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<strong>Promotio</strong> <strong>Iustitiae</strong>, n° 110, 2013/1<br />
La dinámica de las cuatro semanas, base<br />
espiritual para la reconciliación con la<br />
creación<br />
James Profit sj<br />
Guelph, Canadá<br />
La dinámica de las cuatro semanas de los Ejercicios Espirituales nos permite orar la crisis<br />
ecológica, haciendo al mismo tiempo más profunda nuestra relación con el Creador. La<br />
experiencia de Dios en medio de la crisis nos capacita para acoger el don vivificador de la<br />
resurrección, de la vida que emerge de la muerte. Como resultado, somos empoderados para<br />
actuar como un pueblo de esperanza.<br />
“Respira hondo”, me digo a mí mismo mientras escucho la radio. Una vez más, están<br />
entrevistando a alguien que niega la realidad del cambio climático. La primavera más<br />
temprana de la historia hizo que nuestros manzanos florecieran pronto este año. Las<br />
heladas tardías, en cambio, tuvieron lugar en las fechas habituales, acabando con todas las<br />
flores de los manzanos. Esta última temporada no hubo cosecha de manzanas, ni en nuestra<br />
granja ni en ninguna parte de la región. A la primavera le siguió luego el verano más seco<br />
nunca registrado, lo cual dañó nuestras cosechas, en especial la de verduras. Agricultores<br />
del mundo entero están padeciendo ya los efectos del cambio climático. Así pues, carezco de<br />
paciencia para escuchar otra explicación de por qué no tenemos que preocuparnos ni<br />
cambiar de conducta.<br />
La negación de la crisis ecológica adquiere múltiples formas en nuestra sociedad. Puede<br />
resultar muy tentador protegernos a nosotros mismos recurriendo a la negación de esta<br />
realidad, porque, si interiorizáramos los detalles de la crisis ecológica y sus posibles<br />
consecuencias caóticas, podríamos sentirnos agobiados por la culpa, la vergüenza e incluso<br />
la desesperanza. La esperanza escasea, lo cual a menudo ocasiona una parálisis en lo relativo<br />
a cualquier acción productiva.<br />
Sin embargo, no podemos decidir ser esperanzados a fuerza simplemente de mostrarnos<br />
determinados y testarudos, ya que la esperanza nace de los recovecos del Espíritu. Los<br />
Ejercicios –un excelente instrumento para abordar la crisis espiritual que subyace a la crisis<br />
ecológica de nuestra época– nos ofrece un regalo, sobre todo a través de la dinámica de las<br />
cuatro semanas: el don de la esperanza. Con este regalo, somos capaces de superar cualquier<br />
parálisis y avanzar hacia una acción constructiva rebosante de esperanza. A través de la<br />
esperanza, ese obsequio de los Ejercicios al movimiento medioambientalista, nos sometemos<br />
a un proceso; y en el curso de ese proceso, nuestra relación con Dios, con otros seres<br />
humanos y con el resto de la creación experimenta sanación.<br />
<strong>Promotio</strong> <strong>Iustitiae</strong>, n° 111, 2013/2 27