antología de la poesía cósmica de félix pita rodríguez - Frente de ...
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LA NOCHE DE ASHAVERO<br />
MUERDE <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras Ashavero, <strong>la</strong>s DESGARRA con<br />
furor lupino, <strong>la</strong>s escupe con rabia contra el polvo. ¡Pena<br />
perdida! El peso fisico <strong>de</strong>l copo <strong>de</strong> nieve más sutil, es<br />
muchas veces superior al <strong>de</strong> sus pa<strong>la</strong>bras, siempre y para<br />
todos inaudibles.<br />
«¡Éste es el castigo y no el <strong>de</strong> errar eternamente!»<br />
-dice Ashavero dirigiéndose a un gran LAGARTO <strong>de</strong><br />
ruinas, en cuyos OJOS minúsculos ha visto por un<br />
instante el ámbar <strong>de</strong>sfalleciente <strong>de</strong> <strong>la</strong> piedad-. Éste es el<br />
castigo mayor que el pequeño judío maldito <strong>de</strong> Jerusalem<br />
pudo imaginar . Me concedió el <strong>de</strong>recho a gritar todo<br />
el odio que siento hacia él, y a proc<strong>la</strong>mar estentóreamente<br />
su infamia . Pero al mismo tiempo, or<strong>de</strong>nó que<br />
todos los oídos estuviesen cerrados para mis pa<strong>la</strong>bras.<br />
¿Y cómo encontraría yo consuelo en el <strong>la</strong>mento, si sé<br />
que nadie pue<strong>de</strong> escucharlo? ¡Crueldad impar <strong>la</strong> <strong>de</strong>l<br />
manso cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Belem!» -murmura Ashavero, en los<br />
OJOS el <strong>de</strong>spedazado CRISTAL <strong>de</strong> <strong>la</strong> ironía.<br />
La noche asoma sus UÑAS traslúcidas por un horizonte<br />
que exhibe con orgullo su sucio color <strong>de</strong> agonía,<br />
y Ashavero se <strong>de</strong>rrumba entre los restos <strong>de</strong> un templo<br />
romano que sus OJOS vieron levantar veinte siglos<br />
antes.<br />
«¡Perennidad tan frágil ! -dice el gemido acibarado <strong>de</strong><br />
Ashavero, mientras recuerda, con inexplicable precisión,<br />
<strong>la</strong> SOLEADA mañana en que viera consagrar el templo<br />
a <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> Venus Anadio<strong>de</strong>ma-. ¡ Pequeña y pobre<br />
presunción <strong>de</strong> eternidad!»<br />
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