este porcentaje no logra alcanzar la meta recomendada de 1% por
la OCDE, lo que da cuenta de un problema de rezago en inversión en este rubro.
La estructura de la inversión en investigación y desarrollo en México es diferente a la de la mayoría de
los países (ver gráfica 1). Mientras que en otros la inversión principalmente es de fuentes privadas, en
México la proporción mayor viene del sector público, aunque esta brecha se ha estado reduciendo
desde los últimos cinco años. De ahí que el papel de la educación pública en la investigación es muy
importante en el país, y por ello se deben ofrecer programas innovadores que coadyuven al desarrollo
económico y social.
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