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REPORTAJE<br />
6 gremi<br />
<strong>PUZZLES</strong>:<br />
DE LA EDUCACIÓN AL ENTRETENIMIENTO<br />
El filósofo John Locke escribió que siempre tuvo el convencimiento de que aprender debía ser<br />
un juego y recreo para los niños. Durante la segunda mitad de siglo XVIII sus ideas fueron<br />
arraigándose en la mente de los editores de libros y educadores, hasta que el ingenio de un<br />
cartógrafo dio lugar a un nuevo invento que llevó a las aulas: el puzzle.<br />
J<br />
Por Mónica Torres<br />
ohn Spilsbury, cartógrafo londinense, era<br />
propietario de una imprenta en la calle<br />
Russell en Covent Garden. Por aquel entonces<br />
cualquier imprenta era un lugar fascinante,<br />
pero la de Spilsbury era sin duda la<br />
más sorprendente: tenía mapas y cartas, todo<br />
tipo de objetos de escritorio, almanaques,<br />
biblias, impresos para todos los gustos y bolsillos<br />
y montones de cajas de “mapas recortados”.<br />
Sus mapas grabados, coloreados<br />
a mano, cortados en piezas y<br />
empaquetados en marquetería, llegaron más<br />
allá de las fronteras de países y condados,<br />
siendo aquellos lo que hoy conocemos como<br />
los primeros puzzles.<br />
No había en el siglo XVIII tiendas de juguetes<br />
y los únicos productos específicamente<br />
hechos para niños, eran pequeños<br />
libros ilustrados con cubiertas de flores.<br />
Mucha gente acudió en masa a la imprenta<br />
de Spilsbury para conocer su nueva invención.<br />
Spilsbury compartió su sueño con<br />
su hermano Jonathan, un pintor de retratos<br />
de moda (su cuadro más famoso fue probablemente<br />
el que le hizo a George III), quien<br />
consiguió que incluso los clientes aristocráticos<br />
se interesasen por los nuevos modelos<br />
de puzzles que iban surgiendo.<br />
El siglo XVIII fue la era de los grandes viajes<br />
y, a menudo, el estatus social de los<br />
hombres podía ser mesurado gracias a sus<br />
conocimientos de geografía. El poeta William<br />
Cowper dijo que “la geografía es una<br />
ciencia esencialmente necesaria para llegar<br />
a ser un verdadero gentleman, aunque<br />
en la escuela se enseñe de manera<br />
imperfecta”, y este fue el motivo que indujo<br />
a Spilsbury a recortar sus mapas. En<br />
su tarjeta comercial rezaba: “Todo tipo de<br />
mapas recortados para enseñar Geografía”.<br />
En el directorio de comercios su imprenta<br />
se anunciaba como “Grabador y troquelador<br />
de madera, para facilitar la enseñanza<br />
de Geografía”. Los puzzles cobraron gran<br />
éxito entre los niños que aprendían gracias<br />
a ellos geografía de una forma divertida.<br />
Sin duda los puzzles eran muy caros al<br />
principio: costaban más que un salario semanal<br />
de un agricultor de la época porque<br />
estaban enteramente fabricados a mano<br />
con materiales de primera calidad. No obstante,<br />
Spilsbury, comprobando el éxito de<br />
su invento, dividió los puzzles en dos tipos<br />
y precios: los más caros iban en una<br />
caja grande y cuadrada, los económicos<br />
en una caja más barata. Cuando murió Spilsbury,<br />
justo antes de cumplir treinta años,<br />
su asistente Harry Ashby tomó las riendas<br />
del negocio. Continuó vendiendo durante<br />
un tiempo los mapas a piezas pero sin Spilsbury<br />
pronto decayó su interés y cerró el negocio.<br />
Otros cartógrafos, en cambio, no<br />
se dieron por vencidos y algunos de ellos<br />
retomaron la invención de Spilsbury y la<br />
refinaron. Si bien los primeros puzzles no<br />
se entrelazaban entre sí, por lo que cualquier<br />
movimiento podía fácilmente desmontar<br />
el mapa, los continuadores de Spilsbury<br />
comenzaron a hacer piezas que podían<br />
ser ensambladas por sus cantos para dar a<br />
los puzzles mayor estabilidad.<br />
Pasaron más de veinte años para utilizar<br />
otros motivos que no fuesen mapas. Cuando<br />
los nuevos modelos comenzaron a emerger,<br />
los puzzles todavía eran pensados para<br />
ser aprovechados en el campo de la educación.<br />
Los había que reproducían decretos<br />
de reyes y reinas, palabras de profetas<br />
del Antiguo Testamento, incluso listas de<br />
sucesos y fechas relevantes. Pero en 1785,<br />
llegó un nuevo modelo de puzzle más alegre.<br />
Era una ilustración de la balada de<br />
William Cowper, llamada “John Gilpin”, y
REPORTAJE<br />
fue publicada por John Wallis. Wallis también<br />
era cartógrafo, pero su imaginación<br />
le llevó a querer recrear otros temas diversos.<br />
Su principal rival durante cincuenta<br />
años fue William Darton. Sus respectivas<br />
tiendas estaban muy cerca, trabajaban<br />
con materiales de buena calidad, pero sus<br />
gustos eran diferentes. Darton, en 1787,<br />
fue el primero en hacer un puzzle que reproducía<br />
la cronología de los reyes de Inglaterra.<br />
Por su parte, Wallis, tras su éxito<br />
con la ilustración de la balada “John Gilpin”,<br />
transformó el puzzle en algo más simple y<br />
colorido. La versión de Wallis se hizo mucho<br />
más popular, y produjo copias durante<br />
diez años. En 1790 puso en circulación<br />
un juego llamado “El nuevo juego de la<br />
vida humana” (The New Game of Human<br />
Life). Este nuevo puzzle recreaba ochenta<br />
y cuatro escenas grabadas sobre la vida<br />
de los hombres, desde su infancia hasta<br />
su edad más avanzada, y gozó de gran<br />
popularidad.<br />
Los rivales habían aumentado hacia 1812<br />
y por eso Wallis incorporó una etiqueta a<br />
sus puzzles declarando que él era el productor<br />
original de mapas a piezas y puzzles,<br />
ya que llevaba 30 años dedicándose a<br />
ese negocio. Posiblemente Wallis nunca vio<br />
o escuchó nada acerca de los mapas de<br />
Spilsbury, porque Spilsbury había muerto<br />
en 1769 y Wallis no produjo sus puzzles<br />
hasta 1785. Lamentablemente, los historiadores<br />
han asumido su patente y en muchas<br />
ocasiones se le considera inventor<br />
oficial del puzzle.<br />
Si bien los puzzles se hicieron realmente<br />
conocidos por su uso didáctico en la Inglaterra<br />
de la segunda mitad del XIX, con<br />
el tiempo se fue imponiendo su vertiente<br />
más ociosa. Los puzzles históricos y los<br />
relacionados con la literatura todavía se podían<br />
conseguir, pero se fueron imponiendo<br />
otros modelos, todos concebidos para<br />
los niños pero también como divertimento<br />
para adultos.<br />
A finales del siglo XIX, cuando Alemania<br />
y Austria llevaban cien años importando<br />
puzzles, algunas manufacturas comenzaron<br />
a realizar nuevos modelos más<br />
sofisticados: usaban una madera muy fina<br />
y encima pegaron papel. Una de las manufacturas<br />
más importantes en este campo<br />
fue la vienesa Trentsensky. Estaba especializada<br />
en todo tipo de juguetes y desde<br />
comienzos del siglo XIX dominaba el mercado<br />
del puzzle en Austria y el sur de Alemania.<br />
En Nuremberg, una ciudad de gran<br />
renombre por sus fábricas de juguetes, también<br />
había compañías dedicadas la producción<br />
de puzzles, pero no en gran número.<br />
La mayoría de los puzzles alemanes<br />
se destinaban a la exportación y, por ejem-<br />
plo, la mayoría de puzzles antiguos de Escandinavia<br />
provienen de manufacturas alemanas.<br />
Uno de los cambios que ayudaron a desarrollar<br />
la fabricación de puzzles fue la<br />
posibilidad de cortar varios puzzles a la vez,<br />
en vez de hacerlo individualmente a mano<br />
o mecánicamente. Una sierra de plantilla<br />
posibilitaba este nuevo avance, de ahí que<br />
en el mundo anglosajón sean conocidos<br />
como jigsaw puzzles.<br />
Los puzzles se fueron popularizando de<br />
tal manera que incluso en tiempos de la<br />
Gran Depresión americana la demanda de<br />
estos juegos se multiplicó enormemente:<br />
los millones de parados encontraron un<br />
entretenimiento para pasar sus horas. En la<br />
actualidad existen clubs para aficionados a<br />
los puzzles y por su variedad y su coste<br />
accesible se han vuelto un pasatiempo generalizado<br />
para niños, jóvenes y adultos. ///<br />
El puzzle más antiguo<br />
Fue el elaborado por el cartógrafo londinense John<br />
Spilsbury en 1760. Pegó uno de sus mapas a una<br />
tabla de madera y la cortó en piezas siguiendo la<br />
forma de los países. Quería introducir de una manera<br />
fácil y divertida la geografía en la educación.<br />
El puzzle más pequeño<br />
Aunque los criterios pueden variar (en función del<br />
tamaño total o del número de piezas), el puzzle<br />
considerado más pequeño es de madera, mide<br />
6,55 x 5,5 cm y se fabricó en Suecia. La empresa<br />
EDUCA fabricó el puzzle más pequeño de 1.000<br />
piezas: mide 46 x 30 cm.<br />
El puzzle más grande<br />
Según el libro Guiness de los récords, el puzzle<br />
más grande se montó en Francia hace algunos años.<br />
Medía 4.783 m2 y tenía 43.924 piezas.<br />
Montar puzzles aumenta aptitudes y habilidades<br />
Montar puzzles es uno de estos pasatiempos que permite desarrollar un área más de la que<br />
normalmente estamos acostumbrados a utilizar en edad temprana. Al practicar esta actividad,<br />
se utilizan ambos hemisferios (no sólo el izquierdo, como es habitual en los diestros).<br />
Así, montar puzzles ayuda a desarrollar el hemisferio derecho, con lo que aumentan aptitudes<br />
y habilidades sobre todo en los más pequeños. También influye esta actividad positivamente<br />
en capacidades como la motricidad, la lateralidad, la destreza, la creatividad, la socialización,<br />
el lenguaje, la afectividad y la autoestima.<br />
Los adultos también pueden beneficiarse de los puzzles: es una de las mejores y más accesibles<br />
actividades para mantener las facultades mentales y para evitar la pérdida de memoria,<br />
el Alzheimer y la demencia senil.<br />
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